Ya viene siendo hora de hablar de esto.

Desde un... pequeño incidente– aún no es momento de hablar sobre ello–, no soy «Ásther» cuando tomo o veo unas tijeras.

Cuando tenía trece años me autodiagnostiqué depresión una noche de Febrero– cinco de Febrero, sino mal recuerdo–; eso fue en 2019.

Dentro de dos meses, ya serán dos años desde ello.

El resto lo podrás deducir por tu cuenta.

Pero... ¿a qué me refiero conque no soy «Ásther» cuando tomo o veo unas tijeras?

Tengo una ambición con el color rojo; un humano está lleno de ese color. Y la única forma de verlo, es...

Cuando me dan ataques de ira, no me controlo y puedo hacer cosas de las que me arrepentiré luego– y si a eso le sumas mi depresión autodiagnosticada...–.

Con eso estoy diciendo dos cosas:

Me gusta el rojo– nada preocupante y normal–.

Veo mí rojo– preocupante y peligroso–.

Mi forma de desquite es [DATOS CENSURADOS]– ya ves por dónde quiero ir–. También es mi forma de ver mí rojo.

Creé a Lord Elioler en mi mente con el fin de poder controlar mis impulsos auto-agresores; no salió nada bien, empeoró las cosas.

Mi forma de descargarme es muy arriesgada, lo sé; el problema es que no conozco otra forma de hacerlo sin interrumpir la rutina que hay en mi casa; suficientes problemas tengo.

No he dicho nada hasta hoy.
Espero atreverme a decir mañana a mi familia sobre mi condición; cómo lo haré– hoy mi abuelita se enojó sin haber motivo–, no lo sé.