Por siempre mía (Final Verdadero)
Esto ocurre después del vistazo que Ariana tuvo sobre sus últimos momentos de vida.
Narra Ariana
Después de haber sufrido un dolor inmenso por largo rato, mi cuerpo comenzaba a sentirse diferente. Toda la agonía se iba convirtiendo en una indescriptible paz, todo el pesar en mí había desaparecido inesperadamente. Era como aquellos días tranquilos en que mamá me dejaba dormir toda la mañana de verano y la hermosa sensación del aire fresco del ventilador mientras mis dedos tocaban el piano en la sala de estar... ¡Qué tonta! Era inútil anhelar aquella vida que poco había apreciado, en verdad pude haber sido una famosa cantante, pude haber compuesto las mejores canciones y haberme casado con el amor de mi vida, pero mi tiempo allí había terminado y era momento de decirle adiós para siempre. Incluso mi collar, el que me tenía atada a mi pasado, había sido un último regalo de Hiroki. Uno que nunca imaginó que yo usaría en el día de mi funeral... Luego de estos cortos y tristes recuerdos, una intensa luz blanca cegó mis ojos por completo...
Narra Meliodas
-¿Qué diablos fue eso? -dije soltando el cuerpo inerte de Estarossa, desconcertado al ver cómo se desvanecía Aria.
-Es un conjuro que guía al alma sin problemas a una nueva vida y mantiene los recuerdos de su vida pasada, esto último lo hice con la intención de que Estarossa pueda reencontrarse con ella -explicó Zeldris en tono serio mirando el cielo.
-Oh, ya comprendo -expresé con una sonrisa al escuchar eso último.
-Así es -dijo mi hermano menor algo severo y de la nada me dio un puñetazo en el estómago -¿Por qué hiciste eso? -dijo señalando a nuestro hermano casi muerto.
-No te preocupes, solo está inconsciente -sonreí, pues no podía decirle que en verdad planeaba matarlo.
-Nunca cambias, Meliodas -declaró mientras cargaba sin dificultad alguna el pesado cuerpo de Estarossa -andando -dijo y emprendió el vuelo conmigo tras de sí.
Narra Estarossa
Mi vida se había vuelto diferente después de haber perdido a Ariana. La terrible sensación de estar incompleto me seguía a todas partes. Las cosas para mí eran muy distintas, ya no planeaba a ser el mismo patán violento y abusivo. Quería ser tal cual era originalmente; alguien de corazón blando y amable. Aunque en realidad me era difícil e imposible, pues yo era una mierda con todos.
Habían pasado más de quince años cuando mi hermano Zeldris llegó a mí con una expresión extraña. Una faceta que jamás había conocido de él. Su marca demoníaca estaba desactivada y su rostro era más dulce y tierno que de costumbre.
-Oye Estarossa, ya ha pasado algún tiempo desde que Ariana se fue -expresó en tono serio y melancólico a la vez.
-Para mí eso ha sido una eternidad -contesté a secas.
-Lo sé -sonrió con amargura -y por eso quiero decirte algo -lo miré con atención en cuanto dijo eso -la verdad es que ayudé a Ariana a reencarnar.
-Bueno, eso ya lo sé -dije sin encontrar ninguna novedad en sus palabras -tú mismo me lo dijiste el día en que ella se fue.
-Sí, pero nunca te dije que ella se llevó consigo todos y cada uno de los recuerdos de cuando vivió aquí en el purgatorio.
-¡No me jodas! -exclamé molesto -¿por qué no lo dijiste antes? -lo miré apenas conteniendo la emoción y la rabia juntas, pero a Zeldris se le soltó una risita divertida al verme de ese modo.
-Pues porque ella apenas tiene la edad perfecta como para salir contigo -contestó con gracia -sabía muy bien que, si te lo decía mucho antes, podrías haber estado acosando a una niña -rio.
-Bueno, admito que tienes razón -
contesté algo apenado al saber que mi hermano me conocía a la perfección.
-Vale, no te preocupes y ve por ella. En este momento la encontrarás aquí -dijo Zeldris tocando mi pecho inesperadamente.
-¡Hermano! -tartamudeé apenado y aparté su mano de mí y cuando él la retiró, dejó entrelazado el collar de corazón de Ariana entre mis dedos.
-En cuanto llegues al mundo humano podrás localizarla con eso -dijo y se marchó -¡Suerte! -pronto desapareció de mi vista y sin dudarlo un instante más, emprendí mi viaje.
Las cosas en el mundo de los humanos eran distintas, algunos de los lugares que frecuentaba ya no existían o algunos lucían raramente iguales. Mi búsqueda no había resultado como esperaba y tuve que abarcar un espacio más amplio, ya que en Japón la presencia de ella ya no estaba.
