Parte 6
Ya llegue a las 50 visitas!! Se que no son muchas pero prefiero 50 que solo 20 o inclusive 10, espero que les guste el capítulo de hoy y que siga gustándoles la historia, espero ir subiendo más rápido.
Gracias y disfruten .
29 de septiembre 2012
James:
He querido escribirte esta mañana, solo te aviso que me voy a la escuela y de ahí al trabajo, tal vez esta noche Beth haga una pequeña reunión con tu hermana para celebrar mi empelo, cuando sea hora de dormir te contaré como estuvo mi día. Te deseo también un excelente día.
Felicity Hunter.
Beth y yo caminamos juntas hacia el edificio de la escuela, nos queda cerca porque vivimos prácticamente en la universidad, ella charla con Ben por teléfono, se dicen cosas exageradamente chocantes, o como ellos lo llamarían "tiernas" hago caso omiso a sus charlitas románticas y me concentro en ver si Emily esta cerca, Beth no perderá oportunidad en decirle que habrá reunión hoy en el departamento, no quiero estar ahí cuando se lo diga. Saco mis libros del casillero, Beth esta a cuatro del mío, veo como Ben la llena de besos y le dice "osito" en tono infantil, pongo los ojos en blanco, por dios si de esto se trata un noviazgo prefiero olvidarme de todo, es realmente abrumador, suponiendo que soy una chica que disfruta de lo clásico, esto para mí es romanticismo exagerado y moderno, realmente en épocas contemporáneas no había palabras de esa forma ¿Dónde quedo el romanticismo verdadero? Yo llamaría a esta época como "inmaduros queriendo sexo por palabras lindas y estúpidas" No me imagino a Ben formalizando, espero que Beth tengo algo de humanidad.
Termino por irme sola a mi clase, tomo mi asiento de siempre y le pongo atención al maestro, siempre deseo que las primeras tres horas terminen rápido para irme, quiero empezar a trabajar de una vez, sentirme útil de verdad. Con mucho cuidado en mi segunda hora saco de mi mochila el diario que me dio James, lo pongo sobre mis piernas y lo acaricio, sonrió, me inclino para olerlo y fantaseo de nuevo, es como tener a James sentado justo a mi lado, sintiendo con ganas la forma fija en que me mira.
Inhalo otra vez.
—James –susurro con suavidad.
—¿Sí señorita, Hunter? ¿Tiene algo que comentar para la clase? –pregunta el profesor.
Vuelvo a ser el centro de atención de la clase, me quedo pálida mirando a media cifra de setenta alumnos mirándome, carraspeo y niego.
—No.
Hundo mi cabeza en la butaca mientras solapo risitas mira lo que me haces hacer James, caeré en el abismo de tus recuerdos. Salgo corriendo de mi clase hacia la tercera, esta vez hay poco alumnado, no pierdo la oportunidad de seguir oliendo el diario, es como tener su presencia en espíritu, cerca de mí, inclusive puedo estremecer como si pudiera vigilarme con sus ojos verdes exaltados. La tercera clase termina, camino hacia el comedor, esta vez llego temprano, tomo asiento en nuestra mesa y espero a Beth y Ben, quizá también a Emily, rápidamente hago una anotación veloz en mi diario.
Hoy no me dejaste concentrarme, casi recibo un bien merecido regaño por parte de mi clase y el profesor, aunque no puedo evitar que me haces sentir traviesa, no pienso detenerme, te llevare conmigo aunque tenga que hacer el ridículo en clase, espero que sea así durante mucho tiempo, alejarte será una desesperación desde ahora.
Rápidamente lo cierro, Beth se acerca sola, se disculpa por Ben, tiene entrenamiento.
—Parece que almorzaremos solas –declara sin ánimos.
Veo que Emily entra por la puerta, mantiene sus ojos en nuestra mesa y se va acercando con sus largos y finos zapatos de tacón.
—No lo creo –mascullo.
Emily llega a nuestra mesa, nos saluda con cortesía, se acomoda el cabello y me observa.
—Hola Felicity ¿Qué tal tú día de ayer?
Más obvio no puede ser, fue ella, le dijo todo lo que sabe de mí y claro James no pudo perder oportunidad de decirle que me vio, parecen dos cómplices, cada momento acercándose a la oportunidad de hayar más de mí.
—Interesante –entrecierro los ojos –Diría que coincidencia.
Beth ríe.
—Si tan solo supieras Emily, Felicity se encontró a James y ...
La detengo con una mirada enfadada, Beth desvía la mirada, Emily sigue mirándome.
—¿En serio? Es una gran sorpresa y que coincidencia, me da gusto.
Clavo mis ojos en ella, di lo que quieras, se que puedes estar grabándome ahora. Beth saca el tema de la reunión que quiere hacer esta noche, sobre mi nuevo empleo, las dos parecen más interesadas en el tema que yo, termino por escuchar sus murmureos.
Emily parece disentida.
—No creo que pueda esta noche, tengo que estudiar para un examen, pero por supuesto cuenten conmigo el día del miércoles, es más, podríamos hacerlo en un restaurant. Yo pago.
—No es necesario Emily –intervengo –Con una cena en el departamento es suficiente.
Nos miramos.
—No Felicity, requiere una situación especial y esta lo es, yo hago las reservaciones, no se hable más
Ni Beth ni yo decimos nada, Emily es firme cuando se decide a algo, terminamos por comer nuestros almuerzos, yo no pierdo oportunidad en estudiar a Emily, parece tranquila comiendo su plato de pollo, garbanzos y puré de papa, hasta que suena su teléfono y nos disculpa.
—¿Sí? Emily Hawkins.
Escuchamos una pausa.
—Oh, cuales análisis ¿Los de esta mañana? Los de...
Otra pausa.
—¿Todo esta en orden? ¿Hay algo que tenga que revisar de los estudios?
Se muerde los labios y vemos que escucha al otro lado del teléfono.
—Él se siente bien, demasiado bien, no sabe los cambios que he visto Doctor ¿Puedo ir en una hora a su consultorio?
Sonríe.
—Excelente, nos vemos allá.
Vemos que recoge sus cosas y se despide de nosotras, Beth y yo nos quedamos pasmadas ¿Se siente mal?
—¿Qué le ocurre a Emily? –le pregunto.
Se enoje de hombros y come.
—Debe ser uno de sus pacientes, ella esta a punto de aspirarse como Doctora muy pronto, tal vez sea otra persona.
—¿Quién? –insisto.
—No creo que lo conozcamos, pero sea quien sea, creo que se recupera.
Llego a mi trabajo, me reporto con el gerente que me da mi uniforme y una placa con mi nombre, en minutos ya estoy dando mi primer paso, tengo la seguridad de que me agradara estar aquí, es cómodo, amigable y tranquilo, siempre huele a café algo que me gusta mucho. El establecimiento se va llegando conforme las horas pasan, afuera me doy cuenta que empieza a tronar, lloverá en cualquier minuto y sin duda no hay momento en que pueda estar libre, voy corriendo desde la cocina hacia las mesas, si no es dejando pastelillos, café o tomando ordenes, realmente me esta yendo bien este primer día.
Cuando dejo una orden en la cocina otra chica con el mismo uniforme que yo se me queda viendo, yo trato de poner en orden los pedidos de las mesas.
—Hola ¿Eres nueva? –me pregunta.
Alzo la vista, tiene el cabello café, anteojos y su placa dice "Christina". Asiento.
—Sí, este es mi primer día –admito
Me da la mano, me sonríe amistosamente.
—Mucho gusto, mi nombre es Christina, yo también llevo poco aquí, te deseo suerte.
Le regreso la sonrisa.
—Igualmente.
Sigo con el trabajo, corro, despacho, limpio mesas, vuelvo a correr y llevar órdenes, esto es realmente agotador, pero me gusta cuando terminan por darme propina, rebasando los veinte dolares, mi sueldo y las propinas serán un buen sustento para mí. Miro el reloj, me faltan solo cuarenta minutos para salir, veo que esta anocheciendo y espero poder encontrar un taxi que me lleve, aun así de todas formas no es tarde, serán apenas las siete.
El gerente esta junto a la caja registradora, ayudando a la chica rubia, yo termino de limpiar una mesa y entonces escucho que me llama.
—Felicity.
Me acerco.
—¿Sí?
—Espero que no sea una molestia para ti sacar la bolsa de la basura, ahora mismo creo que estaré solicitando ayuda técnica para esta caja registradora ¿Puedes?
No encuentro la molestia, estoy a punto de terminar mi turno, además no es nada difícil sacar la basura. Asiento.
—Yo lo hago, no te preocupes.
—Gracias.
Me dirijo hacia la cocina, uno de los empleados que están ocupados se toma la molestia de señalarme las dos bolsas de basura que debo de sacar, las tomo a como puedo y salgo por la puerta de emergencia hacia un callejón con botellas tiradas y papeles de periódicos rotos, dejo las bolsas sobre un bote de metal negro y me sacudo las manos, miro hacia la avenida y entonces detengo mis ojos en un chico que esta tomando en brazos a una mujer, le esta besando las palmas de las manos, ella ríe y le da un beso en la boca, me acerco un poco más y entonces reconozco al chico, apenas puedo respirar, santo dios ¡Es Ben! Y ella no es Beth , él esta engañándola, me tapo la boca para no gritarle y me arrodillo para no salir corriendo e ir a golpearlo, dios mío, no puede ser, pobre Beth, no podré decírselo, moriría de la tristeza ¿Qué hago? No se lo diré, tal vez no me creerá, pensará que estoy loca o mucho peor me va a odiar, tengo que encontrar una solución, no puedo dejar que le vea la cara de tonta a mi amiga, sabía que Ben tenía algo raro, tuvo que ser hombre para arruinarle la vida a una mujer, por ello se comportaba demasiado encantador con ella, solo quería ocultar su infidelidad y la pobre de Beth cayó. Oh no, ella morirá
Entró corriendo hacia la cafetería, Christina me mira entrar alterada, me detiene a medio camino.
—¿Estás bien?
Apenas puedo hablar, no quiero llegar a casa y mirar a Beth a los ojos, no podré soportarlo.
—Sí, es solo que afuera ya esta haciendo algo de frío –le sonrió temblorosamente y me voy a la caja registradora, donde Ted, mi jefe debe estar aún con la chica rubia.
Ted aun esta arreglando la caja, esta hablando con un hombre y parecen que tendrán que pagar para cambiarla o comprar otra.
—Listo todo Ted–le digo.
Me mira.
—Gracias Felicity, es tu hora de salida, puedes irte.
Me voy corriendo hacia la parte trasera, me quito el delantal, mi blusa de trabajo, mi pantalón y mi placa, lo guardo en mi mochila y salgo por la puerta de adelante, miro por todos los lados de la calle en señal de Ben pero no hay nada, rápidamente detengo un taxi, me subo y trato de olvidarme de lo que vi, necesito desahogarme, entonces saco el diario de mi mochila y mi pluma, lo escribo todo.
Hoy en el trabajo ha sido un día fantástico James, me fue bien, no hubo problemas ni tampoco rompí platos, creo que si sigo así podré quedarme un bien tiempo, tuve muchas cosas que hacer pero eso no significa que no estuve pensando en ti, me hubiera encantado escribir en mi tiempo libre un poco pero fue tan rápido que volví al trabajo, aunque tengo que decirte que no todo fue como esperé, estaba sacando la basura hace unos minutos y me encontré con el novio de Beth, Ben Edger, estaba besándose con otra mujer, no se como decirle que él esta engañándola, no quiero lastimarla pero tampoco puedo permitir que él se burle de ella ¿Qué puedo hacer? Necesitare pensarlo unos días antes de hacer algo, no quiero cometer un error, bueno tengo que irme, esto llegando al departamento, no quiero encontrarme con Beth pero no puedo evitarlo, te veré mañana.
Felicity Hunter.
Subo los escalones del edificio, camino por el pasillo hasta llegar a la puerta, giro la perilla y entro, no le aviso a Beth que he llegado, ella esta viendo televisión en la sala, escucho que murmura, esta hablando por teléfono, me acerco y ella se detiene.
—Hola Felicity ¿Qué tal todo?
Le sonrió, los labios me tiemblan y dejo la mochila en el sofá.
—Bien, excelente –trato de no sonar demasiado evidente por la mentira. —¿Quién llama?
—Es Ben.
Carajo, debería decirle todo lo que llevo dentro al perro mal nacido, Beth tienes que dejarlo, te esta engañando con una mujer, no puedes permitirte eso. Maldigo para mis adentros y no digo nada, me voy a la cocina, ella ha dejado sopa para la cena, la caliento en el microondas y veo como gira, esta caliente, dejo enfriar mientras escucho sin querer la conversación de Ben y Beth, él esta de nuevo diciéndole cosas "bonitas" me como la sopa con desagrado, maldito...
—Te amo Ben, espero que mañana almuerces con nosotros.
Estoy segura de que el día de hoy no fue a almorzar por verse con la otra, oh Beth, date cuenta ya, por favor. Termino y lavo el plato, sigue hablando con él.
—Nos vemos, adiós
Suspiro cuando deja el teléfono, se acerca y saca del refrigerador una cerveza. Este es mi momento.
—Vi a Ben afuera de la cafetería –friego el plato con fuerza sin mirarla.
Ella se tensa, bebe de la cerveza y habla.
—¿A si? ¿Con quién?
Me aprieto los labios, no, ella tiene que saberlo de él mismo, será quien le diga la verdad.
—Pregúntaselo, estoy segura de que te dirá todo.
—Felicity, estas asustándome –me toma del brazo y me vuelve hacia ella. Tiene el rostro congelado y asustado.
Trago.
—No tengo porque hacerlo, solo te digo que él puede darte la respuesta que quieres, cálmate Beth, no quiero alarmarte.
—Pues lo estas logrando Felicity Hunter, si me permites –bebe de su cerveza –Me voy a la cama, mañana será un dia pesado.
Deja la lata sobre la barra y se va, cierro los ojos y me cubro la cara entre las manos, esto era lo que temía, ahora ella esta odiándome, estúpida bella, no debiste haberle infiltrado la duda, ahora no descansara en sacárselo y saldrá más lastimada, que bien, arruinare su vida. Yo también estoy cansada, me voy a mi cuarto y me saco la ropa, esta noche no me da ganas de ponerme la pijama, me cubro con las sabanas en ropa interior y cierro los ojos, mañana solo quiero que todo esto sea un maldito sueño. Las pesadillas vuelven, estoy de nuevo con esos hombres que quieren arruinarme la vida, me tienen en sus brazos, quieren hacerme daño y yo grito como loca queriendo que alguien pueda escucharme, no...aquí viene el hombre, esta sobre mí, dice que no dolerá, le arrojo un ladrillo, esta sobre el suelo y yo corro por las calles, estoy segura de que se levantara y me perseguirá, si tan solo supiera que en verdad estoy segura pero la calle oscura y desierta parece el infierno mismo, necesito ayuda, por favor. Corro por la calle y entonces me quedo inerte cuando lo veo, parado y pidiéndome que venga hacia él, parpadeo ¿Esto es un sueño? Si lo es, esta ahí, James esta aquí. "Felicity, corre, ven conmigo", me dice, corro y él me toma de la mano, juntos corremos hacia una luz que se ve en el extremo de la calle que se va haciendo cada vez más grande conforme nos acercamos.
Beth esta haciendo el desayuno cuando despierto, prepara hot cakes y jugo de naranja, me acerco y ella me sirve jugo en un vaso.
—Buenos días –musito con somnolencia.
Me sonríe, para mi sorpresa esta de buen humor.
—Buenos días Felicity ¿Quieres un hot cake?
Huele muy bien, le doy un trago al jugo de naranja mientras me sirve dos con mantequilla, tengo suerte de que mi primera hora en la universidad sea a las nueve, tengo tiempo para arreglarme y anotar en el diario, Beth trae puesto un saco y una falda con mallas y zapato alto ¿Ira a trabajar hoy?
—Se que vuelves a las siete del trabajo Felicity, llegaré a las nueve, hoy me toca ir a la oficina, espero que no te moleste quedarte sola.
—No hay problema Beth, estaré bien.
—Eso espero, también estarás sola en el almuerzo, necesitare ese tiempo para tomar las clases y llegar temprano al trabajo. Perdóname
Un día que este sola en el departamento no me hará daño, ella necesita distraerse con su trabajo.
—Tampoco es problema –le sonrió.
Se acerca y me da un beso en la mejilla.
—Gracias Felicity, eres una gran amiga, nos vemos en la noche ¡Chao!
Escucho que cierra la puerta cuando se va, termino de comer y recojo todo, corro directo a la ducha y me cambio con lo que sea, esta mañana parece estar templada aunque sigue estando nublado como ayer, por si acaso me llevo una chamarra, salgo y bajo por las escaleras. En camino a mi clase pienso en el sueño de anoche, mi pesadilla con esos dos hombres y de repente la presencia de James como si fuera mi salvador, fue tan real que por un segundo creí que realmente podría estar conmigo y ayudándome, fue tan raro pero realmente hermoso. Cuando llego a mi clase aprovecho el tiempo en lo que el profesor llega, saco el diario y escribo.
30 de septiembre 2012
James:
Esta mañana me desperté bien, Beth se comporto amable a pesar de que le dije que vi a su novio en el trabajo, no le he dicho con quien y estoy segura de que ella investigara al respecto, yo no quiero entrometerme así que dejare que ella saque sus conclusiones, en tanto a ti has vuelvo a hacer de las tuyas, esta noche tuve un sueño, o no se si fue un sueño o pesadilla, el hecho es que estuviste ahí, me salvaste del terror y me pediste que fuera contigo, había una luz y juntos corrimos hacia allá, no deje de pensarlo camino hacia acá, no se que me haces pero me sentí tan bien cuando te vi, el miedo había escapado. Bueno tendré que dejarte, comenzará mi clase y no quiero más problemas, seguiré escribiéndote.
Felicity Hunter.
Inhalo de sus hojas antes de guardarlo, la clase empieza y ahora si encamino toda mi atención en el profesor, mi pesadilla ya no es tan mala, James pareció haberlo transformado en un maravilloso sueño, no desperté gritando ni tampoco llorando, es un gran avance, parece como si tan solo recordar mis recuerdos de aquella horrible experiencia e imaginarme a James salvándome dejo de tener miedo, siento que él no permitirá que nada vuelva a lastimarme. Llega el momento del almuerzo, como era de esperarse me quedo sola, como mi sándwich con tranquilidad, bebo té y vuelvo a las clases. Saliendo tomo un taxi para ir directo al trabajo, le pago al chofer y bajo.
Cuando llego Ted me recibe con una sonrisa.
—Buenas tardes, Felicity.
Asiento.
—Buenos días Ted ¿Qué tal la caja registradora?
Hace un mohín y niega con la cabeza, parece que habrá problemas con esa máquina.
—La repararan, no sé cuanto tarden mientras Lena estará como mesera por unas semanas.
¿Lena? Claro, la chica rubia. Camino hacia los baños y me cambio de ropa, dejo mi mochila en unos de los casilleros de empleados y empiezo mi turno, veo a Lena atendiendo a unos chicos, miro con atención como ella ríe y los chicos le observan el trasero cuando se va, debe ser toda una coqueta. Tomo la orden de una mujer y su acompañante, les llevo los capuchinos y les deseo un buen día.
—¿Disculpe? –me detengo, una persona de la mesa de junta me llama —¿Tiene tiempo para tomar mi orden?
Me giro completamente y mis ojos se clavan en su rostro cuando reconozco su voz, él me sonríe complacido de que lo haya escuchado, me saluda con la mano. Me acerco rápidamente con una sonrisa.
—James ¿Qué haces aquí?
Se muerde el labio y no despega la sonrisa de su boca.
—Te he estado esperando, supe que trabajarías hoy, bueno en realidad pregunte ¿Te molesta? –alza una ceja.
¿Molestarme? Por dios ha tenido la intención de preguntar mi horario, no se cuanto tiempo lleva esperándome pero me siento tan alagada, me ruborizo, saco mi cuaderno y mi pluma para anotar su orden.
—No, en absoluto –añado –Bueno ¿Qué pedirás?
Lee el menú con atención.
—Un café americano y panecillos de arándano, para dos por favor ¿Me acompañas?
Rio incontrolablemente.
—No puedo, estoy trabajando.
—Bien –se incorpora en el soporte de la silla con los brazos cruzados. –Esperaré a que acabes el turno.
Abro los ojos como plato eso es esperar más de ¡Cuatro horas! Me quedo sin aliento.
—Pero saldré hasta las siete ¿Qué tal en mi hora de descanso? Es en dos horas.
Me mira con la ceja alzada y sonríe.
—De acuerdo, esperaré a que sea tu hora de descanso.
—Espero que no te aburras.
Niega.
—No lo creo, de todas formas te veré pasar por aquí con los pedidos de los clientes –sonríe de forma petulante y espera.
Me aprieto los labios en una sonrisa y salgo directo con su pedido, más tarde se lo llevo y tomo las demás ordenes de los clientes, como lo dijo, no me quita la mirada de encima cuando paso cerca de él para anotar pedidos y llevarlos, camino y parece que sus ojos los llevo tras la espalda, es realmente excitante como molesto, no podré trabajar así, no él mirándome y tomando café.
Christina esta llevando un pedido cuando mira en dirección a la mesa de James.
—¿Es tu novio?
Observo a James que me mira.
—¿Él? No, es solo un amigo –le respondo.
Enarca las cejas.
—Pues te ha vigilado desde que llego, es guapo y la verdad no deja de seguirte con los ojos –comenta, sonríe y se va.
Me ruborizo y sigo llevando pedidos, más tarde Ted me da la hora de descanso, nerviosa me acerco a la mesa de James, donde él aun sigue sentado con los brazos cruzados, una media sonrisa se curva en sus labios cuando me ve acercarse, se levanta y me ofrece la silla, me siento.
—Te he pedido un café nuevo, el otro estaba frío –me acerca una cesta de panecillos -¿Quieres uno?
Tomo uno y lo muerdo, sabe riquísimo, bebo café y lo contemplo.
—Debes tener hambre ¿Podemos salir a comer? Claro, si quieres.
Me muerdo el labio ¿él y yo saliendo? La idea me ahoga el corazón y me retuerce en alegría, muero por estar a solas en un lugar donde nadie nos conozca.
—Me gustaría pero me temo que solo tengo media hora para comer, no alcanzaremos.
Hace una mueca con los labios, luego se acaricia el labio inferior con los dedos, dios, otra vez, esas ganas de tocarle los labios y morderlos hasta saborear el placentero grosor. Bebo más café para evitar el pensamiento inapropiado.
—No es justo, tienes que comer bien ¿Puedo traerte algo de afuera?
—No quiero que te vayas, mejor dime ¿Qué haces aquí?
Se carcajea.
—¿Por qué simplemente no puedo venir a verte? ¿Te resulto molesto?
Casi me atraganto con el panecillo ¿Molesto? Por favor, me resultas más que molesto, excitante, sexy, hermoso y perfecto, realmente la gente tiene conceptos de ti bastante diferente pero yo me complazco con los míos.
Me ruborizo y suspiro.
—No, no lo eres es solo que, siempre me resulta raro verte cerca de donde estoy, no se que es lo que realmente quieres.
Pone los brazos sobre la mesa y se inclina más cerca de mí, el corazón me sufre un infarto y la piel se me eriza cuando su olor me perfora por dentro, es realmente sabroso.
—Yo quiero ser tu amigo Felicity, quiero estar cerca de ti ¿Me permitirías ese honor?
Lo miro a los ojos, resplandecen suplicantes, sus labios se ciernan en mi cabeza, el tan solo verlos me deja inconsciente, esto no es normal, la exaltación de mi pecho, el cosquilleo de mi estomago, el sudar de mis manos y el deseo desenfrenado que me produce desearlo en cualquier momento no es una simple fascinación ¿O si? No estoy segura de que lo sea, con él todo es diferente, se vuelve especial, inclusive aunque me encuentre en medio de mi trabajo, es imposible no sentirse especial, tenerlo cerca de mí me hace olvidarlo todo, junto con mis malos recuerdos y nadie me ha causado una impresión tan intensa como solo él lo ha hecho.
Bajo la mirada, James, no quiero ser solo tu amiga, quiero ser tuya, hazlo antes de que este deseo me domine toda y termine por volverme loca, desde que te conozco no he dejado de soñarte, de imaginarte junto conmigo, nuca antes me había sentido tan viva y solo tu puedes regresarme esa energía que he perdido. Si tan solo lo supieras.
Vacilo, tengo que responderle, sus ojos están apremiándome.
—Yo...—abro los ojos –Yo tengo la certeza de que seremos buenos amigos.
Sonríe de oreja a oreja, acerca su mano hacia la mía y la toma, sus manos son suaves, cálidas y me hacen estremecer de la cintura hasta la punta de los pies, esas manos podrían estar viajando por mi cuerpo si tan solo no fueras un simple amigo. Me da un apretón, la energía de mi deseo vibra dentro de mis venas, es una desenfrenada adrenalina.
De momento su teléfono vibra dentro de su camisa, con su mano libre lo saca y contesta. Sonríe.
—Hola Rose ¿Qué tal te va?
¿Rose? Vaya, que coincidencia, se llama como la novia de John. Da una pausa cuando contesta.
—Claro, estoy segura de que Peter te mandará una carta con la mercancía, le dije que vives en Fresno, esperará tu llamada, él esta fuera de la cuidad pero le diré tu recado.
¿Fresno? Dios, algo me dice que no es una coincidencia, no creo que se trate de otra Rose, Fresno es pequeño, bueno, no tanto pero es demasiado para que no pueda ser coincidencia. Otra pausa más y le responde.
—Me alegro que salgas con alguien Rose, sabes que eres como de la familia, nos hablamos luego, ahora estoy con alguien importante –me echa una mirada matadora, estoy a punto de echarme el café encima –Adiós Rose.
Guarda el teléfono y me mira, estoy a punto de preguntarle si se trata de Rose, la novia de John pero es imposible hablar cuando esta de esa forma, tan dulce, hipnotizante, estaré atrapada entre su red si sigue así.
—¿Algo esta mal?
Se da cuenta que estoy ansiosa, tengo que preguntárselo, no podré dormir tranquila.
—Creo que conozco a John.
Parpadea
—¿Rose? Rose Hadley ¿En serio la conoces?
—Sí, ella es novia de mi padre, se conocen hace un año y medio, antes vivía ahí pero me fui a vivir con mi madre a Chicago con su nuevo marido.
Me clava la mirada, esta bastante concentrado.
—Vaya, eso es interesante, no lo puedo creer, Rose ha sido socia de mi padre durante años, es como de la familia y no puedo creer que este saliendo con tu padre –rié sorprendido –tenemos más en común de lo que pensábamos Felicity.
Bajo la mirada.
—Lo sé.
—Entonces ¿Vivías en Fresno?
—Sí, casi toda mi vida pero mis padres se divorciaron y mi madre se caso con alguien más entonces fui a vivir con ellos un tiempo en Chicago, pero ahora que mi padre tiene a Rose creo que puedo sentirme satisfecha de vivir yo sola.
—¿Nunca pensaste en buscar a alguien?
—¿A que te refieres?
Se muerde el labio.
—¿Tienes novio, Felicity?
Abro la boca, necesito unas buenas bofetadas, mi lengua no reacciona y él mirándome de nuevo de esa forma que es imposible contestar, esta impidiéndome ser coherente.
Intento no responder con una estupidez.
—No, no tengo y no...—no se te ocurra decirlo Felicity, sabes que te interesa, solo con él
Se queda mirándome, esperando a que continúe, se que no te tengo más que decir, como el panecillo y bebo más café.
—¿No quieres decirme lo que interrumpiste?
Niego.
—No, no es de mucha importancia, así que olvidémoslo.
—¿Por qué? –insiste.
Suspiro exasperada, en verdad quiere saberlo todo, si tan solo supiera mi doloroso pasado, tal vez dejaría de estar persiguiéndome con mucho interés. ¿De verdad quiero ahuyentarlo? ¿Tendré el valor de decírselo algún día? Estoy segura de que ese día solo podrá ser para perderlo.
—Me gustaría hablar de ti, te conté de mi vida y yo no sé nada respecto a la tuya
Sonríe complacido mientras sus ojos brillan, su mirada es penetrante, tanto que no puedo volver a concentrarme, es intensa, fija y realmente profunda.
—Pregúntame lo que quieras.
—¿Cuántos años tienes?
Se muerde el labio, no se si lo hace con intensión pero es tan cierto que los muerde con fuerza cuando se da cuenta que me deja sin aire cuando lo veo.
—Veinticinco.
Se ve mucho más joven.
—No lo parece, te vez de mi edad.
—¿Cuántos tienes tú?
—Veintiuno, en tres meses cumplo los Veintidós.
Bebe de su café y se detiene una gota de café que curva por su labio con la lengua. Quiero poner mis ojos en blanco y derretirme con la excitación, de verdad quiero abalanzarme sobre él a pesar de la gente presente.
Limpia su boca con una servilleta.
—Eres muy joven y has logrado mucho, estudiar y vivir por tú cuenta debe ser un gran desafío.
No es nada del otro mundo, se que no estoy sola, tengo a mis padres, se que con ellos podré contar siempre, así que estar lejos de ellos es lo único que es una gran sacrificio, me encojo de hombros y bajo la mirada, miro sin que se de cuenta sus dedos, sus manos hasta llegar al extremo de su brazo.
Me quedo con la boca abierta, realmente debe tener un gran paquete en todo ese cuerpo.
—Am... no realmente, es fácil cuando se ordena todo, ya sabes, los pagos de la colegiatura, los gastos personales, lo supero rápido.
Me clava los ojos, sus pupilas arden en emoción cuando me sonríe.
—Siempre crees que todo es fácil y sabes no he conocido a ninguna chica que pueda ver la vida tan simple como tú. Me gusta.
Trago con dificultad, el corazón se me derrite por dentro y mi piel se esponja, el cabello de la nuca esta picándome con ganas, necesito tomar aire de afuera antes de que pueda perder razón frente a todo el mundo. Bajo la mirada completamente ruborizada, su grado de intimidación es extrema que ni yo misma puedo soportarlo, me pregunto si la gente de su alrededor puedo contenerle la mirada más de diez minutos, porque yo no.
—Gracias, pero no se si pueda ser yo quien te pueda interesar. No soy perfecta.
Ríe entre dientes, el sonido de su sonrisa me envuelve entre el fuego de mi cuerpo y la tentación.
—¿Crees en alguien que es perfecto ahora?
Tú, me es imposible creer que no te des cuenta. Me paso los dedos por un mechón de mi cabello.
—No lo sé, tengo conceptos diferentes respecto a la perfección, ahora mismo lo único que creo perfecto es mi pasión por la escritura.
Se queda callado, lo notó serio, se acomoda en la silla y se inclina más a la mesa, lo cual me deja casi a un metro de su rostro, esta dándome motivos para besarlo en público, o solo soy yo la que quiere aprovechar cualquier momento para hacerlo.
Cierra los ojos y suspira.
—Felicity –sisea con voz baja –Perfección no es solo una palabra, es un sentimiento y no sabes las cosas que me han pasado para darme cuenta de ello, pero por ahora se que está viva, respira, que llora y que me hace sentir mejor.
Le clavo la mirada profundamente para sentir su reacción.
—¿Y cómo es exactamente?
Me sonríe con ganas, la mano que aun tiene sobre la mía se mueve y me doy cuenta que acaricia el dorso de esta.
—Es una persona, si es eso lo que me preguntas.
Nos quedamos mirándonos el uno al otro, pasan segundos inclusive hasta minutos cuando me doy cuenta que mi tiempo de descanso termino. Miro mi reloj de mano y me he pasado cinco minutos, rápidamente le doy un mordisco al panecillo de arándano, James se queda paralizado y se levanta al mismo tiempo que yo lo hago.
—Se me ha terminado mi tiempo, lo siento.
Se queda atónito, me mira con las cejas fruncidas.
—¿Qué? Oh Felicity, lo lamento, no has comido nada, debí haberme dado cuenta que solo tenías poco tiempo. Fui un idiota, lo siento tanto.
Verlo lamentarse me produce ganas de llorar, santo dios, este hombre me produce de todo, realmente me hace cambiar de ánimo en un solo segundo, hace un momento quería follarlo y ahora quiero estar tirada en sus pies, terminara por volverme loca.
Niego con la cabeza, como más pan y bebo café, con esto es realmente suficiente, no tengo intención de comer mucho este día.
—No te disculpes, esta bien, disfrute mucho el café y el pan.
Sus cejas se fruncen y su bella frente se llena de arrugas angustiosas, estoy a punto de echarme sobre él y abrazarlo con fuerza, besarle cada parte del rostro y tenerlo cerca de mí.
—Estoy en deuda contigo Felicity, te debo una comida, no puedes negarte, si no lo aceptas me harás sentir muy mal.
Si Ted se da cuenta que estoy utilizando tiempo de trabajo en seguir charlando me llamara la atención, tengo que despedirme de él y seguir trabajando antes de que se de cuenta del tiempo extra que estoy tomando.
Asiento con rapidez.
—De acuerdo, creo que no me hará mal cenar fuera de casa.
Sonríe de oreja a oreja y se inclina para darme un beso en la mejilla. Sus labios sobre mi piel me dan un electroshock profundo, mi cabeza esta girando sobre mi cuerpo y mi parte intima palpita como un tambor, mis dedos se retuercen en tomarlo y enterrarlo en mi cuerpo, quiero domarlo.
—Gracias Felicity y a propósito manda a mi cuenta lo del café y el pan –saca de su bolsillo una tarjeta.
La veo, es la de cliente frecuente.
—¿Desde cuándo eres cliente frecuente?
Se muerde los labios con alegría.
—Desde hoy.
De regreso a casa tomo un taxi, se que Beth no estará en el departamento así que tengo toda la noche para mí sola, tengo suerte, podré pensar en James sin intervenciones de Beth, solo yo y James en mi cabeza, podré disfrutar del placer de fantasear con él, debo sentir pena por imaginármelo a mí y a él desnudos pero realmente no me importa, ya nada me importa, si, lo deseo tanto, que aceptarlo no fue nada difícil ¿A quien quiero engañar? Lo deseo desde que lo vi aquella vez en la biblioteca y no descansare hasta hacerlo mío.
Entro y dejo la mochila sobre la mesita de noche de la sala, abro el diario, lo huelo y escribo.
Oh James hoy ha sido un día fantástico en el trabajo, me has visitado y no sabes lo increíble que me lo pase junto a ti, hablamos de tantas cosas y nos hemos dado cuenta que tenemos más en común de lo que pensábamos ¿Quién lo diría? Tu padre conoce a Rose Hadley y mi padre esta a punto de querer casarse con ella, esto es tan chistoso, estoy segura de que tengo menos motivos de separarme de ti, he descubierto que eres un hombre increíble y que tienes intenciones buenas porque no haces otra cosa que hacerme sentir bien, hemos quedado en un pacto, desde ahora somos amigos pero no me rendiré para hacerte cambiar de opinión, se que también me amas, algo me lo grita y los dos terminaremos con este sufrimiento, se que también mueres por hacerme tuya, tanto como yo.
Te veré en esta semana, me has invitado a comer, no sabes cuánto deseo que ya estemos solos de nuevo.
Felicity Hunter.
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