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Parte 15

Gracias de verdad por darme esa oportunidad de seguir leyendo mi historia, aprecio mucho de verdad a esas lectoras fantasmas que se que también me apoyan en esto.

Siento la tardanza y nada más les informo que no, no me dieron la laptop en mi cumpleaños, esperemos que en navidad se pueda hacer algo, si hay errores de ortografía pido millones de disculpas. Ya tenemos portada nueva!! La hizo una chica talentosa que se llama Alondra Delgado, espero y lea esto porque me encanto su portada ¡Gracias!


Danielle esta sentada con Sam bebiendo champan, ríen aunque no sé de donde proviene la fuente de su alegría. James esta justo a mi lado, no se si esté tan nervioso como yo pero se que soy la única que esta viendo el lugar en otra dimensión, que siento ganas de vomitar y que mis piernas están más flojas que una cuerda deshilachada, tomo aire y nos acercamos a la mesa, me arrepiento de no haberme tomado una margarita antes, si decía alguna estupidez podía echarle la culpa al alcohol, miro a Danielle más que nadie, trato de recordarla sonriendo antes de que presentarle a James.

Sam es quien nos ve llegar, se le borra la sonrisa, toma de su copa ocultando su rostro, Danielle frunce el ceño y nos mira, se le ponen los ojos como plato y deja su copa sobre la mesa, me mira a los ojos exigiéndome una explicación, le muestro una sonrisita inocente.

—Mamá, te presento a James ¿Lo recuerdas? El...

—Si —me interrumpe con brusquedad —El hombre que te tiene loca y que por cierto es mayor que tú

Mira de pies a cabeza a James que se mantiene inmóvil a mi lado, vacilo, por favor que Sam diga algo o tendré que salir corriendo.

—¿Tienes veinticinco no es así?

James asiente con amabilidad.

—Así es señora, por lo visto Felicity le ha contado de mí.

Mi madre le muestra una sonrisa cargada de falsedad, Sam y yo nos miramos con ansiedad, espero que mi madre no arme un espectáculo que me haga pasar un ridículo a mí y a John. ¿Por qué es tan difícil que Danielle acepte a James? No veo nada de malo.

—Debes tener gusto por las jóvenes ¿Eres algún maniático sexual o algo por el estilo? -le pregunta sin rodeos, clavándole la mirada.

James se tensa por completo, baja la cabeza y yo no dudo en protestar ¡Bien! Esto es peor que hacer un escándalo, sabe como hacerme sentir tan mal, Sam sigue bebiendo champan cuando debe de hacer algo con su esposa metiche.

—¡Mamá! ¡Por dios! Esto esta fuera de lugar, ni siquiera se ve la diferencia entre James y yo.

Sus ojos son apremiantes, me quedo congelada cuando sus ojos son tan duros como una piedra.

—Felicity Hunter, el día en que digas que tuviste algo que ver con un muchacho no me meteré en tú vida sexual ¿Entiendes? Déjame esto a mí, no quiero que cometas errores estúpidos. Si tuviste algo que ver con este hombre dejaré que tu sola comprendas los resultados de lo que conduce una vida...

—¡Basta! —gruño —Se llama James Hawkins, tiene veinticinco años, acaba de graduarse de la universidad, tiene dos hermanas, su padre es gerente general de una empresa y su madre es muy buena coleccionista. Te lo presento ¿Le podrías dar la mano para acabar con esto?

—Le daré la mano en el momento en que responda mi pregunta.

—¿Qué? —insinuó malhumorada. O claro James un maniático sexual, yo soy la que esta como una pervertida teniendo sueños húmedos con James, soy yo quien quiere follarlo y soy yo la que se masturba con James ¡Yo soy la maniática sexual!

John le da la mano, James le muestra media sonrisa, esperamos a que mi madre se muestre accesible pero no hay cambios ¿Por qué no le responde? Lo miro de reojo, esta inclinando hacia delante como si hubiera recibido un puñetazo en el estomago, miro hacia la pista de baile, John y Rose están dando una muestra de un rock and roll entretenido, cuando acaba la canción Rose me apunta y John me saluda, su esposa se queda boquiabierta cuando ve a James, veo que él le saluda, corren hacia nosotros, claro, ellos se conocían.

—¡James! Que gusto —canturrea Rose, lo abraza y luego me abraza a mí.

Le sonrió, John me rodea con sus manos y me da un beso en la mejilla, los veo a ambos, juntos, felices y orgullosos y apenas puedo creerlo.

—Felicidades, no tuve tiempo de decírselos, estaba algo ocupada —miro de reojo a James.

Rose mira a James y me guiña un ojo, me ruborizo.

—Rose de verdad me da gusto de que al fin te hayas casado y con el padre de mi novia -añade James y me pasa el brazo por el hombro —Te presento a Felicity.

Rose ríe entre dientes, parece un chiste loco porque ya nos conocemos pero luego entiendo que quiere hacérselo saber a mi padre y así es, John parpadea como retrasado, gime y mira a Danielle, me olvido de ella hasta que deje su petulante actitud.

John entrecierra a los ojos e inclina la cabeza hacia un lado, sosteniendo a Rose.

—¿Sales con Felicity? —dirige sus ojos a mí. —¿Cuándo pretendías decírmelo?

Me encojo de hombros, la verdad es que no tuve tiempo de planear algún encuentro entre mis padres y James, como ambos viven en diferentes lugares hacer una reunión se me hacía imposible, con el trabajo y la universidad apenas podía mantener tiempo para nuestra relación.

—No lo sé —admito con un susurro.

John suspira y le da la mano a James quien le sonríe con educación.

—Mucho gusto James, Rose conoce a tus padres y me ha hablado de ellos como si fuera de su familia, parece que vienes de una familia importante.

James se sonroja, sonríe y se encoje de hombros.

—Bueno mi padre es quien trabaja para una gran compañía, él ha logrado que la familia este de maravilla.

—Me parece muy bien —añade John —¿Cuánto tiempo llevas saliendo con mi hija?

Algo cálculos, me pierdo entre los días que desapareció y no logro hacer cuentas, todo se vuelve borroso.

—Un mes —responde con seguridad, me da un apretón.

—¿Dónde se conocieron?

Mi padre y sus indagatorias preguntas, tal parece que desea hacer un maldito libro de nuestra relación, solo falta que se ponga pesado como Danielle y proteste de nuestra vida sexual, donde ni siquiera la ha habido, bueno no hasta que termine por follarmelo algún día de estos, el momento cuando no pueda resistirme de estas hormonas que me convierten en otra lo haré mío.

Es mi turno de contestarle.

—En un biblioteca, esta en la universidad.

John nos mira impresionado, sonríe.

—Eso suena bien, a Felicity le gusta leer ¿No es así Sam? —alza la cabeza para mirar a Sam.

Sam es quien más ha sido victima de mi pasión por la lectura, cuando vivía con mi madre siempre mantenía mi palabra de noche encendida toda la madrugada lo que hacía que él y Danielle nunca pudieran dormir. Todos reímos menos Danielle, ella bebe champan y hace mala cara.

—¿Mamá? —murmuro, la miro y le suplico que termine con mi tortura.

Hace un mohín pero termina por levantarse, se acerca a James y de repente le da la mano, James se muestra cortés, le regala una sonrisa de oreja a oreja y yo solo puedo ver cómo mi madre trata de regresar la cinta sonriéndole también, no solo aquí hay fiesta, mi cabeza revienta en globos, serpentinas y saltos felices cuando mi madre y James al fin pueden llevarse bien.

Le doy la mano a James.

—Gracias —articulo con los labios. Me acaricia la cabeza y de repente regresan esos ojos maternales que deje de ver hace mucho tiempo, los de mi verdadera madre, los de Danielle.

—De nada, se que te hace feliz después de todo -me da un beso en la coronilla y retoma su asiento con Sam en la mesa.

Una canción suave resuena en la pista de baile, reconozco el tema, More than words, de Extreme, es una bella canción lenta y no puedo evitar las ganas de bailarla con James, le tomo la mano y el instintivamente me lleva casi corriendo hacia la pista, ya hay gente que esta a nuestro alrededor. Me toma de la cintura y me acerca a su cuerpo, poso mi mano sobre su hombro y lentamente bailamos en círculos como las demás personas.

Nos contemplamos uno al otro sin decir nada, estudio con atención sus ojos verdes que brillan a través de las luces que están sobre nosotros y el de la gente, su piel se ve más tentativa que de costumbre al igual que sus labios que se inclinan para mostrarme una sonrisa pacifica, la canción hace que se me agite el corazón, parte de la letra es lo que siento por James.

Ve como cierro los ojos y suspiro.

—¿Qué ocurre?

Agito la cabeza, abro los ojos y me encuentro a un James estudiándome con cautela.

—Es una bonita canción —respondo con un hilo de voz.

Sonríe de oreja a oreja y deja escapar una risa de alivio, me acerca un poco más a su cuerpo y deja sus labios cerca de mi oído, escuchar su voz cosquillearme el lóbulo de la oreja me hace estremecer.

—Había deseado hace tiempo poder bailar esta canción -me informa con tranquilidad -Ya nada puede evitar que mi sueño se este cumpliendo.

Alzo mi cabeza para mirarlo, tiene los ojos consumiéndose en pasión, lo veo porque la intensidad de sus ojos es brava, tanta como la presión de mi sangre en mis arterias, presiento que no es la única persona que esta deseando llevar más allá esta relación, tanta como habíamos discutido nuestras vidas necesitaban acción, motivos y mucha fuerza y al parecer la única forma de lograrlo es con algo de acción de verdad ¿No? Danielle siempre me ha dicho que tener sexo antes del matrimonio es malo, que no se puede llevar algo tan importante sin estar segura de las cosas, por ello no hay mejor confirmación de que la persona es la correcta que el matrimonio, a veces presiento que podré fallarle.

Parpadeo quedándome deslumbrada con la exaltación de sus ojos.

—¿Recuerdas que ambos buscábamos acción en nuestra vida? —le recuerdo sin dejar de mirarlo.

Se queda callado y luego asiente, trago saliva.

—¿Qué podrías definirme como "acción"? —aclaro súbitamente, con los nervios comiéndome.

—¿Acción? -alza una ceja pensativo —La acción se define de muchas maneras y en muchos ámbitos, depende de que acción te estés refiriendo.

No se como explicárselo, podría decírselo sin rodeos pero soy una persona tan tímida y reservada que prefiero decírselo entre pistas, soy demasiado anticuada, giramos por la pista uniéndonos a las personas que llegan, entre ellas esta Rose y John, sonrió para mi misma cuando los veo y regreso a James.

Mi mano posada sobre su hombro se aferra ligeramente, ahora ya no soy capaz de mirarlo.

—Ya sabes, acción, esa acción —me ruborizo inmediatamente y me muerdo la lengua. De acuerdo, nunca me le había insinuado a un hombre, no es nada sencillo.

Se carcajea y siento que la mano que esta en mi cintura se aferra también, suelto un gemido y trato de que la gente presente no se de cuenta de nada.

—Esa clase de acción ¿Es la que quieres saber tú?

Me muerdo el labio, me hace girar y me retiene otra vez en sus brazos, sonríe.

—Puede que sí —me muerdo el labio con más fuerza —¿Eres un maniático sexual?

Alza una ceja con el rostro lleno de diversión.

—¿Por qué dices eso?

—No le respondiste a Danielle.

Titubea y me sonríe de oreja a oreja, se inclina hacia mi oído de nuevo y entonces automáticamente doy un saltito cuando me muerde el lóbulo de la oreja, no puedo evitar quedarme con la boca abierta y exprimir todas aquellas pasiones que me cohibí hasta ahora sobre mi parte intima, jadeo en silencio y recuerdo que no estamos solos, me aparto pero no tanto.

Ríe sobre mi mejilla.

—Puede que sí. ¿Eso te gustaría?

