Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO XIV

No estoy de humor y la presencia de estos dos idiotas en mi habitación, ya me está colmando la paciencia, es por eso que segundos antes de comenzar una riña, decido entrometerme en medio de ellos, exigiéndoles retirarse antes de explotar. Me siento furiosa, no porque no me hagan caso, sino porque además continuar mirándose, como perros en busca de pelea, hablan de mí como si les perteneciera, cuando en realidad no es así. «Si quisiera pertenecerle a alguien, habría aceptado al profesor David» Pienso, mientras los tomo de las muñecas, llevándolos hasta la salida.

—¡Espera! —los oigo decir en conjunto, como si llamar mi atención, fuera lo único en lo que se ponen de acuerdo.

—Si quieren discutir, háganlo lejos de mí —respondo, cerrando la puerta en sus narices.

Nuevamente a solas, me paro rápidamente frente al espejo, inspeccionando que mi rostro se vea lo suficientemente bien, como para continuar recibiendo visitas. No sé qué es lo que me sucede, pero una puntada en mi corazón me señala que algo sucederá, pero ¿Qué será? Decidida a repasar, por última vez, mis apuntes para el examen de mañana, me siento frente al escritorio, abriendo mi computadora, en donde veo mediante notificaciones, el listado de los ganadores de literatura de este año, en donde veo en primer lugar a David.

No sé qué es lo que me sucede, pero al leer su nombre y ver su fotografía ganadora, siento como mi corazón comienza a latir con fuerza, como si una parte de mí, hubiese querido continuar a su lado, a pesar de no ser querer ser de nadie. Sé bien que lo rechace, tengo claro que su desaparición fue totalmente mi culpa, pero quizás esperaba mayores esfuerzos de su parte, en los que, quizás, luchara por mí, pero ¿Qué tan egoísta puedo llegar a ser? A veces hasta yo misma llego a odiarme.

Tras el término de mis estudios, decido recostarme sobre la cama, para comenzar a revisar mis redes sociales, en donde por cosas del destino, termino encontrando la recomendación de seguimiento, al perfil de David. Es como si cada acontecimiento estuviese diciéndome algo, mi pecho continúa haciendo presión y la verdad es que no sé cómo dejar de sentirlo. Sin pensar, le envío una solicitud de amistad, la que elimino casi de inmediato, alterándome, de tal modo que, lanzo lejos el celular y me dispongo a dormir. De verdad soy una idiota.

............................................................

La mañana se ha presentado y debo alistarme para rendir exámenes, después de todo, hoy es término de semestre, por lo que debo prepararme para las vacaciones. Entusiasmada, me levanto con agilidad en busca de mi uniforme, el que me coloco como es de costumbre, ya que, para mi suerte, ha llegado el invierno y la utilización de medias junto a un suéter, pasa totalmente desapercibido.

Preocupada por verme atractiva, reviso mi aspecto con concentración, mientras que dejo uno que otro botón de mi pecho abierto, recordando estúpidamente al rubio, que solía abrocharlo por mí—Pero, ¿Qué me está sucediendo? —murmuro con extrañeza, después de todo, no había pensado en él desde su partida. No quiero perder más tiempo, así que, con deseos de ya no rememorar, agito mi cabeza de un lugar a otro, volviéndome a ver sonriente, para luego salir de mi habitación.

Son las ocho de la mañana y tan solo debo rendir un examen, pues gracias a mi envidiable intelectualidad, he logrado eximirme de todos los demás, lo que me da tiempo, como para poder coger el primer bus saliente de la escuela, el que me llevará hasta mi próximo destino; la nieve. Nerviosa, por escoger cada uno de los atuendos que llevaré, soy interrumpida por la profesora María, quien además de estar a cargo del viaje, es la encargada de traspasarnos los informativos de dirección.

—Jessica —me dice sonriente, como si nunca en su vida se fuese a molestar, aunque en realidad así es ella, amigable y empática, un espectro totalmente agradable —veo que ya está desocupada, ¿tomarás el bus de las nueve y media?

—Si, incluso, iba de camino por mis cosas —respondo, intentando retirarme, pero esta no me deja, pues me pasa una carpeta, la que desea que entregue —¿A quién debo darle esto? —pregunto curiosa.

—Es para el profesor, que los acompañará en el primer bus, dáselos por mí, ¿sí? —toca mi hombro, como si quisiera desearme un buen viaje.

—Y ¿Quién es el profesor que nos acompañará? —no puedo soportar el no fisgonear, por lo que abro la carpeta y veo el historial educacional de David, lo que hace que mi corazón se acelere, mientras que mis ojos se abren tan grande como puedo.

—Es una sorpresa, pero el profesor David ha sido reincorporado —cierra la carpeta, que está entre mis manos, para luego quedarme viendo, pensativa —parece ser que quien dijo cosas sobre él y una alumna, se fue a disculpar con la directora, explicándole que todo fue un malentendido, por lo que será sancionado luego de las vacaciones, mientras que el profesor ha sido re-contratado ¿No es genial? Siempre supe que no era culpable de ello, después de todo, siempre ha sido una persona intachable.

Mis manos están temblorosas, no puedo soportar la emoción, ni mucho menos los fuertes latidos de mi corazón, por lo que, sin antes despedirme, salgo corriendo hasta mi habitación, en donde cambio mi vestuario por uno más invernal y preparo mi maleta, para luego salir corriendo al punto de encuentro, en donde puedo ver su resplandeciente cabellera rubia junto al bus, lugar en donde todos los alumnos le saludan con entusiasmo.

Quiero correr hasta él, mi necesidad por saludarlo está por matarme, pero debo soportar, no puedo demostrar lo que estoy sintiendo en este momento, mucho menos ahora, que veo como Vanessa, Félix y Jazmín caminan hacia mí.

—Menos mal, ¡Ya has llegado! —exclama Vanessa, con entusiasmo —el bus está por partir, no querrás quedarte abajo —tomándome del brazo, para guiarme hasta David.

—¡Genial! Adoro la nieve y los baños terminales —le oigo decir a Jazmín, mientras sube a su asiento, sin antes saludar al profesor.

—Pido el asiento de en medio —interrumpe Félix, sin necesidad de ocultar su emoción.

—Profesor, me alegra verlo de vuelta —sonríe Vanessa, dejándome sola junto a él —te espero arriba —grita, esperando a que la escuche.

No sé qué decir, el azul de sus ojos se encuentra mirándome de frente, estremeciendo cada centímetro de mi cuerpo, negándome el poder respirar correctamente y acalorándome de tal manera, que saco la carpeta y sin decir absolutamente nada, se la entrego, para luego hacer un leve gesto con mi rostro y subir. Soy una completa idiota, no fui capaz de felicitarlo por sus logros, ni mucho menos alegrarme por recuperar su empleo, nunca antes me había sucedido esto, jamás en mi vida un hombre había tenido el control sobre mí, pero con él es diferente, él es absolutamente todo lo contrario a lo que conozco.

—Es increíble esto ¿No? —dice Vanessa, acomodándose junto a mí.

—¿Qué cosa? —interrogo, como si no supiera de lo que está hablando.

—El regreso del profesor David —da una sonrisa.

—No lo sé —respondo, intentando evitar pensar en él, mientras giro la mirada hacia la ventana.

—¡¿Cómo que no lo sabes?! —exclama Félix furioso. Me sorprende que estando tres puestos más atrás de nosotras, logre oír lo que hablamos —es increíble, al fin podremos volver a ver esos músculos tan sensuales.

—Vamos Félix, ya cállate, que puede escucharte —interviene Jazmín.

Debo ser sincera, jamás me había sentido parte de un grupo, ni siquiera estando con Jenny como amiga, pero esta vez sé que es diferente, pues a pesar de haber comenzado siendo todo parte de un plan, me alegra haberlos conocido.

—Me pregunto quien habrá sido —susurra Vane, cercano a mi oído —supe por mi hermano, que él tuvo algo que ver con el chisme, pero quien realmente lo comenzó fue otra persona, de seguro ese alguien es el que se retractó frente a la directora —la miro con interés —tengo mis sospechas sobre quien es, pero no diré nada hasta tener pruebas.

No puedo pensar con claridad, las dudas sobre quien es el sospechoso de Vanessa, comienzan a invadir mis pensamientos con molestia. Las horas pasan y el bus ya va en marcha, nerviosa por tener en la corrida vecina al profesor, no puedo evitar mirarlo de vez en cuando, lográndolo ver cerrar los ojos, como si estuviera a punto de quedarse dormido. «¡Cielos!, pero qué lindo se ve» Pienso sonriente, ignorando por completo que mi acompañante sigue despierta.

—Eras tú, ¿No es así? —pregunta Vanessa sonriente.

—No sé de qué hablas —respondo, girando rápidamente mi rostro hacia otro lado y colocando la cortina que separa los asientos.

Lo que menos quiero, es continuar hablando del tema, así que, con velocidad, me coloco los audífonos, para comenzar a escuchar música, mientras apoyo mi cabeza en el ventanal y mirando el paisaje, termino quedándome dormida. Al despertar, puedo ver que ya se ha hecho de noche, por poco y hemos perdido todo el día viajando, pero es un precio que debemos pagar, después de todo, es nuestra culpa por pedirle a la directora dejarnos disfrutar un poco más del paisaje, el que claramente no veríamos en un avión.

Puedo sentir, como quien se encuentra junto a mí, escucha música demasiado fuerte, negándome el poder oír la mía. Estúpida Vanessa, no es la primera vez que me molesta con su música, la primera vez fue en nuestro primer ensayo de Kung Fu, en donde terminó venciéndome, gracias a lo mucho que me desconcentraban sus canciones. Molesta, abro con fuerza la cortina de mi lado, exigiéndole que le baje, pero al ver el rostro de quien menos esperaba, puedo sentir como es que mi rostro comienza a arder.

—Lo siento —le oigo decir a David, mientras se quita los audífonos —estas cosas no siempre funcionan como deberían.

—No, olvídelo —digo girándome con vergüenza. Mierda, y ahora ¿Qué debería hacer?

Deseosa por calmar mi ansiedad, decido ponerme en pie, dispuesta a salir hasta el pasillo, en dirección al baño, camino quedando frente a David, olvidando por completo, que el bus sigue en curso, por lo que, con una fuerte frenada, termino cayendo sobre él, dejando mis labios junto a los suyos y mis pechos en sus manos, tras quererme sostener. «¿Por qué será, que cuando deseo pasar desapercibida con alguien, termino cagándola aún más?»

DEJA AQUÍ TU CORAZÓN, SI TE HIZO FELIZ EL REGRESO DE DAVID ❣️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro