Capítulo 22
Hyo lo despertó; sus manitos apretaron sus cachetes y todo el peso de su cuerpo estaba en el pecho de su padre. Sehun lo levantó con cuidado, lo devolvió a la cuna y saltó al darse cuenta.
—¿Cómo hiciste... —Se sujetó la cabeza; Hyo se paró sin problema y comenzó a buscar una salida, sus deditos corrieron las rejas y el seguro cedió, el pequeño hizo un poco de fuerza y cayó en el cojín que Sehun usaba para sentarse junto a él; el seguro de la cuna volvió a su lugar, como hacía siempre—. Mierda... —Sehun sonrió y cargó a su bebé—. Eres muy inteligente. ¿Por qué no lo grabé?
La sala estaba limpia, aunque seguía oliendo a salsa de pizza y a pollo frito. Preparó el desayuno para su hijo; vio al empresario rígido como una piedra sobre el sofá de la sala, recordó lo incómodo que era ese mueble, volvió a la cocina y se encomendó a las máquinas eléctricas que la civilización había creado para personas como él.
—Chanyeol, levántate. Es hora de desayunar. —Recibió un gruñido—. Ey, te dolerá la espalda más tarde.
—Ya voy —le respondió con la cara cubierta por un brazo—. Mi cuerpo tiene que recordar dónde está mi cadera. —Apretó sus puños y se quejó por el tirón en su espalda. —No pensaba terminar en ese lugar una segunda vez.
Pegó sus espalda al respaldo acolchado de la silla y se estiró. Sehun parpadeó, los músculos de esa espalda eran más activos de las cuchillas de su licuadora. La tela de la camisa era forzada con cada movimiento. Tomó un respiro, le acercó un plato con tostadas y una taza de café al empresario.
Estuvo en silencio durante una hora, su hijo y Chanyeol parecían animales salvajes: comían sin respirar, emitían sonidos de gusto o lamentos cuando el plato quedaba vacío, lamían sus labios varias veces y desarmaban la comida; como punto a favor para el empresario, solo el niño terminaba hecho un repasador de cocina.
—Da miedo —escuchó. Kai conocía más a Chanyeol, sus mañas y su relación con la comida—. Ya van dos cosas malas que le heredó al niño. No dejes que junte mucho con él, obviamente hay algo pegajoso en los hábitos del orejón... Hablo de Chanyeol —agregó.
—Demasiado tarde. Hyo ya se encariñó mucho con él.
—¿Y tú?
El abogado no parecía muy interesado, tal vez la respuesta no importaba, incluso si intentaba mentir... No. Nada que dijera le causaría problemas con el empresario, a este ni le importaba lo que él pensara.
—Es aceptable. —Esquivó la mirada del empresario; desde la otra punta de la mesa lo observaba. Sehun se removió un poco para correr la silla y comenzó a levantar los platos—. Kai, ¿viste a Kyungsoo? No estaba en su habitación.
—Salió temprano, dijo que quería tomar un poco de aire fresco.
—¿Te dijo a dónde iba? ¿Por qué no me avisó? Hyo y yo lo hubiéramos acompañado.
—Está estornudando —le comentó el empresario con su hijo en brazos—. Hay que llevarlo al pediatra.
—Sí. Voy a buscar sus documentos y el bolso.
Como el pequeño se sentía cansado y no podía hacer lo que quería, empezó a fruncir el ceño hasta y descargó una lluvia de lágrimas y lamentos en el hombro de su papi. Chanyeol le acarició la cabeza; la fiebre estaba subiendo. Sehun se quedó en la parte trasera del mercedes para calmar a su pequeño.
Estacionaron en una clínica, Chanyeol bajó del auto con el bolso y los papeles, Sehun con su hijo. El más joven no reconocía nada, no era el lugar habitual en que atendían a Hyo. El mayor lo tomó de la cintura y lo encaminó a la recepción, le comentó algo a la mujer y terminaron en un ascensor.
—También tienes fiebre —le dijo Chanyeol—. El médico te revisará, es un gran profesional.
—Pero Hyo ya tiene su pediatra de cabecera.
—Sehun, ¿no dejarás que esta amable persona ayude a nuestro hijo?
—No es eso. Hyo ya tiene un historial —le informó—. Tal vez sea un buen médico...
—¡Park Chanyeol! ¿Cuándo pensabas visitar a tu padre?
Sehun retrocedió y el movimiento brusco despertó a su bebé que comenzó con su catarata de quejas y alaridos. Entre todos los resoplidos, el pequeño soltó por primera vez la palabra papi y derrumbó de un solo golpe la conciencia de Sehun.
—¿Escuchaste eso? —le preguntó a Chanyeol—. Dijo papi... —No sabía si lo había escuchado o era una alucinación causada por la fiebre. Sus mejillas ardían y le picaban los ojos.
—Toma asiento, Sehun. —El mayor lo llevó hasta el escritorio y le hizo una seña al médico—. Hablaremos después; necesito que los atiendas. Es una urgencia.
El hombre, aturdido y ofendido, se inclinó un poco para observar al bebé y al padre. Ambos se veían cansados y con un cuadro de resfriado común; un caso que había notado en Chanyeol unos días antes.
—Los contagiaste estúpido gigante —espetó—. Te dije que tenías que quedarte en tu casa, pero nunca me escuchas. Mira nada más como tiembla.
—Viejo...
—No seas irrespetuoso. ¿Por qué trajiste a este jovencito aquí?
—¿No es obvio? Estás enfermo. —Lo empujó hacia el escritorio—. ¡Haz algo! —Sostuvo la frente de su hijo y se alarmó por el calor que emanaba.
—Necesita descansar y algunos antinflamatorios. —Dejó de escribir—. ¿Por qué estoy así? ¡Por tu culpa ellos están enfermos!
—Leeteuk...
—Park Leeteuk, mocoso. —Apuntó hacia él con la lapicera de acero—. Volará por tu cabeza, sin importar que sea mi regalo de cumpleaños. ¿Quiénes son?
—¿Es en serio? —Se rascó la cabeza y maldijo—. Papá, —dijo con un tono de voz muy bajo—, te presento a mi hijo y a mi esposo.
Leeteuk casi se tragó la lapicera y Sehun se despabiló al escuchar sus palabras. ¿Esposo? ¿Qué esposo? (La fiebre no le había dejado escuchar la primera parte, solo esa palabra quedó dando vueltas en su cabeza).
—Chanyeol, ¿podemos volver a casa? Hyo ya se durmió.
El empresario cargó en un brazo a su hijo y levantó desde la cintura a Sehun. Leeteuk aún estaba procesando que era abuelo y que... ¡¿Su hijo estaba casado!? ¡¿Su hijo tenía un hijo?! ¡Era abuelo!
—Dame la receta. —Chanyeol estiró un poco su brazo para tomar la hoja, pero Leeteuk la alejó—. ¿Qué...
—Ninguna palabra. —Estiró los brazos—. Dame a mi nieto. No puedes sostener a tu esposo y al bebé a la vez. Dámelo. —Se cubrió la boca con asombro cuando lo tuvo en brazos. Era la cosita más tierna y adorable—. Creo que me enamoré... Vamos a casa, ahí lo dejaremos dormir y hablaremos con tranquilidad.
A Chanyeol los ojos brillantes de su padre no le gustaban, porque eran los mismos que Kai decía que ponía cuando algo se le metía en la cabeza. Procuró no molestarlo; Leeteuk podía ser un ser amable, pero no era el padre de Park Chanyeol por nada.
....................... ............................. ..........................
—¿Te sientes mejor? —Retiró con cuidado el termómetro y sonrió con los resultados—. Ha bajado un poco.
—Me duele la cabeza.
—Tranquilo, son síntomas normales. —Arregló las frazadas—. Tu pequeñín ya está mejor. Es un niño fuerte y ha soportado el sabor amargo de la medicina.
—¿Dónde está?
—¿Quién? ¿Tu esposo? Debe estar deambulando por la sala.
—¿Qué esposo? Yo no estoy casado.
—¿No estás casado? —Leeteuk extendió una sonrisa y su ojos izquierdo titiló de forma extraña—. Pero, seguro te propusieron casamiento. Eres un chico muy lindo y tienes un bebé hermoso. Te han propuesto casamiento, ¿no?
—No señor. —La sonrisa de Leeteuk se fue y Sehun cerró los ojos y se hundió en la cama a modo de supervivencia. Ese hombre eran raro. ¿Dónde estaba Chanyeol?
—Bueno. —Su expresión se volvió fría, aunque la sonrisa había vuelto—. Te voy a dejar descansar.
Sehun asintió y se dejó llevar por la somnolencia que le causaba la medicina. ¿Qué le había dado con el té?
Se cayó de la cama una hora después, suspiros ahogados le golpeaban la cabeza como una especie de llamado. Abrió la puerta de la habitación y bajó las escaleras, los muebles estaban en posiciones poco comunes, aunque eso no le causo ninguna impresión. Al llegar a la sala, un jarrón se estrelló cerca de sus pies y lo forzó a retroceder de la impresión; más adelante Kai intentaba ahorcar a Leeteuk y este último a Chanyeol.
—¿Por qué te di a luz? —Siseaba el rubio y apretaba su agarre en el cuello de su hijo.
—Porque no tenía nada mejor que hacer —le respondió este con lo que le quedaba de aire. Kai hizo una última palanca hacia atrás y Chanyeol empujó lejos a su progenitor.
Sehun rodeó el sofá gigante de la sala, los adornos rotos, esquivó el golpe de una araña de cristal y se arrodilló junto a Chanyeol. No sabía dónde estaba su corazón; le palpitaba todo el cuerpo.
—¿Podemos irnos ahora? —Quería gritarle, pero no parecía un buen momento—. Voy por Hyo.
—¡No! —Leeteuk empujó el sofá de una patada—. No te vas sin darme una explicación, Park Chanyeol. ¡¿Por qué no te casaste con el chico?!
—¡Porque yo no quería casarme! ¡Tampoco quería un marido o novio! ¡Solo quería formar una familia! ¡Mi bebé y yo! ¡Solo quería eso! —Se cubrió el rostro con el antebrazo y colapsó; Chanyeol lo llevó hasta el sofá.
—¿Le donaste esperma? —Leeteuk seguía confundido—. ¿Por qué? No querías hijos.
—Ahora tengo uno y el padre viene incluido.
—Mierda. Pobre chico. —Se sentó en el suelo. Kai bajó la guardia—. Que mala imagen me he creado. ¿Podré visitar a mi nieto?
—Ni lo sueñes. Eres un psicópata. —Kai le pasó una botella de whisky—. Casi me matas.
—Tienes que entenderme... Pensé que estabas jugando con el chico. Mi nieto es hermoso y no eres una buena influencia.
—¿Y tú sí? —Le pasó la botella a Kai—. Sehun no confía en mi por muchas razones, no puedo agregar un padre psicótico a la lista. Solo necesitaba una receta para mi hijo.
—No estamos locos, Chanyeol. Solo tenemos una personalidad complicada.
—Espero que tu "complicada personalidad" no se acerque al cuello de mi hijo o te voy a disparar. —Su padre suspiró y sonrió—. Hablo en serio.
—Sí, sí. Lo sé. —Kai bajó de la pieza con el pequeño en sus manos—. ¡Diviértete! No traigas gusanos a la casa, Channie.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro