Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Una última noche +18

Narra Aria

Estaba feliz de tenerlo frente a mí, la hermosa sensación de seguridad regresó a mi cuerpo tan pronto sentí que nuestros cuerpos se unían en un cálido abrazo. El miedo y la tristeza desaparecieron en cuanto escuché que de sus labios salía un hermoso: te amo.

Las horas pasaron sin darnos cuenta y pronto comenzó a oscurecer. Las etrellas resplandecían en lo alto y la brisa del viento era un poco más helada que al principio. No podía creer que al fin estaba con él. Me sentía tan afortunada por ello.

Mi demonio de cabello gris y yo nos habíamos pasado el día entero hablando de lo difíciles que habían sido todos esos días estando separados.

—No sabes cuántas veces desee poder verte otra vez —me dijo Estarossa en un susurro.

—Yo igual —una fría lágrima resbaló por mi mejilla —creí que aquí me quedaría por siempre y que jamás te vería de nuevo.

—Pero ahora estamos juntos y nada ni nadie nos volverá a separar —sus labios se unieron a los míos en un dulce beso, que poco a poco se fue intensificando en cuanto las manos de mi demonio descendieron de mi cintura a mi trasero. Di un respingo temerosa a lo que pudiera pasar, ya que por un instante me vino la imagen de Meliodas a la cabeza, al recordar que podía transformarse en quien quisiera, tenía miedo de que fuera así. Estarossa notó mi cambio enseguida y se detuvo. Me dedicó una sonrisa amable y comprensiva.

—Lo siento, no fue mi intención asustarte —apenado se llevó una mano a la cabeza y revolvió su cabello.

—No te detengas —sonreí, con un ligero rubor en las mejillas deseosa de que ese candente demonio me hiciera suya.

Estarossa asintió al escuchar mis palabras y comenzó a besar mi cuello lentamente, trazando un camino con pequeños besos que pronto descendieron a mis pechos.

Con su ágil mano derecha descubrió uno de mis pechos dando un corto masaje para después apretujarlo y jugar con mi pezón erecto. Miré ruborizada cómo se relamía los labios y cuando menos esperé, su lengua se posó en mi piel, empapándome con su saliva y mordisqueando alrededor de mi pecho.

Cuando menos esperé, mis pechos se encontraban ahora descubiertos y la mirada lasciva de mi mandamiento favorito se topó con la mía.

—Extrañaba sentir la suavidad de tu piel —me dijo hundiendo su rostro en mi pecho —borraré todo rastro de Meliodas en ti —me dio un corto beso y pronto me tomó de la cintura para así sentarme en su regazo. Di un brinco al sentir que mi trasero aplastaba algo muy duro y caliente, a lo que Estarossa soltó una risita —Veo que ya notaste cómo me tienes.

—Pero yo no he hecho gran cosa —dije apenada ocultando mi rostro en su pecho descubierto.

Estarossa acarició mi cabello y yo lo miré a los ojos.

—Veo que estás ansiosa por sentirme, ¿tanto así me deseas? —su mano se había deslizado furtivamente debajo de mi ropa sin darme cuenta. Sus largos dedos comenzaban a frotar mi feminidad delicadamente, mientras que con su otra mano acariciaba mis pechos jugando con ellos moviéndolos de un lado a otro.

Por mi parte, yo trataba de seguir su ritmo y mis manos se posaron en sus fornidos brazos hasta llegar a su amplia espalda, donde le di un fuerte agarre a su gabardina azul en cuanto sentí que uno de sus dedos se introducía en mi interior moviéndolo en ligeros círculos tocando las paredes de mi vagina.

—Ah, ah, ah —se escapó un vergonzoso sonido de mis labios y lo intenté callar hundiéndome en sus fuertes pectorales.

—¡Que linda! —me dijo con una risita e introdujo otro dedo en mi entrada.

—¡Ah! Ya no más —gemí retorciéndome en su regazo sintiendo cómo crecía una fuerte erección debajo de mí.

—Lo siento Aria, pero no puedo calmar mi instinto... Siento un fuerte deseo de poseerte aquí mismo. No planeaba hacerlo, pero ya no puedo más —se puso de pie enseguida para así poder desnudarse, pero lo detuve tan pronto le planté un apasionado beso.

—Mmm —dijo asombrado al sentir que mis manos lo despojan de su gabardina, me separó un instante para tomar aire y sin vacilar puse mi mano en su caliente entrepierna sintiendo la dura masculindad atrapada debajo de su pantalón negro.

—Oh, ¿ahora seré yo el sumiso? —rió Estarossa divertido al verme tomar el mando —esto se pondrá interesante—me dedicó una lasciva sonrisa ladeada y mis manos temblorosas comenzaron a desabrochar su cinturón, el cual dejé caer al suelo. Acto seguido, bajé la cremallera de su pantalón hasta comenzar a quitárselo lentamente y cual fue mi sorpresa al darme cuenta de que debajo de éste no traía nada puesto.

—¿Sorprendida? —sus manos tocaron mi cabeza con una tierna caricia indicándome que continuara.

Tragué saliva y mis manos rodearon el duro y enorme miembro de Estarossa, acerqué mi boca a la punta y comencé a lamer dando pequeñas succiones.

—¡Ah! —logré escuchar un ligero gemido por parte de mi demonio, quien ya se encontraba muy excitado.

Con una mano moví de arriba a abajo su grueso miembro y con otra me dispuse a masajear cuidadosamente sus testículos, apretándolos despacio procurando no lastimarlo.

Las succiones se volvieron cada vez más rápidas y mi boca se fue acostumbrando al monstruoso pene que traía dentro.

—Mmm —dije sacando su masculinidad, mirándolo a los ojos con el fin de verlo rogar por más. Estarossa me observó atentamente y con su enrojecido rostro empapado de lujuria, me dijo que siguiera.

Entonces me abalancé a su cuerpo desnudo, empujándolo contra el suelo cayendo encima de nuestras ropas. Él me miró curioso tratando de adivinar mi próximo moviento y abrió sus ojos en cuanto me senté sobre su enorme erección.

—¡Dime que me deseas! —le ordené entre susurros frotando mi entrada con el largo de su pene a lo que él reaccionó retorciéndose debajo de mí.

—Oh, una chica ruda trata de dominarme —sonrió divertido —pues bien, lo diré entonces. Te deseo Aria —hizo una pausa y una sonrisa maligna comenzó a dibujarse en su rostro y enseguida me tomó de la cintura haciéndome elevar unos centímetros de su cuerpo —Deseo follarte duro y sin compasión.

—¡Ah! —grité en cuanto su monstruoso pene entró de golpe completamente en mi interior.

Estarossa ahora estaba al mando y me ordenaba que moviera mis caderas para que yo sola me penetrara y lo hiciera llegar al orgasmo.

—Procura sacarme mucho semen —me dijo mientras sus manos apretaban mis glúteos —quiero limpiar tu interior de toda la porquería que mi hermano te dejó.

—Ah, ah... Sí... —gemí moviéndome como una profesional.

Las manos de Estarossa comenzaron a moverme a modo de que mis movimientos fueron aumentando la velocidad, provocando que el roce de su piel contra mi clítoris me hiciera tener un orgasmo rápido e intenso.

—¡Ah! Hiciste que terminara pronto —dije y lo miré con recelo, pensando que tal vez se traía algo en mente.

—Entonces es mi turno —Estarossa sacó su miembro de mi interior y enseguida me posicionó en cuatro. Pronto sentí que presionaba su miembro contra mi entrada jugueteando con mis deseos de tenerlo dentro de nuevo.

—¡Mételo de una vez! —rogué e introdujo su monstruosidad de golpe embistiéndome tan fuerte como para que el sonido de nuestra piel chocando lo pudieran escuchar sus hermanos, quienes se encontraban en medio de una interminable batalla.

—No tendré compasión, Aria —dijo y de la nada mi interior comenzó a doler debido a que algo crecía y crecía con cada estocada.

—¡Maldición, me vas a matar, Estarossa! —grité aterrada.

—Cierra la boca, cariño o mis hermanos vendrán hacia acá —dijo y comenzó a ser más rudo con sus embestidas que pronto mis piernas empezaron a temblar al no poder mantenerme de pie ni un instante más —¡Ah! Estás apretándome con fuerza —dijo ya muy excitado —ya casi me vengo —murmuró.

—Ah, que bien porque... Ah... Ya no puedo más —dije y cuando menos esperé, un líquido caliente comenzó a llenar mi vagina logrando que gran cantidad empezara a salir a borbotones de mi interior.

—¡Maldición! —gruñó Estarossa liberando todo su esperma dentro de mi cuerpo tembloroso. Duró unos minutos adentro de mí hasta que su pene dejó de eyacular por completo.

Ambos nos dejamos caer al suelo, agotados después de tanto sexo.

—Estuviste increíble —susurré a su oido y él me sonrió.

—Lo sé, soy el mejor —rió y me recostó encima de su fornido cuerpo.

—Siempre he admirado tus músculos —le dije mientras mis dedos jugueteaban pellizcando uno de sus pezones.

—Me alegra escuchar eso. Mi cuerpo es tuyo —esbozó una sonrisa y me aferré a su cuello llenándole de besos.

—Y yo soy tuya —le dije al oído.

—Aria —su tono de voz cambió repentinamente y lo miré a los ojos enseguida —¿perdiste tu collar? —mis ojos se abrieron de par en par y asustada llevé ambas manos a mi cuello.

—¡Oh no! —dije y lo miré con preocupación —eso es lo único que me puede ayudar a descubrir mi identidad.

—Lo sé. Quizá lo perdiste en la cabaña —murmuró Estarossa con una pizca de molestia en sus palabras —vayamos allá, de todos modos tengo un asunto pendiente con Meliodas.

—Bien —dije y pronto nos comenzamos a vestir.

—Esta vez no tendré compasión contigo, hermano —murmuró mi demonio tomándome en sus brazos, haciendo que sus alas de materia oscura aparecieran.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro