Parte 22
El día en la universidad me distrae lo suficiente para dejar de pensar en lo ocurrido con Harper y James, tratar de poner atención a una persona que en estos momentos parlotea sin sentido frente a un pizzaron con un montón de garabatos, podría ser una forma de decir que trato de poner todo de mí para eludir aquel pensamiento con facilidad, pero cada vez que trato es imposible lograrlo, aun me atormenta como una horrible alergia que no me deja en paz, trato de mantenerme tranquila pero solo aumenta mi paranoia, podría ser que empeore cada vez más. La clase mejora para mi estado cuando el maestro comienza a dictar la tarea para esta semana, nos da un montón de información y nombres que debemos apresurarnos a apuntar, eso me recuerda, llevo en mi mochila los trabajos extra escolares que me ha pedido el profesor Cooper, no lo he terminado, aun me falta unas investigaciones y la entrevista que debo entregarle sin falta para evitar tener que pasarme estas vacaciones hundida en mis libretas.
Cuando la clase acaba me acerco a su escritorio, ya esta guardando sus materiales y sus papeles que siempre mantiene en un desorden poco común en una persona de su categoría.
—Señor Cooper, esta es la mitad de mi trabajo, ojala y pueda tener el tiempo suficiente para entregarle la otra parte -le entrego un folder amarillento con mis datos escritos en tinta negra en gel.
El maestro abre el portafolio, le da un vistazo rápido, saca sus anteojos de una cajita color marrón y se los coloca con mucha delicadeza, da vuelta a las hojas sin hacer ningún solo ruido, aquel silencio solo me pone más nerviosa, no quiero pensar que ha sido demasiado tiempo para solo haberle entregado la mitad. Carraspea y entonces su ojos se alzan hacia a mí, tiene una ceja alzada y eso solo puede significar una cosa.
—Señorita Hunter este trabajo tiene cosas incompletas, puede que esto ni siquiera pueda darle los puntos necesarios para considerar darle el examen final ¿Lo sabe?
Asiento.
—Si lo sé, ese trabajo no esta terminado, aun me falta un investigación y la entrevista al señor Peter Hawkins, solo quiero entregarle lo que ya llevo terminado. Usted me dio una semana, me quedan cuatro días.
Sigue mirándome con aquella ceja canosa suya.
—Bueno señorita Hunter —cierra el portafolio y lo desliza hacia mi dirección —Me haría el favor de entregarlo cuando este completo. No me gustan las cosas a medias.
Debí haberlo imaginado cuando el señor Cooper es una persona bastante concienzuda, guardo el portafolio y me despido.
—No se preocupe, lo terminaré para entonces -susurro sin mirarlo y salgo casi con prisa del aula.
Salgo del edificio hacia los jardines del campus, voy contando el tiempo que tengo para llegar al trabajo, tratar de localizar a James y pedirle que me haga una cita con su padre, necesitaré terminar el trabajo para antes de que se cumpla el plazo de los siete días que tengo. Son las dos de la tarde, hoy entro a las tres al trabajo así que me queda una hora bastante productiva, si no consigo hablar con James será entonces con Emily, ella tendrá la disponibilidad completa para ayudarme. Avanzo por el estacionamiento de la universidad, ya no hay casi autos aparcados, la mayoría de los estudiantes salen volando cuando es el último timbre del día y bueno quien no podría evitarlo, de verdad añoraba un auto para mi sola, poder salir a mi cuenta sin tener que pedirle el auto a Beth, no fuese que a ambas nos molestase tener que usar el mismo pero un poco de autonomía no es malo para nadie, mis ojos no pueden evitar contemplar los autos aun estacionados imaginándome yo en el volante hasta que mis piernas se frenan al instante cuando reconozco aquel convertible casi frente a mí los libros que llevo sobre los brazos se me caen al piso, gimo, la cabeza comienza a darme vueltas tan rápido que las cosas no se pueden aclarar del todo.James esta aquí, en cualquier lugar pero aquí. Hay un solo lugar a donde James llegaría y sería el departamento.
Corro a toda velocidad hacia el departamento, trato de tranquilizarme acordándome que deje bien cerrada la puerta, es imposible que este adentro esperándome a menos que...Beth le haya perdido hacerlo, maldita sea, sabía que debía dejar que Beth se fuera primero, carajo, ¿Desde cuando estaría esperándome? ¿Por qué? Casi deseo tirar mis libros al piso para correr con total libertad y expandir mis brazos al aire para llegar, mis huesos se estremecen cuando llego al pasillo, doy pasos más cortos y continuamente lentos, tomo una bocanada de aire cuando me quedo a un lado de la puerta, veo que lleve seguro pero no puedo estar segura del todo, levanto la mano con mucha cautela, tratando de evitar gritar, mis dedos titilan de emoción como de miedo. Abro la puerta y entonces una figura que se pierde entre la oscuridad silenciosa del apartamento se gira para mirar hacia mi dirección, mis dedos acarician la pared para encontrar el interruptor cuando lo encuentro lo aprieto y la luz artificial de la bombilla estalla para iluminar aquella silueta que se logra deshacer de aquella mancha sombría que le cubría.
—Felicity...—susurra James con una emoción, como de un nerviosismo que su voz no pueden ocultar.
Trago saliva con mucho esfuerzo, mis emociones se convierte en una sonrisa afligida que desaparece fulminantemente cuando me encuentro con sus ojos que emanan un disgusto como la fuerza de un deseo que no me preocupe en descifrar. Dejo los libros en el suelo junto con mi mochila, cierro la puerta detrás de mí, meto las manos a los bolsillos de mis vaqueros medios gastados, avanzando hacia donde su cuerpo no se ha movido.
—¿Cuánto tiempo has estado esperándome? —le pregunto sin evitar entrar en aquellos ojos que han estado ausente toda una noche.
—Una hora —me responde con la voz ahogada, casi como si le hubiese propinado un golpe en el pecho.
Le hecho una mirada evaluativa cuando noto que lleva la misma ropa de ayer en la noche, cuando se fue con ella, ni siquiera se ha preocupado quizá en mirarse en un espejo, lleva el cabello desarreglado, su rostro esta lívido, unas orejas casi negruzcas están pintados debajo de sus ojos, casi con la misma apariencia de hematomas, dándole la apariencia de un enfermo en una crisis alarmante.
Desvío la mirada, es imposible mirarlo en ese estado, el pecho se me destroza de tan solo pensar en las cosas que pudieron haber ocurrido ayer. Sus labios se contraen en un gesto de dolor.
—¿Podemos hablar?
Lo mire de reojo, lo invito a sentarse en el sofá de la sala, doy un traspié cuando evito pasar a un lado suyo, fue inevitable, nuestros hombros se rozaron por unos milímetros entonces el corazón me dio un salto inesperado, causándome un jadeo inaudible.
—Estoy segura de que Beth fue quien te dejo pasar ¿Verdad? —insinué, sin evitar mi desacuerdo con una mueca.
—Sí pero no la regañes, fui yo quien le pidió el permiso de esperarte aquí —da un suspiro largo —Estoy cansado de todo esto.
Mis cejas se levantan mostrando una leve sorpresa al respecto, estoy segura de que sus energías pudieron haber sido bastante bien utilizadas ayer, oculto mis manos hechos puños sobre mi regazo.
—No me queda duda —afirmé.
—Me refiero a toda esta situación, siempre terminamos así Felicity ¿Te has puesto a pensar en eso? Las cosas son abrumadoras de esa forma, no quiero lastimarte, no pretendo hacerle mal a nadie, pero por un segundo podrías dejar de pensar en eso.
Doy una risotada y me vuelvo a él con el ceño fruncido ¿Acaso quiere que me los imagine tomando el té?
—No estoy pensando en nada, no sabes lo que ocurre en mi cabeza, ni siquiera sé porque estás tratando de darme una explicación.
Da otro suspiro, descarga su aire cargado de frustración dando resoplidos, lo miro de reojo otra vez, tiene la apariencia de un padre desesperado tratando de que su hijo pueda entender un problemas de matemáticas de segundo grado, tal vez estoy actuando como una imbécil.
—Lo haces, estas pensando en que tuve sexo con Harper pero no es así, todo tiene la explicación perfecta para mi apariencia y porque llevo la misma ropa de ayer. Felicity —pronuncia mi nombre con aplomo, lo miro —Harper es quien me pidió venir a explicártelo todo.
—¿Por qué? —enarco las cejas.
Su mano busca mis manos ocultas sobre mi regazo, las toma con suavidad y las sostiene depositando un beso sobre el dorso, había olvidado el calor proveniente de la magia de sus labios sobre mi piel. Nuestras miradas se cruzan y es cuando verdaderamente siento que dejo de respirar, me quedo con la mente en blanco sin darme cuenta que sus ojos exprimían en mi la cordura que jure tener bajo control.
—Felicity, Harper no es la persona que te has creado en esa cabeza, ella esta pasando por algo terrible, bastante terrible y ahora tenemos algo muy en común —su voz se vuelve tan apagada que me altera casi como el imaginar lo que piensa confesarme —Las cosas para ambos están cambiando, ella nunca quiso lastimarte ni hacerte daño.
—¿Y porque no me lo contó? Si no desea hacerme daño ¿Por qué te aparto de mí?
Cerró los ojos unos segundos, cuando los volvió a abrir me dio el presentimiento de que lo que Harper podría estar viviendo era algo confuso.
—Ella no quiso decírtelo sin hablar conmigo antes, no porque no quisiera.
—Ella te llevo fuera....—mis labios se apretaron fuerte, tan fuerte cuando recordé el momento en que ella se lo llevo cuando yo había preparado su bienvenida —Cuando yo preparé tu bienvenida ¿Por qué no llamo? Ni siquiera sabía que ella seguía rondando por el apartamento. Fue un truco y vaya que lo planeo bastante bien...
—Felicity -me interrumpió con voz grave, sus ojos se clavaron a los míos con mucha resistencia que me quede muda. —Te lo estoy tratando de explicar, ella esta pasando por algo terrible, fue una urgencia, nadie puede evitar las urgencias.
—De acuerdo ¿Cuál fue la urgencia? ¿Debe dinero? ¿Necesita que le pongas un departamento? Adelante, dímelo, quiero saber que urgencia pudo tener para interrumpir, puede que sea considerada y lo olvide.
—No lo pareces entender —musito con voz débil, sus ojos se separaron de los míos directo hacia la nada, se levanto del sofá y comenzó a rondar de un lado al otro con mucha ansiedad —¿Por qué no puedes entender que ella no me busca a mí para alejarme de ti? Felicity, me ha pedido que venga a darte una explicación.
—¿Y es que acaso tu no pensabas venir hasta acá y decírmela? —confieso con las cejas fruncidas en un gesto de incredulidad.
Se detiene y entonces se arrodilla frente a mí, buscando mis manos para sostenerlas firmemente sobre las suyas, comienza a acariciarlas con una angustia que su rostro es incapaz de ocultar, se muerde los labios para evitar parecer una máscara de preocupación pero nadie parece funcionar, puedo leer en sus pupilas que desea gritármelo pero las cosas no son fáciles, se cohíbe tanto que se esta lastimando a sí mismo.
—Claro que sí pero ahora debo estar más cerca de Harper y espero que puedas comprenderlo, ella es como una amiga, recuerda soy la única familia que tiene...—la voz se le quiebra, traga saliva para aclarase la voz— Ella esta muy enferma.
Mis ojos escudriñan los suyos para encontrarme alguna respuesta pero están tan afligidos que no me puedo encontrar con el reflejo del James que conozco. Mi corazón comienza a dar unos golpes que reverberan en mi interior como en una especie de sentimiento lleno de culpabilidad, ni siquiera debería estar juzgando a Harper, no quiero hacerlo pero si tan solo me hiciera a la idea de imaginar que puedo perder a James es como si mi instinto más cruel se apoderara de mí.
—¿Qué le sucede?
James alza su rostro para encontrarse con el mío, sus cejas se juntan, su frente se crispa en arrugas de preocupación que quisiera borrar con el tacto de mis dedos.
Abre la boca y apenas escucho su voz susurrar audiblemente.
—Tiene VIH.
(...)
—Felicity ¿Estás bien?
Mi mano comienza a titilar cuando estoy sosteniendo la taza de azúcar, me estoy preparando un insignificante café, ni siquiera pude reconocer el sabor amargo cuando le di un sorbo. James esta detrás de mí, recargado sobre la puerta del refrigerador, siento que me ha estado observando desde que me levante del sofá hasta la cocina, comencé a mover las cosas sin ningún sentido, de repente se dio a la idea de que podría cometer una estupidez. Me volví hacia él dándole tragos a la taza de café, mis ojos no se quisieron encontrar con los suyos durante un rato, lo escucho suspirar y apenas rozan nuestras miradas.
—Felicity me estas preocupando, por favor di algo —me suplica acercándose a mí un paso.
Dejo la taza sobre la barra y me cruzo de brazos sin pronunciar ningún solo sonido, puedo sentir que sigue observándome y tal vez lo hará hasta que pueda responderle algo, no se si pueda hacerlo, después de lo que me acababa de decir, me sentía lo demasiado culpable para no mirarlo a la cara.
Me aprieto los labios con fuerza que mi boca se convierte en una línea recta.
—¿Felicity?
Mis ojos se van directo a los suyos, sus ojos impacientes me exigen una señal de vida, suspiro y niego con la cabeza tantas veces de las que puedan hacerme entrar en razón
—Lo siento —es lo único que puedo susurrar, mi voz se rompe cuando la culpabilidad se aprieta en mi interior como un dolor. —Lo siento, James.
Se acerca a mí, de repente me encuentro rodeada por sus brazos que me aprietan suavemente hacia su pecho, me quedo ahí, acunando mi cabeza debajo del hueco de su garganta respirando lo más lento que puedo, tranquilizándome y cerrando los ojos para repetirme con mucha insistencia un Esta bien, nada malo puede pasar. James busca mi rostro para depositarme un beso sobre la frente, aquel beso me hace suspirar y abrir los ojos, al instante me reencuentro con una media sonrisa que me refleja una luz directa hacia una paz interior.
No puedo evitar regresarle la sonrisa, se detiene para contemplarme un rato.
—¿Estás mejor? —me pregunta
Asiento, me aprieto más a su cuerpo, embriagándome un poco del calor que siempre me tranquiliza.
—Sí, se podría decir eso. —mi sonrisa casi desaparece por completo cuando mi voz vuelve a resonar por el recuerdo —James, escucha, yo no quería ser una entrometida, de verdad, no tenías porque decírmelo, creo que eso era entre tu y Harper.
—Harper te ve como una amiga, sabe que eres bastante importante para mí, le he contando sobre ti las veces que nos hemos encontrado, se sintió muy mal cuando tuvo que pedirme que me fuera en medio de la bienvenida que me diste ayer por la noche, eso le incomodo.
No creo que ella haya sentido la incomodidad que yo estoy sintiendo en estos momentos. Vuelvo a suspirar.
—Ahora entiendo lo desesperada que estaba por encontrarte —le informo con una voz tan baja, casi para mi misma.
—Ella sabe dónde encontrarme, el único problema es que yo no supe nada de ella después de que se fue, desapareció, no fue hasta que me envió algunas cartas y me dio su número telefónico, hablamos pocas veces y todo se trato acerca de su vida. Ella dejo de ser lo que era para convertirse en una persona responsable.
El recuerdo de Harper aquella vez en el departamento conmigo me atrajo a un remolino de recuerdos borrosos que me atormentaron como una gran masa de humo, ni siquiera llegue a reconocerla, la forma en que vestía, la forma en la que hablaba, su apariencia, su belleza, ya no era más de aquella mujer que fue algún día, en verdad había cambiado, había dejado todo ello atrás.
Las manos de James rozando mi mejilla de arriba hacia abajo me distrajo de mis pensamientos profundos, di un brinco cuando sus dedos comenzaron a trazar el grosor de mis labios, sonreí.
—Ya no quiero distracciones —le dije, con los ojos aun así haciéndome mentir, el brillo de la tentación en ellos era superior a cualquier cosa que yo pudiese decirle.
Levanto ambas cejas y alejo sus manos de mi rostro con un ademan, aun así sus ojos se encontraron con los míos.
—¿Ella estará bien? —le pregunto.
Se aprieta los labios con un leve reflejo de preocupación en su semblante, lo miro fijamente y él asiente solo una vez.
—Claro que estará bien, no te preocupes. —me da una sonrisa, mi corazón se paraliza cuando veo sus labios titilar
Hago como si no hubiera visto aquel error suyo, me voy hacia la barra deshaciéndome del escudo de sus brazos sobre mí, voy hacia la barra de nuevo y tomo mi taza de café, le doy sorbos pasándome el líquido infernal sobre la garganta reseca.
Me muerdo la lengua, me arde por el calor del café.
—No pensé que la plática entre tu y Harper se alargaría tanto como para no tener tiempo de irte a cambiar. Además de lo que te confeso, ¿Qué fue realmente lo que te pidió?
Reino un silencio que me estremeció entera trate de aferrar bien mis manos sobre la taza de café para evitar que esta cayera, mantenía atentos a mis oídos para cualquier respuesta, el tiempo se alargo, mi curiosidad crecía y mi poca paciencia se caía al suelo como un reloj de arena, lo mire, él estaba inexpresivo.
—Ella fue bastante clara cuando me pidió ayuda, me pidió que contactara a alguien para que la pudiera ayudar así que llame a Emily, pase toda la noche contándole sobre lo que necesitaba saber de Harper —carraspeo, sus ojos se desviaron de los míos —Me quede toda la noche apoyándola, ella necesitaba a alguien, esta sola en esto, somos los únicos que podemos entender la situación. Le conté sobre mi también, sobre el cáncer y ella me ofreció su apoyo.
—¿Emily? —cabeceo, no puedo imaginar a Emily metida en esto —¿Ella sabe realmente...?
—No, ella no lo sabe. Le conté que era una vieja amiga, pero Emily no se mete en mis asuntos más allá de lo que debería.
—¿Cuándo la van a ayudar?
—Ella esta rentando un cuarto en Brooklyn —sus ojos se posan en mí —Lo bastante cerca de mi departamento, creo que por ello llego tan rápido ayer por la noche. Emily la mando con un gran medico, la revisaran, le darán lo que necesita. Me haré cargo de todo.
—Harper tiene mucha suerte de tenerte James, has llegado a su vida como un enviado del cielo.
Se carcajea, muestra una sonrisa de oreja a oreja que deja relucir el contorno redondo de sus pómulos, deja caer sus brazos a cada lado de su cuerpo destensando un poco la presión que tenia bajo sus hombros. Niega con la cabeza.
—Ella es una gran amiga, el hecho de que haya confiado en mí y que tenga una gran fe me ayuda y me hace sentir muy bien.
Asiento.
—Hablando de ayuda...—me muerdo el labio con aire codicioso. James alza una ceja —¿Recuerdas el trabajo que debía darle al señor Cooper para no reprobar este semestre? Creo que necesitaré hacerle una entrevista a tu padre para lograr tener esos puntos a mi favor. ¿Crees que podrías hacerme un espacio en su agenda?
Se encoje de hombros.
—Claro, no habrá problemas con ello, hablaré con Peter mañana, estoy seguro de que te la dará de inmediato. —me asegura con una sonrisa que le cubre el rostro.
Me llevo las manos al pecho sintiendo un gran alivio, había estando deseando hacer esa entrevista desde hace mucho tiempo, en el momento en el que me deshaga de esa horrible obligación podré darme el placer de volver a mi vida normal. Miro el reloj de pared, faltan veinte minutos para que entre mi turno en el trabajo, necesitaré buscar mi bolso y mi uniforme.
Dejo la taza de café en el fregadero, limpio con un pedazo de servilleta la barra media sucia y salgo de la cocina directo a mi recamara, busco mi bolso, mi uniforme y unos cuantos billetes de mi mesita de noche. Para cuando me vuelvo hacia la puerta James esta parado, mirando hacia el interior de mi recamara, estudia cada detalle, cada rincón, se queda con la boca media abierta cuando da un paso hacia dentro y se fija en mi diario sobre mi cama recién tendida. Me quedo sin movimiento, completamente inerte a causa de la presión de su mirada sobre mi cara.
—¿Aquí es tu habitación? ¿Por qué jamás me has invitado a verla?
Parpadeo aturdida, miro en dirección a mi diario a la vista y completamente desprotegida a lectores imprudentes.
—Porque nunca me los has pedido —le contesto con un hilo de voz, trato de inclinarme hacia la cama y tomarlo.
Pero James esta mucho más atento que yo, se queda con la boca formada en una gran O cuando reconoce lo que ha sobre mi cama, en ese momento solo quiero convertirme en tierra, hundirme hasta en lo profundo y no volver.
—¿Es el diario que te regale? —avanza con más velocidad hacia la cama, me interpongo de inmediato para detenerlo, se hecha para atrás cuando le exijo con la mirada que no se acerca más -¿No puedo verlo?
Le pongo una mano sobre el pecho.
—No puedes leerlo —le corrijo con tono de aplomo, me inclino y tomo el diario antes de que lo haga.
Menea la cabeza riendo entre dientes.
—Es es una tontería, me prometiste que podría leer algo de tu diario algún día.
—¡Qué! —escupo, con la boca hecha una mueca grande, hundida entre la perplejidad de sus palabras que no muestran veracidad —¡Jamás te dije eso! No seas mentiroso.
—Tal vez no lo dijiste pero tendrás que hacerlo algún día, merezco leer algo ¿Tampoco recuerdas que tu gran deseo es poder estudiar literatura inglesa? —me toma de los hombros sosteniéndome firme para mirarlo, sus ojos se empiezan a encender como una mecha de fuego que se balancea de un lado al otro sobre mi mirada. —Felicity, no quiero que me dejes leer nada si no quieres, pero al menos dime que soy demasiado importante para ti ¿Quieres?
—¿Por qué haría eso?
Su rostro se acerca al mio con tal lentitud que puedo examinar aquellos ojos que me retienen con una fuerza sobrenatural.
—Porque lo necesito tanto como el respirar aire, como el seguir de pie aquí en este momento sin dejarme abatir. Lo necesito como mi mejor medicina.
Mis manos se van hacia su rostro, lo acarician con la exactitud de poder sentir bajo mi piel sus rasgos, la suavidad y el calor que siempre emana de su piel, se queda quieto dando suspiros cortos mientras yo me embriago de su ser, me acerco sutilmente hacia su rostro rozando nuestros alientos que se expanden sobre mi cara como toques de seda que me hacen sonreír.
Verlo sonreír tan cerca de mí me hace experimentar una de los sentimientos más placenteros, mágicos e inhumanos que haya podido existir.
—Eres más importante que cualquier otra cosa que haya deseado, cualquier cosa y por una alguna razón que aun no he llegado a comprender, hoy te tengo aquí.
Ahora es él quien sostiene mi rostro sobre sus manos, sus ojos examinan cada parte de este, con la presión de su exaltación andando, me aprieto los labios para controlar las fuerzas que me salpican por dentro, tan poderosas, tan inmensas que es casi imposible encontrarme en ellas cuando estoy tan cerca de poder besarlo, de poder hacerlo mío de nuevo, mis deseos parecen tener un dominio tan propio que me aterraba
Se acerca a mis labios con movimientos infinitesimales que me apremian a poder besarlo.
—No hay coincidencias, solo obras del destino —susurra, empujando su aliento a la sensibilidad de mis labios.
Hecho mis brazos hacia su cuello, rodeándolo y tal vez aprovechando lo cerca que me puedo proporcionar. Escuchamos al momento la alarma de mi móvil, rápidamente me llevo mi mano a la vista para confirmar la hora en mi reloj de mano color marrón.
Le sonrío negando con la cabeza, tomando mi uniforme y mi bolso de mano.
—Tengo que ir a trabajar.
Da una sonrisa de oreja a oreja, saca las llaves de su auto que estaban en su bolsillo trasero, le agradezco el aventón con un beso en la mejilla.
—¿Será alguna vez el momento que podamos completar la bienvenida que me diste? —me pregunta dándome el camino libre para salir de la habitación, va justo detrás de mi pisándome los talones.
Me giro hacia él y alzo las cejas, las obligaciones nunca terminaran, ni mucho menos los problemas. Me quedo un segundo pensativa, imaginando algún momento posible.
—Me gustaría tener una respuesta para eso.
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