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Epílogo.- La mentira.

Te contaré que todo salió de maravilla.

Fuimos a terapia, arreglamos muchas cosas con Reyes. Nos hicimos novios, otra vez, su relación con mi hermana mejoró y mi madre la volvió a aceptar, fue un proceso largo, pero valió la pena. Su hermano, Joaquín, me recibió con algo de hastío, pero al final nos entendió. Con Charles se hicieron mejores amigos.

De Nora nunca más supe, la verdad, nos separamos y ni rastros de ella.

Amanda estudió pedagogía y se hizo maestra de un jardín para infantes, los niños la amaban y ella amaba a los niños. Yo estudié aeronáutica. Me fue bien, pero me aburrí y asumí mi papel en la empresa. Estudié finanzas y economía. Los años pasaron con mucha rapidez, tanta que apenas logré sentirlos. Pasaron navidades en la biblioteca, pasaron noches de desvelo riendo o jugando y pasaron muchas discusiones. Un sinfín de cosas que supimos resolver.

Ya no nos dejamos ir tan rápido y la verdad es que eso me alegra. Tras unos años le propuse matrimonio. Fue una fiesta hermosa aunque no recuerdo la mitad de lo que pasó. Yo solo podía observarla con su gran vestido blanco. Tuvo todo aquello que deseaba y fui feliz sabiendo que era yo el que se lo daba. Lanzó su ramo, tuvo su vals. Lucía tan feliz. Lucía hermosa. Aquello siempre le había sentado muy bien.

Un lustro más tarde, tuvimos un par de mellizos hermosos. Una niña y un niño. Elena y David. Tenían su cabello negro y sus ojos marrones, yo estaba en la gloria, no podía ser más orgulloso y estable. Ella llegaba cada noche y me besaba, yo jugaba con los niños y ella cocinaba, al finalizar el día nos besábamos bajo las sábanas y nos recordábamos los mucho que nos amábamos... Era perfecto todo.

Éramos felices. Ese es el recuerdo que quiero que te lleves. Ese es el final de esta historia, si deseas conservarlo, te recomiendo que ya dejes de leer...


Porque de pronto todo se pone oscuro y el sonido de la alarma me despierta...

El sol de la mañana me da en el rostro, parpadeo un poco mientras mis ideas se ordenan, hace mucho no tenía sueños tan largos y vividos. ¿Qué día es hoy? ¿Martes? ¿Jueves? ¿Fin de semana? ¿Hay trabajo? ¿Y las clases? Siento que hay algo importante que olvido... Joder, ¡Es hoy!

Me pongo de pie de forma imprevista, escucho al gato, que antes descansaba a mis pies, quejarse. Lo ignoro y fijo mi mirada en el reloj que tengo sobre la mesita de noche. Pasa de las 8am.

— Mierda —me quejo y paso las manos por mi pelo. Volteo sobre mi eje y descubro a la rubia que descansa a mi lado, duerme como si nada le afectara. Me acerco a ella y muevo su cabello con delicadeza—. Amor —la llamo y ella se queja en respuesta—. Amor —insisto.

— ¿Sí? —Responde, algo adormilada, mientras abre uno de sus ojos.

Su iris gris de pronto inunda todo en mi mente y sonrío.

— Pasan de las ocho, los niños —trato de recordarle.

— ¿No es sábado? —Reprocha y me encojo de hombros.

— Sí, pero Matías —menciono y la veo levantarse con emoción.

— ¿Es hoy? —Cuestiona y asiento— ¡Es hoy! —salta a mis brazos y me rodea mientras ríe.

Beso su cabeza y salimos juntos a la sala. Por suerte ambos duermen, caminamos en silencio hasta la cocina. Yo saco el pastel de la nevera y Patricia se encarga de sacar las velas. Hoy, doce de junio, nuestro Matías cumple cinco añitos, es un niño muy grande. Nos hace mucha ilusión porque, por su cumpleaños, iremos a un museo de dinosaurios y aunque nosotros no lo aceptaremos nunca, queremos ir tanto a ese museo como él. Patricia ubica las velas sobre el pastel, abre el grifo y se moja las manos para pasarlas por su rostro y por el mío. Al sentir su tacto sobre mis mejillas solo logro cerrar los ojos por inercia.

Vamos juntos hacia la habitación de nuestros hijos. Enciendo la luz una vez que nos encontramos ahí, el cabello castaño de mi hijo es sencillo de identificar aún entre todas las sábanas que lo cubren. Del otro lado de la habitación, en una cuna, una niña de rubia cabellera nos espera de pie. No sé cuánto tiempo lleva despierta, pero Noelia se despierta y se queda muy quieta, eso hace desde hace dos años, mejor dicho, desde que nació. Exactamente dos años.

— Mi niña —susurra mi esposa mientras carga a la menor. La pequeña acaricia el rostro de su madre y yo me acerco a la cama del niño.

— Mati... —lo muevo despacio y se queja. Idéntico a su madre.

— Es sábado —menciona con su tierna voz sin siquiera verme.

Observo a Patricia la cual me sonríe con la niña en brazos. Entonces comenzamos a entonar.

— Feliz cumpleaños a ti —decimos y Matías se sienta casi de inmediato. Aplaude con sus pequeñas manos y ríe.

Continuamos la canción con ayuda de Noelia la cual solo da melodía porque no habla mucho. Matías sonríe y apaga las velas. Si te soy honesto, no sabía que estaban encendidas. Algunas cosas pasan tan rápido que no te dan tiempo de procesar.

Por ejemplo, parece que fue ayer que yo fui a casa de Amanda y me llegó ese correo de que no iba a volver, pero no, fue hace poco o más de diez años. Han pasado muchas cosas desde entonces.

¿Recuerdas ese "imagina" que mencioné al inicio? Ya puedes dejar de imaginar, porque, como verás, eso no sucedió.

Reyes no volvió, ni para bien ni para mal.

Con Nora nunca dejamos de hablar, por suerte, de hecho tuvimos una bonita y sana relación, nos duró poco más de un año y me sentí sumamente feliz a su lado, Nora se convirtió en el amor de mi vida y, a pesar de todo, nos quisimos mucho. La mejor época de mi vida.

Pero, al final, me enamoré otra vez. Ella se llama Patricia y queda corto decirte que la amo. Tenemos dos hijos, como habrás notado, y son lo más bonito que jamás he tenido en la vida.

— ¿Qué pediste? —Cuestiona mi mujer.

— No pedí nada —dice el pequeño—. Agradecí porque tengo los mejores papás de este mundo mundial —grita con esa alegría e inocencia que solo puede tener un niño.

Dejo el pastel de chocolate con cuidado sobre la cama, porque si la ensucio mi esposa me mata. El niño salta a mis brazos y entre risas los cuatro terminamos abrazándonos. Somos felices, ¿bien? Muy felices.

La verdad, antes imaginaba que Amanda volvía. Íbamos a terapia, solucionábamos todo y teníamos una familia, pero la vida no es como uno la quiere, es como tiene que ser y por suerte la mía ha tenido que ser algo maravilloso.

— Vamos a hacer un desayuno riquísimo y luego comemos pastel, ¿sí? —Les notifico a los niños y ambos asienten.

Matías es el primero en separarse del abrazo y salir corriendo hacia la sala, Noelia forcejea un poco para pedir que la suelten y sigue a su hermano, se tropieza varias veces, pero hace el intento. Patricia y yo suspiramos.

— Te amo —dice y me da un beso corto en los labios. Su tacto es tan suave que logra estremecerme.

— Yo a ti, muchísimo más —menciono y sujeto su mano antes de dejar un beso sobre sus nudillos—. Esta mañana luces hermosa, reina —sonrío.

— Eres un adulador —se queja soltando pequeñas risas—. No tendremos más hijos —toca mi nariz y hala de mí hasta salir de la habitación.

— Mi amor, ¿ni uno?

— Tendrás que convencerme —me observa y sonríe.

— Me suena a que tenemos una cita, ¿te parece a las diez?

— Si haces dormir a los niños —menciona.

— Trato.

Bien, así es mi vida. No fue lo que te conté, no fue ese maravilloso sueño del que tuve que despertar.

¿Te gusta?

¿Qué prefieres?

¿Dónde te gusta más vivir?

¿La verdad o la mentira?


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Tuti 💕

Pd: Si llegaste hasta aquí, déjame decirte que tienes un sitio importante en mi corazón.

Aprovecho para invitarte (de forma cordial, no obligada) (te estoy obligando) a leer la siguiente historia: Girasol.

Vamos a conocer un poco de aquel fatídico romance rosa que tan loco tuvo a Jandry durante su juventud.

Ve. Conoce a plenitud el romance de Amanda y Jandry. Disfrútalo ¡Y no mueras en el proceso!

Muchas gracias por haberle dado una oportunidad al prosti 🥹

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