Parte 14
Hola a todas, gracias por seguir aqui, lo aprecio demasiado, estoy tan feliz porque ya mañana es mi cumpleaños, a lo mejor pueda tener mi laptop pero si no es así entonces hasta navidad, me desespero pero tengo que tener paciencia ¿Verdad? Al menos eso creo yo
Chicas este capítulo va a estar muuuuuy largo, escribí 8426 palabras!!!!! así que espero y no se desesperen ya que el siguiente capítulo va a estar OMG se los aseguro :)
Gracias por estar al pendiente y por estas 326 leídas!!! Wow Gracias. Los quiero muchos abrazos y bendiciones
P.D Perdón si hay errores :S
24 de octubre 2012
James:
Las cosas no serán las mismas, lo nuestro no será lo mismo, con engaños y con tus desapariciones sin justificar, no se que pasa con todo esto pero no has contestado a mis llamadas, mis mensajes ni nada, ni siquiera Emily ha hablado conmigo, Harry se resiste y yo no se que más hacer, mi mente me pide que deje esto a la paz pero mi cuerpo grita que te encuentre si no me volveré loca ¿A quien debo obedecer, a mi mente o a mi cuerpo? Dejaré que lo decida la suerte.
Felicity Hunter.
Beth y yo almorzamos tranquilamente en el comedor, ella trata de meterse a la cabeza el capitulo de un libro para su examen de esta tarde, come a toda prisa y yo sigo revisando mi teléfono, estoy segura de que terminara diciéndome "Felicity es una estupidez, deja ese móvil ya" aunque es extraño que aun no lo haya hecho, frecuentemente cuando paso más de veinte minutos con el es cuando le da ganas de arrebatármelo, el que teclee mensajes de texto la pone de mal humor. Guardo el diario en mi mochila y me doy cuenta de que ya no tiene pegado su vista en el libro.
Mastica con lentitud un sándwich de pavo y pan integral.
—Qué has sabido de James el desaparecido?
Bajo la mirada hacia mí gelatina ya toda derretida y pegajosa, ni siquiera me ha dado apetito estos días que no se nada de él, tal vez tenga que hacerle caso a mi mente, dejarlo por la paz y olvidarme de esta horrible preocupación.
La miro, se que mis ojos no tardarán en chillar y yo derramare cada lágrima en frente de toda esta gente.
—Nada, no he sabido absolutamente nada.
Tuerce la boca, come con más lentitud y posa su mano sobre mi hombro.
—¿Quieres que contacte a Emily? Solo dímelo y la llamare cuantas veces sea necesario.
Niego y le agradezco su intento de consolarme, llamar a Emily no servirá de nada, yo lo he intentado muchas veces y parece que a ella también se lo ha tragado la tierra.
—No gracias, las doscientas veces que yo la he llamado son suficientes — susurro.
—¿Lo dices en serio? -echa la cabeza para atrás.
Asiento, abre la boca.
—Son demasiadas llamadas y no puedo creer que no te conteste, esto es demasiado raro.
Suspiro, por su intento de ponerse en mi lugar, tantas cosas pasan por mi cabeza, otras que no son tan agradables como creer que James se ha dado cuenta que no soy tan buen para él y por ello trata de sacarme de su vida ignorándome, esto no es nada saludable, terminara por matarme.
—¿Podemos dejar de hablar de esto? No me hace sentir bien -un retorcijón en el abdomen siempre me molesta cuando tocamos este tema.
—Oh lo siento -se disculpa y luego esboza una sonrisa —Jonathan vendrá por mi aquí a la universidad, me llevara al trabajo ¿Quieres que te dejemos al tuyo?
Jonathan, el nuevo novio de Beth después de Ben, ayer fue al departamento, rubio, alto, ojos azules, barba y con traje fino, llego exactamente cuando yo salí a tomarme un café, cuando volví ignore el pequeño revuelto en la sala y el cabello enredado de Beth, tuve suerte de irme antes de tener que quedarme ahí y arrepentirme. Evito que el recuerdo me atormente, juego con mi gelatina derretida y le digo que no, definitivamente estar en ese auto con Jonathan y ella solo me hará pasar un rato incomodo.
—Tomaré el tren para ir al trabajo, me cuesta menos que un taxi. —digo.
—Pero puede ser peligroso, mejor en un taxi, llegas más rápido y es más cómodo. — me sonríe.
—Claro, tú no eres la que gasta doce dolares al día en taxis, prefiero tomar el tren.
Resopla y me tuerce la boca.
—No sabes en que estación subirte ni mucho en cual bajarte, aun no conoces Nueva York tan bien como para andar de arriba abajo
—Bueno entonces dime cuales son y listo.
—No quiero que termines perdida, vete en un taxi.
—Beth, estoy hablando en serio, quiero aprender. Por favor —nuca pensé que terminaría suplicándole a Beth, común mente siempre le cierro el pico.
Me tuerce los ojos y cabecea, en ese momento suena la campana y se levanta.
—Vete en un taxi Felicity, más vale prevenir. -se va dejándome sola, veo que termina por guiñarme un ojo.
Maldigo para mis adentros y me voy a mi clase, solo me quedan tres más y seré libre de tantos exámenes, esta semana ha estado muy pesada, estudiar es lo único que me ha mantenido ocupada y distraída, si no fuera por ello realmente no se que podría ser de mí, quizá tirada sobre la cama comiendo nieve, pizza y bebiendo cerveza, esa podría ser mi vida añadiendo mis lloriqueos nocturnos. Salgo de mi última clase directo hacia el departamento, es un trago algo largo así que medito mientras camino sobre las cosas que tengo que hacer esta semana ¡Oh! ¡La boda de John y Rose! Maldita sea como se me pudo haber olvidado, es en un día y no he planeado nada, corro como todo un bólido por todo el campus, busco en mi bolsa las llaves y entro apresuradamente, tomo el teléfono y marco al aeropuerto, necesito hacer las reservaciones antes de que sea muy tarde.
—Buenos días esta marcando al aeropuerto internacional de Nueva York ¿En que le puedo ayudar?
—Buenos días, necesito un boleto hacia Fresno, California, lo necesito para mañana mismo.
Escucho que teclea en su computadora.
—¿A que hora?
—Lo más pronto posible, quizá a las siete.
Teclea.
—¿En que clase solicita su vuelo?
—Clase turista.
—¿A nombre de quien?
—Felicity Hunter.
—¿Con que clase de pago piensa llegar a pagar?
—Efectivo.
Necesitare juntar más a menudo, si pienso viajar de vez en cuando para ver a John o a Danielle. La mujer teclea una vez más, yo espero.
—Bien señorita Hunter su vuelvo sale mañana a las siete, fueron cuarenta dolares y diez centavos, clase turista, pagara con efectivo llegando a cajas a recoger su boleto. ¿Necesita algo más?
—Eso es todo.
—Que tenga una linda tarde, señorita Hunter.
—Gracias.
Corro a mi habitación a hacer mis maletas, guardo lo necesario, no pensaré quedarme tanto tiempo, la boda será este viernes así que tal vez solo el fin de semana, estoy segura de que John me obligar a quedarme en casa, será como en los viejos tiempos, quien lo diría, volver a Fresno después de tanto tiempo, después de lo que paso, meto mi cepillo de dientes, mi pasta dental, mis pantuflas, y por supuesto el diario, lo abro y veo la foto de James pegada en la contraportada, lo contemplo, me aprieto los dientes y lo aviento a la maleta ¿Cómo puedes hacerme esto? Tengo que llegar a mi trabajo, hablar con mi jefe y explicarle que no vendré a trabajar este fin de semana, espero que pueda comprender, dejo mi maleta a un lado de mi cama y salgo directo al trabajo, tengo que tomarle la palabra a Beth de tomar el taxi pues no me queda otra opción, le hago la señal a uno y me subo, espero unos dos altos y unos minutos para pagarle y bajarme, decido entrar por la puerta trasera, entro a los baños y me pongo mi uniforme, salgo lista para comenzar mi turno .
—Felicity.
Me vuelvo, es Ted, mi jefe.
—Ted, necesito hablar con usted.
Ted siempre parece considerado, no es un hombre prepotente ni mucho menos un jefe machista y abusador, se muestra atento y flexible cuando le cuento sobre la boda de mi padre, los días que no podré venir a trabajar y que llegaré este lunes por la tarde.
Me quita un peso de encima cuando me dice que entiende la situación y que no habrá problema.
—Claro Felicity, no te preocupes Lena tomara tu turno.
—¡Gracias! No sabe lo importante que es para mí estar con mi padre en su día, la verdad extraño verlo y esto es un buen motivo para estar cerca de él.
Asiente.
—Lo entiendo Felicity, espero que tengas buen viaje.
—Gracias, bueno me iré a trabajar, no quiero perder más tiempo.
Comienzo con mi rutina, preparo los cafés que es lo que más me encanta, el olor siempre me llena de bienestar y me trae bastantes buenos recuerdos y por supuesto más el café americano, caliente o frio, llevo el pedido a la mesa dieciocho, miro de reojo hacia la mesa seis, donde él siempre esta sentado esperándome, trago saliva y entonces todo se vuelve a entristecer en mi interior, la depresión vuelve a perforarme el corazón, no esta y alguien ya ha tomado su lugar otra vez, una mujer esta sentada tomándose un frapuchino y leyendo una revista. Vamos Felicity, él ya no tomará aquella mesa, ya no más, entiéndelo. Pienso, si, tal vez ya no esté ahí y no tengo por qué esperarlo más.
Intento volver al trabajo, tengo la mala suerte de tener que tomar la orden de la mujer de la mesa seis, demonios el tan solo acercarme me produce un cosquilleo, la mujer pide una rebanada de pay de fresa, se lo llevo y me olvido de volver. Mi turno se vuelve más aprensivo cuando la mujer no se va, sigue pidiendo café, pay y café, tengo que llevárselo. ¡Maldita sea! ¿No tiene intención de largarse de nueva vez? Le doy gracias a dios cuando me pide la cuenta, paga con tarjeta, que bien esto será más tardado, se la entrego y ella me da propina de treinta dolares, vaya al menos valió la pena. Sigo mi turno hasta que es mi hora de salida, me despido de Christina y Ted, pido un taxi de regreso, checo mi celular, es una tontería pero sí, tengo la necesidad de revisarlo, no hay mensajes, nada, la verdad no me importa
Entro y Beth ya esta preparando la cena, huelo, son albóndigas y pollo frito, dejo mis cosas sobre la mesita de noche y voy hacia la cocina por un vaso de agua, en cuanto me ve me sonríe.
—¿Qué tal tú día? ¿Mañana tu vuelvo será temprano?
Jadeo ¿Cómo lo supo? Parpadeo, estoy segura de que no se lo he dicho.
—¿Cómo supiste lo de mi vuelo?
—La maleta que dejaste a un lado de tu cama no se hizo sola ¿Verdad?
Si claro, tal vez, entrecierro los ojos, no se porque algo me dice que su curiosidad termino por hacerla investigar todo.
—¿Entraste a mi recamara para espiar? -insinuó con los brazos cruzados.
—¡Claro que no! -abre los ojos como plato — Solo abrí la puerta de tu recamara para ver si aun estabas aquí, llegue hace quince minutos y entonces vi tu maleta, eso es todo.
La miro con suspicacia pero termino por creerle todo el cuento, decido por tomarme una cerveza, la abro y me siento en una silla, bebo hasta llevarla por la mitad.
—Mañana es mi vuelo a las siete, tal vez no me veas al despertar. -le informo con tono casual.
Le da vueltas a las albóndigas en una gran olla, me contesta sin mirarme.
—¿Por la boda de tu padre?
Bebo más cerveza y yo que invite a James, estoy segura que ni siquiera se presentara para una disculpa.
—Exacto —suspiro —Y yo invite a James.
Eso logra hacerla correr por toda la cocina y encararse conmigo, esta dispuesta dejar que las albóndigas se quemen por escuchar el chisme. Su boca se hace una grande O y me mira curiosa.
—¿Lo invitaste? Oh Felicity, cuanto lo siento, de verdad, puedes invitar a otro si quieres.
Rió sarcástica.
—Si claro ¿Al hermano de James? —bufo.
—No —me saca la lengua y entonces veo en camino sus ojos pícaros observándome —A su mejor amigo, Harry Lewis.
Casi dejo caer la cerveza al suelo, la miro frenética ¡Como se atreve! No soy tan descarada para salir con su mejor amigo, por dios eso sería una mala jugada, prefiero ir sola que ir con Harry, no me gusta para nada la idea, es repulsiva, enfermizo y para nada mi estilo.
—¡Jamás! ¿Acaso eres tonta? Nunca saldría con Harry por despecho ¡Es una barbaridad!
Se mantiene temple y con la cabeza alzada.
—Se le llama darle merecido a James por dejarte plantada, no le veo lo malo, merece que le des su merecido.
—Beth — rió con preocupación —Espero que no estés hablando en serio.
Alzo una ceja, se queda callada y vuelvo a explotar.
—¡Beth! ¡No me jodas!—me levanto.
Me detiene a medio camino y trata de tranquilizarme.
—Espera, no pienses mal, si lo pones en ese plan suena muy mal pero ponlo en otra perspectiva, solo será tu acompañante, además no le veo lo malo, no te vas acostar con él, ni tampoco le vas a dar celos.
Mis ojos son cautelosos, inquisitivos, es ella quien quién quiere que me acueste con él y le de celos a James, no puede ser más obvia.
—Suelta la verdad Beth, eres tu quien quieres que me acueste con él y joda a James, pues te tengo noticias ¡No lo voy a hacer! ¡No haré tu plan!
—¡Ya Felicity! Esta bien, no lo hagas pero después no quiero verte arrepentida de que James ya no contesté más tus mensajes de texto ni tus llamadas, eres tú quien no quiere buscar otra opción — se da la vuelta y vuelve a sus albóndigas.
Me quedo parada imaginándome el viaje con Harry, obviamente no sacaría tema de James pues en todo momento que le pregunto sobre él siempre trata de evitarlo, luego a nosotros en la boda, bailando, tomando el brindis, la noche y nosotros con todos los conocidos ¡Joder! La idea me altera, después la imagen de Harry bailándome en el bar cuando James estuvo a punto de golpearlo, recuerdo que no estaba tan ebrio como para no darse cuenta, todo indica que si quería tocarme, oh dios mío, las cosas ya no se ven igual desde mi perspectiva, Harry esta enamorado de mí. Cenamos en silencio, ninguna de las dos dice nada y así esta mucho mejor, yo termino de hacer mis cosas y me voy a la cama, mañana necesito muchas energías, la llegada a Fresno me mantendrá agotada.
Mi vuelo aterriza a las nueve de la noche , salgo del avión y me encuentro con una decadente noche fría y nublada, esto es tan típico de Fresno, tomo mi maleta y pido un taxi, ni John ni mucho menos Rose saben que he llegado a Fresno, no quiero tenerlos ocupados conmigo, ellos deben ya estar muy estresados con lo de la boda así que entre menos distracciones tengan será más fácil para ellos, miro por la ventana las calles, la gente, el ambiente, todo lo que deje cuando me fui a vivir con mi madre me hace extrañarlo más, me gusta el clima, las personas aunque si no fuera por mi maldito pasado estoy segura de que me quedaría a vivir de nuevo, las cosas no han cambiado, eso es bueno. El chofer se estaciona frente a casa, la pequeña pero acogedora casa de madera con dos pisos y chimenea, salgo y camino por el sendero de piedra que lleva a la puerta, tomo una bocanada de aire y toco el timbre, escucho murmurar a alguien dentro y entonces escucho la perilla girar.
Rose se queda completamente impactada cuando me ve, sostiene una caja metálica con hilos, alfileres y materiales de sastrería que casi deja caer cuando yo le sonrío, me abraza con tanta fuerza que apenas puedo respirar.
—¡Felicity! ¡Has llegado al fin! -casi grita sobre mi oído.
Le regreso el abrazo y miro por encima de su hombro, John asoma la cabeza desde la entrada de la sala y se queda blanco como un papel, boquiabierto se acerca tan aprisa y me sonríe con tanta fuerza que me hace sentir como en casa, por dios mi viejo no ha cambiado nada, sigue tan resistente y joven que todos se sentirían felices por él y el pequeño bebe que espera con Rose. En cuanto Rose me suelta me resguardan los cálidos brazos de mi padre, John y yo no frecuentamos abrazarnos uno al otro, normalmente siempre es contacto visual y sonrisas mutuas.
—Felicity ¡Oh! Estoy tan feliz de que hayas llegado hijita.
Alzo una ceja, "hijita" no es un término para una mujer de veintiún años. Pone los ojos en blanco y toma mi maleta.
—Pasa, afuera hace frío.
Eso suena más razonable, entro, Rose me tiene abrazada de los hombros, miro su vientre, aun no esta tan grande como esperé pero ella debe estar feliz, en unos meses podrá verse que será madre. La casa tampoco ha cambiado, todo esta igual, a excepción el papel tapiz de la sala, eso debió haberlo puesto Rose, estoy segura de que mi antigua habitación debe ser la misma, John así debió haberlo querido.
—Debes estar hambrienta y cansada ¿Quieres comer?—me sugiere Rose tan amable.
La verdad no tengo nada de hambre, lo único que me la pase haciendo en el avión fue comer y dormir y esos cacahuates que te dan en bolsa fueron demasiados para mí, termine con cuatro de ellas antes de aterrizar. Niego, lo que si tengo es mucha sed.
—Me gustaría tomar algo.
A John le brillan los ojos y nos lleva a la cocina aun con mi maleta en mano.
—Hay botellas de té Lipton, el que tanto te gusta —abre la puerta del refrigerador, hay como cinco botellas de té verde frio.
Miro más abajo, también hay jugo de arándano.Se ruboriza y yo solo me río entre dientes.
—Gracias papá ¿Por qué no llevas la maleta a mi habitación? Desempacare algunas cosas pero quiero hablar un momento con Rose.
Asiente y sale de la cocina para acercarse a las escaleras, cuando escucho sus grandes pisadas tomo asiento en una silla, Rose me sirve jugo de arándano, me lo deja sobre la mesa y se sienta conmigo, bebo tan rápido que me lo termino.
—¿Qué tal tu viaje? Estoy segura de que fue exhausto.
Asiento con rapidez, mucho.
—Lo fue —suspiro, la observo, sus ojos tienen un toque de brillo especial, debe ser el hecho de que esta embarazada, he escuchado que a una mujer se le puede ver que esta embarazada por el brillo en sus ojos y ahora que lo veo no puedo dudar. —Rose, debes estar nerviosa por lo de la boda, bueno eso es lo que debe sentir una novia ¿No es así?
Se carcajea, tal vez ella no esta tan nerviosa.
—Bueno cualquier mujer que esta a punto de casarse esta nerviosa, es un paso muy grande y debes saber cuándo darlo.
Medito, bueno ella ya tiene dos motivos grandes para casarse, haber estado junto a John todo este tiempo y el haberlo soportado y por supuesto el estar embarazada, si, definitivamente debes saber cuando es conveniente.
—¿Puedo preguntarte de algo? No es nada vergonzoso ni nada de eso -aclaro de inmediato cuando veo que se pone tensa -Créeme no es sobre sexo ni nada de eso, es sobre Peter Hawkins.
—¿Peter Hawkins? No pensé que tu lo conocieras Felicity, trabajé para él mucho tiempo, somos buenos socios ¿Por qué quieres saber sobre él?
—Porque...—vamos Felicity díselo, ella debe saber que es lo que oculta James. —Salgo con su hijo, más bien hijastro.
Se le cae la mandíbula.
—¿Con James? ¿Es en serio?
—Sí —susurro, no tardo en ruborizarme.
—Esto es impresionante, quien podría decir que tú conocieras a la familia Hawkins -suelta una risita nerviosa -Es una buena noticia, James es un gran muchacho ¿Ya debió haberse graduado, no?
Asiento.
—Se graduó hace una semana, yo estuve ahí, él me invito.
Se rié esta vez más fuerte, tiene el semblante impresionado, apenas puede creer que salga con James Hawkins ¿Por qué a todos les cuesta creer que James pueda salir con alguien? Es tan difícil descubrirlo.
Juego con un anillo de metal justo en mi dedo anular, la miro de reojo, sigue tan perpleja.
—¿Qué sabes de James realmente? -le pregunto con los ojos entrecerrados, conocer a la familia Hawkins por mucho tiempo debe tener algo de beneficio, saber cosas que yo no pueda saber y que ella pueda confesarme.
Vacila, miro hacia el techo un largo rato haciendo una mueca hasta que me clava la mirada.
—James tiene mucho que enseñarnos de vida Felicity, no sabes cuanto.
—Yo sé que perdió a su padre —añado, eso no me sirve —Lo que me interesa saber que es lo que rodea su vida, hay cosas de James que yo no sé y no me ha dicho.
—¿Y que es lo que pretendes saber?
—Que es lo que oculta -afirmo con voz de aplomo.
Suelta un gran suspiro, sus ojos son más intensos y luego entiendo que todo toma seriedad, santo dios ¿Qué es lo que ocurre? Me tiemblan las manos así que las oculto sobre mis piernas.
Habla bajito.
—El verdadero padre de James murió de cáncer, eso supongo que debió habértelo contado.
Asiento, se muerde los labios y mira hacia la nada otra vez.
—¿Y? —la apremio.
Cuando me mira se muestra nerviosa, tan desesperada que me doy cuenta que ella tampoco puede decírmelo o tal vez no quiere, si lo sabe estoy segura de que se lo sacare a la fuerza, bueno no a la fuerza pero algo debe servir, llorar, suplicar, gritar, no lo sé.
—Te fe en James, se que te lo contará.
Antes de que pueda decirme algo más John entra a la cocina, me avisa que todo esta listo en mi habitación, le agradezco y me levanto, salgo de la cocina y voy directo a las escaleras, subo y me voy a mi habitación, estoy tan cansada, saco todo de mi maleta, busco una ramera vieja pero en buenas condiciones, me la pongo y me siento en el centro de la cama, abro mi diario en una hoja limpia y comienzo a escribir.
James:
Hay gente que esta a tu favor, tienes suerte parece que todos están en mi contra y no se siente nada bien, al menos puedo entender que nadie quiere revelarme tu famoso secreto, todos te dan razón pero ¿Por qué? Bien, es algo que no entiendo y te diré algo mi mente se esta cansando de esto pero mi cuerpo es tan obstinado como tú que pretende seguir en el juego hasta descubrir la verdad, la verdadera Felicity esta en el medio de esto y no sabe que hacer. Llegue a Fresno muy bien gracias, me parece que fue ayer cuando me fui de aquí, todo se siente tan normal, te quiero, sí, como leíste bien, te quiero. Me voy tengo sueño y me duele la cabeza, mañana será un día pesado
Felicity Hunter.
Doy vuelta a la contraportada donde esta la foto de James, la acaricio y vuelvo a cerrarlo, me meto a la cama y apago mi lámpara de noche, todo se tiñe de negro en mi habitación y eso no es buena señal, no quiero que vuelvan más pesadillas, no esta noche. James, no me dejes sola por favor, quédate.
Doy vueltas en mi habitación como una estúpida buscando mi zapato plateado de tacón ¡No por favor! Tiene que estar aquí, necesito llegar a la capilla antes que los novios, son las tres de la tarde, Rose esta en la otra habitación siendo arreglada por algunas amigas, escucho sus risas por el pasillo, mi padre debe estar en la iglesia, muero por verlo vestido de esmoquin, todo un novio bien recibido, busco debajo de mi cama, en el baño, en la maleta pero no hay nada ¡Mierda! ¿Dónde lo puse? Corro, trato de no sudar porque arruinare el bonito maquillaje que me hizo la maquillista personal que estará con Rose en todo el evento de la iglesia y la fiesta de recepción, busco en las cajas, debajo de mi armario y ¡Eureka! Lo encontré, me lo pongo rápido, estoy a punto de caerme sobre un pie, me arreglo el peinado y el vestido de encaje azul turquesa que compré esta mañana
Salgo de la habitación y me encuentro con una Rose vestida de blanco, con un largo velo, un ramo de rosas blancas en la mano y el brillo peculiar en sus ojos. Se ve hermosa, me da ganas de llorar, yo seré quien sostenga su largo velo al caminar por el altar, es un honor y que honor.
Alza su mano a mi dirección, la tomo y ambas suspiramos al mismo tiempo.
—¿Lista? -le pregunto con nerviosismo
Se muerdo el labio y asiento rápido.
—Lista -responde.
Bajamos juntas y salimos, afuera una limusina con flores blancas a los lados nos espera, le ayudo a subirse con tremendo velo, tengo cuidado en que no se vaya a manchar de lodo embarrado en la acera, el chofer espera a que cierre la puerta y conduce directo a la iglesia, Rose comienza a sudar y los labios se le ponen pálidos, la maquillista le retoca cada vez que derrama la gota gorda, la tranquilizo mientras llegamos, tiene que lucir perfecta en cuanto bajemos, esa es mi primera misión, mantener a la novia lista y tranquila, le doy de beber algo de agua pero ni aun así puede controlarse, tiembla de todos los lados, esta ansiosa que me aprieta el brazo con fuerza.
Apenas siento la sangre recorrer mi antebrazo.
—Quiero conservar mi brazo, Rose -le digo cuando me clava las uñas.
Me quita la mano y me sonríe con los labios temblándole.
—Perdona Felicity -murmura.
Asiento, sigo con la tarea de calmarla pero nunca podrás lograr que una novia pueda estar pacifica en un día tan importante como esté, aunque no pierdo en intentarlo de todos modos. Se me acelera el corazón tanto como el de ella cuando la limusina se estaciona exactamente frente a la puerta de la iglesia, comienza a hiperventilar, lágrimas le quieran brotar de los ojos y es cuando tengo que ser más fuerte.
—Respira Rose, yo estoy contigo, nada malo te pasara este es tu día. Vamos, tenemos que bajar.
El chofer abre la puerta y Rose sale primero, no me quita la mirada, esta tan asustada que necesita apoyo, le tomo la mano y caminamos juntas, de repente anuncian la llegada de la novia, escuchamos la marcha nupcial en violines y a la gente levantándose de sus asientos, es cuando la dejo y me voy a recoger la cola de su vestido y el velo que es mucho más largo. Rose da el primer paso y yo la sigo detrás suyo, da pasos cortos tratando de recoger seguridad, cuando esta dentro de la capilla camina naturalmente hacia el altar, le sigo sosteniendo bien la cola y el velo y desde atrás puedo verlo todo, la gente mirando exclusivamente a la novia, lo hermosa que se ve y lo feliz que debe estar, la gente llorando, los rostros felices, ansiosos y perdidos entre tantos sentimientos electrizantes, puedo sentirlos vibrando por mi piel, vaya, si así me siento yo la novia debe estar pasándola mucho peor. Miro al altar, me sobresalto cuando veo a John en un esmoquin gris, el cabello peinado y completamente afeitado, ese no parece mi padre, no puede ser John Hunter pero todo indica que lo es.
El padre de Rose murió asi quien la entrega a John es su abuelo, un hombre calvo, bajito, piel blanca y sonrisa grande, toma la mano de Rose y la posa sobre el de John, logro ver el contacto que tienen cuando se encuentran sus miradas, oh dios, romperé a llorar si no me alejo, lentamente dejo la cola y el velo en la alfombra roja que esta sobre el piso y busco un asiento, alguien me hace una seña dos filas atrás y logro ver a Danielle y Sam, voy hacia allá y tomo lugar.
Danielle ya tiene un pañuelo, esperamos a que el padre comience la ceremonia y préstamos atención, veo el rostro de John, tiene la frente sudada y las manos apenas las puede mantener fijas, sostiene las de Danielle tratando de disimular el temblor, mi madre llorar a mi lado y yo solo puedo pensar en que las bodas siempre le han parecido tan importantes como muy sentimentales y yo siempre me pregunto ¿Qué se siente llorar en una boda? Debería estar llorando ahora pero al parecer soy de roca sólida, Danielle no es la única que hace ruido con sus gemidos, detrás de nosotros hay una mujer llorando a mares, sonrió, de verdad debería hacer un esfuerzo en llorar, es un buen lugar y un buen momento.
Mis sentimientos se aflojan cuando el padre recita los votos matrimoniales, vaya en verdad tengo ganas de llorar que se siente tan extraño, mi madre no debería estar tirando charcos de lágrimas siendo la ex esposa pero Danielle es tan inocente que su corazón se apiada.
—Rose Hadley, ¿aceptas a John Hunter como tu legítimo esposo en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?
Rose le clava la mirada a John unos segundos, le sonríe de oreja a oreja y asiente.
—Si, acepto.
Veo que John se estremece de alegría, la primera lágrima recorre mi mejilla.
—John Hunter, ¿aceptas a Rose Hadley como tu legítima esposa en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?
Y aquí viene, me siento tan ansiosa esperando la respuesta de John como si fuera un completo misterio, presiento que su respuesta me retorcerá el corazón, lo sé y yo odio tanto llorar. Mira a Rose, la contempla de forma tan íntima que presiento que olvida dar la respuesta.
El sacerdote carraspea y el asiente aturdido.
—Sí, acepto.
—Ag... Oh —susurro y cierro mis ojos tan fuerte que rompo a llorar, la gente aplaude tan fuerte que abro los ojos de golpe en el momento perfecto en el que padre da el permiso para besar a la novia, mi cara arde y mi rostro esta tan húmedo que necesito el pañuelo de Danielle.
Los presentes se levantan cuando John y Rose se encaran con los invitados, me tapo la boca con una mano para evitar gritar, me llevo el pulgar y el índice a la boca para soltar un chiflido en celebración, John me busca entre la gente y me manda un beso por el aire junto con un "te quiero" le mando un beso y le digo "Yo más"
Los recién casados caminan por el pasillo hacia la salida, otros intentando llegar primero para aventar el famoso arroz cuando estén fuera, Danielle me da una bolsa llena y me posiciono en un escalón esperando la salida, cuando llegan les aventamos arroz blanco y les gritamos con mucha alegría, un último beso frente a todos hace que rompamos en estallidos y los veamos correr hacia la limusina listos para llegar a la fiesta de recepción, salto por el aire aun en tacones muy altos como una niña, Rose me saluda y yo le regreso el gesto, veo como sube y John le toma el velo y la cola del vestido, les da un adiós a los invitados y sube.
Lo último de lo que somos presentes son de sus múltiples agradecimientos.
La fiesta de recepción es en un grade y hermoso jardín situado detrás de un lujoso hotel, esta decorando con luces, listones, una grande pista de madera, globos blancos, mesas redondas con manteles dorados y perfectas rosas rojas formadas en grandes centros de mesa, una carpa grande donde una banda en vivo que toca y mantiene el ambiente entretenido, con pistas para que la gente se anime a bailar, las personas nuca terminan de llegar, las mesas están casi llenas y los meseros pasan de un lado a otros dejando bebidas, John y Rose están tan ocupados recibiendo a los invitados juntos, se muestran felices y a cada invitado recién llegado se les ilumina el rostro con una sonrisa, tengo intención de felicitarlos cuando estén más calmados, recibir a tanta gente y mantener todo en orden debe ser una tarea difícil.
Estoy en una mesa con Sam y Danielle, platicando amistosamente y bebiendo vino blanco sobre mi estancia en Nueva york, les cuento sobre la universidad, mi empleo y la gran amistad que tengo con Beth, mi madre como siempre termina por acusarme de no poder vivir sola, ya que deje el departamento que alquilo para mí, nunca le haré entender que no se trata de no poder vivir independiente, se trata de lo que yo quiero hacer con mi vida. Pone los ojos en blanco, se que de todos modos no me creerá, me sigue considerando una joven asustada de la vida.
—De acuerdo Felicity, haz lo que te plazca -bebe vino.
Asiento con rudeza y olvidándome de mi madre y su pesada actitud decido buscar entre la gente a los novios, distraerme y alejarme unos minutos de Danielle no me hará nada mal, su mentalidad a veces me abruma, me levanto dejándolos solos, están recibiendo a una pareja en el umbral, interrumpirlos unos segundos para decirles lo mucho que los amo y que les deseo lo mejor no puede ser una molestia para nadie. Avanzo a como puedo con estos detestables tacones (que por cierto me hacen caminar como una tonta inexperta) y antes de que pueda acercarme lo suficiente lo veo, esta entrando con sus padres, me quedo impresionada de lo elegantes y finos que se ven con sus trajes, parecen una familia sacada de un catalogo exclusivo, inclusive él que porta una traje azul marino, con un zapatos pulidos y el cabello peinando hacia atrás, dejando ver su perfecta y hermosa frente, jadeo, parece que ha salido de un desfile de modas de alguna colección de Gucci.
Me quedo parada sin poder mover las piernas, siento como si la tierra estuviera reteniéndome para que no pueda moverme y asi él verme ahí mismo parada como estúpida, lo único que quiero es correr, esconderme bajo una mesa y esperar a que se vaya pero termino por considerar que eso sería infantil y que lo quiero es mandarlo al demonio. ¿Cómo pretende venir y dar la cara? Que descarado, se ve tan libre de culpa después de lo que me ha hecho pasar él y Emily.
Respiro y me doy la vuelta, me levanto el vestido para no terminar cayéndome y me voy a la mesa de vinos y cocteles, me tomo de un trago una copa de vino tinto, junto con una margarita, pido una piña colada y me voy a la mesa donde me espera Danielle y Sam, estos tacones me impiden dar los pasos más grandes, inclusive intento correr pero termino por solo deslizar los pies, a este paso terminara por verme y es lo que trato de evitar, camino a paso lento para no ser el centro de atención al pasar por la pista de baile y entonces cuando creo ser lo más desapercibida posible John grita mi nombre, una grande luz blanca me ilumina en cuerpo completo y hace que mi silueta sea el centro de atención de todo el lugar, mi cuerpo se contrae y casi dejo caer la piña colada, giro mi cabeza hacia los lados y veo que James se queda inerte con los ojos dilatados, esta boquiabierto y da un paso hacia delante, la sangre sube hasta la punta de mi cráneo. Ya me ha encontrado.
—¡Felicity, vamos hija bailemos! -escucho gritar a mi padre.
John se acerca, la gente aplaude y los músicos tocan una canción suave, alguien me recoge la piña colada y mi padre me toma en sus brazos para hacerme girar junto con él bajos los reflectores, un camarógrafo esta grabándonos y muchos flash están golpeándome la cara sin dejarme pestañear, apenas puedo moverme, James sigue observándonos, esta en la misma posición y no creo que tenga intención de moverse hasta que termine de bailar, busco a su familia, están sentados en una mesa cerca de donde están Sam y Danielle, el corazón me rebota en el pecho, me sostengo de John para no caer estampada en la pista, mi primer impulso es correr terminando de bailar con mi padre y de ahí perderme en alcohol, eso servirá para evitar escuchar con mis cinco sentidos lo que James tenga que decirme. John me suelta, me da un beso en la mejilla y yo finjo una sonrisa, entonces veo que James se acerca, mis piernas reaccionan a la perfección y en el momento preciso para que logre desaparecer de la pista de baile en un abrir y cerrar de ojos, corro o al menos eso intento y me pierdo entre la gente que se junta para tomar comida de un buffet, no se a donde ir todo esta oscuro y apenas se puede a donde mierda voy, lo único que me queda es entrar al hotel y quedarme en el vestíbulo a esconderme como una cobarde. Entro, la gente me mira y se que es por el vestido y los zapatos, carajo ¿Qué no saben que en el jardín hay una fiesta? Voy por el vestíbulo ignorando a la gente, tengo suerte de no llevar el vestido de novia, eso me haría ser el centro de atención otra vez, como no hay lugar donde pueda quedarme tomo asiento en una pequeña sala, me cubro la cara con las manos y cuento hasta diez, no puedo dejar que esto me derrumbe, acabo de ignorar a mi padre por culpa de James. Tengo ganas de llorar, tanto que necesito un esfuerzo enorme para no hacerlo, no se porque de repente encuentro un motivo para hacerlo ahora cuando debí haberlo tenido en el momento en el mi padre estaba casándose, tardo un segundo en entenderlo, la impresión de ver a James me ha traído un coraje descomunal y a la vez una alegría que intento borrar.
Nadie puede verme, ni escucharme así que lloro en silencio sin importarme que el maquillaje desaparezca, se que terminare con el rímel corrido y ruborizada pero no me importa, justo escucho pasos acercarse y supongo que debe ser un empleado del hotel que solo trata de preguntarme si estoy bien, me pone una mano sobre el hombro pero cuando me besa el pelo me levanto de un salto.
Parpadeo, tengo la mano en puño para golpearlo pero mis huesos terminan por relajarse al darme cuenta de que no es un desconocido, mi cara se vuelve de piedra cuando veo que esta parado justo donde yo estaba sentada y con los ojos brillándole de una forma diferente a la que yo estoy acostumbrada a ver, tiene la boca en una línea recta y me observa en forma suplicante, tal vez esta pidiéndome que no vuelva a huir y dudo en hacerle caso. Carajo, de verdad quiero huir pero mi estúpido cuerpo me aclama que me acerque y lo bese ¡No! No lo haré, no después de lo que ha pasado.
Da un paso y me alejo, eso es, muestra indiferencia y desagrado.
—Felicity, por favor no huyas -me suplica, su frente se arruga y las ganas de tocar y desaparecer aquellas imperfecciones en su frente me rasguñan en el interior.
Me quito las lágrimas con el dorso de la mano, inhalo aire manteniendo una distancia lejana.
—Vete, por favor no quiero escucharte, ya fue suficiente con todo esto, no puedo soportarlo.
—Pero Felicity...
Lo interrumpo.
—¡Vete! No quiero tenerte cerca, no quiero escucharte solo lárgate y no vuelvas.
Suspira, la boca se le tuerce por completo mientras intenta procesar lo que le he dicho, no me muevo pero en mi más intensa fantasía estoy acercándome y sujetándole el rostro para poder besarlo, sentir el calor de su cuerpo y esa tan increíble energía que me ha regalado desde que nos conocimos, ahora no se si pueda volver a sentirla.
—Entiendo que no quieras verme Felicity, ahora te estoy siendo repulsivo y se que no quieres saber de mí pero no sabes lo que hay detrás de mi desaparición.
—No me lo digas ¿Volviste a salir de la ciudad? - alzo una ceja, mi voz suena irónica
—¿Al menos sabes porque salgo de la ciudad?
Resoplo, ni su más mínima explicación me interesa, es innecesario para mí pero de todos modos moriría por saber que es lo que hace mientras yo paso un calvario de los mil demonios. Me aprieto los labios, veo la frustración en su semblante, quiere acercarse, darme una explicación directa, sincera y lo detengo con el simple hecho de un incomodo desdén.
—No tengo la más remota idea, pero si te nace decírmelo entonces hazlo -admito.
Asiente.
—Lo haré Felicity, pero no aquí -se muerde el labio.
Tenemos público, parecemos un verdadero espectáculo, solo por ello le perdonaré acercarse solo unos centímetros, asiento y me acerco, juntos pero separados salimos del hotel regresando al jardín y a la fiesta, en cada percance que intenta acercarme arremeto alejándome, intenta protestar pero no dice nada. Lo sigo esperando a que vayamos a una mesa a discutir pero no, lo sigo hasta a un rincón alejado de la fiesta donde hay unos asientos de mármol y una fuente de agua de tres pisos con una paloma en el centro, me invita a sentarme, vacilo pero me siento en el extremo y en el otro, lo único que nos ilumina es una lamparilla en la fuente que hace brillar el agua que cae.
Me intimida por completo cuando no me quita la mirada de encima, mi cuerpo se siente un blanco fijo con sus ojos convertidos en arcos listos para clavarse sobre mí.
—¿Te molesta que te diga que luces hermosa con este vestido? Este te favorece muchísimo, resalta lo suave que es tu piel. -su mano le tiemblan bajo la tentación de tocarme.
Hago como si no me diera cuenta y me ruborizo libremente, le contesto sin mirarlo.
—Gracias -carraspeo y vuelvo al desdén que le produce incomodidad -¿Tienes algo que decirme, no?
—No quiero que me odies pero tampoco puedo impedirlo, es algo que no puedo evitar y fue mi culpa -murmura con tono bajito.
Vuelvo mi rostro al suyo, oculta con fuerza su desconsuelo detrás de sus grandes ojos verdes, mis deseos tentativamente quieren tocarle el rostro, besarle cada facción con lentitud y ocultarnos detrás de los arbustos para terminar con mi poderosa agonía de hacerle el amor, acepto que con todo y mi furia, el deseo por él terminara siendo siempre por ser más grande.
Trago saliva, una corriente eléctrica me viaja por las venas regresándome una pizca de adrenalina.
—No te odio, solo estoy confundida -afirmo con voz suave, sus ojos mansos terminan por acabar conmigo -No podría hacerlo ni aunque terminara por creer que me plantarías.
La sorpresa le vuelve a iluminar sus ojos verdes.
—Hasta hace un minuto las cosas estaban a como esperé al venir aquí ¿Estas segura de que no quieres odiarme?
Niego, tengo permiso de odiarlo ahora lo sé pero ni eso hace las cosas más fácil, odiarlo es como intentar borrar las impresión que me causa cuando esta de buen humor, cuando esta excitado e incluso cuando esta triste, nuca voy a poder contra eso. La tentación de acercarse le sacude el pecho.
—Felicity, no sé que sucede conmigo, estoy perdido y si no te digo ahora lo que pasa moriré -levanta una mano, presiente que no dejaré que me toque pero se queda intrigado cuando tomo la mano y la poso sobre mi rostro, se muerde los labios y deja caer la cabeza hacia atrás, deja ver el placer enorme que siente al tocarme y eso hace que me retuerce las piernas para evitar sentir la presión de mí parte intima cantar aleluya, es como si estuviera probando en mí un sabor que le gusta mucho.
Nuestras miradas se encuentran, contiene la respiración y yo sonrió ligeramente.
—Dímelo, no soy la única que esta muriendo.
—Felicity...
Niego, las cosas se están complicando demasiado hasta un punto en que yo ya no podré soportar todo este meollo, James desaparece sin dejar rastro, sin ningún mensaje, ni llamada, Harry no me dice nada, ni mucho menos Emily, están empeñados en que ellos no pueden decirme nada y yo cada vez me siento mal.
Suspira, me quedo frustrada esperando a que me diga algo pero solo logra preocuparse otra vez, aparta la mirada y sé que estoy perdiendo otra vez, no me dirá nada.
—¿Para qué has venido aquí? -le pregunto rompiendo cualquier tensión.
Me contempla con un brillo monótono, se queda serio y sus cejas se arrugan, espero.
—Tú me habías invitado a la boda ¿No lo recuerdas?
Oh es cierto, maldita sea de verdad creí que aquella invitación que le hice había quedado rota, después de no haberme llamado pensé que no iba a venir y mucho menos acompañado de sus padres. Me cubro el rostro con las manos y maldigo para mis adentros, si bien hubiera roto aquella invitación que le hice no hubiera venido y no hubiera estado aquí sentado conmigo matándome lentamente con su misterio ¿Cómo pretendía hacerlo? Sí nuca me respondía llamadas.
Lo observo, tiene los labios apretados y los ojos totalmente perdidos, maldita sea no seguiré con esto, ya no más.
—Las cosas no son como parecen James, ya nada lo es -me muerdo los labios, miro sus grandes ojos verdes que relucen en confusión.
Traga con dificultad, me clava los ojos al rostro y trata de razonar todo lo que le dije, menea la cabeza y bien se como lo esta relacionando.
—¿Qué pretendes decirme Felicity? Las cosas se que no son como tú las esperas pero no soy una mala persona -se encoje de hombros -Bueno, no sé si para ti lo sea ahora pero no quiero que también sea difícil para ti. Créeme.
—Ya no puedo esperar más, no soy una persona de paciencia, nunca me ha gustado esperar -trato de tocarle la mano pero esta tan acomplejado que me contengo —Puedes vivir mucho mejor si no estoy yo de por medio.
—Felicity, solo espera unos días, por favor -me suplica con voz baja y desesperada —Solo deja tomar fuerzas para decírtelo, por favor.
Lo contemplo, santo dios estoy segura de que se arrodillara a mis pies para evitar que lo deje, lo presiento tan fuerte que me estruja el corazón, me parte en dos verlo tan triste y todo por mi culpa pero no se si me pueda dejar opción, no quiero dejarlo y no lo haré pero si esto se sigue complicando mi única salida será olvidarme de él. Desliza sus manos hacia las mías, las toma con fuerza y me regala un aura más de sus ojos dulces, me da una sonrisa sin ganas, esta tan abatido que su respiración se entrecorta al hablar.
—Felicity por favor no me dejes, no me hagas esto, prometo que te diré todo lo que quieras saber de mi, lo haré sin discutir pero por todo lo que ames no me dejes. ¿No lo harás, verdad?
Me contengo la respiración, apenas puedo ver entre el semblante fúnebre del James que esta pidiéndome perdón al otro que siempre mantiene una sonrisa iluminante, una sonrisa que me cosquillea el pecho y sobre todo al hombre que deseo, él que me da la fuerza para seguir, aquel que me inyecta vida cuando más la necesito ¿Cómo pretendo dejar a este hombre? Si lo único que ha logrado hacerme sentir desde que lo conozco es pasión, lujuria, eso es lo que necesito para vivir y no puedo dejar lo inevitable.
Se lleva mis manos a su rostro, las deja sobre su mejilla y aspira aire con cuidado cada vez que siente los latidos de mi corazón vibrar sobre el dorso de mi mano, el sentimiento de culpabilidad me llena el cuerpo con una sensación que me impide respirar, me oprime el pecho tan fuerte que solo quiero que desaparezca.
Su rostro es un desorden de sentimientos encontrados, la cabeza me da vueltas.
—No James, no te voy a dejar —susurro con mi cuerpo estremecer al verlo sonreír de nuevo.
Toma aire y entonces me toca el rostro con las manos, se inclina y me besa con tanta fuerza que apenas me deja respirar, me devora la boca con tanta ansiedad que apenas siento parte de mi rostro, el corazón me tritura las costillas con el bombardeo enloquecido que se produce en mi interior, jadeo y me silencia introduciendo su lengua a mi boca, grito para mis adentros con otro aleluya en mi vientre, quiero saltar sobre la banca de mármol aunque este dura, quiero abrazarlo y despeinar ese look tan formal que lleva y le sienta tan sensual, quiero convertirlo en el James que deseo con tanta fuerza anormal, me acerco a su cuerpo y hecho mis brazos hacia su cuello, le estiro el pelo mientras juego con el, pasándolo por entre mis dedos, santo Jesús siento como se me retuerce la ingle y me palpita duro que me retuerzo las piernas para evitar que vea que me estoy dejando correr completa, a este paso no controlarle mis ganas de follarlo otra vez .
Acaricia mi espalda y encuentra la cremallera de mi vestido, aparta su rostro para mirarme fijamente, sonríe y se aleja completamente dejando caer sus manos, parpadeo, veo que tiene lápiz labial justamente por toda la boca, me muerdo los labios y mi boca se une a la suya otra vez para tratar de limpiar un poco el rastro pero solo lo empeoro.
Rió entre dientes, me mira como si hubiera perdido la cordura.
—¿Qué sucede?
Levanto mi dedo índice y lo paso por sus labios hinchados y rojos.
—Tienes lápiz labial en la boca.
Se pasa el dorso de la mano a la boca y mira asustado cuando ve los restos de color en su mano, ríe junto conmigo en complicidad, se mete la mano en el bolsillo de su saco y saca un pañuelo blanco de seda, se limpia cuidadosamente pero solo logra hacerlo más notorio, chasqueo con la lengua y le quito el pañuelo, voy hacia la fuente llena de agua y remojo el pañuelo, se lo doy y entonces yo lo limpio, me mira lo cual hace que me distraiga totalmente, no me gusta que me mire cuando estoy concentrada.
Cuando termino le entrego el pañuelo manchado de lápiz labial, da una sonrisa maliciosa y se lo guarda, me guiña ojo.
—Este también es mío.
Me carcajeo, es tan sensual cuando hace eso, siempre tratando de conservar cosas que le recuerden a mí asi como paso con la fotografía. No quiero discutir más con él, ya hablaremos del tema más tarde o tal vez cuando regrese a casa, por ahora que lo tengo aquí no deseo otra cosa que aprovecharlo y también presentárselo a Danielle, ella muere por conocer al hombre de veinticinco años que me tiene loca.
Le tomo de la mano y me levanto.
—Ya que estas aquí podemos aprovechar la fiesta ¿No te parece?
Ríe tan fuerte que mi abdomen vuelva a cosquillear, se levanta y me pasa el brazo por la cintura, me levanta la cara con la mano cuando sus ojos arden en excitación.
—¿Otro baile como en el bar?
Me ruborizo al recordar aquel baile erótico que me tenia más mojada que un baño de dos horas, recuerdo que estaba dando orgasmos por doquier, mi cuerpo se sentía como un cohete despegando al cielo de mis fantasías, ese también fue un momento en que quise follarmelo hasta sudar.
Pongo los ojos en blanco.
—No, creo que es tiempo de presentarte a mi familia, Danielle muere por conocerte.
Alza una ceja, me muerdo los labios con fuerza, sostiene mi labio inferior con su pulgar.
—Será un honor conocer a la mujer que te trajo al mundo, así puedo agradecérselo.
Me rió como una niña estúpida y lo jalo hacia la fiesta de nuevo.
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