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Capítulo 10 ✡

Kelly:

Llegamos pasado la media noche al aeropuerto de Irlanda, hay dos camionetas negras con la letra "P" que pertenecen a mi hermanito Evan y su empresa. Unos hombres se encargan de nuestro equipaje mientras Seth recupera sus armas con la azafata.

Las armas siempre las guardan en la bodega del avión, y mi amigo no de despega de ellas a no ser que tenga que viajar. Ese chico las tiene pegadas a las extremidades.

—¿A dónde iremos exactamente? —cuestiona Mila.

—A la finca de una vieja amiga —respondo, frunce el ceño—. Es alguien de confianza.

—De seguro les agradara, es muy amable —agrega Seth—. Mack le tiene cariño, eso es un milagro.

Todos reímos haciendo que ella nos dedique una mirada molesta. Nos encanta hacer bromas sobre nosotros, adoro nuestra convivencia.

Cuando esta todo el equipaje nos subimos en las distintas camionetas. Ivonne se fue en la otra, cosa que agradezco. Me guio por el GPS mientras conduzco por las calles de esta hermosa ciudad.

Hojas caen de los múltiples árboles ya que en Irlanda está terminando otoño. Luego de una media hora me voy acercando a la finca de Rayna, está cerca de un bosque. Es un edificio de cuatro pisos, las ventanas son grandes y los bordes de color plateado, los balcones tienen hermosa flores que caen como cascada. Rayna ama la naturaleza, como la mayoría de las brujas.

El lugar sigue siendo igual de hermoso como lo recuerdo. El clima otoñal nos recibe en cuanto nos bajamos y sonrío, este lugar siempre me inspira paz. Una chica sale de la casa, puedo ver su postura tensa y la vez amenazante. Agudizo mi olfato para saber que es.

—Bruja —susurro.

Las brujas han existido han existido por milenios aunque su origen sigue siendo desconocido, transmiten sus conocimientos y habilidades de generación en generación. Contrario a la creencia popular, las brujas no recibimos nuestro poder del diablo ni tenemos un pacto con él. Somos consideradas sirvientas de la naturaleza y ayudamos a mantener la paz entre las distintas especies. Nosotros decidimos si practicar o no la magia ya que no es una necesidad, lo hacemos por gusto o en estos casos como mecanismo de defensa.

También existen dos tipos de magias, cada persona tiene libre elección a la hora de decidir cuál practicar en su día a día.

Mis sospechas de que es una de ellas se confirman al ver que lanza a Mack al otro lado del lugar. ¿Quién demonios se cree? Nadie daña a mi familia.

—¿Qué mierda te pasa? —Sueno furiosa—. Responde.

Mark sujeta mi mano con firmeza para que no vaya a cometer una locura, cosa que agradezco o la chica ya estaría muy herida.

—¿Quiénes son ustedes? —Tiene acento irlandés—. Puede ver que no son humanos.

—¿Quién carajos eres tú? —Responde Seth al borde del enojo—. No tenemos que darte explicaciones, este prácticamente fue mi hogar por un par de meses.

Vivimos aquí un tiempo cuando yo escapaba de unos vampiros locos, pero ella no estaba aquí en ese entonces. Tendré una conversación con Rayna sobre esto, se supone que ella sabía que vendríamos hoy.

—Soy Helen, les aconsejo que se vayan o tendrán problemas.

Me suelto del agarre de Mark y me acerco a ella peligrosamente. Veo miedo en sus ojos, hace bien en temerme, soy peligrosa.

—Tú no me vas a decir que hacer —siseo entre dientes—. Ahora déjame pasar, por favor.

Se hace a un lado, lo que hace me toma por sorpresa.

Mi compañero cae al suelo.

Esta chica acaba de firmar su sentencia de muerte.

Mark se retuerce en el piso mientras grita de una manera agonizante. Para empeorarlo, me siento igual que él debido al lazo. Siento su dolor y mi pecho se aprieta. Mi respiración es dificultosa. ¡Demonios! Nunca creí que sentiría tanto dolor. No sabía que esto también era así. Él puede sentir todo lo que yo, y yo puedo sentir todo lo que él.

Es una tortura, la peor que he experimentado en mis dieciocho años.

—¡Basta! —Grito, desesperada— ¡Déjalo en paz, estúpida!

Mark vuelve a soltar un grito de dolor y corro hasta él. Oigo el sonido de sus huesos crujir, sus ojos se cristalizan levemente. Le duele, y demasiado.

«La mataré... juro que lo haré».

—Si no paras ahora mismo te matare —amenazo, casi hecho humo—. Y no será una muerte linda, ni mucho menos sencilla.

—¡Helen, basta! —Grita una voz conocida—. Son parte de la familia.

Me concentro en Mark, quien está tendido en el suelo, sus ojos se encuentran con los míos y sonríe débilmente. Sus hermanos se acercan e intentan moverlo, pero suelta un quejido.

—Rayna, sácala de mi vista o la matare —irradio enojo, me parezco a mi hermano—. Y sabes que soy muy capaz.

—Yo lo siento, no sabía... —dice la chica.

—Silencio —hago un gesto con mi mano en su dirección, la dejo sin habla temporalmente.

Acuno el rostro de mi compañero entre mis temblorosas manos, aparto unos mechones oscuros que caen por su cabello. Me duele verlo así, quiero matar a esa chica. Controlo mis instintos asesinos y me concentro en él.

—¿Puedes moverte, cariño? —acaricio su mejilla húmeda por el sudor.

La palabra cariño sale de mis labios sin que pueda retenerla, sus ojos brillan en respuesta.

—No —jadea—. Esto duele como la mierda.

La mayoría de los huesos de su cuerpo están rotos, se me ocurre una idea.

—Cambia de forma, te regeneraras más rápido —ordeno, frunce el ceño—. Solo hazlo, confía en mí.

Beso su frente y él asiente mientras los demás se mantienen al margen, saben que lo mejor es no molestarme ahora. Mark cambia de forma y se queda en el suelo.

—Siento tanto esto, gruñón.

—Rayna dijo que quería hablar contigo —escucho la voz de Seth.

Niego de inmediato, no dejare a Mark en estas condiciones.

—Nosotros lo cuidaremos —agrega Mila.

«Ve, princesa» —escucho su voz en mi cabeza—. «Estaré bien».

«Solo serán unos minutos, cariño».

Acaricio su pelaje negro antes de ir donde Rayna. Los demás se ofrecieron a entrar el equipaje, no tengo cabeza para nada más. Nunca creí que experimentaría emociones tan fuertes, sin duda este chico saca lo mejor y lo peor de mí.

✡  ✡  ✡

El ambiente esta tenso entre nosotras, no la culpo por lo que paso hace un rato, pero pudo haber advertido a su ama de llaves que vendríamos de visita y ahorrarnos todo este mal rato.

—En verdad lo siento —rompe el silencio—. Ella está muy arrepentida...

—Más le vale no acercarse a ninguno de nosotros con la misma actitud de hace un rato, pero sobre todo a Mark o la asesinare —mi tono de voz es serio—. Y sabes que yo no juego cuando se trata de la muerte.

Suspira cansada.

Es una mujer atractiva, piel pálida de cabello oscuro y ojos color miel. Nunca me ha querido decir su edad, aunque sé que es mucho mayor que yo y solo se mantiene joven.

—Está bien...

—¿Qué querías hablar conmigo? —la interrumpo, soy impaciente—. Sé que no es solo para disculparte.

Sonríe dulcemente, ella siempre ha sido muy buena conmigo y con mis hermanos.

—Estoy muy feliz de que hayas encontrado a tu compañero, ya era hora de que alguien te frenara.

Ambas reímos. Sabe de mi pasado sexual y el de Mack, éramos unas locas hormonales que solo pensábamos en pasarlo bien.

—Me costara acostumbrarme —respondo con una sonrisa—. Hasta el momento ha sido increíble.

—Hay otra cosa —su postura es tensa, trago saliva—. La actitud de Helen es porque ahora viven licántropos cerca y no nos hacen las cosas muy fáciles.

Aprieto los puños, odio esos clanes machistas y dictadores. La mayoría se creen los dueños del mundo. Acabe con un par cuando estuve en Europa junto a Seth.

—Sé que tu visita se debe a tu historia familiar —cambia el tema al ver mi expresión—. Obtendrás respuestas, pero creo que primero debes descansar.

Asiento, estoy ansiosa por obtener respuestas.

—Además quiero presentarte a alguien —dice mientras caminamos a la puerta—. Bueno, ya lo conoces, sin embargo hace mucho que no lo ves. Está muy ansioso de verte.

Al llegar a la sala Mark ya está vestido y recuperado, una sonrisa aparece en su rostro al verme. Helen sigue sin poder hablar.

¡Ups! Lo había olvidado.

Hago un gesto con la mano y vuelve a abrir su estúpida boca mientras murmura mil disculpas, yo me concentro en abrazar a Mark con todas mis fuerzas.

Un carraspeo a mis espaldas hace que me gire. Mis ojos no creen lo que ven, pestañeo varias veces para asegurarme de que es real.

Es un chico de mi edad. Su piel es pálida y sin ningún defecto, su sonrisa es igual de hermosa como la recuerdo con unos pequeños hoyuelos. Sus ojos son del color miel más claro que he visto y su cabello, al igual que su madre, es negro. Nos quedamos mirando por unos segundos, debo admitir que está mucho más aguapo que antes.

—Sinceramente no esperaba verte aquí —admito un poco embobada.

Roland se ríe, una risa que no sabía que extrañaba. Extiende sus brazos en mi dirección y enarca una ceja.

—¿Y no me darás un abrazo, corazón?

Todos miran la escena con ojos curiosos. Nadie, excepto yo, sabía del hijo de Rayna. La última vez que lo vi teníamos catorce años, ha madurado bastante. Me acerco y acepto su abrazo. De pequeños hacíamos competencias para saber quién podía controlar mejor sus poderes, Rayna nos regañaba la mayor parte del tiempo.

—Estas más maduro —confieso en cuanto me suelta.

—He mejorado bastante en muchos aspectos —me guiña un ojo—. ¿Qué te parece si mañana te muestro de lo que soy capaz?

Me cruzo de brazos, soy un poco competitiva.

—Veremos si puedes vencerme —respondo con arrogancia—. O a lo mejor quedas en la punta de un árbol como cuando teníamos ocho.

En su rostro se forma una sonrisa arrogante, antes no habría hecho eso.

—Te sorprenderé, corazón. Tal vez tú serás la que quede en la cima de un árbol.

Mark se aclara la garganta y mira con claros celos a mi amigo antes de hablar. Ruedo los ojos con exasperación.

—¿Podrían mostrarnos las habitaciones? —exige tajante.

Helen asiente temerosa por mi reacción. Creo que la acabo de traumatizar, y eso que no ha visto ni un cuarto de lo que puedo hacer.

—Síganme —susurra.

—¡Te veo mañana, Kelly! —grita Roland y yo sonrío.

Nos guía a nuestros respectivos cuartos. Mi habitación es enorme, no recordaba que fuera tan espaciosa, cortinas color crema cubren las grandes ventanas y la cama de dos plazas tiene sábanas blancas. Cuadros de la naturaleza adornan las paredes.

Mark me ayuda a desempacar mis cosas, cosa que agradezco. Soy un poco desorganizada. Y luego decide tomar una ducha, está un poco distante desde lo de Roland. Gracias a su licantropía no hay rastros del ataque de Helen.

Miro por la gran ventana, por un segundo quiero olvidar mi vida y por una sola vez disfrutar un viaje sin tener que preocuparme por los que me persiguen. Pero sé que eso es imposible, por lo menos por ahora. Tengo otras prioridades en mente e intentar ser una chica normal no está dentro de ellas.

Además debo preocuparme de la marca. Mis hermanos se encargaron de explicarme eso antes de viajar, soy una mala licántropo al no saber nada sobre los compañeros de vida.

En mi defensa mis hermanos nunca hablaron del tema.

Me coloco mi pijama y me tiro sobre la cómoda cama, luego de unos minutos Mark sale del baño con solo una tolla rodeando su cintura. Los tatuajes en su torso lo hacen verse más atractivo de lo que ya es. Gotas de agua caen de su cabello y corren por su pecho.

Alejo todos los pensamientos sexuales que vienen a mi mente. Pero el hecho de que se quite la toalla dejando ver sus atributos no ayuda, se pone un bóxer negro y una camiseta azul.

—¿Qué es lo que te pasa? —cuestiono cuando se acuesta a mi lado.

Suspira y niega con la cabeza.

—¡Oh, vamos! Puedes decirme —sonrío—. No te juzgaré.

Entrelaza nuestros dedos. Aun me cuesta acostumbrarme a esto, aunque debo admitir que adoro la sensación de su mano junto a la mía.

—¿Tuviste algo con Roland?

Intento reprimir la risa, fallo. Estoy riéndome como nunca lo había hecho con él, parezco una foca retrasada. Respirar se me hace difícil debido a la risa y mis mejillas deben estar rojas.

—¡No! —Niego entre risas, hago una mueca de solo pensarlo—. Es como mi primo, eso sería asqueroso.

—Te observa como si fueras un delicioso dulce que muere por probar —su voz refleja celos.

—A mí no me gusta —acaricio su mejilla, cierra los ojos ante mi tacto—. Creo que me gustan los lobos idiotas y gruñones.

Sonríe como un niño pequeño, adoro su sonrisa.

—Ahora que lo recuerdo, ¿qué hay de la marca?

Estoy al tanto de todo sobre ella, pero él no lo sabe. Quiero ver qué respuesta me da.

—Es algo sencillo, es una mordida aquí —besa mi cuello, se me eriza la piel—. Cuando lo haga tendrás mi esencia en ti y así sabrán que somos pareja. Puede hacerse en cualquier momento.

—Y yo lo tendré que hacer contigo —murmuro pensativa—. Eso es muy territorial.

—Así somos —se encoje de hombros—. Lo haremos cuando estés lista, sé que esto de los compañeros es nuevo para ti.

Suelto un bostezo cansado.

—Mañana descubriré más sobre mi historia, tengo un poco de miedo —admito.

—Sea lo que sea, estaré ahí contigo —besa brevemente mis labios—. Buenas noches, princesa.

Me acomodo a su lado mientras él me abraza. Esta es una de las mejores sensaciones, me habría gustado descubrirlo antes me habría ahorrado muchas cosas. Su mano acaricia mi cabello y comienzo a relajarme.

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Vuelvo a ver a mi papá en mis sueños y en el mismo lugar. Su rostro sigue siendo el mismo. Pero sus ojos reflejan mucho dolor.

—Hija.

Sonrío débilmente.

—Papá.

—Tenemos poco tiempo —susurra—. Rayna tiene algunas respuestas, ella es de confianza. Deben hablar lo antes posible.

Asiento.

—Y no vuelvas a hablar con él.

¿Él? ¿Se refiere a Hades? ¡Demonios! ¿Por qué no puede ser claro?

—Te refieres a...

—No digas su nombre —me interrumpe—. Solo no le hables, nunca...

—¿Hay forma de que salgas de aquí? —un nudo se instala en mi garganta—. De que encuentres paz.

Debe haber alguna forma de que su alma descanse, no debe ser lindo estar aquí todos los días. Sonríe, pero le sale como una mueca.

—No te preocupes por mí, pequeña. Ahora debo irme, te amo y siempre te amaré.

Sombras oscuras y manos con garras rodean su cuerpo, una risa macabra hace eco por el lugar. Lágrimas caen por mis mejillas al ver como se lo llevan de mi lado, de nuevo.

Todo es mi culpa, él está aquí por mí.

Murió por mí.

El dolor es demasiado para mi corazón.

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Despierto agitada, mi respiración es dificultosa. Paso mi mano por la cara para limpiar las lágrimas y suelto un suspiro.

Odio ver a mi padre en ese lugar, no lo soporto.

Giro mi rostro y veo a Mark tendido boca abajo, la luz de la luna se cuela por la ventana dejando ver su rostro. Se ve en paz, una sonrisa aparece en mis labios sin que pueda retenerla.

Me levanto silenciosamente y salgo de la habitación, bajo las escaleras y salgo al patio. El aire fresco me recibe y me abrazo a mí misma. Alzo la vista y observo como las estrellas adornan el cielo.

Siento una presencia a mis espaldas y reconozco el olor de Mila. Se posiciona a mi lado y se mantiene en silencio, lleva la chaqueta de mi mejor amigo en los hombros.

—¿Observando la noche? —es la primera en hablar, no respondo—. ¿Insomnio?

—Algo así —hago una mueca, no quiero hablar de ello—. ¿Cómo van las cosas con Seth?

Una hermosa sonrisa se instala en su rostro.

—Mejor de lo que creí, es un chico difícil —se encoje de hombros—. Pero sé que es porque ha sufrido, al igual que todos ustedes.

—Hemos sufrido mucho —concuerdo—. Todos en esta familia estamos rotos de algún modo.

—Y aun así siguen de pie.

—La vida siempre te pondrá obstáculos, no puedes rendirte sin pelear. Eso sería tirar la toalla.

Nos volvemos a quedar en silencio hasta que se me ocurre una pregunta, algo que he querido saber de otra fuente que no sea Mark.

—¿Qué sentiste al encontrar a Seth? —cuestiono—. ¿Fue mágico?

—Todo cambia cuando encuentras a tu compañero, es algo inexplicable —comenta ella—. Nada, ni nadie más importa, harías cualquier cosa por él. Los sentimientos son muy fuertes, son...

—Intensos —termino por ella, asiente.

—Nuestros corazones laten a la vez, ¿no te pasa con mi hermano?

Le doy una sonrisa ladeada.

—Puede ser, solo que todo esto es nuevo para nosotros.

—Comprendo —asiente—. ¿Puedo preguntarte algo con confianza?

—Claro, ahora somos familia.

Su sonrisa es radiante, esta chica está llena de vida y alegría. Es muy inocente para este mundo cruel.

—¿Crees que le gusto a Seth? —susurra tímida—. No sé si lo sabes, pero no nos hemos besado.

—Nunca había visto a mi mejor amigo hacer esto —señalo la chaqueta sobre sus hombros—. Es un chico manipulador, frío y reservado. Hacerlo sonreír es un milagro.

—Me conto algo sobre sus padres. Ellos no lo trataban bien y los tuyos lo rescataron, te considera una hermana mayor.

Abro los ojos con clara sorpresa.

—Él nunca le había dicho eso a otra persona fuera de la familia —admito, sonrío—. Puedes preguntarle lo que sea, estoy segura que te escuchara. Es un chico increíble, y no lo digo porque sea mi amigo.

Suelta una risa.

—Créeme que si te hace algo seré la primera en darle su lección —le guiño un ojo—. Ahora nosotras también seremos amigas.

—Bienvenida a la familia Patterson-Deveraux. Somos una hermosa familia disfuncional —Seth se acerca a nosotras—. Un cazador frío, un híbrido impulsivo y otro pacífico, una vampira mal humorada y para terminar una tríbrida desequilibrada y letal.

Niego con la cabeza.

—Estás loco.

—¿Y quién en esta familia está cuerdo? —Responde, abraza a Mila y deja un beso en su cabello—. Buenas noches, Sunshine.

—Buenas noches, chicos.

Mila me da un breve abrazo antes de tomar la mano de Seth y entrar en la finca. Me siento en el suelo y cierro mis parpados. El olor a las distintas plantas de Rayna inundan mis fosas nasales. Luego de unos minutos decido que es hora de volver a la cama a intentar dormir.

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A la mañana siguiente me despierto con un cuerpo encima del mío. Miro la hora en el reloj de la mesa: seis en punto. No dormí casi nada luego de la pesadilla, esta vez Mark no se enteró de ello y es mejor, no quiero atormentarlo con mis problemas.

Intento salir sin despertarlo, pero está durmiendo como un jodido tronco y pesa como uno. Suelto un suspiro, por estas razones no me gusta dormir con alguien.

Espacio personal, algo de suma importancia en mi vida.

—Mark...—intento despertarlo—. Necesito salir.

Se remueve, pienso que va a salir en cambio me abraza con fuerza. Tomo toda la paciencia que poseo, que no es mucha, para volver a hablarle.

—Mark Andrew Sallow Foster, si no sales ahora mismo te dejaré sin descendencia.

Mila se encargó de decirme su nombre completo ya que no le gusta que lo llamen así.

Como era de esperarse me suelta no sin antes decir un par de maldiciones. Sonrío victoriosa antes de levantarme de la cómoda cama para darme una ducha.

Miro mi reflejo en el espejo del baño. Mi cabello rubio trenzado está un poco desordenado, tengo unas leves ojeras debido a mi mal sueño y mi mirada no tiene brillo alguno. Ese brillo se perdió cuando murieron mis padres.

Aunque ahora que encontré a Mark me siento menos vacía, tengo más motivos para vivir.

Luego de darme una ducha revitalizante me visto rápidamente. Necesito saber más sobre mi origen. Al salir del baño mi vista se desvía a la cama donde Mark duerme profundamente.

Ojala poder dormir sin preocupaciones algún día...

Está acostado bocabajo en la orilla de la cama, la sábana solo cubre de sus caderas para abajo dejando ver su espalda levemente tatuada. Sus labios están entreabiertos y su respiración es pausada.

Me acerco rápidamente y deposito un breve beso en sus labios. Abre los ojos de mala gana.

—Princesa... —protesta.

Creo que a alguien no le gusta levantarse temprano. Otra cosa en la que diferimos, yo amo levantarme temprano si es para una buena causa.

—Voy a hablar con Rayna.

Asiente aun adormilado y me da una sonrisa divertida.

—¿Crees que estará despierta a esta hora? —extiende sus brazos Quédate un rato más aquí conmigo.

Suelto una risa. Rayna es como una maldita gallina, se levanta antes de las seis de la mañana todos los días del año sin importar nada.

—Me voy, gruñón.

Vuelve a cerrar sus ojos y yo salgo de la habitación. Bajo rápidamente las escaleras para llegar a la oficina de Rayna. Cuando paso por la cocina mi estómago ruge debido al hambre y eso es algo raro ya que no acostumbro a desayunar.

Al entrar me encuentro con Ivonne charlando amigablemente con Helen. Si las miradas mataran ambas estarían bajo tierra.

¿Qué demonios hace Ivonne despierta tan temprano?

—Buen día —digo mientras camino a la nevera.

Ambas murmuran lo mismo, Helen con voz temblorosa mientras que Ivonne molesta.

Sonrío al ver que Rayna pensó en los vampiros que estaríamos aquí. Saco una botella de sangre y ambas chicas me miran con horror al ver que trago el líquido que perteneció a algún ser humano.

—¿Tengo algo en la cara que me ven así?

Estoy cansada de las miradas de asco y odio de parte de gente que ni siquiera conoce la mitad de mi vida o por todo lo que he pasado. Ambas desvían la mirada e intento pasar por al lado de ella, pero las uñas postizas de Ivonne se clavan en mi antebrazo y aprieto los dientes.

—Con ese mal carácter Mark se aburrirá de ti enseguida y volverá a mí.

No es buen día para molestarme. Dormí menos de dos jodidas horas, mi papá está en una dimensión extraña, un vampiro loco me sigue por venganza y al parecer soy heredera de algo.

Intento ignorarla y seguir mi camino, clava más sus uñas en mi brazo. Por dentro estoy hirviendo de ira, pero me contengo ya que no quiero darle esa satisfacción.

—Tarde o temprano se dará cuenta de que eres un monstruo y huira de ti, ambas lo sabemos—sonríe—. Se ira así como se fueron tus padres de tu vida.

Aprieto los puños, mis padres son lo único sagrado. Me libero de su agarre con fuerza y se tambalea un poco.

—No sabes absolutamente nada de sobre mí —gruño.

Me mira fijamente a los ojos, puedo ver que me está retando. Mala decisión, cada persona que me enfrenta tiene un final trágico a excepción de mi familia.

—Agatha me conto sobre tu espectáculo del otro día, y todos en el pueblo saben que los señores Deveraux murieron por culpa de su hija —bufa—. Y tú eres esa maldita hija.

La agarro del cuello y la acorralo contra la pared más cercana, mis manos aprietan fuertemente su garganta. Ivonne me mira con horror cuando la levanto unos centímetros del suelo, intenta apartarme, sin embargo soy más fuerte. Jadea y patalea desesperadamente en busca de aire.

Tengo su vida en mis manos y lo disfruto.

—Escúchame bien, Ivonne —sonrío con malicia—. Entiendo que estás celosa, Mark esta desinado a mí y jamás en la vida podrá verte de otro modo, pero no voy a permitir que hables sobre mi jodida vida. ¿Entiendes? Mantén tu linda boquita cerrada y no tendremos problemas.

Sus ojos castaños me ven con miedo, a la vez quiere asesinarme.

—Mark es mi compañero, jamás podrá amarte —digo con toda la calma posible—. Solo supéralo.

Le guiño un ojo antes de tirarla bruscamente al piso donde jadea en busca de aire. Helen desapareció en cuanto ataque a Ivonne, cobarde. Me volteo en dirección a la salida y me encuentro con Roland quien me mira con expresión divertida.

Alza la botella de sangre que no alcance a beber.

—Buenos días, corazón.

—Reserva tus comentarios —advierto.

Levanta las manos en señal de paz antes de hablar seriamente.

—Mamá te espera en la oficina, te acompañare para que no asesines a nadie por el camino.

Ignoramos a la chica en el suelo y me guía hasta la oficina de su madre.

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Mis manos sudan considerablemente, acabe mi botella de sangre en menos de un minuto mientras espero que la mamá de Roland termine una llamada.

Luego de lo que me parece una eternidad cuelga.

—Lo siento, es solo que creyeron ver a una chica perdida en el bosque.

Asiento distraída, aunque suene egoísta solo quiero saber sobre mi pasado.

—Desde aquí puedo ver tur nervios —me sonríe—. Relájate, no soy una extraña.

Tomo un par de inspiraciones intentando calmar mis nervios.

—¿Mejor?

—Eso creo...

Mentira, mis nervios siguen igual que hace cinco minutos, pero solo quiero que hable de una vez. Como era de esperarse me cree, soy muy buena con las mentiras.

—Leeré una carta que me dejo tu madre hace años para que te la diera en tus dieciocho años, la abrí hace unos días y llame a tus hermanos para informarles.

Asiento con lágrimas en los ojos. Extraño tanto a mamá, sus abrazos, su voz, su olor...

«No es momento de pensar en el pasado, concéntrate».

—Kelly es un ser muy poderoso, con un solo pensamiento puede acabar con un pueblo entero o con un movimiento de su mano causar terremotos. Cuando se enoja con alguien puede llegar a infligir dolor sin pensarlo, reventar las bombillas de la luz, provocar tormentas eléctricas o de viento, incluso arrancar tu corazón. Es muy poderosa.

Mi corazón late con tanta fuerza que parece que se va a salir en cualquier minuto. Soy más destructiva y fuerte de lo que todos creíamos. No quiero ni imaginar lo que puede pasar si algún día me enfado mucho con alguien de mi familia, podría matarlos sin siquiera pensarlo.

—¿Estás bien? —pregunta preocupada.

"No, estoy terriblemente asustada" es lo que responder pero me lo reservo.

—Sí, claro —doy una sonrisa fingida—. Continua, por favor.

Intenta hablar de otra cosa pero le hago un gesto para que siga con la carta.

Traga saliva antes de hablar. Algo me dice que lo que dirá no es para nada bueno. Sus ojos me miran con compasión, odio esa mirada.

—Mi hija heredo un gran poder al ser la primogénita, eso también la hace muy inestable e impulsiva, sus emociones la cegaran a menudo. No puedes permitir que se vuelva un monstruo como él. Confío en que si me pasa algo tú cuidaras y educaras a mi hija junto a los Patterson.

Me mira esperando alguna reacción, pero yo estoy en shock. Ella sabía que podía morir y no me lo dijo. Rayna tuvo esto por dieciocho malditos años y no lo dijo.

Oculto todo tipo de emoción posible, no quiero destruir este lugar.

—Hay personas que quieren su poder y otras solo quieren matarla, no dejes que eso ocurra —prosigue—. Ella es oscuridad en su máxima expresión, un ser maligno sin control. Es capaz de destruir el mundo y volverlo un infierno. Desde antes de nacer su destino está escrito, pero confío en que ella podrá cambiarlo.

Esta vez no oculto las lágrimas y corren por mis mejillas hasta caer en mi regazo. Soy un monstruo sin control, siempre lo supe pero que mi madre lo confirme mediante una carta lo hace más real.

—Tienes parte demoniaca. Eres un demonio, Kelly —susurra Rayna, trago saliva—. Como tu padre, heredaste su oscuridad.

Estúpidamente tenía la esperanza de que en el fondo había algún tipo de luz en mi interior, pero esto solo afirma que no le hago bien a nadie.

Nadie quiere a la oscuridad en su vida.

Nadie quiere a una persona inestable emocionalmente.

Nadie quiere a un monstruo asesino.

Nadie va a quererme cuando sepan la verdad.

Por primera vez en mi vida tengo miedo de quedarme sola, miedo al rechazo y a las miradas despectivas de los que considero familia.

Me levanto rápidamente de la silla y salgo de ahí completamente rota.

«Más rota de lo habitual».

Ignoro los llamados de Rayna, solo quiero salir de aquí y estar sola para poder procesar lo jodida que está mi vida.

Corro rápidamente y me adentro en el bosque.

La oscuridad en mi es real, y cuando se le da la maldita ganase apodera de mí. Necesito aprender a tener el control completo sobre mi cuerpo, tarde o temprano haré algo de lo que me arrepienta si no logro.

—Soy un demonio, mi padre era uno —susurro incrédula—. ¿Quiénes son en realidad Vicent y Keyla Deveraux?

Gracias a mi desarrollada audición puedo oír el leve llanto de una chica a lo lejos. Aprieto los puños al darme cuenta que provienen de la aldea donde viven los licántropos. Sin pensarlo me dirijo hacia allá.

Al llegar me encuentro con varias casas de madera. Unas pisadas a mis espaldas me alertan y volteo lista para atacar.

Me encuentro con los intensos ojos azules de Max, su rostro refleja preocupación.

—¿Qué haces aquí? —cuestiono limpiando mis lágrimas.

Frunce el ceño y niega con la cabeza frenéticamente.

—¿Max?

No responder. Sale corriendo en dirección desconocida y yo lo sigo, lo que menos quiero es que asesinen al hermano de Mark.

Mi boca se abre considerablemente al llegar junto a Max. Hay una chica pelirroja atada a un palo como si fuera un sacrificio humano rodeada de tres idiotas.

Hijos de puta...

El rubio les gruñe sorprendiéndome y ellos se giran en nuestra dirección.

—Pero que tenemos aquí —dice el que parece ser el líder—. Llegan justo a tiempo para presenciar la muerte de esta bruja.

Bruja...

Miro a la chica que no debe tener más de dieciocho años, sus ojos reflejan miedo. Deben haberle suministrado hierbas para retener su poder ya que fácilmente te puedes quitar de ahí.

Cuando sus ojos verdes se encuentran con los míos siento la misma conexión que sentí con Ares. Mis ganas de protegerla aumentan.

—Es solo una chica indefensa ¿qué fue lo que hizo?

Intento sonar calmada, pero dudo que haya dado resultado. Max me mira asombrado.

—Estaba haciendo sus cosas de brujas y aquí eso está prohibido —habla el mismo idiota—. Y eso se paga con la muerte.

Creo que alguien quiere morir hoy.

—Sobre mi maldito cadáver le haces daño —Max suena furioso.

Entro en sus pensamientos y me entero que ella es su compañera. Sonrió inconscientemente ya que al fin todos los Sallow encontraron su otra mitad.

Lástima por Mark, ya que le toco la más jodida y dañada de todas...

Saco esos pensamientos de mi cabeza y me concentro en la pobre chica pelirroja.

—Déjala ir ahora mismo —gruño—. Si no quieres que los asesine aquí mismo.

La chica no deja de llorar, puedo ver que esta aterrada y Max está a punto de arrancar sus cabezas.

—No tengo piedad con los que matan a los míos —señalo a la chica—. Y ella por el hecho de ser bruja y compañera de mi cuñado es mi familia.

Dejo ver mi olor. Hoy no es un buen día para mí y más les vale no hacerme enojar, me acabo de enterar de todo el poder que poseo y de mi lado demoniaco. Estos idiotas no son anda al lado mío.

—Y te cuento un secreto —continuo al ver que no dice nada—. Nadie se mete con mi familia sin salir herido en el proceso.

Los idiotas se ponen en posición de ataque y yo suelto una sonora carcajada.

—Yo me encargo, ve por ella por favor —susurra Max.

Le doy una mirada de confusión, pero me ignora, en menos de un segundo está en su forma lobuna al igual que los demás. Debo sacar a esta chica de aquí y ayudare a Max luego. Corro hacia ella, le quito la mordaza y las amarras. La ayudo a mantenerse en pie. Tiene algunos moretones y cortes ya que las brujas no poseen el poder de curación.

—Soy Kelly, no te hare daño —le sonrío—. ¿Cómo te llamas?

—Leah... —habla en un susurro—. Leah Kenner.

—Te llevare a un lugar seguro y luego volveré por Max.

La cargo en mis brazos, cosa que se me hace fácil gracias a mi fuerza sobrenatural y su ligero peso. En eso se escucha un aullido de dolor y sé que es Max. Me giro en su dirección, ahora son cinco contra uno.

Algo en la mirada de Leah cambia y antes de que me pueda dar cuenta unos árboles comienzan a incendiarse.

Demonios...

Los licántropos dejan a Max algo herido y comienzan a caminar hacia nosotras. Leah no se detiene y eso les molesta, está quemando su territorio.

Y ahí es cuando lo noto. Ella no sabe que es una bruja y menos controlar su poder.

—Leah debes detenerte o quemaras todo el lugar —la sacudo levemente.

Max esta tendido en su forma humana dejando ver sus atributos masculinos, desvió la mirada enseguida. Si fueran otras circunstancias y otra persona no lo haría. Pero es el hermano de Mark y supongo que mis días de soltera están acabados.

—Leah, mírame —suplica.

La chica en mis brazos lo mira aterrada, corro a una velocidad sobrenatural y la dejo junto a él. Debo protegerlos de estos licántropos.

—¿Qué me pasa? —cuestiona con voz temblorosa—. ¿Qué soy?

—Debes detenerte, hazlo por mí.

Dejo de escuchar su charla para concentrarme en los idiotas.

Max:

Kelly me entrega a Leah, la chica tiembla en mis brazos. Un ruido de ramas me alerta, mis huesos duelen un poco. Suspiro aliviado al ver que se trata de mis hermanos.

—Está provocando un incendio —dice Mila aterrada—. Has que se detenga.

—No sé cómo...

Un grito de dolor nos alerta. Los cinco licántropos, ahora en forma humana, tienen acorralada a Kelly, los ojos de esta son aterradores. Sangre corre por su frente y tiene un ligero corte. Mi hermano mayor intenta ir hacia allá, pero Seth lo impide.

—¡Déjala en paz imbécil! —Gruñe Mark—. ¡No la lastimen!

—No es su territorio, perderán —advierte uno de los licántropos—. Aún están a tiempo de irse y dejar a la bruja.

—No quiero hacer eso, perro —Mack aparece a una velocidad impresionante—. Él único que perderá aquí eres tú y tu manda. Nadie se mete con nuestra familia, nadie.

En menos de un parpadeo la vampira arranca el corazón de uno y lo tira a los pies del líder. Sonríe con frialdad y mira a su próxima víctima, muerto enseguida. Kelly se puso a pelear con el líder, esquiva los golpes con agilidad, aunque igual recibe algunos y eso la hace enojarse aún más.

Un grito brota de la garganta de Mack cuando un chico mete la mano dentro de su pecho. Dylan no lo duda ni un segundo y corre hasta allá, cambia a su forma lobuna y salta sobre el chico liberando a su compañera. Rasguña el cuerpo de su oponente con sus filosas garras.

—Yo quiero matarlo —espeta la pelinegra.

Mi hermano le deja el camino libre. La vampira lo toma del cuello y lo estampa contra el tronco de un árbol, se escucha como sus huesos crujen. Arranca su corazón sin piedad y lo tira al piso.

Luego de cerciorarse de que todos estuvieran muertos, Kelly comienza a lanzar bolas de agua a los árboles que están siendo quemados por mi compañera. Por cada árbol que apaga se quema otro.

Envuelvo su cuerpo entre mis brazos y dejo un beso en su cabello.

—Solo cierra tus ojos —pido por enésima vez—. Estás bien, estoy contigo.

Cierra sus parpados. Nunca había querido estar tan cerca de una chica hasta ahora, su cuerpo desprende calor. Seth me hace un gesto que indica que debemos salir de aquí o tendremos problemas.

—Tenemos que irnos —susurro en su oído, se estremece levemente—. Mi cuñada y Ares se encargaran de esto.

Como era de esperarse va a replicar.

—Yo...

—Él tiene razón —interrumpe Mack agitada—. Debemos irnos a casa, ahora.

Le doy una última mirada al bosque. Kelly crea bolas de agua en sus manos sin parar, está intentando detener el desastre que causo mi compañera, pero no le funciona. La veo soltar un grito de frustración, cierra sus ojos y ahogo un grito.

Sus manos se tornan de un color negro que comienza a expandirse por sus brazos, es aterrador. El cielo empieza a tornarse gris y leves gotas mojan mi cara. Está provocando lluvia.

Al no obtener respuesta de Leah decido cargarla. Nos movemos rápidamente y mis hermanos vienen detrás de nosotros. Seth tuvo que arrastrar a Mark, quien se quería con Kelly. Pero todos sabemos que es mejor dejarla sola cuando se enoja.

En un par de minutos estamos de vuelta en la hacienda. El clima cambia drásticamente al poner un pie dentro de la casa, creo que mi cuñada estaba esperando a que llegáramos para hacer esto. La lluvia cae como nunca antes la había visto, el cielo está completamente oscuro.

Rayna baja las escaleras rápidamente y posa su vista en nosotros.

—¿Y Kelly?

—Se quedó con Ares —responde Seth—. Intentan detener el incendio del bosque.

La bruja traga saliva con dificultas.

—¿Ella lo provoco?

Todos negamos.

—Fui yo —admite Leah en un susurro—. Lo lamento.

Rayna alza sus cejas, no había notado su presencia.

—Llévala a la habitación y cura sus heridas —pide—. Mucha magia por hoy.

Tomo su mano y la llevo al cuarto donde dormí anoche. Luego de Kelly, ella es una de las chicas más impulsivas que he conocido. Debe aprender a controlarlos o podría herir a alguien.

Leah es una chica hermosa, su cabello pelirrojo destaca mucho al igual que sus hermosos ojos color esmeralda. Unas leves pecas cubren sus mejillas y nariz. Su mirada es la de una niña asustada e inocente.

Ganas de matar a esos idiotas no me faltaron, pero mis cuñadas hicieron el trabajo sucio. Y ahora debo concentrarme en explicarle a ella todo sobre este mundo.

—¡Auch! —se queja.

Llevo un rato limpiando sus heridas, sin embargo se me hace imposible ya que cada vez que el alcohol toca la herida suelta un quejido de dolor haciendo que me detenga.

—Solo aguanta un poco más.

Asiente. Se muerde el labio para reprimir sus quejidos cuando vuelvo a limpiar la herida.

—Gracias por salvarme —susurra.

Sonrío. Mis días de soltero llegaron a su fin, ella lo vale. Cuando encuentras a tu compañera todo tu mundo gira entorna a ella, harías lo que fuera por protegerla.

—No hay de qué.

Un carraspeo nos alerta. Ambos nos giramos y nos encontramos a todos mirando la escena. ¿En qué minuto llegaron a mi habitación? Malditos metiches.

—¡Hola! Soy Mila Sallow, hermana de Max —le da un efusivo abrazo a mi compañera.

Leah se demora en corresponder, pero lo hace. No está acostumbrada a la muestras de afecto, lo sé por el lazo. Mis hermanos me miran con clara curiosidad, no puedo decirles nada aún ya que ni ella lo sabe.

—Ares Kingston —besa su mejilla, ella se ruboriza—. Un placer, preciosa pelirroja.

Ahora entiendo porque mi hermano siempre está molesto con la presencia del rubio, intenta seducir todo lo que se mueve. Ni siquiera sé qué hace aquí, él debería estar con Kelly.

Celos, algo que nunca creí experimentar es lo que estoy sintiendo ahora mismo. Los controlo ya que no quiero parecer un loco delante de ella.

—Leah Kenner, un gusto.

Ivonne la mira de pies a cabeza.

—¿Y tú eres?

Mack suelta un bufido y mira a la rubia con clara mirada asesina. Cualquiera en su sano juicio saldría corriendo antes esa mirada. Da escalofríos.

—Ignórala es solo un adorno que trajimos al viaje —la vampira sonríe—. Mackenzie Patterson, bienvenida.

—Ellos son mis hermanos Dylan y Mark —los señalo respectivamente—. Y él es Seth, el novio de mi hermana.

Leah les sonríe tímidamente. Ivonne sigue dándole miradas asesinas, esta chica sí que se volvió un grano en el culo. No sé en que estábamos pensando cuando nos acostamos con ella.

¡Ya se! Con la cabeza de abajo.

—Rayna Griswold, dueña de este hogar —le da un beso en la mejilla.

—Iré al bosque —informa Mark y sale sin esperar respuesta.

Estoy seguro que va por su compañera.

✡  ✡  ✡

Estoy en el despacho de Rayna luego de que me aconsejara dejar a Leah a descansar. El hecho de que sea una bruja y no sepa manejas sus poderes es un problema ya que puede causar daños como hace un rato en el bosque.

—Puedo ver que es tu compañera —rompe el silencio—. Ella no sabe nada sobre este mundo.

Asiento nervioso.

—Su motivación fue tu dolor, quiso protegerte —agrega—. Pero debe entrenar mucho o causará mucho caos.

—¿Tanto poder tiene?

Suelta una risa burlona.

—Ustedes los licántropos creen que las brujas somos débiles —rueda los ojos—. Podemos hacer muchas cosas interesantes, Kelly es un ejemplo de ello.

—¿Aprenderá? —cuestiono preocupado.

—Toma tiempo, nadie domina la magia de inmediato —suspira—. Kelly, Roland y yo la ayudaremos. Aprenderá, eso te lo aseguro.

—¿Y yo podré ayudar en algo?

Sonríe ampliamente dejando ver su perfecta dentadura.

—Claro que sí —me guiña un ojo—. Serás su motivación.

Motivación ¿A qué se refiere? Estoy por preguntar cuando Mila entra agitada. Fija su vista en mí antes de hablar.

—Leah despertó...

No la dejo terminar de hablar ya que salgo de ahí hecho un rayo rumbo a la habitación.

Al entrar mi corazón se rompe en varios pedazos. Está sentada en la cama abrazando sus piernas mientras llora desconsoladamente y Mack la abraza.

No oculto mi sorpresa al ver a la vampira aquí, siempre tiene esa actitud de chica fría e indiferente. Mi hermano menor solo la observa.

