Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 19

Hola a todas mis queridas lectoras, hoy traigo capítulo porque de verdad me dieron ganas de subir, tenia tantas ganas que acá en México son la 1 de la madrugada y aun así me dispuse a editar y corregir, bueno esté capítulo ya lo tenia editado pero la memoria USB donde la tenia se perdió así que tuve que volver a corregir, lo peor es que en esa memoria tenia un capítulo inédito, ahora lo tuve que volver a escribir, quedo corto porque no recordé que era lo que estaba más o menos escrito.

No me odien :)

Los amo. Disfruten

Llegamos a los 1K!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!OMG Es un honor, gracias mis preciosas, hermosas, divinas lectoras. GRACIAS!!!


16 de diciembre del 2012

James:

Te extrañara que te haya escrito más temprano que de costumbre, lo sé, es demasiado temprano, son las seis de la mañana y parece ser que soy la única despierta, creo que es mi imaginación pero escucho los ronquidos de Beth desde las paredes, ella debe estar más cansada que de costumbre, su trabajo la ha mantenido en desvela estas ultimas semanas, supongo que también su nueva conquista, ya lo conoces, ese tal Jonathan, lo único que pido es que jamás la lastime como lo hizo Ben, no soportaría verla sufrir, es mi mejor amiga tanto como mi hermana. Tengo que decirte que he estado estresada estas semanas, aun no he hecho el trabajo final que me pidió el maestro para poder tener pase a los exámenes finales, demonios, necesitaré tomarme unos días para hacerlo, si es que no quiero terminar con los días que me quedan para entregarlo. Sabes soñé con nuestra primera noche, conté los días y han pasado solo dos semanas de aquello, es tan poco que aun puedo percibir aquella energía tan poderosa tuya, necesitaré más de eso para cuando termine completamente estresada por el trabajo.

Me tengo que ir, Beth no terminara de roncar si no me escucha haciendo el desayuno, a propósito no quiero nada de cumpleaños a menos que seas exclusivamente tú, aun no puedo creer que cumple veintidós años, la vida se pasa en corto. Me pregunto que harás para este día ¿Una noche entre nosotros? Eso me parecería bien.

Te amo. Felicity.

Guardo el diario en mi cajón de la mesita de noche, doy un salto fuera de la cama y voy hacia la puerta, asomo la cabeza hacia afuera para asegurarme de que Beth aun sigue dormida, efectivamente, sus ronquidos podrían ser más molestos si no fueran por la puerta de su habitación. Salgo a toda prisa para irme hacia la cocina, saco un sartén, huevos, tocino y jugo de naranja de una jarra, comienzo a quebrar el cascarón y a freír el tocino a fuego lento, enciendo la televisión a volumen extremadamente bajo para que Beth no crea que intento despertarla.

Doy vuelta a las tiras de tocino y escucho la puerta de su alcoba abrirse en un rechinido, no puedo mirar porque los huevos se me han pegado al sartén

—¿Felicity? ¿Qué huele a quemado?— escucho su voz somnolienta desde la entrada de la cocina.

Doy vueltas a las tiras de tocino mientras trato de despegar el huevo con una cuchara, giro mi cabeza hacia la entrada de la cocina donde Beth esta parada con una pijama de Hello Kitty frotándose los ojos y arrugando la nariz. Le muestro una sonrisa en disculpa cuando quito el sartén del huevo y lo pongo sobre un plato.

—Es el tocino, lo lamento. Por cierto, buenos días —le sonrió.

Ella me regresa la sonrisa y se acerca para servirse jugo de naranja, le da un sorbo y en seguida sus labios se contraen en un gesto, rió a carcajadas.

—El jugo esta ácido —da un sorbo—Pero me despertó, buenos días, Felicity ¿Quién es mayor ahora?

Cierro los ojos con fuerza y ella ríe ante mi expresión malhumorada, tal vez tener veintidós años pueda ser bastante joven para algunos pero para mí es como cumplir los treinta a pesar de ser aun menor que James. La ignoro sirviendo el huevo y el tocino.

—No soy mayor, solo un año mayor que tú, además soy bastante joven, no llego ni a los veinticinco —replico.

—Ya lo sé, solo quiero molestar —me saca la lengua y luego se acerca a mi y me da un gran abrazo, sonrió aunque no se de cuenta —Feliz cumpleaños Felicity, espero que tengas un día fantástico.

—Gracias Beth, eso espero.

—Te compré algo -entrecierra los ojos sutilmente y saca una cajita del bolsillo delantero de su pants rosado. —No es algo tan caro pero es de corazón.

Lo tomo y jalo la tapa hacia arriba encontrándome con una pulsera de plata con un dije en forma de corazón que lleva grabado en letras pequeñas las palabras "Friends 4 ever". Sonrió de oreja a oreja y lo saco para observarlo, ella levanta su muñeca donde lleva también la misma pulsera.

—Es para que las dos nos llevemos una a la otra —se encoge de hombros. —¿Te gusta?

Asiento, es mi primer regalo de cumpleaños y hasta ahora para mi ha sido el mejor.

—¡Me encanto! —libero mi muñeca de la manga de mi blusa de dormir y la deslizo. La contemplo dándole giros sobre mi muñeca —Gracias Beth, es hermosa.

—No hay de que, es tu cumpleaños y te lo mereces. Eres una gran amiga, a propósito creo que tus padres enviaron sus regalos por correo.

—¿Correo?

—Sí, ayer trajeron dos paquetes, preguntaron por ti pero les aclare que no estabas en casa, así que supongo que deben ser de tus padres.

Quizá John y Danielle decidieron no compartir obsequio este año, así que ahora tengo dos regalos por parte de mis padres, Beth me trae los dos paquetes, son de cartón, los deja sobre la barra de la cocina, con un cuchillo filoso abro el primer paquete y saco una tarjeta decorativa con un grande "feliz cumpleaños" Es de Danielle y de Sam, me han obsequiado ropa y un par de tenis Converse negros de mi talla, le hecho una hojeada a la tarjeta y la guardo con los obsequios, abro la de John y Rose, me encuentro con otra tarjeta con estampados florales, la dejo a un lado y saco una gran caja de chocolates y una cartera morada con un gran moño pegado, suelto un suspiro, me encuentro con otra cosa más cuando indago en el interior de la caja, hay una foto de John y Rose abrazados en el patio de nuestra casa, Rose tiene la barriga ligeramente hinchada, me quedo anonadada cuando veo a mi padre sonreír en la foto, debe estar pasándola en grande con Rose y ahora aun más que será padre de nuevo, le doy la vuelta y leo la pequeña felicitación con la letra de Rose.

Te amamos Felicity, eres una de las personas más importantes de nuestras vidas. Feliz cumpleaños querida.

Rose & John.

Sonrió ligeramente, recordando lo difícil que debió costarle a Rose que John se pudiera tomar una foto, mi padre es algo así como enemigo de las fotografías, nuca le gustan aparecer en ellas, si apenas tengo unas cuantas donde podemos vernos juntos, tal parece que ese problema jamás se resolverá.

—¿Qué es? —me pregunta Beth.

—Una postal o eso creo —alzo una ceja. —El hecho es que quieren que sepa que están felices juntos y como va todo por allá.

Escucho un suspiro de Beth.

—¿Extrañas Fresno?

—No y menos ahora que tengo muchas cosas que hacer aquí en Nueva York, creo que tampoco extraño Chicago, supongo que encontré mi verdadero hogar aquí.

Beth me sonríe fuerte y me da un apretón en el brazo, le regreso la sonrisa y le doy un ligero abrazo.

—James es lo que pienso yo que te tiene aferrada a este lugar porque no pensaría que lo haces por la carrera de leyes, tu la odias —me recuerda con un tono burlón.

Suelto una carcajada y asiento, que más podría desear que olvidarme de la carrera de leyes pero las cosas en la vida se complican demasiado que las opciones rápidas no siempre terminan siendo una salida efectiva, no puedo dejarla.

—La odio pero eso no significa que no podré terminarla —doy un suspiro —Tengo el apoyo de James, eso al menos me reanima.

—Bueno, pero al menos espero que sepas que las cosas podrían no terminar bien si no haces lo que a ti te gusta Felicity, complacer a tus padres no te hará una mejor persona, se trata de lo que quieres no de lo que te pidan hacer, recuerda eso.

Me vuelvo hacia la estufa para tomar mi plato de huevos y tocino, me lo como sin cubierto y trato por un segundo de imaginar mi vida en un pequeño flashback, en como terminare si intento acabar esta carrera, en un escritorio pequeño, de madera tallada, lijada, con un montón de papeles sobre el piso y el escritorio, montones de vasos desechables con café frío, una oficina sombría, melancólica y fúnebre con la escasa luz que se proyecta desde una ventana con cortinas opacas, la Felicity que esta sentada sobre una mesa chillante e incomoda no parece ser yo, ni siquiera ha dejado restos de la Felicity de mucho antes, tal vez porque aquella chica  desapareció, las cosas no resultaron como ella esperaba, ahora paga el precio de un destino inconforme.

Meneo la cabeza olvidándome de la imagen perturbadora y miro mi plato de huevo con tocino, volviendo a comer ahora con velocidad.

—Pensaré en mi futuro quizá más detenidamente, gracia por el consejo Beth. Sabes, necesito darme una ducha, necesito llegar a la universidad y de ahí al trabajo, ya sabes que las cosas por hacer nunca terminan.

—Ni terminarás a menos que tengas un destino asegurado —bufa Beth.

La miro con suspicacia y trato de razonar lo que ha dicho ¿Destino asegurado? Mi madre alguna vez hablo sobre eso, o al menos eso intente comprender en una de sus platicas sobre la vida precoz.

—No entiendo a que te refieres.

—El matrimonio es un destino asegurado, no necesitarás estudiar si te casas con alguien que te lo puede dar todo, pero olvídalo, yo no estoy pensando en casarme ahora, no quiero terminar compartiendo mis pocas riquezas después del divorcio, ni vivir en bienes mancomunados.

Doy unas risitas nerviosas, ella me mira como si acabara de perder la cabeza.

—Dices cosas que no tienen sentido para nosotras Beth, eso no es una opción para librarse de algo como lo nuestro y si deberíamos olvidarlo. No son más que idioteces.

—Llámalo como quieras pero espero no terminar siendo infeliz con un destino tan cruel -hace una mueca y me clava la mirada. —¿Quieres un pastel? Será mi primer intento de chef.

Asiento y me voy directo a mi habitación.

—¡De vainilla por favor! —le grito.

(...)

Estoy saliendo del trabajo, Ted me ha restado horas de trabajo por mi cumpleaños así que tengo la suerte de salir dos horas antes, es un día bastante bueno a pesar de estar a mediados de diciembre, camino por la calle hasta sentir una vibración en mi bolsillo, respiro cuando recuerdo que es mi celular, lo saco y leo en la pantalla el nombre de James, no puedo evitar sonreír a la extremidad de todo mi rostro cuando me viene a la cabeza aquella voz suya resonando en mi cabeza como una canción en repetición.

Oprimo el botón y hablo.

—¿Hola?

—Las cosas el día de hoy son bastante especiales ¿No te parece? A los veintidós años yo era una persona que aun buscaba lo que era una vida llena de aventuras y tu acabas de encontrar la tuya esta noche. —la calidez de su voz se vuelve una embriagadora sensación de placer atravesándome la travesía de todo mi cuerpo.

Suspiro.

—¿Esta noche?

Ríe.

—Estoy dando los últimos toques a tu sorpresa o más bien a tu regalo, las cosas no han cambiado en nada bella, sigo queriendo más de ti. Te recogerá un chofer hasta tu departamento y te llevará hasta el punto de encuentro.

Parpadeo ¿Qué esta haciendo ahora?

—Creí que nos encontraríamos en tu departamento.

Resopla.

—No es lo bastante bueno.

—Para mi lo es.

—Al menos no para esta noche, el chofer te esperara a las nueve y como te dije, te llevará al punto de encuentro.

Hago un mohín.

—Eso significa que no te veré hasta llegar allí ¿Al menos me dices si tengo que ir lo bastante presentable? Lo digo para no causar una impresión ridícula.

Ríe entre dientes y por el sonido de su voz se que esta meneando la cabeza en desaprobación.

—Felicity, eso no importa, puedes ir como tú quieras, es tu cumpleaños, además la ropa es la que menos importará, créeme.— ahora una gran sonrisa se aparece en su rostro cuando su tono se vuelve baja pero tan intensa, lo perfecto para saber que esta planeando algo.

Meneo la cabeza, las cosas se profundizan en mi mente a un extremo que se vuelve bastante incomodo, trato de tomar el control y olvido lo que según creo que James tiene planeado esta noche, quizá es una simple velada, una típica velada inofensiva al aire libre en un balcón contando estrellas en el cielo y escuchando buena música o puede que sea algo totalmente diferente, tirando al suelo la idea cursi y ridícula de una velada convencional de una pareja.

Suspiro.

—Lo que sea puede ser bueno, si es lo que tratas de decir. De acuerdo, veré que puedo hacer ¿Esta noche a las nueve?

—Así es, te espero.

Sonrió ¿Qué lugar en Nueva York pudo haber escogido James? Todo el tiempo restante que tendré para averiguarlo, me será de utilidad.

—Gracias James, nos vemos. Adiós.

Estoy segura de que sonríe cuando su voz se vuelve apacible y con una lentitud seductora que me corrompe los latidos del corazón desenfrenado.

—Nos vemos esta noche, Felicity. Feliz cumpleaños.

Guardo el celular en mi bolsillo con una sonrisa de oreja a oreja clavada en el rostro, la gente pasa a mi alrededor dándome ligeros empujones ya que yo aun sigo parada en el mismo lugar, pensando como siempre más de lo debido. Le hago la señal a un taxi rumbo al departamento, confirmo la hora con mi reloj de mano, son las siete, Beth aun debe estar trabajando así que definitivamente esta noche no la veré, lastima, ella estaba entusiasmada en que pudiéramos comer pastel al llegar del trabajo, tendré que disculparme con ella mandándole un mensaje, antes de que ella haga sus propios planes. Cuando llegamos le pago al chofer y salgo a toda prisa para prepararme, tengo dos horas para bañarme, escoger la ropa y arreglarme a mi estilo y aun así el tiempo es demasiado corto, cuando entro voy hacia el teléfono, hago una llamada rápida a la oficina en donde Beth trabaja y entonces se lo explico todo.

—Por supuesto Felicity, adelante, diviértete no tienes por que detenerte por mí. Este es tu día. —me dice con una voz resplandeciente.

—Gracias Beth, nos vemos luego.

—O hasta mañana —murmura a carcajadas.

Le hago caso omiso a sus indirectas y voy hacia mi habitación, busco entre el armario alguna ropa decente, algo que sea lo bastante formal pero cómodo, me hubiera gustado indagar un poco sobre el lugar a donde James piensa llevarme pero sería perdida total, el discutir con él es bastante innecesario, nunca se deja convencer. Entro al baño y me hecho un regaderazo, el agua esta a su temperatura perfecta, me inundo en el agua caliente que me reconforta a ligeros toques sobre la piel, me lavo el cabello con mi shampoo preferido, olor a lirio y jazmines que es también el preferido de James, salgo con una toalla envuelta en el cuerpo y con el cabello chorreando agua por todo el piso de mármol, dejo mi ropa lista sobre la cama y me cepillo el cabello, apenas cuento los minutos cuando el teléfono de la sala comienza a sonar, cierro los ojos con fuerza deteniéndome con el cepillo enterrado en el cabello. Maldición ¿Quién podrá ser en esta hora? Salgo de mi habitación y evito con movimientos despacios caer al piso con los pies húmedos.

Tomo el teléfono y espero ansiosa a que respondan.

—¿Hola?

—¿Felicity? ¡Feliz cumpleaños!

Me aprieto los labios con una ligera rabieta cuando reconozco la voz de Emily ¿Tuviste tanto tiempo de llamar y lo haces ahora? Hay cosas que no se explican. Me quedo parada aun con agua goteando en el piso, esperando de verdad que no solamente me hubiese llamado para eso.

—Gracias Emily, ¿Qué necesitas?

—¿Recibiste mi regalo?

Alzo una ceja, miro por todos lados de la habitación en busca de algún obsequio, no hay nada y si fuese así Beth ya me lo hubiera comentado.

—¿De que hablas? No recibí ningún regalo de parte tuya. —mis piernas se mueven desesperadas sobre el piso a la espera de que esta llamada termine. Trago saliva.

Emily se queda pensativa, escucho su silencio y es cuando deseo cortar la llamada pero me retengo.

—¡No puede ser! Pero...—resopla frustrada —Sabes, olvídalo, la próxima vez te lo llevaré personalmente, no fue buena idea dejarla frente a tu puerta ¿Verdad?

—Quizá Beth lo dejo en alguna parte, eso puede ser. Emily tengo que irme, lo siento tanto y gracias por todo

—Pero que hay de la celebración, es tu cumpleaños.

—No gracias.

—Pero...

Le corto antes de que pueda protestar y regreso a mi habitación dejando la toalla caer al piso para cambiarme, me termino de cepillar el cabello, tomo un rubor y me espolvoreo la cara sin exagerar por supuesto, labial rosado y un poco de rímel me hecho un poco de perfume y salgo de mi habitación dando saltitos cuando intento ponerme los zapatos, me abalanzo en un solo pie y antes de que pudiese caer me mantengo en posición recta. Se escucha la puerta y la respiración se me encoge de ramalazo, debe ser el hombre que me llevará con James, dios, nunca me había puesto más nerviosa o tal vez exagero.

Corro hacia la puerta, cuando la abro me encuentro a un hombre alto, con el cabello oscuro rizado bien peinado con traje y corbata, me sonríe levemente y se presenta dando un asentimiento.

—Buenas noches señorita ¿Esta lista para irnos?

Me quedo un segundo observándolo, mis ojos recorren su rostro, no me parece conocido así que quizá lo contrato solo para el trayecto, me pareció extraño que no llamará a Harry. Asiento, tomo mi bolso y cierro la puerta detrás de mí con llave, el hombre va detrás de mí cuando bajo las escaleras, me encamino hacia el estacionamiento con las pisadas suyas escuchándose sobre el piso agrietado y lleno de hojas secas, el campus esta vacío a esta hora nadie esta fuera excepto yo, soy la única que esta afuera con un hombre alto y con quizá más fuerza que yo siguiendo mis pasos.

Me detengo cuando reconozco el auto de James aparcado, volteo a mi alrededor ¿Estará aquí? Es extraño, no logro entender, el hombre alto debe de saber.

—Será el auto que usaremos para viajar esta noche señorita -me responde el hombre cuando ve el escepticismo pintado en el rostro.

Parpadeo incontrolablemente ¿Su auto? Esto se vuelve cada vez mas confuso, pero en fin, James tendrá que explicármelo todo cuando me encuentre con él. El hombre me abre la puerta de atrás, me escabullo cautelosamente dentro y espero a que tome su asiento, cuando enciende el auto y da reversa para salir logro verle mejor la cara, sigo sin reconocerlo, me pregunto si estará contratado para que también me lleve de regreso.

—¿Usted también me llevara de regreso? —le pregunto en voz baja.

Se vuelve hacia el frente y me contesta mirando el retrovisor.

—No señorita, el joven James me dio la instrucción de llevarla solamente a su punto de encuentro, me dijo que él mismo la llevaría de regreso a casa.

Me aprieto los labios, Me llevará de regreso a casa pero por la mañana. Pienso para mi misma, me rió yo sola al recordarlo.

—¿Es muy lejos a donde vamos a ir? —le vuelvo a preguntar.

—No señorita, de eso no hay porque preocuparse.

—Estoy segura de que James no le tiene permitido decirme a donde vamos ¿No es así?

Veo que sonríe desde el retrovisor.

—Así es, me contrato solo esta noche y me pidió con mucha insistencia que no se lo dijera.

Pienso una y otra vez que lugar pudo haber conseguido para nuestra reunión y todo esto me tiene muy nerviosa, dios mío no se si estoy correctamente vestida para la ocasión o más bien para el lugar, me he puesto lo más cómodo como también lo más elegante que tengo, llevo una falda corta con medias negras, una chamara ligera de cuero con unas botas de tacón mediano, espero que vayamos a permanecer sentados un buen rato. Miro por la ventanilla la cuidad con la típica lluvia de luces elegantes que decoran cada rincón, miro los establecimientos, los edificios y pienso en la pregunta de Beth esta mañana"¿Extrañas Fresno?" mi vida se había encargado de intentar buscar su verdadero hogar, pero ni en Fresno ni en Chicago pude encontrarlo, si algún día tuviera la necesidad de huir de Nueva York, lo haría junto con James.

—¿Señorita?

Apenas logro comprender que el hombre esta hablando conmigo, cuando volteo hacia el frente me mira de nuevo desde el retrovisor, le sonrío tímidamente y me mantengo alerta para cualquier cosa.

—Lo siento ¿Me decía?

Me sonríe, también me doy cuenta muy tarde que el auto no esta ronroneando ni que tampoco se mueve debajo de mí, eso quiere decir que no esta entendido, quiere decir que ya hemos llegado.

—Estamos en el punto de encuentro. —me responde, baja del auto y me abre la puerta.

Educadamente el hombre da la mano para que salga, me levanto y me quedo sin respiración en el cuerpo cuando veo a donde hemos llegado, hago recuerdo de las montones de veces que he visto por televisión este lugar, es considerado uno de los más elegantes y muy caros de Nueva York, apenas tomo memoria de las personas famosas que se han quedado por noches aquí ¿Yo que podría estar haciendo en un lugar tan resplandeciente? Claro, esperando el encuentro con James.

Tomo aire con el pecho levantándose por la emoción cuando me imagino cruzando el luminoso umbral del hotel "El plaza", la vista de afuera es inclusive tan apabullante que me retengo y olvido avanzar. Mantengo el ritmo en control cuando levanto los pies y camino hacia le entrada, observo la gente que sale y entra al hotel, examino sus caros y finos trajes que pueden costar más de todo el salario que puedo ganar en un año. Demonios James, me haces sentir tan extraña con todo esto. Avanzo hasta llegar a la puerta giratoria, pienso en las veces en que he visto a las personas utilizarla con facilidad, espero no complicármelas demasiado y hacer un ridículo horrible, me meto en uno de los espacios de entre los cristales y doy pasos pequeños, el circulo se mueve conmigo dentro y me transporta hacia el interior en un tiempo que me deja aliviada, al menos logre pasarlo sin hacerlo mal.

Hay bastante gente dentro, caminan por todo el umbral con prisa, hay quienes están transportando equipajes, empleados que guían a los turistas a las habitaciones, gente que sube por el ascensor, la recepción esta en una fila enorme con personas que parecen estar perdiendo la paciencia, murmureos que no terminas por entender, suspiro, santo dios es como estar en una jungla sin salida tratando de encontrar algún auxilio, no hay quien pueda acercarse para brindarme un alivio, todos parecen estar ocupados y yo no quiero intervenir. Camino a pasos cortos para entrar completamente al hotel, las personas siguen cruzando frente a mí con prisa, tienen suerte, al menos ellos saben a donde ir ¿Debo tomar el ascensor? No, definitivamente no, sería una estupidez, trato de encontrar a alguien que me diga donde puedo encontrar a James así que me acerco a un hombre bajito con poco cabello que esta arreglando un centro de mesa con flores de temporada navideña ¡IOh claro! Estamos en diciembre, por ello hay tantas personas.

Me pongo detrás de él y lo interrumpo tocándole con los dedos la espalda, se gira, es un hombre de mediana edad con canas y arrugas en los ojos, aun asi parece ser una persona simpática y agradable.

—¿En que le puedo ayudar señorita? —me da una sonrisa cálida.

—¿Podría ayudarme a encontrar a una persona?

Se pone frente a mí.

—¿Esta extraviada? ¿Quiere llamar a seguridad?

Niego sonriéndole a medias.

—No, no estoy perdida, me quede de verme con una persona aquí o en alguna parte de este hotel, el problema es que no se en donde —me muerdo el labio.

—¿Tiene reservación?

Me encojo de hombros aunque tal vez pueda que sí haya reservado una habitación, bueno no por nada pudo traerme a un hotel.

—Tal vez sí.

El hombre asiente y me pide seguirlo hacia recepción donde la gente esta casi haciendo explotar el lugar, tenemos que pedir permiso a la gente para que nos deje pasar, el hombre agradable se va a una computadora separada de las demás que están registrando a los que se están quedando en el hotel, me pregunto que tendrá de diferencia con las demás computadoras, tal vez la usen de emergencia.

El hombre teclea y levanta la mirada hacia mí.

—¿Me puede dar el nombre de la persona que busca?

—James Hawkins.

Teclea, esperamos en silencio que la computadora le de la información, con un sonidito el hombre lee cuidadosamente y me vuelve a mirar.

—Aquí esta la persona que busca señorita, James Hawkins ha reservado para hoy una Suite en el piso veintidós, cuarto 243.

El corazón se me acelera a un ritmo tremendo, estoy casi pidiéndole que me vuelva a leer la información ¿Suite? Tal parece que lleva planeando estos por semanas, realmente ha sido una gran sorpresa.

Trago saliva con las piernas temblándome, hacen que la falda baile sobre mis muslos.

—Gracias, supongo que debo tomar el ascensor para ir hacia allá ¿Verdad?

Rio nerviosamente y el hombre me da otra sonrisa agradable.

—Así es.

Carraspeo y le agradezco, me voy directo hacia el ascensor esperando que no esté tan lleno de gente, aunque dándole paso al montón de personas que también quieren llegar al piso veintidós, entonces me quedo muerta, tendré que subir con mucha compañía, tanto que estaba anhelando un tiempo libre para poner las cosas claras cuando estoy a unos minutos de encontrarme con James, puede que sea ridícula pero me siento como si fuese la primera vez que me voy a encontrar con él, algo asi como nuestra primera cita. Aprieto el botón para el ascensor descienda, espero a que las puertas se abran, me quedo helada cuando veo que hay un montón de gente, me tengo que hacer un lado para que todos bajen y yo pueda entrar, rápidamente le doy al botón del piso veintidós, solamente han logrado subir cuatro personas incluyéndome a mí, bueno, al menos no es toda la jauría.

El ascensor sube con un ligero movimiento que me hace perder el equilibrio, siento la presión en mi pecho cuando va subiendo, dándome un mareo un poco molesto, lo ignoro porque no puedo comportarme claustrofóbicamente con personas tan refinadas cerca de mí. Esperamos minutos que se hacen siglos hasta que al fin se detiene y entonces las puertas se abren, salgo yo primero sin darles oportunidad, ignoro las miradas sobre mi espalda y busco entre el montón de puertas de un largo y estrecho pasillo la habitación 243, va a hacer otra tarea difícil. 236, 237, 238...Debe estar cada vez más cerca.

La cabeza me da vueltas de verdad cuando me detengo frente a la habitacion 243, miro la gran puerta de madera tallada y pintada de un color cremoso con mucha atención ¿Qué se supone que deba hacer ahora? ¿Tocar? Tomo aire y exhalo con mucha impaciencia, la frente me suda como si me estuviera recorriendo una ola de calor abrasadora, me armo de valor y levanto la mano para dar unos ligeros golpes, espero con mis tobillos dando giros, a este paso terminarme doblada sobre el piso.

La puerta se abre y entonces mi mundo se abalanza sobre mi cabeza cuando veo a James al fin, suspiro al ver su rostro que he estado extrañando todo el día, su despreocupante sonrisa y sus petrificantes ojos verdes que me clavan la mirada cuando me ve casi sin vida frente a él, mi rostro se convierte en una máscara lívida cuando me contengo la respiración, se ve irrefutablemente atractivo, con un suéter azul marino y unos vaqueros, el cabello desarreglado con su peculiar estilo.

Jadeo, parpadeo al mismo tiempo que le sostengo la mirada y me mantengo en pie a como puedo.

—Bienvenida Felicity, pasa, te he estado esperando. —susurra con una voz baja pero sensual. Me deja el paso hacia el interior de la habitación.

Doy pasos hacia el frente manteniéndome erguida, cuando entro a la Suite me es imposible contenerme a tanta impresión, la habitación es enorme, elegante, inclusive hay una chimenea en el centro de la sala en donde los muebles parecen haber sido traídos del mismísimo palacio de Buckingham, sonrió para mí misma cuando me detengo con la mirada hacia una mesa redonda con un mantel pulidamente en un blanco claro con encaje por debajo, cayendo como una leve cascada sobre los extremos, dos sillas de madera color chocolate con unos cojines que sobresalían de un color vino, en el centro de la mesa hay dos velas sobre una estructura de acero en forma de un árbol pequeño y una pequeño centro de mesa con rosas tupidas.

Me quedo boquiabierta observando todo, apenas siento los pasos sigilosos de James acercándose por detrás de mí con la respiración entrecortada y la sensación vibrante de su cuerpo rodeándome como un campo de fuerza indestructible, trago saliva y me vuelvo para mirarlo, tiene la expresión tranquila pero con una sonrisa torcida que me despierta una chispa que me estremece.

—Esto es hermoso James, es perfecto —murmuro yo con un tono bajito. Aun me siento tan desprotegida y débil, presiento que en verdad caeré al suelo.

Suelta una carcajada y toma mi mano entrelazando sus dedos, me lleva directo hacia la mesa me ofrece una silla y me ayuda a sentarme, me mantengo quieta en mi lugar mirando lo que hay frente a mí, un plato con una pechuga de pollo a la cordon blue con puré de papa, verduras al vapor y espagueti blanco con hojas de laurel. James toma una copa y se agacha bajo la mesa para tomar una botella de vino, en la otra mano sostiene una botella de agua mineral.

—Me temo que no podré acompañarte en lo del vino —se muerde el labio en disculpa. La abre y me sirve un poco.

Lo observo sirviéndome el vino, lo notó bastante nervioso pero al mismo tiempo relajado, me pregunto si en verdad esta sintiendo una culpabilidad por no acompañarme con lo del vino, indago sus facciones y se que no podrá ser nada que me tenga preocupada más allá que una simple copa. Deja la botella y me mira con mucha atención, desliza la mano sobre la mesa tomando la mía, sus ojos resplandecen a través de la luz abrasadora de la chimenea.

—Espero que te haya gustado la sorpresa por tu cumpleaños, aunque no es el único regalo -me dice con una sonrisa aun más ancha —No quiero ser un agua fiesta  pero quiero estar seguro de que no lo tiraras por la chimenea ¿Me lo prometes?

Frunzo las cejas con los ojos pintándose en curiosidad, imagino que puede ser algo a prueba de fuego o al menos eso pienso.

—¿De que se trata?

—No me lo has prometido. —me recuerda con tono serio.

Pongo los ojos en blanco sintiéndome idiota.

—Lo prometo, adelante, muéstralo.

Me examina y luego vuelve a agacharse para tomar algo, espero con los dedos flexionados totalmente nerviosa, cuando se levanta pone sobre la mesa una cajita envuelta en un papel brillante color rojo, con un moño dorado sobre este, me lo acerca dejándolo frente a mí, lo miro esperando a que me diga algo pero solo se queda sentado con una sonrisa divertida. Levanto las manos hacia el regalo y con las uñas trato de desgarrar el papel, me resulta fácil romperlo, le quito todo y dejo que tofo caiga al piso, cuando quito todo me encuentro con una caja de cartón, de nuevo miro a James sospechando en verdad que sea algo a prueba de fuego pero no me dice nada, parece que disfruta mucho del suspenso, quito la tapa y meto la mano, abro los ojos como plato cuando siento que es algo grande y pesado, tengo que meter la otra mano para sacarlo y entonces salto sobre mi asiento cuando veo que es una cámara, igual a la que el gano aquella vez en la feria cuando tuvimos nuestra primera cita.

Parpadeo, le doy giro a la cámara sobre mis manos para contemplarla, parece ser una reliquia bien conservada, rió perpleja y es cuando James da una carcajada.

—¿Cómo...? ¿No me digas que es la misma? Me refiero, a que no es la tuya ¿No me la habrás regalado a mí? —le clavo la mirada con recelo.

Niega y da una sonrisa tan grande que deja ver sus dientes blancos a la vista.

—Sabía que nunca me la aceptarías, no iba a recibir un regaño tuyo si me atrevía a regalártela. Esta es diferente -alza la mano sobre la mesa para tocar la cámara y señalar un ángulo en forma de circulo en el borde de la cámara. —Esta tiene diferente tamaño y es algo más ligera que la mía.

—¿Ligera? —repito con un tono poco convincente. Creí que la mía era la más pesada.

Se ríe y se encoje de hombros con las cejas levantadas, sigo mirándolo sospechando en algo de que esta cámara sea la suya, aunque a decir verdad esta cámara no se parece mucho a la de la feria ¿Dónde la habrá conseguido? La contemplo con mucha euforia, ya estaba deseando una de estas para mi próxima colección de antigüedades.

—Es maravillosa James, no quiero imaginar cuanto te costo ni menos en donde pudiste conseguirla —una imagen de James viajando por toda la ciudad buscando esta cámara hace que sienta una punzada, la idea de que se hubiera matado buscando un regalo perfecto para mí me hace sentir culpable.

—No fue fácil pero tampoco difícil, mi madre sabe exactamente donde conseguirlas aquí en la ciudad, tiene una lista de sus tiendas favoritas en donde puedo conseguir antigüedades, sabes que ella es toda una aficionada y me ayudo un poco. Inclusive la escogió para ti.

—¿En serio? —comienzo a temblar. —¿Estuvieron por toda la ciudad buscando un regalo para mí? Vaya, no me lo hubiera esperado ¿Por qué hacen esto? Un simple cupón para una buena tienda de comida hubiera bastado.

Pensé que reiría pero no lo hizo, cuando levante la mirada para comprobar su apática actitud repentina me di cuenta que miraba hacia la chimenea con un aire ausente, su mandíbula estaba tensa en una línea recta, la luz de la chimenea cubría su rostro, dejando una parte entre la penumbra.

—James —susurro, mi voz se mezclo entre los chasquidos de la madera que se quebraban con el fuego.

No me mira pero al menos se que me escucha cuando da un suspiro largo, dejo la cámara a un lado y me detengo un segundo en concentrarme en su rostro fúnebre que me muestra más que una simple molestia, algo le preocupa y lo noté desde que hace un momento, algo tiene que decirme y lo sé porque su cuerpo emanaba algo más que también deseo, incompetencia.

—James —repito con voz más alta —Dímelo antes de que me enteré de todos modos preguntándoselo a Emily o Harry ¿Es que acaso no confías en mí?

Me quedo inmovilizada cuando sus ojos viajan hacia mi rostro y se quedan aquí con una intensidad que me mantiene sin movimiento, cuando baja la mirada hacia su plato intacto es cuando logra atravesarme el aire al pecho otra vez, sus respiraciones se vuelven jadeos continuos cuando se le agrietan los labios y se le cristalizan los ojos. ¿Tendrá algo que ver con...? Maldita sea, no se si quiera enterrarme.

—Emily dice que mis estudios están cada vez más complicados -susurra con voz dura —Quizá tenga que hacerme más análisis y me ha pedido que mañana mismo vaya con ella a mi nueva capacitación.

Me quedo en silencio esperando a que diga algo, espero durante un rato y entonces tengo que preguntárselo.

—¿Mañana te vas de viaje?

—No solo de viaje, mañana empiezan mis quimioterapias.

La garganta se me cierra en un agonizante reflejo inesperado, mis piernas comienzan a temblar debajo del mantel hasta descender a mis caderas y luego hacia mis extremidades, no quiero hacer otra cosa que dejar de pensar y poner mi cabeza en claro, quiero olvidarme de que hoy es un día de celebración, ni siquiera me importa que es mi cumpleaños, inclusive podría estar pidiendo el deseo de que James no estuviera lamentándose para siempre de su vida si al menos creyera en un estúpido hechizo mágico que lo hiciera realidad.

Los hombros se me tensan, trato de relajarme cuando dejo de apretarme las manos al punto de hacerme dolor en los nudillos.

—Tu dijiste que no los harían dentro de unos meses, al menos eso te dijo Emily.

—Felicity, mi cuerpo se esta deteriorando si no recibo un tratamiento mucho más seguro que unas simples píldoras y chequeos mensuales. Todos sabíamos desde un principio que esto sería difícil, mucho más para mí —se inclina hacia la mesa y me toma la mano, ahora sus ojos son demasiado confusos —Felicity, te lo digo ahora porque no hay nada que te detenga a poder olvidarlo todo, no podré ser para siempre, al menos no a una edad que llega una persona normal.

—¿Qué...Qué tratas de decir? —la voz se me sacude en un acto reflejo cuando se que es lo que me trata de decir.

—Felicity —musita con palabras claras y voz lenta —Puedes dejarme si no quieres ver como terminara esto, te lo digo porque yo lo he vivido, se lo que me pasara, serán semanas, meses y no podrás soportarlo y ...

—¡¿Qué?! l—o interrumpo con la voz afligida y gimoteos que me pican la garganta. Quiero salir, quiero evitar por un momento el tema de su enfermedad y olvidarlo todo con el tacto de su cuerpo sobre el mío, el rose de sus labios sobre mi piel que arde y funde bajo la palma de sus manos cuando me recorren con una suavidad infinita, eso es lo que quiero aun siendo la hora de mi tonto cumpleaños. —Basta, no escuchare más.

—Solo trato de ayudarte, quiero que lo sepas antes de que las cosas sean mas difíciles para todos -un brillo fulminante aparece tan rápido como también desaparece —Mira donde terminamos, se supone que este era tu cumpleaños y ni siquiera hemos hablado de ti.

—Olvida también eso— le respondo sin mirarlo.

—¿Olvidar qué? ¿Tú cumpleaños? Llámame idiota por arruinarlo todo, termino por siempre echar todo a perder, quizá no fue un momento para hablar de eso pero solo quería que lo supieras, no pienso engañarte.

Me armo de valor para encarrarlo con los dientes bien apretados para contener mis ganas de llorar y de gritar un montón de estupideces acerca de toda la situación que estamos viviendo juntos, no sabe que yo podré soportar todo hasta el final, no me importa cuando terminara por costarme estar a su lado, el precio será un gusto que yo estaré orgullosa en pagar, lo miro con su semblante aun aturdido.

—Engáñate a ti mismo James, no sabes de lo que hablas -murmuro con tono mortecino —Y no quiero oír más, por favor.

Baja la cabeza, escucho con atención como respira con dificultad, mira hacia la chimenea sin siquiera tener un poco de intención para mirarme, veo como la luz se vuelve a reflejar sobre su rostro rígido y se queda en una máscara de silencio que no puedo traspasar con nada, me siento inútil, me siento como si las cosas de repente se hubieran hecho demasiado grandes con la charla que acabamos de tener, todo se esta volviendo un problema que no puedo controlar. Presiento que las cosas seguirán a un rumbo que no soportaré, me levanto de la silla, tomo la cámara como regalo y mi bolsa de mano.

Al escuchar la silla rechinar sobre el suelo vuelve la cabeza de súbito y se levanta para detenerme el paso, sus ojos están alterados, vibrantes con un aura de complejidad y dolor, ahora soy yo quien me siento mal.

—Felicity, por favor no te vayas, por favor —me suplica con un tono apagado pero firme.

Me quedo unos segundos sin escuchar, sin siquiera darme cuenta que estoy sintiendo su mano alrededor de mi brazo y su aliento golpeándome como un resorte sobre mi rostro, puedo al menos sentir el cosquilleo que me penetra sobre mi piel. Trago con dificultad y lo miró, me observa con intensidad, sus ojos me contemplan todo el semblante y se quiebra cuando intento zafarme pero me retiene con un leve apretón.

—Es mi cumpleaños y te estoy pidiendo que me dejes ir —mi boca se vuelve un gesto torcido y mi voz se vuelve poco amigable.

—Felicity, no...

—Gracias por la velada, pero me tengo que ir.

—Felicity, no —repite con voz sosegada pero aun sosteniendo su mano sobre mi brazo, sus ojos firmes me inmovilizan —No quiero que te vayas, por favor perdóname.

—¿Perdonarte? Me acabas de decir todo lo que necesitaba saber y no quiero saber más —me quito su mano en un acto abrupto y lo examino una vez más antes de caminar hacia la puerta.

Me aprieto los labios con tanta fuerza para evitar decir otra cosa más, camino a grandes zancadas hacia la puerta sin querer mirar hacia atrás, retorciéndose en una pequeña sensación de deseo en regresar y poder besarlo, pero maldita sea era tan egoísta que ni yo misma podia darme un buen regalo de cumpleaños junto con el hombre que más he amado. Mi mano se detiene en la perilla de la puerta, doy un respiro silencioso y regreso mi rostro hacia su dirección, me encuentro con sus ojos fúnebres y ansiosos, su cuerpo inmóvil apenas dando respiros que se marcan en su pecho.

Exhalo.

—Perdóname —siseo con la voz quebrada y la frente crispada en un gesto de dolor. No, no podía ser una persona demasiado cruel como para dejarlo solo en esta situación, en todo esto solo por mi infantil actitud, creo que no es único que tiene un gran problema, yo suelo ser mucho peor.

Atravieso la habitación como un bólido a toda velocidad sin preocuparme de el tamaño mediano de mis zapatos de tacón, dejo caer la bolsa de mano y cago sobre sus brazos que ya me esperan en un recibimiento abrigador que me envuelve cada milímetro el cuerpo con la temperatura que emana su piel, siento y escucho la presión de sus latidos sobre mi oído que se pega a su pecho suave.

Gimoteo incontrolablemente en el hueco que me cubre el rostro, dejo ahí las huellas de mis lágrimas hasta que termino por levantar la vista y ver que es lo que lo tiene tan callado, me mira con una sonrisa que resplandece en su rostro aun cubierto entre las sombras de una preocupación.

Le sonrió también.

—No llores Felicity eso me hará sentir mas mal de lo que ya me estoy sintiendo —alarga un dedo y me quita una lágrima trazando una línea sobre mi pómulo —Hoy es tu cumpleaños y tú eres la que menos debe estar disculpándose.

Niego.

—No hay nada que me prohíba llorar en mi cumpleaños y menos si te he lastimado.

Chasquea con la lengua y me acaricia el pelo con suavidad, me levanta el rostro con una mano y entonces se inclina hacia mi boca y presiona sus labios contra los míos comenzando con una tierna caricia y luego se cierne en ellos con fuerza que me deja sin respirar, su mano se posa sobre mi espalda y se aferra a ella que me hace estremecer sobre el placer que he estado esperando toda la noche, es la primera vez que me besa desde que llegue a la habitación y parece estar dando sus recompensas tanta espera. Abalanzo mis brazos detrás de su nuca y aferro con rudeza mis dedos a sus cabellos sedosos dejando que mi lengua se enrosque a la suya con facilidad, me siento poseída por el potente sentimiento de la excitación que me retumba en la sangre del cuerpo.

Me acaricia la espalda, desciende sus manos hasta llegar a mi cintura, me aprieta y me atrae a él con fuerza que me produce un jadeo entre los labios, las llamas del deseo se colapsan dentro de mi cuerpo como una pelea que no me deja controlar. Cuando se detiene me quedo atónita y desorbitada.

Se aleja para mirarme a la cara, escucho que ríe para si mismo.

—Creí por un segundo que te irías de verdad sin antes haber pasado la noche conmigo -se acerca para chuparme los labios, apretarse con fuerza los ojos saboreando lo carnosos que son —No, no lo podría haber creído.

Rió entre dientes apegándome a su abdomen, siento la vibración de su cuerpo a través de mi piel como una canción reverberando sobre mí, sonrió de forma maliciosa y me atraigo lentamente a su rostro hasta clavarle la mirada, se retuerce entre la excitación, da una rápida mirada al sofá que tenemos enfrente y se queda callado con una sonrisa que es imposible desaparecer de su rostro.

—¿Hacemos algo nuevo?— me pregunta con un tono casual.

Miro el sofá, es bastante grande, aunque preferiría la cama de la gran suite, dios, esto pondrá loca a Beth, es como si lo hiciera en un castillo, hago una mueca con los labios y niego, se queda atónito ante mi negación, le sonrió y entonces le tomo la mano y lo llevo detrás de mí hacia la habitación, lo único que escucho son sus risas cantarinas pegándome en el oído. Abro la puerta de la habitación, me quedo sin aliento cuando la veo, es un gran palacio, es enorme sin duda, con grandes ventanas cubiertas por finas cortinas de encaje dorado, una alfombra tapizada, muebles coloniales, un candelabro de cristal con piezas circulares que terminaban en pequeños y finos rombos, luces amarillentas y tenues provenían de las dos lámparas de noche que estaban al costado de la gran cama esponjosa que ocupaba un gran espacio en la habitación.

Me acerco a la cama aun con James tomando de mi mano, acaricio las brillantes sabanas de seda de un color vino oscuro y una cabecera de madera cuadrada bien sujeta a la pared, me giro hacia James quien me mantiene a la vista, sonríe y me acaricia la mejilla con el dorso de la mano, mi respiración se entrecorta deseando quitarle de una vez lo que lleva puesto.

—Me supongo que no quiste desperdiciar la habitación de la suite ¿Verdad?

Asiento, mordiéndome los labios, no era mala idea lo del sofá pero que va, es mi cumpleaños y lo quiero disfrutar en grande. Nos miramos un par de segundos, tomo aire despacio evitando que James vea mi exagerada y desesperante exaltación, se me retuercen los sesos cuando James hace a un lado el cabello de mi hombro, da una vista lenta a lo que llevo puesto y entonces se detiene en mi falda, sus labios se contraen.

—Oh Felicity, de verdad quiero pasar una gran noche contigo y empezaste eligiendo bien la ropa de hoy —susurra.

Me estremezco cuando sus manos tocan mis piernas cubiertas por las mallas que llevo puestas, la piel de la nuca se me eriza cuando sus manos ascienden y entonces, las rasga completamente, utiliza su fuerza para poder deshacerlas, alzo la cabeza con los ojos cerrados y los dientes apretados, el hecho de que desgarre mi ropa para dejarme desnuda es tan parecido a que bailara para mí con pasos excitantes, lo disfrutaba tanto. Miro hacia abajo para comprobar que mis mallas yacen en el piso cerca de mis botas completamente desechas, James me acaricia cada vez más frenéticamente las piernas, se arrodilla y yo acaricio su cabello, la explosión hormonal de mi cuerpo aumenta a un nivel peligroso, indomable, fuera de mi control.

Jadeo, el aliento de James se acerca a mi parte íntima, dejando beso sobre mi piel y entonces me quita la falta de un movimiento repentino, me quedo en bragas pero aun llevo puesto mi chamarra ligera, me la quito completamente ignorando que el zíper se pudiera haber roto.

—No estás dando de tu parte -mascullo, lo levanto del piso y le quito el suéter que lleva puesto, lo tiro al piso y me voy a su pantalón, tengo la fortuna que pueda tener apoyo de James cuando trato de quitárselo, me deshago de sus zapatos y de su camisa. —Quiero el paquete de hoy por mi cumpleaños James Hawkins.

Sonríe de oreja a oreja llevando las manos a mi espalda y quitándome el sostén, respiro aliviada cuando se que este no lo ha intentado romper como aquella vez, lo deja caer al piso con nuestra ropa.

—Haré arte contigo está noche Felicity Hunter —musita, me envuelve entre sus brazos y nos dejamos caer sobre la cama.

Me quita las bragas, retuerzo los dedos de los pies sobre las sabanas de seda sintiendo la liga elástica recorriéndome las piernas, gimo, empiezo a sudar cuando sus labios húmedos se aplastan sobre mi vientre luego a mi obligo, se detiene en mi pelvis, las llamas de mi cuerpo se encienden sobre mi piel dejándome entre el fuego humeante de la excitación, quedo sin aliento cuando abre mis piernas y masajea mis muslos una y otra vez.

Levanto la cabeza para ver que aun lleva puesto sus bóxers.

—Creí que estarías cooperando —murmuro entre jadeos.

Tuerce la boca pero una sonrisa aparece de inmediato.

—Siempre tan apresurada —admite entre risas, me mira a los ojos y en acto instantáneo se saca los bóxers, hecho mi cabeza hacia atrás de nuevo.

Tengo los ojos hacia el techo, doy un brinco sobre la cama cuando siento que su lengua viaja sobre uno de mis pezones endurecidos, me incorporo sobre mis codos para mirarlo, jalo su cabeza con una mano hacia la mía y lo beso con fuerza hasta sentir la profundidad de su boca, se separa rápido con la cara completamente roja, el cabello desarreglado, con el aire expulsado ferozmente de entre sus labios hinchados, sus manos me sostiene los hombros dejándome acostada y sin movilidad. Lo miro, sus ojos están cubiertos por el aura salvaje de su deseo, reflejándose como una luz cegadora que me enloquece el cuerpo.

—Amarte, desearte, follarte, eso se llama arte en mi excelencia —murmura casi para sí, me mira y me estampa sus labios de nuevo a mi boca, mis dedos se retuercen en su cabello y lo jalan con suavidad, apenas puedo respirar y cuando quita su boca de la mía apenas logro tomar una ráfaga de aliento porque penetra duro en mi.

—¡OH DIOS MIO! —logro gritar, mis dedos en su cabello se clavan en su nuca. —¡Ah!

Nos sacudimos debajo de la cama, escucho el rechinar de la madera, apenas me doy cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor, estoy envuelta en una masa de placeres extra corporales que me dejan invadir mundos completamente distintos.

Sujeto su cabello con más fuerza, cierro los ojos cuando siento su aliento caliente alrededor de mi cuello, sujeto con más fuerza mis dedos presenciando la fortaleza del clímax que me golpea desde el cuello hasta en lo más arrinconado de lo que siento de mi enloquecido cuerpo.

Mi ser se hace trisas sobre la cama cuando siento a James en su totalidad con su aliento golpeándome con fuerza sobre el rostro...



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro