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Parte 9

Gracias por leerle de verdad, no puedo creer que ya llegue a las 100 leidas :D !!!

Yo se que son pocas pero para mi es muy importante, créanme, es como un logro más para mí. Espero que disfruten este capítulo, creo que ya lo mencione pero esta novela la escribí ya hace dos años así que si se lee un poco cursi y tonta, disculpen, ya para los capítulos finales irá mejorando, es que le me leo y digo ¿Cómo pude escribir algo así? hahahah

En fin, gracias.


Estoy preparando un frapuchino para la mesa nueve, mi turno apenas ha comenzando y ya tengo trabajo de sobra que me distraerá, Christina se acerca para hacerme compañía, ella también acaba de comenzar su turno, comienza a burlarse de ella misma cuando apenas trato de preparar un frapuchino la primera vez, derramo todo el hielo y tuvieron que limpiar más de tres personas para poder retirar el agua que inundo la mayor parte del establecimiento.

Por lo que veo ella tiene más práctica que yo, veo como bate con facilidad el hielo, mezcla helado y chispas de chocolate, menea la crema y decora con una cereza. Yo apenas puedo encontrar los ingredientes.

—No te preocupes Felicity, no estás sola, te enseñare –me dice.

Le agradezco con una sonrisa.

—Te lo agradezco, no pienso rendirme.

Lena se acerca con su peculiar movimiento de trasero y cadera, tratando de dejar una impresión al caminar, sabe que la mayoría de nuestros clientes son hombres así que no pierde la esperanza de conseguirse alguien importante. Me hace un lado con el brazo y va a la máquina de batidos, se echa el cabello rubio para atrás y le sonríe a una mesa que esta llena de hombres, cuento, son cinco y la mayoría de ellos en trajes de oficina. Si que no pierde esperanza.

—Espero que sepas utilizar la máquina Lena, tengo entendido que a los cabellos rubios se les da por encajarse en las filosas cuchillas. –bromea Christina sin compasión.

Lena la mira malhumorada, menea su trasero y sale con cinco frapuchinos en mano, vemos como llega a la mesa de los hombres y se les insinúa inclinándose para dejar al descubierto sus pechos.

Bufo y sigo preparando lo que me falta, cuando tengo todo listo me voy hacia las mesas y dejo los pedidos, corro de un lado a otro como siempre y termino con tanta energía que beber café para recuperarme solo me deja más despierta. De vez en cuando hecho una mirada a la mesa de James, la que comúnmente siempre ocupa, esta vacía, no me extraña, después de cómo lo trate ayer debe estar herido y por supuesto enojado, bueno al menos si deja de venir será como si nunca nos hubiéramos encontrado.

Lena regresa al aparador, vuelve a preparar café y entonces me da un golpe en el hombro.

—¿Qué tal ese? Mesa seis –susurra, veo que le brillan los ojos.

Esa es la mesa de James, rápidamente pego mis ojos hacia allá y me encuentro a un chico de cabello café claro con abrigo, esta sentado leyendo un libro, lo examino, no es James, él chico es un poco más pequeño. ¿Quién es este tipo?

Me quedo boquiabierta, repentinamente siento una cólera, nadie ocupa es el lugar más que James, aunque pensándolo bien, ya no tiene dueño.

—¿Quién es? –susurré.

—No tengo ni idea pero es mío, es hora de llamar su atención. –veo como se levanta los pechos para dejarlos casi a la vista y camina con rapidez hacia allá.

Veo como Lena llega hasta la mesa, se le insinúa como siempre y el chico le sonríe cortésmente, Lena le ofrece el menú pero él niega, le susurra algo y parece que le dice "gracias" al final. Ella regresa echando humo, me mira a mí con los ojos hundidos en rabia.

—Esta buscándote.

La sangre me baja toda de inesperadamente hasta la punta de los pies, me quedo parada como una autentica estatua y parpadeo lentamente ¿Qué quiere y quien demonios es? ¿Cómo me conoce? Miro alarmada a Lena que tiene una cara de reproche.

—¿Cómo que buscándome? ¿Quién carajos es ese tipo? Debiste preguntarle.

Pone los ojos en blanco y alza las manos como si ella no tuviera culpa alguna.

—Yo no lo sé Felicity, no soy tu secretaria, no sé por qué motivo esta buscándote y deberías preguntarle para saberlo –tuerce la boca.

Miro hacia la mesa seis, el tipo esta entretenido leyendo el libro, estoy segura de si no voy hacia allá pensará que aun no he llegado al trabajo y yo podré pasar a su lado sin ningún problema.

—¿Sabe que estoy aquí? –pregunto con desesperación.

Asiente.

—Sí, me dijo que te llamará, me supongo que eso significa que sabe que estás aquí.

¡Demonios! Estoy perdida, no podré escapar, sabe que estoy aquí y que tal vez me estoy ocultando, bien, perfecto, un hombre desconocido pregunta por mí como si me conociera y sin duda sabe que trabajo aquí asi que no podré escapar. Armo valor, tomo mi bandeja para escudarme si es que trata de herirme, aunque lo dudo, hay mucha gente aquí asi que no puede arriesgarse demasiado, camino con cautela, tiene los ojos clavados en el libro así que me da tiempo de mirarlo cuando me acerco, tiene vello en el rostro, no se ha afeitado, nariz puntiaguda y grandes ojos, me gustaría saber de que color son.

Carraspeo cuando estoy parada frente a él, levanta la vista, sus ojos son color café chocolate, me sonríe y deja su libro a un lado. Parece realmente inofensivo, bueno las apariencias engañan.

—¿Felicity Hunter? –me pregunta con emoción. De verdad quería conocerme.

Lo miro, asiento lentamente y trato de sonreír, mis labios tiemblan y torpemente trato de parecer amable.

—Así es ¿Y Tú eres...? –alzo una ceja.

Ríe, se levanta y me ofrece la mano, vacilo y la tomo con torpeza.

—Me llamo Harry, Harry Lewis, al fin se me ha dado la oportunidad de conocerte, Felicity.

¿Harry? Memorizo alguna persona que conozca con ese nombre, algún recuerdo vago pero nada, nunca he visto a este tipo ni conozco su nombre ¿De dónde viene?

Me ofrece la silla que esta frente a la suya, vuelvo a vacilar, estoy trabajando y no puedo sentarme a tomar el café alegremente. Se da cuenta y se disculpa.

—¡Oh cierto! Es tu hora de trabajo, cuanto lo siento ¿Me podrías decir si podemos hablar más tarde?

Carajo ¿Qué trata de hacer conmigo? Miro de nuevo comprobando su inocencia, no debería confiarme tanto, voy corriendo verificando mi hora de descanso, es en diez minutos, el tipo tiene suerte, regreso y se lo informo.

—Puedo esperar –afirma con otra sonrisita.

Regreso al trabajo, unos cuantos pedidos más y estoy en mi hora de descanso, antes de regresar con el tipo trato de asegurar que estaré armada, guardo un tenedor debajo de mi blusa si trata de atacarme a pesar de que el lugar este lleno de personas, camino otra vez hacia su mesa y me siento en la silla vacía. Me recibe con otra sonrisa tonta y espero a que hable.

—Te debo parecer un extraño y entiendo, estudio en la misma universidad que la tuya, no me has visto porque estudio en la carrera de artes plásticas.

Como James. Sigo observándolo, sin hablar.

—Y soy compañero y mejor amigo de James. –concluye con aplomo.

James...Santo dios ¿Qué le ha pasado? ¿Por qué esta aquí? ¿Estará ocupando su lugar? Mierda, mierda, tal vez si debí encontrarme con él ayer, dios ¿Por qué soy tan estúpida e impulsiva? Este chico viene a decirme algo acerca de James porque tal vez no puede decírselo en persona.

