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Capítulo 4 ✡

Kelly:

Camino por el bosque, el ruido de los grillos hace eco por todo el lugar. El viento me hace abrazarme a mí misma en busca de calor. ¿Cómo llegue hasta aquí? ¿Por qué no tengo nada de ropa puesta?

No recuerdo haberme convertido en loba y salir al bosque. Lo último que recuerdo es haberme dormido en el auto de Aiden camino a casa.

—¿Kelly?

Me tenso enseguida y detengo mi paso. Un nudo se instala en mi garganta, mi respiración  se dificulta y mi corazón martillea contra pecho con fuerza.

Esa dulce e inolvidable voz…

—¿Mamá? —Susurro, no obtengo respuesta—. ¿Keyla?

—Vete, hija —responde ella—. Vete de aquí mientras puedas.

Es una de las pocas veces que decido hacer caso a lo que me dicen. Vuelvo a caminar, pero esta vez más rápido, me siento ansiosa. Mis pies duelen antes el contacto con las rocas y ramas, lo ignoro ya que luego se regenerará. La voz de mi madre sigue diciendo que me vaya, una sensación de pánico y nerviosismo se apodera de mí. Detengo el paso al sentirme asechada. Miro el gran bosque que me rodea, esta oscuro y no veo casi nada.

Trago saliva con dificultad.
Me siento amenazada, acorralada y algo furiosa. La sensación de ser vigilada y perseguida está se vuelve presente. Muerdo mi labio inferior e intento regular mi respiración. Escucho el crujir de unas ramas y pasos. Intento retroceder, sin embargo me tropiezo enseguida. Mi piel desnuda impacta contra el suelo, mi espalda sangra levemente al impactar con una roca.

Miro hacia todos lados en busca del autor de los ruidos. Nada, no logro ver nada.

—Maldición —siseo entre dientes.

Me levanto con cuidado, las plantas de mis pies arden levemente al igual que mi espalda. De la nada una figura aparece en mi campo de visión y suelto un chillido.

—Hola, Perséfone —saluda una voz masculina.

¿Perséfone? ¿Qué demonios? Por lo que se ella era la reina del inframundo y reinaba junto a Hades.

Trago duro, pero no respondo. Me quedo inmóvil debido a la sorpresa.

—¿Ahora eres muda? —Ladea la cabeza y me sonríe con malicia—. ¡Vamos! Sé que puedes hablar. Incluso haces más que eso, ¿o me equivoco, querida Perséfone?

—¿Qué quieres? —Susurro—. Y deja de llamarme así.

Su sonrisa siniestra se agranda. Lo aterrador es que solo se ve eso de su rostro, su aura es totalmente oscura.

—Ya lo sabrás —responde—. Solo quería que supieras que él sabe cómo meterse en tu cabeza. La mente puede ser muy frágil, dulce Perséfone.

Frunzo el ceño. Esta persona, o lo que sea que es, conoce al que me quiere hacer daño. Apostaría a que trabajan junto, ¿por qué? Lo veo desaparecer en un pestañeo.

Un dolor inexplicable recorre mi cuerpo entero. Caigo de rodillas al piso sin dejar de gritar debido al dolor. ¿Qué es lo que pasa?

No sé cuánto tiempo he estado tirada en el suelo, el dolor es insoportable y si no estoy muerta es porque no puedo morir de algo así. Respirar se me hace difícil, siento mil apuñaladas en todo mi cuerpo.

Mis párpados comienzan a pesar, lucho por mantenerme despierta. Es completamente inútil. Luego de unos segundos todo lo que veo es oscuridad, caigo inconsciente.

                            ✡  ✡  ✡

Un desgarrador dolor hace que me despierte recorre mi cuerpo entero y me estremezco levemente. Un chasquido de dedos casi encima de mi rostro de alerta. Lo primero que noto es que estoy tirada en el piso del bosque cubierta con una manta, estoy desnuda. Mi cuerpo no deja de doler como si me hubieran dado la paliza de mi vida.

¿Qué fue lo que me paso? Un olor fresco mezclado con humo de cigarrillo inunda mis fosas nasales.

Lo recuerdo todo.

La voz de mamá diciendo que me fuera.

El chico que me llamaba Perséfone y la mención de él.

Y el dolor repentino en cada célula de mi cuerpo.

—¡Agh! —Me quejo del ruido de los chasquidos—. Quieres dejar de hacer estúpido ruido. Es estresante.

Grandes ojos de un color café oscuro casi negro me reciben al abrir los párpados. El chico de cabello castaño se cierne sobre mí y palmea mi mejilla dos veces.

—¡Auch! —Me quejo, le doy un manotazo—. Eres un maldito idiota, voy a matarte.

—Está bien, Aiden —sonríe—. Sigue siendo la misma.

«¿Aiden? ¿Mi hermano mayor Aiden? Oh no, mierda».

Mi respiración detiene en el momento en que me encuentro con sus ojos azulados. Luce algo molesto, pero también preocupado. Se pone en cuclillas para mirarme mejor. Desearía que la tierra me tragara ahora mismo y me escupiera en mi cama.

—¿Qué mierda hacías tirada en el bosque, desnuda y moribunda? —su mandíbula se tensa—. ¿Sabes lo preocupado que nos tenías?

Con su ayuda me siento y estiro mis brazos, mi espalda cruje. Auch. Parece que cien camiones me atropellaron sin parar.

—¿Qué ocurrió luego de la fiesta? —Frunzo el ceño—. Me duele todo.

Escucho una estrepitosa risa y miro a mi mejor amigo con furia.

—Anoche te dejamos en tu habitación durmiendo —explica Aiden—. Hoy Seth fue a despertarte y no estabas, ¿Dónde fuiste?

Arrugo la nariz.

—¿Cuándo llegaste, Seth?

Niega repitas veces.

—No hablamos sobre mí, Sunshine.
Suelto un bufido antes de comenzar a contarles lo que recuerdo.

—Entonces, ¿no sabes cómo llegaste al bosque? —cuestiona el cazador cuando termino mi relato.

—Lo último que recuerdo es estar en el auto de Aiden y me dormí —repito por enésima vez—. Luego aparecí caminando por el bosque.

—Sin ropa —agrega Seth entre risas—. Tenemos una exhibicionista en la familia.

Aiden rueda los ojos, yo le levanto el dedo de al medio con elegancia.

—Mejor vamos a casa, ¿puedes caminar?

Me levanto del suelo sin ayuda de nadie y pruebo dar algunos pasos. Mis piernas dueles, sin embargo puedo soportarlo. Caminamos de regreso a casa.

Luego de unos veinte minutos estoy sentada en el sofá bebiendo una taza de café con Odie a mis pies. Al llegar me di una ducha corta y me vestí completamente de negro, hoy no ando con ánimo.

—Chicos, debo irme —informa Aiden entrando a la sala—. Unos vampiros están causando problemas en el lado de los licántropos…

Seth le hace un gesto con la mano y se sienta junto a mí.

—No te preocupes, yo cuidare a esta señorita desnudista. Vine para quedarme.

—Está de más decirles que se cuiden y que no hagan locuras —besa mi mejilla y revuelve el cabello de Seth—. Vuelvo en unas horas.

Lo veo salir a una velocidad impresionante por la puerta, una vez que estamos solos decido hacerle preguntas a mi mejor amigo.

—¿Cómo supiste que estaba aquí? —Lo miro de reojo—. ¿Fue Evan?

—Él me lo dijo ayer apenas llegue a Denver —su voz suena a reproche—. Voy a saludar a mi hermanita y ella no está. Te dije que iba a ir, ¿por qué te fuiste, no podías esperarme?

—Hay una explicación algo loca, pero la hay.

—Te escucho —pone sus manos detrás de la cabeza.

—Papá me lo dijo en un sueño. Dijo que todas las respuestas estaban aquí y al cumplir los dieciocho tengo que tomar una decisión importante.

Frunce el ceño.

—¿Qué decisión?

—Eso me gustaría saber.

—Extraño.

Asiento de acuerdo con él.

—Todo era demasiado raro. Estábamos en un lugar horrible, era oscuro y se escuchaban gritos te podría decir que es lo más cerca que he estado del infierno… Fue escalofriante.

—Déjame ver si entendí, ¿estás en el lugar donde perdiste a tus padres porque uno de ellos te lo dijo en un sueño?

—Es justo como suena.

—Es una completa locura —me da una sonrisa—. Pero como nosotros vivimos en un mundo lleno de sorpresa te creo.

—¿Me ayudaras a saber qué es lo que pasa?

—Sunshine, contigo voy hasta el mismísimo infierno —saca un cigarrillo, lo enciendo con una llamada en mi dedo y se lo lleva a la boca—. Hay algo que no comprendo del todo.

—Escúpelo luego.

—¿Por qué no les hablaste de ello a tus hermanos?

—Seth, eso se responde solo —suelto un bufido—. Mis hermanos evitan el tema de mis padres como si estuviéramos hablando del peor pecado del mundo. No podemos contar con ellos.

—Ellos tienen más años que nosotros podrían ser de ayuda si no fueran tan reservados y tercos —dice más para sí mismo.

—Hay otra cosa —admito—. Papá me dijo que me cuidara de él, que esa persona misteriosa quiere mi poder y me quiere viva, pero no sé que quien demonios es él —digo frustrada—. Si antes era paranoica ahora lo soy el triple.

El silencio se hace presente, solo se escuchan nuestras respiraciones y latidos del corazón.

—Tengo miedo, Seth —admito, él me mira asombrado.

Desde pequeños ambos hemos sido fuertes, y no porque quisiéramos ya que la vida no te pregunta si quieres ser fuerte, la vida te obliga a serlo. Es raro ver que alguno de los dos tenga miedo por eso se asombra.

—No estás sola y lo sabes. Yo esto contigo y tus hermanos igual, sin contar a cierta personita temeraria que aún no se entera que estas aquí.

—Cuando se entere hará todo un escándalo. Me reconforta saber que sigue en Europa con alguna de sus conquistas desechables, no quiero más personas preocupadas por mí. Soy Kelly Deveraux la persona más poderosa del maldito mundo, hasta el diablo tiembla cuando me enojo.

—Así se habla, Sunshine Descubriremos que es lo que te hace tan jodidamente especial como para que todas las especies te quieran—una sonrisa diabólica se asoma en su rostro —. Con una condición.

—¿Cuál?

—Me dejarás patear traseros si es necesario. Antes de que digas nada sabes que soy fuerte, además tú te llevas todo el crédito siempre —se queja como un niño pequeño.

—Patearemos traseros juntos como siempre.

—¿Compañeros de crimen como antes? —extiende su mano para cerrar el “trato”.

—Compañeros de crimen —aprieto su mano. 

—Sonara macabro, pero y si intentaste comunicarte con alguno de ellos. Tienes esa habilidad y debemos agotar todos los recursos.

—¡Crees que no lo pensé, no soy imbécil! —espeto, irritada—. Lo siento, es solo que esta situación me supera. Intente hacerlo, Seth, pero no pasa nada es como si no estuvieran muertos o no quisieran hablar conmigo.

—Una última vez no nos vendría mal —pone cara de cachorrito haciendo que todas mis barreras de esfumen.

¡Agh! Maldito manipulador.

—Si despierto hablando con las plantas será tu culpa —lo señalo con el índice—. Ve por velas y sal.

Solo espero que esto traiga algo bueno. Hablar con los muertos no siempre es agradable y si es un espíritu poderoso puede poseer mi cuerpo por algunos minutos.

Esperemos que este no sea el caso.

Seth:

Se los riesgo que conlleva para Kelly invocar a sus padres, pero no perdemos nada con intentarlo. No dejare que nada malo le ocurra.

—Kelly, si esto no funciona de inmediato te sacare del trance, ¿entendido?

—Sí, capitán —bromea.

La he visto solo una vez hacer esto y un fue nada agradable, su cuerpo era el mismo pero sus ojos y forma de hablar sin duda no lo eran. De solo pensar que un espíritu se va a meter en mi cuerpo me da escalofríos.

Enciendo las velas mientras ella hace una figura con sal en el piso, de esas raras que hacen las brujas. Me ha dicho el nombre varias veces pero siempre se me olvida ya que no está en mi lista de prioridades saber sobre las brujas. Se sienta en el centro de la figura.

—Si algo extraño me posee no dudes en golpearme en la cabeza —veo un poco de temor en sus ojos.

—Lo prometo.

Murmura unas cosas en latín, sus ojos se ponen blancos y su cabeza se gira hacia atrás de forma antinatural. Esto sin duda es una de las experiencias más traumáticas de mi vida. Veo como su cuerpo cae al piso, intento llegar a ella, pero hay como una barrera invisible alrededor.

Genial, ahora no tengo como ayudarla.

Sin duda esto fue mala idea.

Los minutos antes de que se ponga de pie me parecen horas. Sus ojos se encuentran con los míos pero sé que ya no es Kelly. ¡Oh, Demonios! Debo sacarla de este trance cuanto antes.

Me estoy acercando a ella, sin embargo una voz familiar me hace frenar en seco.

—Hola, Seth —dice una voz masculina que no escuchaba hace años—. Quédate allí, tenemos cosas que hablar y poco tiempo.

—Vicent, ¿qué demonios ocurre?
   
—Hay un mal que la asecha y que no parara hasta obtener lo que quiere. Él quiere a mi hija, es poderoso, pero Kelly lo es más y si es inteligente podrá derrotarlo. Tu deber es cuidarla, Seth, siempre lo ha sido. Naciste con la misión de ser su guardián…

—¿Guardián?

—Hay otros guardianes son cinco en total, deben encontrar a los otros ya que juntos son más poderosos —me ignora—. Kelly sabrá quiénes son ya que sentirá una conexión especial.

—¿Quién mierda es él? ¡No podemos jugar a las adivinanzas todo el puto tiempo!

—Mis hijos y Rayna saben más del tema.

—¿Hijos? ¿De qué demonios hablas? ¿La muerte te pego fuerte o qué mierda? —exploto—. Que yo sepa Kelly es tu única hija.

—Mi tiempo se acaba, dile Kelly que la amo y lo más probable es que me vera en sueños —me da una sonrisa nostálgica—. Dile que cuide a sus hermanos y que no se enfade con ellos.

—Vicent…

Mis palabras quedan suspendidas en el aire en cuanto veo el cuerpo de mi amiga desplomarse. Corro hasta ella, la cargo en mis brazos y la recuesto en el sofá.

¿Guardianes que mierda es eso? Ni que fuera de la realeza

¿Cómo demonios sabremos quién es él?

Y lo más importante ¿Qué quiere con mi mejor amiga?

Kelly:

Escucho una voz a lo lejos. Una voz que me llama desesperada. Lucho por abrir los ojos, pero se me hace difícil, todo mi cuerpo duele. Sin duda no fue una buena idea hacer esto luego de la experiencia en el bosque.

Mi piel se siente extraña, es como si fuera una desconocida en mi propio cuerpo. Había hecho esto antes con mis mejores amigos, sin embargo no me había sentido tan cansada.

«Vamos, lucha por abrir los ojos».

—Anda, Sunshine, despierta —reconozco la voz de Seth—. Sé que tú puedes, eres fuerte y estamos juntos en esto.

Mi voz sale en un susurro.

—Seth…

—Estoy aquí, Sunshine… —toma mi mano—. Sacamos algo bueno de todo esto.

Abro los ojos e intento moverme. Mala decisión. Mis músculos duelen mucho, necesito sangre para ponerme mejor.

—¿Estas bien?

—No, siento como si me hubiera arroyado un camión y como si alguien se hubiera metido en mi piel, me siento rara… —trago saliva—. Seth, dime que sirvió de algo porque no vuelvo a hacer esto en un buen tiempo.

—Tu padre hablo conmigo…

No alcanzo a escuchar más ya que me levanto de un salto ignorando todo el dolor de mi cuerpo. Grave error ya que me vienen unas ganas inmensas de vomitar. Salgo corriendo como puedo y vomito cerca de un árbol. Alguien sujeta mi pelo pero no me pongo a pensar quien solo me preocupo de expulsar lo que he comido.

Siento como mis piernas flaquean, pero antes de llegar al piso unos fuertes brazos me cargan y el olor a vampiro inunda mis fosas nasales.

—Estarás bien, cariño —es lo último que escucho antes de caer inconsciente.

                            ✡ ✡ ✡          

Me despierto debido a los murmullos furiosos dos personas dentro de la habitación, tengo un dolor de cabeza y sus estúpidas voces no ayudan. Parpadeo varias veces para adaptarme a la luz de la habitación y lo único que veo a mi hermano junto a Seth con la vista perdida en la ventana mientras discuten.

—Mi cabeza…

Con esas dos simples palabras logro que dejen de pelear y fijen su vista en mí.

Aiden suelta un suspiro aliviado.

—Demonios, estás bien —se abalanza sobre mí y me estruja entre sus brazos.

—No pienso morirme aún hermanito. No creas que vas a ser el único de la familia con más de cien años —bromeo, pero me mira preocupado.

—Porque no me contaste del sueño —su voz suena preocupada.

Fijo mi vista en Seth, no debería haberle dicho eso.

—Lo siento —se disculpa—. Tuve que decirle estábamos todos muy preocupados.

Suelto un gruñido.

—Sabes perfectamente porque no te lo dije. Ustedes nunca me hablan de mis padres y quiero respuestas.

Desvía la mirada al suelo, no me contengo y sigo hablando.

—Además no sé si te acuerdas, pero he sido perseguida toda mi maldita vida y creo que me merezco saber por qué unos idiotas me persiguen —sueno furiosa.

—Kelly, hay cosa que…

—Cosas que supuestamente no entiendo o que no son solo secretos tuyos, me esa canción de memoria, Aiden —lo interrumpo—. Mi vida y la de los que amo corre peligro así que debes decir si abrir tu maldita boca y contarme todo o dejar que él venga y haga quizás qué cosa conmigo.

—Te lo contaremos todo, bueno lo poco que sabemos pero no es el momento —accede—. Aunque debo hablar con Evan primero.

—Está bien, pero quiero toda la verdad esto no es un maldito juego —le advierto y él asiente.

—Te dejo para que descanses, cariño —besa mi frente y sale de la habitación.

Le hago un gesto a mi mejor amigo para que se acueste junto a mí, lo hace de inmediato.

—Explícame que me pasó.

—Hable con tu padre, él poseyó tu cuerpo y me conto unas cosas un tanto inquietantes.

—Seth, no tenemos tiempo para adivinanzas suéltalo de una vez —digo exasperada.

Él te quiere a ti, dijo que era fuerte, pero que tú lo eras más. Tienes cinco guardianes, yo soy uno de ellos, tú los reconocerías de inmediato.

Intento procesar todo, ¿guardianes? Esto es una completa locura, mi vida es una completa locura.

—Y ahora entiendo la conexión de tuvimos al principio, ambos confiamos en el otro en el primero momento. Mi propósito siempre ha sido cuidarte, Sunshine —dice con una gran sonrisa.

Tiene razón siempre sentimos una conexión, ahora tenemos la explicación.

—¿Sabes algo más acerca de los guardianes? —escrudiño—. Porque lo que es yo no había escuchado que eso existía.

—Yo menos, Kelly —suspira—. Se me olvidaba, dijo que intentara verte en sueños.

Mi corazón late a mil por hora, saber que podre a mi padre aunque sea en un estúpido sueño hace que sienta mil mariposas. Solo las personas que han perdido a sus padres saben cuánto se les puede extrañar. He tenido el amor de mis hermanos pero no es como el amor maternal, crecí sin una figura materna.

Los chicos hicieron un buen trabajo criándome pero nunca tuve una madre que me explicara idioteces como las del amor o cómo reaccionar ante diferentes situaciones. Mis acciones están lejos de ser las mejores, soy muy impulsiva. La mayoría de las veces actúo como los hombres que me rodean y eso me da miedo, porque actúan sin pensar.

—¿Estas mejor?

—¿Por qué lo preguntas? —Arqueo una ceja—. ¿Tienes algún plan?

Asiente de inmediato.

—Podríamos recorrer el pueblo.

—Que es lo que estamos esperando —me levanto de la cama, para mi suerte no me mareo—. Beberé una bolsa de sangre antes, por precaución.

Bajamos las escaleras y nos encaminamos a la cocina. Al llegar veo a mi hermano con un vaso de sangre en la mano y con la otra debajo de la barbilla. Su preocupación es notoria.

—Vamos a dar una vuelta por el pueblo —informo mientras saco una bolsa del líquido carmesí—. ¿Te unes?

Murmura una negativa.

—Hablaré con Evan —informa—. Es hora de que sepas algunas cosas.

Asiento pensativa. Vierto un poco de sangre en un vaso y lo bebo al seco. Luego de unos cinco minutos salimos por la puerta, no sin antes despedirme de Aiden.

—Vamos en mi jeep —alza sus llaves—. Muero de hambre, ¿dónde podemos comprar algo para comer?

—Sigue mis instrucciones.

Nos subimos al auto rumbo a la cafetería donde conocí a Ares. Hace una comida increíble. Solo espero no toparme con esos hermanos o con esa tal Ivonne, mi día empezó mal y no quiero que empeore.

Mark:

No he podido quitarme a Kelly de la cabeza desde ayer, es como si fuera un veneno en mi sistema. No pude dormir en toda la noche pensando en su extraño aroma, si tacto cuando nos saludamos y su sonrisa radiante dirigida a Ares, sin contar su valentía.

No he prestado ni la mínima atención a la conversación que están teniendo mis hermanos con Ivonne, solo me he dedicado a beber mi jugo.

—Entonces, ¿saben quién es ella en realidad? —cuestiona mi hermana.
Me encojo de hombros.

—Kelly Patterson —su nombre sale de mis labios de inmediato.

Max me da una mirada divertida y lo miro molesto. Mi hermano sugirió que mi extraño interés por ella era algo llamado compañeros de vida. Los licántropos tenemos parejas predestinadas por la diosa de la luna, cuando la encontramos lo sabemos de inmediato. Con Kelly es extraño, pero no creo que sea mi compañera.

—Resulta que son su llegada se convirtió en la chica más sexy del pueblo —exclama Mila—. Todos se voltean a verla, y prácticamente babean sobre ella.

Max señala la puerta del café antes de hablar.

—Entonces necesitaremos un babero ahora mismo.

Todos nos volteamos y la vemos, o por lo menos yo la veo. Entra como si fuera la dueña del mundo robándose todas las miradas. Lleva un short ajustado a su piel, un crop top y tacones, todo de color negro dándole un toque de maldad. Se quita las gafas de sol y las pone encima de su cabeza. Camina moviendo sus caderas de manera seductora y se apoya en el mostrador.

Seguida de ella entra un chico alto de cabello café oscuro, diría que es igual de alto que yo. Su entrada es la misma, como si se creyera el rey del mundo. Bota el cigarrillo en el basurero y se acerca a la rubia. Una vez que está junto a ella expulsa el humo en toda su cara.

Al parecer el chico quiere sufrir. Kelly demostró que no temblara al intentar darte una paliza.

Agudizo mi audición para escuchar su charla.

—¡Iugh! —Se tapa la nariz—. Odio que hagas eso, Seth.

El chico rueda los ojos con desesperación.

—Apresúrate, odio todas estas malditas miradas —se apoya el mostrador—. Parecemos celebridades.

—Lo somos, cariño —sonríe—. Lo somos.

El castaño rodea su cintura con una mano de forma posesiva, y yo frunzo el ceño. Al parecer Kelly nota el peso de mi mirada ya que su atención se centra en nuestra mesa. Me congelo en mi lugar, no puedo apartar la mirada de esos ojos azules como el cielo. Me sonríe ampliamente, es una sonrisa juguetona y a la vez siniestra. Todo en ella grita problemas y secretos.

—No creo que quieras poner tus ojos en ella —dice Iv, molesta—. Debe ser una cualquiera, ayer estaba con Ares y ahora con este otro chico.

Mi hermana fija su vista en ella, la furia se nota a lo lejos.

—¡Quieres callarte, Ivonne!

Su grito provoca que Seth también voltee en nuestra dirección. Mila se pone roja de vergüenza cuando él le sonríe con diversión.

—Tiene carácter —le comenta a Kelly—. Me gusta.

—Oh, cállate —la rubia suelta un bufido—. No vinimos a tener un romance, ¿o sí?

—Yo vine porque ayer estabas de cumpleaños y prácticamente huiste de Denver —su voz está cargada de reproche—. Y te dije explícitamente que no hiciera eso.

La chica muerde su labio inferior y agacha la cabeza. Me genera curiosidad saber qué tipo de relación tiene.

—Lo lamento —dice en un hilo de voz—. Solo no quería preocuparte con mis problemas existenciales.

—Hoy seremos adolescente normales —alza ambas cejas—. Vamos a ir al río, está al lado de la casa.

—Odio que pongas esas caras —entrecierra los ojos—. Maldito manipulador.

El chico suelta una risa estrepitosa. Se ríe demasiado fuerte.

—Manipular es uno de mis pasatiempos favoritos, Sunshine.

La cajera les entrega dos jugos naturales y unos chocolates, Seth se encarga de pagar mientras ella bebe su jugo.

—Les diré la verdad sobre esa chica —habla Ivonne, todos la miramos curiosos—. Es la sobreviviente de la tragedia en la mansión Deveraux.

Todos nos ponemos pálidos. Volteo a verla y está feliz hablando con Seth, detrás de esa fachada de chica linda oculta grandes secretos que ya están saliendo a la luz.

¿Por qué vuelves al lugar donde perdiste a tu familia? No le encuentro sentido.

—Y creo que ese chico es mi compañero —susurra Mila.

Doble shock.

Con mis hermanos la miramos de inmediato y fija su vista en la mesa. ¿Acabo de escuchar bien?

—Puedo sentir sus emociones y su olor me atrae —sonríe—. Lo encontré.

—Pues qué esperas, ve y háblale —Ivonne rueda los ojos—. O te lo quitaran.

Señala con su cabeza a la puerta de la cafetería. Ambos chicos van saliendo del lugar. Mila se para rápidamente y camina en su dirección, decido seguirle.

Ivonne y sus malditos consejos.

Kelly:

Pasar tiempo con Seth, mi mejor amigo y hermano adoptivo, hace que todo lo malo que me ha pasado se reduzca a nada. Los pocos de momentos de felicidad que he tenido han sido junto a mi familia.

Mientras caminamos de regreso al jeep del castaño siento unos pasas, pero los ignoro ya que estamos en el centro y obviamente andan personas.

—Es un lindo lugar —comenta mi acompañante—. No lo recordaba así.

—Yo menos —mascullo.

Tomo un chocolate y lo llevo a mi boca, saboreo el dulce y suelto un sonido de satisfacción. Amo el chocolate amargo.

—¿Quiénes eran los de esa mesa?

Me encojo de hombros.

—Hijos del alcalde —lo miro de reojo—. Escondes cosas.

—Como todo el mundo, Sunshine.

Vuelvp a comer un chocolate y tomo un sorbo de jugo.

—¡Kelly! —me tenso al reconocer esa voz.

Con mi mejor amigo nos detenemos y volteamos lentamente.

—¿La conoces? —susurra Seth.

—Algo así.

Mila Sallow aparece en mi campo de visión seguida de su estúpido hermano mayor Mark. Ella viste de colores claros, lo contrario a mí.

—Hola, ¿quería saber si quieres salir conmigo? —se dirige a Seth.

El castaño frunce el ceño y se trapica con el jugo que estaba bebiendo. Palmeo su espalda con fuerza mientras reprimo una carcajada. Nadie de la familia es de salir a citas.

—Ni siquiera me conoces, podría ser un asesino serial y traficante de órganos.

La castaña se queda en silencio antes eso. Le propino un codazo a Seth y le doy una mirada de advertencia. No tiene que ser cruel, ese papel es mío.

—Claro que puede —respondo por él—. De hecho ahora íbamos a pasar un rato en el lago frente a nuestra casa, estás invitada.

Si las miradas mataran, mi mejor amigo me habría matado y revivido para volverme a matar unas mil veces. Ups, solo quiero saber más sobre los Sallow y que Mila se interese en Seth me puede servir. Lo sé, soy una persona terrible y me iré al infierno cuando muera, si es que eso pasa algún día.

La mirada que me dedica Seth me deja en claro que hará algo para devolverme lo que acabo de hacer. Niego con la cabeza al leer sus pensamientos.

«Ni si te ocurra dejarme a solas con Mark» —le digo mentalmente—. «Si lo haces te juro que te arrepentirás».

«Claro que lo haré y asumiré las consecuencias si es necesario, Sunshine».

Me da una sonrisa burlona y cierro mis ojos intentando desaparecer, lamentablemente no puedo hacer eso.

—Tú puedes llevarla al río —señala a Mark—. Y nosotros nos vamos primero.

El pelinegro lo mira con desconfianza, pero termina accediendo. Mierda. Juro que Seth me las pagará, lo que menos quiero es pasar tiempo a solas con Mark.

Veo como mi mejor amigo y su supuesta cita se alejan y suelto un sonoro suspiro. Nunca nada sale como lo planeas.

—Vamos, te llevare a tu casa.

Decido seguirlo ya que mi cuerpo aún sigue débil y no pienso irme caminando. Toda la atención está puesta en nosotros, él parece no notarlo o simplemente lo ignoro como yo. Cada persona que pasa junto a nosotros lo esquiva, ¿qué demonios? Las chicas lo miran a él y los chicos a mí, ambos con curiosidad.

A mí también me gustaría saber qué es lo que pretendo con todo esto.

Se detiene frente a una motocicleta de color negro, ruedo los ojos.

—¿Es tuya? —indago.

—Sí —contesta, orgulloso—. ¿Acaso nunca has subido a una?

«Supieras a todas las cosas a las que me he subido», estúpida consciencia.

—Prefiero caminar —arrugo la nariz, no tengo buen historial con estos medios de transporte—. No creo querer subirme a esa… cosa fea.

Ahora él rueda los ojos.

—No es una cosa fea, princesa —entrecierra los ojos—. Es una excelente moto, y si quieres volver a casa en menos tiempo tendrás que subir a esa cosa fea.

Imbécil, no soy una princesa.

Asiento poco convencida. Me ofrece su casco, pero niego. Al ser una rara especie sobrenatural no lo necesito.

—¿Segura que no quieres? Soy buen conductor, pero uno nunca…

—Cien por ciento, gruñón —le interrumpo—. Tú lo necesitas más.

Paso mi pierna por encima del asiento y me acomodo en este. Reúno toda mi fuerza de voluntad y amabilidad para envolver mis brazos alrededor de su estómago, ignoro sus marcados abdominales. Una electricidad parecida a la de ayer nos envuelve en cuanto nuestros cuerpos se juntan.

¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué siento eso al tocarlo?

—Sujétate —suelta una risa nerviosa antes de acelerar.

¿También sintió esa rara energía?

El viento hace que cabello rubio se disperse, tendré que desenredarlo más tarde. Extrañaba esta sensación de adrenalina y sentir el viento contra mi cara. Sonrió y me aferro más a su cuerpo de forma inconsciente, siento como sus músculos se tensan y suelto un poco mí agarre. Sin duda Mark es un experto conduciendo, a la velocidad que vamos un principiante ya se habría estrellado contra un poste.

«¿Qué demonios te pasa, Kelly? Concéntrate».

A medida que nos acercamos al bosque suelto mi agarre de él y me sujeto de la parte inferior del asiento. Se detiene mucho antes de entrar al lado vampírico. Bajo rápidamente y arreglo mi cabello con una mano. Detiene la moto y desciende.

—¿Por qué nos detuvimos? —cuestiono.

Se acerca a un tronco que hay en unos metros, lo sigo de cerca.

—Repito, ¿por qué nos detuvimos?

Evita hacer contacto visual conmigo, frunzo el ceño. ¿Será bipolar? Creo que los seres sobrenaturales no podemos tener ese tipo de cosas.

—Puedes dejar de fingir, Kelly —suena serio—. Estás aquí por algún motivo, no sé si es malo o bueno, pero no vienes de vacaciones.

Entrecierro los ojos, un licántropo no va a venir e intimidarme.

—Explícate.

—Una chica como tú no viene aquí sin motivo —sigue sin dirigirme la mirada—. Sabes la historia del pueblo y los seres que habitan, ¿qué pretenden tú y ese cazador?

Seth…

¿Cómo demonios sabe que es un cazador? Se supone que él también tiene un anillo. Anillo el cual creo que no vi en su dedo, maldito descuidado. Si Mila le hizo daño juro que la mataré de la forma más dolorosa posible.

—No pretendemos nada —respondo irritada, no sirve mentir.

Estoy tan cansada de que la gente me juzgue sin motivo.

—¿Quién te dio ese collar? —señala mi pecho.

Mierda, enserio este día no puede ser peor.

—Es mío, siempre lo ha sido —respondo tajante—. ¿Algún problema con ello?

Silencio absoluto, parece estar sumido en sus pensamientos.

—Esta conversación es completamente ridícula, Sallow.

Camino dispuesta a ir a casa, en menos de un minuto su mano se aferra alrededor de mi muleca. Volteo bruscamente, alzo la cabeza para verlo mejor. Sus ojos se oscurecen, pero también se ven levemente amarillos.

Creo que hice enojar al lobo.

—Ese tipo de collares solo pueden ser hechos por brujas muy poderosas, de más de cien años —expone lo que ya sé—. La mayoría utiliza ambos tipos de magias para realizarlos.

Alzo una ceja rubia, no sé a dónde quiere llegar. Rayna fue la que lo creo y ella si es una bruja poderosa.

—He oído tu historia —prosigue, me tenso enseguida—. Eres la chica que sobrevivió al incendio hace trece años atrás. Un verdadero milagro.

—Cállate, yo no soy esa chica —masajeo mi sien.

Lo que menos quiero es enojarme y perder el control, sin embargo él no lo hace fácil.

—¿Qué quieres realmente?

—Eso no te importa en lo absoluto —gruño.

—¿Piensas que es una buena idea estar aquí?

—Habla claro.

Su mandíbula se tensa tanto que temo que se rompa.

—Escucha, Kelly Patterson o quien mierda seas —gruñe—. Cualquier idea que tengas, solo olvídala. Vete de este lugar y llévate a tu cazador, te harías un gran favor.

Otra advertencia en menos de una semana. Vete a la mierda, Sallow.

—Sí, claro —el sarcasmo tiñe mi voz—. Haré lo que tú digas sin reclamar.

—Solo recuerda mi consejo, vete de Darkwood, es lo mejor.

Estoy por responder cuando el ruido de un motor nos alerta. Giro la cabeza de inmediato y me encuentro con un deportivo de color rojo fuego. Sonrío al ver quien baja de él. Ares camina hasta mí como si fuera el dueño del universo, al llegar pone sus gafas de sol en su cabeza y besa mi mejilla.

—Hola, Solecito —me sonríe, fija su vista en el chico a mi lado—. Mark Sallow.

—Ares Kingston —responde tajante.

Ruedo los ojos, hombres.

—Iba camino a tu casa y te vi aquí —comenta el rubio—. ¿Te llevo?

—Eso sería genial —accedo—. Adiós, Sallow.

Me hace un gesto con la cabeza. Mueve sus labios formando una frase: “Espero no volver a verte, Kelly”.

Si me voy de Darkwood lo hare muerta.

Me subo al deportivo y seguimos el camino en silencio. Miro la hora y ya son las siete de la tarde, el tiempo pasa volando. Al llegar a casa nos bajamos y me sigue hasta el porche, toco el timbre y mi hermano sale a recibirnos.

—Yo solo venía a dejarte —Ares besa mi mejilla—. Que tengan linda tarde.

—Ares…

Sin darme tiempo de decir nada más se sube a su vehículo y lo veo desaparecer. Cuando estábamos con Mark dijo que venía a verme, pero no dijo porque. Todo esto es muy extraño.

—¿Y Seth? —cuestiona mi hermano al entrar a la sala.

Me deshago de los tacones y me tiro en el sofá, Odie no tarda en acurrucase a mi lado.

—En una cita —suelto una risa—. Estará bien, sabe defenderse.

Murmura una afirmación poco convencido.

¿Qué escondes Aiden?

Decido teclear un mensaje para Seth, debemos hablar en familia.

Yo: Debes volver, inventa una excusa.

Seth: ¿Qué ocurrió ahora?

Yo: Mark sospecha de quien soy, y saben que eres un cazador.

Seth: Voy de inmediato.

Dejo mi móvil de lado, y acaricio a mi mascota.

—Tenemos que hablar —rompo el silencio—. Los Sallow sospechan de quien soy, y saben que Seth es un cazador.

Su mirada se endurece, pasa su mano por el rostro.

—Intentaré arreglar eso, por ahora no salgan —suena serio—. No se expongan más.

Asiento de acuerdo con él. Solo me queda esperar y hablar con Seth sobre la amenaza de Mark, si le digo eso a Aiden es capaz de ir y arrancar el corazón del pelinegro.

Cuando se trata de protegernos no nos interesa matar a medio mundo.







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Les cuento que Kelly tiene una cuenta oficial en instagram, vayan a seguirla:

Kelly_Deverauux.

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