Parte 17
Hola queridas lectoras, espero que se encuentren super bien, ojala les guste este capítulo, ya en el capítulo 17, wow, como va avanzando la historia, esperando de verdad que no les aburra.
Este capítulo esta algo largo pero esta realmente interesante así que no se desesperen jaja yo se que suelo subir mucho contenido
Sin más que decir, gracias y disfruten mucho el capítulo.
Besos.
[*Este capítulo puede llevar contenido adulto*]
—¿Quién vendrá a recogerte Felicity? —me pregunta Beth detrás de mí, mientras yo me doy los últimos retoques al rímel.
Me acomodo el cabello que llevo recogido en una peineta plateada que me ha prestado Beth, me pinto los labios de rojo y me hecho un último vistazo, estoy perfecta y con un toque de estilo fino, realmente este vestido ha hecho una gran mejoría en mi, me hace ver mucho mayor, llegando a la edad de James, realmente deseo que mi madre pueda ver esto. Me giro hacia Beth para contestarle.
—James —le respondo.
Me alza una ceja y luego se cruza de brazos.
—¿Sabes a que hora llegará por ti acaso?
Miro el reloj de pared, la invitación que me llego ayer dice que la exhibición es a las ocho en punto, son las siete con diez.
—Vendrá a recogerme aquí, no tiene porque llamarme. —tomo la cartera de mano con brillantes plateados y camino a como puedo a la sala.
Estos tacones no pudieron ser peor, Beth me ha prestado unos altísimos, suerte que el vestido los cubre por completo. Me quedo parada en medio de la sala esperando algo interesante, Beth me examina de pies a cabeza y eso termina por incomodarme, le hecho una mirada mordaz y termino por pedirle que deje de hacer eso.
—¿Por qué me miras tanto? —le exijo.
Parpadea y me señala como si deseara que yo pudiera contemplarme, pongo los ojos en blanco.
—Te vez realmente fabulosa Felicity, te vez con mucha clase, esto si es lo tuyo definitivamente. Estoy segura de que yo me vería como una ramera en ese vestido, tú lo haces lucir.
Le sonrió a medias, siento el vestido de tela fina sobre mi piel que se eriza.
—No digas estupideces, tu eres muy hermosa Beth, el vestido no importa.
Asiente.
—Sí importa, si no solo mírate.—me hecha otro vistazo largo y sonríe —espero que recauden mucho dinero, a propósito ¿A dónde lo enviaran?
Me quedo paralizada, siempre presiento que ella sabe la verdad, dios, claro que no lo sabe, estoy segura de que ni Emily se lo ha confesado, solo debo tomar calma y pensar en cualquier cosa que pase desapercibido. Inhalo aire.
—Alguna fundación, no tengo muy bien informado a donde.
Hace una mueca con la boca y se encoje de hombros.
—James hace un buen trabajo altruista al donar el dinero, después de todo es su trabajo, merecería quedarse con una parte.
—No le interesa el dinero Beth, lo único que quiere es exhibir su trabajo y que la gente pueda verlo.
El sonido de la puerta me hace dar un saltito, el corazón se estremece en mi interior, miro con urgencia a Beth y ella rápidamente se dirige a su habitación, cierra la puerta y yo avanzo dándome cada tropezón en el camino. Las manos me tiemblan cuando detengo mi mano en la perilla, una fuerza sobrenatural me envuelve el cuerpo, tengo tantos sentimientos que estoy completamente perdida en la disturba, abro la puerta y lo único que no pasa por mi cuerpo es aire cuando lo veo en un perfecto esmoquin de moño, el cabello revuelto en un estilo formal dejando caer algunos mechones ondulados sobre su frente, sus ojos verdes resplandecen en regocijo cuando me ve frente a él.
Trago aire pero sigo asfixiándome con mis deseos revoloteantes sobre mi garganta. Me contempla de pies a cabeza y me sonríe tan fuerte que empeora mi estado ya delicado.
—Esplendida como lo imagine —suspira —Haces que mis sueños se conviertan en realidad, Felicity.
Jadeo, mis mejillas comienzan a arder y poco a poco mi cara también, le regreso la sonrisa.
—Lo mismo puedo decir de ti, solo que me gusta más el estilo rebelde de tus camisas de traje.—mis manos acarician la solapa, luego el moño, quisiera arrancarlo y dejarle la camisa desabotonada.
Ríe entre dientes, se muerde el labio con fuerza y mis energías se transportan hacia mi entrepierna hasta retorcerme por dentro, quiero gritar.
—Vayamos antes de que quiera quitarte ese moño de chico bueno —le digo tomándole de la mano.
Posa una mano sobre mi espalda desnuda y la desciende con lentitud hasta dejarme erguida y con el grito despavorido de mi entre pierna ¡Santo dios! Tengo que follarme a este hombre esta noche, antes de que pierda más control, no digo nada esta vez, camino junto con él hasta el estacionamiento, me freno completamente cuando veo una limusina estacionada ¿Nos iremos en esto? ¡Es como un cuento de hadas moderno! Si vamos a hacer los anfitriones de la noche que mejor que darnos una buena noche los dos, nos subimos, me quedo mirando perplejo a James que le da instrucciones al chofer, me ofrece champan frío.
Sigo mirándolo aun cuando me sirve, lo nota y ríe.
—¿Qué pasa?
—Nunca me dijiste que yo iba a hacer la anfitriona de tu exhibición, eso rebaso una raya de mi límite James.
Toma una copa y ni siquiera se sirve la cuarta parte de lo que yo tengo en la mía, da un pequeño sorbo y me mira divertido, me enfurece más cuando me muestra una sonrisa burlona.
—No te lo iba a decir, sabía que no ibas a aceptar, preferiría mil veces a tener que hacerlo sin decírtelo a pedirte permiso.
—¿Y si decía si? —alzo una ceja —Tal vez con un poco de presión, suplica y...
Me interrumpe.
—No ibas a aceptar nunca -admite con voz firme.
—Tienes razón, no lo aceptaría jamás —bebo de la copa.
Me clava la mirada, me ruborizo y me oculto con la copa bebiendo más y más.
—Somos almas gemelas Felicity, eres tan obstinada como yo que sabemos casi lo que piensa cada uno. Sabemos lo que queremos.
Claro, James puede saber lo que realmente quiero, eso jamás sería un hecho, yo no quiero regalos, ni atención, solo una noche apasionada con él, tenerlo sobre mi cuerpo, adorarlo, contemplarlo de verdad, quiero ser una de las mujeres que él considera arte y belleza, quiero que explore en mi lo insólito. ¿Es complicado hacérselo saber?
—¿De verdad sabes lo que quiero?
Asiente.
—Sí lo sé, es lo que yo también he estado esperando.— se detiene para servirme más champan. Mira hacia al frente con una sonrisa de oreja a oreja.
