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¿Existe la Oportunidad?

Capítulo 42: ¿Existe la Oportunidad?

Aarón se había mantenido inmóvil, observado el hermoso crepúsculo que deleitaba la zona costera. Sentado, con su mirada notoriamente hinchada ante su desconsuelo de la necesaria liberación, intentaba recobrar aquella tranquilidad con la que había llegado a Bristol. A su lado se hallaba Valentín, sentado en su misma posición, observando el océano en su típica rutina.

Todo lo acontecido minutos atrás fue algo fuerte para todos los presentes, especialmente para Dante, pues al igual que Valentín, ninguno se imaginó cuán sufrida fue la vida de Lucero en ese agónico mes. Por el otro lado, Dante aguardaba paciente e inquieto a la llegada de su compañero, rogando internamente que nada malo le ocurriera en su ausencia.

- Aarón...- Llamó- ¿Tu que sientes ahora?- Realizó aquella interrogante sin despojar su mirada del mar.

- No lo sé... Por más tranquilidad que siento ahora por decir todo eso... En el fondo sigo sintiendo temor...- Acabó por bajar su mirada.

- ¿Temor?, ¿A qué temes?

- Temo por Dante... Por ti... Por mí... Temo de Gael y de lo que puede llegar a ser capaz... Ahora que ustedes saben la verdad...- Nuevamente su mirada se iluminó por causa del miedo, observando directamente al mayor.

- Entonces... ¿Gael nunca fue un santo?- Era difícil de comprender, era mucha información en tan poco tiempo.

- Desde pequeño siempre fue complicado de tratar, solo que antes era mal portado. Ahora no es ni la pizca de lo que era de niño... Se autolesiona y me inculpa de ello, le hizo creer a mí padre tantas mentiras a mi espalda. Y yo... Yo pensé que era lo único que me quedaba, era lo que me motivaba a seguir adelante... - Por breves instantes escondió su rostro entre sus piernas, refugiándose de todo y de todos.

Por su parte, Valentín comenzaba a atar varios cabos sueltos que fueron tomando forma luego de conocer todo aquello que Aarón ocultaba. Desde la misteriosa herida de Gael, las alucinaciones de Aarón y su repentino desmayo camino al hospital. Visualizaba en su mente el momento en que Lucero se violentó sin control contra Gael en el hospital, siendo el día en que Aarón llegó a su lapsus. Todo tenía sentido, más de lo que pudo imaginar, comenzando a experimentar una inmensurable culpa que lo carcomía desde el corazón.

- A diferencia de ti, tienes a tu familia, una muy hermosa. Puedes contar con ellos y te dan su amor cada día, yo daría lo que sea por volver a abrazar a mí madre, pero nada me la devolverá... Gael... Gael provocó el accidente... Desde ese momento demostró lo que en verdad era... Pero no quiero seguir pensando en ello- Cambió el tema- Estoy en un punto en el que no se que hare con mí vida, tengo tantos deseos de irme y jamás volver, pero claro, desearlo es algo muy sencillo. Tenía el medio económico, lo tenía en mis manos... Y también lo perdí... Tal vez mande currículum a otro sitio o me valla a Capital Federal, ahí hay varios lugares que ofrecen puestos laborales. Al menos ahí podré hacer lo del pasaje e irme de una buena vez...

- No te vayas... Por favor...- Reconoció su voz resquebrajada, dejando caer varias lágrimas que denotaban su culpabilidad, pues la manera en la cual tomó sus manos reflejaban su pedido- No te vayas Aarón...

- Por favor... No me pidas eso... Mínimo, si aún sientes una pizca de cariño por mí, déjame ir... Sos buen chico, enserio... Pero no doy más... Mí vida aquí se hace pedazos y mi salud mental está en juego... - Nuevamente las dichosas lágrimas lo amenazaban.

- Perdóname... ¡Perdóname por favor! Hice todo mal... Nunca pensé que sería yo quien lastimara a alguien tan crudamente... ¡Enserio lo lamento! Yo no tuve una vida tan sufrida como tu y no se reconocer la maldad en la gente, tal vez si... Pero no la maldad de la gente que aparenta ser buena... Tú siempre fuiste genuino... Y yo... Y yo también caí... - La impotencia lo dominaba entre sus dolidas lágrimas- No puedo imaginar lo que es pasar todo eso ni lo triste que debe ser perder todo... Pero ahora siento que si perderé algo que de veras... Me importa... Y eso eres tú...

- Valen... No soy el único chico que hay en el mundo, hay muchos más...

- Pero ninguno eres tú...- Inconscientemente sujeto con rudeza la ropa que rozaba su corazón, estrujandolo como el consuelo que intentaba encontrar- Me siento un maldito estupido... Quisiera poder enmendar algo de lo que hice mal... No quedarme más tiempo con los brazos cruzados viendo cómo sigues luchando tú solo... Quiero ayudarte... Dame la oportunidad...

Sus palabras sonaban sinceras y convincentes, provenían de su corazón de la mano a su más puro arrepentimiento, reconociendo de la forma más humana el fallo que cometió.

- Te lastime... No por rencor... Estaba dolido... Nunca nadie me dejó y nunca he dejado a nadie, no sabía cómo expresar lo que sentía... Tal vez, sin darme cuenta, mis ataques solo mostraban el interés que aún siento... Si en serio hubieras dejado de importarme, no te hubiera prestado atención. Ni siquiera te habría prestado mí paraguas...- Recordó aquella tarde de tormenta que interrumpió su exhibición- Tengo miedo Aarón... Temo por ti...

- Aunque no lo creas, recibí peores golpes en mí vida. Todos de mí padre, así que no te preocupes por tus golpes- Una leve sonrisa escapó de ambos muchachos- Sin embargo, lo hecho, hecho está...

- Lo sé... No te pido que olvides todo lo que te dije y lo mal portado que me mostre, solamente te pido que sepas disculparme... Ahora que sé la verdad, enserio, enserio perdoname... Permíteme ayudarte... No quieras hacer esto solo, dame la oportunidad...- Una de las lágrimas que retenía en su mirada terminó por resbalar.

- Valentín... ¿Sabes cuál es la peor parte de esto?- Negó con su mirada caída e iluminada- Que ahora me siento incapaz de diferenciar entre la verdad y la mentira. Tal y como te expresas, tan amable y sincero, solo me hace recordar a como Gael siempre se expresaba conmigo... Con lindas palabras engatusaba mí corazón... Y siempre caía...- Fueron sus palabras las que ocasionaron un silencio en el mayor- Quiero creerte, pero una parte de mí solo quiere proteger mí integridad, mí felicidad y mí corazón de toda clase de dolor. No voy a aguantar pasar nuevamente todo esto...

- Está bien... No insistiré más...- Expresó sentido y dolido, aceptando todo lo expuesto por su ex.

Era tal y como había dicho Aarón, lo hecho, hecho estaba y ya no se podría revertir, solamente quedaba seguir adelante.

- Igualmente, quiero que me dejes pensar esto. Dame tiempo, no mucho pero necesito tiempo para meditar mí decisión respecto a ti. Ya sufrí gran parte de mí vida y estoy harto de llorar, quiero ser la mejor versión de mí de ahora en adelante. No me sirve de nada tenerte rencor, después de todo, también fuiste víctima de él.

- ¿Entonces...?- Pudo conectar su mirada con la de Aarón, sembrando una leve esperanza en su corazón.

- Déjame pensar, ¿Si?- Con sus manos rascaba cuidadoso sus ojos, limpiando los últimos rastros de sus lágrimas- Si no aparezco en tu casa para las 19:30, significa que ya tomé mí decisión- Como nunca, su voz denotaba seguridad al hablar.

- Si tu... Si tu decides que lo mejor es... Estar separados... Lo aceptaré... Pero créeme cuando te digo que... Pase lo que pase... Te ayudaré siempre... Está vez de verdad...- Al sentir la condición horaria en su contra, su voz se limitó a un fino hilillo, donde el temor y la incertidumbre se hacían una contra el.

- Solo déjame pensarlo... - Nuevamente el silencio se hizo presente entre ambos, pues Aarón se mantenía calmado y neutral ante la nueva situación que se instauraba, contrario a Valentín, quien comenzaba a padecer de una enigmática angustia frente a su decisión no tomada.

Sin decir ni una palabra, Aarón recogió todas sus pertenencias en su mochila listo para retirarse. Aún con su ropa humedecida y repleta de arena, debía soportar el viento frío contra sí, rogando no pescar ningún resfriado. Al retirarse de la playa y encontrarse nuevamente con Dante, observó por última vez la posición de su ex, quien no se había inmutado desde su retirada. Valentín solo se limitaba a observar con tristeza el océano, recordando los bellos recuerdos que significaba estar en aquel sitio.

- Es mí lugar favorito... Porque aquí me confesé a ti...- Aún lo sentía a su lado como en su hermoso recuerdo, donde aún todo era de ensueño- Fui un estupido...

El futuro aún no estaba escrito, solo era cuestión de esperar.

Continuará.

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