Parte 30
Estaré subiendo dos capítulos para que mañana pueda subir el capítulo final junto con su epílogo, espero les guste mucho y que la historia ya en sus últimos momentos les parezca al menos buena.
*En multimedia está quien sería Sophie*
Me siento para tomar mi desayuno e ir a cubrir mi turno en la cafeteria, esta vez mis clases son en la tarde asi que pude aceptar mi turno a estas horas de la mañana, presiento que Beth debe estar dormida y decido no despertarla pero ella es la que interrumpe mi pensamiento.
Entra al comedor con su pijama y un pañuelo, veo su expresion y sus ojos, ha estado llorando y la cara la tiene hinchada como si no hubiera podido pegar ojo en toda la noche, se deja caer sobre la silla con poca energia y me mira tan afligida.
—Dios mio, Beth ¿Que te pasa? ¿Jonathan te hizo algo?
Ella rompe a llorar, toma el pañuelo y se cubre la cara, inspecciono sus brazos para ver si veo algun cardenal o golpe que le haya causado su novio pero no veo nada.
—Sí que me ha hecho algo —me responde con la voz quebrada pero fuerte y con mucho rencor, se apreta los dientes y me mira con penetracion —El imbécil me ha embarazado.
Jadeo de la impresion, no puedo evitarlo, parpadeo perdiendo la cuenta de las veces en las que quise que lo que me acababa de decir me quedara claro, tuve que llevarme la mano al pecho para sentir mi corazón palpitar tan fuerte para hacerme despertar, oh dios santo, pobre Beth.
—¿¡Qué!? ¿Esto es en serio? ¿Embarazada? —jadee de nuevo, me quede boquiabierta con los ojos dilatados —Pero...¿estás segura?
—Resulto que mi "infeccion" no era más que un embarazo, el día que me dijiste que fuera al doctor solo fui a hacer la cita, ayer me entregaron resultados y no puede ser más acertado que una prueba de sangre. —se echo a llorar de nuevo —¿Tienes idea de esto? ¿Lo sabes? ¡Acabo de echar a perder mi vida!
Comenzo a llorar sin control, trate de tranquilizarla, la abrace y ella no dejaba de decir lo mal que habia tirado toda oportunidad de un gran futuro, lo joven que era y lo que sus padres harían al enterarse de esto.
—¿Y que ha hecho Jonathan?
—No quiere saber nada —se suena la nariz y se seca las lágrimas frotándose la cara —Me ha dejado sola en esto el hijo de puta, dios ¡Soy una estúpida! ¿Por qué siempre tengo que caer tan bajo para aprender de mis errores?
—No digas eso Beth, no le eches la culpa a ese pobre bebe, yo se podrás salir adelante, eres muy capaz y lo has demostrado, no lo necesitas, puedes contar conmigo.
—No quiero que se vuelva una carga para ti, Felicity, tendré que dejar la universidad y ponerme a trabajar, no podré seguir pagando si tendré gastos para el bebe, un trabajo de tiempo completo es lo que ahora será mi prioridad.
Se me hace un nudo en el pecho cuando la veo asegurar con desgana que en definitiva tendrá que dejar la universidad.
—No puedes hacer eso, Beth, tienes que seguir, es lo que necesitas para ofrecerle una vida mejor a tu bebe.
—Ni hay manera, llamaré a mis padres, tal vez me traigan de regreso a casa y tenga que dejarla de todos modos o quizá me desconozcan y dejen de pagarme la mitad de la universidad, tengo que enfrentarme a ellos porque tarde o temprano lo sabrán. Me siento fatal, me he decepcionado a mi misma, no cometas mi error, piensa las cosas antes de hacerlas, nunca te dejes influenciar por tus impulsos.
No le diga nada más, no se que más hacer o decir para que no se sienta tan despreciada consigo misma, es un error que definitivamente no podrá borrar, ella es sensata y sabe que lo único que queda por hacer es aceptarlo, un error que la acompañara toda la vida.
(...)
Camino por el pasillo del hospital como si fuera una de mis rutinas normales y es que por asi decirlo en esta semana he estado viniendo y a apoyar a James en sus quimioterapias, al principio no me acostumbre, me daba incomodidad pero al verlo tan despreocupado, relajado y hasta bromista cuando yo estaba presente me alenté a seguir viniendo sin miedo e inquietud.
Llegue a la habitación y entré como si nada, de costumbre estaba la madre de James y Emily, todo era de lo más normal hasta que noté que James y Emily hablaban con alguien de blanco cerca del borde de la camilla, era alguien de blanco pero no era doctor, era una enfermera, se volvió hacia a mi cuando sintió mi presencia, era de la edad de Emily, alta, delgada, muy pálida, tenia en cabello café claro, ojos enormes color verde, grandes pómulos y unos labios carnosos, se veía muy amable, me sonrio al verme.
No quise decir nada hasta que Emily la señalo.
—Es la nueva enfermera, es estudiante de mi campus, hará sus prácticas así que estará al pendiente junto conmigo de todo el tratamiento.
—Hola —me saluda.
Me acerco para saludarle con la mano, le sonrió.
—Hola, me llamo Felicity Hunter, un gusto.
Asiente.
—El gusto es mío, soy Sophie Miller.
Emily nos sonrie con gusto.
—Ella acepto hacer sus prácticas conmigo, es una gran estudiante, es suerte tener ayuda conocida, la conozco muy bien, siempre obtiene buenos lugares en los semestres, ademas los conoce a ti y a James.
—¿En serio? —pregunto dudosa, no recuerdo haberla conocido en ningun lado.
—Sí, mi tio compro uno de los cuadros de James cuando los expuso, tu novio tiene mucho talento, los vi esa noche, soy gran admiradora.
—Todo crédito es para James —le aclaro —Él es quien hace todo el trabajo, nadie pudo haberlo hecho mejor.
—Las obras más importantes no se hacen solas, necesitan de una inspiración —sonrie solo para mi luego me guiña un ojo.
Me embarga una sensacion de euforia cuando lo dice, es increible lo intimidada que logra hacerme sentir y lo privilegiada también. Nos la pasamos charlando hasta que le realizan la quimioterapia a James, a veces tenemos que sacar algun tema para ignorar que todo el tratamiento es dificil para él asi que hablamos queriendo matar tiempo, esta vez hable con Sophie y ella resulto ser tan linda y encantadora, es tan tímida pero una vez que logra encontrarse en confianza es graciosa.
Uno de los doctores llega y supervisa que todo este en orden, después debemos dejar la sala para que puedan realizar algunos procedimientos, Clarrisse y yo salimos y ahí en el pasillo matamos más el tiempo.
Terminamos por hablar de su cumpleaños
—Sabes, el cumpleaños de James es muy pronto, me preguntaba si te gustaria hacerle una fiesta sorpresa, a mi hijo le encantara, estoy segura ¿Que opinas?
—Me encantara ayudar, es lo que llevaba planeado desde hace días, cuente conmigo.
—¿Tomamos un bocadillo y lo planeamos? —me señala la dirección de la cafeteria.
Acepto sin dudar.
—Con gusto.
(...)
Al terminar los asuntos en el hospital regreso al departamento con la sorpresa de llevarle a Beth su cena favorita que es la comida china, no me gusto para nada verla tan deprimida en la mañana así que como buen amiga trataré de animarla y apoyarla lo mejor posible.
Al llegar le invite la mayoria de las cosas que traje, ella acepto y yo aproveche para animarla un poco contandole lo genial que la podiamos pasar este fin de semana en la fiesta sorpresa que le hariamos a James, ella al principio no quiso aceptar pero le explique lo grandioso que iba a estar y que necesitaba un respiro de todos sus problemas, al final no la convenci pero al menos no la noté tan segura. Cuando acabamos de cenar ella decidio irse a dormir temprano y yo recibi una llamada de James al salir de la ducha, le explique lo de Beth y se quedo tan impactado como yo.
—¿Que crees que quiera hacer? —me pregunto con intriga.
Suspire.
—No lo sé, pero lo que tiene claro es que se lo dirá a sus padres y que tal vez dejará la universidad.
Escuche la desaprobación de James tan clara en su voz.
—No puede ser, es lo que menos debe de pensar en hacer ¿cómo es que ese tipo la dejo sola?.
—Solo se que no quiere saber nada de nada, Beth esta destruida y lo que haré es que la apoyare en todo, ahora solo me tiene a mi.
—Dile que cuente conmigo, debe ser difícil para ella creer que esta sola en esta situación.
Sonrei con fuerza al escucharlo, a pesar de todo lo que esta pasando James siempre trata de ver por los demas y eso es que llegue a amarlo mucho más
—Claro que se lo diré, eres muy considerado —podía sentir el rubor en mis mejillas a pesar de que él no estuviera presente. —Eres una gran persona.
Rió bajito.
—Siempre que se pueda ayudar a alguien más para mi es una satisfacción.
—Eso me parece excelente, lo tomaré para darlo en práctica.
—Tú ya has ayudado mucho a una persona en especial, con ello ya debes sentirte más que satisfecha.
Rió, ni siquiera cuando hablo con él por telefono puedo tener la mirada fija.
—Más que satisfecha, me siento muy realizada.
—Me alegra escuchar eso, no dudes que pronto volveras a hacer a esa persona especial muy feliz.
Fruncí el entrecejo y me recoste boca arriba mirando hacia el techo.
—Creí que ya lo hacía muy feliz.
Volvió a reir pero esta vez fue una risa poco usual.
—Y lo haces excelente pero en esta ocasión no habrá espacio para tanta felicidad.
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