Casi me levanto de la silla, mantengo la calma, tal vez no debe ser eso, eso es lo que realmente espero.

—¿Qué le ocurre a James? –replico con ansiedad, necesito saber si al menos no esta mal como creo.

Vuelve a reír, niega y trata de relajarme, mi cuerpo se ha tensado y apenas puedo lograr mover la cabeza.

—No le ocurre nada a James, bueno no físicamente –aclara, se pone serio de nuevo –Esta algo preocupado.

¿Preocupado? Recuerdo la última conversación que tuvimos, la única persona que lo ha tenido comiéndolo de las uñas soy yo y no le di buena impresión cuando lo mande al demonio aquella vez por el teléfono, quizá no fue la mejor forma de pedirle que se alejara.

Bajo la mirada, soy la única culpable de su estado.

—Debe ser por mi ¿Verdad?

—Si Felicity, esta preocupado por ti y por lo que sé lo mandaste al demonio ayer por teléfono ¿Puedo saber por qué?

Me aprieto los labios con fuerza, nadie excepto yo y claro Beth lo saben. Trago saliva con fuerza.

—Me temo que no, Harry.

—Mira, no te obligare a decírmelo pero te digo esto porque James es como un hermano para mí, no me gusta verlo sufrir de esa forma ¿Sabes que hace pintura y todo eso, no?

—Sí.

—Pues te diré que no ha pintando otra cosa que no sea sobre ti, los has inspirado y ayer realmente pareció no estar realmente conectado con lo que le gusta, fue como si tomara una pausa de lo que verdad ama hacer, si no estás con él, no tiene motivo para hacerlo.

Parpadeo confundida ¿Esta diciéndome que soy la musa de James? Esto es una locura, nunca me he visto como una inspiración, ni mucho menos para plasmarla en pintura, es increíble. Apenas logro procesarlo.

—Espera, estoy algo confundida ¿James pintándome a mí? Nunca creí que esto podría pasar ¿Por qué no me lo dijo? No me ha enseñado nada.

—Felicity, eso es uno de sus secretos.

—¿Sus secretos? –insinué.

Se aclara, la garganta, se levanta y se acomoda el abrigo, me quedo acomplejada cuando lo veo a punto de irse.

—Habla con él, necesitan charlar un largo rato.

Me levanto también y lo detengo.

—Espera ¿Por qué nunca me ha hablado de ti? ¿Y que es lo que tengo que discutir con él? Le dije que no quería que estuviera a mi lado ayer, creí que lo había entendido.

—¿Qué no estuviera a tu lado? –frunce el entrecejo —¿Se lo dijiste como algo definitivo?

—Algo así –desvió la mirada.

Gruñe y ladea la cabeza.

—Eso creí cuando lo vi deprimido, creo que después de lo que hizo por ti el viernes deberías al menos darle las gracias Felicity, no es cortés dejar a las personas sin una explicación –replica con tono arrogante.

—Eso pensé, lo siento.

Maldice una vez más y pasa a un lado mío, lo vuelvo a detener cuando le tomo del codo.

—Espera, ¿Él me odia? ¿Crees que quiera verme?

Me clava la mirada, me quedo congelada.

—No creo que tenga un sentimiento de odio hacia ti, Felicity, no se cómo lo has logrado pero James ha cambiado y no lo digo porque no lo prefiera ahora, él ha vuelto a ser como es y muchos de los que lo rodeamos jamás creímos que algo así pudiera ocurrir.

—¿Me ama?

—Más de lo que puedas creer y si tienes un motivo para alejarlo de ti estoy seguro de que no le importaría, él ya tiene un problema bastante mayor que confió que te diga algún día. –se acomoda las solapas del abrigo y se despide. –Que tengas una buena tarde, Felicity.

Veo como sale por la puerta principal hacia el frío casi invernal de afuera, me ha dejado como la bruja del cuento, James esta deprimido por mi culpa y lo estoy haciendo sufrir, algo que deseaba evitar. Que bien Felicity, lo has logrado, su mejor, amigo y tal vez su familia te odie por hacerlo pasar esto ¿No ves que solo trato de ser bueno para ti? Que estúpida. mi consciencia tiene razón, no puedo ser más estúpida, James solo quiere estar a mi lado y me lo ha demostrado tan intensamente que solo logré estropearlo todo, soy mala en todo lo que hago, una verdadera idiota y ahora estoy pagándolo con sentirme despiadada y marchita, espero tener otra oportunidad de hablar con James y que tenga ganas de escucharme, estaré dispuesta a decírselo todo si eso me hace sentir sincera y dispuesta a hacerlo feliz.

Cuando regreso al aparador Lena y Christina me observan, siento sus miradas en mi cuerpo.

—¿Y quién era? –me pregunta Lena en tono casual.

Sigo preparando cafés y frapuchinos para la mesa cuatro, le contesto sin mirarla.

—Nadie en realidad.

Escucho como Christina le da un golpe a Lena en el brazo.

—Deja de preguntar cosas personales rubiecita, es mejor que sigamos trabajando.

Lena gime por el golpe.

—Mira Christina, él hecho de que sigas soltera es problema tuyo, envidarme no te hará igual que yo.

Christina ríe.

—No creo, ser como tú es ser una solterona igual que yo, asi que no tenemos mucha diferencia.

Lena bufa y se va a zancadas a llevar dos cafés, le agradezco a Christina con los ojos bien abiertos, quitarme a esa tipa de encima me da un gran alivio.

—Te debo una, Christina –añadí.

Me sonríe como siempre, tan amistosa.

—No hay porque Felicity, también me cae mal. –me guiñe en ojo

Salgo del trabajo, esta oscuro y por supuesto lloviendo y todo esta oscuro, a excepción de los autos que pasan por el callejón, me abrigo bien en mi chamarra y camino por la calle, rápidamente saco mi paraguas de mano y en ese momento siento vibran el bolsillo trasero de mi pantalón, saco a como puedo el celular y me lo pongo sobre el oído derecho.

—¿Hola?

—¿Felicity?

Me quedo parada frente a un chorro de agua, el paraguas logra cubrirme pero aun así siento caer gotitas sobre mis hombros. Me quedo atentamente escuchando su respiración.

—James –jadeo.

—¿Te molesta que llame?

—No, no, claro que no –me muerdo la lengua, estoy a punto de tartamudear como una estúpida —¿A que se debe tu llamada?

Se lo pregunto porque realmente perdí esperanza de volver a escuchar su voz, después de cómo lo trate dudaba en que tuviera sentimientos de llamarme de nuevo.

Vacila.

—Ningún motivo en especial, solo quería escuchar tu voz. ¿Ya has salido de tu trabajo?

—Sí...Acabo de salir.

—¿Te molesto si te recojo?

—James –digo su nombre con firmeza –Necesitamos hablar, por ahora solo quiero llegar a casa ¿Nos podríamos ver?

Escucho su silencio y luego que se detiene al hablar.

—¿Podemos? –pregunté.

Me siento aliviada cuando lo escucho suspirar.

—Siempre cuando tú quieras, Felicity.

—¿Por qué mejor no decides la fecha? Yo respetaré tu decisión, además creo que merezco tu desdén–susurro con desánimo.

—¿Merecer mi desdén? Felicity, por dios –su voz se vuelve cálida –No te tengo resentimiento alguno por nada, respeto que hayas pasado un mal momento cuando te llame ayer pero ¿Odiarte? No tengo motivo alguno.

Lo tendrás cuando sepas mi oscuro secreto James, estaré dispuesta a decírtelo para que te des cuenta de todo, no quiero seguir lastimándote, no te alejare de mí por mi propia cuenta, será tu decisión quedarte conmigo si es lo que quieres.

Camino por las calles mojadas, las gotas de la lluvia para mi impresión se vuelven más pesadas, quiero sentirme liberada de una vez por todas, dejar de callar, así nunca sabré si podré tenerlo.

—Espero que tu decisión sea definitiva, porque mis motivos o más bien motivo puede ser algo alarmante.

—No entiendo, Felicity ¿Cuál decisión? Nunca he tenido intención de hacerte a un lado, ni mucho menos alejarme, no creo poder tener la fuerza suficiente en mi débil cuerpo para hacerlo, solo si logras matarme.

—En verdad necesito verte –afirmo con voz ronca.

—Estaré ahí cuando menos te lo esperes Felicity, quiero ser una sorpresa.

—Mi sorpresa –corrijo, no puedo evitar sonreír.

Ríe con regocijo, el sonido de su voz me acaricia e tímpano como una pluma suave y delicada, me aferro fuerte de un poste para no empezar a fantasear.

—Lo fui una vez ¿Recuerdas?

Si, la primera vez que nos encontramos en la cafetería fue una verdadera sorpresa, la mejor que he recibido, suelto una carcajada.

—No se puede olvidar algo tan magnífico.

—Espero que eso lo mantengas escrito en tu diario, a propósito ya debe conocer más de tu vida que yo ¿Cierto?

Rió esta vez más fuerte.

—Sí, aunque tienes la fortuna de que siempre le mencione sobre ti, debo tenerlo muy abrumado.

Su musical risa me hace temblar de las rodillas, estuve a punto de caer sobre una alcantarilla abierta, esta lluvia, la oscuridad y su voz no me ayudan mucho en la concentración.

—Espero que sean buenas referencias.

—Yo diría más que buenas –acepto, me ruborizo al instante.

Nos reímos juntos, la lluvia se hace más fuerte y apenas logro escucharlo, tengo que detenerme bajo techo, así que me quedo parada sobre un tejado de un restaurante, hay una pequeña bombilla que me ilumina entre la calle oscura.

—Que estupenda noticia, tengo que confirmarla, me gustaría ser el primero quien tenga el privilegio de leer una de tus novelas, estoy seguro de que eres muy buena.

—Pero, todavía no escribo una, he escrito como todos detrás de una hoja de papel, pero no es algo muy brillante.

—Ser brillante no lo es todo en la vida Felicity, solo necesitas de ti misma para triunfar, con eso es más que suficiente para darme cuenta que no necesitas de nadie más.

—Excepto de mí.

—Correcto.

Sonrió bajo la luz de la bombilla, me doy cuenta que la calle esta quedándose desierta, necesito conseguir un taxi antes de que me quede aquí esperando por uno, no quiero colgar, quiero seguir hablando con él y escuchar su voz, nunca me cansarse de oír cada una de sus palabras, de su risa, me volvería adicta al teléfono con sus llamadas si no tuviera la necesidad de colgar.

—Necesito colgar, Beth se preocupara si no llego, se ha puesto un poco paranoica después de lo que paso en el restaurant.

La voz se le endurece y parece tener un desagrado recuerdo cuando menciono aquella noche.

—La entiendo, Beth hace bien en vigilarte, la calle no es segura y menos a esta hora ¿Segura que no quieres que te recoja?

—Segura, lo mejor es que hablemos en privado y en calma, en fin tengo que colgar. Nos vemos James, espero tu visita en cualquier lugar y en cualquier momento donde quieras hablar conmigo.

—Espero no ser inoportuno para entonces.

—No lo creo. Nos vemos, James.

Suspira una vez más, estoy a punto de derretirme junto con el agua recorriendo mis pies, no puede ser más sexy.

—Nos vemos, Felicity.

