El Horror Humanizado
Capítulo 49: El Horror Humanizado
Una macabra tensión se había instaurado cual arroyo entre ambos jóvenes, el aire se había vuelto pesado y una extraña fuerza impedía que ambos se movieran de sus lugares. Nada más se limitaba a observarse, incrementando lentamente el sentimiento de odio y desprecio mutuo que compartían del otro.
- Así que Aarón te contó la verdad de todo, ¿Qué seguridad tienes que no miente?- Interrogó con ligera burla.
- Tú mismo me lo acabas de confirmar... Tantas personas que no pueden hablar y tu finges una condición... Eres aberrante- Su rostro denotaba su repudio.
- Oh, no, no. He sido mudo, pero tuve la gracia de un día dejar de serlo- Llevo su mano al pecho, sonriendo cínico- Es horrible haber sobrevivido a un accidente y quedar como un triste moribundo. Sin hablar, sin caminar, sin ser capaz de procesar que estás muerto en vida.
- No puedes hablar con tanta malicia- Expresó entre furia e indignación, incapaz de asimilar la maldad que percibía.
- No soy malicioso, soy realista. Empotrado en una cama, sin siquiera poder mover un dedo. Mirando la nada mientras todos pensaban que tenía un derrame cerebral. ¡Estaba vivo! Paralítico, sordo, mudo y con una impotencia más fiera que la vida misma. Ella murió y yo viví para contarlo, para contar con tanto orgullo que fui yo quien la mató- El mundo se detuvo en aquel instante, podía jurar que su corazón se había detenido ante tan horrorosa confesión- Es increíble lo que tiene que hacer una persona para obtener lo que quiere, ¿Verdad Valentín?
- Cuando Aarón me contó quién eras en verdad... No podía creerlo...- Apretaba sus dientes, manteniendo la cordura en un fino hilo.
Podía sentir una tortuosa tensión abrazarlo macabramente, siendo muy cuidadoso en la peligrosa situación.
- Obviamente. Tú nunca le creíste y ahora te haces el buen samaritano- Posó sus manos en su espalda, recriminandolo.
- Tal vez no he confiado en él, me equivoque, porque caí en tu juego. Muchas personas cayeron en tu jueguito de niño bueno pero ya no más- Sonó seguro e imponente.
- Porque la gente es así, es ingenua y estúpida. Tragan con la mirada antes de poder analizar lo que ven y eso lo uso a mí favor. Aarón fue fácil de manipular, él era la pieza clave para disparar mí vida a una mejor- Sonrió sin culpa.
- Pero en eso traicionaste la confianza de alguien que te amaba mucho más que Aarón y ese alguien es tu padre. No obstante, ¿Que vas a saber tú de amor? No tienes el corazón para saberlo.
- Claro que se de amor, querido- Cizañeo- Me amo a mí y nada más que a mí. Me tengo el suficiente amor propio para no depender de las falsedades de otros. Tal vez tenga a alguno que otro que estimo de verdad, pero hasta ahí llega. Los cuento con los dedos- Enseño nada más que dos dedos, refiriéndose a las únicas dos personas que quería con sinceridad.
- ¿Tú te tienes amor propio?- No cabía tal afirmación en su cabeza- Alguien que se autolesiona no es capaz de sentir amor por sí mismo. Solo eres un maldito narcisista y egocéntrico.
- Lo seré- Encogió sus hombros- Pero al menos no soy un estupido fracasado que mendiga amor donde no lo hay- No pudo evitar mostrar una nueva de confusión- Eso es lo que eres Valentín, ruegas por las migajas de una relación pérdida- Había tocado en lo más profundo de sí.
- Te equivocas...
- Ja, ja, ja... Yo nunca me equivoco. Hechaste a perder tu relación con Aarón, tanto que desconfiaste de él cuando siempre te dijo la verdad. Es una lástima porque, enserio hacían una linda pareja... Aarón te gritaba con desesperación que lo escucharás y ayudarás, ¿Y tu que hiciste? Darte media vuelta y desaparecer- Jugaba con los sentimientos del mayor, creando una desesperante confusión de oscuros recuerdos.
- ¡Me equivoque, soy humano y me equivoco!- Intentaba no ceder, en verdad que lo intentaba con toda su fuerza. Los encantos del Lucero menor surtían un terrible efecto en su interior, queriendo no caer en sus bajísimas artimañas psicológicas.
- Y ahora, por intervención divina, el destino, el karma o lo que sea que haya sido, dijiste: ¿Sabes que? Ahora te creó. Y más pena me da por Aarón porque... Él cayó en tus encantos...- Su seguridad se redujo al tamaño de una hormiga, una pequeña hormiga con la fuerza de 10 hombres que luchaba fuertemente contra el mismo demonio- Tanto dañaste a mí hermano, tanto lo hiciste sufrir. El lloro tanto por ti. Eres un asco...
- Eso era lo que tu querías, que lo abandone para que sigas viviendo en tu falsa felicidad. Yo soy tu competencia, te sentiste amenazado de que alguien te quitara tu marioneta. Siempre menospreciaste a Aaron, ¡Y ahora lo mencionas como si en verdad lo amarás!, ¿Más hipócrita no puedes ser?
- Ese es el problema, el hipócrita aquí eres tú. Tú no amas a Aarón. Simplemente te sentiste culpable de todo lo que le has hecho y tuviste que saldar la deuda que dejaste. Todo lo que haces ahora es por arrepentimiento, porque tienes una deuda emocional contigo mismo. Dejaste de amar a Aarón el día que desconfiaste de él por primera vez, sino jamás lo habrías abandonado.
- Cállate...- Intentaba cubrir sus oídos con violencia, ignorando al malicioso adolescente.
- Admítelo. Todo esto es por ti porque tu eres el bondadoso, gentil y amable Valentín Acosta, el arrastrado perro que solo busca complacer a todos los que lo rodean, ¡¡Arrastrándose por el amor de un maldito prostituto!!
- ¡¡¡Que te calles hijo de mil puta!!!- Completamente cegado, corrió inesperadamente a la posición del menor, plantando sin piedad y con violencia su puño en todo su rostro, provocando su inevitable caída contra el suelo.
Furiosos golpes eran propiciados en la anatomía del menor, sufriendo constantes ataques por la mano de Valentín, quien no era capaz de controlarse ante la infernal furia que este había provocado en su interior. Desde su estómago hasta sus costillas, los impactos eran aún más violentos que el anterior, ni su rostro podía salvarse de semejante ataque.
La sangre de su nariz había comenzado a fluir, incluido un importante corte en su labio inferior. Había sido el límite a semejante espectáculo, puesto que nadie más que él tenía el permiso de lastimar su cuerpo.
No bastó más que un golpe en su mejilla para desestabilizar la situación, provocando la caída del mayor contra los materiales de escenografía.
La pelea parecía sacada de la más surreal noticia televisiva, cómo de algo tan absurdo como lo fue una provocación, ambos acabarán en una pelea de boliche, donde los jóvenes solucionaban sus diferencias a las afueras de la discoteca.
Habiéndose reincorporado con velocidad, Valentín logró tomar el control de la situación, tomando por el cuello de la camisa al menor, estampando, sin escrúpulos, su cuerpo contra las paredes de contrapesos. Sentir como las astillas salidas se incrustaban en su espalda, era la deliciosa sensación que tanto necesito para avivar la llama de su insana locura.
Tomó por el cabello al más grande y sin dubitar golpeó en seco su frente en la de su adversario, provocando un importante dolor. Seguido de su ataque, tomó en su posesión una silla de madera que se disponía a su posición y la destruyó en la espalda de Acosta, desconcertandolo aún más en su dolor.
Esa acción le dio el tiempo suficiente de empuñar en sus manos el hacha que escondió con anterioridad, sonriendo de manera aún más enfermiza.
- ¿Sabes? Esto fue más sencillo de lo que pensé. Este día era la perfecta oportunidad de volver todo a la normalidad y no pensé que enserio, sería tan fácil. Y si en lugar de dejar paralítico al imbécil de Aarón, ¿Le arrebató aquello que tanto le importa? Le arrebate a nuestra madre... ¡¡Ahora le arrebatare a su desgraciado novio!!, ¡Cuando su vida está en el auge de la felicidad, todo se desmorona!, ¡¡¡Así es el equilibrio!!!, ¡¡¡Yo gano!!! Y tú... Saluda a mí mamita- Contrario a dilatarse, sus pupilas sufrieron una miosis y su corazón se aceleró en una terrible taquicardia.
Valentín se horrorizó ante semejante suceso, aterrandose ante la gran posibilidad de ser asesinado por el desquiciado Gael. No bastó más que un simple movimiento de lado para esquivar la filosa punta del hacha, punta que acabó incrustada en la madera del suelo.
Lo que empezó como un cruce verbal acabó en una desesperante lucha por sobrevivir, donde la desesperación y la adrenalina lo empujaban a esquivar milagrosamente cada ataque. Estaba acorralado, podía observar la cercana salida de su pesadilla, solamente que huir no le serviría de nada, puesto que tendría que atravesar la posible muerte que implicaba la presencia de Gael.
- ¡¡¡Te voy matar hijo de puta!!!, ¡De acá no salís más!- Logró acorralarlo contra el suelo, ejerciendo una fuerza sobrehumana por impactar el filo en el pecho del mayor.
Las manos de Valentín transpiraban nerviosas y sus fuerzas decaian ante la desesperante situación. Sentir como la amenazante presencia del arma estaba a escasos centímetros de su cuerpo, incitaban a lo que quedaba de su adrenalina.
- No dejaré solo a Aarón... No lo dejaré contigo... No te... Lo voy a permitir...- Terribles eran las gotas de sudor, acompañadas de lágrimas las que lo motivaban a no ceder.
Gael no hacía más que sonreír enfermo, estaba más que decidido a darle fin a la vida de su principal amenaza. Todo pudo haber concluido en ese mismo instante, de no haber sido por el extraño sonido de potentes pisadas acercándose a la proximidad. Ante tan inesperado suceso, su objetivo cambió el curso en dirección a su mismo brazo, provocando una importante herida de gravedad en el mismo mientras lanzaba el hacha en manos de Valentín.
Se trataba de los mismos guardias del evento, quienes al oír el disturbio ocasionado en la zona de contrapesos, acudieron en incógnito a detener lo que estuviera ocurriendo a espaldas de las audiciones.
Al encontrarse con semejante barbaridad, detuvieron el ataque en cuestión de segundos. No dudaron en auxiliar a Gael, quien no dejaba de llorar ante la punzante herida que no paraba de sangrar. Todos asumieron que el culpable fue Valentín, reprendiendolo sin miramientos.
Ambos fueron retirados de la escena, analizando y debatiendo los próximos movimientos a ejecutar con relación a Valentín.
Continuará.
El capítulo perfecto para un 31 de Octubre 🖤
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