CAPITULO VI
La mañana ha llegado, el estrés escolar se está haciendo presente y a diferencia de quienes no logran controlar su ansiedad, me encuentro alisando mi cabello con un notorio entusiasmo. Hoy al fin comienza mi plan de venganza, el momento exacto en donde lograré fastidiar a Bastian y a pesar de aún no tener una idea concreta de cómo llevarlo a cabo, tan solo puedo pensar en una palabra y esa es: "celos".
Al decirla reiteradas veces en mi cabeza, una leve sonrisa invade mi rostro, la que no puedo ocultar con facilidad, a fin de cuentas, uno de los mayores defectos de mi exnovio son sus celos. Bastian es un engreído, le gusta ser amado, motivo por el que al momento de superarlo hace lo imposible con tal de que te vuelvas a fijar en él, aun cuando no sienta nada por ti. Es un verdadero asco como persona, pero bueno ¿Cómo juzgarlo si yo soy igual?
—Me adelantaré a las clases —le oigo decir a Jenny, mientras se termina de vestir.
—Claro —respondo mirándola a través del espejo —¿Podrías cubrirme con el entrenamiento? Es posible que tenga cosas que hacer antes de ir —dejo la plancha de pelo a un lado.
—Sí, no hay problema —responde con seriedad —no olvides que en literatura estaremos los segundos años junto a ustedes que son de primero.
—Es verdad —sonrío —gracias —veo como se retira sin despedirse.
Ya han pasado dos días desde nuestra victoria en la competencia y a pesar de haber logrado convertirme en la líder del equipo de porristas, siento como si algo molestara a mi mejor amiga, lo que le hace dejar de hablarme, mostrando un inesperado desprecio.
«¿Qué será lo qué sucede con ella?» Me pregunto mientras voy camino al pasillo.
Al percatarme de como un chico de lentes me queda mirando, me acerco a él con intención de pedirle indicaciones, después de todo falté a todas las actividades de la semana de iniciación, causando que no conozca las salas que me tocarán. Encantado por hablar conmigo, él y dos de sus amigos me guían sin problemas, fastidiándome durante todo el camino al hablar sobre sus videojuegos y lo mucho que me parezco a uno de sus personajes.
«Qué molestos ¿Por qué no mejor se van a duchar? Apestan» pienso intentando aparentar prestarles atención.
—Hemos llegado a su destino, my lady —le oigo decir a uno mientras hace una reverencia.
Pero ¡¿Qué mierda?!No quiero estar junto a estos raros por más tiempo, así que casi corriendo les agradezco su hospitalidad y me alejo, percatándome de la presencia de mi nuevo objetivo junto al que parece ser su amigo. El chico de cabellera blanca y rostro atractivo se encuentra parado junto a la puerta, ignorando por completo los gritos de las chicas que no dejan de admirarlo.
«Esta es mi oportunidad» Pienso acomodando mis pechos.
Gracias a incontables animaciones románticas, he logrado conocer la forma más eficaz de conquistar a un chico popular y esa es ignorarlo por completo. Acomodando mi cabello hacia un lado, con tal de dejar a la vista las perforaciones de mi oreja, camino en dirección a ellos, fingiendo no percatarme de su presencia a pesar de entrometerme en su camino, lo que hace llamar su atención y la de Bastian.
Acomodada en uno de los asientos delanteros, saco mi libro de matemáticas y me centro en adelantar materia. La verdad es que no me interesa hacerlo, pero es una buena manera de fingir no percatarme de la acosadora mirada de Axel, el chico de cabellera blanca que no ha dudado en sentarse junto a mí.
—¡Ey! Axel —oigo decir a uno de sus amigos —aquí queda un asiento libre.
—Estoy bien aquí —contesta sin quitarme la mirada de encima.
¿Ya habré llamado su atención?A pesar de no poder dirigirle la mirada, durante la clase simulo buscar una que otra cosa bajo mi escritorio, permitiéndome poder darme cuenta de su extravagante uniforme, el que, a pesar de no ser tan diferente en cuanto a colores, es más parecido al de un peleador de Kung fu ¿pertenecerá a alguna especie de taller extracurricular? Si es así, sería interesante encontrarnos casualmente en él.
Al término de la clase, termino de anotar los resultados de mis ejercicios, ignorando por completo como es que mi compañero de asiento intenta copiarme, hasta que se apega tanto a mí, que cierro por completo el libro en el que escribo, para quedarlo mirando con seriedad. Sus ojos son un café casi rojizo y a pesar de seducirme con perfumado olor intento mantener la compostura lo mejor posible.
—Lo siento cariño —me dice sonriente —no alcancé a anotar los ejercicios ¿Podrías dármelos?
Pero ¿Por qué clase de estúpida me está queriendo hacer pasar? ¿Es qué acaso parezco la clase de chica, que caería rendida a sus pies por una simple sonrisa? Me siento ofendida y un poco molesta, mis manos se aprietan con tal de controlar el odio que siento, mientras respiro profundo para ser capaz de hablar.
—No —digo sacando un dulce de mis bolsillos para echármelo a la boca —tal vez si no te hubieses preocupado tanto en hablar a través de una hoja con tus amigos, habrías sido capaz de tener tus deberes a tiempo —cruzo mis piernas dejando a la vista mis glúteos, los que mira casi de inmediato.
Siento como emana odio hacia mí, su ego ha sido destruido con tan solo unas cuantas palabras y a pesar de que nadie se esté fijando en nosotros, no sabe cómo reaccionar, quiere parecer amigable, pero en realidad solo es un idiota al cual el coqueteo no le ha funcionado. Pasan unos segundos hasta que actúa, puedo ver como se pone de pie y con ambos brazos me acorrala en la muralla ¿Qué es lo que trama?Su respiración se encuentra acelerada, tanto, que puedo sentirla chocar con mi nuca, mientras que sus labios están tan junto a los míos, que podría besarme en cualquier momento sin que pueda evitarlo.
Las chicas se alteran al verlo casi sobre mí, puedo sentir su emoción al creer que tenemos algo, pero lo ignoro con tal de poder oír lo que quien no me deja salir tiene para decir.
—Vamos, ayúdame, no seas mala ¿Sí? —prosigue con su seducción, sin siquiera percatarse de que el seducido es él o al menos eso veo en su entrepierna.
—Jm—oigo a alguien aclarar su garganta, el que resulta ser David —Señor Axel, le rogaré que quite sus manos y cuerpo de mi alumna.
—¿Su alumna? —sonríe el chico alejándose de mí —somos todos sus alumnos profesor, ¿por qué consideraría solo a esta chica de su propiedad? —caminando hacia él —mejor dicho ¿Por qué la consideraría como suya?
—Parece ser que me ha malinterpretado —continúa hablando David —todos son mis alumnos, por lo que requiero se comporten como tal, no acose a su compañera si es que no desea ser reprendido —acercándose a él con autoridad —mucho menos enfrente de mí.
Sé bien que lo intenta disimular, pero no lo logra, sus celos son tan notorios que cualquiera que se encuentre consiente de lo que hemos pasado lo sabría, su ceño está fruncido y no para de mirarme, ¡mierda! Pero qué satisfactorio es esto. Con las indicaciones listas para llegar a la sala acordada, todos comienzan a retirarse, excepto yo, sé bien lo que debo hacer y eso es esperar a quedarme a solas con él.
—Jessica —dice mirándome la corbata, la cual llevo desarmada.
Tengo curiosidad por oír lo que me tenga que decir, después de todo, no nos vemos desde que desperté en su habitación y al momento de hacerlo ve como otro chico coquetea conmigo ¿Será que dejará que me entere de su mal humor?
—¿Estás bien? —le oigo preguntar, mientras se acerca a mi tanto como puede.—Sí, no fue nada —respondo.
Estoy segura de que la sangre le hierve tanto como para haberlo golpeado, de no ser su alumno.
—No dejes que nadie se te acerque así —acomoda mi corbata, sin importar rozar mis pechos con sus manos.
—¿Acercarse tanto como usted lo está haciendo? —me quedo mirándolo a los ojos, los que aceleran mi corazón tanto como para ruborizarme.
—Si —me toma por la cintura —no dejes que nadie más que yo se te acerque.
Es como si estuviese controlando sus deseos de besarme, sus ojos no dejan de mirar mis labios y sus manos parecen no quererme soltar, por desgracia, ya es hora de comenzar la clase, por lo que se aleja de mí dejándome con el corazón acelerado. Es verdad, si continuamos con este coqueteo alguien podría volver a delatarnos y él perdería su trabajo, no es como si me importara mucho el bien estar de otros, pero tampoco quiero ser la causa de su traslado.
Lista para retirarme, camino sin esperarlo hasta el gran salón en donde estudiantes de primer y segundo años tendremos literatura, percatándome del gran alboroto que se ha formado por un hecho que desconozco. Todos parecen correr de un lugar a otro y fotografiar algo proyectado en la pantalla principal «¿Qué es lo que sucede?» Me pregunto caminando hasta el fondo de la sala, en donde Tracy y sus amigas se burlan sin parar.
Al ver la imagen expuesta en grande y un silencio invadir mi espalda, puedo percatarme de que aquel objeto de burla soy yo. Jenny se encuentra sentada sin decir nada ¿Es que no somos amigas? Y a los chicos del equipo de porristas cotillear entre ellos, como si no me conocieran en lo absoluto.
Todos son unos traidores y sin pedir nada, el único que parece enfurecerse es David, pues con un fuerte golpe a la puerta pide quitar la imagen y encontrar a los culpables. Pero ¿Cómo es que la consiguieron? ¿Cómo lograron encontrar lo único que me avergüenza incluso más que enseñar las tetas? Mi yo de hace un año está frente a mis ojos, la Jessica gorda ha vuelto para avergonzarme, volviéndome a ser el hazmerreír de la escuela.
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