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12: Una marca

Un chupetón.

Era todo lo que se necesitaba para mostrarles su "ardiente amor" cien por ciento real no fake comprobado por la nasa y Jesucristo.

Entonces, el proceso de creación de hematoma en la piel extrañamente excitante nada atractiva cuyo único objetivo en novios posesivos es mostrar que la pareja no está disponible cuando en realidad esas marcas son horribles y dañinas, se llevaría a cabo en la casa de Yoongi.

Lo siento, pero no le encuentro sentido a los chupetones.

Fetichistas raras.

Tendría que ser simple y fácil, sólo tenían que hacerse uno o dos chupetones en el cuello y listo. Luego jugarían Overwatch, como siempre.

Ahora, ¿cómo le hacía Jimin para dejar de sentirse tan nervioso?

—Muy bien, eh... ¿Quieres ver la tele primero o de una vez hacemos los chupetones? —La incomodidad nerviosa era tanta como lo era el sonrojo de Jimin.

—N-no sé... —respondió bajo el castaño.

—Hagamos de una vez el maldito chupetón para terminar con esto —declaró Yoongi. Jimin tragó lentamente—. ¿Lo hago yo primero o quieres hacerlo tú?

—Eh... —Sí, ni si quiera la María estaba tan nerviosa como cuando se ponía a exponer frente al salón—. ¿Yo? —dijo dudoso.

Yoongi asintió y se acercó más a Jimin, quedando bastante juntos en aquel sillón frente a la televisión que estaba encendida. Jimin tragó duro, tratando de hallar una forma de hacer el chupetón con un ángulo que no fuera raro.

Min suspiró al ver que su amigo no sabía cómo colocarse, y simplemente lo jaloneó para que se sentara sobre su regazo.

—Ya hazlo de una vez, Jimin —apuró.

Sintió los temblorosos labios posarse en la lateral de su cuello, más éstos no succionaban su piel, sólo se rozaban en ella tímidamente.

—Minie... —habló, queriendo alentar al castaño.

—Es que... ¡No sé cómo hacerlo! —lloriqueó.

—Sólo succiona la piel como cuando chupas un pinche hielito —dijo.

Con un tembloroso suspiro, los acolchados labios volvieron a posarse en su cuello, esta vez sí succionando la piel. Pero con una fuerza muy débil.

Las suaves succiones enviaban dulces sensaciones libidinosas a la entrepierna del azabache. Sentir así a su amigo era la gloria.

—Jimin, así no va a quedar una marca. Succiona más duro —instruyó.

Jimin acató las órdenes y chupó la piel con más fuerza, su cara entera ardiendo de vergüenza. Sintiendo que ésta iba a explotar cuando accidentalmente apretó la entrepierna del azabache con su trasero al intentar acomodarse cómodamente.

Separó sus labios de la piel, alejándose para contemplar la marca que creó. Y se molestó profundamente al darse cuenta de que su chupetón desaparecería en unas horas. No estaba pasando por alta vergüenza como para que no sirviera de nada.

Más decidido esta vez, volvió a meter su cabeza entre el hueco del cuello y hombro de Yoongi. El azabache temblando al sentir como esta vez la lengua de su menor se pegaba a su cuello como también los dientes mordisqueaban con fuerza controlada su piel para tirar de ella. Jadeó.

Dejó que el menor hiciera eso por al menos un minuto antes de que él perdiera su control y empujara a Jimin, haciendo que cayera de espaldas, recostado en el sillón. Se subió sobre él, recostando su cuerpo casi completamente sobre la suave anatomía del castaño, guiando su cabeza hacia el cuello de éste y succionando con excitación.

Jimin no sabía realmente qué estaba pasando ni porqué había abierto sus piernas para dejarle espacio a Yoon o porqué estaba rodeando con sus brazos su espalda, ni porqué estaba gimiendo a un bajo volumen.

Estúpidas cuestiones que no entendía.

Yoongi terminó un chupetón, pero en lugar de retirarse y decir "Listo, ahora juguemos Overwatch", se dedicó a crear otro más cerca del reciente. Igual Jimin no se estaba quejando.

Al tener el segundo hematoma listo, finalmente retomó el control sobre sí y se separó lentamente. Los dos con respiraciones agitadas.

Yoongi se bajó del sillón, sentándose en el suelo frente a Jimin, quien cubría su rostro con sus brazos cruzados sobre su carita hermosa sonrojada. ¿Por qué se sentó en el suelo? El Yoonshook, señores.

Jimin liberó un entrecortado jadeo, llamando la atención de Jimin, quien subió su vista para mirarlo. Jimin aflojó un poco sus brazos, dejando ver sus marrones ojos, los cuales veían directamente a su amigo. Aún no podía creer cómo la situación se descontroló de esa forma. Mordió su labio sin saber que decir.

Yoongi vio como el rojizo belfo era apresado por las blancas perlas, haciendo que su cordura que apenas había entrado a su cabeza diciendo "hola", diera la vuelta al instante con un "adiós".

Se lanzó hacía Jimin, su fuerza impulsiva haciéndolos caer hacia atrás con todo y sillón, accionando sin darse cuenta el botón del control remoto y cambiando el canal a uno de lucha libre.

Vaya ambientación romántica que tenían de fondo. Ah, nada como escuchar gritos eufóricos de gente y golpes y quejidos mientras tratabas de desvirgar a tu amigo.

Yendo directo a devorar sus labios mientras mecía sus caderas contra la entrepierna del castaño, pasaban los minutos tirados sobre el suelo. Y Jimin no sabía por qué demonios correspondía a los movimientos de labios y pelvis.

Y ambos estaban muy en su burbuja lujuriosa y confusa.

Y ambos no escucharon la puerta siendo abierta y los pasos acercándose.

—¿Qué hacen, jotos? —Escucharon de Jieun, quien los miraba divertida.

Más rápido que flash, los adolescentes hormonales se separaron lo más que pudieron, siendo Jimin quien empujó a Yoongi para tratar de ponerse de pie, pero Yoongi cayendo a un lado y llevando consigo al moreno, quien sólo terminó sentado sobre el azabache.

—Yoongi, ya... —se quedó en silencio el padre de Yoongi, igual que su madre—. ¿Qué estaban haciendo, pinches jotos? —Apretó el puente de su nariz. Sí, se notaba que eran familia.

—¡Estamos jugando luchas! —gritó Jimin, usando de excusa que la tele estaba en ese canal.

A continuación, llevó su puño a la cara de Yoongi, deteniéndose cuando esta estaba a punto de tocar la piel, y presionando suavemente la mejilla.

—Auuuch... —dijo Yoongi con un tono que hasta un sordo sabía que era falso.

Su familia sólo observaba con cara de "Really?".

—Me dan cringe, ya me voy a mi cuarto. Bye —anunció la azabache menor, subiendo las escaleras.

Jimin y Yoongi seguían en la misma posición.

—Yoongi, hijo, si quieren follar, ¡avisen! —se quejó—. Así les pago el puto motel y no hacen sus cochinadas aquí.

—¡N-no íbamos a hacer eso! —dijo Yoongi.

—¿Me quieres ver la cara de estúpida? —dijo una ofendida mamá, posando sus manos en su cadera—. ¡Obviamente iban a coger! Como si fuera una niña de cinco años para no saberlo.

—Jimin, cálmate por favor —dijo el señor Min—. Sé que el Yoongi se le para por sólo verte respirar, pero no me lo seduzcas en mi casa.

Jimin no podía estar más sonrojado que nunca. Cubrió su cara, su nivel de vergüenza era infinito.

—¡Papá, avergüenzas a mi novio! —Abrazó al castaño.

—No mames, ¿cómo que les da vergüenza? —se sorprendió—. No. A ver, se ponen a coger aquí mismo para que se les quite la vergüenza.

—Diosito sólo llévame, por favor... —susurró Jimin.

—¡Papá!

—¿Quieren condones de sabores? —siguió en lo suyo el señor—. ¿Lencería? ¿Dildos?

—¡Tienes que dilatarlo, Yoongi! —se metió su madre—. ¡O si no lo dejas en silla de ruedas! Ya sabes cómo hacerlo, ¿no? Mira, lee en Wattpad, ahí te explican cómo hacerlo.

Mientras Yoongi trataba de silenciar a sus progenitores, Jimin gateaba silenciosamente hacia la puerta para salir.

Al menos ya tenían hechos los chupetones.

—¡Alto ahí, muchachito! —alzó la voz la señora Min—. ¡Ya dijimos que de aquí no salen hasta que cojan! —Lo agarró de las piernas, arrastrándolo de vuelta a la sala.

—¡Ahh! ¡Ayúdame Santa Ramonaaaa! —Rasguñaba el suelo de madera, queriendo sostenerse de algo y escapar.

Jieun ya había regresado a la sala, tragando palomitas mientras observaba cómo sus padres hostigaban a los dos pendejos hormonales.

—¡Ya cojan! —les gritó.

Nota:

¿Les gusta los chupetones? Ya sea que se lo hagan o hacerlo.

Sinceramente, no le encuentro sentido a eso aunque se sientan bien. Me es raro, jajajja.

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