—Hum...—la cabeza me da vueltas como un torbellino, necesitaré sentarme, siento vibrar mi entrepierna. —Depende de que tú también estés deseándolo. Platícame de tus experiencias.

Presiento que este no es un lugar bastante correcto para hablar de ello, pero que va ¿Cuándo podré tener otro momento cerca y a solas? Necesito aprovecharlo antes de que se le ocurra desaparecer otra vez. La canción termina y comienza otra no tan lenta, Bad Romance rompe con aquella anterior burbuja de romanticismo.

Lo observo, esta nervioso y de todos modos me sostiene, moviéndonos sin sentido.

—No creo que sea sencillo, no soy de esa gente que se siente orgulloso al decir las veces que ha tenido sexo con alguien. Me gusta mantener un límite entre mi intimidad y mi personalidad, aunque no puedo negarte que he visto muchas.

Jadeo ¿Ha visto que? Santo dios, solo se me viene a la mente un grupo de mujeres deslizándose entre su cuerpo desnudo y él extendiéndoles dinero, espero que no sea cierto, James no es de esos hombres que despilfarra dinero en mujeres o puede que este equivocada. Acaricia la parte en la que mis cejas se fruncen y sonríe.

No le encuentro la gracia a nada.

—No pienses mal Felicity, lo que hago es prácticamente mi trabajo, ver mujeres desnudas es parte del arte y yo estoy interesado en conocer todo tipo de arte.

Ahora la imagen de las mujeres desnudas cambia, están frente a James en vez de estar tocándole, ellas paradas firmes sin hacer nada, dejando que James pueda contemplarlas, aun así veo el billete en sus manos.

—¿Les has pagado para que se desnuden? —murmuro.

Niega, me estoy preguntando porque maldita sea no quita su sonrisa del rostro ¿Acaso estoy exagerando? No lo creo.

—No, muchas de ellas lo hacen por amor al arte, la mayoría también estudian y les parece normal hacerlo.

—¿Y te has acostado con alguna de ellas?

—¿Tendría que acaso? —parpadea.

Maldita sea porque no me responde con un "si" o un "no". Lo miro fijamente con suspicacia, me acaricia el rostro y hace su sonrisa más grande.

—Nunca lo he hecho y no pretendo hacerlo jamás. No me nace.

—¿Qué no te nace? —rió con sarcasmo —No me digas que ninguna se te ha insinuado o que te hagan sentir extraño

Hace una mueca con los labios, ve mi expresión apática y mortecina, trata de no reírse y los deseos de golpearle la cara no me hacen falta.

Suspira.

—Ellas son profesionales y no necesitan coquetearle a nadie, es como un trabajo y solo relacionamos profesionalmente y te parecerá raro pero no siento ninguna excitación al verlas desnudas.

Abro los ojos como plato ¡Qué no! Oh bueno esto no esta bien, sospecho cosas bastante raras respecto a James, tener a mujeres desnudas frente a él y no querer hacerles nada es raro, o tal vez que James mantiene ese límite.

—James Hawkins, entonces no debes ser lo que pensé, eres realmente raro.

Suelta la risa y se encoje de hombros.

—Ya había escuchado lo de raro pero sorprendente de todos modos, esas mujeres solo me dan ideas para hacer mi trabajo, solo hay una que me inspira de verdad.—me acerca y entonces me besa apasionadamente a pesar de tener los suficientes espectadores para ponernos en vergüenza.

El cuerpo se me cubre de nuevo en llamas, siento además de sus labios sus manos recorrer mis espalda entre movimientos sinuosos, meto mi lengua para saborear aquel aliento embriagador que me pone enloquecida, lo bebo como el mejor de los manjares, mi mano baja por su cuello hasta su abdomen y se detiene cuando notó que algunos invitados nos miran asustados desde sus mesas, James baja la mirada y finge que bailamos muy cerca uno del otro.

Ya nada podrá hacerles parecer otra cosa.

—James ¿Te vas esta misma noche?

Fingimos que bailamos y cuando se termina la pieza nos retiramos, me lleva de la mano hacia la carpa de comida y de ahí seguimos nuestra charla, lejos de las miradas de los invitados y los de mi madre.

—Sí, me temo que Peter tiene negocios pendientes, tenemos que llegar a la cuidad mañana en la tarde. ¿Por qué?

—Bueno yo me quedaré este fin de semana aquí en Fresno y guardaba algo de esperanza de que tú también pudieras quedarte, hay cosas que hablar aun y quisiera que pudiéramos vernos.

Asiente formal y serio.

—Yo lo tengo entendido perfecto Felicity, hablaremos lo que quieras cuando llegues a Nueva York, es tiempo de que sepas toda la verdad y de ahí puedes tomar la decisión de quedarte conmigo.

¿De quedarme con él? ¿Por qué carajos me alejaría? No sé pero algo me dice que la verdad de James es tan distinta a la mía, yo le confesé mi traumático pasado y esta aquí, dispuesto a pasar su tiempo conmigo y de repente yo aparezco en su papel, eligiendo huir o quedarme. ¿Qué esta ocurriendo?

Lo contemplo y me abalanzo a su cuerpo, me regresa el abrazo con tanto sentimiento que hunde su rostro en mi cabello, siento que inhala el aroma y se estremece su cadera.

—Felicity, Felicity, no quiero perderte —susurra con dulzura, me aprieto las piernas, de nuevo viene ese temblor en mi ingle que me retuerce.

Suspiro con aire de pesadez, lo aferro a mis brazos dispuesto a no alejarlo.

—No lo harás, aquí estoy James y nada me hará cambiar de opinión.

Nos quedamos abrazados un largo rato hasta que comienza otra nueva canción.

(...)

