Prólogo
Hace años.
Recuerdas que alguna vez, si no es que siempre. Tus padres te dijeron no hables con personas desconocidas, así como también decían no confíes en alguien al que a penas conociste. ¿Verdad? Desgraciadamente muchas veces nosotros hacemos caso omiso a aquellas advertencias, ¿verdad?
Era un día bastante lluvioso, un joven de cabellos verdes caminaba por la acera de la calle, mientras abrazaba sus libros contra su pecho, venía del colegio, su hermano menor se habia ido adelante. No quiso esperarlo porque estaba con sus amigos y al menor, no le agradaban.
- no deberías acercarte a ellos, llámame paranoico, peronpareciera que se acercan con mala intención a ti, además muchos dicen que le hacen favores a una bruja - indico el.
- mi querido hermanito, siempre tan paranoico - fue lo que susurró mientras caminaba, sintió como una mano paso sobre sus hombros, para después decirle.
- Dégel cariño, ¿por qué tan solo? - le pregunto mientras ambos paraban de caminar.
- Hola Unity, ¿en que puedo ayudarte? - pregunto el joven.
- que directo, no es nada en especial, solo quiero enseñarte algo que Seraphina encontró ven... - le pidió mientras que del brazo comenzó a llevarlo.
- Unity, no puedo, mi mamá me esta esperando en casa, Mystoria ya se adelanto y si yo me retraso me va a matar - aseguró.
- Mystoria y Krest se pueden esperar Dégel, aun eres joven. Tienes que divertirte como los jóvenes de nuestra edad, además... ¿que pensaran en el salón cuando sepan que tú hermano menor tiene más poder que tú sobre tú mamá? - pregunto.
Dégel vio esto de forma sería, ya estaba harto de comentarios así, si bien era cierto que su hermanito Mystoria poseía el mismo carácter fuerte de su padre, no quería decir que el era sumiso ante él como lo era su madre, por lo cual decidido acompaño a su amigo.
Lo llevó a un lugar extraño, una tienda de objetos antiguos, como del siglo 18 y años posteriores a este, curioso vio todo mientras que veía unos estantes de libros, que claramente podía deducir, hablaban de brujería, demonios y cosas así.
- ¡Señora Despena! ¡le e traído uno nuevo! - grito. Dégel no pudo evitar sentir un escalofrío que comenzó a rodearlo, mientras que su instinto le pedía a gritos irse, por lo cual lo intento, pero el otro lo tomo fuertemente del brazo y le dijo - no... tú no te vas a ir de aquí - aseguró, fue entonces que escuchó una voz de mujer.
- ¿tan rápido te quieres ir querido? - preguntó mientras Dégel quedó paralizado.
- Como lo prometí, traje un alma pura para usted mi señora - indicó mientras la mujer se hizo presente, era una mujer anciana, de cabellos castaños y mirada azul profunda, como del mismo océano.
- oh... eres tan lindo... perfecto para mi colección - fue lo que indico mientras el joven asustado lo vio.
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Después de eso, fueron largos meses en los que el desesperado hombre y el joven, buscaron como desesperados a su ser querido, sin embargó jamás lograron dar con él. Mystoria se dio a la tarea de preguntar con aquellos amigos con los que Dégel había acostumbrado a frecuentar. La chica de cabellos plateados, decía no saber nada y la expresión de su rostro así como su mirada, demostraba que realmente parecía decir la verdad.
En cambio el chico, tenia una mirada brillosa cada vez que oía del tema, e invitaba al joven a permitirle acompañarlo en la búsqueda de su hermano mayor, cosa que el jamás permitió.
- esos algo altamente inaceptable - eran las palabras del joven doncel, que siempre se alejaba de aquel tipo, que desde un principio le dio mala espina y algo le decía, que el sabía algo acerca del paradero de su hermano.
Curiosamente, cada vez que pasaba por una pequeña tienda de antigüedades que estaba camino a su casa, podía ver a una linda muñeca de porcela, de cabellos verdes y ojos de un color violeta que la hacían ver hermosa y le recordaban aquel ser querido desaparecido.
- ¿Dónde estas hermano? - fue lo que susurro frente al espejo.
Vio a una mujer joven salir con una sonrisa, al ver que el jovencito veía la muñeca hablo.
- puedo dejarte jugar con ella si quieres, ven conmigo - le pidió ella.
- agradezco mucho su amabilidad señorita, sin embargo, mi mamá siempre me a enseñado a no irme con extraños, la muñeca es linda, tal vez y le diga a mi padre que me acompañe a comprarla - le indico mientras la mujer sonrió.
- con mucho gusto, aquí estaremos esperándote - indico mientras el joven solo asintió, para después seguir con su camino, mientras la mujer sonriendo lo veía - eres el favorito de todos - le susurró a la muñeca mientras lo paso a ver con una sonrisa siniestra.
Continuará...
Tanto me jodian con su Kardia x Dégel, aquí esta su historia Kardia x Dégel con mi autoria.
Un poco tétrica pero bueno, veremos que hacer XD.
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