La Shinigami se llevo las manos a la boca, miro con odio M el cual sonreía, por un momento se sintió mal por la mirada de odio que esta le dio, pero esto lo hacia por el bien de ella.

-¿¡Por qué haces eso maldito!?-. Grito la albina.

M la miro un momento y desapareció el espejo.

-Es tu hijo ¿Cierto?-. Le dijo con una sonrisa, ella no respondió. -Entonces separalo del detective, no ha muerto aún separalos antes que sea demasiado tarde-. Dijo con sarcasmo a la vez que se transporta a la puerta de la habitación y la abría.

-¡No soy tan idiota, tu no eres capaz de matarlo por el trato !-. Grito ella poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta. -Yo protegeré a Shinichi-. Le advirtió con un odio en su voz hacia él.

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Shinichi estaba en su casa solo, escuchó el timbre lo primero que pensó fue en Tairoku, pero este siempre entraba por su cuenta, abrió la puerta pensando en que tal vez el albino había olvidado las llaves o algo por el estilo.

Grave error.

Frente a él estaba Kaito Kuroba, el mago fantasma, su ex novio. Paso saliva y miro con sorpresa al ladrón, ¿Qué hacia allí?, el mago paso a la casa de Shinichi, el detective no se atrevía hacer nada, no podía preguntarle lo que pasaba.

-Shinichi, yo... Quiero pedirte perdón -. Dijo Kaito.

Shinichi arqueo la ceja.

¿En verdad de iba a disculpar? ¿Cree que arreglara eso con una simple disculpa?

Trato de hablar, pero ninguna palabra salió de sus labios, Kaito lo miraba tratando de con prender lo que quería decirle Shinichi.

Kaito cerro la puerta de la casa y así mismo acorralo al detective. Shinichi no sabía que hacer, no podía gritarle, pero tampoco su cuerpo reaccionaba como para empujarlo.

Sintió unos labios sobre los suyos, aquellos labios que alguna vez lo besaron, Kaito beso a Shinichi, el cual sorprendido no sabia si corresponder o rehusarse.

Correspondió tímidamente aquel beso.

El amor de ellos era verdadero.

Pero también tan frágil, que en cualquier momento podría romperse.

Un amor como el cristal, tan delicado que solo bastaba un golpe para romperlo.

Un amor verdadero y frágil.

Shinichi se dejo llevar por aquel beso, sus manos rodearon el cuello del ladrón para poder besarse mejor, Kaito rodeo la cintura de Shinichi con sus manos, sin romper aquel beso tan delicado, se separaron por falta de aire y se miraron a los ojos, aquellos ojos violetas estaban llenos de amor y deseo al igual que los ojos azules del detective.

Se besaron con pasión, Kaito abrazo más la cintura del detective atrayendo así su cuerpo más hacia el.

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La Shinigami apareció en el hospital, se hizo visible para la gente humana, para aquella gente que no tuviera un paso hacia la tumba.

Nadie era capaz de ver a un Shinigami al menos que tuvieran apunto de morir o aquella gente que podía ver lo paranormal, la gente con ese 'don' solo era capaz de ver a un Shinigami al igual que otros espíritus.

Camino hacia la enfermera que registraba a cada paciente que pasaba por allí.

-Señorita-. Hablo la Shinigami, la enfermera le miro y se asustó al ver aquellos ojos rojos como la sangre, aun cuando solo el iris era rojo causaba tanto miedo a los humanos.

-¿Sí?-. Dijo la enfermera volviendo su vista a algunos documentos.

-¿No trajeron a un joven de cabello blanco y largo?-. La enfermera arqueo la ceja algo confundida. -Tiene una cicatriz en su mejilla y responde al nombre de Tairoku Sakurada -. Se explicó.

La enfermera reviso los documentos recientes y efectivamente había un joven que respondía a las características que la mujer le daba.

-Efectivamente trajeron a un hombre con esas características -. Dijo la enfermera.

La Shinigami suspiro alivida.

-¿Cómo esta?-. Preguntó inmediatamente.

-Él esta bien, solo sufrió un golpe en la cabeza y unos rasguños, nada grave-. Dijo la enfermera sin preocupación. -Puede pasar a verlo esta en la habitación 105-.

La Shinigami asintió levemente y fue hacia la habitación, pero antes de entrar se detuvo. ¿Qué estaba haciendo? ¡Él ni siquiera la conocía! Suspiro lo importante era que estaba bien.

-Disculpe-. Le habló la misma enfermera tocándole el hombro a la albina.

Elle miro con atención a la enfermera y vio que esta tenia una cajita de regalo, la cual estaba intacta.

-El joven en ningún momento soltó esto, supongo que era para algún familiar-. Se lo entrego la enfermera a ella.

La Shinigami lo recibió y mito el regalo con curiosidad. Le enfermera se retiró dejando sola a la albina, agarro la nota que estaba allí colgando de aquel moño rojo.

«Para: Shinichi.

De: Tairoku.

Espero que te guste»

La mujer sonrió al ver la caligrafía perfecta de Sakurada, una pregunta cruzo por su mente; ¿Donde estaba Shinichi? ¿Acaso no se entero del accidente?.

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(....)

Efectivamente Shinichi no se había dado cuenta de que Sakurada había tenido un accidente, ya que aun cuando el teléfono sonó varias veces no atendió, ya que Kaito se lo había impedido.

Ahora mismo se encontraban en la habitación del detective.

Ambos desnudos en la cama.

Shinichi no podía creer que Kaito lo haya hecho suyo, se habían dejado llevar por la pasión y el amor de ambos, sin embargo aquel maravilloso momento debió ser arruinado por sus pensamientos, en aquel momento recordó que Kaito estaba casado y tenia una hija, él no quería ser quien destruyera la familia de Kaito.

Dejo de mirar el rostro de Kaito, sus ojos se humedecieron, volviéndolo a la cruda realidad; Kaito estaba casado y tenia una hija, Kaito nunca entendería a un mudo como él.

No pudo decir nada más que llorar en silencio, Kaito se dio cuenta al instante, agarro la barbilla del detective obligándole que le mirara, limpio con su pulgar las pequeñas lágrimas del detective.

-¿Porqué lloras? ¿Te lastime?-. Preguntó preocupado.

Shinichi negó con la cabeza no sabía como decirlo. Trató de abrir la boca y decirlo, pero él no le entendía.

"Tú estas casado". Dijo lentamente, asegurándose que el ladrón le entendiera.

El cual con dificultad entendió.

Parecía sorprendido como si lo hubiese olvidado.

-Tienes razón-. Le respondió Kaito bajando la mirada. -Sera mejor que me vaya-. Dijo Kaito quitándose las sabanas y poniéndose su ropa.

Shinichi se sintió utilizado por él, no dijo nada y prefirió tragarse las ganas de llorar.

Miro como Kaito salió de su habitación.

¡Qué injusta era la vida!

Pronto en aquella habitación apareció la Shinigami con la cabeza baja, miro a Shinichi, quien seguía en vuelto en aquellas sabanas sin ponerse la ropa.

-¡Cambiate en este instante! -. Grito la Shinigami, sus ojos estaban cristalizados. -¡Tenemos que hablar!-. Ordeno.

Shinichi quiso ignorarla después de todo ella tenia la culpa de que él se sintiera tan mal.

Ella trono los dedos y en un dos por tres, el tenia su ropa puesta y la topa estaba acomodada.

¿De que quería hablar la Shinigami? Parecía ser muy urgente.

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Notas de la autora: ¿Que tal? ¡No me maten! Tarde como
4 días tratando de escribir este capitulo;

1-. Me distraía mucho leyendo fanfics, tanto en Wattpad como en Fanfiction.Net

2-. Me daba tanta pena tener que escribir esto. ¡Enserio! Tuve que escribirlo porque así era la idea principal

Así que no me matéis, la historia esta apoco de terminar </3

Esta vez no hago preguntas ok no.

¿De que creen que trate de hablar la Shinigami?

En el próximo capítulo se resolveran algunas dudas ~