Estoy tomando un taxi rumbo al aeropuerto, dejaré al fin Fresno para regresar a casa, mi vuelo ya esta programado para esta mañana del domingo y yo la verdad ansió volver, Rose y John se fueron a su luna de miel la noche de su casamiento directo a San francisco, durarán solo unas semanas porque Rose tiene que retomar su empleo y tomar receso de su embarazo, no puede volar mucho, Danielle y Sam se fueron el sábado así que yo tuve un día completo para cuidar la casa de John, me dio tiempo de acabarme el jugo de arándano que dejo para mí, le deje un mensaje a Beth de que volvería el lunes por la tarde, no me ha contestado pero no preocupo, debe estar trabajando demasiado ya que su jefe se ha vuelto un prepotente que la quiere retener la mayor parte del tiempo en la oficina, ojala y cuando vuelva pueda desahogarse conmigo, en cuanto a James él si me ha dejado un mensaje, lo recibí apenas me levante, me deseo un gran vuelo y que ya estaba en su departamento, le contesté con el recordatorio de nuestra charla no conclusa, necesitamos hablar para dejar en acuerdo una cita, no me cansaré en recordárselo porque lo que tenga que decirme dependerá mucho de nuestra relación. Subo al avión, rápidamente le hecho un vistazo a mi teléfono, ya no hay mensajes, lo apago y lo guardo en mi bolsillo, como siempre me preparo para un gran viaje, tomo mi ipod, me pongo los auriculares y descanso la cabeza sobre el respaldo acolchonado, de verdad ansió tanto volver a Nueva York, necesito llegar. Necesitas ver a James, lo sabes perfecto Felicity, dime una cosa ¿Hasta cuando dejarás de torturarte? ¡Cuando piensas follarlo!. Me reprende mi subconsciente, demonios, realmente debí follarlo en la fiesta de recepción, se veía realmente atractivo, insaciable, perfectamente sensual, ese traje tan Gucci se lo pude haber arrancado de un solo movimiento, sí, definitivamente debí haberlo hecho, santo dios, aun recuerdo cuando su gran erección se asomaba cada vez de su cremallera, parecía que me daba un llamado de auxilio. ¡Cuando lo follaras! Algún día lo haré.

Sin que nadie se de cuenta me meneo en mi asiento tratando de calmar una sensación de ardor en mi trasero cuando imagino la longitud de su miembro, dios, apiádate de esta pobre mujer virgen totalmente necesitada de acción. Me recuesto y trato de olvidarme de esas imágenes eróticas que me atormentan la cabeza.

Minutos más tarde una mujer de cabello rubio, labios rojos y uniforme me sacude ligeramente el hombro, es una azafata, me dice que es hora del almuerzo, me muestra lo que trae en su carrito, elijo unas galletas Oreo con jugo de arándano fresco, se va escuchando el rechinar de las rueditas, me bebo el jugo y me como las galletas por lo de adentro, guardo algunas para el aterrizaje y saco un libro, hubiera deseado traer mi computadora para navegar un rato por internet, podría averiguar algunas cosas que no dejan de molestarme, como el viaje durará unas horas me decido por leer mi libro de Cumbres borrascosas, el que no he terminado de leer. En medio de mi lectura las palabras de James en la fiesta de recepción me incomodan un poco "No pienses mal Felicity, lo que hago es prácticamente mi trabajo, ver mujeres desnudas es parte del arte y yo estoy interesado en conocer todo tipo de arte" "Ver mujeres desnudas es. ¡Mierda! No puedo evitar imaginar a mujeres desnudas cerca suyo, la mayoría de ellas sumamente atractivas, esbeltas, perfectas, hermosas y no puedo colocarme en la misma posición ¿Por qué me incomoda aun si él me ha dicho que no le intereso ninguna de ellas? Porque la simple idea de que haya visto desnuda a una mujer sin que fuese yo me molesta, de acuerdo, estoy exagerando ni siquiera debería molestarme porque es su trabajo, es cierto, disfruta hacerlo y yo no debo interferir, pero realmente no dejará de atormentarme hasta que haya acabado con esto. El tiempo pasa rápido en el avión si dejo de prestar atención a mis preocupaciones, duermo unas tres horas y la mayor parte restante como, cuando anuncian que aterrizamos recojo mi maleta y mis cosas, salgo y detengo un taxi, ya extrañaba los típicos taxis amarillos de Nueva York, me subo con mi pequeña maleta en mi regazo, el chofer maneja sin decirme nada, le doy la dirección de la universidad y me detengo a ver la ventana, apenas me doy cuenta que afuera chispea agua, no puedo creer que apenas me doy cuenta de que esta lloviendo sobre Nueva York, debió ser el tiempo que estuve en Fresno para que me desconcentrara los sentidos, el hombre me da la señal de que el taxímetro esta sonando, tampoco me doy cuenta de que llegamos, le pago y me bajo, corro para evitar mojarme mientras busco entre mi mochila las llaves del departamento, subo las escaleras hasta llegar al piso de la habitación, abro la puerta pero no hay nadie, todo esta apagado y nadie sale a recibirme con alguna bienvenida, Beth debe estar trabajando como lo supuse, dejo mi maleta en el sofá de la sala y voy directo a la cocina, abro el refrigerador y saco leche para prepararme un café, al cerrar me doy cuenta de un post-it pegado.

Felicity:

Espero que hayas llegado con bien a casa, bienvenida, por cierto te dejé dentro del microondas pollo frito y puré, puedes calentarlo, volveré a eso de las nueve, el hijo de puta que es mi jefe me ha mantenido ocupada estas semanas, tienes razón, le pediré un aumento al cabrón, en fin sabes que te quiero ¡ah! A propósito, James llamo antes de que me fuera, le dije que volvías esta tarde pero no dejo recado, te dejo las llaves de mi auto en la barra de la cocina, Jonathan esta pasando por mí todos los días.

Eso es todo, te quiero.