—Todo estará bien, no te preocupes —acaricia su espalda—. Nadie te quiere hacer daño, estás a salvo.

Mi compañera no deja de sollozar.

—Solo fue una pesadilla, yo las tengo a menudo —le habla con una dulzura que no sabía que poseía—. Ya quiero que conozcas a mi loca amiga, ella seguro te subirá el ánimo.

—¿Qué es lo que me pasa? Incendie un árbol —susurra—. Soy defectuosa.

Mackenzie me da una mirada para que me acerque, trago saliva y lo hago. No es fácil para mí explicarle esto, pero debo hacerlo.

—Nosotros los dejaremos para que hablen —la vampira le sonríe—. Si necesitas cualquier cosa me llamas. Aunque en cuanto a ropa te puede ayudar Mila, Kelly y yo somos más góticas.

Eso hace que mi compañera suelte una risa, cosa que es como música para mis oídos. Murmura un agradecimiento y mi hermano sale después de su compañera, por lo que se su relación no es la mejor, si es que tienen una relación.

—¿Qué significa que soy tu compañera?

No oculto mi sorpresa, ella sonríe tímidamente.

—Kelly lo dijo cuando yo aún estaba amarrada —aclara.

Debo partir con algo suave, no quiero llenar su cabeza de ideas sobre el mundo sobrenatural y que crea que estamos locos.

—Porque no me cuentas sobre ti.

Achica los ojos y me mira con claro reproche, pero accede.

—Tengo diecisiete años, mis padres me abandonaron —su voz refleja dolor—. Adoro tocar el piano y pintar. No sé qué más decir, soy un poco reservada.

¿Qué clase de padres abandonan a su hija? ¿Leah les habrá hecho algo?

—Tu familia es muy... —intenta buscar una palabra que la defina.

—¿Rara? ¿Loca?

Suelta una risa.

—Hospitalaria y todos son muy amables —agrega—. Excepto esa chica que me mira como si fuera la peor basura del mundo —agacha la cabeza.

Aprieto los puños. Ivonne me escuchara luego, no dejare que haga sentir mal a Leah.

—Como dijo Mack, no es nadie importante.

—¿Qué fue lo que paso hace un rato en el bosque? ¿Cómo hice eso? ¿Y tú te convertiste en un lobo marrón? Eso es... imposible.

Mierda, se me había olvidado eso.

—Necesito respuestas —suplica—. Toda mi vida he creído que soy una abominación.

Sus palabras se calvan profundo en mi corazón ¿Quién sería capaz de decirle algo así a una chica tan dulce como ella?

—Creerás que estoy loco...

—Te vi convertirte en un animal —me interrumpe—. Claramente los humanos no son la única especie en el mundo.

—Creo que es mejor que te lo explique otra persona, yo no soy muy bueno en esto.

—Max, por favor.

Sus hermosos ojos verdes hacen que me derrita. Espero que crea lo que voy a decir y no salga corriendo.

—Soy un licántropo —sus ojos me observan curiosos—. Puedo transformarme en un lobo.

—¿Cómo en la serie Teen Wolf?

Su pregunta me causa gracia. Nunca vi esa serie y dudo que alguna la vea, no tengo tiempo para ver series.

—Nunca he visto esa serie —admito.

Sonríe ampliamente.

—Yo tampoco, unas chicas en el orfanato hablaban de ella —se mira las manos—. ¿Y yo que soy? ¿Una chica fuego o pirómana? Eso es ridículo.

—Bruja, el término correcto es bruja.

—Eso podría explicar algunas cosas —habla más para sí misma—. ¿Estás seguro? Eso suena demasiado loco.

Una sonrisa se curva en mis labios debido a su inocencia.

—La chica pelinegra que estuvo consolándote hace un rato es una vampiresa —explico, abre sus ojos—. Mis hermanos son licántropo al igual que yo, y Kelly es una mezcla de todos nosotros.

—¿Cómo es eso de Kelly? —la curiosidad tiñe su voz.

—Es una licántropo, vampira y bruja. Su poder es enorme.

—Ella me enseñara a controlar mis poderes, ¿verdad?

Frunzo el ceño ante su pregunta.

—Es algo que debo hablar con ella personalmente.

Asiento dudoso. Mi cuñada no se veía en el mejor estado hace un rato, y lo que menos quiero es que le haga daño a mi compañera.

—¿Cómo fue que terminaste en el orfanato?

Agacha la cabeza de inmediato, me doy cuenta que fue una pregunta muy personal.

—No debes responder...

—Cuando tenía cuatro años estaba en mi cuarto —me interrumpe—. Jugaba con uno de mis primos y él comenzó a molestarme, era mayor que yo. De un momento a otro me enoja y la cortina comenzó a incendiarse. En mis manos había bolas de fuego.

Lagrimas sin derramar se acumulan en sus ojos.

—Mi nariz sangraba y yo solo lloraba presa del pánico —pestañea para alejar las lágrimas—. Mis padres al ver lo que hice creyeron que era un fenómeno y decidieron dejarme en el orfanato.

—Lo lamento... —es lo único que puedo decir.

—En el orfanato todos se enteraron de ello y me molestaban a diario —sonríe apenada—. Me apodaron de muchas formas crueles, no tenía amigos y los encargados del lugar evitaban que me juntaran con otras personas.

Al ver sus lágrimas caer la envuelvo en mis brazo, se tensa de inmediato. No me devuelve el abrazo, pero tampoco me aparta.

—Estoy seguro que eres una persona increíble —susurro en su oído.

—Algunos me decían que mis habilidades son del diablo.

—Eso solo lo puede responder mi cuñada o Rayna, yo no sé mucho sobre ello.

Me separo de ella y la ayudo a levantarse.

—Vamos a comer algo y así podrás conocer mejor a mi loca familia.

—¿Les caeré bien? —inquiere preocupada.

—Le caíste bien a Mack, y esa chica parece odiar a todo el mundo —la tranquilizo—. No te preocupes por Ivonne, ella no te molestará.

Asiente dudosa y nos encaminamos a la cocina, la tomo de la mano y entrelazo nuestros dedos.

Leah Kenner está destrozada por dentro, sus padres se encargaron de ello. Encontraremos una forma de curar sus heridas, mi familia la hará sentir querida.



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