Me quedo incrédula observándolo hasta que unos minutos después la limusina se detiene, es entonces cuando vuelve a tomar mi mano, nos conectamos un segundo con nuestras miradas y asentimos al mismo tiempo, el chofer abre la puerta y miles de flash caen sobre nosotros cegándonos la vista, apenas puedo dar un parpadeo, no he caído gracias a dios porque James me sostiene bien fuerte, me inclino hacia su cuerpo como si estuviera cubriéndome de alguna amenaza.
—Creo que se enteraron de tu exhibición ¿No te parece? —le susurro.
Asiente con una sonrisa hacia la cámara.
—El hijo del famoso empresario Peter Hawkins nunca sale a la luz muchas veces y menos para una subasta de sus obras de arte —suspira —Sí, eso definitivamente atrajo sus atenciones
Me sostiene fuerte de la cintura mientras sonreímos para las cámaras de la entrada, una alfombra roja esta bajo nosotros hacia la puerta del museo, vamos avanzando lo más rápido que podemos hacia el interior, dejándolos al fin de nuestras vistas puedo parpadear tranquilamente, reímos y nos volvemos a tomar de la mano, eso fue bastante divertido como intenso, al entrar Harry nos recibe con un elegante traje de corbata roja y el cabello bien peinado hacia atrás, nos sonríe.
—¡Al fin han llegado! La gente aguarda por ustedes.
Lo seguimos hacia una sala que tiene un cartel en letras negritas que dice "Exhibición de James Hawkins esta noche". Entramos, en una sala completamente de paredes de mármol, hay demasiada gente, música en vivo y montones de cuadros colgados en las paredes, reconozco la mayoría, son las que James me enseño, la gente clava sus miradas hacia nosotros y entonces rompen en aplausos, presiento que estoy experimentado una sensación extra corporal nada comparada con el de nuestra entrada llena de flashes.
Me ruborizo, James saluda a la gente, Harry se inclina hacia nosotros, mira con urgencia a James.
—Tienes que hablar y dar por iniciada la subasta amigo. Vamos -le señala el entarimado que esta junto con la banda en vivo.
James se abre paso entre la gente conmigo detrás, avanzamos por un pasillo largo de gente hasta llegar al escenario, yo tomo un asiento cerca y veo como habla por el micrófono, observo entre la gente a alguien conocido, me sorprendo cuando veo a Clarisse, Peter y Emily, los saludo.
Me quedo quieta cuando James empieza a hablar.
—Les agradezco profundamente su visita esta noche a todos ustedes, es un placer tenerlos aquí. Como sabrán esto es una subasta para caridad, les informo que el dinero no es para mí —escuchamos que la audiencia ríe -Esperamos contar con su ayuda, de verdad muchas gracias por su visita de nuevo y espero que disfruten esta velada.
Se detiene para girar su cabeza hacia mí, instantáneamente me congelo, no puedo creer, se realmente lo que va a hacer.
—Ella es mi acompañante oficial esta noche, Felicity Hunter, les aclaro que verán mucho de su bello rostro en las pinturas que hoy se subastarán, por favor denle un gran aplauso.
La gente rompe en aplausos mirándome exactamente a mí, mis labios tiemblan cuando trato de dar una sonrisa, veo toda esa gente que me observa y bajo la mirada completamente cohibida por el alago y la excesiva atención. Harry sube al escenario con un caballete oculto por una sabana, lo deja en el centro del escenario y le susurra algo a James, este asiente y la gente empieza a sacar por lo que alcanzo a ver sus chequeras.
Inhalo aire.
—Señoras y señores, tendré el honor de abrir la subasta con uno de los cuadros que para mí ha sido mi mejor trabajo. —se acerca al caballete y de un jalón quita la sabana blanca, dejando al descubierto un cuadro completamente abstracto pero que entre las líneas sinuosas y finas puedo verme en un autorretrato, soy yo en la foto que me tomo aquella vez en el parque pero con un estilo impresionante, lo ha plasmado en un estilo a pincel y lápiz que lo hace ver increíble, los colores son a un mejor, rojos, amarillos, naranjas, como si proviniera de un amanecer.
La gente sonríe y recibe la pintura con un gran aplauso, Harry es quien toma el micrófono esta vez
—La oferta comienza con veinte mil dolares ¿Quién da treinta?
Veinte mil dolares, esperen ¡Mi autorretrato vale veinte mil dolares! Santo dios, ¿Qué valdrá si solo fuese la foto? Un hombre de traje y cabello cenizo levanta la mano, Harry lo señala
—Treinta y dos mil dorares —responde el hombre.
Una mujer rubia de vestido azul levanta la mano.
—Cuarenta mil dorares.
¡Joder! ¿Qué esta pasando en el mundo? Un hombre alto, joven de cabello negro toma la palabra.
—Cuarenta y cinco.
Harry sonríe al igual que James.
—Cuarenta y cinco...a la una...a las dos.
—¡Cincuenta mil dolares! —gritan.
La gente busca a su alrededor a la persona que grito, se escuchan murmureos, la persona que acaba de comprar mi cuadro a cincuenta mil dolares pareció haber salido del aire, no hasta que levanta la mano, tiene el cabello café, ojos azules y dentadura de porcelana, sonríe, algo en su sonrisa me es familiar.
Harry lo señala con jubilo.
—Cincuenta mil dolares...a la una... a las dos... ¡Vendido!
La gente le aplaude, miro con atención al hombre (que debe ser millonario) con atención, esos ojos, esa sonrisa, la forma de su rostro pude haberla visto en algún lado pero no encuentro que pueda ser ¿Habrá solo sido mi imaginación? Ese hombre tiene un parecido con alguien que yo conocí y que odio con el poder de mi ser. Mis pensamientos dejan de molestarme cuando James se acerca a mí y me rodea la cintura con los brazos, me observa con sus ojos verdes abrasivos y me da un beso en la mejilla.
—¡Hey James! No les has dicho a la gente presente el nombre de tú cuadro estrella —añade Harry.
James se muerde el labio, camina hacia el micrófono y se aclara la garganta.
—El cuadro que acaba de ser vendido esta noche se llama "La musa de James Hawkins", podrán descubrir porque —ríe al igual que el público.
James vuelve su cabeza hacia a mí y con un gesto me invita a venir hacia donde esta, lentamente camino hacia allá y me coloco a un lado suyo, me contempla tan intensamente como si la presencia de más de cien personas no le importaran, me ruborizo, James me deja el micrófono, quiere que yo diga unas palabras.
Comienzo a sentir nauseas, la gente se pone de cabeza y mis piernas tiemblan tan fuerte que doy gracias a dios que el vestido que llevo puesto sea largo, respiro, James se mantiene a un paso alejado para dejarme hablar libremente ¿Qué se supone que deba decir? Tierra trágame ya, por favor.
