Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Sin esperanzas +18

Habían pasado unas semanas desde que Meliodas me tenía secuestrada en el mundo humano. Aquella vez que Chandler intentó tocarme, Meliodas se enfadó tanto que, se peleó con él después de eso en varias ocasiones.

Ese hombre robusto no tuvo más elección que irse, en cuanto fue echado del lugar por su alumno, quien ya estaba harto de él.

Cada vez iba perdiendo más las esperanzas de salir de allí. Imploraba al cielo todas las noches que al menos Chandler delatara a Meliodas, pero al parecer no planeaba hacerlo.

Los días pasaban y yo ya no sentía ganas de vivir. Era una tortura ser tocada por otro hombre. Sentirse sucia era de lo peor. Ni si quiera fingir amor funcionaba para que él me dejara en paz. Estaba perdida. Perdida en un mundo al que se suponía que yo pertenecía, pero que ni siquiera recordaba. Lloré. Lloré muchas veces. Lloré tantas noches y todas las veces en que su recuerdo se me venía a la mente. Cada que recordaba lo mucho que lo extrañaba. Lloraba por ser tan frágil y tonta, por ser una desconocida ante este basto mundo. Mi vida estaba llena de tragedias y la más grande era mi desconocida existencia. Una a la que no podía tener acceso de nada.

Estaba triste por desear recuperar todo sobre mí, quería al fin poder decirle a Estarossa: no soy Aria, mi verdadero nombre es... Pero no podía.

Me lamenté tantas veces, las necesarias como para olvidar que estaba atrapada. Suspiré hondo y mi mirada volvió a la habitación oscura donde me encontraba. Meliodas no estaba conmigo y eso se me hizo bastante extraño. Recorrí toda la casa en penumbras, tanteando el lugar donde caminaba. Tenía miedo de caer y lastimarme, aunque eso era lo de menos ya que, toda yo me encontraba lastimada física y emocionalmente.

El ambiente estaba algo helado, más no pude adivinar con certeza qué estación del año era. Me asomé por la rendija de una ventana, donde todas las noches me ponía a contemplar el cielo. Las estrellas casi no tenían ese espectacular brillo que las caracterizaba y la melancolía llegó a mí ante esa imagen.

-¿Qué haces? -me preguntó Meliodas sorprendido.

-Nada -dije inexpresiva ante su presencia y él se acercó a mí y me abrazó por detrás.

-Imagino que has de estar pensando en él -susurró a mi oído con evidente molestia -si tan sólo él supiera cuántas veces te he hecho mía, él se estaría muriendo de celos. Me divierte el solo ver que sufrirá en cuanto sepa que estás conmigo.

Meliodas comenzó a apretar mis pechos y un gemido de dolor se me escapó de los labios.

-Por favor, ya no más -susurré para mis adentros, pero había sido en vano, el rubio deseaba tocarme nuevamente. No se cansaba de profanar mi cuerpo ni un instante. Lloré en silencio mientras él me penetraba de pie frente a la pared. Sus embestidas hacían que mis pechos descubiertos se golpearan con el frío concreto de la casa. Cada vez que me lo hacía, él terminaba dentro de mí. No tenía ningún tipo de cuidado cuando eso pasaba. Tal vez él planeaba embarazarme para tener un heredero.

-¡Qué iluso! -pensé.

Esa noche me fui a dormir sin esperanzas de nada. Con la mirada perdida entre la oscuridad, mientras el silencio me socorría en mi pesar, mientras Meliodas ahogaba sus gemidos entre mi cabello. Mi cuerpo seguía moviéndose sin mi consentimiento, pues él me usaba a su antojo y a todas horas, pero ya me había acostumbrado, estaba resignada a pasar toda la eternidad con ese demonio lascivo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro