Chanyeol miró su departamento destrozado, todo pastas para arriba, irreconocible. Su excitación se antes de estrellar el último mueble contra la pared. Aunque, sus dedos aún ardían y su mandíbula no aflojaba la fuerza. Se recostó contra una columna hasta llegar al suelo. 

Lo había corrido, Sehun lo había corrido de su habitación y no entendía en qué momento las cosas salieron mal. El más joven se había aferrado a él, gemía en los besos y dejaba que sus manos vagaran por todas partes. Estaban desnudos y sudorosos en los juegos previos, pero en un instante Sehun se arrojó al suelo y abandonó la habitación. Chanyeol pensó que era alguna especie de juego; pero no, Sehun le colocó su camisa y otras ropas en sus brazos y regresó para encerrarse en el cuarto.

—Lo siento, Chanyeol. No puedo hacerlo. —El más joven le dijo otras cosas desde la seguridad de la puerta y después guardó silencio. 

Él hubiera forzado la puerta y quién sabe qué más; se contuvo porque se trataba de Sehun y su hijo estaba en la otra habitación. Una parte de su cabeza le decía que eso le pasaba por ser demasiado permisivo y amable. Su docilidad estaba quebrada y todos los muebles de su departamento. 

—Mierda. —Buscó una botella de whisky y bebió, no llegó a hacer fondo porque el amanecer ya había llegado—. ¿Dónde mierda está Kai? 

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—No te muevas mucho —le advirtió a Kyungsoo—. La doctora dijo que tienes una costilla rota. 

—Duele como el infierno. 

—Te lo buscaste. —El abogado revisaba unos papeles y de vez en cuando levantaba la vista—. Y ya no puedes aparecerte por ahí o cerca de Sehun. 

—¿Q-ué? —Tembló y se aferró a las sábanas—. É-l no pue-de hacer eso.

—Te diría que tienes razón, pero te metiste con su hijo y ahora estás muerto. Si te cruzas en su camino, nada va a detenerlo. —Cerró su maletín—. ¿Dónde te gustaría vivir? 

—Primero muerto que quedarme contigo. 

—Nunca dije que me iría contigo —le contestó, muy ofendido—. Te conviene desaparecer por un tiempo, porque créeme que no es un buen momento. Es la última ayuda que te voy a dar. —Se levantó—. Piénsalo. 

—Espera —suplicó entre lágrimas—. No puede. Yo no puedo vivir sin Sehun. Él seguramente aún quiere a su hijo, que se lo lleve y nos deje tranquilos. ¡Es lo que los tres habíamos acordado! —Intentó levantarse, el dolor lo acostó y le sacó una queja.

—Sabes, eres una verdadera mierda. —Sonrió al ver la expresión de ira en el otro—. Dime, ¿cómo ibas a explicarle que su hijo tenía que desaparecer? Puedes usar el dinero que Chanyeol te dio para escapar. Él pagó para que le entregaras a su hijo, pero supongo que también sirve como pago por Sehun. 

—¡Púdrete! ¡Tú y ese bastardo me las van a pagar! 

—Oye, te salvé la vida y así me pagas. —Se aceró y sujetó su mandíbula—. Tienes mucha suerte, no soy como Chanyeol. Sin embargo, la próxima vez que nos veamos te voy a matar Kyungsoo. ¿Entiendes? —Lo soltó—. Aprende cuál es tu lugar de una vez. 

—No... 

—Es una lástima. —Cerró la puerta de la habitación—. Vigílenlo y si hace algo estúpido me avisan —le ordenó a dos enfermeras. 

Caminó hasta su auto, ya tenía los papeles listos para Chanyeol. 

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—¿Cómo te fue galán? —Kai se sentó delante del escritorio de Chanyeol.

—Como la mierda. —Tomó los papeles y siguió con su trabajo—. Esto no es lo que te pedí. ¿Dónde están los papeles de mi hijo? 

—Todo está ahí. —Se relajó en su asiento—. ¿Quieres que te traiga un café? 

—¿Quieres molestarme Kai?

—No. No me gustan los problemas que vienen de tu lado. —Quería aclararle que no estaba interesado en Sehun o en su hijo, porque Chanyeol estaba irreconocible desde que el secretario llegó a su vida.

—Mi límite se está terminando y quiero que las cosas se arreglen de una vez. —Revisó una vez más los papeles y tomó los que realmente eran importantes—. ¿Los papeles para el casamiento están listos?

—Sí. Los tengo listos y ni siquiera necesitaras la aprobación de un juez. Solo necesito las dos firmas y con un llamado estará hecho. —Se levantó para abrir la ventana, se quedó cerca y buscó su caja de cigarrillos—. Los papeles que tiene Sehun ya no tienen valor, Hyo oficialmente es un Park y tienes todo a tu favor. ¿Qué vas a hacer? ¿Continuaremos con el plan del inicio? ¿O tienes otra cosa en mente? 

—Bien. Todo está saliendo bien. —Sonrió—. Esta noche daré el último paso...

—¿Y si no funciona? —Kai ahora sí tenía intriga. 

—Tiene que funcionar. —Guardó los documentos en su caja fuerte—. Va a funcionar, porque la fuerza no tiene oportunidad en este caso y solo me queda ser amable. 

—Y yo que pensé que habías cambiado por el chico. —Tiró la colilla gastada y encendió otro cigarrillo—. Siento lástima por el verdadero tú y por el chico. 

—Estaré bien —le respondió con sarcasmo—. Los pequeños sacrificios se hacen para llegar más rápido a los objetivos. —Abrió su computadora y encendió las cámaras que había instalado en la casa de Sehun. El más joven se paseaba por la sala con su hijo entre los brazos, Chanyeol daría lo que fuera para saber en qué estaba pensando—. Esta noche no te vas a escapar, Sehun. 

Ya no había nada más para limpiar en el departamento. Kyungsoo le había enviado un mensaje avisándole que había conseguido un nuevo trabajo fuera de la ciudad y que necesitaba viajar de urgencia, para Sehun había sido muy cortante y supuso que su amigo seguía enojado con él. Se puso triste al recordarlo, él no había escuchado las advertencias de su amigo y había sido muy egoísta. Mientras ordenaba las cosas de Kyungsoo en una maleta para que la mudanza que su amigo había contratado se llevara todo lo necesario, se lamentó por lo debilitada que estaba su amistad. Ni siquiera lo había llamado para contarle; y si bien él intentó hacerlo, su amigo no respondía. 

—No puede ser enserio. —Volvió a marcar, nada—. Kyungsoo... —Suspiró y dejó su teléfono. 

¿Fue muy egoísta? Él había intuido que su amigo no estaba contento con la "paternidad", pero era algo que Sehun quería. No lo había obligado a quedarse, pero también le dolía su abandono. Tal vez algo estaba mal con él y todo lo que pasaba era por algo. 

—¿Hola? —Levantó el teléfono al primer timbre, quería hablar con Kyungsoo, al menos para dejar en claro las cosas; pero se desilusionó. 

—¿Qué pasa muñeco? ¿Estás aburrido en casa? Puedes ir a la mansión —le propuso Chanyeol.

—No es eso. —Apretó sus labios y se animó a preguntar—. Chanyeol, Kai y tú son buenos amigos, ¿no?

—Podría decirse, no tengo quejas. —Y no las tenía. Kai era un sangrón pero esa era una de las cosas que tenían en común y muchos años de amistad y camaradería. Eran amigos en el término normal pero, en realidad, eran socios, cómplices... Chanyeol mataría y Kai enterraría el cuerpo. ¿Por qué estaba pensando en eso? 

Sehun asintió y preparó la siguiente. 

—¿Ayudarías a Kai si él te necesitara? 

—Eso es obvio, muñequito. ¿Por qué preguntas? 

—Una más. —Escuchó un suspiro del otro lado—. ¿Estarías con él en momentos difíciles? 

—Sehun... 

—Responde. 

—Claro. —Las preguntas le parecían extrañas y le molestaba que Kai estuviera atento a todo y ser burlara con cada respuesta—. Es mi turno, ¿por qué preguntas esto? 

—Es que... Kyungsoo no me habla y quería saber si Kai puede ayudarme a contactarlo. 

El silencio fue tan profundo en la línea que creyó que Chanyeol le había colgado. Era un hombre ocupado y por eso Sehun le estaba pidiendo a Kai.

—No se va a poder. 

—¿Por qué?

—Kai no tiene su número y está muy ocupado ahora, muñequito. —Apretó con fuerza el teléfono para no gritarle—. Además, ¿por qué lo buscarías? No es más que obvio que no quiere verte. 

—Lo sé, pero estoy preocupado. 

—No tienes por qué. ¿Acaso no desapareció como si nada más de una vez? —Se relajó cuando escuchó la voz de su hijo cerca del parlante—. ¿Nuestro pequeño está cerca?

—Sí. Se despertó hace un momento. —Su voz era dulce, sonriente.

—Estaré en tu departamento en una hora. Llevaré el almuerzo. —También tenía otras cosas en mente. 

—Está bien. —Sehun se despidió y colgó la llamada; su hijo estaba desesperado por atención—. Tu padre va a llegar en cualquier momento. Solo aguanta un poco más, ¿si?

Hyo estaba descansando en su cuna, la habitación estaba en silencio; la sala estaba en una condición diferente...

Chanyeol sujetaba a Sehun de su cintura mientras este sonreía con sus brazos aferrados al cuello del primero. Movimientos muy sexys eran presenciados y disfrutados por el empresario. Sehun tenía un encanto especial y eso lo estaba volviendo loco, pero estaba vez no arrojaría a la piscina para que, al final,  el más joven desagotara el agua sin sentido alguno. Sonrió cuando Sehun terminó con  su quinta copa de vino. 

—Vamos, muñeco. —Cerró sus manos sobre el trasero de Sehun y lo empujó hacia arriba—. Sube. 

Sin consciencia alguna se aferró al cuerpo de Chanyeol, aceptó las manos que recorrían su cuerpo y la lengua que saboreaba su cuello. Sus piernas se abrieron porque lo quería más cerca y aunque tenía miedo, era más fuerte el calor entre sus piernas. Esperaba que el empresario supiera cómo consolarlo. 

Todo su cuerpo estaba húmedo y marcado. Tenía un par de dedos jugando en su boca, presionando sobre su lengua y empujando hasta su garganta. La otra mano del empresario masturbaba ambos penes. Se corrió y los dedos dejaron su boca para masajear debajo de sus testículos. 

—Chan... 

Soltó un grito ante la presión en su parte baja, buscó una salida, pero solo estaban los ojos oscuros de Chanyeol. 

—Shhh, vas a despertar al bebé. 

Una parte de Sehun quería decirle que saliera de encima y que se fuera a la mierda. Sin embargo, por toda queja mordió el hombro de Chanyeol y apretó sus dientes después de cada embestida. Soltó la piel cuando un sabor metálico llegó a su lengua. Hundió su cabeza en la almohada y dejó que Chanyeol lamiera el hilo de sangre que bajaba por su barbilla. 

—Eres magnífico. 

Un líquido caliente se pegó a sus entrañas y después comenzó a salir, podía sentirlo caer a gotas sobre la sábana. Chanyeol no se detuvo con eso, su penes seguía moviéndose; para Sehun la cadera del empresario iba a terminar incrustada entre sus piernas. 

—Basta... No pue-do má-s... —Sentía sus ojos pesados, estaba agitado y se ahogaba debajo del otro cuerpo. 

Chanyeol se agachó y tomó uno de los pezones, unos golpes más y se descargó por segunda vez. Se arrodilló en la cama con el animo rejuvenecido y soltó varias gotas de semen sobre el pecho y vientre de Sehun. Su muñequito estaba agotado, cada fibra de su cuerpo gritaba su nombre; lo cubrió con las sábanas porque sabía que no podía excitarse otra vez. 

Salió a la sala y después fue a la habitación de su hijo. Hyo abrió los ojos y no lo miró a él, el pequeño estaba buscando a Sehun. 

—Lo lamento, mocoso. —Le acarició la cabeza y este frunció el seño—. Te toleraré hasta los dieciocho años, luego estarás fuera. 

Los ojos de su hijo eran oscuros, terroríficamente idénticos a los de él y eso era malo. Leeteuk lo supo apenas lo vio: la misma mirada que tenía el padre de Chanyeol. Leeteuk le había dicho a Kai que por culpa de ese hombre él había perdido la razón y que eso mismo le sucedería a Sehun. Pero también, era correcto decir que el médico fue su propio verdugo entregándose a un ser tan desequilibrado y depravado solo para alimentar su ambición.  

Sehun en cambio, a los ojos de Kai, era un buen chico con muy mala suerte.