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Cap. 3.- Miedo


Bien, ahora estás en contexto de quién fue ella. Oh, casi olvido su nombre. Porque no, no se llamaba ella o girasol.

Se llamaba Amanda. Amanda Reyes.  Bueno, ahora sí estás en contexto.

Volvamos donde nos quedamos. 

Imagíname en escena, chico castaño de diecisiete años, tirando a dieciocho. Sentado en un banco con una castaña a lado la cual me sonríe. Sí, después de algún tiempo le dije a Nora lo que sentía. Nos besamos, aceptamos que ambos sentíamos lo mismo, pero lo dejamos porque yo no quería perder otra amiga, tenía miedo.

Ella había salido una vez ya con un amigo y aunque fue una buena historia y terminaron bien, también tenía miedo y aceptó mis temores. Quedamos de amigos. Nos gustábamos, mucho, pero no estábamos dispuestos a perdernos en esa ilusión.

Creo que es mentira eso de que el amor o los sentimientos mueven al ser humano, yo creo que el miedo los mueve y los frena. El miedo te dice hacia donde avanzar o donde retroceder, te dice cuándo correr o cuándo lanzarte sin paracaídas y arriesgarte a morir. Como en el amor.

El amor es eso, lanzarte del acantilado sin un paracaídas esperando a que la otra persona te atrape en el aire, lleve un paracaídas extra o simplemente te salve. No debería ser así. Yo siento de todo corazón que en algún momento el amor de verdad debería sentirse como estar en ese acantilado y que la otra persona te pida que no saltes, o que salten los dos juntos.

Si te pide saltar primero, no funciona. 

Si no salta contigo, no funciona.

Si salta sin ti, no funciona.

Si te empuja, no funciona.

¿Sabes qué? Mejor nunca te acerques a ese acantilado, ni mires hacia abajo, ni te muevas. Mejor sé feliz contigo mismo y no busques a nadie con quien saltar. No todos irán contigo. No todos son valientes. No todos te salvarán. No podrás salvarlos a todos. Al final, quien termina mal eres tú.

He sonado como el típico chico de libro al que le rompe el corazón la protagonista y por ello decide que la vida es una mierda y no se volverá a enamorar, ¿no? De esos que vuelven locos a todas, que tiene su porte de chico malo, fuman y sonríen de lado. Que tienen ese aire de que todo el mundo les cae mal, pero justo quien les gusta no.

Pues eso soy.

No fumo, lo intenté, me tragué el humo.

El porte de chico malo viene de familia. La abuela suele decir que mi padre tenía fama de mojar bragas con una sola mirada, pero quienes convivimos con él sabíamos que era un hombre con apego ansioso por los pingüinos, Bruno Mars y los gatos. Que dormía con medias donde cada dedo encajaba y se abrigaba de forma individual. Comía y dormía mucho. Amaba a sus hijos y a su esposa. Y nos enseñó a todos sobre lo maravilloso de la originalidad. Entonces no es algo que he escogido yo.

Algunas personas dicen que no pierdo esos aires ni con un suéter con cuello de tortuga, gorrito y guantes. Mi ex solía decir que me veía adorablemente malo.

Y claro, me caía mal, todos me caen mal, pero a ella la amé aún con eso porque fue mi excepción.

— ¿En qué tanto piensas? —Volteo la vista hacia ella y le sonrío.

— En mi ex —. Sí, lo mejor de Nora es que con ella éramos honestos, no guardábamos nada entre nosotros, sobre todo si se trataba de nuestros ex.

— Entiendo —, la veo removerse un poco incómoda, quizá sin saber qué decir y no la culpo.

— ¿Tienes planes para mañana? —pregunto, reclinándome sobre el respaldar del banco. Cierro los ojos un segundo, suspiro tratando de ordenar mis ideas y vuelvo a prestarle atención.

— No, todos tienen planes, pero yo no hice ninguno, ¿tú? —Niego dejando salir un chasquido de mi lengua contra mi paladar.

— Nada de nada. Mi vida es aburrida.

— Eso es modesto hasta para ti, idiota, seguro algún plan tienes.

— Sí, solo uno, vamos al cine —suena más como orden que como petición, pero en mi cabeza yo le estaba preguntando.

— Perfecto.

— Perfecto.

Quizá a una parte de mí le gustaba Nora porque con ella no daba miedo, porque ella no me pediría que saltase, pero piénsalo tú un segundo.

Alguien que te pide que no saltes, ¿te permite ser valiente y se preocupa por ti o solo ayuda a que tu miedo te frene porque sabe que no podría saltar a salvarte en caso lo necesites?

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