Capítulo 9
Para el inicio de semana más de una sombra asechaba al niño que deseaban proteger. Sehun no lo notaba, ocupado en su trabajo y en su hijo, no había espacio para la precaución. Kyungsoo, en cambio, cada día estaba más paranoico, pero no quería contarle a nadie que se sentía observado a todas horas y que le daba terror sacar a Hyo fuera del departamento. Solo cuando su amigo volvía a salvo al hogar podía ponerse en modo automático y liberar sus nervios.
La apariencia sólida de Sehun le daba tranquilidad, sobre todo cuando rodeaba al niño con sus brazos y su amigo rondaba por las habitaciones tarareando una canción. Creía que su amigo se distraía lo suficiente en el trabajo, algo que él no podía hacer cuando pasaba cerca de la desgraciada escalera. Sentía que algo estaba ahí, que deseaba atraparlo y arrastrarlo a la oscuridad. El hospital le parecía una enorme construcción de fraudes y crímenes. Un aparato criminal, un lavadero de asesinatos y la cuartada de estafas y secuestros. Ya no podía distinguirlo de una guarida de mala muerte.
Ya no le hablaba a Lucy y le pedía a Sehun que mantuviera distancia de ella. Cambiaron de pediatra; y hasta deslizó la idea de una mudanza. Esto último por el momento era, para su desgracia, imposible. Sehun había dejado sus ahorros en los tratamientos de fertilidad y otras atenciones hospitalarias. Kyungsoo no renunció al hospital por temor a un ataque, pero estaba juntando fuerzas para hacerlo en un futuro (esperaba) no muy lejano.
Se sobresaltó por un golpe en la puerta y rápidamente observó a Hyo. El pequeño estaba jugando sobre la alfombra y cada tanto subía los ojos para buscar a su tío. La puerta fue golpeada otra vez y Kyungsoo caminó hasta el niño para llevarlo a su habitación. Siempre lo dejaba con algún juguete llamativo que tuviera movimiento para entretenerlo. No quería pensar mal de todo, pero no esperaba otro regreso que no fuera el de Sehun, por lo que cualquier interrupción de su "soledad" no era bienvenida.
Encendió la cámara de la puerta y notó la figura rígida y sombría de un hombre, no llegaba a verle la cara y eso le asustaba. No tenía una apariencia relajada, se veía demasiado formal. Podía ser un vecino de Sehun, después de todo este era un edificio habitado en su mayoría por trabajadores corporativos u oficinistas. El puño se levantó lentamente y volvió a tocar la puerta. Kyungsoo preparó su celular y activó la cámara fotográfica de la puerta. Al límite de los nervios abrió la puerta y suspiró con fuerza cuando tuvo que levantar la cabeza para ver al hombre; y solo en ese momento se percató de que el tipo estaba a un paso de la entrada. De alguna forma su cuerpo se había inclinado en un corto tiempo y le había acercado un paquete.
—Esto estaba en mi puerta, tiene su dirección. — Kyungsoo apenas había comprendido la voz gruesa, seca y arrogante ahogada por el barbijo negro— . Buenas noches.
Cuando el hombre se retiró, solo cerró la puerta y arrojó el paquete en la mesa ratona como si estuviera envenenado con algún líquido invisible. Estaba colapsando con cada hecho sospechoso al día. No era bueno bajo presión, por eso siempre evitaba la zona de emergencias y los casos críticos. No le importaba ganar menos si podía asegurarse una estabilidad emocional duradera. Era una de las grandes diferencias que tenía con Sehun, ya que este último parecía relajado todo el tiempo y pocas veces reaccionaba por instinto; incluso sus episodios de crisis eran camuflados por acciones cotidianas, tal vez exageradas, pero comunes ante los ojos de los demás.
Fue hasta la cocina y se lavó las manos. El paquete seguía sobre la mesa ratona y él no sabía qué hacer. Podía ser uno producto uno de los ataques de su amigo o una equivocación. Pero... el hombre extraño de antes le había dicho que tenía su dirección; el hombre de antes, ¿era entonces un vecino? Kyungsoo no quería tocar la cámara de la puerta, quería verla junto a Sehun y liberarse de una alucinación.
—¿A qué hora llegas? —le preguntó entre temblores, con la guardia sobre la puerta. Sentía que alguien más, afuera, esperaba algún descuido para tocar y sobresaltar paciencia.
— Estoy llegando. Voy a subir al ascensor... Buenas noches.
—¡Sehun! No cortes.
— No, Kyung. Solo le devolví el saludo a alguien que subió también.
—¿Cómo es la persona que está contigo? —Se arrepintió al instante y cambió de tema—. Hyo necesita algunas cosas, ¿crees que podamos comprar algo mañana?
—Sí, mañana tengo el día libre. —Su amigo se oía cansado y podía imaginar la expresión dormilona que hacía cuando llegaba a ese estado. Inclinaba un cabeza a un costado y cerraba levemente los ojos, dejando a su cuerpo en automático hasta llegar al departamento. Inconsciente de todo lo que le rodeaba, solo le faltaban unos metros para llegar a su lugar descanso.
Kyungsoo escuchó el corte del teléfono y corrió hasta la puerta. Estaba ansiosamente feliz y quería arrastrar a su amigo a un lugar seguro. Su sonrisa se borró cuando vio al sujeto extraño de antes caminar de forma simétrica detrás de Sehun, al mismo ritmo y con los ojos fijos en la nuca del otro. El celular de Kyung cayó al suelo y Sehun reaccionó al estrepitoso sonido con un brinco. Su sombra viviente dio media vuelta y, tras abrir una puerta, se incrustó en ese espacio rectangular como si nada.
El vecino gigante estaba siguiendo a su amigo. No era un engaño de su mente. Si no hubiera salido...
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