Capitulo 8
Capítulo 8
Yue suspiro, mirando cabizbajo el sendero por el cual caminaban, cubierto de flores y arbustos frutales, eran las entrañas del territorio del Oeste, el hogar de sus amos, pero siendo sinceros el paisaje no era de su interés en ese momento.
Tadashi no tardó en darse cuenta de que algo le pasaba al peli blanco, alzo la vista al horizonte, en lo alto de una colina estaba aquel majestuoso castillo en el cual habían vivido mucho tiempo, aun recordaba el aroma de las rosas que su lady cuidaba con tanto recelo, sus pies anhelaban tocar la madera recién pulida de los pisos en las habitaciones, las sábanas blancas como la nieve y tan suaves como el algodón.
Los banquetes que Yuri en compañía de su señora solían preparar.
Extrañaba aquella vieja época.
Incluso Yuri pudo ver la tristeza y el desanimó rodeándolo como un aura pálida, eso la hacía sentirse intrigada ¿aún seguía con la idea de enamorar a Aome?, un escalofrió recorrió su espalda-""si esta fuera otra situación, el amo lo asesinaría sin piedad alguna... no lo demuestra pero sé que mi señor siente interés por mi lady...-Sonrió viendo de soslayo al demonio perro- de otra forma no la seguiría por las noches, cada vez que ella se va, él podría decir cualquier excusa... pero yo sé que no es verdad-volteo a ver la amplia espalda del peli blanco- Yue debe estar triste por esa misma razón, los abra visto llegar anoche""- "¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos?"- pregunto al demonio ángel, quien volteo a verla, notando en su mirada una calidez extraordinaria.
-"Si, en ese entonces..."-se mostró apenado, sonriendo como un tonto-"ninguno de los dos me caía bien, tenía la idea de que solo llegaron al castillo para hacerle daño al señor Inu no Taisho"
-"Porque eres un idiota desconfiado"- Tadashi salto llegando a un costado de la pareja.
Frunció el ceño mirando al susodicho con evidente molestia-"No es del todo cierto, eran épocas de guerras, de continuos ataques"
-"Tadashi solo te esta molestado, no le hagas caso"-golpeo con el codo el estómago de su hermano-" sabes que solo querías cuidar al señor Taisho, a mi señora Irazue y al príncipe"-finalizo con una brillante sonrisa.
-"Si, ese era mi deber"
-"Aun lo es"- corrigió el de cabellera negra-"¿o tienes pensado renunciar?"
-"¿Te vas?"- indago la joven sorprendida
-"Claro que No"-refunfuño-"No sean tontos yo jamás la abandonaría"- refiriéndose a Aome
-"..."
-"Baja la voz, podría oírte tonto"- regaño la chica rubia enfadada, por dentro aquellas palabras la habían destrozado.
-"Lo siento"- Se disculpó apenado, para luego separarse de ellos, principalmente por la joven.
Tadashi sintió el descontento de su hermana-"No hagas caso a sus palabras, solo está confundido"- ella no sabía exactamente que decir con respecto a eso.
Así que solo suspiro y se dedicó a mirar el paisaje.
-"¡Ese es el castillo, es enorme!"- grito muy entusiasmado un zorrito, saltando en el hombro de joven miko
-"Solo espera a que lo veas por dentro"- respondió está sonriendo-"Imagino que algo habrá cambiado"- murmuro esa para sí misma, aunque fue captada por agudo sentido de la audición del Demonio, quien iba varios pasos más adelante.
-"¿Viviremos todos ahí?"
-"Sí, estaremos más seguro si estamos juntos"
-"Que bien, porque por mi parte no pienso abandónate Aomesita"-respondió de forma despreocupada, sin medir las emociones que causarían en la azabache.
Aome sonrió enternecida y lo atrajo a sus brazos, para abrazarlo con delicadeza-"Gracias Shippo, eres muy lindo"- logro que el susodicho se pusiera como un tomate.
Rio con nerviosismo y vergüenza-"No es nada"
-"No crees que le queda bien"- Kikyo quien iba en la espalda de Inuyasha comento con suma tranquilidad
-"¿Qué cosa?"- respondió el mitad bestia sin entender.
-"Aome y ese Zorrito, se ven como una madre y su hijo"
Fijo su vista en quien indicaba-"Tienes razón, ellos han sido muy unidos desde el comienzo"- se sentía extraño, se podría decir que se sentía mal, ya que había imaginado tener una familia con Aome, y con Kikyo también. Tal vez estaba siendo muy egoísta pero no quería que la muchacha futurista tuviera hijos, que no fueran suyos.
-"Es muy lindo verlos así"- aquellos ojos negros que acostumbran a ser fríos, mostraron cierta calidez.
-"Fhe"- le hace un desprecio, la miko sintió la necesidad de golpearlo.
¡Podría dejar de ser menos evidente Inuyasha!
..................Ya en las entradas del castillo.............
-"Lord Sesshomaru, que placer verlo de nuevo"- reverencio uno de los guardias con exageración, abriendo el paso para el susodicho.
En ese instante Jaken salía del interior a recibirlo como de costumbre, entre lágrimas y chillidos dijo-"Amo bonito, en su ausencia su fiel sirviente se encargó de todo"
-"Jaken prepara habitaciones"
Parpadeo sin comprender, hasta que segundos después noto otras presencias-"Pero si son Inuyasha y su grupo ¿Qué están haciendo aquí amo?"- indagado con sorpresa y confusión, a lo que Sesshomaru respondió con una gélida mirada.
-"Disculpe mi atrevimiento amo"- se apresuró a decir para luego irse involuntariamente, provocado por una patada que le fue propiciada.
-"¡Señor Sesshomaru!"- grito su protegida corriendo hacia él, para seguidamente aferrarse a su pierna-"Que alegría volver a verlo Señor"
-"¿Rin?"- aquella cuestión fue dirigida sin amabilidad, incluso se podría decir que él no estaba interesado realmente, ya que su rostro mostraba la frialdad de siempre.
Pero aquella niña le regalo la mejor de sus sonrisas antes de responder-"Señor Sesshomaru, el señor Jaken cuido de Rin"
El solo asintió, para de una vez por todas traspasar aquellas dos grandes puertas de madera, los demás lo siguieron expectantes, el exterior del castillo era simplemente magnifico. Ubicado en lo más alto de una colina, siendo resguardado por gruesos muros de piedra, aunque el camino de llegada, era de fácil tránsito para los visitantes que viajaban a pie como en carretas y caballos, una cosa importante de destacar, la seguridad era extraordinaria, continuos recorridos realizado por los demonios más poderosos y de varias razas, una pequeña cascada de aguas dulce corría a la izquierda de este, formando así una laguna que ayudaba a las plantaciones de todo tipo que iban desde arroz, hasta trigo y maíz, seguramente para los pobladores de la zona, varias cabezas de ganado e infinitas filas de árboles con y sin frutos, que se perdían en el horizonte.
El hogar era lo bastante grande para todos los nuevos visitantes, e incluso cabían otros más, el problemita era, que no se toleraban.
La convivencia sería difícil.
-"Les dejare algo claro, el que estén aquí, no significa que pueden entrometerse en mis asuntos, a la primera falta, me encargare de asesinarlos"- la amenaza estaba más que clara.
-"Si"- respondieron la exterminadora y el pequeño zorro al mismo tiempo
-"No se preocupe, no aremos nada que pueda molestarlo"- agrego un Miroku con vos tranquila, aunque el temor en sus ojos era evidente
Inuyasha solo gruño de mala gana-"..."
Kikyo asintió sin decir nada.
Aome lo miraba enfada, esta era su casa también, no solo él tenía el derecho de imponer órdenes. Ya impondría sus reglas también.
No fue necesario aclarar tanto la posición de la joven sacerdotisa en el palacio, la mayoría de los guardias (Aquellos más antiguos) la reconocieron, era Sakura, su antigua ama, esposa del demonio blanco.
Una cosa menos por la cual mortificarse.
Nadie se atrevería a acercarse a ella o a sus amigos.
................
Las habitaciones de cada uno habían sido designadas, cada cual en una diferente, Sango se encontraba en la de enfrente, mientras que a los costados Miroku e Inuyasha -quien dormía en compañía de su esposa, Kikyo-, Shippo compartía con la pequeña Rin.
En cuanto a los guardines bueno ellos quedaban en la planta baja, con el resto de la servidumbre, el cocinero, y las damas de compañía, al igual que un par de guardias más.
La habitación principal era de Sesshomaru, quien se encontraba alejada, diría que al fondo del pasillo, era de fácil ubicación ya que esta tenía una puerta doble en color plata obscura -con un perro gigante tallado en ambas alas- y no en blanco como todas las demás.
Para mayor comodidad, el castillo tenía 5 vaños y un total de 15 habitaciones, un pequeño sótano, que albergaba aguas termales, cuyo uso solo estaba permitido para el señor de la casa, en el mismo lugar se guardaba una gran reserva de armas y todo tipo de artefactos bañados en oro y plata.
Ordeno lo poco que trajo consigo en aquel inmenso placar que había en su recamara, registro en el fondo de su desgastada mochila amarilla, hallando una pequeña caja de cartón, con un listón rojo, había un nota en su interior
"Aome creí que necesitarías esto.
Buena suerte.
Mamá"
Se topó con el delicado colgante con incrustaciones y detalles en oro blanco (muy inusual) era más que maravilloso, fue un presente de Eri, se lo puso sin dudar, también estaba la navaja dorada que Yuka le había regalado, está la dejo sobre su mesa de noche, tenía inscripciones en una extraña lengua, y finalmente el perfume de Ayumi, tal como ella se lo había dicho, transmitía mucha paz, con solo oler su fragancia, habría tiempo de probar un poco después de que se higienizara.
-"Disculpe mi lady, el señor Sesshomaru la espera en la oficina"
-"Gracias Yuri, iré en un segundo"- esta respondió, dejando su catana aun lado al igual que el arco y las flechas, no sentía la necesidad de llevarlas. Es más si el demonio intentaba herirla aria uso de sus poderes, aquella Aome débil ya no existía.
Camino un piso más arriba, usando las escaleras, al mismo tiempo en que observaba a su alrededor, estaba como ella lo recordaba, aunque había unos muy pequeños pero notables cambios, nada de qué preocuparse por el momento.
Sesshomaru estaba relajado sobre un gran sillón de terciopelo negro y dorado, el ambiente está siendo iluminado por la tenue luz que se filtraba por las ventanas, estas daban al jardín trasero, un candelabro ayudaba también a dar luz, muebles repletos de libros y pergaminos por doquier, en una de sus paredes yacía un bello cuadro, en este se podía apreciar la presencia de tres demonios de rasgos parecidos, se trataba de la familia Taisho. Inu no Taisho, Irazue y Sesshomaru, con un par de cientos de años menos
Se escuchó un golpeteo en la puerta para luego ser abierta, no necesito preguntar, sabia de quien se trataba, sus ojos no mostraron ningún interés por ella, solo su acostumbrada y permanente insensibilidad.
-"¿Me buscabas Sesshomaru?"-le molestaba esa familiaridad, y total falta de respeto con que se dirigía a él.
El disgusto era notable-"Siéntate"- señalo con la mirada el lugar vacío en frente, Aome obedeció, se mostraba interesada ante la situación-"Háblame sobre de ese sujeto llamado Ryuko, no te atrevas a ocultarme nada"
Sin duda estaba más que sorprendida y porque no también algo asustada-"Sesshomaru tú... ¿no recuerdas lo que paso?"
Las cosas se estaban complicando más de lo que esperaba.
