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Capítulo 6

Se habían escuchado rumores acerca de desapariciones de Plasmiomorfos en el país, provocando que Venegas de otras partes del planeta tomaran acciones al respecto. Ellos enviaron a sus mejores elementos dentro de sus Mediadores y ellos se llevaron una sorpresa al ver a Serrano en su grupo.

—Sebe ser una broma —soltó una mujer de larga cabellera negra, su piel era muy pálida y tenía rasgos asiáticos.

—No trabajaré con este discapacitado, antes muerto —protestó un hombre con un acento ruso.

—Alan Serrano, ¿por qué lo eligieron? —cuestionó otra mujer, hablando de él como si no estuviera presente—. Ya es un milagro que un discapacitado como él haya sobrevivido hasta ahora.

—Debería conformarse con eso y no meterse en nuestros asuntos.

La paciencia del rubio estaba llegando a su límite, tampoco ayudaba que estuvieran dentro de una camioneta. Viajando hacia el lugar donde podrían encontrar alguna pista.

—Es extraño que todos ustedes, elementos importantes y destacados de Venegas, me conozcan pero yo no tengo ni idea de quiénes sean. Irónico —comentó, haciendo que los otros lo miren fijamente, con hostilidad. Sus expresiones ya no eran de burla, sino de odio y desprecio.

—El discapacitado tiene buen olfato para rastrear a otros plasmiomorfos y está cumpliendo un castigo que Venegas le impuso —les explicó el conductor para tratar de controlar los ánimos.

—Castigo o no, no quiero trabajar con él —insistió el sujeto musculoso.

—Coincidimos en eso —respondió Alan en un tono desafiante. Sin embargo ignoró al resto para enfocarse en su celular. Allí sus Mediadores le habían enviado información de con quién trabajaría.

Alexis Vasíliev, es un hombre dedicado a los deportes extremos. Los humanos les fascina verlo cumplir retos mortales. Por supuesto todo se arruinaría si supieran que es un Plasmiomorfo con habilidades de regeneración. Ese acento ruso también era falso, si quisiera Alan también podría cambiar su etnia en un abrir y cerrar los ojos.

Ayaka Fei era la de rasgos asiáticos, famosa y conocida modelo de cosplay. Los demás plasmiomorfos viven en la Tierra con un perfil bajo toda su vida pero ella es la excepción, tiene una multitud de fans ya que caracteriza a la perfección a sus personajes favoritos.

Por último estaba Charlotte Miller, ella competía en popularidad con Ayaka y ni hablar de sus películas. Siempre obtenía los papeles principales por su belleza, rizos pelirrojos y ojos verdes y profundos, aunque sorprendía a todos los críticos con su actuación. La cuál era increíble para los humanos pero era obvio, mentir y fingir está en los genes de todos los Plasmiomorfos.

—¡Son todos celebridades! ¡Es injusto! —gritó en su pensamientos—. ¡Me llamaron la atención por cambiar de forma una sola vez y estos pueden aprovecharse como si nada, obteniendo fama y plata! ¡No es justo! —Alan comenzó a rechinar los dientes. La frustración lo invadió de golpe, sin embargo recordó a Narahi, quien la ayudaba a calmarse cuando su paciencia se acababa.

Él dio una profunda respiración, recobrando la tranquilidad y fue justo a tiempo ya que la camioneta se detuvo. El chofer les indicó que todos se colocaran la ropa que les habían dado, siendo estos uniformes de policía de rastreo. De este modo no llamarían la atención de las personas curiosas y las autoridades los dejarían trabajar al creer que son parte de sus unidades.

Alexis, Ayaka y Charlotte cambiaron sus apariencias para que nadie los reconociera. Por su parte, Alan simplemente cambió su tono de cabello de rubio a negro. No quería hacer cambios más grandes porque podría sufrir otro episodio de descontrol, de los cuales Venegas no estaba enterado y él sólo podía esperar que nada malo sucediera.

—La última vez que las cámaras vieron a Nuria Sena fue al entrar a ese lugar —comentó el chofer, él era el encargado de darle los detalles sobre los plasmiomorfos desaparecidos y dicho edificio estaba frente a ellos. El chofer estaba señalando el gran complejo abandonado, una vieja escuela que iba a se remodelada pero el trabajo nunca se concretó y abandonaron el edificio. Los matorrales rodeaban el terreno, enredaderas y pequeños árboles cubrían o creían de las paredes llenas de moho. 

—Adivinaré, no hay nadie en kilómetros —comentó Charlotte.

—No, los vecinos dicen que el lugar está embrujado y nadie se acerca. Excepto los adolescentes que vienen a drogarse y los exploradores urbanos —explicó el chofer subiendo y bajando los hombros.   

—Nuria debió pensar que era el lugar perfecto para cambiar de forma —comentó Ayaka mientras caminaba junto a los demás hacia la escuela—. Los recién llegados tienen tanto que aprender, su maestro debió ser incompetente. 

—Ellos me rechazaron —dijo Alan entre dientes. 

—No dije nada de ti, como dices, te rechazaron. No eres su maestro —respondió mirándolo sobre su hombro y tenía razón por lo que él debió callar.

—Es tu turno discapacitado —habló Alexis, dándole una brusca palmada que quedó ardiendo en su espalda.

Alan frotó la zona, aunque no quería demostrar debilidad alguna antes ellos, el golpe fue doloroso. Aun así siguió adelante para hacer su trabajo, de ello dependía la supervivencia de Narahi.

Mientras recorría el lugar, tratando de encontrar algún rastro de olor, Alan especulaba que su casi alumna tal vez había ido a ese lugar para cambiar de forma. Al ser recién llegados, esos Plasmiomorfos no pueden mantener una forma durante mucho tiempo, días, semanas, por lo que deben recurrir a esos lugares abandonados. 

—Apesta, pero no es su olor —murmuró al sentir a sus compañeros de equipo—. ¡No se muevan, están contaminando el lugar! —les dijo para que se quedaran quietos. 

—¡¿Quién te crees para darnos órdenes?! —exclamó Charlotte, completamente indignada. 

—Estás esparciendo el hedor de tu imitación de perfume caro y tapas los rastros viejos que pudiera haber dejado la desparecida. —Charlotte sólo apartó la mirada pero se quedó quieta en su lugar al igual que Alexis y Ayaka.     

Alan retomó la búsqueda mientras caminaba por los largos y sucios pasillos de la escuela abandonada. Bajo sus pasos se quebraban ramas secas y hojas, el eco rebotaba y recorría las habitaciones vacías. En un momento él se detuvo, reconociendo un aroma que llegó gracias a la brisa que entraba por las ventanas rotas. 

—El rastro —susurró para luego apresurar su caminata. El débil olor lo había llevado al interior de un salón de actos, o eso era, porque el lugar estaba cubierto por  vegetación y suciedad, unas enredaderas que provenían de una esquina llamaron su atención. 

Alan tragó saliva ya que reconoció que esas enredaderas estaban hechas de viseras, intestinos que habían sido olvidados y se secaron completamente al descomponerse. Inmediatamente llamó a los demás para enseñarles el macabro hallazgo. No era normal que un plasmiomorfo vaya por ahí dejando partes de su cuerpo, además los intestinos parecían estar aferrados a la pared, entraron a las gritas pero al parecer fueron arrancados.

—El rastro acaba aquí, había otro olor —les explicó Alan—. Pero como dije, contaminaron el lugar.

—Parece que fue atacada. Estaba siendo arrastrada y se sujetó de la esquina —habló Alexis mientras observaba el lugar cuidadosamente—. ¿Por qué no usó sus vectores? ¿O los brazos? —se cuestionó.

—La verdadera pregunta es qué, ¿qué cosa pudo hacerle esto? —comentó Ayaka—. Los humanos son débiles y ni siquiera saben que existimos. Es imposible que se trate de otra especie porque nosotros ocupamos el planeta. 

—Eso sólo deja una opción... Fue otro plasmiomorfo —declaró Charlotte—. Discapacitado.

—Soy Alan —corrigió con el seño fruncido.

—¿Podrían reconocer el otro olor si volvieras a sentirlo? —cuestionó mientras sacaba su celular.

—Por supuesto.

—Bien, hay una lista de plasmiomorfos problemáticos que debemos revisar. Tal vez alguno enloqueció por llevar una vida humana y comenzó a atacar a los demás —Charlotte llamó directamente a Venegas, informándoles del hallazgo de nuevas pistas. Por su parte los demás comenzaron a limpiar los restos luego de haber sacado fotografías, debían conservarlas como prueba y el lugar debía quedar limpio para que nadie ajeno al caso se entrometiera. 

En ese momento un pensamiento cruzó por la cabeza de Alan, fue cuando colocaba las viseras dentro de una bolsa para luego analizarlas.

—¿Y si fue... devorada?    


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Dato de los personajes

Narahi tiene una canción favorita de Ed Sheeran y se la fue dedicada por Alan.

https://youtu.be/ZhW-KOu_54I

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