C U A T R O | A R D I E N T E 🌂
«¿Como era posible que un hombre desconocido me hiciera sentir mucho más que ningún otro?»
Ava Delacroix.
La noche parecía ir bien, con bastantes personas de gala en la fiesta, charlando y escuchando música que un pinchadiscos estaba poniendo en un rincón del enorme piso.
Mientras, nuestra joven protagonista se dedicaba a pasear por todos los rincones, atendiendo a dichas personas, dejando que tomasen champán e, incluso, comida que iba trayendo para los invitados de la fiesta. En ningún momento volvió a hablar con el magnate, pero si podía verlo de reojo de vez en cuando.
Y vaya si le atraía lo que veía.
Desde su posición mientras seguía sujetando su bandeja, miraba a ese hombre de unos 29 años que hablaba animadamente con algunos invitados.
Con un increíble traje negro, camisa negra y sin corbata, tan solo unos botones sueltos como el otro día, le hacían ver mucho más atractivo todavía. Y que bien le quedaba el negro. O eso era lo que pensaba la joven Ava, que volvió a tocarse nerviosa la corbata que ella si llevaba.
Suspiró, notando ciertos calores por ciertos rincones mientras una canción nueva de Ariana Grande sonaba por el enorme lugar.
Tiger en ningún momento la miró a ella, o eso creía Ava. Ya que él mostraba cierto interés en ella justo cuando Ava estaba atendiendo a algún invitado, dejándole alguna copa para que tomase mientras volvía a su trabajo.
—Cada vez avanza mucho más la inteligencia artificial y los productos electrónicos están ganando más valor. Es un gran negocio para usted, Davenport —contestó un inversionista mientras tomaba otra copa, la cual se acabó en poco tiempo.
Pero al contrario, Tiger continuaba mirando a la joven Ava, su rostro angelical y bello, su cabello algo ondulado y ese cuerpo esbelto y perfecto que poseía. Hasta con aquel uniforme de camarera estaba perfecta y aquello hizo morder el labio con lujuria al magnate. Pero poseía el talento de observar y escuchar, haciendo ambas cosas a la vez, aunque su mente estaba en otra parte, admirando a aquella joven.
Al mirar al inversionista, dijo;
—El futuro es el avance tecnológico, no cabe duda. Pero la inteligencia artificial solo hará destruir puestos de trabajo en vez de ser una ayuda para el trabajador —contestó con sus manos en el bolsillo—. Hay muchos tipos de negocios que funcionan y que ganarán valor a futuro.
—Eres muchas cosas, Tiger. —Le tuteó. —Pero ambos sabemos que tu mente camina más rápido que nadie. Te has ganado un nombre gracias al software que creaste, a las inversiones que haces, a tu increíble empresa de tecnología... Intenta hacer que invierta en ti para que te hagas un nombre mucho más grande —respondió el hombre de unos 50 años.
Tiger, quien era mucho más alto, algo chulesco, se acercó a él sin mover sus manos de sus bolsillos y, sin titubeos, respondió;
—Sabes que no me hace falta que inviertan en mi empresa. Pero parece que tu estás suplicándome para invertir en ella porque ves grandes beneficios a futuro —murmuró con cierta sonrisa antes de concluir. —Solo no me hagas perder el tiempo, Weber.
Se alejó un poco, volviendo a mirar a los ojos a su nueva presa para sus futuros negocios y, al ver la sonrisa de su próximo inversionista, supo que había ganado la batalla.
—¿Donde estarán los camareros cuando se les necesita? Vaya servicio más nefasto el que nos han traído esta noche —habló molesto Weber, no agradándole en lo absoluto al joven que tenía a su lado.
Levantó la mano y cuando Ava consiguió mirar hacia el hombre, este levantó la copa vacía, mostrándole que quería otra más. La joven caminó recto hacia ellos, mientras que a Tiger no le gustaba en lo absoluto la manera de tratar al personal y menos a esa joven. Apretando la mandíbula y mirando a Weber, parecía que el negocio no se iba a cerrar.
—Creo que los trabajadores son nuestro arnés. Sin ellos, terminaríamos cayendo al vacío, Weber —contestó.
Y él lo miró, extrañado por lo que le estaba diciendo.
—Discúlpeme, señor —murmuró Ava, evitando mirar al magnate que estaba a escasos metros de ella.
La joven le extendió la bandeja de bebidas y este tomó una, para luego dejar su copa vacía sobre la bandeja, haciendo algo de fuerza y desestabilizando a la muchacha, que logró tener una gran agilidad para sujetar bien la bandeja y que esta no cayese.
Pero Tiger la ayudó a sujetar la bandeja y le mostró una sonrisa que hizo arder a la joven Ava, ya caliente por lo de antes con su corbata.
Mostrándole una dulce y tierna sonrisa, la joven se marchó hacia los demás invitados mientras que él se quedaba mirándola y jurando que era una de las mejores sonrisas que había visto en su jodida vida. Y fue ahí cuando se dirigió hacia Weber y le dijo;
—Búsquese a otra empresa en la cual invertir, Weber. En la mía no será bienvenido —catapultó, haciendo que el hombre lo mirase sin comprender nada.
—Pero...
—En mi empresa nos tomamos en serio la manera de tratar a nuestros trabajadores. Cuando los trates mejor, ya sabes donde encontrarme —concluyó, dándole la espalda para irse a hablar con 2 mujeres empresarias que habían a escasos metros de él.
Mientras, por el otro lado, Ava se dirigió hacia la barra, colocando la bandeja para quitar las copas vacías y dárselas al barman que había allí. Suspirando, volvió a colocar más copas y antes de retomar su trabajo, su mejor amiga volvió, observando delicadamente a cierto magnate.
—¿A que está bueno? —preguntó Grayson, siendo consciente de que su mejor amiga no le quitaba la vista de encima al hombre—. Como para chuparle absolutamente todo —dijo Grayson mirándolo mientras provocaba a Ava.
Pero ella, tan tímida como siempre, tomó su bandeja colocándola en la palma de su mano y luego se giró, mirando nuevamente, quizás por novena vez —aunque habían muchas más—, a ese hombre tan apuesto.
Esta vez, observó como Tiger estaba hablando con 2 mujeres, la cual una de ellas, la pelirroja, parecía muy amigable y cercana con él. Incluso tocándole el torso con cierto interés mientras que Tiger simplemente sonreía a la vez que hablaba animadamente. Sus manos en los bolsillos seguían ahí, pero incluso con aquel traje podía verse lo musculado que estaba tras ese traje tan elegante.
Negó mientras Grayson esperaba una respuesta.
—Tampoco es para tanto —murmuró Ava.
Grayson rió ante lo que le acababa de decir la muchacha y comentó;
—Si, claro. Mira como te sonrojas.
Ava la miró fugazmente para luego negar, suspirando por lo que le acababa de decir.
Pero tímidamente se tocó la mejilla, la cual le estaba ardiendo nada más imaginarse a ese hombre sin ropa por unos segundos. Y, sobre todo, sin esos pantalones...
Tuvo que desechar la imagen rápidamente antes de que tuviese que cambiarse de ropa interior.
Entonces, algo interesada y con ciertos celos extraños de ver a una mujer cerca de aquel hombre, hizo que Ava, por primera vez, se interesase de aquella manera por un hombre que no fuese de su edad. Tan solo había habido un joven el cual ella estaba interesada y ahora era su ex.
—¿Quien será esa pelirroja? —Ava tenía la ceja levantada, lo cual significaba que estaba algo celosa y que Grayson conocía bien.
Lo solía hacer cuando estaba enfadada o celosa y en ese momento, era algo evidente que estaba intrigada por ese magnate.
—Ni idea. Pero no creo que sea su pareja. Los periodistas siempre le están buscando novia, pero no creo que ese hombre se dedique a mostrarla de tener pareja —murmuró, pero al mirarla, concluyó. —O puede que sorprenda a todos.
Ava, sin poder dejar de mirar aquella escena, preguntó;
—Entonces, ¿no es su novia?
Grayson, divertida, la miró.
—¿Por que tan interesada?
Ava la miró rápidamente al darse cuenta de que estaba siendo bastante obvia que le atraía el magnate y negó rápidamente.
—Joder, ¿no puedo preguntar? Es solo interés —contestó algo molesta.
Lo cual fue peor, ya que hizo reír a su mejor amiga.
—Vale —alargó la palabra divertida la joven Grayson y siguió. —Continuo trabajando por aquí, nena. Vigila que tus bragas no se pierdan en el suelo.
Con aquella frase y haciendo que Ava la mirase con la palabra en la boca, la joven Grayson Reed se marchó hacia el lado opuesto al de su mejor amiga, dejando sola a la muchacha.
Negando, empezó a caminar, antes de que su jefe apareciera en su campo visual.
—Delacroix, quiero que repartas los mini dulces que preparó el cocinero —contestó mirando la bandeja llena bebida—. Déjale eso al barman, los invitados ya quieren los dulces. Y rápido, no me hagas esperar más.
Sin decir nada más, se marchó a charlar con los invitados mientras dejaba a Ava con la ceja levantada.
Negando, caminó hacia la barra dejando la bandeja y luego se metió en la cocina, ahora vacía sin ningún cocinero en ella.
Observando todos los dulces que había, empezó a colocarlos estratégicamente en una nueva bandeja hasta que quedase más o menos cubierto, como ya le habían dicho que tenía que llenarlos. Se pasó una mano por su mejilla al notar una mosca cerca de ella y luego descubrió que parte de su mano tenía algo de nata por los dulces.
Suspirando y cansada de estar ahí, tomó una servilleta y se limpió lo restante de su mano cuando escuchó unos pasos que se dirigieron hacia la muchacha. Y Ava, tan centrada en limpiarse la mano, creyendo que sería uno de los cocineros, decidió hablar sin mirar.
—El jefe quiere repartir ya los mini dulces. ¿Tienes más listos? —preguntó.
—Siempre —contestó una voz grave que hizo cerrar los ojos con fuerza a la joven Ava al saber de quien se trataba.
Lentamente fue girando su cabeza hacia el hombre que le había hablado y se quedó callada, al verlo. Tan elegante y guapo como ya empezaba a acostumbrarse a verlo. Y eso que apenas lo había visto en 2 días.
Tiger, con sus manos en los bolsillos, empezó a caminar hacia la muchacha con aquellos zapatos tan caros y elegantes para luego quedarse a la altura de ella, frente a la muchacha, mientras le sacaba una cabeza de altura. Ava, teniendo que estirar su cuello para poder mirarlo, carraspeó al ver que había vuelto a meter la pata. Pero el magnate parecía no importarle e, incluso, divertirle.
Dejando al menos un metro de cercanía, el magnate sacó una de sus grandes manos de su bolsillo y se echó el pelo hacia atrás. Pero aquello no la ayudó en lo absoluto a la muchacha, ya que observaba como los largos dedos del hombre se peinaba aquel pelo tan sedoso y oscuro que poseía. Estaba recién afeitado y le daba un toque más juvenil, aunque se notaba que estaba bastante cerca de los 30.
Ava carraspeó nuevamente al notar las mejillas más calientes que una estufa.
—Señor Davenport, ¿que hace aquí? Solo podemos acceder los trabajadores.
El joven magnate elevó la ceja para murmurarle;
—Vine a por un dulce —dijo con aquella voz y empezó a acercarse a ella lentamente.
Hasta que acabó con la distancia que había entre ellos, notando muy de cerca el cuerpo escultural de ese hombre. Teniendo la barra de la cocina en la espalda de la joven Ava, no tenía ni una escapatoria y aquello era lo que la estaba dejando excitada, el tener tan cerca a ese hombre que le quitaría toda esa ropa tan elegante y lo tumbaría en la primera cama que encontrase.
El joven alargó su mano libre para acercarse a Ava, inclinándose un poco, para luego tomar uno de los dulces que Ava había colocado en la bandeja que estaba tras ella.
Sin duda, se podía respirar sexo en el aire entre ambos, ya que lo estaban desprendiendo.
La muchacha, teniendo que observar hacia otro lado que no fuesen en los labios de ese joven, empezó a respirar costosamente hasta que Tiger se metió el mini dulce en la boca, masticándolo lentamente y escuchando un gemido de fondo de la garganta del magnate, disfrutando de aquel dulce.
Peor para la muchacha, ya que la estaba poniendo excitada por esa simpleza y sin apenas tocarla.
Cuando se tragó el delicioso dulce, murmuró;
—Para saborear un dulce, es mejor tomárselo con calma, señorita Delacroix. —La analizó desde esa cercanía, cuando descubrió una pequeña mancha de nata en la mejilla de la muchacha—. ¿No cree?
—Ajá... —murmuró con un hilo de voz, ya perdida totalmente en los labios de ese hombre.
—¿Me deja limpiarla?
"Lo que quieras limpiarme" —susurró en su mente, hasta que volvió a repasar la pregunta de él en su mente.
Ava, asombrada por lo que acababa de escuchar, tuvo que tragar costosamente saliva mientras empezaba a notar las bragas húmedas por culpa de ese hombre.
Apretándose las piernas para evitar notar esa humedad, murmuró;
—¿Per... Perdona?
Él señaló para sí mismo en la mejilla.
—Tiene crema en el rostro.
—Ah... Claro.
Él levantó su mano, colocando aquellos largos dedos en la mejilla izquierda de la muchacha y pasar, muy lentamente, el dedo corazón de él. Tan rápido como lo hizo, ambos instantáneamente, sintieron una electricidad en sus cuerpos que los hicieron arder. La química era evidente, se respiraba en el ambiente y no ayudaba en nada a que Tiger estuviese muy cerca de ella, porque hasta él estaba empezando a notarse excitado de tenerla tan cerca.
Y eso que ni se conocían, pero el deseo de lo desconocido estaba ahí, era evidente.
Su dedo largo, caliente frente a la mejilla de la muchacha, la pasó sobre aquella mancha de nata, limpiándola aquel sabor dulce y blanco para luego pasar su dedo delante de ella y meterse el dedo corazón en la boca. Chupó lentamente sin dejar de mirarla a los ojos, consiguiendo que la muchacha empezara a tener pensamientos sexuales de ese hombre y esa boca.
Tuvo que quitárselos de encima nada más pensar en ello.
Cuando el magnate acabó, murmuró;
—Deliciosa.
Ava, negando y perdida por los labios de ese joven, se giró, dándole la espalda a Tiger para tomar la bandeja llena de dulces y empezar a caminar dirección al salón, donde estaban todos los invitados de aquel edificio.
—Debo irme, señor Davenport.
—Tiger.
Ava se giró para mirarlo mientras él se acercaba a ella con aquella elegancia.
—Llámame Tiger. Señor me hace parecer un hombre muy mayor.
Le mostró una de sus mejores para luego esperar a que ella saliera primero de la cocina y él seguirla.
—Nos vemos, Ava. —La tuteó nuevamente, para luego perderse de vista y continuar con sus negocios.
La joven, con las mejillas ardientes, tuvo que volver a respirar al notar que lo había dejado de hacer en ese rato que había visto el dedo de ese hombre meterse en la boca. Y era una imagen que no iba a retirar mientras lo veía marcharse, con aquella espalda bien definida por el deporte.
—¿Qué te traes con ese magnate buenorro? —La voz de Grayson apareció de la nada, a su lado.
Tan rápido como la escuchó, ella negó.
—Nada. Yo no me traigo nada. —Se apresuró en contestar.
Grayson, divertida, mostró todos sus dientes para decirle;
—Pues sea lo que sea has salido caliente de ahí.
Y Ava no dejaba de pensar en aquella escena y en lo mucho que parecía que Tiger Davenport le gustaba provocarla, solos en aquella cocina y con aquella química que parecían tener.
🌂
El lunes por la mañana parecía de todo menos tranquilo en aquella academia de danza. La cual ahora mismo era un gallinero de estudiantes quejándose a la profesora, la cual simplemente estaba leyendo tranquilamente el guión sujetando sus gafas de cerca, a la vez que escuchaba a sus alumnos lloriquear por sus papeles.
—No puede ser que Ava vaya a ser Bella. ¿La has visto? No sabe hablar en público y parece una mosquita muerta —respondió Natalia, quien parecía tenerla entre ceja y ceja a la joven Ava después de acostarse con Drake mientras este salía con nuestra protagonista.
Pero aquello ya era pasado y Ava no quería saber nada de ambas personas.
—¿Ryder Shaw como Bestia? ¿Es en serio, profesora? —Cuestionó Drake, señalando al joven de cabello rubio y ojos azules que miraba la escena bastante serio, sabiendo lo que iba a decir el idiota de clase—. Es gay. Él debería interpretar a Lefou o alguien así, no a Bestia.
Ava arrugó su frente mientras escuchaba aquellas barbaridades.
2 estudiantes se sumaron cuando Grayson se acercó a la muchacha y le murmuró;
—¿No saben que la actuación consiste en hacer un papel que es todo lo contrario a la persona en cuestión? Idiotas...
Mientras, el joven Ryder observaba la escena de brazos cruzados, ya con las mejillas rojas de los nervios de lo duro que se le hacía esa clase. Sus otros compañeros de otras aulas no se llevaban así, eran hasta casi como un equipo juntos. Pero su clase era la más revoltosa de todas y estaban en su último año. Ya empezaba a plantearse si hacer ese papel o pedirle a su profesora que lo cambiase por otro.
Pero la señora Bonnet tenía otros planes muy distintos.
Al escuchar todas las quejas de que algunos no querían aquel papel u otro, la profesora se quitó las gafas, le entregó el folio que estaba leyendo a su compañera coreógrafa Giselle Mallet y dio un fuerte puñetazo a la mesa.
El silencio se hizo en aquella aula de baile, donde solo existía la mesa de la profesora y habían barras para manejar mejor el equilibrio para el baile.
Los enormes ventanales del lugar trasmitían mucha más luz natural, haciendo que se trasparentase en los enormes espejos que había por toda la clase. Y 2 columnas, los cuales estaban apoyadas Ava y Grayson en una de ellas, mientras que en la otra se encontraba a un solitario Ryder escuchando todo lo que estaba diciendo Drake y 2 alumnos más de él.
La profesora Bonnet se levantó de la mesa, caminando alrededor de sus alumnos para luego colocarse en medio del aula, de espaldas a los espejos. Con sus manos entrelazadas, dijo;
—Señor Mills, ¿usted cree que haría un mejor papel de Bestia que el señor Shaw?
—Por supuesto —contestó chulesco Drake.
La señora Bonnet sonrió, caminando hacia él y respondió ya cerca del joven;
—Por eso mismo te elegí como Gastón, señor Mills. Por mucho que lloriquees y vengas a quejarte de un alumno, no vas a conseguir nada —contestó la señora—. Y señorita Moon, ¿cree que por tener menos pechos y tener menos timidez te hará ser una mejor Bella? —Se dirigió hacia la joven Natalia, quien no le contestó a la pregunta.
Ava observó a la profesora Bonnet mientras esta se encontraba mirando a todos sus alumnos en aquella mañana de lunes, el cual estaban perdiendo tiempo para empezar a ensayar para la función que tendría lugar a finales de mayo.
Muchos de los alumnos no hablaban, estaban callados, porque era el papel que les había tocado y no los iban a cambiar. Porque en la realidad es que sufrirían muchos rechazos por parte de otras obras y debían aceptar la realidad. Pero otros como Drake o Natalia no pensaban lo mismo. Creían que por llorar y quejarse iban a conseguir lo que querían.
Con la señora Bonnet no lo iban a conseguir.
—¡Escuchen todos! Estamos aquí para aprender a bailar, aceptar los rechazos, superar el miedo escénico y salir de la zona de confort —respondió tajante—. La señorita Delacroix hará de Bella, porque mostró una enorme habilidad para ello y sé que hará un gran trabajo. Mientras que el señor Shaw será Bestia, porque lo que haga en su vida privada no me incumbe ni a mi, ni a ustedes. Estamos aquí para actuar, para ser otra persona que no somos, no para hacer el mismo papel que tenemos en la vida real.
La profesora Bonnet observó a Drake, cansada de tantas boberías de dicho alumno, el cual siempre había tomado el papel protagonista y ahora era todo lo contrario.
Metiéndose las manos en los bolsillos de su pantalón, la señora Bonnet concluyó;
—Ryder se ganó ese papel de Bestia y nada de lo que decidimos la señora Mallet y yo lo vamos a cambiar. Te guste o no, señor Mills.
Concluyendo en ello, dio varias palmadas, haciendo eco en la clase de danza y todos se pusieron en el centro, atendiendo a la profesora.
—Vamos a comenzar la clase y las quejas se quedan fuera de aquí. Como alguien vuelva a quejarse en mi clase, harán de árbol en toda la función. —Ningún alumno dijo nada al escuchar aquello de la profesora—. Ava y Ryder, vengan al centro de la clase.
Ambos alumnos, acercándose a la profesora, se miraron por un instante y, acercándose la profesora en medio de ambos, murmuró;
—Vais a tener que mostrar química al público. Olvídense de la vergüenza y de todo lo demás. quiero que derrochéis esa química que tienen Bella y Bestia. —La profesora sonrió al verlos algo inquietos a ambos alumnos—. No se preocupen, les ayudaremos a conseguirlo.
—Venga, vamos a empezar la clase con algunos pasos sencillos para el principio —dijo la coreógrafa.
La mujer, más joven que la profesora Bonnet, se puso frente a todos y, iniciando ella misma el baile, empezó a decir números y pasos en voz alta, mientras bailaba frente a ellos, hasta que acabó tras varios pasos.
—Esto será el inicio de la obra antes de empezar la historia —contestó Giselle.
Durante la clase, estuvieron manejándose, bailando, ensayando todo lo que era necesario para llevar mejor la obra que tendrían que ensayar durante los próximos 5 meses que quedaban de curso. Nerviosa, Ava no sabía como tener química con su compañero de clase. No era algo que había tenido que hacer, ya que siempre le tocaba de bailarina secundaria. Eso era distinto, tener que manejarse en el escenario y bailar con alguien. Pero sabía que debía hacerlo para futuras funciones y trabajos.
Ryder pensaba igual que ella.
Por eso mismo, al acabar la clase, Ryder se acercó a la joven Ava y le dijo;
—Ava, espera.
La joven, colocándose su mochila a un lado de su hombro, se giró para mirarlo.
—Ryder, ¿ocurre algo?
El muchacho, algo más alto que ella, aunque no tanto, nervioso, preguntó;
—¿Te será algún problema que yo sea Bestia?
Ava, arrugando su frente por aquella pregunta, negó y le contestó;
—No, ¿por qué?
—Todos se quejan de ello. No quiero que te sientas incómoda conmigo y más si debemos tener química en el escenario.
Ava, parándose en medio del pasillo lleno de estudiantes, dispuesta a irse a su siguiente clase, miró a Ryder, un joven de su edad y que parecía estar igual de inseguro como ella. Quizás por lo que dirían los demás, porque tampoco estaba acostumbrado a ser protagonista de nada y aquello era casi tan nuevo para él como para la joven Ava.
—Ryder, mi problema es el miedo escénico. Ya lo dijo la señora Bonnet... Y estoy muy segura que vamos a conseguir esa química que quiere la profesora para poder sacar la función adelante —respondió tranquilamente, viendo que el joven no se sentía juzgado por ella—. Y no puede haber mejor Bestia que tu, Ryder. Vas a ser un papel increíble en la obra, de eso estoy más que segura... Aunque no creo que yo vaya a dar la talla que pide la profesora...
—Estoy seguro que vamos a trabajar juntos en todo eso —contestó más tranquilo Ryder, mostrándole una sonrisa a la joven Ava.
Ella, asintiendo, se marchó a su próxima clase mientras Drake parecía desear ser Bestia para poder volver a meterle mano a su ex, ya que parecía cansarse de estar con Natalia. Pero Ava no iba a volver con él, por mucho que se lo suplicase y más siendo el idiota que él era y había sido con ella.
Y más ahora que Ava solo tenía pensamientos con cierto magnate y más después de lo que sucedió en la cocina de aquella fiesta.
***
Aquí tenéis un nuevo e interesante capítulo de LMDM ;).
¿Que les ha parecido?
¿Que piensan de nuestro magnate?
¿Les está gustando?
¿Lo que ocurrió en la cocina con los pasteles?
¿Ya queréis leer más?
¿Y lo que sucedió en la obra de teatro?
Nos leemos el miércoles :3
Patri García
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro