Parte 5
Una vez más trayendo otro capítulo más para que ustedes lo disfruten, si tiene errores disculpen porque no me encuentro con word para corregir mucho mejor, espero que les siga gustando la historia y que dejen su comentario o estrellita si les gusto. Gracias y disfruten.
—¡Porque no me has dicho nada Felicity! ¿Acaso no te importa mi preocupación?
Danielle se ha puesto frenética cuando le he dicho que me cambiaba a otro departamento, tome la decisión de irme a vivir con Beth, ya no puedo estar más aquí, es mucho espacio y estar sola con mis pensamientos es demasiado peligroso, han pasado dos semanas, mi primera renta ya se acerca, ni siquiera he pedido el trabajo de mesera, necesito saber si aun esta disponible para mí. Tengo suerte de empacar solo mi ropa, es solo una maleta y Beth esta dispuesta a venir a recogerme.
Olvido que tengo a Danielle al teléfono.
— Fue una decisión repentina mamá, por favor no te enfades, ella es una gran amiga mía, no pagare renta, solo mis necesidades y mis estudios, además creo que soy suficiente mayor para tomar mis propios actos.
Escucho un silencio de Danielle, ahora esta más tranquila.
—Ya sé que eres bastante mayor Felicity –suspira –Pero soy tu madre y merezco que me digas cualquier novedad que pase por allá, así que ¿Te irás a vivir con tú amiga? ¿No te gusto el departamento en donde estás? ¿Es muy cara la renta para ti?
—No mamá, nada de eso, es solo que es muy grande, me siento algo sola además Beth también esta sola, me ofreció una habitación vacante, seremos compañeras.
—Si tan solo me hubieras dicho que la soledad es un problema para ti...
Pongo los ojos en blanco.
—No es lo que trato de decir, me refiero a que necesito conocer gente y Beth se ha portado bien conmigo.
—¿No me digas que le estás haciendo un favor? Primero esta tú bienestar.
Me da ganas de colgarle pero eso solo arruinaría todo lo que llevo avanzado con ella, unas cuantas palabras más y tal vez acepte.
—Por eso hago esto, te prometo que te daré el número del nuevo departamento.
—¿Lo prometes?
Suspiro.
—Sí mamá. Necesito colgar, Beth esta por llegar, adiós.
—De acuerdo, te quiero pequeña. Adiós.
Cuando cuelgo Beth toca la puerta, abro y la dejo avanzar, mira con asombro mi viejo departamento, recojo mi maleta y me cuelgo mi mochila detrás de mi espalda.
—Es muy bello este lugar Felicity, no se porque quieres cambiarte.
Si tan solo supiera la soledad que se siente aquí, realmente huiría como yo.
—Es demasiado grande para mí y eso me molesta.
No me pregunta más, me ayuda con mi maleta y bajamos, llegamos a recepción no dudo en despedirme de la mujer que en todo este tiempo siempre me voy llegar, le agradezco todo este tiempo de hospitalidad y me vio. El auto de Beth esta estacionado, mete mi maleta en la cajuela y entramos al auto antes de que empiece a llover, de nuevo hace frío afuera, estoy segura de que esta vez es por otoño, estamos a punto de entrar al mes de octubre y desde aquel día en que conocí a Emily Hawkins no he visto a James, ni siquiera en la biblioteca cuando fui a dejar los libros que el mismo me ayudo a encontrar ¿dónde esta? Creo que dos semanas es tiempo suficiente para que apareciera pero no ha dado rastros de vida, le he querido preguntar a Emily pero la pena me domina, no quiero que empiece a sospechar algo malo de mí, lo que menos quiero es que crea que le estoy haciendo algo malo a James. Llegamos al campus, caminamos hacia los departamentos, todo esta muy tranquilo por aquí ¿Habrá pocos inquilinos?
Beth esta buscando la llave de la puerta, sigo mirando a nuestro alrededor, hay mucho silencio.
—¿Cuánta gente vive aquí? –le pregunto.
Mete la llave a la cerradura y le da muchas vueltas.
—Todos los departamentos están ocupados ¿Por qué?
—La verdad no lo parece, hay mucho silencio.
Se empieza a reír y abre la puerta, avanzamos hacia adentro, me conduce a uno pasillo, hay solo dos puertas, la primera tiene un cuadro de madera con letras que dice "Beth" la otra puerta esta pintada de blanco, la abre y deja a la vista una habitación pequeña pero acogedora, tiene una ventana, me gusta, así podrá entrar aire suficiente, una cama para una sola persona, un armario y un tocador.
Sonrió, es perfecta.
—Esta es tu habitación –me informa, deja la maleta sobre la cama –Espero que te guste.
Me acerco a la cama y me siento, empiezo a brincar sobre el colchón, ambas nos reímos.
—Me gusta y mucho.
—Me alegro, te puedo ayudar a desempacar si quieres o comemos antes, hice lasaña.
Mi estomago esta lleno, antes de preparar todo para mi mudanza comí un gran plato de pasta con patatas, no tengo nada de apetito, lo que quiero es ir a conseguir ese trabajo de mesera antes de que alguien pueda ganármelo.
—Quizá después, necesito ir a conseguir ese trabajo de mesera, no quiero perderlo.
—Llévate mi auto –me arroja las llaves de su Tsuru rojo.
Las atrapo y le sonrío con ganas.
—Gracias.
Me guiña un ojo.
—Ve por ese trabajo ¡ah! Y tráeme un capuchino, con crema batida.
Corro por el estacionamiento de la escuela, desactivo la alarma del auto y entro, me estremezco cuando se empiezan a escuchar unos horrendos truenos en el cielo ¡mierda! No puede llover, no este momento, enciendo el auto y manejo con velocidad hacia la cafetería, tengo que recordar el camino y el nombre ¿cómo se llamaba? Oh mierda, olvide el nombre, empieza con Star...Star...¡Starbucks! Empiezo a recordar, acelero cuando paso por un semáforo en amarillo, giro a la derecha y entro a una calle, mantengo mi vista por si logro verlo, estoy segura de que era por esta calle, esta solo a unas cuantas avenidas de mi viejo departamento. Me detengo cuando veo el local en la esquina, me estaciono solo a unos metros y bajo, la ventana aun lleva el cartel solicitando mesera, que alivio, creo que si mantengo mi esperanza podré conseguir el trabajo.
Entro, adentro esta calientito, huele a café tostado y hay música de fondo, es The Killers, avanzo hacia la caja, una chica de cabello rubio me recibe.
—Buenas tardes ¿Qué va a pedir?
—Disculpe, vengo a solicitar el empleo de mesera ¿Tengo que hablar con alguien para la entrevista? ¿O pedir una cita?
—Oh, ¿Podría esperar aquí un momento? Llamare al gerente.
Que bien, gerente, sinónimo de hombre, si consigo el empleo mi jefe será un hombre, era demasiado bueno para ser verdad. La mujer desaparece por una puerta, espero mientras leo el menú, tengo que comprarle a Beth su capuchino, debe ser la recompensa de que me haya prestado su auto.
Llevo cinco minutos, hasta que una voz se escucha detrás de mí.
—¿Aquí es la fila?
Me giro completamente y entonces lo veo ¡aquí esta! ¡oh mi dios! Esta tan cerca de mí, lo contemplo como una estúpida retrasada, de nuevo me quedo sin palabras, mi incredulidad avanza cada vez más ¿Esta aquí? ¡Si! Y esta todo empapado, lleva el cabello húmedo y una chaqueta, una bufanda le rodea el cuello, se sorprende tanto como yo que sus ojos verdes se expanden, sus gruesas cejas se alzan y su boca se transforma en una sonrisa.
La música de fondo logra ocultar el sonido de mi jadeo.
—¿Felicity? Es un gusto encontrarte aquí, es maravilloso.
Mi placer es tan inmenso como el tuyo, pero apenas puedo demostrártelo con una sonrisa.
—Si bueno...el placer es mío...— tartamudeo, no digo más que incoherencias.
La chica rubia regresa con una hoja, me la entrega junto con un bolígrafo.
—Llena esto y en seguida vendrá el gerente. Que tengas buen día.
Logro hallar una mesa vacía, camino hacia allá, veo de reojo que James me sigue con la mirada, yo me concentro en el papel, es un solicitud de empleo, empiezo con escribir mi nombre, leo todo con cuidado, la impresión de ver a James puede hacerme escribir más estupideces, garabateo hasta que veo que esta parado frente a la mesa.
Alzo la mirada y esta con dos cafés en mano.
—¿Puedo sentarme?
El corazón me hace un hueco en la garganta, santo mío, se ve realmente atractivo. Asiento torpemente y le ofrezco la silla, desliza uno de los cafés hacia mí, veo fijamente como bebe del suyo, se limpia la boca con una servilleta y la deja a un lado.
—Perdón, me tome la molestia de pedirte un café americano, es el que frecuentemente bebo yo –me explica.
También es mi favorito, le sonrió tímidamente y le doy trago, esta delicioso y caliente, perfecto para este día de lluvia, me observa, oculto mi cara en la taza por un largo segundo y luego me limpio la boca.
—Nunca me esperaría encontrarme contigo aquí y exactamente hoy –ríe –Fue el destino, supongo.
—Así parece.
Clava sus ojos a los míos, oh dios, no hagas eso, me derrites James, me enloqueces, trato de apartar la mirada pero no puedo, no perderé la oportunidad de contemplarlo a mi antojo.
—Por lo que veo buscas empleo ¿Ya no quieres conseguir trabajo en la biblioteca?
¡Que! Oh, la señora recepcionista debió haberle dicho todo, siento que un rubor inesperado me inunda las mejillas, quiero meter la cara en el café y olvidarme de la vergüenza, pensará que es por él. Me muerdo el labio.
—No realmente, solo se lo pregunte a la recepcionista, pero no lo tomaba en serio.
—¿A no?
¡Sí! Deseaba tanto trabajar junto a ti pero mi maldita suerte no me lo permitió, todos los espacios estaban llenos, tendré que conformarme con trabajar en este lugar sin tu presencia. Trago saliva, las palmas de las manos empiezan a sudarme, no se si podré mentir, me esta dejando en el borde de la locura.
—Bueno, yo solo quería comprobar si había posibilidad, puede ser fácil trabajar ahí.
Una sonrisita se escapa de su boca.
—Es fácil cuando alguien es amante de los libros y tú lo eres –toma su taza y bebe.— ¿Literatura inglesa? Mm...y tus visitas frecuentes a la biblioteca deja mucho que decir, eres una aficionada.
¿Cómo supo que quería estudiar Literatura inglesa? ¡Oh! Emily!. Oculto mi rostro hirviendo en vergüenza bebiendo otro largo segundo, espera mirándome fijamente.
—¿Cómo...?
—Información confidencial.
—¿Tienes espías?
Se encoje de hombros.
—Puede llamárselo así.
Alzo una ceja.
—Claro –entonces puedo llamar a su hermana una espía bajo jugada.
Bebemos más café y yo sigo llenando la solicitud, no puedo concentrarme cuando se que tiene los ojos en mí, así que tengo que hacer algo antes de que termine por encontrar una solución.
—Y tú artes plásticas ¿No? –le digo manteniendo mi vista en el papel.
—Pintura lo llamaría yo.
—¿Pintura? –murmuro -¿Haces cuadros o algunas esculturas?
—Sí, me gusta la técnica de Picasso y la de Van Goh.
Lo miro.
—La noche estrellada es mi favorita, creo que desde que era adolescente –sonrío.
Se queda serio observándome, su mano se desliza en la taza de café pero se detiene.
—La mía igual –susurra con voz lenta.
De repente el gentío y la música del lugar desaparecen, solo nuestra presencia siento sobre el aire, el aliento que sale de su boca boquiabierta y el brillo de sus ojos a través de la opaca luz del establecimiento, el corazón me late al ritmo de un tambor, la sangre recorre en mis venas con excitación, las cosas terminaran mal si me dejo llevar por mis impulsos, otra vez.
Carraspeo y vuelvo a escribir en la hoja, cierro los ojos con fuerza, debo controlar la adrenalina, el deseo, necesitare algo de distracción.
—Tengo algo para ti, no se si quieras aceptarlo –comenta, escucho que abre su chamarra y busca algo en su bolsillo.
Espió por entre las pestañas, saca un pequeño cuaderno, es de terciopelo rojo y tiene unas letras grabadas en dorado que dicen "Mi diario", lo deja en la mesa y yo levanto mi mirada para observarlo, se acaricia el labio inferior con su dedo pulgar e índice.
—Una buena escritora empieza con escribir en cada momento de su vida y que mejor que empezando un diario. Espero que quieras recibirlo, yo lo compré para ti –veo con seguridad que ruboriza ¡Jesús! Es tan inocente cuando se intimida.
Veo el cuaderno, es ligero, mediano y es de pasta dura, lo tomo, acaricio con lentitud la suavidad del terciopelo ¿Lo ha comprado pensando en mí? No se que decir, nadie ha hecho esto por mí.
—Detrás hay un diccionario telefónico, puedes anotar los números de tus amigos o de tu familia, espero que tampoco te moleste pero me tome la libertad de anotar el mío, estaré a tus ordenes cuando necesites algo de la biblioteca.
¡Tengo su número telefónico! Por favor, tiene que caerme un rayo en estos momentos, no lo puedo creer, me ha escrito su teléfono para llamarlo cuando lo necesite, es una locura, muero por decírselo a Beth, pensará que le he hecho algo malo a James, estoy segura de que nunca ha dado su número, ni menos a una chica.
Me quedo perpleja, doy vuelta a la última pagina, efectivamente hay espacio para números telefónicos, al principio esta el suyo, con una letra perfectamente bella que dice James Hawkins. No te niegues Felicity, te tiene loca, tanto que estarías dispuesta a todo, admítelo, has ido solo a la biblioteca por él, has convivido con su hermana por él y ahora anotarás tus preciados momentos en este cuaderno que lleva su aroma y su teléfono.
—James, muchas gracias, es precioso. Yo...
¡Grítalo! ¡Te...!
—Yo me siento en deuda, es un bello obsequio.
—Entonces ¿Sí lo aceptas?
Acepto todo lo que quieras bello adonis, asiento todavía incrédula. Apenas soy consciente que la chica rubia se acerca a nosotros, nos interrumpe, quiero gritarle que se vaya a la mierda y nos deje con nuestro momento, pero luego comprendo que si lo hago podré perder la posibilidad de este empleo.
—Disculpa, el gerente me pide tu solicitud ¿Ya la llenaste?
Miro un minuto más a James y le entrego la hoja a la chica.
—El gerente quiere hablar contigo.
La chica mira a James, estoy segura de que quiere que se vaya, James lo entiende, se acomoda la chamarra y suspira.
—Creo que tengo que irme –admite, se levanta y se coloca bien la bufanda.
—Gracias por el café y por el diario –le digo.
Me sonríe de oreja a oreja, dejando ver sus perfectos dientes blancos, estoy segura de que con ellos puede devorarme entera ¿Qué estoy pensando? Una imagen de su boca sobre mi cuello me espanta, dios, estoy imaginándome un encuentro inapropiado con él en mi cabeza.
—No hay de que Felicity, fue un gusto encontrarme contigo, un completo placer –susurra con suavidad la última frase, sus ojos verdes resplandecen.
Necesito que alguien pueda sostenerme, creo que estoy a punto de tocar el suelo con mi cuerpo gelatinoso, veo como camina hacia la salida y desaparece entre la lluvia de afuera. No me doy cuenta que la chica rubia esta aun a mi lado, la miro con frustración, no le basto con arruinarme el momento, más tarde un hombre calvo, alto y flaco se sienta en el lugar de James, me hace algunas preguntas acerca de mi y mis recientes empleos, la conversación no dura más de veinte minutos, me hace firmar un contrato y me da la mano, me felicita y me da mi uniforme, mis horarios son de lunes a jueves de dos a siete y domingos de cuatro a diez, a eso llamo estar ocupada, le agradezco la oportunidad y me voy a la caja de nuevo para comprarle a Beth su capuchino, mantengo el diario cerca de mi pecho, muero por abrirlo y oler cada hoja, estoy segura de que huele a James.
Cuando llego dejo las llaves sobre la mesita del vestíbulo, mantengo aun firmemente el diario contra mi pecho, escucho los pasos de Beth acercarse, trae en la mano un sartén con algo quemándose, jadea pero no se porque.
—¡Estás toda empapada! ¿Qué te ocurre?
Me miro de pies a cabeza, debió haber sido el momento en que me quede parada fuera del coche antes de regresar, aun llevaba la impresión de James en la sangre, rápidamente me quito el impermeable, me sacudo débilmente el cabello y le doy una mirada de disculpa, ella me mira con resignación.
—Perdón, toma tu capuchino –le entrego el café que aun llevo en las manos.
Lo toma y le da un trago, cierra los ojos y sonríe
—Tal y como me gusta –suspira.
Caminamos juntas a la cocina, veo que esta haciendo la cena, tiene el horno precalentado, carne molida y un montón de especias, estoy segura de que hará pastel de carne, le ofrezco ayuda, dejo el diario sobre la barra de la cocina y ella se detiene para mirarlo, se acerca y lo toma. ¡Demonios, aquí viene su interrogatorio!
—¿Qué es esto?
Inventa algo rápido Felicity, si le dices que te lo doy James no terminara por hacerte un montón de preguntas. Me acerco al fregadero y comienzo a partir zanahorias.
—Nada –respondo
Solo espero que no lo abra y ve el nombre de James escrito, escucho determinadamente lo que hace, cierro los ojos con fuerza cuando se que esta hojeando la libreta, no, no, verá el nombre de James escrito, será mi maldito fin. Ríe con ganas cuando lee el nombre de James y recita su número telefónico.
—¡Te lo ha dado James! Y te escribió su número, por dios ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Te lo encontraste en la cafetería?
Ya ninguna mentira podrá cambiar nada, mi única resignación es contarle la verdad aunque me duela tanto. Me vuelvo a ella y asiento.
—¡No! Cuéntame todo –acerca una silla y atenta comienza a escucharme
Empiezo contándole cuando llego , sobre la chica que me atendió y que yo esperaba en caja cuando me lo encontré detrás de mí, sobre que me compro un café y sobre que él sabía que yo deseaba estudiar literatura inglesa, sobre que ambos nos gustaba Van Goh...
—¿Quién demonios es Van Goh? –me interrumpe haciendo un gesto.
Pongo los ojos en blanco.
—Un pintor.
Y entonces le cuento la parte del diario, que fue lo que me dijo cuando me lo dio y lo del número telefónico y por supuesto la repulsión que sentí sobre la chica rubia por interrumpirnos, ríe conmigo cuando maldigo a la mujer.
—Debiste haberle dado un puñetazo en la cara –me dice.
Río.
—Me hubiera gustado, pero no sería cortés en frente de James.
Me mira otra vez con esos ojos picaros, se acerca al refrigerador y saca dos latas de cerveza, me da una y ella abre la suya, toma otra vez asiento.
—Felicity, por lo que me cuentas se que podría darte miles de conclusiones, otras que son más por parte mía otras que tal vez tengan sentido.
—Quiero saber las tuyas.
Sonríe y se ruboriza.
—Te quiere como un loco acosador exageradamente desesperado, estoy segura de que si estuvieran solos, te domaría.
Me ahogo con la cerveza, se a lo que se refiere ¿O tal vez no? Bueno yo no soy una sabía, puede que ella sepa más de lo que yo creo.
—¿Domarme? No tiene sentido.
—Hablare claro para ti, se que eres una santa.
Entrecierro los ojos.
—¿Y tú?
—No, por eso te digo, con Ben he tomado algo de experiencia.
¿Ella y Ben...? Santo cielo, necesito tomar aire.
—Beth....No necesito que me lo digas, yo misma lo entiendo. –alzo una mano para que se detenga.
—No es nada de lo que tengas que avergonzarte, tal vez James busque...— mira hacia la nada.
—¿Buscar que?
Me mira.
—Mi primera teoría al respecto es que tiene ganas de follarte y bueno no lo culpo, nuca lo he visto acercarse a una chica, debes estar despertando un deseo sexual muy intenso en él Felicity. Imaginándomelo persiguiéndote, a eso le llamo llamada de urgencia.
Una imagen congelada de James sobre mí en el sofá me sube la sangre hasta el rostro, mis manos tiemblan que casi hago caer la lata, tomo aire y despejo la mente, hablar con Beth fue mala idea.
—Beth ¡Basta! Eso es totalmente fuera de lugar, no me hagas pensar en eso. –me muerdo la lengua.
—¿Y que tiene de malo? Es tímido para decírtelo, lo demuestra persiguiéndote y dándote regalos –toma el diario y lo levanta a mi vista. –Debo admitir que es un caballero, a mi solo Ben me lo pidió, asi sin decir más.
Carraspeo, Beth parece no sentir remordimiento, me entrega el diario y bebe una vez más de su cerveza.
—Y la última teoría puede ser, que solo quiera ser un buen amigo para ti, cuidarte como un hermano o esas estupideces.
—¿Te refieres a un mejor amigo? –susurro.
—Si eso –tuerce la boca –Aunque estoy segura de que quiere llevarte a la cama, créeme, si no quieres mejor no aceptes sus regalos.
—¡Beth! –protesto
—Perdón, ok. —bufa –Vaya Felicity, eres muy sensible. "Oh Beth te amo tanto, tengamos sexo"
Reconozco que hace una pobre imitación de la voz de Ben, sonrió.
—Guárdate los detalles Beth, no necesito que me des ideas –continuo con la tarea de cortar zanahoria y posiblemente ignorándola
Bebe de su cerveza.
—¿Conseguiste el empleo?
Asiento, escucho que da ligeros aplausos.
—¡Genial! Te encontraste con tu Romeo y consigues empleo, parece tu día de buena suerte.
Se acerca y me da mi lata de cerveza, alza la suya muy alto.
—Brindo por tu nuevo empleo y quizá el comienzo de una relación.
Le hago mala cara y ella me la regresa con un gesto picaron.
—Que me parta un rayo en dos si estoy mintiendo.
No le digo nada, bebo y sigo cortando zanahorias, la ignoro mientras sigo contándome sobre ella y Ben, esta vez se atiene a no contarme lo intimo, al final me queda uno riquísimo pastel de carne, cenamos y bebemos mas cerveza, hablamos de mi horario de trabajo, Beth tiene pensando hacer una reunión de chicas, otra vez, pero contando con la presencia de Emily, celebrando mi nuevo empleo.
No se si sea buena idea tener a Emily aquí, ahora empiezo a desconfiar de ella ¿Todo lo que diga se lo ira a contar a James? Necesitare medir mis palabras, o simplemente olvidarme de hablar en su presencia. Beth nota mi silencio.
—Pensé que te alegraría tener a Emily aquí –comenta tranquilamente.
Juego con los pedazos de carne sobre mi plato, puede que sea bueno tener a Emily, ella es alegre, divertida y graciosa pero darme cuenta que saca información para James mediante mis palabras, es como sentirse rastreada por un espía disfrazado con tacones y maquillaje.
—Sí, es genial, invítala, no hay problema –me levanto de la silla y tomo mi plato.
No me pregunta más, termino por lavar mi plato e irme a la habitación, me doy cuenta que aun no he desempacado, acomodo mi ropa en el armario y mis pocas cosas en el tocador, mañana es lunes, será otro comienzo de escuela que me tendrá agotada, estoy mojada de la ropa que un baño no me hará nada mal, dejo la ropa sucia en un cesto y el diario en una mesita de noche cerca de la cama, abro el grifo de la regadera y dejo caer agua caliente sobre mi piel fría por el agua de la lluvia, me estremezco, pienso en el encuentro de James en la cafetería, deberían ocurrir con más frecuencia cosas como esas ¿No? Que estupidez, jamás podrá interesarme James de verdad, estoy más que segura que es solo una fascinación, termina por desagradarme como todos. Me salgo y busco lo que sea para dormirme, normalmente uso shorts con estampado de flores y una blusa de tirantes negra, como esta noche hace frio unos calcetines no me harán daño.
Me recuesto y dejo encendida la lámpara de noche, cojo el diario que me obsequio James, lo abro y entonces empiezo a hojearlo y a oler cada página ¡Santo perdón! Huele a James, es tan delicioso, es como poder tenerlo en mi mente mientras inhalo con fuerza cada gramo de su perfume en las hojas, su rostro me viene a la mente como un flashback, su encuentro, su sonrisa, el iluminar de sus ojos y sus labios que no deja de acariciar con sus dedos, creo que esta es mi segunda fantasía acerca de James y luego viene la teoría de Beth, un cosquilleo baja desde mi estomago hasta mi cintura y de ahí hasta mi parte íntima, vuelve la palpitación que me retuerce cuando imagino a James, me mantiene aplastada sobre una pared y rodea su cintura con mis piernas, sus manos masajean mis muslos y su boca esta enterrada sobre la mía, le pido no pare.
—Ash, ¡Beth! –murmuro furiosa. Gracias a ella me he despechado de mi estado de santa.
Saco una pluma de un cajón, me siento en la cama y veo con atención la primera pagina ¿Cómo empiezo un diario? Nunca he tenido uno, es realmente tonto, una chica siempre tiene un diario, para mi es una cosa nueva. Me relajo, pongo la fecha en el lado superior izquierdo y de ahí ¿Escribir todo lo que ha pasado en el día? Claro, es más que obvio, se supone que un diario es íntimo.
26 de Septiembre 2012
La fecha y después... ¿Querido diario? Tonto, no le contaré a alguien que no existe en mi vida, que tal algo como contarle mi vida a James, confesarle todo, lo que he sentido desde que lo vi y desde que lo conozco, imaginando que se lo cuento sin restricción. Perfecto.
28 de septiembre 2012
James:
Me has reglado este diario apenas esta tarde, en el momento de nuestro encuentro, no puedo olvidarlo, fue algo mágico, fue como si el día se hubiera iluminado de la luz del sol a pesar de que la oscuridad de afuera era intensa, realmente nunca he tenido un diario pero parece que te contarte a ti todo lo que me pase en los días de mi vida, no tendré miedo en decírtelo, se que nunca abrirás la boca ni tampoco se lo contarás a Emily, este James será tan callado como atento, serás mi confidente, mi amigo, todo, no habrá nadie más que tú. Gracias por escucharme, pero esta noche estoy algo cansada, empezare un empleo mañana mismo, pero estoy segura de que tendré tiempo para ti, de eso no habrá duda, espero no aburrirte mientras leas mis tonterías, en fin, me voy, ansió porque mañana termine el día y pueda contártelo todo.
Felicity Hunter.
Dejo el diario sobre la mesita de noche y apago la lámpara, este James será tan mágico como el real.
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