Capítulo 14
—El jefe quiere hablar con cada miembro de la compañía.
—¿El tema lo puedo elegir yo?
—No, Boah —le respondió Minho.
—Le va a llevar mucho tiempo —comenté para aplacar los temblores de mi cuerpo. Pocas "primera vez" habían sido gratas para él: su primer chocolate, su primer (y único) amigo, su primer sueldo, su primer hijo... No, las entrevistas de trabajo no entraban en la lista.
—Solo quiere hablar con los rangos más cercanos y con la seguridad.
—¿Entramos en esa franja? —Boah compartía sus pensamientos.
—Solo Sehun y yo. —Y con eso sus pies temblaron sobre el piso.
—¿Por qué? —preguntó con reproche, casi como un niño—. El otro presidente no era tan...
—Es porque despidió a sus secretarios directos y nosotros seguimos en la lista.
—¿Me despedirá? ¿No me lo puede avisar recursos humanos, mejor?
—No lo sé. Puede que nos asciendan.
—Minho tiene más experiencia... pero Sehun con esos pantalones. —Minho se percató de la indirecta y comenzó a reír con Boah, mientras Sehun se ponía rojo y estiraba lo más que se podía su saco (una misión imposible).
—No es divertido Boah. —Se levantó y revisó en uno de los armarios.
—Te morirás de calor con ese tapado. Además, Minho lo olvidó aquí el año pasado debe tener polvo.
—No importa, me sirve.
—Solo es una broma, Sehun. El presidente es un tipo serio y profesional —le dijo su compañera con dulzura.
Minho tomó el tapado y lo sacudió; no estaba tan mal, un poco de polvo y una pequeña araña que salió huyendo de los pisotones asesinos y temerosos (de Boah y Sehun).
—No quiero ir... Boah, ¿puedes ir tú?
—Ni de broma. Ahí sí me ganaré el despido. Y todavía no he cumplido mi sueño...
—Encontrar el amor en mi trabajo —repitieron sus dos compañeros.
—¡Exacto!
Boah ya no sentía los ojos por culpa de una enorme mancha vertical que se movía de un lado a otro en la habitación. Tenía confianza en su compañero y la cara de poker que solía poner cuando era hora del trabajo. Sin embargo, quería sacudirlo, arrastrarlo hasta la oficina del presidente y abandonarlo allí.
—Sehun, es tú turno —le dijo Minho, que seguía con su mano en el picaporte, listo para dejar pasar a su amigo.
—¿Qué te dijo? No, no me digas... Los veo luego. —Minho le dio una palmada en la espalda y después se acercó a Boah.
—¿Qué pasó? —Ella llevaba maquinando las cosas sin decir una palabra a Sehun; esperaba ver a salvo a Minho para comprobar las cosas, pero la expresión de preocupación que este puso cuando le tocó ir al más joven la sacó completamente—. No te despidieron, ¿verdad?
—No. Pero ese tipo tiene serios problemas con los empleados que tienen hijos. —Boah lo observó y luego suspiró; había, en el escritorio de Sehun, un portaretrato mediano poblado de fotografías pequeñas a modo collage.
Cuando llegó al pasillo adoptó un aire serio y elegante, dejó el tapado en una esquina y caminó hasta la puerta. No necesitaba golpear, Minho (por orden del jefe) había dejado la puerta abierta.
Pensaba que si Kyungsoo no le hubiera dicho nada... No era momento. Su dependía de su capacidad laboral, saludó, ingresó a la oficina.
—Oh Sehun, secretario en jefe, Chino avanzado... —siguió leyendo—. ¿Tiene un hijo?
—Sí. —No respondió más que eso porque el rostro levemente fruncido del presidente lo limitó. Kyungsoo solía regañarlo por despotricar su amor paternal en cualquier ser humano que le preguntaba (por educación o no) sobre su hijo.
—Ayer se ausentó, ¿eso tuvo algo que ver? —Aunque no le gustó que utilizara ese término, en efecto había sido por su bebé (por culpa de alguien que lo perseguía), respondió con calma que no se sentía bien.
Viéndolo desde el otro lado del escritorio, el nuevo presidente (y dueño) tenía el aspecto de un empresario, como si lo llevara en la sangre. ¿Se podía nacer con un destino tan marcado? Bueno, según él Minho tenía toda la apariencia de un modelo, incluso se lo había dicho.
—Señor Oh, su historial es bueno. No me complacen los trabajadores que tienes mochilas extras. Siempre es estresante lidiar con gente distraída. Verá; usted no puede desligarse de su hijo y yo no puedo evitar que siga siendo padre durante sus horas de trabajo.
—Con todo respeto, es la primera vez que me ausento...
—Sí, es la primera vez en su historial, pero coincide con su paternidad. Y es padre soltero, el panorama es más desalentador. —Sehun quería decirle que podía pasarse los comentarios... pero aún (mientras no lo despidiera) seguía siendo su jefe.
—Fue un incidente aislado. Soy muy responsable y siempre cumplo con mi trabajo. —Sehun sabía que se moría por despedirlo, ¿por qué tardaba? ¿Quería verlo suplicar?
—Le daré... una semana de prueba. —Cerró la carpeta y lo observó detenidamente—. Será mi asistente personal, señor Oh.
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