-"Ahí cosas que no tengo muy claro, escenas incompletas"- respondió, Aome pudo ver la sinceridad en aquellos orbes fríos-"Sé que al igual que yo no puedes sentirlo"
-"Es el más fuerte de los tres ángeles infernales"- a lo que el asintió, tras escuchar eso-"Al momento de la batalla utilice toda mi energía para sellarlo, se supone que el conjuro era irrompible y que solamente yo podría deshacerlo, eso no lo detuvo, y como sabrás está de vuelta"
-"¿Cómo logro salir?"
-"Con ayuda de una bruja, que Yue se encargó de matarla luego, no encuentro otra explicación, esa mujer logro liberarlo de alguna forma"
-"¿Alguna forma de matarlo?"- ella negó con lentitud.
-"No lo sé... Se me ocurren un par de opciones pero no estoy segura, tendría que investigar más"
-"Entiendo, entonces hazlo"-era una orden.
Frunció las cejas enfadada-"¿Eso es todo lo que quieres saber?"- su voz sonaba baja y tranquila, como una sutil amenaza, Sesshomaru asintió sin verse intimidado.
Pero momentos antes de que atravesara la puerta volvió a hablar-"Miko"-La susodicha se detuvo para verla de reojo-"Deberías entrenar a los humanos que te acompañan"- noto cierto asombro en aquella mirada marrón.
Pero no era preocupación o interés lo que vio en el rostro de Youkai, solamente una notable advertencia. Había sido muy claro él no quería estorbos, eso también incluía a Humanos débiles rodeándolo.
Para el no significaban nada, si morían o no, no le afectaría.
No como a ella, aprovecharía todo el tiempo para volverse más fuerte y protegerlos a todos, incluyéndolo.
Se tomó el trabajo de pasar por cada una de sus habitaciones para advertir lo que estaba por realizar, como era de esperarse, todos estuvieron de acuerdo, el día de hoy descansarían, pero mañana a primera hora el entrenamiento comenzaría.
Luego se dirigió a la cocina donde un demonio regordete y de cabello canoso la esperaba, su aspecto era el de zorro adulto, se trataba de Muko, quien cumplía con la función de proveer de alimentos al personal del castillo, ósea es el cocinero.
Quien al notar la presencia de la joven, una gran sonrisa se dibujó en su avejentado rostro-"Señora mía, aun no puedo creer que haya regresado"- e hizo tantas reverencias como pudo.
Sentía un gran aprecio por él, los unía una gran confianza -"Como podría irme, sin probar uno de tus deliciosos pastelillos"- ella dijo con una sonrisa juguetona y la mirada brillando con inocencia.
Muko sonrió enternecido-"En ese caso"- este dijo sacando del horno, el aperitivo favorito de la azabache-"este es mi regalo de bienvenida"- lo entrego, causando que los marrones ojos de la chica brillaran como los de una niña.
Aome había tomado asiento en una de las banquetas, se quedaría haciéndole compañía un rato más-"Este lugar se volvió muy triste sin su presencia, mi señora"- lo escucho decir, notando un cierto deje de tristeza en su vos-"El amo Sesshomaru no es malo"-no detectaba mentira en aquellas palabras, solo que la joven no conocía o recordaba esa lado bueno del Youkai-" Pero para serle sincero, la prefiero a usted"- rio de una forma ronca, cansada, guiñando con picardía un ojo-"A el amo no le gustan mis pastelillos"- Aome le devolvió la sonrisa.
No recordaba nada con respecto a Sesshomaru y ella.
-"No lo recuerdo".- confeso sincera, no sonaba triste pero si decepcionada.
Había complicado absolutamente todo con su regreso, la cabeza de la sacerdotisa era un caos ¿Por qué le pasaba esto?
Le dio una mirada de comprensión-"¿Si la mi señora me permite darle un consejo?"- a lo cual ella asintió, con un trozo del pastelillo en la boca-"Recuerdo haber oído sobre la existencia de un viejo árbol sabio"- Aome lo miro sorprendida, conociendo a quien se refería-"Tal vez mi señora debería visitarlo".
Si vivía algún ser sobre la tierra que podía tener las respuestas a todo
Era ese...
El viajo árbol de Magnolias
Continuara...
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