Toco el micrófono pero hace un ruido molesto que hace estremecer a la multitud de gente, no soy buena dando discursos, ni mucho menos con un montón de gente adinerada observando, esperando a escuchar mis "sabias" palabras. Me inclino hacia el micrófono, las miradas penetrantes de la gente me cruzan el pecho como espadas punzantes.
—Les agradezco mucho su presencia, esperamos que disfruten de la levada y de la subasta que se realizara, diviértanse y gracias de nuevo. —sonrió torpemente y me alejo con urgencia, Harry tomo el micrófono y da por iniciada la fiesta.
Corro hacia James que me recibe con una sonrisa burlona, se perfectamente que he hecho el ridículo, bueno al menos intente verme realmente esplendido como él, pero la lucha resulto ridícula y embarazosa. Le regreso la sonrisa.
—Lo hiciste mejor de lo que pensé —admite.
Le hago una mueca, bajamos del escenario y nos unimos hacia la gente, estoy segura de que la multitud cada vez se hace más grande.
—¿Pensaste que entraría en shock? —añado.
Ríe entre dientes, me toma de la cintura y nos adentramos hacia el grupo de gente que ríe, beben y comen.
—Algo así, estaba dispuesto a ir a salvarte de la crisis pero lograste salir —me da un apretón, lo miro y sus ojos verdes relucen en fuego apasionado, gimo —Lo hiciste muy bien, realmente bien.
Me ruborizo súbitamente, desvío la mirada hacia la nada y nos unimos hacia la gente, vemos a lo lejos a su familia, nos dirigimos hacia allá, saludo cordialmente a Clarisse y Peter, Emily me da un abrazo enorme y me elogia el vestido, cuando me pregunta por el le digo que me lo ha comprado James y que es un Carolina Herrera.
Se queda muda.
—¡Bellísimo! Muy elegante, James —se dirige a él.
James asiente en agradecimiento.
—Gracias Emily ¿Lo vez? También puedo tener gustos que les agraden a las mujeres.
Clarisse ríe y Emily bufa con los ojos en blanco.
—Nunca me has regalado uno, ni siquiera para mi cumpleaños —gruñe.
—Te regale el Mini Cooper y tres pares de zapatos de la colección de Jimmy Choo.
Se encoge de hombros, sigue contemplando el vestido, definitivamente se lo regalare cuando deje de llevarlo puesto, quizá yo no pueda comprarle pares caros de zapatos pero al menos le puedo dar el vestido que tanto le ha gustado, claro sin que se entere James, aunque más tarde estaré extrañándolo, es un lindo vestido y fue un regalo de James.
Peter le da unos golpecitos en el hombro a James, Clarisse le da un beso en la mejilla.
—James, me encanto la pintura que han subastado, es increíble el trabajo que has hecho. Te felicito -repuso Peter con orgullo.
James le sonríe a Clarisse y Peter.
—Gracias Peter, es un gran sueño para mí que la pintura se haya vendido, es importante para mí.
—Claro que lo es, James —intervine Clarisse, acariciándole la mejilla —Estoy segura de la gente esta viendo lo bueno que eres.
Le da un pequeño abrazo, Emily sonríe también.
—Es cierto James, eres un gran pintor —le da un golpecito en el abdomen —Sabes que estaremos aquí y en las próximas exhibiciones que hagas.
—Gracias, Emily.
Peter me sonríe ahora a mí, me pongo nerviosa cuando me toma de la mano y me agradece en voz dulce.
—Eres un gran apoyo para James y no cabe duda que tú eres muy importante para él. Te lo agradezco.
No se que decir, santo dios siento que me pierdo entre un montón de humo que no me ha dejado pensar, Clarisse me da un beso también en la mejilla, sonrojo cuando ella también me agradece el apoyo, realmente siento como si mi lengua estuviera inmóvil, sin dejarme decir absolutamente nada.
Escucho la risa tenue de James cuando esperan una respuesta.
—Am...No tienen que agradecer, es un placer estar aquí —respondo desorientada.
James trata de distraer a Clarisse y a Peter de mi crisis hablándoles de la subasta, utilizo el tiempo que me brinda para recobrarme, charlo un rato con Emily respecto al vestido, la fiesta y los invitados que parecen nunca acabar, cada segundo parece venir más gente, me dice que la mayoría son socios de Peter, los invito para que pudieran estar aquí, igual Clarisse que invito a varias personas de asociaciones de artes en Nueva york para que pudiera ver el trabajo de James, estoy segura de que todos ellos quedarán impactados con su trabajo.
James se despide de sus padres y de Emily y me lleva junto con él para saludar a mas gente, la próxima subasta por lo que escuche será en una hora y media, nos da tiempo de estar un tiempo juntos, bueno, solo encontrando un lugar sin tanta gente. Saludamos a más de diez personas, no conozco a la mayoría y quizá tampoco James, un hombre bajito, calvo y de mediana edad se acerca hacia nosotros saludando a James con mucha cortesía.
Se presenta asintiendo con la cabeza.
—Buenas noches muchacho, me llamo Jeffrey Anderson y me sorprendí mucho al ver uno de tus trabajos más importantes, me ha gustado de verdad y no puedo aguardar a ver los siguientes.
Lo saluda de mano.
—Muchas gracias señor Anderson, es un honor para mí que lo aprecie.
—Sabes, soy un buen coleccionista y las obras que también son importantes para mí las expongo en mi Museo, aquí en Manhattan ¿Te gustaría ser parte muchacho?
James se queda anonadado, se vuelve para verme y yo le sonrió de oreja a oreja. Asiente.
—¡Claro! Me gustaría tener un acuerdo con usted, me interesa su oferta.
Jeffrey saca algo de su saco, es una tarjeta personal, se la entrega a James.
—Aquí esta la dirección del museo y el teléfono, detrás esta el de mi oficina, llámame después de la subasta, la verdad pienso exhibir tus cuadros. Eres bueno.
Le da la mano otra vez, me mira a mi y asiente, casi quiero llorar cuando a James se le quiebra la voz de la emoción, quien no quisiera estar en sus zapatos, sus cuadros tendrán éxito después de que acabe esta subasta, tanto tiempo de esconder tanto talento, ahora brillara como ninguno.
—Muchas gracias por la oportunidad señor Anderson. —murmura.
Jeffrey asiente.
—Espero tener noticias de ti pronto, muchacho -le da una sonrisa y se despide de mí —Señorita.
Le sonrió.
—Un gusto.
Se da la vuelta y en segundos se pierde entre la gente presente, James se queda mudo observando la tarjeta, se pone frente a mí y apenas se contiene tanta felicidad, me abraza tan fuerte que me levanta del suelo, me besa rápido en los labios. No soy la única que se queda en shock, me sorprende todo al igual que él.
—Es increíble, todo esto es increíble, increíble... —repite con entusiasmo, no deja de mirar la tarjeta.
—Sabia que alguien podría notar tu talento, no siempre se tiene que perder la esperanza -susurro.
Se vuelve y me sonríe dejando ver sus dientes perfectos, se guarda la tarjeta y me toma de la mano, ahora sus ojos arden en lujuria, me acaricia el labio con los dedos y mantiene sus ojos clavados en los míos, por fracción de segundos me pierdo entre la burbuja de su hipnótico color verde y olvido la gran cantidad de gente, despierto entre un montón de sueños eróticos en donde él y yo nos olvidamos de todo, realmente espero no despertar.
Rió entre dientes cuando inclina sus labios hacia mi sien y deja grabado rastro de ellos, miro avergonzada hacia la gente, que despreocupada no se dan cuenta de nada.
—¿Cuánto tiempo extra tenemos?
Me muerdo el labio, suficiente para hacerlo divertido.
—Una hora.
Ronronea sobre mi piel y pierdo el control de mis rodillas, nuca pensé sentir tanta adrenalina, bueno que esperaba, esta excitándome en un lugar público y rodeado de gente, miro si la gente se da cuenta de nuestro encuentro, no hay nadie que lo noté pero aun así me siento incomoda.
—James, no quiero ser grosera pero ¿Tienes una idea de cuando acaba la subasta? —le pregunto con timidez, puede que si sea una grosería para él.
Se aleja lentamente y me observa angustiado, las cejas se le juntas en un gesto de preocupación, quizá pudo malinterpretarlo mal, yo lo único que quiero es intentar fugarnos hacia su departamento, hacer el amor como locos porque mi cuerpo es insoportablemente indomable, ahora parece que sufro de un crisis de verdad.
—¿Ya quieres irte?
Niego, miro por sí hay gente demasiado cerca de nosotros, me inclino y le susurro.
—Un momento para festejar en privado no nos vendría mal, entre más pronto lo sea, no necesito ocultar mi estado crítico.
Cuando se lo digo rompe a reír, suspiro y su aliento cosquillea mi oreja, me muerdo el labio, la presión de mi ingle es intensa que casi quiero morderle el labio también para saciar el deseo, me observa a los ojos lo cual no me mantiene de todo consciente de las cosas que me dice.
—Eres impredecible, Felicity-comenta, posa una mano sobre mi espalda y la desciende con lentitud, suelto un jadeo sordo y me envuelvo entre el sueño erótico de nuevo. —Hay cosas que también necesito hacer contigo, no eres la única con una crisis al borde la locura.
Me sonríe y me toma de la cintura, noto que me apega más a su costado lo cual me deja sentir el calor de su cuerpo a través del grueso esmoquin que lleva puesto, no le quito la mirada de encima en todo el recorrido ni tampoco en sus palabras, me pierdo entre la idea que me ha dejado "Hay coas que también necesito hacer contigo" ¡Follarme! Bueno ya era hora, necesito hacerlo con él de la forma más abrasiva, ahora tendré de que presumirle a Beth. Bebemos poco champan y comemos bocadillos, esperamos a la siguiente subasta, subimos al escenario de nuevo y presenta el siguiente cuadro, así sucesivamente hasta el último que se vende por ochenta mil dolares, me retuerzo cuando veo que también es mío.
—Muchas gracias por su generosidad, es muy importante para mí como se los recalque hace unas horas, es grandioso que gente como ustedes puedan estar presentes, quiero agradecerles a mis padres que están aquí a mi hermana Emily también y a Felicity Hunter -me señala con la mano —Sin ella, nunca hubiera podido exponer estos cuadros, un gran aplauso por favor a esta gran mujer.
Me estremezco cuando escucho otra vez los aplausos para mí, es difícil comprender que realmente estoy haciendo algo bueno en mi vida que no me requiera mucho esfuerzo, como ayudar a la gente y a James, hay cosas que también le agradezco, además de haberme plasmado en esos cuadros, madre santa, realmente estoy en cuadros que gente tendrá en sus casas, el tan solo pensarlo hace que se sienta extraño. Bajo con James de la mano, la fiesta aun sigue llena de gente y yo no me quito de la cabeza al hombre que compro el primer cuadro de la subasta, estoy segura de que lo he visto en algun lugar.
—¿Te ocurre algo? —me pregunta James cuando nos dirigimos a la barra de bebidas.
Niego, aun asi no dejo de buscar al hombre, es extraño que no aparezca o bueno tal vez sea mala suerte, todavía hay mucha gente por aquí, me pide de beber champan y el agua mineral, brindamos y tomamos.
—¿Tendrás que hablar con el hombre que compro la primera pintura? —le digo sin rodeos.
Bebe, ladea la cabeza hacia un lado con curiosidad.
—Bueno, la verdad es que sí, veremos de que forma pagara el cuadro ¿Por qué?
Vacilo, si le digo sobre mis sospechas le arruinare su perfecto día, me encojo de hombros y sigo celebrando con él durante horas hasta que vemos que la gente se va yendo conforme las horas transcurren. Aprovecho si logro ver al hombre pero desafortunadamente se ha ido, los únicos que quedan en la ceremonia son sus padres, algunos socios de Peter y Harry, quien aprovecha para charlar con nosotros y lo feliz que esta por todos los cuadros vendidos, obviamente nada de esto se pudo haber hecho sin su ayuda.
James se lo agradece, Harry se ruboriza y se ríe.
—No hay que agradecer, la idea fue de Felicity, ella es la que esta en todo este plan -me sonríe.
Ahora soy yo quien ruborizo, me cubro con mi copa de champan, si no fuera lo suficientemente consciente de contar las copas que llevo, estoy segura de que seguiría bebiendo más, me estoy sintiendo algo mareada y no quiero desperdiciar mi noche especial con James.
James me sigue hacia la barra de bebidas en donde dejo la copa, alza una ceja sorprendido, me quita un mechón de la cara y me sonríe, siento la presión de mis arterias inflarse como un globo a causa de la excitación.
—¿Estás cansada? Podemos irnos si lo quieres.
Mis ojos se abren de par en par instantáneamente, mi corazón esta lanzando confetis por todos lados ¡Sí! Esta si será mi noche, dejo de llamarme Felicity Hunter si esta noche no es mío, soy capaz de cometer el delito de hacerlo mío a la fuerza, estoy segura de que lo disfrutaría más. Asiento, miro de reojo hacia donde están sus padres aun charlando con varios socios, se da cuenta y me guiña un ojo.
—No hay necesidad de tener chaperones -sonríe de oreja a oreja, me pasa el brazo por la cintura y nos dirigimos a la salida.
Afuera esta frío y chispeando, James se quita el saco de su esmoquin y me ayuda a ponérmelo, me reconforto sintiendo el calor humeante de su cuerpo cubriéndome de este frío tembloroso, sonrió tan fuerte que de nuevo me pierdo entre las fantasías, espero solo unos minutos hasta que vuelve con su auto, me abre la puerta del copiloto y conduce por la ciudad oscura, adentro enciendo la calefacción aun asi no pretendo quitarme el saco.
Dejo recargada mi cabeza sobre el respaldo, ese maldito champan me esta mareando.
—Maldito champan, estaba demasiado cargado —maldigo en voz baja.
—¿Quieres que te deje en tu casa?
Me levanto casi como si me hubieran echado un balde de agua fría, el pánico me golpea el pecho.
—¡No! No hay necesidad —respondo ansiosa.
Sus ojos preocupantes se reflejan a través de la oscuridad dentro del automóvil, le regreso una sonrisa inocente y hago como si el mareo no estuviera atormentándome del todo. Conduce con tranquilidad mientras yo juego con la radio, no hay mucho que hacer mientras llegamos a su departamento, jadeo cada vez que lo recuerdo, es como estar esperando tu regalo de navidad, o más bien esperando a Santa Claus. Me quedo pegada al asiento sin poder mover ningún solo hueso al reconocer la calle del edificio en donde se aloja, me oprime por dentro el nerviosismo y la alegría cuando maniobra para estacionarse, estoy a punto de bajar la ventanilla y gritar, apaga el auto y bajamos al mismo tiempo, el chipi, chipi se vuelve más intenso asi que casi corremos para poder cubrirnos en el edificio, cuando entramos la recepcionista no esta en su lugar habitual, no nos preocupamos y subimos de todos modos, tomamos el ascensor y caminos hasta su habitación.
Abre la puerta y enciende las luces, me quedo impresionada cuando veo los montones de libros que están reunidos en el centro del departamento, deben ser más de trescientos libros, todos tirados en el suelo. Lo miro con los ojos envueltos en sufrimiento ¿Libros en el piso? Es como casi ofenderme, se muerde el labio.
—¿Limpieza?— murmuro.
Asiente.
—Tengo mucho más que todo los que están ahí, pienso venderlos o donarlos a una gran biblioteca.
Frunzo el entrecejo, si, definitivamente es como navidad ¿Regalarlos? Oh dios, estoy aquí, ha llegado su salvación, avanzo hacia la pila de libros, los veo y me alegra que estén en perfectas condiciones, me arrodillo para acomodarlos, uno por uno, leyendo su titulo, James se acerca.
—Puedes quedarte con los que quieras —añade en tono gentil.
Lo miro con una sonrisa chiflada y poco a poco voy separando los libros que me interesan, veo un libro verde entre un montón que ha llamado mi atención, esta sobre una pila, trato de levantarlos pero James los quita por mi, aunque la mayoría caen como una avalancha, James suelta un jadeo y yo me quedo congelada cuando veo un libro amarillo con letras grandes en negritas que dice "Sexo, métodos, lecciones, placer" cae frente a mí, la portada es sobre dos personas en una posición bastante comprometedora, me quedo lívida, no se que hacer ¿Debería mirar su reaccion? Jesús, y yo que pensé en comprar un libro de esos ¿Es acaso una coincidencia?
Lo tomo, lo abro esperando entrar en shock pero lo que veo y leo no parece tener una impresión bastante disgustante, es más, me parece interesante, atractivo, emocionante, las fotos son bastante...explicitas pero me hacen sentir excitada, realmente lo estoy, siento las bragas mojadas y aun ni siquiera lo he mirado.
—Felicity...no es lo que piensas —musita, la voz le tiembla.
Me levanto, doy la vuelta a la hoja y me ruborizo, hay un montón de posiciones, juegos, métodos, de todo, parece un libro bastante completo, estoy segura de que no ha intentado con nadie estos procedimientos, a menos que me haya mentido acerca de sus "chicas desnudas" a las que solía pintar. Mis ojos se clavan a los suyos, esta como un niño asustado, la frente se le llena de arrugas y tiene las cejas fruncidas, me muerdo el labio y miro una posición.
Trago saliva.
—¿Alguna vez has intentado todo esto?
Parpadea confundido, mira la imagen y luego a mí de inmediato.
—¿A que te refieres? ¿A que si he tenido sexo?
Alzo una ceja.
—¿Algunas vez has follado?
—No, pero se lo bastante como saber a lo que te refieres, Felicity no soy un pervertido, solo estoy aprendiendo sobre todo tipo de arte y el arte del "sexo" también lo es.
—"Estoy interesado en conocer todo tipo de arte"-repito lo que una vez me dijo —¿Te refieres también a esto entonces? ¿Lo has hecho con alguna de tus "chicas"?
Resopla, se pasa los dedos por el cabello y se suelta el moño, lo deja caer, lo estoy poniendo bastante nervioso lo cual me resulta de igual forma excitante.
—Jamás Felicity, ya te lo he dicho, no hay persona que desee más que tú -se aprieta los labios —¡Demonios! Sabía que tu madre tenía razón, tal vez si soy un maniático sexual, lo entenderás porque la palabra follar no es para mí, pero en cuanto tú la dices, me da ganas de hacerlo contigo sobre esta pila de libros.
Rompo a reír ¿Follar no esta en su vocabulario? James es más extraño de lo que pensé, me mira con mala cara.
—¿Qué?
—¿Cómo llamarías tú a esto? —le muestro la foto del libro.
Se encoje de hombros
—Hacer el amor brutalmente —me contesta calmado.
—Oh bueno, eso es más educado —murmuro —Me gustaría saber que es lo que realmente se aloja en tu mente.
Me da una sonrisa forzada, me arrebata el libro y lo cierra de golpe, me quedo callada con las manos extendidas.
—Tú madre tenia razón Felicity, no soy la persona que tu crees, también tengo locuras y tú fuiste la mia ese día que te encontré en la biblioteca, te soñé en muchas fantasías, te imagine conmigo en mi cama, en mi cocina, en mi baño, en todos lados y desde ese día me propuse a enamorarte, a que fueras la indicada, no solo me has inspirado más de lo que pensé, Felicity, quiero hacerte el amor brutalmente.
Me quedo observándolo como una estúpida, analizando sus palabras y contrayéndome en mi interior, ahora se que no fui la única que lo imagino conmigo en mi cama, el corazón me bombardea tan fuerte que la sangre me zumba en los oídos, mi cuerpo se estremece cada vez que intento respirar y mi parte intima esta a punto de explotar en un orgasmo si él esta a punto de besarme, respiro, no sirve de nada, por dentro estoy fundida entre las llamas de arrástralo hacia el suelo, quitarle la ropa, tocar cada centímetro de su cuerpo perfectamente creado por Adonis, carajo, no puedo pensar en nada más que tocar su erección a mi vista.
Trago saliva, el estar media ebria me ha dejado con sed.
—¿Puedes darme algo de tomar?
Se aprieta los labios y asiente.
—Claro, te traeré agua.
—Voy contigo —susurro, yendo de todas maneras detrás de él hasta la cocina.
Veo como toma un vaso de un estante y lo llena hasta la mitad, yo me quedo parada en la entrada viéndolo sacar un popote y colocándolo dentro del vaso, se acerca y me lo entrega con media sonrisa. Lo miro con escepticismo cuando levanto el popote, sorbo hasta acabármela, me ruborizo.
—¿Quieres más?
Niego, le entrego el vaso y entonces observa el popote que acababa de succionar, levanta sus ojos y yo me quedo congelada como una autentica estatua, intimidada por aquellos ojos verdes que se vuelven abrasivos, llenos de pasión, es cuando vuelvo a perder el control, ríe entre dientes para si mismo y deja el vaso en el fregadero, me muerdo el labio esperando a que alguno de los dos diga algo, yo aun sostengo el libro lo cual me hace sentir más nerviosa.
Bajo la mirada pero sus ojos están mas fijos que nada en estos momentos sobre mis reacciones y mis movimientos, me siento vigilada por esos ojos ansiosos. Me acerco hacia un sofá, dejo el libro ahí y retomo el valor para mirarlo.
—¿Eres un maniático sexual? ¿Te gustan las jóvenes? —le pregunto con voz firme, me cruzo de brazos.
Sus ojos verdes se apagan solo un momento cuando se lo pregunto, vuelve a destellar cuando responde.
—Tal vez lo sea y si te refieres a jóvenes, tú no eres precisamente una niña Felicity, nunca estuve interesado en utilizarte como algo sexual, tampoco quiero que seas mi esclava, eso sería degradante, no viene al arte.
—Al arte del sadomasoquismo sí —le contradigo.
Se encoje de hombros como si realmente le importara una mierda, lo examino.
—No estoy interesado en eso, no me gusta herir a la gente. No a menos que a ti te guste ¿Ya lo habías...?
Lo detengo negando rotundamente, lo miro con las facciones destrozadas ¿Acaso me cree capaz? Me siento sobre el sofá mirándolo desconcentrada como si realmente lo hubiese dicho como una broma.
—¿Ya no te acuerdas de mi pasado? ¿Realmente crees que yo podría pensar en intentarlo? Estas jodido.
—Felicity ¡Claro que lo sé! Es por ello que nunca... —enmudece.
Escudriño su rostro que se inmoviliza cuando se detiene, sus ojos se esconden de los míos, lo apremio y eso solo evita que pueda mirarme, me levanto de golpe, estoy a punto de acercarme y exigirle una explicación pero cuando abre la boca espero a que hable.
—Nada —responde con suavidad.
—¡Escúpelo! ¿Es por ello que nunca que? ¿No querías pedirme que tuviéramos sexo? ¿Es eso? ¿Pensabas que entraría en crisis si me tocabas?
—¡Conozco la psicología Felicity! Y solo la más obvia, estuviste a punto de ser abusada, cualquier pensaría que cualquier signo que te recordara aquella escena de tu pasado, podría afectarte, yo no quería hacerte pasar un mal rato, no lo quería, yo necesitaba estar preparado. ¡Maldita sea! —gruñe —De acuerdo, ¿Qué más puedo hacer? Estas en mi departamento, con ese vestido que te hace ver realmente deseable y yo estoy a punto de explotar.
Me quedo en silencio mientras se lamenta con las manos sobre su rostro, pienso en cuanto se puedo haber cohibido solo por ayudarme, pienso realmente en los días anteriores en todas las ocasiones en las cuales pudimos haber hecho el amor y no lo hicimos, solo por haberme considerado a mí más que todo, inhalo, esto no es así, yo no pienso en James como un descarado, él es diferente, me hizo creer en que podría vivir normalmente, en que mis fantasías no estaban del todo perdidas, es por eso que hoy haré de esta noche inolvidable para ambos, haré de nuestras fantasías más intimas, realidad.
Tomo el libro, me acerco a él y se lo entrego, se queda perplejo cuando me ve, lo toma y me observa más que nada asustado.
—No habrá traumas no habrá crisis, quiero que me folles, o que me hagas el amor brutalmente o como quieras tomarlo. Es por eso que estoy aquí, hazlo.
Me mira de pies a cabeza examinándome con detalle, el que sus ojos me recorran el cuerpo me hace estremecer, mis manos a los costados se vuelven puños cuando me imagino desvistiéndome en su cabeza, oh, eso solo me pone más caliente, tira el libro al suelo y sus manos tratan de alzarse hacia mí, se muerde el labio y le pido con suplica que lo haga.
Hecha la cabeza hacia atrás y jadea, me toma de la mano y corremos a través del departamento hacia su habitación, su cama tiene barrotes en la cabecera, cuando los veos me ruborizo y gimo para mis adentros, me olvido por un momento que James esta a mi lado hasta que sus manos caen sobre mis hombros, mi cuerpo arde debajo de la palma de sus manos heladas, sus ojos abrasadores de nuevo se inyectan en los míos gritando que desea arrancarme cada prenda que llevo sobre mí, le ahorro un trabajo y me quito los zapatos de tacón que me presto Beth, cuando los dejo en un rincón me vuelvo más pequeña.
Entrecierra los ojos y se pasa la lengua sobre la comisura de sus labios, el corazón se me encoge en el acto cuando lo veo, es como querer tener esa lengua explorando lo más apreciado de mi anatomía trémula.
—No por nada escogí este vestido, Felicity —susurra, se inclina hacia mi oído y habla con perfecta sensualidad —Tengo que confesar que este te lo imagine en una de esas tantas fantasías, era exactamente igual, tan rojo, tan suave, tan encantador ¿Te importa si lo perdemos esta noche?
Hago la cabeza hacia atrás para mirarlo, su rostro queda a centímetros del mío, su aliento vibra sobre mi cara y eso me hace perder la cordura tan rápido como mi deseo de tenerlo dentro de mi, jadeo, apenas puedo hablar, realmente no creo necesitar mucho el habla cuando acabemos en esa cama.
—¿Perderlo? —repito, dudosa.
Sonríe maliciosamente cuando transporta sus manos hacia mi espalda y a la cremallera del vestido, en un acto furtivo desgarra todo el vestido hasta hacerlo tiras largas, lo desgarra completo hasta destruirlo y dejarme a mí sin protección, se arrodilla para terminar de romperlo y entonces lo jala para dejarme en mi ropa interior, estoy realmente sin nada, a excepción de mi sostén y mis bragas, lo observo y sus pupilas se dilatan como si hubieran visto lo más impresionante de su vida, su pecho se sobre exalta cuando se levanta y me tiene frente a él, me vuelve a sonreír y pone sus manos sobre mis caderas, las acaricia con lentitud, saboreando la calentura sobresaliente de mi cuerpo, roza su nariz sobre mi hombro e inhala mi aroma con fuerza que me hormiguea la piel, me eriza el vello de todo el cuerpo, mi interior da golpeteos intensos cada vez que tengo su rostro tan cerca como para besarlo, sus manos descienden hasta mis bragas, jadeo, quiero llorar de la felicidad cuando introduce su mano dentro y exploran mi parte intima, pongo mis manos sobre sus hombros, y sumerjo mi cara en el hueco de su garganta cuando mete uno de sus dedos en mi interior, doy un saltito y mis ojos se abren de golpe cuando lo siento, ahí, meneando su dedo en mi ser, haciéndolo bailar con tanta gracia que me sumerge entre miles de llamas infernales que me consumen hasta el cansacio y la exaltación. Jadeo, una de sus manos libres se posa en mi espalda, me acaricia la espina dorsal y me apega aun con sus dedos dentro de mi, estoy tan caliente que mi rostro esta al rojo vivo, lo siento arder como un relámpago.
—Felicity, solo quiero que lo disfrutes —sus labios me rozan la mejilla y me muerden duro el lóbulo de la oreja.
—Lo sé, ¡Lo quiero también! —chillo con la boca en una gran "O", empieza a reírse cuando sus dedos se introducen más, los saca y los mete una vez más para terminar de quitarme las bragas lentamente, deslizándolas por mis piernas, mis muslos y mis pantorrillas, se las lleva a la cara y las huele, se muerde el labio con presión hasta dejarlos hinchados.
Los ojos se le dilatan y su erección se engrandece cuando lo único que se escucha en la habitación son mis jadeos. Me estudia cuando me ha dejado sin bragas, estoy solamente con mi sostén, sus ojos resplandecen como luces relampagueantes cuando ve mi interior al descubierto, disfruta de la vista tanto como yo que este desnuda frente a él.
—Felicity, eres mucho más perfecta de lo que te he imaginado -se acerca y me quita de ramalazo el accesorio que sostiene mi cabello, cae sobre mi espalda haciendo cosquillas y en pequeños risos, hace un gesto cuando me ve otra vez y entonces sus manos se van a mi espalda y buscan abrir mi sostén, sus labios están en mi oreja otra vez y su voz me acaricia en un tortura demandantemente sexy. —Quiero ver esos pechos que me han dado más allá que inspiraciones, quiero que me hagan vibrar.
Rió entre dientes y aprovecho el tenerlo cerca para arrancarle de un tirón el saco que lleva puesto del esmoquin, lo dejo en el suelo y le desgarro los botones cuando tiro más fuerte de la camisa para quitársela, veo su cuerpo radiante frente a mis ojos, sus bíceps, su piel perfectamente ardida como la mía, grito, es mejor que el regalo de navidad.
—Quiero llevarte a esa cama, quiero pintarte con mi deseo —sisea
Mis terminaciones nerviosas gritan miles de montones de veces el Aleluya histórico, sonrío de oreja a oreja y asiento, no sin antes buscar por debajo de su abdomen el botón de su pantalón, cuando lo encuentro me detiene y niega.
—Eso será sorpresa —me responde con una sonrisa traviesa.
Rodea mi cintura con sus brazos y ambos caemos sobre la cama, reímos al unísono, se pone a horcajadas y me contempla con una sonrisa que le llega hasta en los ojos, sin camisa y con pantalón parece que yo soy la única que esta dando de mi parte, toma mis manos y las pone a cada lado de mi cabeza, inclina su rostro a mi pecho y su nariz me acaricia el hueco de mi garganta, me estremezco y me retuerzo debajo de las sabanas, saca su lengua para saborear mi mandíbula y chuparme los labios, los dedos de los pies se me retuercen, al igual que las caderas.
—Quiero ver como eres de verdad.— libera una de sus manos y se acerca a la mesita de noche que esta cerca, toma unas tijeras largas y filosas, me quedo pálida cuando las pone frente a mí, niega —No te haré nada con esto Felicity, será de más ayuda para ambos.
Y entonces acerca las tijeras a mi sostén y lo corta completamente por la mitad, cae a mis costados liberando mis pechos y lo endurecidos que están mis pezones, se muerde los labios con impaciencia y deja a un lado las tijeras, su boca se vuelve a adherir a mi garganta, se desliza por el sur hasta llegar a mis pechos sobresalientes, mi cuerpo se convulsiona debajo del colchón cuando voy sintiendo el tacto húmedo de su boca llegar a mi pezón, su risa me penetra en los poros de la piel y sin esperarlo mete mi pecho a su boca y lo succiona tan duro que lo disfruta dando saltitos sobre mí, doy un grito que me aprieta completa, la garganta se me cierra cuando quiero hablar, me calla cuando succiona la punta de mi pezón y lame su alrededor, sigue el mismo procedimiento con el otro hasta dejarlos hinchados y purpuras, reviento entre miles de relámpagos y centellas cuando me palpitan, lo siento duro.
—Son perfectos...saben tan bien como lo imagine, estoy seguro de no es su único encanto —añade con otra sonrisa traviesa, se muerde el labio y sus manos se aplasta sobre mis senos, los moldea con fuerza como si fuera una gran masa. Gime —Son suaves, Hum...demasiados suaves, oh, Felicity, con esto podré hacer magia toda la noche.
Sigue moldeándolo con las manos, me quedo boquiabierta retorciéndome y obligándome a sentir sin piedad el vibrado movimiento de mi ingle, lo siento hasta atrás apretándome con fuerza.
—Dame todo de ti...—mi respiración se entrecorta cuando quiero hablar —Por favor
—Es todo tuyo también —me guiña un ojo, se quita sobre mí y se para frente a la cama, de un movimiento se quita los pantalones, me recargo sobre los codos para ver el espectáculo, lo veo en bóxers y entonces niego, se ríe, coloca sus manos en el liga elástica y rápidamente los deja caer al suelo, da un paso delante para dejarme ver la verdadera obra de arte, es como ver la perfecta anatomía de Miguel Angelo, en cuerpo y alma, entro un estado critico que me embarga de orgasmos cuando veo definidamente y con precisión su pene en perfecta erección, reviento en gritos eufóricos por dentro cuando vuelve a echarse sobre mi a horcajadas, veo como su miembro se sostiene parado y firme.
Mis manos se posan en sus muslos torneados, me incorporo para alzar mi cabeza y verlo completamente desnudo, aprecio con orgullo cuando veo lo satisfecha que he quedado al respecto, es estar sobre lo magistral de su cuerpo y lo puro de todo lo que él es. Nuestras miradas se encuentra y cuando lo ve a la cara sostiene un paquete negro de aluminio, veo como se enrolla el miembro en esa pequeña bolsa transparente gelatinosa y da una mirada salvaje cuando tira el envoltorio ¿Acaso se ha puesto un condón? Resulta extraño como excitante ver como pertenece concentrado unos segundos para colocárselo.
—Sube las rodillas, Felicity —me pide.
Subo mis rodillas en alto, con delicadeza las separa y no puede evitar observar mi interior al acceso, se queda unos segundos observándolo, inclina la cabeza y da un pequeño beso en mi interior, meneo mis caderas al reflejo de mi sobresaltado orgasmo momentáneo.
—Regálame de esa inspiración James, haz que suceda —suplico entre jadeos
Se inclina solo un poco para mirarme firme a los ojos.
—Mi pequeña musa...todavía hay mucho por donde indagar. Píntame de ese encanto, tuyo.
Me aprieto los labios con fuerza cuando siento la punta de su erección en la entrada de mi cuerpo y sin verlo venir mi alma se dispara desde mi boca cuando doy un grito al sentir la penetración, mis manos se enroscan en las sabanas debajo de mi, su trasero se menea al momento en que yo quiero retorcerme, se balancea delante y detrás cuando el clímax se aproxima al corriente de mis sentimientos, el orgasmo se apodera de mí sin piedad hasta hacerme polvo, mis músculos se contraen de todos lados hasta hacerme pequeña, tan indefensa, mi única sensibilidad la siento ahí, en mi interior, mientras James se balancea sobre mí y se sostiene de mis rodillas, empuja con más fuerza aun cuando doy gritos y jadeo con la garganta inflamada, mis ojo se dilatan, mi frente esta bañada en sudor, quiero morder algo, mis labios se vuelven ansiosos y es cuando James se inclina hacia mi rostro y estruja con brusquedad sus labios a los míos, aprovecho la intensidad para introducir mi lengua y explorar cada ángulo de su boca con precisión, mis dientes sujetan sus labios hasta tenerlos prisioneros.
Los suelto cundo se introduce más fuerte en mí, llevándome por sorpresa. El orgasmo se vuelve cada vez menos incontrolable, mis venas quieren explotar, mi cuerpo se sacude debajo del colchón, quiero que siga, quiero que me lo haga durante toda la noche, quiero llevarlo dentro de mí siempre.
—¡Ah! —grito como puedo, aplastándome los labios cuando mi alma es tocada por el placer ardiente, todo se esta consumiendo dentro de mí.
Mi piel es fuego, mi interior es el infierno, el aire de la venta choca contra mi rostro produciéndome ardor, al principio lo siento hasta que James sujeta mis caderas y suelta un gemido cuando levanta un poco las piernas para dar de la penetración todo el furor, mi parte intima esta invadido por completo de su miembro, mi interior esta palpitándome duro y esta gritando ese aleluya que tanto ha deseado, mis terminaciones nerviosas se despegan de mis sentidos, mi cabeza se envuelve en una ranura de inconsciencia, me estoy mordiendo los labios tan duros que estos sangran, me limpio con la lengua y en seguida siento ese sabor metálico que me revuelve aun más la cabeza, mi pecho se inflama y mis pupilas se dilatan cuando de repente siento que se aleja y termina por salir.
—Oh Felicity...Eso fue mejor que la teoría —murmura despacio. Se inclina para verme la cara y se acerca, ve que llevo sangre en los labios, se inclina para limpiarlo con su lengua y succiona, cierro los ojos, mis manos se van hacia su cabello, lo jalo más hacia mi rostro y ríe.
—Esto...—respiro —Siempre será mejor que la teoría.
Su lengua esta sobre el hueco de mi garganta, desciende hacia mi pecho y rápidamente se dirige a mi seno izquierdo, mordisquea mi pezón duro y yo me estremezco, se me retuerce la entre pierna al contacto, jadeo cuando sigue con mi otro pezón.
—Me he enamorado de tus pechos Felicity, daría lo que fuera por tenerlos plasmados en una gran obra de arte. —sus manos moldean mis pechos de nuevo, esta vez con dulzura, graba con precisión su tamaño, su textura. —Son todos míos.
Rió entre dientes somnolienta, se tira a un lado mío sobre la cama, sus manos están sobre mi pecho aun, apenas logro mirarlo, mis ojos están cerrándose sin darme cuenta, acaricio su abdomen torneado, sigo las líneas perfectas de su trabajo constante de lo que ha hecho con su cuerpo, lo digo, es tener a Miguel Ángelo sobre esta cama y es mío.
—Haz lo que quieras conmigo, soy tu musa ¿No?
Suspira, traza con delicadeza líneas en mi piel, estallo en placer, no ha pasado ni un minuto y mi otro yo interno me aclama otra ronda, encaja su uña recta dejándome rayas casi invisibles.
—A este paso ya no se quien soy, no se que lo será de mí contigo a mi lado Felicity, pero estoy seguro de que lo disfrutaré tanto que no habrá vida después que pueda remplazarlo.
Me incorporo para mirarlo a los ojos, brillan con satisfacción que me complace totalmente, le sonrió y lo beso rápidamente.
—Quiero terminar ese libro contigo y me refiero a ese libro amarillo, podrás tener mucha teoría al respecto porque se que has estudiado esto con precisión pero nadie hace al maestro sin practica.
Me da una sonrisa burlona y me levanta una ceja consternado.
—¿Me llamas maniático sexual ahora?
Reviento a reír, me ruborizo sintiendo con profundidad el color rosado en mis mejillas y asiento, se queda boquiabierto.
—Me gustan los locos, bueno los raros —sonrió de oreja a oreja, acaricio su frente bañada en sudor como la mía.
—Prefiero más el termino loco, eso viene más a mí -arruga la nariz —No, pensándolo mejor, la gente creía que yo era raro, ahora entiendo que fue lo que te llamo la atención de mí Felicity. ¿Alguna respuesta?
Suelto una carcajada, bostezo y él acerca una sabana grande, me cubre completamente y me acomoda una almohada bajo la cabeza, lo veo borroso pero se que no he contestado su pregunta, lo contemplo con el cabello desordenado, sudado y ruborizado, vaya, que buena imagen me llevo al dormir.
—Tú —respondo en susurro.
Me quita el pelo que llevo sobre la cara, me da un beso en la frente y se mete conmigo en la sabana, nuestros cuerpos hacen una fricción de calor que hace más reconfortable la cama, el estar todavía desnudos me mantiene un poco alerta y con adrenalina.
—Eso es una respuesta parcial, pero la dejaremos para luego. Duerme Felicity, aun dormida me llenas de inspiración.
Me envuelve con sus brazos, me aprieta contra su pecho y cierro los ojos completamente exhausta. Ya vivo mi propio sueño en carne propia, dormir con James, en su cama, en su casa, sentirlo como esta noche me ha dejado con pocas probabilidades de que pueda succederme algo mucho mejor que haber hecho el amor brutalmente con este hombre.
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