Parte 21
Hola a todas, me agrada volver a saludarles otro capítulo más, espero de verdad que les guste mucho, les tengo que ser sinceras, ya estoy escribiendo el final de está historia, osea que ya esta listo el final, quienes viven y quienes mueren :O seré muy cruel haha no es cierto, seré solamente justa, es lo que les puedo decir, va a ser inesperado.
Esperenlo, ya en unos diez u once caps se acaba. Lloraré ,no quiero que acabe pero ni modo, la vida es tan cruel.
Los amo!!!!!!!!
—Mamá estoy bien, ahora estoy haciendo los deberes de la universidad ¿Alguna cosa que desees saber? –le preguntó con tono apagado desde mi móvil.
Ella gruñe pero se logra tranquilizar, se molesto un poco cuando me llamo esta mañana y Beth le había contestado diciéndole que no me encontraba allí si no en el departamento de James, eso sin duda la molesto un poco, no dudo en llamarme después de haber hablado con James para alegarme un gran monologo con preguntas tan obvias como ¿Qué carajos haces ahí? ¿Te ha secuestrado? ¿Te tiene encerrada? En fin, eran muy obvias para mi sabiendo la clase de madre que tengo.
Tecleo desde La "Mac" de James los trabajos de la universidad que debo entregar en una semana si no el maestro me tendrá en la lista de reprobados este semestre, Danielle sigue gruñendo pero en cuanto rió rompe en cólera.
—¿Qué se te hace gracioso Felicity Hunter? Estás viviendo debajo de un techo que no te pertenece ¿Por qué estás cuidando el departamento de James? Eso no te concierne a ti.
Pongo los ojos en blanco, le doy una gran mordida a la dona de chocolate y me entretengo escribiendo una investigación previa a los artículos constitucionales de los Estados Unidos de America, llevo pegado el móvil a la mejilla pero no logro aun así escuchar del todo a Danielle, me es casi imposible escucharla y hacer mis trabajos a la vez.
Hablo con casi la mitad de la dona en mi boca.
—Me ofrecí en hacerlo, eso lo hace sentir seguro, no le gustan los extraños en su casa –comento en tono casual, encogiéndome de hombros –Mamá en serio, llevamos más de treinta minutos hablando, necesito acabar el trabajo para una semana y no llevo siquiera la mitad.
Danielle jadea atónita.
—¿Me estas pidiendo que te deje de llamar? Felicity, entiendo lo ocupada que estás, lo único que quiero es saber como te va eso es todo ¿Acaso me lo estas prohibiendo?
Rió entre dientes, la actitud melodramática de Danielle siempre ha sido algo que me ha causado mucho humor, niego sin dejar de teclear.
—Claro que no mamá, llama cuando quieras y a la próxima para no causar problemas hazlo desde mi móvil ¿De acuerdo?
—De acuerdo, te dejo, eres una mujer ocupada. Te quiero Felicity, no lo olvides.
Le mando un beso desde el móvil, ella se carcajea.
—No más que yo mamá, te quiero. Chao.
Dejo a un lado el teléfono para seguir tecleando desde la Mac con mucha concentración, trato de coordinar mis movimientos en el teclado para equivocarme lo menos posible, llevo puesto unos lentes redondos para evitar causarme problemas oculares, la luz blanquecina de la pantalla hace que los ojos se me encojan, miro desde la Mac la hora exacta, son las cuatro de la tarde, eso solo me hace sentir con una presión enorme, en cualquier momento James llegara de Colorado y no se como explicarle que Harper ha venido hasta acá para encontrarse con él, tampoco he tenido señales de Harper, quizá se canso de esperar a pesar de haber transcurrido solamente un día, no se que asuntos podrá tener esa mujer pero seguramente deben ser muy graves.
Descanso la espalda sobre el respaldo de la silla para darme un merecido respiro de todo el trabajo que llevo avanzado, bebo café y doy más mordidas a la dona que casi termino, me relajo escuchando el sonido Neoyorquino de los autos pasar por toda la calle, el de las aves y la brisa templada del aire, todo parece ir tranquilo hasta que pego un brinco sobre el asiento, con el pecho saltándome como resorte sobre las costillas cuando escucho mi móvil vibrar otra vez.
Lo tomo y veo el número con mucha sorpresa, alas enormes se expanden en mi corazón cuando veo el nombre de "James" en la pantalla. Contesto, aclarándome ligeramente la garganta.
—¿Diga?
—Felicity, acabamos de aterrizar, Emily esta llevándome al departamento, no tienes idea de las ganas que tengo por llegar, como deseo estar en casa.
Suspiro, no tiene idea de cuánto he estado esperándolo, un día entre la soledad de estas paredes me dejan un trago amargo, sin la presencia de James es como un vacio tenebroso que me asusta.
—Me has dado una excelente noticia, estaré esperándote porque esta lugar no es lo mismo sin ti, deberías saber que se siente realmente vacio.
Suelta una carcajada.
—Ya veremos quién se siente realmente vacio, estoy esperando llegar y poder pasar una increíble noche contigo, mi cuerpo ya aclama por ti.
Me ruborizo, miro desde la ventana el paisaje destellante por la luz intensa de la tarde.
—Y el mío aguarda por el tuyo.
Mi corazón se resguarda contra mis costillas, reverberando como un tambor enloquecido, me ruborizo de inmediato y lo único que puedo pensar en estos momentos es en que estará aquí en menos de una hora, en su departamento y yo seré la única que lo recibirá.
—Entonces me prepararé, te dejo, aun tengo deberes de la universidad. Te espero.
Se ríe y yo lo único que siento debajo de mi son mis piernas temblar al escuchar el ruido resonante de su carcajada.
—Aquí estaré.
Cuelga, cierro el móvil de golpe y lo dejo a un lado de la Mac, me levanto a toda prisa hacia la cocina para preparar una verdadera cena de recibimiento.
Estoy extendiendo un gran mantel blanco puro sobre la mesita de centro que esta en la sala para que esta no se ensucie, acomodo con mucha gracia el platillo que me ha costado más de cuarenta minutos, es un rico estofado de cordero con pasas, salsa de arándano, verduras al vapor, puré y una lechuga picada completamente fresca, todo descansa sobre un enorme plato de porcelana blanco con forma de ovalo, casi parecido a un plato donde podría bien colocar el pavo de navidad. Corro para traer la botella de vino y una de agua mineral, dos copas y los cubiertos, los dejo sobre la mesa ya preparada asegurándome que tienen una excelente vista, enciendo el mini componente que esta a un lado y dejo que suene una canción desconocida como música de fondo.
El timbre suena, una extraña sensación brincotea en mi interior como una mariposa atrapada, corro, me acomodo el vestido de franela azul marino que me llega hasta las rodillas y abro la puerta, mi felicidad se queda sumergida en mi garganta cuando me recuerdo no gritar, esta aquí, parado frente a mí con una sonrisa que iluminaria el extremo entero del departamento, sus ojos verdes resplandecen como dos gemas enormes perforándome la respiración, su rostro no ha cambiado a excepción de un ligero cambio debajo de sus ojos que se consume mi atención, parece que no ha dormido bien, tiene unas ojeras que bien podrían ser de desvelo.
Le sonrió con fuerza que los ojos se me encogen.
—¿Por qué has tocado? Puedes entrar, es tu casa –le recuerdo con una ceja alzada.
Ríe, asiente frente a mí y luego se encoje de hombros, me aprieto los labios y dejo su camino libre para que entre.
—Quería saber como se sentiría ser recibido por ti en mi propia casa –su voz desciende en un tono que no favorece al tono extremadamente rítmico de mi corazón, sus gemas verdes se colisiona en su interior en un sentimiento de extrema excitación. Me hecha una hojeada de pies a cabeza, una sonrisa torcida se cruza por su rostro y luego sus ojos se vuelven a clavar en mi rostro sin expresión. —Azul marino, no hay cosa que no te quede perfecto.
Me quedo callada sintiendo como la sangre se me acumulaba directo hacia la cara, entramos al departamento cerrando la puerta detrás de nosotros. Bajo la mirada cuando observa el departamento o más bien lo que he hecho con el, el olor a jazmines y vainilla han sido idea mia con los inciensos que compre en una tienda de aromática cerca de aquí, pensé que tener un poco de ambiente aromático podría relajarnos a ambos, había cerrado toda las ventanas dejándonos en una especie de nocturno calor gracias a las velas rojas sobre la mesita de centro, además había descendido un poco el tono de las luces del departamento a un nivel casi extinto, la música se convirtió en una pieza clave en la decoración también, había dejado More than Words como nuestra canción de fondo perfecta.
James dio un recorrido con pasos lentos hacia el interior mirando con mucha precisión lo que había puesto en la sala, sus ojos se dirigieron a mí con una sonrisa y una expresión perpleja, doy una risotada y cuando hablo siento el calor abrasador con el que mis ojos se expanden al mirarlo.
—Bienvenido a casa –susurro con voz ligera, mi cuerpo se estremece en euforia al recordar que lo tengo aquí, para mí y que si se va, iré tras él siempre.
Se queda quieto observándome durante un largo rato con la boca en una línea recta, avanza con pasos largos hacia donde estoy, alza su mano para acariciarme la mejilla con ternura, mis ojos se cierran al sentir el tacto suave de sus manos rozando los poros de mi piel, nuestros ojos se encuentran durante una infinita cuenta de tiempo, respiro su aroma cuando se acerca y se queda quieto a unos centímetros de mi boca, respiro con dificultad hasta que por fin estampa sus labios a los míos, mis manos se echan hacia su cuello y buscan sus cabellos sedosos, me aferro a ellos parándome de puntas para prolongar el beso a una densidad que me parte el corazón en una bomba, mi alma se dispara desde mi interior hasta mis labios que devoran los suyos con mucha urgencia, mi desesperación se apodera de mis sentidos cuando atrapo a James en las armas indestructibles de mis brazos, lo dejo sobre mi acercando el calor de su cuerpo al mío, mi interior de un grito profundo y agudo cuando las manos de James se rencuentran con la bragueta de mi vestido.
Sus labios se separan de mis labios para descender con lentitud hacia mi mandíbula y de ahí hasta el hueco de mi garganta, suelto un gemido, mi cabeza da un viaje directo al único sentido que puedo percibir sobre mi cuerpo, sus labios que exploran el grosor de mi piel, me estremezco, caigo al precipicio sin fondo de la felicidad que me traga entera cuando escucho el ruido del zíper de mi vestido bajar dejándome la piel de gallina. Nuestros labios se encuentran una vez más entre la lucha de las abrasivas emociones de nuestros cuerpos, entrelazándose con mucha fuerza sobre nuestras bocas.
Me quedo petrificada al escuchar dos toques leves sobre la puerta del departamento, James y yo nos alejamos, la música se ha detenido, ni siquiera me había dado cuenta que se había terminado el cd, claro como iba a notarlo si apenas era capaz de mantenerme en pie sobre los brazos de James, me quedo pálida, con el cuerpo temblándome como si hiciera un frio tremendo, veo a James que tiene el rostro cubierto en sorpresa y pánico, nos miramos unos segundos tratando de adivinar quien podría estar tocando ¿Harry tal vez? Ni siquiera puedo estar segura.
—¿Esperabas a alguien? –le pregunto cubriéndome el cuerpo con los brazos, un terror incontrolable me recorre la espina dorsal como pequeñas agujas.
James se queda inerte, mirando la puerta con perplejidad.
—No –me responde.
Avanza rápidamente hacia la puerta y la abre de un tirón.
—¡James! –pronuncia con urgencia la voz de una mujer.
—¿Harper? –murmura James asombrado, embargado por un ansiedad que se le sume en la voz.
Mi boca se abre de golpe, mi rostro se convierte en una máscara dura y sombría de lo que rodea a mi mente en estos momentos, lo único que pienso es en Harper plantada en la puerta, estando frente a James ahora, justo aquí. Hay un montón de sentimientos que se mantienen picándome el abdomen como una herida que sangra sin detener, lo único que quiero es sentarme, tranquilizarme pero ni siquiera puedo moverme estoy sin vida, sin razonamiento.
Lo único que siento sobre mí son los ojos penetrantes de James dirigiéndose a mí en cuanto Harper avanza dentro del departamento.
—James necesito hablar contigo, por favor –le suplica con los ojos hinchados, sostiene un pañuelo de seda blanco entre sus manos cubiertas por unos guantes, lloriquea en silencio, en cuanto me ve se le quiebra la voz y se le abren los ojos llenos de sorpresa. —¿Felicity?
Ni siquiera puedo asentir, me quedo con los brazos colgándome a un lado del cuerpo, observándolos, mis ojos se van directo al rostro de James que se queda sin expresión alguna. Abro la boca para hablar pero la vuelvo a cerrar, Harper da unos pasos hacia a mí pero se detiene, vuelve a mirar a James.
—Necesito hablar contigo ahora –le susurra.
—Harper...Yo —James enmudece. No me deja de mirar. –No puedo irme.
Harper le toma del brazo, lo hace volverse hacia ella, no es hasta que lo obliga para que James pueda mirarla, ella dice algo a regañadientes, se muestra indeciso, confundido, niega y luego me echa una mirada fugaz, respiro con velocidad, no puedo ni quiero mirarlos pero mis piernas no responden ni hasta cuando maldigo con las fuerzas que aun me quedan para respirar
Harper me ve y con sus ojos aun hinchados me habla con voz amigable.
—Felicity, lo siento tanto, de verdad no tienes idea por favor perdóname.
Trago saliva, me raspa la garganta como vidrios quemándome la carne cuando me dirijo a ella.
—No te preocupes.
—De verdad necesito hablar con él –me dice, mira hacia el departamento, las luces, la música, la comida, todo lo que yo hice y se le desfigura su hermoso rostro en un gesto –No sabes cuánto lo siento, de nuevo.
—Felicity...—susurra James avanzando hacia a mí con nerviosismo. Se encara a mí, veo reflejado en sus ojos el miedo, el perdón y la necesidad de ir con ella y yo no puedo impedírselo, se que hay algo que le grita en su interior que se necesitan.
Toma mis manos, su tacto sigue siendo cálido pero apenas puedo sentirlo, me siento frágil al igual que todo aquí.
—Ve, ella necesita tú ayuda, yo te mentí aquella vez que me preguntaste si alguien había preguntado por ti y no te dije la verdad –trago saliva –Harper vino a verte, se que te necesita James, yo lo sé, no hubiera venido hasta aquí.
—Pero ¿Qué hay de todo esto? –miramos juntos hacia la mesa decorada con velas, con comida, copas, una botella de vino, agua mineral, música...
Niego.
—Será en otra ocasión, ve con ella por favor –una sonrisa llena de dolor se despliega sobre mi rostro. –Es en serio, estaré bien.
Se detiene un segundo para mirarme y darme un beso sobre la frente, va hacia Harper que me da una mirada de disculpa por última vez.
—Lo siento –la veo articular con los labios.
James y Harper caminan hacia la puerta, no es cuando veo a James derramando una disculpa también con los ojos cuando cierra la puerta con cuidado. Me quedo parada entre la soledad profunda de estas paredes que se enfrían sin la presencia de James otra vez, mi gimoteo se repite desde cualquier rincón con mucha claridad.
Me dejo caer sobre el sofá, abro la botella de vino y me olvido de las copas, le doy un sorbo grande mirando como el fuego se consume las velas dejando caer la cera en gotas rojas que se pega sobre el mantel blanco.
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