Pasé largo tiempo fuera del purgatorio. Rara vez me topaba con seres extraños que parecían provenir del mismo lugar que yo. En cada país que visitaba, las cosas eran demasiado diferentes y me era un poco tedioso tener que lidiar con ello a donde quiera que fuera.
Mi viaje había abarcado la mayoría de los continentes del planeta Tierra, excepto uno. Uno que había olvidado por completo. ¿La razón? Se encontraba del otro lado del mundo, más allá de los mares y océanos. Sí, me refería al continente americano.
Descendí del cielo en cuanto el collar empezó a emitir una extraña luz en cuanto hube llegado a un nuevo país. La calle donde había decidido transitar estaba atestada de gente. Era una zona conurbada poco acogedora y muy ruidosa. Entre todo ese bullicio algo llamó mi atención, o mejor dicho alguien. Cruzando la calle donde la gente no paraba de transitar, se hallaba como una especie de parque arbolado donde debajo de una jacaranda floreciente descansaba una chica de cabello corto y negro, su tez era ligeramente morena y parecía estar dormida. Sin duda era ella. Por fin, después de tanto tiempo había encontrado a mi mujer.
No podía acercarme a ella así de repente, tenía que hacerlo distinto esta vez, para que ella no se sintiera acosada y entonces como último recurso recurrí a la escritura. Cada vez que ella se distraía, yo cautelosamente dejaba una carta entre sus cosas o algún otro detalle. Fuera a donde fuera, yo siempre estaba allí cuidándola, observándola.
-¿Otra carta nuevamente? -preguntó una chica de cabello trenzado que apenas entraba al salón de clases.
-¡Sí! -contestó mi mujer con emoción sentada en el pupitre de siempre.
-Vale, solo espero que no se trate de un acosador o una broma pesada de parte de alguien.
-No es una broma, ni nada de eso. Tengo la corazonada de que se trata de la persona de la que te he hablado tanto; el hombre de cabellos plateados, vestimenta azul y armadura metálica.
-¿De verdad crees que ese sujeto existe? -expresó esa chica irritante -Es decir, es la octava que recibes en esta semana, sin mencionar las que te envió durante los meses pasados. Eso es muy raro -dijo ella sorprendida -¿Y por lo menos alguna dice el nombre de quien la envía?
-Sé que es real -contestó sin darle tanta importancia a los comentarios de ella y volvió su vista a la carta -Lo único que tiene escrito es una E -afirmó mi preciada chica.
-¿E? ¿Esteban? ¿Edwin? ¿Erick? -rio divertida dando una terrible lista con nombres con E -¿Y esta rosa? -
dijo la chica mirando la flor que yo mismo había dejado entre un libro de mi amada.
-¿Estarossa? -murmuró ella pensativa, quizá recordando nuestro pasado juntos.
-Sí, eso he dicho. Además de tu carta estaba esa cochina flor aquí entre tus cosas -contestó y miró a mi mujer alejarse de allí -¿Ariadne?
-¡Oh! Con que su nombre ahora era Ariadne... -pensé mientras me encontraba mirándolas desde el extremo del largo pasillo de ese lugar y cuando menos esperé la tenía frente a mí, de pie en la puerta del aula con la mirada clavada en mi figura. Observando cada parte de mí con esos bellos ojos color caramelo.
-Sabía que algún día nos reencontraríamos -susurró para que yo solo la escuchara, pues su amiga no podía verme -¿Por qué tardaste tanto en venir? -sonrió llena de felicidad con sus ojos llorosos corriendo a abrazarme, yo no dije nada y solo correspondí a ese cálido y dulce abrazo.
Después de tanto tormento y pesar, al fin había conseguido verla una vez más. Ahora Ariadne y yo podríamos estar juntos por la eternidad.
♠♠♠
Y es de esta manera en que termina esta pequeña historia. La verdad yo no quería este final feliz (soy mala lo sé), pero mi mejor amiga y escritora la_loquilla_999 me hizo recapacitar sobre algo muy importante: ¡Estarossa no merecía más sufrimiento después de todo lo que le ha pasado en su vida en el manga!
Agradezco a mi amiga y a mi novio por darme estas ideas para el final, ellos realmente deseaban que Estarossa fuera feliz y bueno, lo cumplí.
Gracias a todos ustedes mis querid@s lectoras (es) por leerme y llegar hasta aquí.
¡L@s quiero!💛
Pd. Para tod@s aquell@s que deseaban un final distinto, les dejo una sorpresa a continuación. ¡Disfrútenla!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro