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Parte 11

Gracias a todos por seguir leyendo la historia, de verdad, no saben lo importante que es para mí, no quisiera decepcionar a nadie, de verdad espero que les siga gustando la historia, si hay errores de nueva cuenta perdonen, perdonen, haré que en mi cumpleaños (el próximo mes) me compren una laptop, trataré de obligar a mis padres (soy mala) no quisiera pero es que no puedo escribir en esté teclado. En fin, les mando muchos besos y abrazos y agradecimientos desde la pantalla de está computadora, más agradecimientos por todo este apoyo. 

Ahora quisiera poder escribirles más pero como mujeres sabrán que en cada fin de mes llega un malestar horrendo y pues esté mismo me deja mareada y desconcentrada así que me iré a recostar un rato para ver si se me quita. 


Estoy saliendo de mi última clase, Beth esta al teléfono hablando con su jefe, al parecer le ha pedido llegar a la oficina un poco más temprano, lo supongo por lo que estoy escuchando, ella no parece estar contenta y lo sé porque hoy íbamos a tener una noche de chicas, me iba a lavar el cabello y a pintarme las uñas, comeríamos hamburguesas hasta vomitar, al parecer el plan ya no esta hecho. Se despide de su jefe y cuelga, se mete el celular en la mochila y maldice en voz alta.

—¡Esto es un fiasco! Me ha pedido llegar en una hora, apenas me dará tiempo para arreglarme –suspira y se acomoda el cabello, me mira avergonzada –Creo que nuestra noche no se podrá hacer Felicity, lo siento.

Le doy una sonrisa a medias, se que su trabajo se ha vuelto muy duro, van dos días enteros que llega hasta las once, debería considerar un aumento pronto.

—No te preocupes Beth, ya habrá otro momento.

—Eso espero, tengo que irme ahora, si no llegaré tarde –me da un beso en la mejilla -¡Nos vemos esta noche!

Veo como corre por los pasillos a toda velocidad, me río para mi misma, pobre Beth, algún día cambiara todo para ella, después de lo que vivió con Ben ella merece también una oportunidad. No quiero llegar al departamento, estaré sola otra vez hasta que vaya a trabajar así que mi única idea es hacerle una visita a James, no estoy muy lejos del campus de la facultad de artes plásticas, así que seré yo quien le dé una sorpresa. Camino por los grandes jardines de la universidad, la gente nunca terminará en este lugar, estoy rodeada de jóvenes caminando y corriendo cerca de mí para llegar a sus clases, otros se recuestan sobre el césped a leer o a discutir sobre libros, eso sería lo mío, otros disfrutan de sus almuerzos, o del clima que ahora ha cambiado, esta despejado y agradable, de verdad tengo ganas de aprovechar este día con James, el sol se siente de maravilla. Camino por un sendero que conduce a las entradas del edificio, sigo a unos chicos que al parecer irán a tomar una clase en la sala cuarenta y tres, cuando entro me encuentro con los pasillos vacios, miro por los extremos, tal vez debería entrar un poco más, camino y camino, subo por unas escaleras al segundo piso, esta repleto de más gente, demonios, nunca encontraré a James aquí.

La gente me empuja cuando paso a un lado suyo, se disculpan y me concentro por si puedo reconocer a James, hay tanta gente que me duele la cabeza, levanto la cabeza y me paro de puntitas hasta que logro ver a Harry abriendo su casillero y a James platicando con él, ríen mientras Harry hace alguna imitación graciosa de alguien, creo que es de un maestro, me acerco a ellos en silencio, la multitud de gente me ayuda para que no puedan verme, cuando me acerco Harry me sonríe, James esta despaldas así que no me ve.

Carraspeo y se gira, se le dilatan los ojos cuando me ve, despliega una sonrisa enorme y sus ojos brillan con deseo.

—Felicity –susurra con una entonación poco común en público, es tan melodiosa

Le sonrío con fuerza.

—¿Soy inapropiada? –alzo una ceja, mirando a Harry.

—Para nada –me contesta con una sonrisa ligera –Le decía a James que espero pronto vengan a ver algunas pinturas en el museo donde trabajo, creo que a James le gustaría echarles un vistazo.

—¿Pinturas? ¿Trabajas en un museo?

Asiente orgulloso.

—Así es, doy unos tours a los turistas, pagan bien y te llenas de mucha historia.

Miro a James, veo que no le presta atención a Harry por estar mirándome, me hace sentir muy intimidada.

—Eso suena interesante –examino sus pupilas dilatadas cuando lo digo —¿Podemos ir algún día?

No quita la sonrisa del rostro, asiente con lentitud y se muerde los labios, presiento que algo no anda bien con mis rodillas, las siento dobladas, ya recuerdo, es la reacción de James mordiéndose el labio.

—Cuando tú quieras, Felicity –responde con voz seductora.

Me ruborizo, me siento avergonzada con la presencia de Harry aquí, miro para abajo y luego hacia la nada, quiero disculpare con él y no se porque ¿Será por sentirme inesperadamente excitada por James en presencia suya y de todo el mundo? Eso debe ser, Harry vacila y se despide de James.

—Te veo más tarde, tenemos que hablar sobre los proyectos para la tesis.

Apenas es consciente de que Harry esta hablándole, parpadea desorientado y se despide, suelto una carcajada, tengo a James totalmente perdido.

—Claro Harry, te mandaré un E-mail con la lista. Te llamare pronto para hacerte la reservación en el museo, tengo toda la intención de llevar a Felicity.

Se dirige a mí con una sonrisa satisfactoria, me aprieto los labios ¿Yo en un museo? No se nada acerca de arte como ellos, por dios me sentiré una retrasada en presencia de ambos cuando estemos allá, no podré discutir sobre arte porque en verdad no se nada, tendré que investigar un poco si no quiero parecer una idiota. Nos despedimos de Harry cuando toca el timbre de entrada, en menos de tres segundos el pasillo invadido por gente esta vacía, solos nos quedamos él y yo, solos sin ninguna interrupción, creo que el lugar no es correcto para lo que estoy sintiendo en estos momentos, mi corazón se tambalea cuando lo miro fijamente, sigue mordiéndose el labio y me quita un mechón de la cara, su mirada es lenta cuando viaja desde mis ojos hasta mi boca abierta.

Dejo reposar mi espalda sobre un casillero, se acerca que me aprieto más y más.

—¿Sorprendido? –le pregunto en tono de broma.

Posa sus manos sobre los lados de mi cintura y se acerca cada vez más a mi rostro, me retuerzo las entrañas para no querer tomarlo aquí como quise hacerlo en el departamento, no estamos en el lugar debido para eso, pero que va, aquí no hay nadie.

—Muchísimo, me has dejado sin palabras.

Sonrió de oreja a oreja.

—Ya era mi turno de ser la sorpresa, entonces si resulto como pensé. Yo me preguntaba si querías ir a un lugar, Beth canceló nuestra noche de chicas así que tengo dos horas libres antes de irme a trabajar y toda la noche también ¿Qué te gustaría?

Suelta una risita dulce y me acaricia la mejilla con una mano, dios de verdad quiero tomarlo aquí, no me hagas pensar que es un castigo cruel hacerlo aquí porque se que estoy haciendo mal, necesito sacarlo antes de que busque un maldito rincón a donde llevármelo.

Espero su respuesta retorciéndome el pecho.

—¿Algún lugar en especifico?

Pienso, hay una feria esta semana en el parque que esta a cinco cuadras, no esta lejos y me gustaría pasar una linda tarde o noche a su lado ahí, nos divertiremos.

—Tengo entendido que hay una feria en el parque y pues me gustaría rondar por ahí ¿Qué te parece?

—Me parece una grandiosa idea, te recogeré después del trabajo, estaré afuera esperándote como siempre. –se inclina para darme un beso sobre la nariz. –Hum...Felicity –roza su labio cerca de los míos.

Cierro los ojos con fuerza, hago bastante esfuerzo en no querer quitarle aquella chamarra ligera que trae y desabotonar su camisa de algodón entre abierta, deja ver en perfecto luz del día su abdomen bien marcado y lo varonil de su vello. Necesitaré una maldita distracción ahora antes de que quiera follármelo de verdad, James me estás haciendo parecer una niña muy mala, me has alejado de mi actitud de santa mujer.

En el momento en el que esta a punto de besarme se abre una puerta a lo lejos del pasillo, rápidamente lo empujo para alejarlo y me acomodo la ropa, se queda quieto sin hacer nada y titubea, minutos más tarde nos damos cuenta que no ha sido nadie, tal vez alguien nos estaba observando y nos ha hecho entrar en razón de que este no es un buen lugar para lo que estamos haciendo y tiene razón la persona desconocida quien nos ha pegado un buen susto, esto es salirse de los límites.

Suspiro, las manos me tiemblan del pánico.

—Será mejor irme, debes estar en tus clases a tiempo, yo solo estoy estorbando. –me acomodo la mochila listar para retirarme.

James ríe fuerte, me toma de la mano mientras yo me quedo intrigada ¿Cuál es la risa? Lee mi expresión.

—Ya me he perdido de mi clase, que más da que perdérmela toda de una vez.

Me quedo estupefacta y boquiabierta ¡Si soy tan mala como pensé! Lo he hecho perder una clase, dios si yo mala influencia, sacudo la cabeza, no debí venir.

—¡Que demonios! James, tienes que ir a tu clase, no puedes pasártela aquí conmigo, no es correcto. –gruño.

Se me queda viendo como si hubiera perdido la cabeza, se burla una vez más.

—Lo correcto no siempre se interpreta con hacer el bien, no afecto a nadie saltándome de mi clase.

Lo contradigo con una mirada desaprobante y trato de avanzar por el pasillo y dejarlo, me sostiene fuerte de la cintura.

—No puedo permitirte faltar a clases James, no por mí, no soy partidaria a que la gente pierda clases y tú no eres la excepción.

Se encoje de hombros sin importancia.

—Bien ¿Entonces te vas a perder los cuarenta minutos que tenemos extras? –se lleva los dedos a las solapas de su camisa y en una inmensa tentación deja ver su cuello al descubierto.

Carajo, no, no...Felicity resiste, eres más fuerte ¡Ay por dios! Al demonio ¿A quien engaño? Mi deseo por él es mas fuerte que yo, ni aunque lo intente lo voy a poder vencer. Me aferro a mi abdomen con las manos, niego y hago que me suelte, me aprieto los dientes hasta hacerlos rechinar.

—Vete a clases, James Hawkins –mascullo.

Me voy caminando a zancadas por el pasillo, escucho las risotadas de James a lo lejos, primera vez que logro hacer algo bien, no iba a permitir que intentara mandar al demonio su carrera por mí o más bien por un momento de locura, ya habrá tiempo suficiente para eso. Llego a la puerta del departamento, cuando abro, el teléfono esta sonando por toda la habitación, rápidamente dejo mi mochila en el piso y corro a tomarlo.

Contesto lo más rápido que puedo sin ver el número.

—¿Hola?

—¿Felicity? Hola cariño, es mamá.

Sonrió, hace tiempo que no escuchaba a Danielle, necesitaba hablar con ella un largo tiempo y que mejor que mis dos horas extras antes del trabajo.

—Hola mamá ¿Qué tal todo?

—Excelente, Sam y yo nos estamos dando unas vacaciones fuera de Chicago.

—¿A sí? ¿A dónde?

—Tenemos pensando tomar esta noche un vuelo a las vegas, pero no importa mucho cariño, hable para saber de ti, cuéntame. ¿Qué tal la universidad?

Me quedo unos segundos muda, si tan solo supieras mamá, las cosas que han pasado y que pasarán. Doy un suspiro largo.

—Estupendo, Beth y yo la pasamos increíble, no pude haber tomado otra mejor elección.

—Eso me alegra escucharlo Felicity pero te notó algo diferente ¿Te enfermaste?

Vacilo otra vez.

—No, estoy perfecta ¿A que te refieres con diferente?

—Bueno a que ya no eres mi niña tímida que se conformaba con lo que sea para hacerme sentir bien, a pesar de estar a kilómetros de ti he notado en las ocasiones que hablamos muy diferente ¿Se debe a una cosa? Porque si es así, dímelo.

—Mamá...No es nada. –pongo los ojos en blanco, aquí va otra vez.

—Soy tu madre Felicity Hunter, tengo derecho a saberlo –se detiene y su voz sube de tono -¡Ya lo sé! Debe ser un muchacho, claro que lo es ¡Felicity! ¿Por qué no me los has dicho?

—¿Qué? –escupo -¿De que hablas cual muchacho? No tengo nada que ocultarte, es solo un amigo.

—¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene? Dímelo si no quieres que se lo diga a tu padre.

Perfecto, esta usando su mejor arma, sabe cuánto odio que le cuente mi vida amorosa a John así que será mejor contárselo antes de que la haga enojar.

—Tiene veinticinco años, se llama James Hawkins y estudia artes plásticas en la universidad ¿Algo más que quieres saber?

Sé que me esta haciendo muecas.

—Es demasiado grande para ti Felicity, muy grande.

—¡Eso no es cierto! En dos meses cumpliré veintidós.

—Y él tal vez veintiséis, eres una niña para él Felicity, te lo digo como tu madre. ¿Te has estado acostando con él?

El teléfono se me resbala de la mano, trato de que no se estrelle en el piso asi que lo tomo firme, estás preguntas siempre me tienen que pasar a mí y lo peor con mi madre.

Me muerdo la lengua.

—No mamá ¿Me crees capaz?

—Yo no lo sé, no estoy cerca de ti para vigilarte, pero te lo pregunto por como lo defiendes, no te embaraces a esta edad, no te conviene y si piensas estar en un contacto con él solo piensa en mí, cuídate y dile que tome protección, porque después te echara la culpa de un embarazo no deseado cuando en realidad es él quien te obliga ¿Lo entiendes?

Tengo los labios pálidos, necesito sacarme las imágenes de la cabeza, tengo ganas de vomitar.

—Mamá...Creo que con eso es suficiente para asustarme. ¿Podemos cambiar de tema?

—Solo te diré una cosa, toma tus precauciones, pero si quieres cambiar de tema entonces hablemos de otra cosa. A propósito ¿Supiste lo de Rose y John? Me acabo de enterar, tú padre y sus noticias atrasadas –bufa -¿Te lo dijo?

Me siento mejor cuando habla de otra cosa y precisamente de lo de John y Rose.

—Sí, hace unas semanas, me dieron ganas de llorar. ¿Crees que se casen?

—Estoy segura de que Rose te llamará para alguna noticia, pero si es así no faltare a la boda, estoy segura de que te pedirá ser su dama de honor, te tiene mucho afecto.

—Lo sé, también la quiero, es una gran mujer, por lo que veo siempre ha deseado ser madre y me siento feliz por ambos.

—Eres una dulzura Felicity, estoy orgullosa de que seas mi hija –se que sonríe –Te quiero mucho.

—Yo también mamá, te extraño, quiero estar contigo.

—Oh Felicity, tu me harás llorar ahora, pero piénsalo de este modo cariño, todo es para que estés bien, claro sin olvidarte de tus padres.

Río.

—Se que ustedes solo buscan lo mejor para mí y lo entiendo. Gracias.

—No agradezcas Felicity, te lo mereces –hace una pausa, alguien esta hablándole, reconozco la voz de Sam –Oh, Sam dice hola como siempre.

Río más fuerte, Sam es igual de adorable que Danielle.

—Dile que cómo va el negocio.

Escucho que Sam le contesta algo entre risas.

—Dice que genial pero que no es lo mismo sin ti, eras la única que lo mantenía despierto ¿Te acuerdas? Cuando te desvelabas leyendo tus novelas, creo que te lo agradece.

No puedo dejar de reír, aun recuerdo aquellos días en donde yo mantenía mi lámpara de noche encendida, iluminaba todo el pasillo hasta su habitación así que cuando necesitaba levantarse temprano solo necesitaba pegar un ojo al pasillo para mantenerse listo, era muy gracioso.

—Dile que también lo extraño, algún día me pasaré por Chicago, lo prometo.

—No te apresures Felicity, tal vez nosotros vayamos a visitarte –se que lo dice porque no quiere que pierda momentos en la universidad.

Suspiro.

—Claro mamá, algún día tendrás que venir a inspeccionarme –pongo los ojos en blanco.

—A ti y a tu nuevo muchacho, bueno a tú hombre –murmura con los dientes apretados la última frase.

—¡Mamá! No es mi hombre ¡Ya basta!

—¿Entonces como se le puede llamar a un hombre de veinticinco años Felicity? No es un niño, y quiero que me mantengas al tanto de las cosas que suceden entre tú y él.

Quiero golpear el teléfono sobre la pared pero eso solo la alarmaría, cuento hasta diez para retomar la cordura.

—Llámalo como quieras, lo que menos deberías de hacer es meterte en mi vida amorosa, ya soy mayor de edad, mucho mayor. –mascullo.

—Tienes toda la razón, no debería y lo sé porque ya no eres una niña pero creo que como tú madre tengo derecho de advertirte sobre las consecuencias de sexo indebido Felicity, eso no puedes impedírmelo.

—Mamá, se leer y muy bien así que puedo enterarme por mi misma sobre las consecuencias, sabes tengo que irme o llegaré tarde al trabajo. Te llamaré luego, nos vemos.

—Adiós, Felicity–murmura en voz baja –Sabes que no puedo evitar ser tú mamá obsesiva por tu cuidado, si te molesta prometo cambiar.

—No mamá, no digas eso, me gusta tu faceta de mamá compulsiva por mi cuidado –río –Te quiero, siempre.

—Yo también, te quiero mucho. Adiós. –cuelga.

—Adiós.

Tomo una ducha rápida, velozmente me seco el cabello, meto mi uniforme en la mochila y corro a la cocina para tomar una paquete de pan de arándano y un jugo de naranja, como no tendré tiempo de comprar nada para mi tiempo de descanso es mejor que lleve mi propia comida, salgo a toda velocidad del departamento y tomo un taxi, tengo el dinero exacto para pagarle al chofer, me deja en frente de la cafetería y entro por la puerta de atrás, la de emergencia, Ted esta en la cocina, me da las buenas tardes como siempre.

Veo que todo vuelve a la normalidad, Lena vuelve a la caja registradora y la idea me alegra, verla coquetear con los clientes es bastante molesto, ahora lo hará detrás de una caja, Christina me saluda al igual que Liam un de nuestros compañeros, preparo un café americano cuando los escucho hablar sobre un paseo que tendrán en un centro comercial al parecer verán una película.

—¿Nos vamos después del trabajo Christina?

Veo como asiente, emocionada.

—Claro Liam, te esperaré.

Liam se va con un pedido y nos deja a ella y a mí solas, veo que ella esta emocionada por Liam, se que le gusta desde que ella comenzó a trabajar en este lugar y la verdad se le puede notar hasta en los poros, es una chica reservada que sabe guardar bien sus sentimientos. Me acerco preparando el café.

—¿Te gusta mucho, cierto?

—Sí, no sabes cuánto y la idea de que me invite a salir es como el sueño de mi vida –sus ojos cafés le brillan debajo de sus pestañas rizadas.

—Eso me alegra, hacen una linda pareja.

—¿Lo crees?

—Por supuesto, creo que con un poco de paciencia y esfuerzo, resultara una buena relación.

—¡Eso espero! –da saltitos cruzando los dedos.

Nos vamos juntas al área de mesas, yo entro el pedido y ella el suyo, nos vamos a preparar más cafés para los clientes mientras platicamos sobre chicos, no es una conversación vergonzosa es solo sobre el físico y los sentimientos, algo de lo que yo no estoy muy bien informada, no nuca he tenido novio y nuca he estado con un hombre, la verdad no sabría que hacer si tuviera que ponerme en una situación intimidante, no me comunico muy bien con ellos, no concordamos, soy una chica que disfruta de lo clásico, no lo moderno así que en estos tiempos yo quedo obsoleta, aunque con James es diferente, no parece ser igual ni tampoco tiene la intención de parecerlo, tiene un estilo suburbano excitante y perfecto para mi gusto, es el chico que no sobrepasaba los límites de exageración en mi lista de cualidades para un hombre y no creo poder encontrar a otra persona como él jamás.

Mi tiempo de descanso se pasa rápido, me como el pan de arándano y me bebo mi jugo fresco de naranja, vuelvo al trabajo recargada de energía, las vueltas de mesa en mesa me hacen sentir mucho más despierta, corro y de vez en cuando hay momentos en el que creo que tropezare al piso con tantos cafés y galletas horneadas sobre la bandeja que sostengo con las manos y que llevo casi a la velocidad de la luz. Cuando mi turno termina al fin, me despido de mi jefe y de Christina, salgo por la puerta principal y mi alma revolotea sobre mi pecho cuando lo veo, dios, parece como si el sol estuviera iluminando mi cara totalmente emocionada.

Esta recargado sobre un Mercedes Benz convertible estilo deportivo muy moderno color negro, largo, lujoso que realmente le sienta bien a su estilo, es un hermoso auto para un indiscutible perfecto conductor. Me acerco corriendo y caigo sobre sus brazo que me aprietan fuertemente sobre su cuerpo, me saluda con un beso en la frente y otro en los labios, me inclino para olerle su abrigo de algodón, huele a él, a su perfecto y embriagador aroma que me vuelve loca, que me hace caer tendida sobre sus pies y sus más salvajes instintos, que va ¿Qué otra cosa no me enloquece de él? Todo, incluso su auto es precioso.

Me quita la cara que tengo sobre el rostro y me contempla, ve que me detengo a mirar el auto y sonríe.

—Creo que nunca tuviste la oportunidad de conocer mi auto, así que aquí lo tienes, un genial Mercedes Benz deportivo y convertible año 2010 en negro, fue un regalo de mi familia por mi graduación de la preparatoria, yo diría que es demasiado pero creo no me haría mal utilizarlo unas cuantas semanas. ¿Qué dices?

Deslizo la mano sobre los asientos de cuero, me gustaría volar sobre esta belleza, lo miro emocionada, sabe a lo que me refiero y me abre la puerta del copiloto, entro y me siento como si estuviera a punto de ir hacia la luna, este viaje con James va a hacer uno de los más increíbles de mi vida.

Pasa el brazo sobre mi asiento y me mira con una sonrisa ancha.

—¿Una vuelta te apetece primero?

Me muerdo los labios y asiento.

—Hazlo volar –le digo.

Enciende el auto y arranca el cabello me cae sobre el rostro y mi espalda hasta aferrada sobre el respaldo del asiento, santo dios esta cosa si que vuela, puedo ver que todo pasa ante mis ojos como una ráfaga de imágenes borrosas, es increíble, apenas puedo notar la gente que esta sobre la acera, veo los rascacielos a lo alto y levanto mi cabeza para disfrutar del aire que sopla fuerte sobre nosotros, quiero levantarme, tocar el cielo hasta su punto límite, es fabuloso, excitante y lleno de adrenalina, es una de las cosas que disfruto tanto junto a James, veo como nos dirigimos a una carretera aun asi nada lejos de la cuidad, podemos estar más tranquilos de que aquí no hay muchos espectadores, veo como sube la velocidad a cien y luego a ciento veinte ¡Si vamos! Quiero sentirme libre, quiero derretirme con el aire que me envuelve por completo.

Me levanto del asiento, alzo mis brazos y me sostengo del parabrisas, veo la carretera y me inclino ¡Sí! esto es lo que busco, descargar mi adrenalina al menos en su auto, grito con fuerza, James ríe con ánimo.

—¡Esto es grandioso! ¡Me encanta! –grito sobre el ruido del motor, el aire me entra por toda la boca, apenas puedo ver.

Cierro los ojos, siento como mi piel se restira pero no duele, es una gran terapia, de repente James enciende el estero, nuestro trayecto se llena de potencia cuando retumba en las bocinas de alta potencia Mr. Brightside de The Killers.

Me vuelvo para verlo, me tiene en su mirada, le sonrió y sigo levantada sintiendo el viento a mi favor, me doy cuenta que gira hacia la derecha para entrar a las calles de la cuidad, veo los taxis, los autos y personas a lo lejos, así que me veo obligada a tomar mi asiento otra vez, James baja el volumen de la música y seguimos nuestro trayecto al parque, no esta lejos asi que no nos tardaremos en llegar, aprovecho el tiempo para disfrutar de su belleza, lo examino, esta atento mirando hacia el frente, sostiene una sonrisa imperceptible en el rostro y se que esta dándose cuenta que lo veo sin que se de cuenta.

Doy un saltito en mi asiento cuando se gira de improviso y me cacha ¿Cómo lo hace?

—¿Te he asustado?

Me llevo la mano al pecho, mi corazón vibra peor que mi cabeza así que la respuesta es más que obvia.

—Si –respondo sin aliento –Algo.

Sostiene su sonrisa y se estaciona a unas cuantos metros del parque, apaga el auto y se baja para abrirme la puerta, bajo y me tiende su mano, la tomo y juntos caminamos hacia donde esta el grupo de gente, veo que es una gran feria, amplia y con muchos juegos, no habrá forma que nos aburramos aunque si no nos complace estar aquí podremos volver a la gran atracción que tiene su auto. Caminamos sin decir nada, veo la gente pasar con algodones de azúcar, manzanas bañadas en caramelo, palomitas y globos de todos colores, peluches, concursos y niños corriendo, me gusta estar en un lugar, disfruto mucho de las ferias, será porque no hay forma de sentirse tan mal aquí. James y yo compramos manzanas, nos entretenemos jugando a dispararle a los patos, nos subimos a unas lanchas y vemos la cuidad en telescopios, vemos la puesta de sol en una banca con los colores brillantes de la montaña rusa y los gritos lejanos de la gente, las risas y la música de las maquinitas que dan un estilo carnaval a la feria.

Disfruto de un algodón de azúcar y de su compañía, recuesto mi cabeza sobre su hombro y esperamos a que el sol se torne rojo intenso.

—Es realmente hermoso James, gracias por darme este gran día.

—No tienes nada que agradecer Felicity, es mi única misión desde ahora en adelante, quiero hacerte lo más feliz posible –me acaricia la mejilla, se pone derecho y acuna mi rostro en sus manos suaves para darme un largo y dulce beso.

Esperamos a la puesta de sol y volvemos a la feria, nos detenemos en juego de encestar balones, James y yo somos contrincantes en el juego, tenemos solo cuatro oportunidades, yo solo logro encestar dos pero James tiene la fortuna de ganarlos todos, de premio recibe una cámara instantánea nueva color negra, nos emocionamos al verla, no recuerdo que las fabricaran, es hermosa e indiscutiblemente clásica.

—Es fascinante, estupenda –admito maravillada, mirando la cámara.

James me observa y entonces me la entrega, rápidamente niego y se la devuelvo.

—Recíbela Felicity, quiero que sea tuya.

Niego otra vez y me resisto.

—No James, es tuya, por favor no me la des a mí, no me sentiría bien –hago un mohín.

—Se cuanto te gustan las cosas clásicas, en serio, recíbela.

—James –espeto con los ojos cerrados.

Escucho que suspira, sonrió en victoria y lo miro, tiene la cámara sobre el rostro y me doy cuenta que me quiere tomar una foto, recibo el flash sobre la cara y parpadeo, en seguida sale mi foto de una abertura, esperamos a que se seque y yo soy con mi sonrisa triunfante. James se rié y la guarda en el bolsillo de su abrigo.

—Esta es mía.

Le arrebato la cámara, se queda serio y se que eso es una táctica para que no le tome la foto, pero se como sacarle una sonrisa.

—Tal vez te sirva para tus próximas pinturas y también puede que te sirva de inspiración, eso fue lo que me dijo Harry. –añado con cara burlona

Se resiste pero aun así sonríe a medias, se muerde el labio y entonces aprieto el botón, el flash relumbra y la foto de James sale, la tomo con cuidado y espero a que seque, esta James con una sonrisita y mordiéndose ligeramente los labios, mirando hacia la cámara, sus ojos verdes brillan a causa del flash, su rostro se ve iluminado al igual que su cabello cobrizo.

La guardo dentro de mi bolso de mano y le saco la lengua.

—Esta también es mía.

Reímos juntos y caminamos por entre la gente, compramos más manzanas y miramos a nuestro alrededor, de vez en cuando lo miro de reojo eso si no esta observándome, luce tan bien con ese abrigo y el cabello desarreglado, por dios, cuanto me muero por enredar mis dedos a esos cabellos que lucen tan sedosos, de repente sus celular vibra y mi mágica fantasía se desvanece cuando escucho que habla con alguien.

Bajo la mirada, me quedo muda cuando menciona la palabra "mamá" al teléfono. Pego un jadeo.

—Siento no haberte llamado, pero estoy en la feria, llamaré a Peter para decirle que Joan piensa venir a Nueva york en unas semanas –da una pausa –Si, traerá a Ethan, después de su luna de miel decidieron darnos la sorpresa de que al fin regresaran.

¡Oh! Joan es su hermana y por lo que se ahora en estos momentos ella ya se ha casado, vaya entonces su luna de miel debió haber sido muy lejos, si de por si ella estudiaba en Praga su luna de miel debió haber sido en Rusia o algo parecido, espero a que hable con su mamá, se oye tan feliz que no me resisto a contemplarlo, tiene una sonrisa grande y bromea, al fin se despide de ella con un "te quiero mamá" y cuelga.

Me como la manzana como si no hubiera estado escuchando su conversación, me mira y me dedica la misma sonrisa de hace un momento.

—¿Joan es tu hermana mayor? –le pregunto.

Asiente.

—Así es, se caso apenas hace un mes, no pudo tener su luna de miel por la escuela pero ahora que esta de vacaciones decidió irse unos días a Tokio.

Vaya, Tokio ¿Quién se va de luna de miel a Tokio? Eso es una locura, me parece algo muy costoso, pero bueno por lo que se a los Hawkins no les va mal, eso me ha dicho Beth.

Sigo preguntándole respecto a su familia.

—Entonces supongo que tú eres el hermano del medio y Emily es la pequeña ¿Cuántos años tienen de diferencia entre los tres?

—Bueno Emily tiene veintitrés, Joan treinta y dos y yo veinticinco, pero Joan quiso conseguir una maestría así que decidió seguir estudiando, tiene suerte de que ya se haya graduado, no se que sería de Ethan –se carcajea.

—¿Qué dicen tus padres de que hayas estudiado artes y no medicina o arquitectura como Joan? ¿Hubo un desacuerdo?

Se que la pregunta puede ser algo intima pero mi curiosidad me araña el control de mantenerme callada, se ríe tranquilo y se encoje de hombros.

—No, ellos en verdad entendieron lo que yo deseaba estudiar, aunque Peter haya estudiado administrador de empresas y que ahora sea gerente general de una gran compañía o como mi madre que estudio Odontología pero decidió viajar por el mundo y coleccionar antigüedades, ellos respetan lo que amo y lo que yo quiero hacer y admiro que no me hayan prohibido nada.

—Bueno eso es cierto, tu padre te hubiera obligado a estudiar algo diferente pero no lo hizo, eso significa que te quiere demasiado.

Da una sonrisa tímida y me mira a los ojos, el corazón se me detiene a media mordida que le doy a la manzana.

—Peter es mi padrastro, mi verdadero padre murió, supongo que no me obligo a nada porque no quiere quedar mal conmigo.

Me ruborizo de inmediato ¡Eres realmente inapropiada Felicity! Demonios, sí debí haberme mantenido callada cuando supe que era necesario, desvió la mirada, las manos comienzan a sudarme.

—Lo siento –mi voz apenas es audible.

Cabecea y me toma de la mano.

—Paso hace diez años, yo veo a Peter como una persona fuerte y que de verdad nos tiene afecto y admiración, realmente nos ama, bueno porque realmente nos cuido cuando éramos unos niños y lo vi como mi ejemplo, solo hasta los diecisiete cuando decidí ser pintor, mi verdadero padre es quien me inculco la belleza plasmada sobre pintura y yo me enamore.

—¿Por él estudias artes?

—Sí.

—¿Y lo extrañas?

Se encoje de hombros.

—Dirás que soy un insensible pero no, mi padre antes de morir me dijo que el tiempo en la tierra es mucho más corto que en el cielo donde el tiempo es más grande, un minuto aquí es un siglo allá arriba así que me dijo que no estuviera triste ni que tampoco lo llorara por el resto de mi vida porque algún día cuando menos lo esperará me encontraría con él y el tiempo ya no sería un obstáculo.

—Eso es hermoso James, tú padre era una persona bastante sensata, supongo que lo amaste demasiado.

Sus ojos ligeramente relumbra y su voz se vuelve más lenta.

—Él sabe que las cosas que hago son porque me las ha enseñado, así que fue mi mejor maestro, nadie lo remplazara.

La próxima pregunta puede que sea de nuevo bastante íntima y quizá pueda afligirlo un poco, pero la necesidad de saber todo sobre James es como querer explorar un libro cada vez más, me preparo, lo miro a la cara y espero su reacción.

—¿De que murió?

Se aprieta los labios y baja la mirada, su cuerpo se tensa y lo se porque siento la fricción endurecida de su pecho, abre la boca y toma una bocanada de aire.

—Tenía cáncer –susurra, su voz es monótona. Suelta un suspiro pesado.

Oculto mi vergüenza e imprudencia mordiendo la manzana, esta vez no tengo valor para mirarlo, ni siquiera para decirle otra cosa.

—Oh –es lo único que digo. –Debió...

—Sí –dice de repente con voz más firme –Fue algo difícil, estar más tiempo en el hospital que en casa es una de las situaciones más difíciles por los que una persona que vive con una persona enferma puede pasar, mi familia lo supero bien pero Emily y mi madre fueron las que tardaron más en procesarlo todo.

Se lo pequeña y sensible que es Emily así que entiendo perfecto cuanto debió haberle dolido perder a su padre, no me imagino el destroce que sintió y la depresión por la cual paso. Lo miro, esta algo serio pero tranquilo, su cambio de humor es tan aceptable porque fui yo quien lo ha hecho recordar lo más duro de su vida.

—No debe ser fácil perder a tú padre, yo moriría si a John le pasa algo, mi madre se caso de nuevo y yo veo a Sam como a un hombre común solo que lo respeto, quiere a mi madre y ella lo ama, la verdad puede que para algunos sea lo más genial del mundo pero tener dos padres y dos madres no es nada sencillo ni lo convierte todo más fácil. –resoplo. –No es como tener varias opciones porque no es así, no es lo mismo y no lo será si pierdo a algunos de los dos.

Me da un apretón en la mano, cuando lo veo sonreír parece que algo en lo más profundo de mi cuerpo se alegra, el ánimo vuelve a recobrarse en mi interior, es maravilloso siempre verlo sonreír y más en situaciones que nos dejan mucho en que pensar.

—Eres más fuerte de lo que pensé, la vida no es fácil ni cuando crees tener dos opciones y eso lo he aprendido gracias a ti.

Siento mi cara arder, la garganta se me encoje cuando intento tragar saliva, me ahoga completamente cuando me mira tan fuerte que es difícil distraerse, trato de reír y me aferro mordiéndome el labio.

—Nada es fácil en la vida y tengo suerte de saber lo costoso que es ganarse algo cuando lo quieres, mis padres siempre tratan de darme lo mejor porque si no fuera así, no estuviera aquí.

Asiente con ganas y entonces me pasa el brazo por la cintura y jala hacia su costado, me aprieta con dulzura.

—Ni tampoco hubieras caído de suerte por la biblioteca, ni tampoco hubieras chocado conmigo, te confieso que mi padre decía que las cosas suelen suceder por algo y la verdad es que yo no creo en la coincidencia, solo creo en la fuerza que lleva consigo el destino, la fuerza de la atracción y es lo único en lo que me puedo basar para pensar que eso te trajo a mí. –se detiene para levantar mi barbilla y darme un beso sobre la frente, aprieta duro sus labios hasta dejarlos marcados.

El corazón me bombardea demasiado fuerte que las costillas me aprietan contra el pecho y siento una presión inmensa en la garganta, tengo ganas de llorar cuando lo escucho decir eso, es hermoso, tanto que nadie me ha hecho llorar con sus palabras, me ha hecho reflexionar más que un momento de pensamientos en mitad de la madrugada, me pongo derecha para contemplarlo a los ojos, brillan con calidez y yo me aferro a ellos olvidándome de la gente presente, del ruido, del tiempo inclusive de mí porque todo se vuelve James, me acerco a su rostro y le planto un beso, me lo regresa con suavidad pero se mantiene porque la gente pasa a un lado de nosotros, nos damos cuenta que estorbamos en medio del camino.

Rápidamente nos alejamos y seguimos caminando, termino por comerme el caramelo del palito en donde antes estaba una grande y deliciosa manzana, tengo más deseo de preguntarle sobre su vida pero me sostengo, no quiero terminar por incomodarlo.

Lo miro fulminantemente, lo pillo mirándome. Me ruborizo.

—Hum...—casi me atraganto con el palito de madera.

Sonríe y se cohíbe una risa.

—¿Puedo preguntarte yo esta vez?

Se a lo que se refiere, alzo una ceja, se aburría de mi vida, no es nada interesante, además de haber vivido en dos lugares diferentes y mi intento de abuso. Asiento.

—Adelante, solo te advierto proximidad de aburrimiento –añado.

—Felicity –me reprende con una mueca –No hay vida aburrida ni gente aburrida, eso se debe a destinos diferentes y personalidades autenticas, así que dejándote bien dada la explicación te hare preguntas sobre ti. ¿Dónde has vivido más tiempo, en Fresno o en Chicago?

Esa es fácil, pienso en el tiempo con John y luego con Danielle.

—En Chicago, después del divorcio con mis padres mi madre decidió llevarme con ella a su nueva casa y su nuevo matrimonio y la verdad se lo agradecí, después de lo que viví yo solo quería intentar olvidarlo todo –mi voz se vuelve mortecina –Mamá y Sam me estaban dando una terapia increíble sin que ellos mismos se dieran cuenta, verlos felices, amándose y apoyándome fue lo que me dio fuerzas, mi madre es liberal, le gusta estar de buen humor, siempre pensé que me contagiaría de su optimismo pero solo me llene de dudas ¿Algún día podré ser tan feliz como ella y a su edad? Lo único que quiero evitar es ser una persona amargada e infeliz, eso es todo.

—¿Y estudiar leyes te vuelve infeliz? –me indaga la mirada.

—No, no en sí infeliz, es solo que no es algo que me llene por completo, hago feliz a mis padres e intento hacerme feliz a mi misma pero siento que necesito llenarme de vida, tener algo que pueda darme una chispa de esperanza, no quiero morir sin explotarlo todo, se que suena prepotente pero es la verdad, esa chispa de vida apenas esta llegando y quiero mantenerla conmigo, no quiero que se vaya.

—Y no se irá,, Felicity –me afirma con tono agradable –No eres la única que se siente así en estos momentos, ansiamos que nuestras vidas tengan sentido y que mejor que dos personas que buscan la aventura.

Sonrió.

—Al diablo la vida normal, quiero una vida llena de acción –respondo entre risas.

Asiente entre risas también y me da un fugaz beso, mira su reloj y alza las cejas.

—Comenzaremos llevándote a casa en Wild.

—¿Wild? –frunzo el ceño.

—Es el auto, Emily lo bautizo, dice que no tener un nombre para el auto es de mala suerte, es una estupidez pero termine por aceptarlo. Creo que  era consciente de que era un auto muy potente.

Es más que cierto, lo comprobé esta tarde cuando íbamos a toda velocidad por la carretera, fue una de las sensaciones más intensas de mi vida, lo volvería a intentar por tan solo revivirlo todo de nuevo, me río y juntos vamos de regreso al auto.

—No pudo haber escogido un nombre mejor –confieso.

James conduce hacia el departamento, en todo camino que nos lleva no puedo evitar levantar los brazos, sentir el aire recorrer mis dedos, creo que esto es lo que realmente busco después de todo, busco algo de sentido en mi vida, acción, emoción, desde un principio viví engañada yo misma, estar en ordenes de mis padres al punto de hacerlos elegir lo que yo voy a hacer es más que una muestra de debilidad y eso esta mal, soy una persona mayor, mucho mayor, soy una mujer libre y estoy enamorada, aun así tengo que encontrar emoción en mi vida y se que con James habrá una chispa que me hará encontrarlo todo.

Deja el auto en el estacionamiento, caminamos juntos por el sendero de la entrada, toma mi mano y me mira, a través de la espesa oscuridad puedo encontrar el brillo de sus ojos llamándome, si tan solo pudiera quedarse conmigo esta noche sería perfecto, nos detenemos en la puerta, nos miramos una vez más y entonces comienza a jugar con mis dedos.

Lo contemplo, verlo divertirse me satisface mucho.

—¿Cuándo me llevaras a conocer tu hogar? –le pregunto de repente.

Alza ambas cejas, su rostro reaparece más divertido aun.

—¿Te refieres a conocer a mis padres?

Me ruborizo, no se si este lista para conocer a sus padres, me siento aun tan débil y cobarde para hacerme frente a las personas más importantes de su vida. Me muerdo los labios, tengo que volver a hablar, dios, creí que lo tomaría como una simple broma.

—No me refería exactamente a eso –trago saliva –Me refiero a que me lleves a conocer tus obras de arte, tus pinturas, quiero verlas.

Se carcajea y veo que sus mejillas se tornan rosadas, oh, ¿Acaso lo he avergonzado? Quiero morder esas mejillas, quiero probar su suavidad.

—Veo que Harry te lo ha dicho todo –maldice a Harry en voz baja —¿Qué te dijo exactamente?

—Bueno me dijo que la mayoría de tus pinturas se han tratado de mí desde que me conociste y creo que desde ese entonces me intereso mucho ver de que se trataba ¿Te molesta que me lo haya dicho?

—¡Sí! Se supone que era una sorpresa, le dije que no te lo dijera, pero el maldito me engaño –se aprieta los labios.

Entrecierro los ojos.

—¿Sorpresa? No entiendo, explícame.

—Yo tenía la intención de llevarte a mi departamento a ver las pinturas terminadas como un regalo de cumpleaños, se que se acerca cada vez más y ahora se acaba de arruinar por culpa de Harry Lewis –gruñe.

—Yo pensé que no deseabas mostrármelas –susurro.

Me acaricia la mejilla con una mano, me sonríe con fuerza y me da un beso sobre la frente.

—Es por ti quien he comenzando a pintar de nuevo ¿Cómo no iba a pensar mostrarte lo que tú misma has hecho? El crédito es tuyo también.

Ahora soy yo quien me carcajeo, sigo pensando que mi simple apariencia haya causado furor para hacer obras de arte, siento que perderé la cabeza tratando de entenderlo todo, es una verdadera locura. Me tiene otra vez atrapada en su inmensa burbuja de deseo, ahora me mantiene aferrada de la cintura con una mano, me acerca lentamente hacia su cuerpo, jadeo cuando caigo instantáneamente sobre su pecho, las caderas me vibran pero trato de disimularlo riéndome bien fuerte.

—Tengo que entrar, no tardará en llegar Beth –miro mi reloj de mano, debe estar en camino ya.

Me sigue sosteniendo aun, sonríe de oreja a oreja cuando trato de zafarme, le echo un vistazo a su rostro lleno de júbilo y entonces me levanto de puntitas para plantarle un beso, aferro mis labios a los suyos, me encierra en sus brazos y yo lo abrazo, el cuerpo se me sacude en fuego cuando siento penetrar mi lengua dentro de mi boca ¡Santo mío! Tengo que decir que se siente tan bien, mi boca se abre más en reflejo y me saboreo sus labios, mis manos bajan hacia su pecho, de ahí hasta su costado y luego a su abdomen, me detengo justo en la cadera, las dejo a ambos lados y lo jalo más hacia mi parte, mi alma se revolotea por cada rincón de mi cuerpo ardiente, James jadea, bajo mis manos que van recorriendo sus muslos, están torneados, ejercitados, cuanto quisiera que hiciera conmigo lo que fuese con esas piernas, regreso hacia su abdomen donde acaricio sin parar, una de mis manos vuelven a descender hasta rozar con su ¡Madre santa! Logro hacer un ligero contacto con su erección, mi corazón grita junto con mis deseos, mi mano tiembla cuando intento detenerla, no, ni se te ocurra Felicity, no ahora.

Rápidamente trato de alejarme pero no puedo, mis labios se enroscan en los suyos y sus manos me acarician con desenfrenado impulso las caderas, gimo, lo único que puedo pensar es en que quiero arrástralo hacia mi habitación ya.

—James...James, espera –apenas soy capaz de hablar, me mantiene impune.

Sus labios se vuelven menos abrasivos, doy gracias al cielo cuando aleja su rostro, veo que sus labios están hinchados y sus ojos débilmente dilatados, se que se esta conteniendo para dejarme hablar, no puedo evitar mirar hacia su notable erección, no se pero lo que acaba de pasar me ha hecho sentir bastante viva, emocionada, casi como si estuviera de nuevo en el auto, haciendo recorrer todo por mis venas y dejándome en la perdición, fue tan emocionante y tengo ganas de volver a hacerlo, quiero inyectarme más de James, no quiero que termine.

—¿Qué sucede? –me pregunta entre jadeos.

—Beth esta a punto de llegar, tengo que entrar. Nos vemos mañana –torpemente saco mis llaves de la bolsa, y abro la puerta.

Veo que aun esta parado y entonces me despido de mano.

—¿Podrás acompañarme al museo este fin de semana?

—Claro, me gustara ir al museo.

Me sonríe de esa forma que me hace estallar en orgasmos, se despide y asiente.

—Te llamaré para recogerte, Wild como yo estamos ansiosos.

Le sonrió también.

—Descansa, James.

Se muerde el labio.

—Lo intentaré.

Cierro la puerta y corro a mi habitación, me hecho sobre la cama y saco la foto que tome de James, saco el diario y busco cinta adhesiva para pegarla en la parte de atrás, lo contemplo como si el también pudiera verme, si al menos no puede estar conmigo todas las noches su foto me hará compañía, que buena idea fue tomársela, sonrió y entonces cierro los ojos, me pego la foto a la cara, la huelo y le doy un beso, la deslizo por mi garganta y luego hacia mi pecho donde la aprieto con fuerza, me sacudo sobre la cama imaginándome que me besa los senos y que me acaricia, me muerdo los labios, estoy completamente mojada que mi entrepierna se estremece, retuerzo mis dedos en las sabanas y grito bajito el nombre de James, bajo la foto hacia mi abdomen y luego hacia parte intima donde grito más fuerte, imaginándome a James haciéndome sexo oral me desprende de mis pensamientos.

Mi corazón bombardea duro, alguien toca mi puerta y abro los ojos, me quedo sin aliento y me siento sobre la cama, me doy cuenta que esto sudada y bien húmeda, mi excitación pega fuerte que es imposible hacerlo pasar desapercibido. Me acomodo el cabello y dejo el diario a un lado.

—¿Felicity? ¿Quieres comida china? –es Beth, suerte que aun no ha entrado.

No me gusta la comida china pero decirle que si hará que se vaya más pronto.

—¡Si! en seguida voy.

Escucho que se va y entonces suspiro, me levanto y voy al baño, me miro en el espejo, estoy ruborizada, me palmeo las mejillas para hacerlas recobrar su color normal, me hecho agua en la cara y me cepillo el cabello. James, acabas de hacerme otra de las tuyas y tengo que admitir que fue asombroso, muero por volver a intentarlo.


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