Deseos del corazón
Las visitas al mundo humano eran cada vez más frecuentes. Gelda siempre me decía que no dejáramos pasar tanto tiempo para ir a ver a Katja, quien con cada día que pasaba iba teniendo algunas complicaciones con su embarazo.
—Llevar en tus entrañas a una mitad demonio no debe ser tan fácil —le dijo Gelda mientras acariciaba su vientre suavemente.
—A decir verdad, he estado en riesgo de aborto en múltiples ocasiones. Mi salud también ha desmejorado un poco, pero las vitaminas que me han recetado me han ayudado bastante, sumado a eso de sus valiosos consejos —afirmó —Estoy intentando mantener la calma, sé que no será nada sencillo criar a una medio demonio. Tal vez me tome toda la vida cuidar de ella y alejarla del foco de atención debido a su naturaleza y sus poderes demoníacos…
—No quiero preocuparte, pero la esperanza de vida de tu hija será mucho mayor a la tuya, aunque un poco menor a la nuestra. Será difícil para ella el tener que despedirse de sus seres queridos. Mientras todos vayan muriendo y envejeciendo, ella estará rebosante de vida y lucirá un aspecto joven por largos siglos.
—Entonces... mientras yo esté en este mundo me dedicaré completamente a ella. Me gustaría que Estarossa algún día regresara y la conociera, no quisiera irme sin que ella supiera sobre su padre...
—No te preocupes por eso, mi hermano debe estar en algún lado. Sólo que... Debe tener sus razones para haberte dejado sola de la noche a la mañana. Él es raro y huraño, sólo tenle paciencia —le dije, mientras bebía un poco de té que ella nos había preparado. Al menos no sabía a mierda como el que hacía Cusack.
—Zel, ella no puede esperarlo por tanto tiempo —dijo Gelda un poco molesta —Debes hacer algo al respecto.
—Lo he intentado todo, pero él ni siquiera responde a mis llamados. Sé que está vivo, es sólo que tiene miedo de Meliodas.
Caí en cuenta de lo que había dicho y guardé silencio de inmediato, mientras ella me miraba queriendo saber más sobre aquello. No quise entrar en detalle sobre ese tema. No estaba seguro si debía contarle sobre él o no. Así que evadí el tema en ese instante y en todos los demás días en que volvimos a verla...
Cuando Stella nació, la salud de Katja se vio bastante terrible. La pobre chica, apenas se había salvado de milagro durante el parto. Había tenido tres infartos en menos de dos horas.
Gelda y yo nos las arreglamos para entrar al sitio donde fue atendida por humanos. Era un sitio con estricta seguridad, claro nosotros nos mezclamos para poder permanecer allí sin problemas. Aunque las personas se nos quedaban viendo demasiado.
—Llamamos mucho la atención, Zel —me dijo Gelda en voz baja.
—Sólo mira nuestras ropas, pareciera que venimos de una fiesta de disfraces —dije entre dientes.
—¡Hey! ¡Excelentes cosplays, amigos! —nos dijo un grupo de chicos con vestimentas blancas.
—Ignóralos, Gelda —me crucé de brazos y vi que ella les sonreía amablemente.
—No hay que ser groseros, sino llamaremos aún más la atención —me dijo.
—Supongo que tienes razón...
Suspiré hondo pensando en las noticias sobre Katja y su hija. Por lo poco que sabía ella se encontraba estable y la pequeña estaba siendo atendida para pronto ser entregada a nosotros, "sus familiares".
Nadie de su familia se había presentado en ese momento, por lo que sabía, Katja había tenido problemas con sus padres luego de haber quedado embarazada de Estarossa. Incluso la habían echado de su casa y nadie la había recibido. Menudo problema le había dado mi estúpido hermano a esa infeliz muchacha. Pero bueno, ahora ella necesitaba de nuestra ayuda y allí estábamos los dos para recibirlas en cuanto salieran.
Luego de aquel bochornoso momento en ese lugar llamado hospital, Gelda y yo las llevamos a su casa. Se trataba de un pequeño departamento donde apenas podía tener lo necesario para vivir con su hija.
La bebé era bastante parecida a Estarossa, incluso su cabello era claro casi como el de él y su piel tenía la misma tonalidad, a excepción de sus ojos, que eran un poco menos oscuros que los nuestros. Quizá ese era el verdadero color de su iris, pero como era pequeña, aún no podía mostrar gran cosa de su poder demoníaco.
Katja y Stella vivieron por largo tiempo en ese pequeño apartamento hasta que su hija cumplió la mayoría de edad y consiguió un trabajo para solventar los gastos de ambas. Para ese entonces Katja había sido diagnosticada con cáncer, por lo que supe, era algo delicado que debía ser tratado de inmediato.
Recuerdo que ella fue perdiendo poco a poco parte de su cabello, ella se veía bastante decaída con el fuerte tratamiento que recibía. Me hizo sentir mal el saber que ella siempre tuvo presente a Estarossa en su memoria. Nunca perdió las esperanzas de verlo de nuevo, pero sus plegarias nunca fueron escuchadas por su Dios, ya que ella ansiaba ver a un demonio.
Katja perdió la vida en un fresco día de otoño. Recuerdo que Stella lloró demasiado, lo suficiente como para haber perdido la cordura y casi incendiar su hogar con su Hell blaze. Fue en ese momento que supe que estaría preparada para irse por un tiempo al purgatorio... Aunque claro, ella volvió al mundo humano un tiempo después de que las heridas de su corazón sanaran. Stella quería llevar una vida normal en su mundo con la esperanza de encontrar a su padre algún día.
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Capítulo sad. Como tengo muchas ideas para este fic, estoy actualizando mientras termino de corregir errores.
Quizá hoy mismo termine de publicar todos los capítulos restantes...
An Airad
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