Park Chanyeol y Kim Junmyeon no podían estar en paz cerca el uno del otro, pero de alguna forma la vida se las ingenió para juntarlos de a gotas en una heladera. Y también, conociendo a estos seres, derramó la toxicidad competitiva de ambos sobre algo que no deseaban, ¡pero que ahora querían! ¡Solo querían a su hijo para seguir compitiendo! 

Sehun soltó la lapicera y le entregó la hoja a Kyungsoo que estaba aturdido por el nuevo diario que su amigo empezó a escribir a penas volvió del trabajo. 

—Sehun, ¿desde cuándo tienes un diario? 

—Desde esta mañana. Pasé por una librería y, como un libro de autoayuda estaba muy caro, compré este cuaderno. Boah me dijo que puedo descargar mi ira en cualquier parte, aunque ahora estoy frustrado y con los dedos llenos de tinta. Esta lapicera es un asco... ¿Y tú? 

—Bien... Tu jefe... 

—Sí, Kim Junmyeon. 

—¿Es bueno contigo? 

—No te conté, pero me amenazó antes de salir. Dijo algo sobre mi hijo, pero fingí demencia y abandoné las instalaciones una hora antes. En estos momentos debería estar buscado trabajo. 

Su amigo guardó silencio y leyó la nota del cuaderno. Sus peleas con el abogado ahora parecían mínimas frente a las calamidades de Sehun. Él conocía la exageración (la conocía como nadie), pero eso no era común en Sehun.

—Hijo mío, ¿por qué la vida no acepta mi felicidad? Tú eres mi felicidad pero, ¿por qué cuesta tanto?

—Hoy nos siguió el abogado. 

—¿De verdad? A mí su cliente me llevó al trabajo y parece que se lleva mal con mi jefe. —Sacudió la cabeza y frunció los labios. 

—Dijo que podía ayudarnos con lo de Hyo. —Sehun se recostó en el sofá y parpadeó. 

—¿Puede deshacerse de Park Chanyeol y de mi jefe? 

—Creo que estás delirando, Sehun. No creo que él haga algo en contra de su "amigo".

Sehun se levantó con un quejido y fue hasta su habitación, la cama estaba dura, no le gustaba la sensación ni los leves movimientos que hacía su bebé en la cuna. Se volteó un poco y se topó con esos ojos brillantes por el abandono del sueño. Su pequeño no soltó a llorar porque lo vio directamente al despertar, algo que para el pequeño era muy poco común. Su padre cruzaba la puerta cuando él ya estaba en los brazos de Kyungsoo. 

—Papá te extrañó mucho, Hyo. —Sehun se levantó cargando su cansancio, la cuna no estaba muy lejos y su hijo seguía sorprendido—. No quiero que veas esta horrible imagen pero, ¿puedes aceptarme así? Mañana te llevaré a dar un paseo. 

Tomó una toalla y secó con cuidado a su hijo. El baño había sido refrescante para ambos. Todo era más claro y realista: la ropa en el mueble, el aire fresco que entraba por la ventana, sus pies que seguían mojados. Cambió las sabanas de la cuna y cerró la ventana. Media hora antes Kyungsoo se había despedido de ellos con dos toques en la puerta del baño. 

...

No sentía el brazo que hacía de puente desde su cama hacia la cuna, no quería soltar la mano de Hyo. 

—¿Recuerdas cómo celebramos la noticia? —Se movió un poco y dejó pasar a Kyungsoo. 

—Sin mi bebida preferida y con un pastel que no me dejaste tocar. 

—No quería que contaminaras al niño con tu adicción al azúcar. Además, todos los doctores estaban de acuerdo.

—No me hables de los doctores ni del hospital. En estos momentos los detesto a todos. Si no fuera por mi hijo, ahora no tendría un buen recuerdo de ese lugar. 

—¿Sigues pensando en la mudanza?

—Es inútil. Park me perseguirá a donde sea que vaya.

—¿Irás a trabajar hoy? Es tu jefe pero puedes tratar con él de forma profesional. 

—Lo intenté. Hoy voy a continuar con la misma pantomima. —Comió una dona y saboreó el dulce—. Cosas que extrañaba. Todos mis esfuerzos fueron por Hyo. El bebé más hermoso de la casa... ¿Quieres ir de compras? Mi pequeño necesita ropa y yo también. 

Kyungsoo asintió y después subió a despertar al bebé. 

...

El tapado azul Francia de una de las tiendas lo tenía fascinado, incluso su pequeño extendió los dedos para tocar la tela. 

—Dios, ¿nos lo llevamos? —Hyo parpadeó ante la pregunta y luego soltó un grito fuerte cuando su papá agarró la prenda—. ¿No es increíble? Combina con el traje que te compré hace unos momentos. 

Entre risas llegó a la caja y pagó. Iba tan contento, pero se detuvo al escuchar la queja de un par de chicas adolescentes. 

¿Qué pensarías si encuentras a tu mano derecha y mejor amigo succionándole el oxígeno y los fluidos bocales a tu enemigo? 

—¡Kyungsoo! —Su amigo empujó a Kim sobre el audi y corrió hacia Sehun que, a diferencia de su amigo, estaba con la boca cerrada y seca. 

—Sehun... —Se volteó ante el gesto de su amigo y vio a Kim festejando por algo—. ¿Qué...

—Te está festejando el trasero. ¡¿Qué mierda estabas haciendo con él?! ¡Te voy a matar, Kyungsoo! ¡Eres un traidor!

—Escúchame, Sehun. ¿Podemos hablar de esto en otro lado? ¿En casa? 

—¿De qué casa me estás hablando? Vamos a hablar aquí, porque aquí estabas corrompiendo tu alma con ese tipo... ¿Cómo... —Kyungsoo le cubrió la boca y, sin olvidar el carrito del bebé, lo arrastró hacia afuera.

—Vámonos a casa— dijo con voz firme—. Te explicaré lo que pasó cuando lleguemos y te calmes. Soy completamente inocente y sé que me entenderás cuando hablemos. 

—Lo dudo. —Señaló hacia atrás—. El tipo ese nos viene siguiendo y no parece culpable en los absoluto, mucho menos avergonzado. 

Kyungsoo volteó y recibió un guiño de Jongin. 

—Soy inocente, una víctima como tú.