Capítulo 18: Un Día en la Bristol

Después de varios minutos de una relajante caminata por la avenida, pasaron tranquilamente por la conocida Plaza Colón para así observar lo lindo de aquél sitio, inclusive lo más adorable que llegaron a encontrar fueron a los pequeños pajaritos bañarse por la tierra.

Una vez se instalaron en la playa, fue grande la sorpresa de que aún seguía llena a causa del inmenso calor de aquél día.

Sobre un mantel se encontraban ambos adolescentes sentados, admirando las olas del mar romper cerca de las piedras, pues varias personas se encontraban disfrutando de ellas.

Valentín al ver la manera en que Aarón observaba el océano le generaba cierta alegría, ya que era una de las pocas veces en las que el castaño mostraba una pequeña sonrisa.

- ¿Te gusta? - Optó por romper el silencio e iniciar una conversación relativamente normal.

- Nunca me canso de ver el agua... - Con su dedo índice tocaba la arena que los rodeaba.

- Es algo bello, y en verano se llena como nunca.

- Si, y digamos que en verano trabajo más que ahora - Tomo referencia a las quincenas de vacaciones, ya que en esos tiempos las personas vacacionaban y eso generaba que los restaurantes, teatros y entretenimientos se ocuparan más de lo normal.

- Tendrías que pedirte algunos días en verano.

- Lo intentó. El tema es que todos guardamos días para las vacaciones y es difícil encontrar un día sin que el restaurante se quede sin gente.

- Por cierto ¿Quieres ir un rato al agua?- Preguntó inesperadamente.

- No lo sé...- Titubeó.

- ¡Dale! O te arrastro por la arena- Amago con sus manos, simulando querer arrastrarlo.

- ¡Voy por mi cuenta!

Ambos jóvenes se acercaron hacía una pareja que se encontraba cerca de donde ellos estaban, amablemente pidieron si podían cuidarles sus pertenencias, quienes sin ningún problema aceptaron.

Depositaron en el mantel las prendas que cubrían sus torsos para que así estas no se mojaran.

Avanzaron hacía la orilla, uno con las ganas de mandarse a una gran ola y el otro algo temeroso, sin duda alguna cada uno tenía una perspectiva diferente del momento.

Entraron en dirección a la primera parte del mar, pues uno de ellos al sentir el agua chocar en sus piernas reaccionó con la típica frase.

- ¡Está helada!- Intentó regresar hacía la orilla del mar, sin embargo sintió las manos de Valentín tomarlo por la muñeca para así arrojarlo a la ola más cercana.

- ¡No está fría!- Contradijo por completo la reacción del menor.

- ¡Te voy a matar!- Se levantó lo más rápido que pudo para así abalanzarse sobre el cuerpo del mayor arrojando a ambos a la próxima ola.

Ambos comenzaron a reír ante tales acciones, la situación se tornó a una mucho más agradable ya que ambos parecían estar conectados.

Comenzaron a adentrarse en el mar, el máximo que realizaron fue de dos eslabones, lo típico de todas las personas.

Mientras las olas rompían ellos las atravesaban por debajo, alguna que otra se atrevían a saltarlas por lo alto, solo que corrían el riesgo de que la misma los arrastrará unos cuantos metros.

Aarón comenzó a sentirse diferente, se sentía libre por dentro, ya que sonreía y se divertía, veía las cosas de otra manera estando junto a su primer amigo.

Pasaron los minutos y optaron por descansar en el mantel que tenían preparado en la arena. Agradecieron a aquélla pareja que cuido de sus pertenencias para así evitar confusiones.

Las gotas de agua salada patinaban por sus cuerpos y ropa, conforme los segundos estas a causa de los rayos solares se sacaban dejando las pequeñas marcas de sal en sus pieles.

- Veo que te divertiste -Tan solo recordar la sonrisa que expresaba el menor lo relajaba, pues tenía en cuenta de que nada malo le sucedía.

- Si... Hace mucho no la pasaba así de bien...- Le fue inevitable esbozar una tierna sonrisa melancólica.

- Intentaré que tengas un día memorable- Al dar esas palabras, Aarón le respondió con una sonrisa de confianza, al parecer creía en él.

- Eso espero... Y gracias.

Aquel día inició como uno cualquiera, el típico en que la rutina era la misma sin embargo un cambio radical llegó, sin percatarse terminó en un lindo día de sol en la mismísima playa junto a lo que se podía decir, un buen amigo.

Conforme los minutos pasaban ese día mejoraba sin más, pues Valentín comenzó a distinguir una sonrisa en el rostro del castaño, una sonrisa que indicaba su felicidad y para evitar que esta fuera reemplazada por la tristeza, opto por no objetar nada ante ella.

La zona comenzó a ser invadida por los típicos visitantes, los salvavidas realizaban su típico trabajo, advertían a las personas de las rocas o eslabones y en alguna que otra ocasión partían a rescatar a un inocente. Mientras la playa vivía la situación de cada día de calor, Valentín comenzó a retirar algunas cosas de su pequeña mochila en la cual guardaba lo típico que cualquier argentino llevaba a una salida, un pequeño termo repleto de agua caliente, un recipiente que contenía por un lado azúcar y por el otro yerba, y un mate.

Comenzó a verter yerba en el mate para así preparar un mate, volcó unas cucharadas de azúcar y vertió agua caliente del termo.

- ¿Cebas mate? - Al ver como preparaba uno comenzó a llamarle la atención.

- Si, o era lavar los platos, aunque mi mama siempre me dice que cuando hay visitas... Bue, ya te debes imaginar el resto.

- Yo pocas veces lo prepare, aunque tampoco tengo con quien compartir... Hay veces que con mi hermano tomamos mate, pero mil veces prefiero el... - Valen al ver venir la respuesta del menor, optó por mencionarla al unísono para saber si coincidían.

Aarón/Valentín- Terere...- Ambos rieron al dar aquel nombre al mismo tiempo, pues la manera en que lo mencionaron les causó cierta gracia.

- Jaja, ten - Amablemente le ofreció aquel mate ya preparado al castaño para que así este lo degustara.

Al recibirlo, una cortés sonrisa reflejo la amabilidad y alegría que el momento les brindaba.

Continuará.