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IV-Una Noche de Karaoke

El día era sábado, por las seis de la noche, Saito Yumeko estaba esperando en silencio a Seiya y a Rui para ir todos juntos a divertirse. Para pasar el tiempo, leía una de las muchas novelas que tenía en su colección, Estudio en Escarlata, por Sir Arthur Conan Doyle. 

Desde su más tierna infancia, Yumeko había sido una gran fan del misterio y del terror, había algo en esas historias que le fascinaba de una manera que ni ella comprendía. Edgar Allan Poe, Stephen King, H.P Lovecraft, Conan Doyle, Ito Junji, Edogawa Ranpo, entre otros. Fue de este gran gusto por la lectura detectivesca y de terror, que se interesó en estudiar periodismo para poder estar cerca de todo tipo de crímenes que ocurran en Japón, asesinatos, robos, etc. Algunos encuentran esa aspiración como algo escalofriante, pero Kurumada Seiya le encantaba y además, le animaba a intentar a volverse también en una escritora, ya que vio que tenía talento en ello.

—¡Saito-senpai!

Yumeko miró de reojo hacia la derecha, encontrándose con Rui, quien le saludó con una pequeña reverencia. Sus mejillas ya estaban rojas, ella todavía no olvidaba lo que ocurrió hace pocos días, era algo que no se pudo sacar de la cabeza.

—¿Te sonrojas con facilidad? —preguntó Yumeko, juguetona.

—¿E-Eh? Cre-Creo que sí —respondió Rui, jugando con sus dedos.

Rui miró el libro que tenía Yumeko, el cual guardó en su bolso.

—¿Te gusta Sherlock Holmes? —preguntó abriendo los ojos de par en par.

—Me gustan las novelas policíacas y de terror en general, pero sí, uno de mis favoritos son los libros de Sherlock Holmes.

La mirada Rui se iluminó, como la de una niña pequeña.

—¡Me encantan las historias de Sherlock Holmes! —exclamó dando algunos saltitos—. ¡¿Cuál es tu novela favorita de la serie?! ¡¿Cuál es tu relato favorito?! ¡¿Cuál es la adaptación que te gusta más?! 

Por cada pregunta que hacía, Rui se acercaba más y más al rostro del Yumeko. La chica de cabello rizado se echó a reír, era la primera vez que veía a Rui dejando de lado su timidez para hablar con tantas ganas de un tema que le apasionaba.

La chica de gafas se dio cuenta de lo que estaba haciendo y enseguida se avergonzó un poquito.

—A-Ah, l-lo siento, ¿fui muy intensa?

—Para nada, es normal emocionarse por algo que te gusta, ¿no? Además, lucías bastante adorable.

El corazón de Rui empezó a latir rápido, las palabras de Yumeko y su bello rostro bajo las luces nocturnas, despertaban en ella una atracción intensa.

—Respondiendo tus preguntas, mi novela favorita es el Signo de los Cuatro, mi relato favorito es Los Bailarines y si tuviera que escoger alguna adaptación que me gustó mucho, sería Moriarty the Patriot. ¿Qué me dices tú? Además de Sherlock Holmes, ¿tienes otros gustos literarios?

—Mi madre tiene una colección inmensa de libros, pasé gran parte de mi vida leyéndolos... además de mangas románticos, ¡jejejeje! Traté de leer algunos libros de terror que tenía allí de Lovecraft..., pero después no pude dormir durante tres días.

—Oh, ya veo, eres una gatita asustadiza —comentó con picardía.

—¿E-Eh? T-Tal vez un poquito —musitó jugando con su cabello.

—¡Hahaha! No hay nada de que apenarse, gatita, no todos tienen una resistencia elevada al terror. Pero si quieres sumergirte un poco más en eso, te recomendaría empezar por Poe, no es tan intenso como Lovecraft o Ito Junji, pero sí que te pondrá los pelos de punta con algunas de sus historias —relató con una sonrisa macabra y moviendo lentamente sus dedos por las mejillas de Rui, provocándole un escalofrío.

—S-Saito-senpai, usted es realmente aterradora, ¿sabía?

—Gracias, es uno de mis muchos dones —replicó con una sonrisa.

La chica de cabello rizado se alejó un poco de Rui, manteniendo todavía esa mirada descarada y juguetona, junto con un poco de malicia. Se hizo un pequeño silencio entre ambas y cuando la tímida kouhai no se lo esperaba, gritó "¡boo!" con todas sus ganas, sacándole un verdadero grito de terror a Rui. Yumeko estalló en carcajadas.

—¡Saito-senpai, usted es muy mala! —exclamó Rui, dándole pequeños golpecitos mientras Yumeko no paraba de reír.

—Tendrías que haberte visto, pusiste una cara estupenda, serías una buena Scream Queen —dijo mientras se limpiaba una lágrima del ojo—. Desearía haber tomado una foto.

Rui le miró con un puchero.

—¡Yumeko-chan! 

Seiya finalmente apareció, dándole un fuerte abrazo a la chica de cabello rizado, incluso alzándola unos cuantos centímetros sobre el piso.

—¡Oye, quítate idiota! —reclamó Yumeko, con las mejillas ruborizadas, tratando de apartarlo.

—Ay, por favor, eres mi mejor amiga en todo el mundo, déjame abrazarte.

—¡Me muero! —exclamó con todo sobreactuado y exagerado.

"De verdad que son muy tiernos cuando están juntos", pensó Rui, viendo toda la escena con diversión. "Me equivoqué con ellos antes, más que novios, realmente parece como dos hermanos, me pregunto qué los llevó a ser tan cercanos en poco tiempo".

—¡Para tí también hay un abrazo, Rui-chan!

—¿Qué?

Seiya envolvió a su pequeña kouhai en un fuerte abrazo, sacándole todo el aire de sus pulmones en un segundo.

—¡¿Lista para una noche de diversión?! —exclamó jovial.

—S-Sí, estoy lista, Kurumada-senpai —respondió mientras se acomodaba sus lentes.

—¡Entonces, vámonos nenas, no hay tiempo que perder!

—Te acostumbrarás a sus abrazos de sumo —bromeó Yumeko, dándole una pequeña palmada en el hombro.

—Es muy alegre, me agrada mucho —confesó cabizbaja, rascándose la mejilla—. Con razón es popular en la universidad.

—Yo le atribuyo más al hecho de que todas las chicas se babean por él, ¿acaso tú no?

—A-Ah, no realmente... digamos que no es mi tipo.

Seiya las llevó a un nuevo lugar de karaoke que había abierto recientemente cerca de la universidad y que además tenía una selección muchísima más amplia de canciones, más que la que tenía el anterior al que iban él y Yumeko el año pasado.

Rentaron una hora y media en una de la salas, también ordenaron bocadillos, refrescos y un poco de alcohol para el chico y su kouhai, ya que a Yumeko no le gustan las bebidas alcohólicas.

—No pensé que odiaras el alcohol, Saito-senpai —comentó Rui, tomando un trago de cerveza.

—El alcohol hace que mi muchachita se ponga mal, por eso no toma —explicó Seiya, mirando a Yumeko con picardía—. La última vez le vomitó en la capucha a un pobre diablo ¡auch!

Yumeko le miró con el ceño fruncido tras patearle la pierna.

—Kouhai, borra esa anécdota de tu mente en este instante, ¿entendido?

—¡S-Sí, senpai!

—Por otro lado, me sorprende que una gatita como tú decida beber —comentó la chica de cabello rizado, pícara—. De hecho, cuando nos conocimos había alcohol en tu aliento.

—B-Bueno... todos en mi familia tienen una resistencia elevada al alcohol, entonces estas cosas no son nada para mí —admitió ligeramente sonrojada

—En eso ya le ganas a Yumeko-chan —bromeó Seiya.

Seiya encendió la máquina de karaoke y le pasó el micrófono a la chica de gafas.

—Los kouhai van primero —le animó.

Ella casi se ahoga con su cerveza, tras darse unos pequeños golpecitos en el pecho, miró a Seiya con nervios.

—¿Estás seguro, Kurumada-senpai?

—Por supuesto, esto es una buena manera de superar la timidez con la gente —Seiya le tomó delicadamente para que se levantara y escogiera la canción que quisiera—. Puedes usar el truco de imaginar a la gente sin ropa para calmarte.

Rui miró hacia Yumeko, sus dos senpais juraron haber visto vapor salir de su rostro, junto con un hilito de sangre salir por su nariz.

—Creo... creo que eso lo haría peor, pero haré mi mejor esfuerzo.

https://youtu.be/iKXv6A4AAZM

Rui comenzó a buscar en la máquina alguna canción que le llamara la atención o que conociera de antes, encontrando allí una que le llenó la mente de una mezcla de emociones, entre ellas, la nostalgia, el amor y un poco de tristeza. Se trataba de la canción Au Revoir, de la banda japonesa de rock gótico Malice Mizer. Rui se la sabía prácticamente de memoria, su madre la escuchaba todos los días mientras se encontraba en su estudio, escribiendo sus notas para el periódico, a las dos les encantaba.

Al reproducirla, cerró los ojos, imaginándose que estaba en la sala de su antigua casa, mientras disfrutaba de la canción con su madre y la letra salió por si sola de su boca, con una naturalidad sorprendente.

Seiya y Yumeko la miraron con intriga y asombro mientras bebían y comían los aperitivos que habían ordenado. No se esperaban que Rui tuviera una voz tan armoniosa y hermosa para cantar.

"Esta chica no para de sorprenderme", pensó Yumeko, relamiéndose los labios. "Sin duda, su problema es la falta de confianza, del resto, tiene todo lo necesario para sobresalir a su manera".

"¡Uwah! ¡Tienes una gran voz, Rui-chan!", pensó Seiya. "¿Cómo no pensaste en ser cantante antes?".

La chica de cabello rizado se levantó de su asiento y se acercó a Rui.

—No dejes de cantar —le susurró al oído.

Lo siguiente tomó por sorpresa la chica de gafas y es que suavemente, Yumeko la guio en una pequeña danza al ritmo de la canción y la música. Las manos de Yumeko se sentían como la sueva seda en su piel, el sonrojo en sus mejillas apareció nuevamente, pero se sentía feliz. Rui creía que su suerte al socializar finalmente había cambiado, de solo tener a una amiga a conocer a dos personas grandiosas que decidieron aceptarla como una más.

Al final de la canción, tanto Yumeko como Seiya le aplaudieron y le silbaron a todo pulmón, incluso el chico hizo una pantomima de arrojarle rojas. Rui soltó una risa, rascándose la mejilla con pena.

—¡Bravo, oh bravo! ¡Increíble Rui-chan! Tienes una voz sumamente hermosa —dijo Seiya, tomándole de los hombros maravillado.

—B-Bueno, es que ya me conocía esa canción de memoria, la cantaba casi todos los días cuando me aburría.

Yumeko le dio una palmada en la espalda, sobresaltándola un poco.

—Deja esa modestia aparte, lo hiciste excelente —remarcó con una pequeña sonrisa, para luego tomar el micrófono—, pero ahora conocerás una maestra del canto.

—Uhhh, ¿cantarás una de tus canciones infantiles? —preguntó Seiya, pícaro.

—¡Cállate! ¡Eso solo fue porque perdí nuestra apuesta, payaso!

—¿Cuál apuesta? —le preguntó Rui a Seiya en voz baja.

—No te preocupes, lo tengo grabado, te lo enseño luego —le reveló con una risa digna de un villano.

Yumeko fue hasta la máquina, quería lucirse ante Rui y ser alabada como una senpai grandiosa, porque si había algo que le gustaba Yumeko, era lucirse ante los demás como una persona con múltiples talentos. Por ende, escogió una de sus canciones favoritas de toda la vida, Skyfall de la cantante Adele.

https://youtu.be/DeumyOzKqgI

La música comenzó y nada más al cantar los primeros versos de la canción, Rui quedó boquiabierta de lo hermosa que era la voz de Yumeko. De alguna manera, le recordaba al relato mitológico de las sirenas de la Odisea, era un voz encantadora, misteriosa y seductora que alcanzaba los tonos indicados en el momento indicado. 

En un momento, la chica de cabello rizado la tomó de la mano y la hizo bailar al son de la melodía, guiándola en cada momento sin dejar de cantar. Estando más cerca de ella, Rui pudo notar "algo" en el mirada de Yumeko, tal vez fue simplemente su imaginación, pero ella pudo notar como había cierta melancolía o nostalgia en su mirada cuando cantaba.

"¿Será que esta canción también le recuerda a alguien al igual que a mí?", pensó cada vez más intrigada por ella. "¿Kurumada-senpai también lo ha notado?, tengo tantas preguntas en mi cabeza con respecto a Saito-senpai. Lo cual debería ser obvio, apenas la conozco, pero... es como si ella fuera un misterio envuelto en intrigas y secretos. Algo en mí me dice que hay mucho más de lo que se ve en la superficie"

En un momento, Yumeko las inclinó hacia delante, quedando sus rostros sumamente juntos. A diferencia de otras ocasiones, Rui no se puso tan nerviosa, sino que simplemente se quedó viendo sus hermosos ojos, los cuales brillaban como esmeraldas bajo la luz de la luna, algo hipnótico de presenciar. 

Yumeko la hizo girar y cuando la canción terminó, ambas hicieron una reverencia ante Seiya, quien soltó varios gritos de ovaciones mientras grababa todo para su celular.

—¡Esas son mis chicas! —exclamó dando varios saltos de emoción—. Estuvieron grandiosas. Yumeko-chan, te pasaré el video más tarde al llegar a mi casa.

Grazie, se verá genial en mi blog —replicó, volviéndose sentar y teniendo a Rui rodeada por su brazo derecho—. ¿Qué me dices tú, Kouhai? ¿Cómo estuve?

—E-Ehm... estuvo grandiosa, Saito-senpai —respondió cabizbaja—. Dicen que yo soy buena cantante, pero usted está a otro nivel completamente diferente.

La chica de cabello rizado sonrió de forma juguetona y narcisista, soltando unas pequeñas risas.

—Te arrepentirás tarde o temprano de subirle el ego, Kouhai —bromeó Seiya, ganándose una mirada molesta de Yumeko—. Ahora verán a un verdadero maestro del karaoke, no hay nadie en la universidad que me supere.

—¿Y yo soy la ególatra? —le susurró Yumeko a Rui.

Seiya escogió la mejor canción para la ocasión y esa era Wekapipo, del grupo Soul'd Out.

https://youtu.be/nAP3FgtcH9I

Desde el punto de vista de Rui, era evidente que alguien como Seiya disfrutaría del rap por su personalidad y estilo, solo que no se esperaba el espectáculo que haría.

Mientras cantaba, Seiya hacia movimientos súper exagerados, era como una caricatura satírica de los raperos. Las risas de Rui y Yumeko no se hicieron esperar, si algo se le daba bien a Seiya, era hacer reír a la gente, tenía un carisma y energía únicos.

Incluso pudo hacer que su kohai abriera los ojos de par en par al hacer un movimiento de Break Dance, conocido como air flare, en el que solo se usan los brazos para equilibrar el cuerpo de un lado a otro en forma de círculo. Lo más impresionante de este paso, es que los pies nunca tocan el suelo.

Rui se dejó llevar por la emoción que sentía y se levantó de un salto de su asiento para aplaudirle y gritar a todo pulmón, Yamiko le siguió al poco rato, animando a Seiya durante toda la canción.

Y así siguieron por el resto de la noche, turnándose para cantar, a veces haciendo duetos o tríos, riendo y a veces compartiendo algunas vivencias que experimentaron en el pasado mientras comían los bocadillos que ordenaban.

Cuando se hicieron las once de la noche, los dos senpais acompañaron a su querida kohai hasta su departamento, para luego marcharse a los suyos.

Kugisaki Rui fue directo hacia su cama, dando algunas pataletas de emoción. Se había divertido como nunca antes desde que ingresó a la universidad y las risas todavía faltaban, ya que su teléfono sonó, era un mensaje de Seiya, quien le envió un video de hace un año.

Fue una noche de karaoke como la que recién había tenido, Yumeko había perdido una apuesta con Seiya sobre quién sacaría una mejor nota en los exámenes finales del año escolar. Evidentemente, Yumeko perdió y Seiya escogió como castigo que cantara una canción infantil en el karaoke mientras la grababa.

Rui se maravilló, Saito Yumeko era adorables cuando se sonrojaba, le gustaría poder más facetas de ella en persona en el futuro.

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