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Capítulo 14


Capítulo 14

Bokusenō soltó una suave risa.

–"Han venido por ti"­- menciono con clama y una de sus ramas se movió en direcciona la bosque.

Siguió con la mirada, el movimiento de la rama, se encontró con alguien que jamás pensó ver, sus grandes ojos marrones se abrieron de golpe–"Sesshōmaru"-murmuro asombrada, jamás pensó que fuera a buscarla.

Sesshōmaru ni si quiera sabía que era lo que ella le hacía sentir. Todo lo que sabía era que eso estaba muy mal.

Completamente mal.

Malditamente mal.

Era inaceptable.

Él no entendía, y eso lo hacía enojar aún más.

Se miraron por segundos que parecieron ternos, Aome trato de descifrar que es lo que pasaba a través de la mente contrario.

–"¿Qué estás haciendo aquí?"–la morena inquirió con las cejas fruncidas a pesar de la sorpresa que se había llevado al tenerlo allí.

Sesshōmaru se cuestionó el motivo por el cual estaba ahí en primer lugar.

–"No preguntes tonterías he venido a buscarte"

Disimulo la inesperada sorpresa con el rostro enfadado, ahí estaba otra vez queriendo pasar por encima de sus deseos.

Volteo y rostro aun lado soltando un bufido exasperada–"Pierdes tu tiempo, no regresare"

Sesshōmaru conto hasta diez.

–"Claro que lo aras"

Lo encaro poniendo los brazos en jarra–"No lo are, tu a mí no me das ordenes Sesshōmaru"

Treinta.

–"Has olvidado que dejaste a tus compañeros en bajo mis dominios"– este respondió con la mirada filosa–"Si no vas a regresar los echare a todos, no necesito humanos rondando en mi territorio"–sentencio.

Aome lo observo furiosa con los brazos cruzados sobre el pecho–"También es mi casa genio"–manifestó con notable ironía–"Si te atreves a echarlos te vas a arrepentir"–advirtió dejando salir una pequeña descarga de energía espiritual, para que al demonio no le quedaran dudas de que lo decía enserio, le hace un desprecio volteando el rostro aun lado y con los ojos cerrados.

Por su parte el Youkai la detallo en silencio, de manera inconsciente se estaba cerciorando de que no tuviera ninguna herida, a excepción de la de su hombro quien estaba casi cicatrizando, se sintió ligeramente aliviado a pesar de su irritación provocada por la terquedad de la miko.

Al no recibir respuesta se aventura a espiarlo con disimulo.

Bokuseno por su parte se divertía a costa de la pareja, sin decir una palabra claro está, no era tan tonto como para entremeterse en la discusión de una miko molesta y un Youkai sin paciencia.

No era un suicida

–"Acabas con mi paciencia miko"

Vuelve hacerle un desprecio–"¡Ja!"–Bufa–"Yo no te pedí que vinieras, no sé porque lo hiciste"–estas últimas palabras salieron en un tono más bajo–"¿Por qué viniste Sesshōmaru?"– Estaba a tan solo tres pasos de su intimidante presencia, sin embargo era ella quien mantenía la mirada baja.

Cuarenta.

El demonio la observo detenidamente cada reacción, cada cambio en el aroma de la miko, lo atraía como un insecto a la luz de una vela–"Porque así lo quise"–escupió, culpado internamente al estúpido lazo que los unía.

Lo odiaba porque lo obligaba a buscarla, en un principio fue fácil ignorarlo y continuar como si nada, pero ahora ya no era tan sencillo, parcia fortalecerse con el pasar de los minutos, horas y días.

–"Esta era tu oportunidad para desacerté de mi"

Cuando Aome se dio cuenta las palabras ya habían salido de sus labios, sin embargo el demonio estaba sumido en un silencio sepulcral, la morera se castigó mentalmente temblando con notoriedad y Bokuseno por su parte contuvo el aliento reprimiendo una sonrisa.

–"Yo decidiré eso"

Ella jadeo alzando la vista, trato de interpretar aquella nueva mirada–"¿Qué?"–fue lo único que logro articular, su voz sonaba demasiado baja.

Cincuenta.

Sesshōmaru la observo por escasos segundos, para seguidamente dirigir su mirada dorada al viejo árbol de magnolias, esta al verse descubierto le dedico una mirada de suspicacia, el ignoro aquel sugerente mensaje oculto para concentrarse una vez más en la azabache, esta aun seguía esperando una respuesta o mejor dicho una explicación de lo que eso significaba.

Solo que el Youkai ya había dicho demasiado.

Aome se mordió el labio inferior, de un momento a otro todo el interior de su cuerpo se estaba llenando de ansiedad y calor.

–"¿Qué quieres decir?"–ella hubiera deseado que su voz sonara firme e incluso molesta, sin embargo las palabras brotaron como un deseoso jadeo, lo que provocó que Bokuseno sonriera apenado.

¿Por qué sentía tanto calor? El rostro le estaba hirviendo y por más que intento apaciguarlo, fallo miserablemente.

Sesshōmaru gruño por lo bajo cuando un aroma dulzón toco el puente de su nariz, una mezcla entre ella y el, lo que desato una fuerte tensión en cada célula de su cuerpo, Aome deseo esconder el rostro a mil metros bajo tierra, o desaparecer de la vista de todos, anhelo volverse invisible y no sentirse expuesta como lo estaba actualmente.

Arrugó el ceño disgustada, sintiéndose presa de sus propias emociones–"Es igual, no regresare al menos no si sigues actuando de la misma forma... soy igual que tu Sesshōmaru merezco respeto y ser tratada como tal"–comento con toda la seriedad y firmeza que fue capaz de conseguir para poder soportar el peso de su mirada dorada–"No soy inferior a ti, no soy tu sirvienta trato de llevarme bien contigo... pero tú..."–Su voz decayó, el semblante de la miko lucia triste–"Tú lo vuelves muy difícil y yo... yo no sé qué hacer"– sin percatarse de su estado, el cuerpo de la joven azabache comenzó a liberar un aroma deprimente, uno que se asimilaba olor de la pimienta, provocando un picor leve y molesto en la fosas del demonio.

Cien

–"¿Solo eso deseas?"

Aome jadeo con sorpresa, había algo en su tono de voz que parecía fuera de lugar, además de sus orbes doradas que se encontraban ahora manchadas de un color rojizo, como si en su interior se llevara a cabo una lucha interna, Aome sentía que estaba hablando con otra persona.

Bokuseno lo observo inquieto y también vagamente sorprendido, habían pasado años desde la última vez que vio al demonio interno de Sesshōmaru tomar el control de su cuerpo, si mal no recordaba este se llamaba Yako, un ser irracional guiado por su instinto Youkai, era muy extraño que este saliera de su escondite, a menos que la situación lo requiriera, generalmente sucedía cuando su lado racional estaba en peligro de muerte, pero jamás frente a una humana y principalmente una que poseía poderes espirituales, esto solo significaba una cosa: Yako se había imprimado de Aome, la había reconocido y aceptado como su pareja, su compañera y la madre de sus futuros descendientes.

Por lo que Sesshōmaru no podía hacer nada al respecto la imprimación no se decide, ni se elige a quien, ni se puede escapar de su efecto inmediato. Cuando un demonio se apega, no solo se enamora de la persona, sino que también desea constantemente su felicidad, brindarle su protección, se vuelve posesivo y es un amor que va más allá de lo sexual, el será para esa persona todo lo que ella necesite será un hermano, será un amigo, será un compañero pero sobre todo una vez que la han encontrado, no pueden separarse de ella, no se enamora jamás de nadie más.

Sesshōmaru estaba perdido, Yako había echo su elección.

Aome asintió viendo con extrañeza–"Si"–susurro.

–"Lo tendrás, todo lo que pidas te lo daré"–el demonio no dudo ni si quiera un instante en darle la respuesta, pero lo que más sorprendió a la joven fue el no hallar arrepentimiento, ni desprecio en su mirada.

Aome lo miro como si le hubiera salido una segunda cabeza–"¿Lo dices enserió?"–se aventuró a decir desorientada.

–"Lo prometo"

Definitivamente este no era Sesshōmaru.

Ella arrugo la frente, mientras lo detallaba minuciosamente de los pies a la cabeza, percatándose que lucía en constante agitación y tensión –"¿Quién eres? ¿Y qué hiciste con Sesshōmaru?"–inquirió con aire receloso.

Bokuseno rio complacido ante la intuición de la joven humana.

Yako sonrió excitado ante la rudeza de su compañera, sería un reto de lo más entretenido poder domar a la fierecilla, podía imaginar todas la actividades placenteras que podía hacer con ese cuerpo pequeño y caliente, sin poder evitarlo dejo escapar un intenso gruñido cargado de frustración sexual.

–"Mi nombre es Yako, soy el demonio que habita dentro de este ser, me eh tomado el atrevimiento de salir"

La morena parpadeo confundida–"¿Porque?"

–"Para evitar que este idiota haga una tontería"- respondió socarrón

Aome jadeo–"¿Una tontería? A que te refieres"-inquirió curiosa.

–"Estoy aquí por ti, mi compañera destinada"

Bokuseno sintió el deseo de dar un grito de ovación ­-¡Al fin!- para luego danzar como indio alrededor de la pareja, sin embargo se contuvo y se conformó con sonreír felizmente.

Ella había perdido el habla, sabía lo que significaba compañera, era como decir esposa en el lenguaje humano, eso quería decir que quizás Sesshōmaru-

Un nuevo gruñido se escuchó y Aome lo observo asustada, hora el demonio estaba haciendo el esfuerzo de regular su respiración, verlo así la hizo sentir preocupada acorto la poca distancia que los alejaba–"¿Qué ocurre?"-cuestiono tratando de hallarle la mirada.

Y entonces lo noto, los ojos del Youkai habían vuelto a la normalidad eran el oro puro, Aome comprendió que esta vez era Sesshōmaru quien estaba frente a ella, suspiro aliviada por un momento llego a pensar que jamás regresaría en sí.

El peliplata se percató de este pequeño cambio en su actitud, ella estaba ahí a tan solo centímetros de distancia, cerciorándose de que se encontrara bien para segundos después sonreír aliviada.

–"Nada"–atino a decir indiferente, pero en su interior estaba incomodo por la cercanía y había algo más, algo cálido y suave que no supo poner nombre.

Bokuseno suspiro con desanimo.

Aome no pudo disimular su decepción, ante las frías palabras, ahí estaba, no había dudas este era el Sesshōmaru cubo-parlante, egocéntrico e indiferente que tanto le-

¡Arg, la exasperaba!

Aome se da la vuelta para hablar con el viejo árbol de magnolias, el cual descortésmente había estado olvidado, solo esperaba que no se sintiera molesto u ofendido por presenciar lo ocurrido.

–"Lo lamento árbol sabio"–Aome se disculpó dando una ligera reverencia mostrándose avergonzada.

–"No tienes de que preocuparte, debo admitir que fue divertido"–expreso sonriendo con genuina felicidad, ganándose una fulminante mirada por parte del Youkai, que claramente no estaba para nada contento con la intromisión de su bestia interna–"¿Regresaras al Oeste?"–inquirió curioso observando detenidamente los ojos de la miko.

Esta pareció dudar por unos segundos antes de asentir con suavidad–"No puedo abandonar a mis amigos"– Sesshōmaru se relajó notablemente, aquel ceño fruncido había desaparecido por completo.

–"Sabia decisión, recuerda lo que te dije acerca de tu salud"–recordó Bokuseno con seriedad, Aome asintió y el peliplata tenía toda la atención puesta sobre el gran árbol.

¿Salud? ¿Acaso estaba herida u enferma? Sin poder evitarlo se sintió preocupado y un poco molesto al no estar informado de la situación, taladro con la mirada al consejero de su padre, exigiendo sin decir palabras una explicación inmediata.

–"No tienes de que preocuparte Sesshōmaru, tu mujer está bien, así que no me veas de esa forma jovencito"–Aome se avergonzó al escuchar aquel calificativo tan íntimo entre los dos y sintió como algo dentro de ella burbujeaba pensando en la posibilidad de que el Youkai se sintiera preocupado, en cuanto al Inu este no estaba para nada feliz, Bokuseno no tenía más alternativa que hablar–"Como ya se lo he dicho a ella, se sentirá débil o más cansada de lo usual"–la preocupación en el Taisho iba en aumento, sin embargo lograba disfrazarla a la perfección, gracias a su impávido semblante­–"No debes dejarla sola aunque sea más terca que una mula y se resista, muchos querrán aprovecharse de su momento de debilidad, con el único fin de... matarla"­

El Youkai se llenó de furia, nadie iba a ponerle una mano encima a la miko.

Bokuseno iba a decir con ¨el único fin de herirte¨, pero debido a la inestabilidad emocional por la que estaba pasando el demonio perro, el pobre no sabía ni donde estaba parado, prefirió no agregar más leña al fuego. Solo tendría que darse cuenta.

Ambos tendrían que abrir los ojos.

Aome permaneció quieta expectante a cada movimiento del Youkai, buscando algún signo de interés u preocupación por ella, sin embargo no encontró nada, la misma frialdad de siempre.

Sesshōmaru lo observo por largos segundos­, hasta que finalmente sus ojos se estrecharon sobre la madera desgastada que cubría el rostro de aquel árbol–"¿A qué se debe?"

El árbol sonrió.

–"No lo sé"-anuncio con simpleza.

Sesshōmaru no le creyó ni una sola palabra, pero si este no se había animado a decir la verdad, sabía que poco obtendría si intentaba sacarle más información, el viejo resultaba ser una tumba-terca cuando se lo proponía.

–"Patrañas"-siseo en voz baja, lo que causo mayor felicidad en el árbol y un completo desconcierto en la joven miko–"Solo haces que pierda el tiempo"-se quejó arrugando el entrecejo y sin darle oportunidad de defenderse comenzó a caminar de regreso.

Aome dio un reverencia antes de despedirse del milenario árbol–"Hasta pronto"–dijo entusiasmada la joven, para segundos después correr tras los pasos de su acompañante.

Bokuseno asintió, una ligera sonrisa se plasmo en su rostro–"No faltara mucho para que lo sepas"- fueron las palabras que susurro al aire, mientras retomaba su fachada de árbol.

A lo lejos Sesshōmaru pudo captar el mensaje.

...

Durante el trayecto de regreso, Sesshōmaru se había comportado de lo más extraño, de un momento a otro se vio volando a través de la nubes en brazos del Youkai, ya que este negaba en permitirle viajar encima de su Pegaso, cerrándose en un ¨No¨ rotundo, Aome no fue capaz de persuadirlo, sus reclamos y gritos, llegaron a oídos sordos.

Ni si quiera cuando le dio la más aterradora de su mirada, aquella que siempre funcionaba con el pobre de Inuyasha, en el Youkai había dado el efecto contario en vez de salir huyendo, se acercó a ella y la cargo en forma nupcial.

En un principio la sacerdotisa se había puesto roja hasta la coronilla y peligrosamente nerviosa.

Y por más que intento obtener una respuesta de su raro actuar, este la había ignorado como siempre, finalmente se dio por vencida y se dejó estar entre aquellos firmes brazos, aunque internamente no dejaba de pensar en tonterías y el poco espacio entre sus cuerpos dificultaba aún más su concentración.

Aome luchaba internamente buscando excusas que le sirvieran para determinar que esto estaba mal, pera vaya dilema, tenía que dejar de mentirse a sí misma, porque estaba inexplicablemente cómoda ahí.

De vez en cuando bufaba, molesta con sus propios pensamientos, lo que provocaba una intrigante mirada de reojo por parte del Inu, como cerciorándose de que estuviera bien.

–"Sesshōmaru llegaremos antes si voy en mi caballo"–murmuro avergonzada con sus brazos aferrados a su cuello.

La miro por encima de su barbilla–"No"–respondió este en un gruñido.

Aome suspiro, realmente parecía una tortuga en vez de un poderoso Youkai, a este paso llegarían mañana o quizás la semana que viene, sintió deseos de llorar se estaba muriendo de hambre y él no se apresuraba.

–"¿Podrías decirme que sucede contigo?"

Silencio total.

Aome llego a la conclusión de que este lado raro del peliplata, se debía a la intromisión de su bestia: Yako. Eso era lo más sensato que podía pensar o tal vez, solo tal vez se trataba de otra cosa, su salud quizás.

De ser así se sentiría muy molesta y ofendida, ella no era ninguna niña debilucha, que necesitara ser llevada de esta forma, aunque le gustase demasiado sentirlo cerca, su orgullo no se lo permitía.

Aome era fuerte. No débil.

...

Sesshōmaru llego pasada la media noche al castillo del oeste, la morena se encontraba profundamente dormida entre sus brazos, no sintió deseos de toparse con nadie y mucho menos brindar explicaciones a los molestos amigos de la miko, así que ingreso a la alcoba principal a través de la ventana y la deposito con sumo cuidado sobre la cama, procurando no interrumpir su letargo.

El pecho de la joven subía y bajaba al compás de su respiración pausada y él se permitió detallarla en silencio, hundido en la obscuridad de la noche memorizo cada rasgo de su piel, dio una profunda aspiración llenándose de aquel aroma, Yako aullaba y gruñía con total frenesí en el interior de su alma.

En verdad aquello significaba lo que él estaba pensando.


Continuara...

¡Saludos hijos de Húrin!

#Como siempre si votas o comentas se agradece.

#También agradecería que me indicaran faltas ortográficas no temáis, que no me molestan las correcciones, si no todo lo contrario me ayudan a crecer.

#Próxima en actualizarse ?? "Momentos"

#No olvidéis pasar por mi página de facebook ?

Namárië??


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