
El dolor
Cuando llego a casa me espera el chocolate caliente de mi madre y los certeros golpes de mi padre con el cinturón, no grito, nunca lo hago. Perdí, normal que papá esté enfadado, no quede El primero ni mucho menos que en el segundo lugar bastante lejos de Sara que se alejaba nadando a toda velocidad me distraje, me distraje y no pude hacer nada, simplemente nadar acorde con la marea y simplemente tratar de llegar al Bordillo y tratar de superar la derrota. No me molestó la verdad, a quien le dolió fue a mi padre siempre quiso que yo fuera natación pero a mí no me gustaba entonces llego Sara y todo cambio, éramos amigos me fijaba en ella en ese entonces pero luego empezaron las competiciones y ella empezó a ser una chica muy popular en el colegio y la cosa cambió no me favorecía porque yo no era tan popular, me juntaba con ella los patios simplemente por miedo a que me rechazara. Me sentaba en una esquina y junto con mi amigo los dos veíamos vídeos de risa y nos cambiamos cartas y todo eso ahora entiendo porque decían que no somos populares como con mis gafas de culo de vaso y mi pelo negro alborotado y pegajoso, no creía que fuera llegar a ningún sitio pero se me ha quitado la miopía y ya no necesito llevar gafas y con el paso de los años mi pelo que antes daba asco tocarlo porque siempre estaba de un pegajoso asqueroso ahora es un pelo bastante bonito se querrá decir lo de la gente ahí así pero es verdad pero lo que pasa es que A Sara no le importa nada de lo que yo diga y ni siquiera me mira.
Noto el golpe en mi espalda que me deja sin respiración durante unos diez segundos, pero a papá no le importa y continúa.
A la mañana siguiente tengo una raya roja en mi cara y otra en mi espalda. En las escuela los que nunca me han mirado se vuelven y fijan sus ojos en mi, es normal la marca nace de la barbilla cruza mi nariz y mi ojo derecho y desaparece en mi pelo. Sarah me mira y yo le sonrío con suficiencia y eso la descoloca, como me gusta su cara descolocada.
En clase explican un royo de Mesopotamia y por supuesto no atiendo. Sarah me pasa un papel
Me apresuro a escribir, hasta su letra es bonita.
Sonríe alentadora y me pasa otra notita.
Dios, Sarah acaba de pedirme quedar, pero claro mi felicidad no puede durar. El profesor agarra la nota y lee la nota en alto, todos se ríen y yo digo que no sé quién me lo ha pasado.
Iré a las gradas, lo haré, pero antes le pasó una nota a Sarah,
MISMA HORA, EL ÁRBOL.
Ella asiente y se que lo ha comprendido.
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