Capítulo 3 - Explosivos
Llegué a mi casa.
Llegar a mi hogar es ratificante porque todo el espacio tiene colores vivos bien combinados con diseños resaltantes y decoraciones que le van de maravilla. Paredes de color melocotón, cuadros minimalistas de menor a mayor. Sofá amarillo y ventanas rojas con cortinas doradas... Todo al estilo de la diseñadora Axelia.
Subo directamente a mi habitación, me quito mis tacones y me dirijo a mi cama, tomo a Galaxio y me desahogo.
—Galaxio, hoy he visto al hombre más perfecto que mis ojos hayan podido ver jamás. —Volteo en blanco mis ojos al recordar el resto— Lástima que no pude ni siquiera saber su nombre. Sin embargo, sabes bien que no me doy por vencida.
Puse a Galaxio en su lugar de descanso y me senté en mi pequeño escritorio, tomé la libreta y con lápiz en mano empecé a dibujar lo que ahora estaba en mi mente, el rostro de aquel modelo perfecto... «Haré lo que tenga que hacer, pero serás mío»
Entre el dibujo y que luego me ocupé creando algunos patrones nuevos y cortando la tela en mi salón de diseños, necesitaba adelantar esto para no acumular nada. Sin darme cuenta ya habían pasado una hora y media, Celestia me llamó a mi celular avisándome que fuera por ella, dejé todo junto a Galaxio, tomé las llaves del auto y salí a buscarla.
Afuera de la Academia habiando muchos autos y camionetas, claro que menos que al principio, era obvio que ya se habían ido varios.
—No sé qué fue lo que hiciste, —entró al auto Celestia hablandome deprisa y exaltada— pero ahora Fredric Strömberg está muy molesto contigo y también conmigo. —Enfatizó.
Voltee sobre mi hombro a verla, sosteniendo el volante. —¿A quien dijiste?
—¡Ay! el modelo sueco, ese que te gustó, de ojos coloridos.
—Con pecas y heterocromía. —Agregué pensativa creando una sonrisa satisfecha de que ahora ya sabía el nombre del sujeto objetivo.
Ella asintió y le pedí que me explicara eso que decía mientras daba miradas al rededor esperando encontrarlo.
—El ya se fué —repuso conociendo mis intenciones—. La cosa es que...
Celestia al terminar el seminario se le acercó al modelo perfecto para hablarle de mí estaba por darle mi tarjeta sin embargo ni tiempo dió cuando él muy exasperado le dijo: "Por favor, dile a tu amiga que no vuelva a hacer algo así. O tendré que denunciarla por acosadora".
—Ja, ja, ja —rei imaginando todo lo que pudo haber dicho—. Ese ridículo engreído... ¿Quien demonios se cree? Solo porque tenga una apariencia perfecta no lo hace perfecto de mentalidad. —Levanté una de mis cejas pensando en cómo debía hacer ahora para persuadirlo, claro que me sobresalte cuando a mi amiga le dió la crisis y salió tan rápido sacandome de mi lado para que ella fuera la que manejara— ¡Oye, relájate! —Exclamé.
—¿Y qué fue lo que hiciste exactamente? —Demandó exigiendo una explicación.
—Solo entré al baño de hombres cuando el entró. Era la única manera en que podría hablarle sin interrupción. Claro que el lo malinterpretó todo.
Celestia abrió la boca muy grande, pensé que me iba a comer. —¿¡Que hiciste qué!?
Le voltee los ojos. —Solo conduce antes de que vomite del estrés que me causas.
En todo el camino ella no dejó de reclamarme por el hecho de haberme metido en el baño de hombres, sola y con el, y que razón tenía en verme como una acosadora, pero es algo absurdo porque claramente le dije que solo quería hablar con él. ¿Será que no entendió bien mi español? Creo que hablé bastante coherentemente.
Al llegar a mi casa ella me siguió en todo mi recorrido al salón donde había dejado mi trabajo a la mitad, hablando como una lora parlanchina.
—Okay, solo quiero saber cuánto tiempo se quedarán ellos aquí.
—¿Te refieres a los Supermodelos? —asenti— tres días, quitando el de hoy ya quedan dos.
Mi mente estaba tratando de encontrar alguna forma de hablar con el; sería difícil y más ahora que está molesto por haberlo sorprendido de esa manera, cosa que me parece ridícula puesto que está exagerando todo.
—Ahí está esa mirada —ella me señaló con el dedo— estás tramando algo ¿verdad?
—Necesito saber que el modelará para mi.
Celestia soltó un gruñido. —Ya te dije que es mejor dejarlo tranquilo, ya nos odia y piensa que somos unas locas. Mejor déjalo en paz y buscaré a otro que...
—No. Tu quédate tranquila, yo sé qué haré —miré a Galaxio, sonriendo— ¿Verdad que sí, Galaxio?
—A veces me preocupas, Axe.
La hora del almuerzo llegó enseguida, y a Celestia se le ocurrió que ir a comer con los muchachos sería buena idea porque ninguna de las dos quería cocinar. Así que invadimos la casa de nuestro querido amigo Dan, el único que cocina como si tuviese magia en sus manos porque cada platillo que pruebas de el parece derretirse en tu lengua ante el verdadero sabor delicioso.
—¡Dan, abrenos, hemos llegado! —Exclamé a todo pulmón para avisar.
El inmediatamente salió porque sabe que puedo ser muy escandalosa si se tarda en abrir la puerta. Una vez no quería dejarnos entrar y no paré de gritar diciéndole de todo lo que me pasaba por la mente, incluso los vecinos lo llamaron para que viera lo que sucedía y no tuvo más remedio que dejarnos entrar.
Es que al final, yo siempre gano. Ja, ja.
—Pasen —dijo el pequeño rubio con voz cansona. Cuando entramos vimos que Archie también estaba sentado en el sofá, nos dió una inmensa sonrisa traviesa—. Les he dicho que cuando vengan a-vi-sen, que para eso existen los teléfonos. —El pobre empezó a farfullar— Ni siquiera traen nada y vienen a que yo les cocine, que abusadores...
—Hola, Ceci. —Archie nos saludó, es el más extrovertido del grupo, nos hicimos amigos desde la Universidad, el era de esos tipos amigo de todo el mundo y yo siempre fui selectiva, como yo no hablaba con los demás ya que no me interesaban él solo se fue acercando poco a poco a Celestia y a mí.— Hola, Mona Lisa.
—Hola, ciclón —así lo llamo, queda acorde a él porque es tan intenso y molesto como un ciclón— ¿tu también vienes a almorzar?
—Efectivamente. —Asintió Archie con ojos saltones— Se me antojaba comer algo preparado por nuestro querido Dan.
—Pss, ¿qué es esto? —se quejó Dan arrugando la nariz como un cachorro— ¿un comedor social?
—Ay ¿de qué te quejas? Si amas cocinar para nosotros. —Corrobore yendo a la cocina.
El estaba picando algo de cebolla en aros, mientras observaba toda la zona y mi estómago tan insistente rugía, destapé un plato que tenía varias tajadas de plátano frito y tomé dos. Claro que Dan como una fiera con su cocina se dió cuenta y explotó...
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Los amigos de la Mona Lisa; espero que les agraden tanto como a mi. 😌
Por cierto, no seas lector fantasma, comenta que quiero leerte 💜 saber que existes me hace feliz ¿okay?
Los quiero.
Ig: elimar.lopez.escritora
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