Capítulo 12
Apagó la luz de la sala y con su amigo se movieron únicamente desde la cocina al resto de las habitaciones durante todo el día. Habían golpeado la puerta varias veces, a diferentes horas, siempre con calma. Sehun era el quien bajaba para buscar comida o alguna bebida. Había experimentado la sensación irritante y angustiante de la vigilancia, nunca se acercó a la puerta, pero podía escuchar los pasos.
Cambió la hora de consulta con el pediatra. Algunas veces pensó en abrirle paso a ese sujeto extraño y aclararle las cosas. No había nada que hablar, no crearía una relación con ese hombre, no le permitiría un segundo de su tiempo, no se dejaría intimidar por él. Observaría pasivamente sus pasos, nada de interacción. La confrontación solo le traería problemas que no podría afrontar solo.
—Señor Oh, ¿cómo se siente?
—Bien, señor Choi. Solo estaba un poco agotado. Mañana estaré a primera hora.
—Lo entiendo. Solo consultaba porque mañana llegará el nuevo presidente y necesito armar la planilla para que no haya problemas. Al parecer es un tipo complicado, exigente. Si necesitas unos días más hazme saber. Buenas noches.
—Gracias. Buenas noches, señor Choi. —Cortó y dejó en teléfono sobre la mesa de la cocina. Colocó los emparedados sobre una bandeja y regresó a la habitación de su hijo. Kyungsoo sostenía un oso de peluche sobre su cara y Hyo inclinaba la cabeza para verlo. Los ojos bien abiertos y brillantes se depositaron sobre él.
—Me siento el segundo. Solo me mira cuando no estás. —Sehun sonrió y le dio la bandeja.
—Solo está con hambre. —Separó su camisa un poco y amamantó al pequeño.
—El pediatra dijo...
—Sé lo que dijo el pediatra.
—Sehun, solo lo hace porque quiere. Ya ni siquiera lo alimenta. Puede lastimarte.
—Prepararé el biberón entonces. Eres un niño gigante.
—Todas tus compras psicóticas siguen en sus cajas originales y él ya cambió de talle. ¿Vas a donarlas? También puedes vender lo que está prácticamente nuevo. —El regaño fue latente y Sehun solo lo ignoró. En su oficina pocos sabían sobre su hijo, solo el señor Choi y una compañera, justamente dos personas que le habían obsequiado cosas útiles, pero que él por ansioso ya había comprado. Por culpa utilizó primero los regalos y lo demás quedó abandonado en una esquina del cuarto.
—Se los daré a una asistente nueva que tendrá un bebé. La chica por el trabajo no pudo cometer tanto errores como yo. —Acostó a su hijo en la cuna y tomó su cena junto a Kyungsoo.
—¿La falta de hoy no te traerá problemas?
—No, he cuidado mucho mis posibilidades. Aunque con nuevo jefe, nuevas reglas. Mañana debo llegar temprano para que Choi me cuente lo que sabe.
—¿Minho sigue sin hablarle al chico del café de enfrente? —Sehun terminó un bocado y asintió.
—Lo hizo. No me dijo nada de eso y no voy preguntarle. Soy el rey de las preguntas inoportunas. —Kyungsoo recordó el último intento de su amigo y afirmó sus palabras.
Se vistió con un traje azul rey. El color era llamativo y quedaba a la perfección con su nuevo cambio de look: el cabello plateado, cortesía de Kyungsoo. Durante todo el embarazo había evitado los cambios bruscos y potencialmente peligrosos para el bebé. Ahora se veía diferente y su hijo se lo hizo notar cuando al despertar se prendió de uno de los mechones y lo frotó con sus deditos. Él y su amigo iban a explotar de ternura.
Como siempre le dolía dejar a su pequeño y siempre le besaba las manos antes de salir. Con un año su hijo había dejado de lado el llanto desconsolado y solo hacía un par de quejidos que Kyungsoo calmaba con besos y juegos.
—Está muy apretado abajo, Sehun.
—Kyung, es mi traje favorito —se quejó con un puchero y su amigo dejó al niño sobre la alfombra—. Es inevitable, quedé así... más caderón.
—No estás caderón. El problema no es precisamente allí.
—Pero está mejor que antes. Se estirará, voy a estar todo el día sentado.
—No es que... ¿no tendrás problemas con esto? ¿Seguro?
—No, todos en esa empresa están metidos en sus asuntos. No creo que me sancionen por llevar un pantalón un poco ajustado.
—Solo lo haría alguien que te este viendo el trasero, ¿no? Tendría que asumir que te vio el trasero.
—Tienes ideas muy extrañas. Nos vemos más tarde. Cuídense mucho y llámame si sucede algo o lo que sea.
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