Capítulo 13
Minho lo alcanzó con su auto y le hizo una seña para que suba. De camino al estacionamiento le contó lo que había averiguado sobre el nuevo presidente y sus extrañas exigencias.
—Compró la empresa hace cuatro meses y le pidió al presidente anterior que permaneciera en el cargo hasta que solucionara algunos problemas, creo que familiares. Todos los empleados creyeron que te habían despedido y entraron en crisis.
—Ya veo, eso explica las llamadas de Boah. —Se sentía culpable por no contestar.
—Bueno, todos averiguaron y hasta entré en duda. Por eso te llamé.
—No te estaba mintiendo, no soy bueno en eso. —A veces sentía que era un talento que Dios le negó por alguna razón.
—Me tranquilicé cuando contestaste y me confirmaste tu asistencia. ¿Cómo está el pequeño?
—Muy bien. Antes del año no podía sacarle una sola palabra, ahora no sé como detener su verborragia. Su ímpetu al hablar no responde a sus sentimientos. Hasta balbucea en sueños. —Minho sonrió y se dirigió hacia su espacio de estacionamiento. Llegaron más temprano de lo normal, por lo que se llevaron un susto al encontrase con Boah en el ascensor.
—¡Los estaba buscando!
—Boah, apenas llegamos —respondió Minho con una mano en el pecho—. ¿Cuándo llegaste?
—Temprano... Estaba muy nerviosa en casa, y no pude esperar más.
—¿Quién te dejó entrar? —Sehun no terminaba de entender como ella se las había arreglado para ingresar al edificio.
—Estaba en el café de enfrente. Esperé ahí hasta que llegaron los guardias de seguridad y me dejaron pasar.
—¿Cómo estás Taemin? —Boah se tambaleó en su lugar y cruzó sus brazos hacia atrás.
—Bien; preguntó por ti Minho. Él se veía muy bonito hoy.
—¿Sabes algo del nuevo presidente, Boah? —Sehun salió para rescatar a su compañero que no sabía si responder a los comentarios de la secretaria o cruzar la calle.
—No, pero todos aquí le tienen miedo. ¿Cómo le puedes temer a algo que no conoces?
—Es mejor no tomar riesgos. Yo estoy algo preocupado por el cambio. —Aunque en realidad había cosas mucho peores acechándolo cerca de su casa. La mujer solo asintió y le tomó del brazo para subir al ascensor. Minho dio un último vistazo al café y los siguió.
Rondaron por los pasillos unos minutos y después subieron a sus oficinas. Sehun caminó junto a Boah, pero se adelantó para abrir la puerta; un quejido fue amortiguado por el sonido de la puerta.
—¡Boah! ¿Por qué hiciste eso? —Su compañera soltó una carcajada y secó una lágrima.
—No pude evitarlo. ¡Estaban frente a mis ojos! —Mostró sus manos palmas arriba y armó un puchero—. ¿Qué pasa, Hunnie? ¿Le estás buscando un padre a Hyo?
—Claro que no. Estoy en mi derecho, si quiero vestirme de esta forma lo haré. Es mi traje favorito... No pude encontrar otro del mismo talle. Tengo fe en que voy a recuperar a mi viejo cuerpo.
—Buena suerte. Yo no lo haría, te ves bien. —Le guiñó un ojo y fue hasta su escritorio—. Te advierto que la próxima vez seré la madrina. Kyungsoo no me va a ganar.
—Kyung es el padrino.
—Sí, pero después no me dejaste ser madrina.
—Hubo un caos terrible con los papeles. Hyo solo tiene un padrino. Y no pienso tener más hijos, con uno es suficiente. Él le ha traído tantas cosas a mi vida que no creo tener espacio para alguien más. —No estaba mintiendo; la realidad era más que inexplicable. ¿Cómo podía contarle a Boah que estaba bordeando el infierno con cada día que pasaba?
—No quiero molestarte. Te ves cansado y Minho me dijo que faltaste porque te sentías descompuesto. ¿Fuiste al médico? Eres joven y Kyungsoo te ayuda mucho, pero criar a un niño no es cualquier cosa.
—No, no fui al médico. Me siento mejor, gracias por preguntar.
—El presidente acaba de llegar. Nos solicitan en la planta baja —avisó Minho—. El señor Kim Junmyeon espera abajo.
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