Beth

Miro mi reloj de mano, me falta una hora para estar en el trabajo así que tengo tiempo sin duda de visitarlo unos minutos, tomo las llaves de su Tsuru rojo, mi mochila del trabajo y dejo el departamento en segundos, afuera a dejado de chispear pero aun así esta nublado y tronando, enciendo y me voy directo al departamento de James, saco mi teléfono para hacerle una llamada rápida, marco pero me muestra como ocupado, debe estar llamando a alguien, en fin, ya sabré que necesita en cuanto este allá, me muerdo las uñas cuando un alto parece estar en mi contra, la luz roja no ha cambiado en más de ocho minutos, aprovecho para llamar a James pero sigue mostrándose como ocupado, rarísimo ¿A quien esta llamando tanto? Arranco cuando la luz cambia a verde, doy un giro a la derecha y entro a la calle del edificio donde vive, dejo el auto estacionando frente a un restaurante chino, salgo y me encamino.

La mujer de recepción me facilita el número de la habitación de James, me pide que vaya por el ascensor ya que así será más rápido que ir por las escaleras, aprieto el botón del quinto piso, cuando se estremece para subir se me para el corazón, las manos me tiemblan un poco y sé que estoy exagerando de nuevo ¿Por qué estoy tan nerviosa? No es la primera vez que estaré en su departamento y aun así me siento una novata, la puerta se abre, camino por el pasillo hasta llegar a su habitación, me quedo boquiabierta cuando veo que la puerta esta entre abierta, me quedo parada hasta que me inclino sigilosamente para ver si alguien esta dentro, doy un saltito cuando veo a James hablando por teléfono dando vueltas por todos lados, a juzgar por el tono de voz esta discutiendo con alguien, me gustaría saber quien es.

—¡No! No es fácil para mí ¿Cómo pretendes que deba decírselo? —grita furioso.

Escucho un silencio, esta dejando hablar a la persona desconocida. Gruñe.

—Pretendía decírselo en la boda de Rose pero no tuve suficiente valor para decírselo, ella no merece esto, merece algo mejor que yo.

¿Cómo que algo mejor que él? Esto es una locura ¡una locura! No entiendo y todo es por que nadie trata de decirme que es lo que sucede, necesito una respuesta, este misterio esta carcomiendome.

Suspira, sigue dando vueltas mientras me escondo en la perilla, viéndolo.

—Emily, no se lo dirás tu —suspiro de alivio cuando se que se trata de Emily —Ella tiene que saberlo de mí, no se como pretendo creer que pueda quererme así, ya nadie quiere a las personas enfermas, ella sentirá lastima y yo no quiero que sea así.

¿Lastima? ¿Por qué sentiría lastima? Y ¿Enfermo? ¿De qué? El corazón me zumba hasta en los oídos, la cabeza me quiere hacer explosión con tantas preguntas, no tengo respuesta para ninguna, estoy razonando con la nada.

Gruñe de nuevo y golpea algo sobre la mesa.

—La amo Emily, sabes como ha cambiado todo para mí desde que la conocí, tengo miedo, mucho miedo —su voz se quiebra a la mitad de la charla —La amo, en verdad.

Me tapo la boca para evitar gritar, cierro los ojos y lo escucho hablar con voz baja pero audible.

—Tendrá que saber que yo -da un largo suspiro, su voz se desploma en un abismo de tristeza —Tiene que saber que tengo cáncer y que tal vez no me queda mucho tiempo.

Mis ojos se abren de golpe, mi aliento sale disparado de mi boca como si alguien me hubiera golpeado con puños de acero solido, robándose consigo parte de mi energía, fuerzas, temperamento y racionamiento, mi cabeza esta en un torbellino oscuro que no me deja pensar, todo es tan confuso como tan claro, todas los días que desapareció tenían una razón, la cual no le permití explicar, aquella vez que tomaba esas pastillas diciéndome que todo estaba bien, cuando no pidió alcohol en su bebida, su desmayo y el reservado comentario de Harry o Emily en darme información de su salud era porque no quería decirme nada, inclusive Rose, ella lo sabía y no me lo dijo, parte de los que me rodeaban sabían que James estaba enfermo y que tarde o temprano lo perdería.

No escucho nada más, nada de su conversación, apenas me doy cuenta que me estoy tapando los oídos, la sangre zumbándome me quiere explotar los tímpanos, mi cuerpo entero quiere desaparecer, siento mis músculos tan débiles que no se si pueda incorporarme y salir corriendo ¿Salir corriendo? ¿Por qué carajos querría hacerlo? ¿Por qué simplemente tengo el deseo de salir de aquí y dejarlo discutir con Emily a su antojo? Por una simple razón, ya se la verdad. Entierro mis dedos a la pared, me incorporo a como puedo ignorando el dolor de mis uñas clavándose en el papel tapiz, estoy a punto de caer y entonces empujo la puerta por accidente y esta se abre haciendo un rechinido, a segundos estoy con la puerta abierta, parada como una mujer sin sentido común.

James esta de espaldas, en cuanto oye el ruido se vuelve y su expresión es indescriptible, su mandíbula cae súbitamente cuando me reconoce, deja caer el móvil sin importar que este se haya estrellado, se contiene el aliento mientras yo me quedo inerte conteniendo próximas lágrimas. Parpadea, esta perplejo de que yo haya escuchado todo y que este parada frente a él.

Inhalo aire, me llevo la mano al pecho, mi corazón quiere salir a través de mis suspiros incontenibles, no se que hacer, lo único que me puedo preguntar es ¿Puedo soportar todo esto? Y no solo a su enfermedad ¿Podré soportar perderlo? La idea me rompe el alma en trizas, me embarga de melancolía, No dios, no él, no por favor. Avanza un paso, es el mismo semblante de aquella vez en la sala del hotel, tan incontenible, triste.

—¿Por ello salías de la cuidad? —siseo con voz apenas audible.

Baja la mirada un poco, apenas logro ver que sus ojos verdes se opacan, avanzo lentamente hacia el interior, trato de no hacer ruido, nuestro silencio y distancia es irrompible, lo examino, no espero su respuesta porque la sé , desde ahora se de que se trata todo esto, creo que sus explicaciones valdrían sobrando, no quiero que me lo explique, no tengo necesidad de herirlo más.

Espero su respuesta innecesaria, alza la cabeza y me encuentro con un James destruido por la vergüenza como al mismo tiempo gritando una disculpa, jadeo, nunca lo había visto tan abatido.

—Sí, así es. —murmura con la voz débil.

Un minuto más de silencio y hablo de nuevo.

—¿No me esperabas aquí, cierto?

Niega, a pesar de nuestra distancia se que me mira penetrantemente.

—No.

Asiento, me coloco la mochila sobre la espalda, aferro mi mano a la corea que me rodea el brazo, tengo un pie casi de vuelta a la puerta.

—Entonces fui inoportuna, me iré si es lo que quieres.

Me detiene con las manos, sus ojos se dilatan por la impaciencia y cuando habla al fin escucho su voz clara y fuerte.

—¡No! Por favor Felicity, déjame explicártelo. —suspira una vez más, cierra los ojos —Lo has escuchado todo y en realidad esta no era una forma correcta de que lo supieras, no así, detrás de la puerta.

—James —digo con voz severa —No estaba espiándote yo solo...

Me interrumpe con un suspiro marcado, abre los ojos y sí apenas logro ver algo de brillo que me puede iluminar el camino de su interior, nos miramos durante otro minuto más.

—Felicity, yo sé que no tratabas de hacer nada incorrecto, fui yo él que tuve la culpa, yo debí habértelo dicho cuando pude y ahora estoy pagando el mal paso que he dado, no merecías saberlo así, yo deseaba confesártelo.

Entrecierro los ojos.

—¿Hasta cuándo? Dímelo, Cuando estuvieras en el hospital agonizando o cuando desaparecieras por meses sin dejar rastros —niego con la cabeza, no se realmente lo que estoy diciendo, ni siquiera debo estar juzgándolo —Olvida lo que te dije, olvida que estuve detrás de tu puerta, de que haya llegado sin avisar, olvídalo todo ¿Podrías?

Me clava la mirada, avanza lentamente hacia donde estoy aproximadamente a cada paso, mi corazón se acelera cuando veo su cuerpo cada vez más cerca, mis manos tiemblan cuando lo tengo a un metro y entonces lo puedo contemplar con exactitud, su boca esta en una línea recta, su mirada esta vagamente perdida pero dándome esa calidez que muestran siempre.

Mi respiración se entrecorta cuando levanta su mano y la deja sobre mi mejilla, muerde su labio inferior y mi corazón me da un apretón inesperado.

—Estás aquí —admite sorprendido.

Lo contemplo, alzo una ceja.

—¿Dónde esperabas que estuviera?

Suelta una sonrisa sin ánimos y me acaricia lentamente dejándome rastro de la suavidad de sus largos dedos, quiero cerrar los ojos y dejarme complacer por su tacto mágico, me hormiguea cada célula del cuerpo cada vez que hace eso.

—Corriendo por el pasillo directo al ascensor, esa fue mi primera reacción después de que te dije que era decisión tuya quedarte a mi lado o no después de que supieras la verdad.

Lo recuerdo perfecto, lo cual me pareció una locura darme a debatir si yo podría resistir estar alejada de su lado, realmente me pareció una barbaridad cuando me lo dejo a la suerte, desde un principio sabía cuáles eran mis prioridades y que no iba a poder vivir sin ellas, traduciéndolo era como darle a entender que yo no puedo vivir sin aire, sin su presencia. Trato de reír pero es inútil, aun puedo ver en su semblante el aura de la melancolía.

—James, no quiero irme ni ahora ni nunca, te amo, mi vida ha cambiado desde que te conocí y si es entonces el tiempo un límite para ambos, la pasaremos juntos.

La vida regresa como una corriente eléctrica a cada fibra de mi cuerpo cuando lo veo sonreír, le regreso la sonrisa y me quedo fascinada viendo como regresa la naturalidad perfecta de sus ojos. No deja de acariciarme la mejilla, veo como también tiene dificultades para respirar, esta tan nervioso como yo.

—Estoy seguro de que tienes preguntas, ahora sabrás porque te he dejado estos días y porque salía de la cuidad, porque me desmaye aquella vez en el bar y todas las dudas que tengas, ahora que sabes la verdad dejaré que sepas lo detrás de ella.

Me toma de la mano y me lleva justo a un sofá, se sienta justo a mi lado y me mira esperando a que diga algo, tengo un montón de cosas que preguntarle, sin embargo la mayoría de las preguntas son tan bobas que no tienen nada que ver con la verdad autentica, antes no sabía que tenía cáncer, mis primeras sospechas era que esta dándose cuenta de que no era suficiente buena para él y que solo trataba de ahuyentarme y definitivamente me equivoque, al menos no intento huir de mí y jamás tuvo intención de hacerlo, tengo suerte de que no haya explotado antes de tiempo con mis especulaciones.

Juego con mis mano, miro hacia todos lados como una niña perdida, no se ni como empezar, esto es tan difícil, no se que hacer.

—¿Puedo empezar diciéndote porque salía de la cuidad? —comenta con una ceja alzada.

Asiento callada, me aprieto fuerte los dedos escuchándolo.

—Emily es quien mantiene mi caso, ella y un doctor, necesito transfusiones de sangre cada mes, mi médula ósea no produce los suficientes glóbulos rojos para mantenerme limpio, necesitan hacerme transfusiones de sangre, si no, puedo morir intoxicado, mis estudios los realizan en un hospital en Colorado, es una obligación viajar hasta allá —me clava la mirada —Cada vez que tomaba ese avión sin decirte nada era una maldita tortura pegándome en cada parte del cuerpo, mi ser pedía a gritos que te avisara que estaba bien, pero no podía decirte los motivos de mis viajes constantes, no quería que nada se precipitará.

—¿Son solo transfusiones de sangre? ¿Qué hay de esas pastillas?

Muestra media sonrisa, agita la cabeza y toma mis manos ansiosas, las acaricia y me vuelve a mirar.

—No eran vitaminas como te dije -añade arqueando las cejas —Es mi tratamiento, necesito tomarlas tres veces a la semana, no puedo beber alcohol, ni fumar, ni usar drogas, es por ello que no tome nada en el bar.

Eso lo explica completamente.

—¿Y tú desmayo?

Da un largo suspiro y acaricia mis manos cada vez más seguido, me muerdo los labios, ese tacto suyo solo me distrae.

—Estaba agotado, muy cansado, mi sistema inmunologico esta en una crisis, por eso a veces me siento bastante mal, apenas podía caminar, a propósito no fue mi intención asustarte, sé que tampoco pudiste acompañar a Emily, ahora sabes porque.

Asiento, estaba algo furiosa con Emily por no haberme permitido ir pero solo estaba tratando de ayudar a James, sigo con las preguntas.

—¿Nadie en la universidad lo sabía? ¿Por qué no se lo dijiste a nadie?

Tuerce la boca.

—El mundo discrimina a las personas, Felicity, ya seas diabético, con VIH, leucemia, en fin, este mundo es un pedazo de prejuicios, a veces la gente tiene que mentir sobre quien es para tener una vida normal, tuve que mentirle a todos para tener un trabajo, una vida, nada de eso hubiera sido algo más o menos "normal" si no lo hubiera ocultado, la gente de todos modos estaría apuntándome con el dedo, se que debería importarme una mierda lo que piense la gente pero mis sentimientos también están en juego.

La sangre me corre a la cabeza, siento otra vez la presión en mi cráneo cuando pienso en la pregunta que me atormenta.

—¿Cuándo supiste que tenías cáncer?

Tiene el rostro neutro, sus ojos por un segundo dejan de relampaguear ante mí y es cuando me quedo sin aire.

—Hace un año. Y es cuando creí que jamás podría encontrar a mi musa.

Jadeo ¿Musa? No entiendo ¿De que esta hablando? ¿Se esta refiriendo a mí? Cabeceo, hay cosas que jamás entenderé de su vida, ahora me queda claro. Me quedo mirándolo como una descerebrada inexperta, musa es alguien que inspira, que llama a la belleza exterior, yo no tengo nada de eso ¿Por qué tendría que ser yo?

James ríe ante mi expresión, me quedo sin habla.

—¿Musa? ¿Yo?—confieso, dudosa.

Asiente y me acaricia los pómulos.

—Así es, Felicity Hunter la musa que tanto he estado esperado, eres la que me haces sentir adrenalina en mi cuerpo cada madrugada, la que me hace sentir el impulso de inspiración a cada rato del día, me influyes a pintar sin parar día tras día, desde que te conocí no hay límites que me detengan.

Lo examino, no esta riéndose, no esta burlándose, al parecer esta hablando en serio ¡Oh dios! Soy su mayor inspiración, realmente lo hago vibrar, mierda ¿Qué otra cosa le he hecho vibrar? Pienso solamente en aquella imagen que no es nada educada en estos momentos, la gran longitud de su amigo íntimo, debería irme al infierno.

—No puedo creer que yo sea tu musa, es una locura —añado escéptica. —No puedo verme a mi misma como una inspiración, no sé porque debería creer eso.

Se levanta, me toma otra vez de la mano jalándome y cago sobre su cuerpo, me quita un mechón de cabello sobre la cara con su aliento soplándome el rostro, las piernas se me derriten.

—Te enseñare los motivos que necesitas para creerlo.

Se dirige hacia la escalera de caracol, subimos juntos hasta llegar al segundo piso, llegamos hacia las dos puertas que están ahí, una de ellas es donde almacena materiales, la otra es una simple recamara sin uso ¿Para que querría traerme a lugares abandonados? Se detiene en una de las puertas, es donde tienen los materiales que utiliza para sus obras ¿Acaso también es una bodega? Me echa un vistazo rápido y abre la puerta, me desprende el alma ver que no es un simple almacén, es una habitación enorme, vacía, llena de ventanas cristalinas que dejan ver los edificios de afuera, dentro hay un montón de cuadros, unos más grandes que otros, unos terminados y unos que no, los miro, me quedo impresionada, estupefacta cuando reconozco a la persona que está en la mayoría de los cuadros y que esta plasmada en un mural en la pared de ladrillos justo de lado izquierdo, soy yo. Me veo en diferentes texturas, formas, colores, pero nada puede disentir que sea yo, reconozco mi rostro, mi sonrisa, mis ojos, todo, me ha plasmado en diferentes situaciones con sus cuadros.

Me tapo la boca ¡Adelante Felicity! ¿Ya le estas creyendo? Avanzo, miro el mural de mi rostro en la pared, reconozco perfectamente en donde estoy, es la foto que me tomo desde su cámara instantánea, donde sonrió de forma victoriosa cuando logré que evitara regalármela, la contemplo, santo dios parezco otra, me veo diferente, me veo feliz.

Busco a James por todos lados, esta aun en la puerta, mirándome concentradamente con los brazos cruzados.

—¿Ahora me crees? —murmura en tono burlón.

Me quedo atrapada entre la maravilla que ha hecho conmigo, esto es mejor de lo que Beth puede hacer. Me dirijo a él con una sonrisa, le debo más que unas simples disculpas.

—¿Cómo has logrado esto? Es increíble, no creo que haya algo igual.

Levanta los hombros y se acaricia la barbilla.

—Un pintor mantiene sus secretos guardados —suelta una carcajada —Esto es lo que tu has hecho Felicity, es lo que tu me produces hacer, contémplalo, me haces sentir esto no solo en el exterior, también dentro de mí.

Me muerdo los labios, siento la presión de mi parte intimida golpearme las paredes del deseo para que pueda saltar sobre él y llenarlo de esta tanta inspiración que lleva dentro de él, dios ¡Dame la fortuna de hacerlo mío!

—Dime que llevaras este trabajo a una galería, tienes que exponerlo, dejar en vista tu talento, es increíble —miro una vez más el mural de mi rostro.

Suelta una ligera carcajada, levanta las cejas y me mira como si hubiera perdido la cabeza, se me cae la mandíbula.

—¿No piensas exponerlo? —protesto.

Sus ojos verdes brillan con curiosidad, se muerde el labio inferior y parte de mi cuerpo explota en el centro de mi pecho, parece que hace demasiado calor aquí pero recuerdo que solo es mi piel en llamas otra vez.

—Intentaba conseguir un lugar en la galería en donde trabaja Harry, ya sabes —se encoge de hombros con desinterés —Tal vez haya un espacio en el museo para hacer una exposición y regalar el dinero a una fundación contra el cáncer.

La garganta se me encoge cuando me lo recuerda todo, mis piernas tiemblan como gelatina y mi estomago se hace un nudo terrible que me impide respirar, definitivamente muchas cosas pasan por mi mente, otras que me lleven a la muerte de tan solo pensarlas una y otra vez.

Siento como me pongo lívida, tomo aire y me recupero solo un poco.

—¿Te refieres a una subasta de arte?

—Sí, tengo muchos cuadros que podrán ser expuestos como tú dices, la gente los comprara y el dinero se recaudara.

—Pero ¿Tienes más cuadros que no sean de mí? Bueno porque no me gustaría ser el centro de atención —me ruborizo, pienso en los montones de cuadros de esta habitación expuestos en un museo elegante y con gente importante. Yo no encajo.

Se ríe fuerte, sus ojos relucen como una estrella fugaz y mi corazón esta echándole porras desde mi interior, mi abdomen hormiguea. Da unos pasos hacia dentro, se queda justo a mi lado observando el mural de mi rostro sobre la pared.

—La mayoría son de ti, mientras te esperaba pinte algunos paisajes pero si deseas que los lleve también, estoy dispuesto a venderlos aunque no son tan buenos como los que he hecho de ti -me guiña un ojo.

Jadeo, mi interior esta del tamaño de una flama pero en cuanto me examina de pies a cabeza estoy envuelta en el mismo infierno, me aprieto los labios y me inclino para darle un beso fugaz, todo se vuelve suave hasta que sus brazos me toma de la cintura y me acercan con fuerza a su boca, sus labios están sobre todo mi rostro y su lengua acaricia la comisura de mis labios, me aprieto fuerte las piernas para evitar correrme entera, mis ojos se ponen en blanco cuando pellizca con sus dientes mi mandíbula.

Rió.

—Sí, si quiero que los lleves y también los que has hecho de mí —murmuro con la voz tensa por mi orgasmo interrumpido.

Me retira con cuidado, sostiene una sonrisa petulante y hace una reverencia ante mi.

—Estoy dispuesto a complacer en todo -me toma las manos y las besa, su mirada esta algo melancólica pero desaparece un poco cuando le acaricio la mejilla —Gracias por estar aquí Felicity, no sabes lo importante que es para mí que permanezcas a mi lado cuando te necesito tanto.

Lo miro, mi cuerpo trémulo se agita cuando mi mente se vuelve una cinta de mi vida con James, los dos juntos durante estas semanas y de repente aparece una camilla de hospital, James acostado en una habitación con el rostro irreconocible, tiene la piel restirada y apenas es capaz de hablar, inclusive de respirar, estoy tirada a un lado suyo rompiendo a llorar. Agito mi cabeza para desaparecer el desenlace trágico.

—Estoy dispuesta a complacer en todo —repito con una sonrisa, me pongo seria otra vez —James no tienes porque agradecerme, tienes mi apoyo, mi ayuda y todo lo que necesites, simplemente no me agradezcas.

—No soy el mismo desde este momento para ti ¿Verdad? —me pregunta con la frente crispada.

Suspiro, tengo suerte en no mentirle nada porque prácticamente en mi interior nada ha cambiado, todo sigue igual, mi deseo, la fuerza, el amor, todo no podría desaparecer así como así, comprobé que no hay fuerza, palabra o cosa suficiente para poder borrar el amor que siento por este hombre, creo que lo he estado amando más mucho más de lo que pensé.

Le doy un beso fugaz en los labios y me quedo a unos centímetros de su boca para saborear su aliento.

—Eres el mismo hoy y siempre, te amaré de todas las formas, en todas las situaciones, eres el amor de mi vida.

La comisura de sus labios dibuja una media sonrisa pero se desvanece cuando vuelve a hablar.

—Yo no seré el mismo de todos modos Felicity, Emily dice que no me libraré de la quimioterapia —gesticula —Ya no seré el mismo, las cosas no serán las mismas y lo sé.

Mi mano va hacia su cabello cobrizo, tomo un mechón y lo paso entre mis cabellos, sigo así hasta que caen mechones ondulados sobre su frente.

—¿Esto? —jalo su cabello —Esto no te hace para mí importante, esto solo forma parte de tu exterior y yo solo busco al James que esta aquí -mi mano se posa sobre el lugar exacto en donde su corazón palmea.

Cierra los ojos cuando su corazón late mucho más fuerte sobre mi mano, me quedo sorprendida cuando lo siento latir tan rápido, abre los ojos y sonríe.

—Te haré la persona más feliz Felicity, te lo prometo y no perderé un segundo más, eres la inspiración que mi vida siempre ha estado anhelando, eres mi primera y única musa.

Extiendo los labios en una larga y feliz sonrisa y mi parte intima se retuerce de alegría cuando pienso en sus palabras una y otra vez.

—Soy la musa de James Hawkins ¿Qué chica no quiere estar en mi lugar? —confieso entre risas.

Ríe junto conmigo y salimos de la habitación tomados de la mano, contemplo mi reloj ¡Santas calabazas! Necesito llegar a mi trabajo, recojo mi mochila y me despido de James que se que se resiste a dejarme ir con la mirada.

—¿Tienes que ir en verdad? —me pregunta con el semblante sombrío.

Asiento, no quisiera pero tengo que aprender a vivir de mi misma, le doy un beso largo y me voy a la puerta, me vuelvo a él y lo veo parado despidiéndose de mí.

—Te amo —le digo.

Sonríe de oreja a oreja, logro desaparecer aquella tensión en su rostro de adonis.

—Te amo, Felicity.

Satisfecha salgo de su departamento directo hacia mi trabajo.


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