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Capítulo 13

Capítulo 13


–"Aome ya te he dicho que no debes preocuparte"- llamo con tono exasperado la castaña a su testaruda amiga-"Todo está bajo control, tu solo descansa"-la aludida se vio obligada a recostarse una vez más, en lo que restaba del día.

–"Sango te he dicho que estoy bien"

–"Tu fiebre ha regresado, así que no te moverás de aquí hasta que te baje por completo"-Respondió esta con la ceja fruncida, con los brazos en jarra.

Aome suspiro resignada.

–"Te prepare un brebaje"-informo antes de dejarla a solas, la morena tomo del interior de su mochila, un viejo libro de historias, se sentó en el mudillo colchón a esperar.

–"¡Mamá!"- la enérgica vos de la pequeña Rin, atrajo el interés de la miko.

Esta sonrió ampliamente para recibirla entre sus brazos, detrás de ella venia también Shippo, ambos se sentaron junto a ella.

–"¿Ya estas mejor?"- inquirió el pequeño zorro, Aome asintió sonriente.

–"Estoy muy bien, ya no me duele"- les aseguro, tocando la herida de su antebrazo.

La mirada de Rin se suavizo–"Shippo y yo estuvimos muy preocupados"- murmuro recostándose sobre el regazo de la joven azabache.

Aome acaricio los cabellos de esta con dulzura–"Lamento haberlos angustiado"- respondió.

Shippo movió la cabeza lentamente–"Nos alegra verte bien otra vez, mamá"

Sonrió agradecida–"Gracias por preocuparse por mí, pero ya estoy mejor, así que pronto saldré con ustedes a jugar"- esta dijo, ampliando la sonrisa en su rostro, pero para salir primero debía convencer a Sango o escaparse de ella, lo cual resultaría una tarea muy difícil, ya que no la dejaba a solas por mucho tiempo.

La sola idea le divertía.

La puerta se entreabrió dejando ver una desaliñada melena blanca–"Conque aquí estaban"-Inuyasha dijo mostrando una oscura sonrisa-"Yuri los está buscando renacuajos"- informo a regañadientes, había perdido varios minutos recorriendo el castillo, con el uno fin de encontrarlo, pero estos diablillos se ocultaban de él.

Shippo rio divertido al ver la cara de pocos amigos que traía el hanyou-"¡Pero que lento eres Inuyasha!"- dijo este con aire victorioso mientras se cruzaba de brazos

–"¡Fhe!"- le hace un desprecio-"No me provoques mocoso. Y ya dejen en paz a Aome y salgan de aquí"- este dijo mientras lo tomaba de sus ropajes y lo arrojaba al pasillo, Rin dio un salto y se alejó corriendo entre risas de la habitación.

–"¡Me las pagaras perro!"

–"¡Ve a bañarte sabandija!"

–"Inu ya sha"- la sacerdotisa pronuncio el nombre con total tranquilidad, mientras una sonrisa dulce surcaba su rostro.

El mestizo sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.

Conocía ese tono de voz, le provocaba pesadillas en las noches.

–"Eh-e"-balbuceo.

–"¡Abajo!"

Inuyasha probó la recién pulida madera del suelo–"Agh. ¿Por qué hiciste eso?"-inquirió este mostrando los dientes y con un punzante dolor de espalda.

La azabache le dedico el ceño gravemente fruncido.

–"Por sacar a Shippo de esa manera"

–"Pero fue el quien comenzó"- se quejó recobrando la postura.

La azabache ignora sus reclamos y cambia la conversación de manera drástica–"Inuyasha ¿Cómo esta Kikyo? Sango me comento que sus heridas ya han sanado"

El aludido la estudio en silencio, resguardo las manos dentro de su traje rojo.

–"Esta mejor, sus poderes de curación resultaron ser muy útiles"- suspiro las palabras, aun le constaba mantener una conversación con Aome, en la cual estuviera involucrada su nueva compañera.

Aome sonrió aliviada.

–"Me alegra saber que está bien. Ella arriesgo su vida para protegerme, al igual que Yue"- el rostro de la joven se ensombreció, aun recordaba perfectamente como había trato a su guardián, había sido muy grosera con él, después de que la había ayudado, ella lo había despreciado. Se sentía apenada por su accionar, pero en ese momento, simplemente, no supo lo que hacía... se llenó de un inexplicable rechazo, como si su solo tacto le molestase todo lo contrario a lo que sucedió con Sesshōmaru.–"Tendré que agradecerles luego"-susurro en voz baja, pero principalmente le debía una disculpa al Ángel.

El mitad bestia asintió.

–"¿Ya te sientes mejor?"- inquirió con tono preocupado.

–"Si"- respondió con una sonrisa–"Aunque Sango crea que lo contrario"- comento divertida.

–"Solo está preocupada por ti"

Aome suspiro–"Lo sé, pero le estoy causando muchas molestias"

–"No digas eso"-advirtió con la mirada seria-"No te sientas una carga, porque no lo eres"- afirmo y Aome lo miro con ojos agradecidos-"Jamás serás un estorbo para alguno de nosotros"-finalizo este sonriendo de lado.

–"En verdad, no sé qué sería de mi sin ustedes"- susurro la joven agradecida.

–"Nada Aome, porque nosotros no seriamos los mismos sin ti"

–"Inuyasha estas muy amable el día de hoy"

Este voltea su rostro aun lado, ocultado un sonrojo.

–"¡Fhe, no sé de qué hablas!"-masculla cruzándose de brazos indignado.

Aome deja salir su risa.

En ese instante Sango ingresa a la habitación con una humeante taza, Aome arrugo el gesto al sentir el desagradable aroma del brebaje y el pobre mitad bestia, se cubrió con la tela de su traje.

–"Nada de eso debes bébetelo"- la castaña advirtió con tono autoritario, al ver el rechazo puro en el rostro de su amiga.

Aome suspiro con desgano, sin quitar la cara de asco, tomo la taza entre sus manos y lo bebió todo de un solo sorbo, el líquido verdoso golpeo con fuerzas sus papilas gustativas, provocando que el sabor amargo revolviera el interior de su estómago.

–"Asqueroso"- susurro limpiándose los labios.

Sango negó con suavidad–"Pero te ayudara"- respondió.

–"Ah, Dios, necesito aire fresco"

La exterminadora la observo en silencio, detallo con cuido la herida en si brazo, esta había dejado de sangrar y gracias a los cuidados y poderes curativos de aquella elfa, estaba cicatrizando con rapidez.

Soltó un suspiro resignada–"De acuerdo"­- dijo, provocándole una sonrisa a la joven miko.

Aome chillo, emocionada mientras de manera apresurada ingreso al aseo para ponerse ropa cómoda.

El hanyou que aún se encontraba ahí, sonrió.

–"Tranquila Sango, si se siente mal, podrás amarrarla a la cama"

La exterminadora soltó una risilla–"Ella es inquieta, encontrara la manera de liberarse"-bromeo.

Inuyasha, no pudo estas más de acuerdo con las palabras de su amiga.

...

Los rumores un nuevo enemigo crecía como la mala hierba, entre los pobladores de la región, no solamente del Oeste sino en todo Japón, despertando el terror entre los humanos y la curiosidad entre los Youkai de gran rango, codiciosos por liberar una batalla, con aquel que se hacía llamar "El terror de los infiernos", ya que tenía la capacidad de despertar aun ejercito de muertos vivientes, estos arrasaban con cualquier tipo de aldea que se toparan en su comino, sean humanos y demonios, nadie escapaba.

Para desgracia del youkai más poderoso de Japón, conocido como Sesshōmaru, las únicas pistas de una posible amenaza eran esos ejércitos de zombis inútiles, porque el tal Ryuko, aun no daba señales de vida, nadie sabía dónde se ocultaba y tampoco conocían su apariencia, en este instante podría ser cualquiera.

Y eso le molestaba de sobremanera, no tener las respuestas de las cientos de cuestionen que danzaban en su cabeza.

Gruño con aire impotente.

El ambiente en su despecho se volvió pesado, casi irrespirable, la fuerte energía demoniaca que emanaba del demonio, alerto a más de unos cuantos, corriéndolos de inmediato, a excepción de una pequeña miko, que tenía más grande la curiosidad que su sentido de supervivencia.

Atraído por la mala vibra, Aome ingreso a la oficina del demonio con cautela, este supo de su presencia mucho antes de que pusiera un pie dentro.

–"¿Qué es lo que quieres?"- la cuestiono sin siquiera voltear a verla.

La azabache se mostró ligeramente sorprendida, ante los sentidos del youkai.

–"Eso mismo quisiera saber"- tenía el ceño ligeramente fruncido, por la falta de interés que este poseía- "¿Por qué estas molesto? Estas causando mucho revuelo allí afuera"- informo.

Sesshōmaru ladeo el rostro hacia ella–"Si tanto te molesta. Porque no te largas"- siseo con rabia, logrando sobresaltarla, ella lo observo con la mirada sorprendida, sin embargo su asombro duro tan solo segundos, ya que nuevamente su rostro se contrajo en una mueca de total disgusto.

–"¿Qué sucede contigo?"- logro articular, su respiración se volvió agitada-"Solo trato de ayudarte"-susurro las últimas palabras.

Si Sesshōmaru pudiese reírse lo habría hecho.

–"Estúpida miko"-él dijo-"No puedes ayudarte ni a ti misma, casi matas a tus amigos el día de ayer"-Aome jadeo, sus ojos se cristalizaron pero no fue un impedimento para verlo con odio–"Eres una humana torpe, una completa carga y me desagradas"-esta vez se giró por completo, Aome no dejo que sus lágrimas cayeran, se obligó a si misma a permanecer quieta–"Te presencia es un error que quiero enmendar"

Aome supo que había caído tan bajo por él, cuando sus palabras comenzaron a llenar su interior de odio y tristeza, una mezcla de sentimientos peligroso que la hacían querer golpearlo.

No, no, no esto no puede estar pasándome. Se decía a si misma alarmada.

Estúpida. Estúpida.

Trataba de ser amigable con él y a cambio solo recibía su desprecio e insultos, estaba harta de que la vieran como una carga, como un estorbo que debían apartar, estaba harta de tener que depender de alguien siempre.

No más.

No bajaría la cabeza por él, ni por nadie, ni una sola vez.

No sé, volvería una sumisa.

–"Yo no te temo"- ella dijo mirándolo con fiereza, el rostro del demonio se endureció–"Tampoco me agradas, me resultas prepotente y arrogante creyéndote mejor que los demás, por el simple hecho de ser un demonio, pero sabes que, siento pena por ti"- él se acercó con intenciones de intimidarla, el veneno de sus garras brillaron bajo la mirada marrón. La azabache ni si quiera se inmuto, pero soltó una gran descarga de energía que hizo bacilar al demonio, ese se detuvo de inmediato–"Yo tengo a mis amigos, ¿Y tú que tienes? ¿Poder, riqueza el ego más grande que el mundo?"-este le dirigió una oscura mirada, una silenciosa advertencia para que se detuviera, su paciencia se estaba acabando-"¡No tienes nada Sesshōmaru, estas solo con tu maldito orgullo! Pero no te preocupes ya no seré una molestia, desde este momento are como si no existieras"- y ella lo había dejado con las palabras en la boca, pasa salir a toda prisa de ese lugar, rodeada por un campo de energía espiritual, ignoro los llamados de Sango preocupada e incluso la voz de Inuyasha gritando.

Aome estaba centrada en sí misma, evitando que sus poderes decayeran y luchando internamente por no soltarse a llorar.

La rabia la llevo hacia el establo, la mayoría de los ciervos se apartaron de su camino, por el temor de llegar a ser purificados accidentalmente, tomo las riendas de su Pegaso y se alejó volando del castillo, lo suficientemente lejos para poder meditar.

...

Las pisados de Yue resonaron por toda la habitación, su mirada se mostraba preocupada y también intrigada, ante lo que había sentido minutos antes desde el jardín trasero del castillo.

–"¿Qué ha sucedido?" – cuestiono al ver la pensativa figura de Tadashi, de pie en el medio del salón.

Este lo observo con serenidad, conocía muy bien a su compañero y si se mostraba perturbado solo lograría que este cometiera alguna imprudencia–"Creo que han discutido, esta vez parece serio"- informo.

Abrió los ojos con sorpresa, pero de inmediato su semblante pasó a ser una de total nerviosismo. Tadashi sabía perfectamente el motivo y paso mucho tiempo para que lo dejara entrever–"Hn. ¿Dónde está ella?"

El moreno suspiro y se debatió intensamente si decirle la verdad o decirle una pequeña mentira, finalmente opto por la sinceridad –"Se ha marchado, no se hacia dónde iría pero fue muy imprudente de su parte sus heridas aun no sanan"

El ángel se alarmo, su rostro se tiño de la más pura preocupación–"Que estamos esperando, debemos encontrarla"- dijo, con cierto tono de reproche a su compañero, quien parecía ajeno a su ansiedad.

Gruño con exasperación, al ver que este no se movía.

Tadashi nuevamente suspiro–"Aguarda, te acompañare"

–"¡No lo hagan, no es asunto nuestro, si se marcho es porque necesita estar a solas!"- la agitada voz de Yuri, los detuvo en el acto, ella había llagado corriendo a toda prisa hacia ellos, adelantándose a las intenciones de su amigo.

–"Pero Yuri, alguien podría atacarla"­- argumento Yue con preocupación.

La rubia negó con lentitud–"El día de hoy nadie se atreverá a tocarla ¿acaso no lo sentiste? su energía espiritual esta descontrolada"- informo, con la mirada serena­.

Ahí estaba la razón por la cual Tadashi parecía no preocuparse, conocía muy bien el temperamento de su ama y cuando estaba molesta era incluso más peligrosa que el señor Sesshōmaru.

En estos momentos la sacerdotisa era como un volcán a punto de ebullición y cualquier paso en falso podría detonarlo.

­–"Solo hay que darle tiempo para que regrese"

–"¿Y si no lo hace?"- el ángel cuestiono con el ceño fruncido, porque parecía ser el único que realmente se interesaba por ella y los motivos eran muy claros.

La mirada de Yuri se ensombreció–"Yue, le corresponde al amo Sesshōmaru ir por ella no a ti"-ataco.

El susodicho la miro asombrado ante la rudeza de sus palabras, sin embargo estas lograron herirlo, porque en ellas solo había verdad.

Una que no deseaba aceptar.

...

Por otro lado, el temperamental demonio de cabellera plateada estaba lidiando una batalla campal contra sus propios pensamientos.

Su orgullo había sido herido, fue herido y el causante había salido ileso.

La odio por eso, la odio aún más porque realmente no podía hacerle daño, incluso tal vez, no podía odiarla como debería.

Se maldijo.

Estaba descubriendo una debilidad, una gran carga que lo llevaría a su perdición, porque no podía catalogar de otra forma el impulso de ir tras ella, aquella sensación de retenerla.

No podía ser.

No lo aceptaba.

El jamás iba ser como su padre.

Esa mujer tenía que serle indiferente, sin embargo, realmente no lo era.

No iba a rebajarse ante los encantos de una ningen.

No iba a ir por ella. No

Tenía que ser ella quien regrese, no él, no él.

Y maldita sea, en verdad estaba haciendo eso, realmente se estaba planteando la idea de buscarla.

–"Tonterías"

Ni si quiera tendría que estar preocupado por ella, pero lo estaba y se auto excuso de que solo era por el hecho, de que si le ocurría algo, él también se vería afectado.

Nada más.

¿Porque perdería el tiempo en pensar en ella? Era una molestia y se veía afectado ante sus palabras, si nunca le importaron las opiniones.

¡La maldijo a ella y a esa maldita marca, maldijo el recuerdo que rondaba por su cabeza!

Maldijo el sentimiento de sentirse arrepentido, porque Sesshōmaru jamás se arrepentía de sus actos, mucho menos de sus palabras. Después de todo ella fue mucho más altanera, el debería estar furioso, el debería estar deseando su sangre, pero no lo estaba y eso lo inquietaba en el mismo instante en que le dijo que era una carga y que le desagradaba, su mente grito 'Mentira'.

La frialdad fue la mejor de sus defensas.

La crueldad.

Cerro los ojos con pesadez–"No me convertiré en la sombra de lo que fue mi padre"­- sentencio en voz baja, casi gruñendo en molestia.

Aome no le era indiferente a Sesshōmaru.

¿Y Sesshōmaru para Aome?

El gruño mucho antes de formularse una posible respuesta, sintiéndose traicionado por sí mismo, la mujer aun sentía cosas por el hibrido.

Fin de la discusión.

...

Aome no se arrepintió, ni por un momento de la decisión que había tomado.

Porque estaba cansada, de sentirse una inútil y ya no bajaría la mirada cada vez que alguien la insultase, tampoco estaría obedeciendo órdenes de aquel engreído.

Jamás y Sesshōmaru aprendería por las malas, que no era superior a ella, que le debía respeto a pesar de su condición humana y tenía que ser tratada con valor.

Porque Aome no era ninguna estúpida, ninguna muñequita de porcelana para estar obedeciendo los caprichos de un demonio arrogante.

Soltó un grito de pura frustración, mientras el Pegaso descendía lentamente a las orillas de una playa, el aroma salino de mar lleno sus fosas nasales, por un momento se sintió relajada y en paz.

Sonrió y desmosto el caballo de un salto, sus botas se hundieron en la arena mojada. Ella decidió que lo mejor sería quitárselas, las hizo a un lado y la planta de sus pies, chocaron la humedad de la arena, la felicidad de Aome se ensancho.

No había nadie más que ella y la naturaleza, el sonido que las olas hacían al chocar con las rocas y a lo lejos en el horizonte, el cielo comenzaba a teñirse en infinitos tonos naranjas, aun podían divisarse un par de gaviota surcando el cielo, rompiendo con su gritos la calma del paisaje.

El mar estaba revoltoso, pero no lucia peligroso, Aome se acercó lo suficiente para sumergir las piernas en el agua, las ondas le hicieron cosquillas y la frialdad de estas lograron estremecerla.

–"Aquí se respira paz"­- dijo soltando un suspiro, mientras se dejaba caer sobre el agua y la arena. No se preocupó por la condición en que sus prendas quedarían, no siempre la vida la daba la oportunidad de presenciar lugar como este–"Majestoso"- fue la palabra con la que describió el mar, su mirada castaña detallo cada rincón, cada roca, cada animal, todo lo que su preciada vista pudiera alcanzar.

Lo atesoro en lo más recóndito de su memoria.

La noche comenzó a caer lentamente, pero Aome aún seguía contemplando el horizonte, el azul del cielo comenzó a cubrirse de obscuridad y las primeras estrellas comenzaron a aparecer, tan resplandecientes que iluminaban la noche.

También había un astro que sobresalía entre todos.

La luna creciente le recordaba a él.

Aome sacudió la cabeza con negatividad, no quería recordarlo, no quería pensar en Sesshōmaru, pero últimamente lo hacía a menudo y eso le molestaba mucho, porque él había sido muy cruel con ella, siempre tratándola como una inútil, siempre molestándola y haciéndola enojar.

Él era.

–"Un frio arrogante, un bastardo, egoísta y yo-"- ella se detuvo de golpe, medito lo que estuvo a punto de decir, arrugo el gesto disgustada-"Quisiera no pensar en ese idiota"- se dijo así misma, entre dientes­–"Solo trataba de ser amable contigo"- se lamentó y el picor de las lágrimas se acurrucaron en el marrón de sus ojos–"¿Qué sucede conmigo, porque me siento tan triste?"- flexiono las piernas, trayendo las rodillas hacia su mentón para seguidamente hundir el rostro entre ellas­–"Eh abandonado a mis amigos, sin ninguna explicación, pero sé que entenderán... y yo necesito saber que pasa conmigo"- levanto el rostro con renovada determinación, se incorporó y sacudió la suciedad de sus prendas–"Andando necesito ver a Bokusenō"- susurro con tranquilidad a oídos de su caballo.

...

Aunque Inuyasha hubiera deseado golpear a Sesshōmaru, no podía, por varias razones que podría complicar la situación actual, este asunto de 'Parejas' no le correspondía, aunque su deseo por correr detrás de Aome era mucho mayor que su sentido de la obediencia, hacia Kikyo.

En cuanto a esta, le había pedido de la forma más amable que no interfiriera entre la joven futurista y su hermano idiota.

Ahora mucho más idiota por dejar ir a Aome de esa forma.

Nadie sabía dónde estaba y en las condiciones en las que se encontraba, así que la mayoría estaba preocupado por ella. A excepción de Sesshōmaru que no había dado la cara en lo que restaba de día, y debía admitir que más de una vez se sintió tentado, a irrumpir en su estudio y liarse a golpes y maldiciones contra el... pero no lo hizo, porque había ciertas cosas que Inuyasha tenía que entender, tenía que aceptarlas.

Aome no era suya.

Kikyo si lo era.

Entonces no tenía que actuar enceguecido por la ira, o terminaría hiriéndolas a ambas, porque a pesar de que no podía tenerla, seguía preocupándose y sintiendo celos hacia su persona. Estas escenas lo llenaban de culpa, mucha culpa, sentía que traicionaba a su compañera Kikyo, e Inuyasha no quería seguir siendo el mismo de antes, no pretendía seguir con la misma rutina, pero a veces resultaba sumamente difícil disimular.

Se mostraba inquieto y evasivo, gruñendo sin parar.

Como todo buen perro que era.

Moviendo la pierna de una forma que resultaba irritante para los que lo veían.

El mitad bestia se puso de pie y la mirada de todos cayo con peso sobre el–"Ag, ya no lo soporto iré a plantarle la cara a ese idiota"- mascullo enseñando los dientes.

–"Inuyasha"-chillo Kikyo, corriendo a su lado.

–"Tranquilo Inuyasha no hagas tonterías"-razono el monje, pero el aludido los ignoro a ambos.

Tadashi se interpuso en su camino–"No puedo permitirlo"-advirtió, y el contrario le dedico una mirada retadora.

–"Tu a mí no me prohíbes nada"-gruño –"También soy hijo de mi padre"- mascullo agresivo.

Tadashi lo miro avergonzada, aunque la serenidad de su rostro lograba ocultarla muy bien–"Entienda... por favor"- susurro con vaciles, porque en cierto modo él también le debía algo de respeto, por ser el hermano de su señor pero no quería que los problemas aumentasen.

­Inuyasha trato de rodearlo, pero fue detenido por el agarre de Kikyo, sujetando la tela de su traje.

–"¡Detente ya!"- la voz de su mujer salió herida, e Inuyasha, recrimino su propia actitud–"No te atrevas a marcharte, porque no voy a perdonarte"-susurro dolida pero la forma en que lo dijo le hicieron saber a todos que no estaba bromeando, el mestizo abrió los ojos con sorpresa-"¿Acaso quieres morir?"-ella aflojo el agarra, fue el momento perfecto para marcharse, sin embargo no lo hizo, permaneció inmóvil y pensativo por un par de segundo.

Finalmente suspiro derrotado, giro sobre sí mismo para encontrarse con los ojos lagrimosos de su esposa, Inuyasha la envolvió entre sus brazos sin pensarlo.

Sango y Miroku respiraron con alivio, estaba preocupados por Aome, pero las medidas de su perruno amigo eran demasiado drásticas y hasta donde sabían, Sesshōmaru estaba sumamente furioso, en estos momentos era capaz de matarlos sin culpa alguna.

Además de que les había dejado la orden estricta de que no intervinieran.

""No se atrevan a meterse donde no los llaman""

Si a Sango casi le da un infarto cuando apareció de la nada para solo decir esas palabras y desaparecer igual que un fantasma.

Los únicos que protestaron fueron Inuyasha y Yue, pero rápidamente fueron doblegados por la vos de una autoritaria Kikyo, así permanecieron reunidos en un silencio que se debatida entre volverse incómodo y repleto de preocupación.

Hasta hace un momento claro está.

Los pequeños rin y Shippo fueron los primeros en sentir la ausencia de la miko, por lo tanto Yuri tuvo que alejarlos del salón, llevarlos sus respectivas habitaciones y permanecer con ellos, hasta que cayeran dormidos por el cansancio de esperarla despiertos.

En cuanto a la mayoría de los siervos, estos estaban al tanto de la situación pero todos actuaban como si no supieran nada.

...

Aome había llegado al hogar de Bokusenō al caer la noche, el bosque estaba siendo iluminado no solamente por la luz que filtraba a través de las hojas, provenientes de las estrellas y la pequeña luna, sino también del centenar de luciérnagas que revoloteaban alrededor del milenario Youkai árbol.

Este sintió sabia de la visita de Aome mucho antes de que, incluso ella misma decidiera hacerla.

El anciano sonrió complacido y diviso al majestuoso Pegaso, descender a pocos pasos de su territorio, tiempo después la vio aparecer entre los árboles.

La mirada marrón se topó con la suya en el aire y Bokusenō comprendió que la joven necesitaba una respuesta de manera desesperada.

­–"Que alegría volver a verte Aome" – saludo este con amabilidad genuina–"¿Qué te trae hacia mí?"

–"Árbol sabio..."- la joven dudo antes de continuar-"¿Qué sucede conmigo?"- inquirió con la mirada llena de tristeza­–"Siento que cada día que pasa, mis poderes se pierden"

El anciano la detallo minuciosamente antes de hablar–"No hay nada malo en ti jovencita"- anuncio con una tenue y casi imperceptible sonrisa.

–"¿No lo ahí?"- inquirió dudosa­-"Lo siento pero no puedo creerte"- murmuro avergonzada.

–"¿Por qué razón debería de mentirte?"

Aome se sintió aún más avergonzada, porque no encontró ningún motivo, sin embargo un recuerdo vino a su mente, las palabras de la elfo, resonaron en su cabeza.

–"Hace un par de días fui herida, pero gracias a una elfo llamada Soratheya logre recuperarme, antes de irse, actuó muy extraño y me dijo 'Muilelya yéva muina' que en su lengua significa-"

–"Tu secreto está a salvo"- lo interrumpió el gran árbol, completando la frase, Aome lo miro sorprendida.

–"Si, pero como-"

–"Aprendí el lenguaje hace tiempo"- nuevamente la interrumpió.

La azabache lo observo pensativa–"Ya veo"-susurro para sí misma-"No sé, a que se refiere y me inquieta no tener una respuesta"

–"¿Te preocupa que tus poderes sean sellados por algún hechizo?"

La miko asintió, mirándolo fijamente.

–"Nada de eso sucede, tus poderes no están sellados"

–"¿Entonces que me ocurre?"- inquiero con desesperación.

Los ojos del youkai se suavizaron –"No puedo darte más razones de las que ya he dicho, porque no es mi deber darte esa respuesta"-Aome jadeo llenado se aún mas de preocupación y nerviosismo-"Sin embargo déjame advertirte que tu estado de salud caerá, te sentirás mas cansada de lo usual, serás indefensa ante cualquier ataque"-advirtió con seriedad-"Por esta razón, no debes andar sola"- aconsejo y el follaje de sus hojas se mecieron a causa del viento.

–"No comprendo ¿Perderé mis poderes para siempre?"

–"No, solo te debilitaras por un tiempo determinado, después de esto renacerás aún más poderosa que antes"

–"¿Qué causara esa debilidad?"

El youkai sonrió enternecido.

–"¡Eres muy impaciente!"-sermoneo si borrar la sonrisa del rostro.

Aome frunció en ceño.

–"¿Por qué no puede decirme?"

–"No"- sentencio con calma, la sacerdotisa lo miro enfadada lo que provoco una sonrisa en el demonio–"¿Eso es todo lo que querías saber?"- pregunto con cierta complicidad, Aome suspiro resignada al entender que no obtendría más información que esta, con respecto a sus poderes.

La azabache medito en silencio la siguiente preocupación que rondaba su mente.

–"Ahí algo más..."- dijo en un susurro, causando que su contraparte ampliara la sonrisa-"Sobre Sesshōmaru"- pronuncio en nombre con cierto tono enfadado.

–"Oh"

–"Lo de pasar tiempo juntos y ser amable no está dando resultados..."-respondió en voz baja, ocultando los ojos tras su abundante flequillo-"Al contario yo-"- la azabache jadeo reprimiendo el disgusto latente en su pecho-"Me siento triste, pero ahí momentos en los que me hace sentir bien"-se ruborizo-"Quiero decir no estamos discutiendo y eso me alegra"-aclara con nerviosismo-"Aunque la mayor parte del tiempo solo está molestándome"- balbuceo con las cejas levemente fruncidas-"No logro entender que es lo que sucede con él"

–"¿Sesshōmaru te inquieta?"- Aome alza la vista topándose con la mirada curiosa del anciano, las mejillas de la miko ardieron.

Ella asiente suevamente.

–"Si, me trata bien y luego mal... luego dice cosas que-"

–"Que te hieren"- afirmo.

Aome balbuceo incoherencias, tratando de negarse. ¿Por qué no podía negarse?

–"Yo- yo sí"

–"Sesshōmaru te inquieta, te hiere y eso te molesta"-recibió un cabeceo como respuesta-"¿Por qué te molesta Aome?"

La azabache no respondió y a cambio lo observo como quien mira a un libro de acertijos, porque así se sentía cada vez que Bokusenō hablaba, ella parecía perderse entre líneas.

–"No lo sé"

El anciano sonrió.

–"¿E Inuyasha?"

Aome lo miro asombrada-"¿Qué sucede con el?"- inquirió curiosa.

Movió las hojas divertido–"Desde que llegaste no lo has mencionado ni una sola vez ¿eso no te dice algo?"- los humanos a veces podían ser muy despistados, aun estando la respuesta en sus narices, no tenían la sabiduría para verla.

Ella frunció el gesto con aire confuso.

–"¿Por qué tendría que hablar sobre él?"

–"Porque tu jovencita, lo amas"-Aome jadeo, no se esperaba esas palabras-"¿Lo amas?"- dejo caer la cuestión al aire.

A diferencia de la antigua Aome, quien hubiera respondido de inmediato con un rotundo Si, esta nueva sacerdotisa, permaneció observando el desgatado rosto del árbol, en completo silencio.

Aquella pregunto, la había descolocado por completo, la había tomado desprevenida.

Pero entonces ¿Por qué no tenía una respuesta clara? Porque dudaba en decir Si, quizás finamente había entendido que en hanyou no era para ella, y que su destino era estar unida a Sesshōmaru hasta que encontrase la forma de separase.

–"¿Aun deseas separarte?"- Bokusenō dijo.

Los orbes marrones se movieron inquietos.

–"Yo-"-Aome dudo.

Y Bokusenō sonrió, indicándole una silenciosa respuesta.

–"- No"

–"¿Por qué no?"

Aome no supo que cara poner, las palabras murieron en su garganta, su rostro palideció visiblemente.

–"No lo sé"- jadeo, temerosa de sus propios pensamientos.

–"Creo que, ya te he entretenido demasiado"- los escucho decir con una divertida sonrisa en el rostro, Aome lo observo extrañada y aun sorprendida por lo que acababa de acontecer.

–"¿A qué te refieres?"- ella entrecerró los ojos con desconfianza.

Bokusenō soltó una suave risa.

–"Han venido por ti"­- menciono con clama y una de sus ramas se movió en direcciona la bosque.

Siguió con la mirada, el movimiento de la rama, se encontró con alguien que jamás pensó ver, sus grandes ojos marrones se abrieron de golpe–"Sesshōmaru"-murmuro asombrada, jamás pensó que fuera a buscarla.

Sesshōmaru ni si quiera sabía que era lo que ella le hacia sentir. Todo lo que sabía era que eso estaba muy mal.

Completamente mal.

Malditamente mal.

Era inaceptable.

Él no entendía, y eso lo hacía enojar aún más.

Continuara...

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