Parte 20
Gracias por todo su apoyo mis queridas lectoras, ya estoy escribiendo casi el final de esta historia asi que esperenlo, creo que es un final que lo merece, va a hacer muy inesperado.
Les dejo en la foto de portada a Harper, me la imagine como la bella actriz francesa melanie laurent, a mi me encanta en bastardos sin gloria
Ojala les guste el capítulo.
Voy manejando en el espectacular convertible de James hacia su departamento, lo único que deseo es llegar, nuca me he permitido estar mucho tiempo en su departamento pues yo siempre he respetado su privacidad, yo sé que él tiene mucha más personalidad que yo y una persona como el necesita el espacio. Mantengo la vista hacia el frente para no perder el control y hacerle algún rasguño a su increíble y nuevo auto, no me lo perdonaría, como tampoco me perdoné el aceptar que me lo dejará por dos días mientras iba con Emily y su familia hacia Colorado, sé que en estos momentos esta pasando por una etapa importante de su vida, sus quimioterapias empezaron y más que nunca necesita de ellos como de mí. Ayer pasamos una grandiosa noche, mi cumpleaños al principio no fue como lo esperé pero termino bastante mejor de lo planeado, nos quedamos un buen rato en la suite hasta que James tuvo que irse antes de que pudiese perder su avión, me pidió quedarme en su departamento hasta que volviera, me quería tener cerca cuando llegase.
Estoy aparcando el auto en el estacionamiento trasero del edificio, saco mi pequeña maleta de cuero que lleva dentro solo lo indispensable, ropa, cepillo de dientes, zapatos, en fin, no era una estancia permanente. Entro por la parte de atrás, saludo a la mujer de recepción que últimamente había visto continuamente y subo por el ascensor, una música sutil me relaja en el viaje, cuando abren las puertas avanzo por el pasillo, voy jugando con las llaves del departamento, avanzo con pasos ligeros hasta que veo a una mujer de pelo rubio, alta, esbelta con un abrigo que le llega hasta las rodillas color gris pálido, botines negros con hebillas y un intenso labial rojo teñido en sus labios. Esta recargada sobre la pared justo a alado de la puerta que corresponde a la de James, juega con un mechón de su cabello, cuando me escucha acercarme alza la cabeza, la puedo contemplar mejor, sus facciones son de una mujer madura, seguramente entre los treinta y dos, unos ojos azules transparentes que apantallarían a cualquiera, me sonríe a medias.
Me planto frente a la puerta, saco las llaves y las meto a la cerradura, doy vuelta y abro la puerta, mis ojos no pueden evitar mirarla con bastante cautela, ella no me dice nada pero ve todo lo que hago.
—¿James Hawkins? -me dirige la palabra con una voz apacible, su tono es bastante agudo para lo que su apariencia muestra.
Trago saliva con fuerza, lo bastante para recrear un sonido gutural, mi corazón se estremece como la mitad de mi cuerpo, santo dios esta mujer lo conoce, esta mujer bella, elegante y sobre todo hermosa conoce a James ¿Quién demonios es? La miro con el semblante críptico, las manos comienzan a sudarme.
—¿Quién lo busca?
Se endereza.
—¿Tú lo conoces?
Alzo una ceja, mis ojos penetran en los suyos muy ansiosa.
—Sí, lo bastante bien como para saber que no podría tener alguna conexión con personas como usted -recalco, echándole una mirada de pies a cabeza.
Da un largo suspiro, me mira con suspicacia y sé que tal vez ella esta perdiendo su tiempo, a menos que yo me esté perdiendo de algún detalle que James olvido decirme.
—Soy Harper -sonríe -Una vieja amiga de James.
Las piernas me dejan de responder, la sangre me choca contra el cráneo y lo único que resuena en el hueco de mi consciencia en su voz, el recuerdo de James confesándome todo sobre esta mujer, lo que ella sentía por James, sus intenciones, su apariencia, ni siquiera parece tener aquella imagen de mujer galante que yo imagine, todo es confuso, ella no parece ser...no puede ser ella ¿Qué hace aquí? ¿Y porque ha regresado? ¿Qué es lo que quiere?
Me sostengo contra la puerta, nublándome de recuerdos tontos, infames que ni siquiera debían estar atormentándome.
—¿Harper? -mascullo con falta de reafirmación —¿Harper...?
Asiente.
—¿Tú eres?
La ignoro
—¿Para que volviste? —replico con los dientes apretados, me muerdo la lengua, la sangre me fluye por el cuerpo como el despego de un cohete.
—Eso no te concierne a ti -frunce el ceño -No se quien eres tú, yo necesito hablar con James, se que esta pasando un momento delicado.
—Lo está pero ya tiene quien pueda estar con él.
Sus ojos parpadean, se fijan en mí de una forma extraña, bastante perturbadora, incrédula se acerca a mí y niega ¿Se habrá equivocado? Por dios Felicity ¡Claro que no!
—Eres Felicity Hunter, por dios, lo lamento, no quise hacerte pasar un mal rato. James me hablo de ti hace una semana, tú debes ser la chica que lo ha llenado de vida, cuanto lo siento por el incidente.
Me encojo de hombros ¿Disculpándose? ¿Qué clase de juego es este? Mi boca se curva en media sonrisa, fulminantemente la examino de nuevo, algo me dice que solo quiere saber información acerca de la salud de James, no veo nada de malo, aunque mi lado egocéntrico me dice que le deje en claro que James ya tiene a alguien alado suyo para estar con él.
La invito a pasar.
—No hay problema, adelante.
Pasamos al mismo tiempo, cierro la puerta detrás de mí sin seguro por si acaso, voy hacia la sala dejando mi maleta sobre un cojín, se pasea por todo el departamento, observa las pinturas inconclusas que James dejo en un rincón de la sala, las toma y las acaricia con cuidado, la miro de reojo, estar aquí puede hacerla tener recuerdos que a ella le satisfacen.
—¿Desea algo de tomar? -le pregunto dirigiéndome a la cocina.
—Un vaso de agua es suficiente.
Busco entre el refrigerador agua fresca, saco una jarra de limonada y la vacio en dos vasos de vidrio ancho, tomo un paquete de galletas glaseadas del estante, cuando regreso dejo todo sobre la mesita de centro, me siento sobre el sofá viéndola contemplar las pinturas con mucho esmero, se lleva la mano al pecho cuando ve un montón de pinceles amontonados en un pila de paletas con pintura.
Vuelve la cabeza hacia a mí con el rostro afligido.
—Buenos recuerdos, muy buenos -murmura con voz lenta.
Suspira, no logro quitarle la mirada de encima.
—¿No desea sentarse?
Se acerca al sofá, toma asiento alado mío y toma con delicadeza del vaso con limonada, trato de no mirarla tanto cuando esta cerca, pero es inevitable pensar que una mujer como ella pueda ser, bueno una mujer de la vida galante, una prostituta que posa para pinturas.
Meneo la cabeza para borrar tal pensamiento amargo, ella me sonríe.
—No me digas señora, me haces sentir vieja, dime Harper, ese es mi nombre -me sonríe con más fuerzas -Es la primera vez que vengo en más de dos años, es como si el recuerdo de la primera vez me golpeara. Es agradable volver.
Carraspeo.
—¿Volver? Pensé que no volverías, bueno usted... —me corrijo -Bueno tú debes tener planes diferentes, ya sabes, viajar, trabajar, en fin cosas importantes.
—No lo creo, no nací para eso, soy de esas personas que habitan en un lugar por mucho tiempo, me fui de Nueva York por planes distintos, regrese solo para venir a ver a James y que me ayudará con un problema que tengo en estos momentos.
—Supongo que sabe que tiene...
Asiente, su boca se forma en una línea recta.
—Me desaparecí cuando lo supe, sabía que ni estando aquí le sería de ayuda, no soy una persona que se podría decir "decente", James debió contarte sobre mí y lo siento si alguna de las cosas que hice te ofenden, ya no soy la misma que James conoció. Cambie.
Ahora lo puedo ver. Pienso, no parece ser una persona que alguna vez haya estado detrás de James, ni mucho menos como una prostituta, su comportamiento es cortés, amigable y muy elegante. ¿Qué pudo hacerla cambiar?
Me distraigo comiendo una galleta, bebo limonada con rapidez, no me mira más cuando comienza hablar para si misma.
—James no me contó nada que no quisieras -le confieso con timidez. Me ruborizo.
Ríe entre dientes.
—Felicity, ¿Sabes que era prostituta?
Me quedo callada, me mira para apremiarme y yo solo puedo ruborizar más y más ¿Qué le puedo decir? No es una pregunta que se le hace a alguien, ni mucho menos a una persona que acabas de conocer, demonios, para que pedi una explicación a James, fue mala idea.
Mi boca se queda abierta pero no puedo omitir sonido alguno.
—Eso es fácil, es tan obvio, claro que te lo dijo -añade -No es algo que se pueda ocultar de mi vida, no siendo lo que fui.
—¿Tienes miedo a algo? ¿Te puedo ayudar?
Se aprieta los labios con fuerza, juega con el vaso que tiene entre sus manos y observa al piso, el silencio de la habitación esta presente aun y cuando ella habla en voz baja.
—Me siento atrapada en un pasado que no puedo borrar, quisiera rehacer mi vida como cualquier persona pero no puedo, necesito una oportunidad y simplemente no la encuentro y menos por lo que estoy pasando. James es mi única familia, la única persona en la que puedo correr para consolarme y no quiero perderlo.
Me acerco lentamente y la examino sin hacerla molestar, un nudo en la garganta le atraviesa cuando intenta hablar pero su voz se corta a media frase, se aprieta los ojos y se gira al lado contrario para que no pueda mirarla sollozar, me mantengo inerte en mi asiento sin hablar, ni hacer nada. ¿Qué puede estar pasándole a esta mujer?
Le ofrezco una servilleta, la toma y se quita las lágrimas con cuidado.
—Vaya, no quería que vieras aquello -se disculpa con la voz hecha un ronquido.
—No hay mejor desahogo que llorar ¿No?
Sonríe con los labios temblándole.
—Algo así dicen -se sigue limpiando las lágrimas y toma aire.
—Harper...No quiero ser descortés pero si te sirve aunque se que no soy quien para escuchar tus problemas, puedes intentar confiar en mí, conozco el sufrimiento humano, en realidad ¿Quién no lo conoce? Pero se lo que es casi perderte en una abismo oscuro sin salida.
El recuerdo de aquella noche en Fresno, esos hombres, mi rostro hundido entre el agua de la lluvia y mis lágrimas ácidas me trae recuerdos que me perturban aun. Me pierdo por un segundo y para cuando recobro sentido veo que Harper me observa, bajo la mirada.
—No creo que haya problemas en contártelo a ti pero James es como mi familia, me gustaría decírtelo pero es una situación delicada, no puedo.
Asiento.
—No tienes porque contármelo, pero si deseas al menos hablar con alguien, estaré aquí hasta que James regrese.
Me sonríe amistosamente, apenas logro ver venir cuando me toma la mano y me da un apretón, sus ojos aun destellan entre las lágrimas que desea salir, se contiene apretándose los labios con fuerza.
—Gracias -se las arregla para articular.
Le dedico una sonrisa larga, ella suspira de nuevo observándolo el lugar como queriendo mantener los recuerdos que tiene de este departamento para siempre.
—De verdad espero volver algún día no muy lejano, pero me tengo que ir -deja el vaso en la mesa de centro y se levanta. Me da la mano para despedirse —Fue un gusto Felicity, me temo que mi tiempo esta contado, me gustaría charlar contigo un buen rato sobre muchas cosas, eres una chica muy linda.
Me levanto y le doy la mano, sigo paralizada al ver la imagen de esta mujer completamente renovada, imaginándome a una mujer con una minifalda de látex, un maquillaje cargado, un cabello teñido de un flamante rojo, zapatos de tacón alto y fumando un cigarrillo, oliendo a perfume mezclado con aroma a alcohol, la comparo con la Harper que tengo frente y realmente me hace pensar como una idiota ¿Cómo pude llegar a odiarla tanto? No piensa quitarme a James en su regreso y yo no puedo evitar que James la vea, Harper es una mujer de vida difícil y creo que sobre todo ella le tiene estima a James por los momentos que pasaron juntos, no debo de tener peligro a esta mujer ¿Por qué debería tenerla? Bueno, nadie puede negar que luce realmente bella y no habrá hombre que pueda resistírsele pero no creo que este en busca exclusivamente de James.
La conduzco hasta la puerta, nos detenemos para despedirnos de nuevo.
—Gracias por recibirme Felicity, estaré al tanto de cuando regrese James.
Asiento.
—Regresa en dos días, me mantendré al tanto cuando hable su hermana, estoy segura de que volverá bastante pronto, no le gusta estar mucho tiempo fuera de la ciudad. -doy una media sonrisa.
Se carcajea.
—A James no le gusta viajar, le gusta estar en un lugar siempre y cuando esté le agrade, creo que Nueva York le sienta bien, no ha querido irse de aquí desde que murió su padre, debe ser un lugar especial —le da un vistazo a su reloj de mano, su rostro se exalta y sus palabras con mucho más veloces que de costumbre —Me tengo que ir, llegaré tarde a un encuentro. Me dio gusto conocerte, James es un hombre afortunado.
Me despido de ella de nuevo pero cuando intento contestarle ella sale disparada hacia el ascensor con pasos largos y apresurados, me quedo observándola hasta que entra, escucho como el ascensor desciende y entonces entro al departamento, cierro la puerta y me quedo recargada sobre ella hasta reflexionar bien las cosas. ¿James sabría que Harper vendría a verlo? ¿Desde cuando tiene comunicación con ella? ¿Por qué dijo que había hablado con él hace una semana? ¿Qué me esta ocultando James?
[...]
—¿Cómo va todo en Colorado, Emily?
Estoy recostada en la cama de James, leyendo uno de los tantos libros que alguna vez quiso donar a una biblioteca, tengo a un lado el libro amarillo, aquel libro de la discordia. Tengo al teléfono a Emily, me ha llamado porque James le ha dicho que estoy aquí y no en mi departamento, Beth esta pasándola en grande sola, trajo a Jonathan para pasarla bastante agradable, así que no tengo porque preocuparme.
Escucho detrás del teléfono una recepción de hospital, están llamando a un tal Doctor Greene.
—Todo esta perfecto, James esta hablando con Clarisse y Peter esta conmigo, están acabando de hacer las quimioterapias, tal vez volvamos mañana en la tarde.
Un dolor punzante me recorta en la espina dorsal, solo puedo pensar a un James bastante dolido, se me apaga el corazón por un instante. Juego con mis dedos en un intento de relajar mis pensamientos.
—¿Cómo esta, James?
Da un suspiro, su voz se vuelve más monótona y logro captar algún sonido que vibra desde el tono de su voz.
—No te puedo mentir Felicity, las quimioterapias tienen efectos secundarios, mareos, vomito, en fin, las cosas se pueden complicar un poco, hablaré con algunos asistentes para lograr si podemos hacer las quimioterapias en Nueva york.
Cierro los ojos con fuerza olvidándome de todo lo que pueda venir después de esto, lo único que quiero evitar es ver a un James abatido, completamente perdido entre la melancolía y la depresión, nadie nos juro que sería fácil, las cosas se complicaran lo sé pero eso no significa que tendré que dejar a James para no verlo sufrir, será un sacrificio para ambos si queremos llegar al final juntos. Solo espero llegar sin que ninguno de los dos se rinda primero.
Doy un largo suspiro y subo las rodillas cubriéndolas con mi brazo.
—¿Está contigo?
—Esta en una sala de observación, sabes lo único que lo motivo mientras practicaban su quimioterapia era hablar de ti —puedo ver a través de mi mente una sonrisa dibujada en su rostro a juzgar por el tono de su voz —Me pidió que le hablara sobre ti mientras le inyectaban la aguja, no sabes lo bien que le sirvió, pensamos que sería difícil como las anteriores veces pero esta vez resulto menos doloroso para todos.
Me incorporo de inmediato cuando escucho lo que me dice, mi corazón resuena entre chispas de esperanza, mi rostro dibuja una sonrisa sinuosa al darme cuenta que fui su gran anhelo y que hacerlo pensar en mi fue la motivación suficiente para lograr pasar sin problema sus quimioterapias, es una locura pero lo es, es verdad. Ahora me puedo dar cuenta de la fuerza de que una persona puede causar una impresión tan poderosa y que ser considerada una de ellas me hace sentir honrada
Me llevo la mano hacia la boca, descargando en mi interior un grito regocijado.
—¿Es en serio? ¿Y que le contaste? -me apresuro a decir.
Emily ríe.
—Le conté sobre cómo eres en la escuela, la noche de chicas que teníamos, tus gustos literarios, lo de la boda de Rose y John, luego me pidió que le contara sobre tu rostro, luego sobre cómo era el sonido de tu voz, como sonaba mientras reías, también cuando te enfadabas. —Reímos a la misma vez —Y como te sonrojabas...Creo que fue un cuento de nunca acabar, te diría que concluimos en un montón de cosas.
Me mantengo aun con la boca cerrada, mi respiración se entrecorta de repente y lo único que se me ocurre hacer es gritar, sacar mi energía entre saltos sobre la cama y quedarme despierta hasta la madrugada de tan solo pensar en lo que me acaba de decir, dios mío, estoy segura de que en verdad no podré dormir, al menos necesito escucharlo.
—Emily ¿Podría hablar con él, por favor? -mantengo el teléfono bien pegado sobre mi oreja tratando de escuchar en donde pueda encontrarse, además de la recepción.
—Claro Felicity, veré si puedo tener acceso, espera un minuto.
Los sonidos son indescifrables, tan distorsionados que me impiden tener un lugar en mente de donde pueda estar, solo escucho un raro parloteo que parecen ser de personas que hablan al mismo tiempo, escucho ligeramente la voz de Emily y eso no me dice nada, trato de ver si puedo escuchar la de James pero es imposible.
Miro hacia todos lados de la habitación para distraerme, pego un salto grande sobre la almohada cuando escucho que alguien toma el teléfono, me quedo sin aliento y mis sentidos se recorren hacia mi oído para escuchar cualquier cosa desde el teléfono.
—Felicity, estoy aquí -se escucha ansioso, emocionado, apenas puedo hablar.
Quiero gritarle, quiero decirle que vuelva por dios hay tantas cosas en mi cabeza que no se logran aclarar. Tomo aire, respiro con cuidado, siento mi piel erizarse, me sensibilizo cuando escucho mi voz.
—James...James —es lo único que puedo decir.
Ríe entre dientes, su voz se mezcla entre mi respiración que choca contra la tapa del teléfono, me recuerdo tranquilizar pero es imposible, apenas si quiera puedo concentrarme en lo que digo.
—Aquí estoy, Felicity -repite con voz dulce -Y no me volveré a ir, te lo prometo.
El alma me zumba entre las costillas, la cabeza me da vueltas y trato de mantenerme concentrada a la hora de abrir la boca, siento como si me hubiese dando un golpe seco en el pecho, robándose todo mí aliento.
—No te preocupes por mí, yo estoy bien, me alegro que al menos Emily te haya puesto al teléfono.
Reímos juntos, el sonido de nuestras risas unidas hace que los cabellos de la nuca se me ericen.
—Tuvimos suerte, ¿Cómo esta todo por allá? Espero que no te estés sintiendo demasiado sola en mi departamento, si te incomoda puedes volver con Beth, siento estar reteniéndote a ti como prisionera.
Bufo, es bastante incomodo permanecer con Beth en estos momentos imaginándome que estará haciendo ella ahora y con quien.
—No me incomoda, es bastante placentero, me agrada estar aquí, tu departamento es muy relajador —sonrió —Emily me dice que tal vez vuelvan mañana, eso significa que estarás aquí por la tarde ¿Me equivoco?
—No —afirma con un tono satisfactorio —Volvemos mañana mismo, así que tu espera no será sin más ni menos que de unas cuantas horas. A propósito ¿No ha habido nadie que haya preguntado por mi hoy?
Me paralizo, mi mente se llena de la imagen renovada de Harper sonriéndome, luego llorando en la sala contándome sobre su antigua vida, pienso en las palabras que me dijo cuando ella me reconoció "James me hablo de ti hace una semana, tú debes ser la chica que lo ha llenado de vida". Mi subconsciente se concentra en la primera frase, James y Harper hablando hace una semana sobre los viejos tiempos, sobre ellos mismos y sobre mí ¿Por qué debería ser yo un tema de conversación entre ambos? Quizá James insistió en hablar de mí.
No me doy cuenta que aun lo tengo en espera hasta que me doy cuenta de que aun tengo el brazo levantado y con el teléfono aun pegado sobre mi oreja, no hay sonido alguno que venga desde el otro lado del teléfono ¿Habrá colgado?
—No que yo sepa.... -vacilo, mis ojos vagabundean por la habitación para distraerme, mi voz esta temblando desde mi garganta y eso no es una buena señal -¿Esperabas a alguien?
Hay un corto silencio ahora de su parte, me muerdo los labios y se que ambos nos mentimos sin intención.
—No, solo era una pregunta sin importancia.
Decido cambiar de tema cuando se que si seguimos con esto no terminaremos con mentirnos uno al otro, él no quiere que sepa que se contacto con James y yo no quiero que sepa que James vino hasta acá sin encontrarlo ¿Acaso debería hacerlo? Decirle de todos modos que ella vino y que no tuve ni la menor idea a lo que se refirió cuando no quiso contarme acerca de su problema que era bastante delicado. ¿Qué se supone que deba de hacer?
—Te esperaré esta tarde aquí mismo, espero que tengas buen viaje, llámame en cuanto aterricen ¿Si?
—Claro que sí Felicity, serás a la primera a la que tenga en mente en cuanto entre al avión. Te amo
Una sonrisa fulminante me cruza el semblante, me ruborizo como si el sol me hubiera dado sobre las mejillas durante todo el día, mi cuerpo se estremece ante el recuerdo de tenerlo aquí en unas cuantas horas.
—Te amo James, te esperaré aquí con ansias.
—No tantas como las mías.
Doy una ultima sonrisa, escucho como cuelga y el sonido del teléfono me agudiza el oído. Me quedo sentada sobre la cama imaginado en que persona fui al haberle mentido a James ¿Fue lo correcto? ¿Cómo habría reaccionado James? El hecho de que yo y Harper nos hubiéramos encontrado por primera vez. Por alguna desconocida razón solo quiero que ella vuelva a desaparecer.
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