Meto el teléfono en mi bolsillo y le hago seña a un taxi, cuando se detiene guardo mi paraguas y me sacudo el cabello, no estoy nada lejos del departamento así que no será necesario llamar a Beth para que se tranquilice, solo espero que no este preguntado por mí a todo mundo, me muerdo los labios con ansiedad, dios mío James acaba de llamarme a mi teléfono, deseo tanto que vuelve a hacerlo, no quiero tener más que su voz para mí, es tan exquisito, tan deseable, dios hasta su voz podría ser su arma más erótica si se lo propone. El chofer se estaciona en el estacionamiento, le pago y vuelvo a abrir el paraguas, casi corro para no perder más tiempo, necesito llegar y decirle a Beth todo lo que tengo planeado, le diré todo a James creo que siempre tuvo razón, no soportaría yo misma el dolor si lo lastimo, será algo que a los dos nos mataría y Harry me ha abierto los ojos, si de verdad puedo interesarle a James como su mejor amigo me asegura, no tengo nada que perder.

Cuando abro la puerta me encuentro a Beth cocinando la cena, tiene preparado unas albóndigas en sala de tomate y pollo, impaciente le cuento lo de la llegada de Harry a la cafetería, le digo todo lo que ha dicho y también la llamada de James al salir, como si no fuera de esperarse me agobia completamente con su "te lo dije, Felicity"

Me como una albóndiga y no dejo de escuchar sus reproches.

—Tarde o temprano algo tenía que pasar para que te dieras cuenta, si es que no te mataba tú desesperación por verlo juro que saldrías y le contarías la verdad.

—Temo que es cierto, maldita sea no puedo vivir sin él, ya te lo he dicho.

—¿Lo amas?

Asiento.

—¿Tanto como para fantasear con él todas las noches?

La miro con un gesto en la boca pero termino por decirle que sí, me consuela con unas palmaditas en el hombro.

—Vaya Felicity, alguien que te hace sentir excitada por las noches es alguien bastante especial.

Mi rostro se hace una mueca grande y agito la cabeza borrando todo lo que me dicho, es bastante explicita.

—¿Lo dices porque exactamente? –le exijo contestar.

Se encoje de hombros.

—Porque estoy segura de que es la primera persona que te ha hecho sentir de esa forma, además la verdad no podemos dejar a un lado que es bastante atractivo y cambiando de tema ¿Cómo carajos nos enteramos ahora que James tiene un mejor amigo? Ni siquiera Emily me lo ha dicho.

—No lo sé tendré que preguntárselo a James cuando hablemos, yo también muero por saber.

—Y ¿Es atractivo?

Pongo los ojos en blanco, olvidaba que estaba charlando con la magnífica Beth, rió y como más albóndigas.

—Sí bueno, eso creyeron mis compañeras de trabajo cuando lo vieron pero yo realmente no le preste atención.

Sonríe con un gran brillo en el rostro y bebe coca cola, estoy descifrando esa mirada, esta tratando de planear algo con Harry, tengo la fortuna de que aun no lo conozca, se le echaría encima al pobre chico.

—Beth, mantén la calma, puede que tenga novia.

Bufa y me saca la lengua.

—No arruines mi fantasía ahora Felicity, estoy viviendo mi propio cuento de hadas como tú.

Río de forma sarcástica, primera vez que Beth me hace reír con sus tonterías.

—¿Cuento de hadas? –Lloro de la gracia que me produce –Veamos cómo termina todo esto y hablaremos de los términos literarios más tarde.

—Sigue engañándote amiga. –responde poniendo los ojos en blanco.

Seguimos cenando sin interrupciones, para dejarnos de estupideces encendemos la televisión, nos entretenemos viendo una película, nos vamos a dormir cuanto se termina, me pongo como siempre cualquier cosa para dormir y escribo una vez más en el diario.

4 de octubre 2012

James:

Estoy decidida a decirte toda la verdad, no quiero seguir engañándome, no quiero que te alejes de mi lado, quiero terminar una vida junto contigo y si tengo que corres riegos los tomare sin culpa, solo espero seguir conservando ese amor que tienes por mí porque si lo pierdo no tendré nada porque retomar mi felicidad. Te amo James, deseo tanto que de verdad puedas vivir conmigo.

Felicity Hunter.



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