Prólogo.- Un mentiroso
Las mentiras son solo verdades a medias, ¿no crees? Mi ex solía decir que yo era muy buen mentiroso por mucho que no me gustaran las mentiras.
Imagina este plano conmigo durante un segundo.
Soy un chico de diecisiete años, castaño, vestido completamente de negro a excepción de los converse blancos que cubren mis pies y descansan sobre el pavimento. Estoy sentado en un banco en el parque, el cielo está gris, las nubes han cubierto el sol y aunque en el fondo el cielo siempre se verá azul, justo ahora solo una espesa nube lo cubre por completo. Aunque parezca que mi concentración está en la familia de hormigas que pasean delante de mí llevando hojas para el invierno, la verdad mi cabeza se encuentra divagando, como de costumbre. Pienso en aquella persona que un día amé, pienso en su cabello negro y despeinado, pienso en sus hoyuelos, aquellos que siempre quise que tuviera un hijo nuestro. Pienso en sus ojos de pupila grande e iris marrón, tan marrón que se confundía con negro. Pienso en todos aquellos recuerdos que dejó a su paso, en su sonrisa, en sus pequeñas manos, en lo que estará haciendo justo ahora.
Los recuerdos así funcionan, llegan de la nada para abrir heridas con la única excusa de hacerte sangrar.
Pero la historia no comienza ahí, no mientras la castaña de cabello ondulado se acerca a mí con lentitud, como si temiera que al verla rompa en llanto y me eche a llorar en ese mismo instante. Siento su cuerpo caer a lado del mío y aún sin verla sé que tiene esa sonrisa que nunca pierde, esos hoyuelos marcados en sus mejillas, esos ojos color marrón claro que me observan como si yo fuera lo más grande del mundo, pero claro, ella jamás aceptaría que siente por mí más de lo que demuestra. Los dos lo sabemos. Conocemos lo que el otro siente, pero ante los demás somos amigos que no se dan cuenta de los suspiros que le roba el otro. Más, como dije, no comienza ahí.
Comienza con mi ex, con su recuerdo, conmigo sentado en ese banco esperando la lluvia para irme, como siempre, esperando que llegue el límite antes de hacer realmente algo. Comienza con ese sentimiento que tengo por la castaña y el aún latente por la pelinegra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro