Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap. 2.- El final

Hasta el momento me veo como el malo, ¿no? No te preocupes si lo tomas así, siempre me ven así. Déjame te cuento cómo terminó antes de que podamos volver a imaginar con detalle todo lo que pasó después. Tenme paciencia.

— ¿Por qué no me dijiste nada? —dijo mientras lloraba.

Estábamos en mi casa, mis hermanos asomaban la cabeza de forma repetitiva por la puerta que daba a la habitación de mamá. Ella había salido y con la única intención de chismear ellos ocupaban su lugar. Bienvenidos a la familia Williams desde ya.

— Creí que podría controlarlo.

— ¿Controlarlo? ¡¿Controlarlo, Williams?!

— ¡Ya sé, sé que soy un idiota, pero te estoy siendo honesto!

— Y te agradezco mucho la honestidad, pero, ¿por qué, si sabías lo que sentías, por qué me ilusionaste otra vez?

— Porque te amo.

— Pero ella te gusta. Y le gustas.

— No me gusta, me atrae. Yo quiero un futuro contigo.

— No es cierto. Hace tiempo que ya no ves un futuro a mi lado. Acéptalo.

A ver. Yo te explico esta escena. Nora me atrajo. No quería nada con ella. En mi cabeza al contarle ambos buscábamos soluciones, mejorábamos como pareja, yo me daba cuenta que lo de Nora era una ilusión como esas que tuve antaño, éramos felices y todo eso. En mi cabeza nunca ella me gritaba y teníamos una discusión. Yo trataba de evitarlas después de la última que tuvimos. Hay cosas que no podré contarte, no porque quiero que estés de mi lado, sino porque no deseo que la veas de mala forma, prefiero que pienses, al igual que muchas otras personas, que el cretino rompe futuros fui yo. No me veas como la víctima. Mírame como el victimario. Ella me vio así, al menos unas tres veces. 

Si un día la ves y te dice que no es cierto, no le creas. Es mejor mentirosa que yo.

Yo sí la amaba. La amé más de lo que me amé a mí, la amé tanto que no supe irme a tiempo, pero eso ninguno de los dos lo vio.

— No quiero que te vayas —. Pedí, aun cuando era obvio que ya no se quedaría.

— No puedo quedarme, no así. Yo te amo, pero no merezco esto. Tú no vas a cambiar y eso no está mal, eres único y grandioso, un chico fantástico. Más, yo tampoco voy a cambiar mi forma de vivir, de ser y de esperar en una relación —. Mentiría diciendo que no lloré.­— Yo ya luché por ambos y eso jamás podrás reprocharme.

¿Ves que fui un idiota? Y espera que hubo más. No se acabó ahí. La mujer tenía tanto dentro que me sentí peor que un puto can regañado.

Cuando te lo cuento aquí, la verdad, parece no haber sido la gran cosa, pero en su momento fue el momento más canónico de mi vida.

— ¿Podemos al menos...?

— No, no quiero tener contacto contigo. Ni de amigos ni de nada. Si un día sucede algo, no recurras a mí pues sería abrir una herida y no quiero eso.

Bien, te explico por qué esto me dolió a mí. Por muy mierda que fuera y todo, por muy del asco que hubiéramos terminado, yo nunca hubiera dicho eso y ella lo sabe. Terminamos muchas veces y nunca se me ocurrió decirle eso. ¿Que qué esperaba? Quizá un «Tú has estado para mí, estaré para ti si me necesitas». No, eso fue lo último que recibí de ella. Ahí me di cuenta de que ella se amaba, casi lo mismo que me amaba a mí. Yo no. Yo no me amaba en lo más mínimo comparado a lo que la amaba. Yo estaba dispuesto a sacrificar mi salud emocional y un proceso largo de sanación por verla bien, por no dejarla sola, porque yo no quería que ella se sintiera así, porque para mí ella no lo merecía. ¿Qué dijo ella? Que me jodiera, en sus palabras. Puede que esté exagerando, pero así se sintió. Necesitaba amarme. No hubo más gritos. Si los hubo, no los recuerdo. Lo último que recuerdo es que ella se fue. Se fue entre gritos y llanto. Bueno, si hubieron más gritos.

Ese día me encerré en mi habitación. Deseaba desaparecer. O que ella regresara, que me abrazara, que dijera que no hablaba en serio. Que podíamos solucionarlo. Que todo estaría bien. O salir yo corriendo de ahí, seguirla. Llegar a su casa, besarla y pedirle perdón. Ponerme a sus pies, rogarle que se quedara. Decirle que dejaría cuantas personas fuese necesario aunque eso me matase por dentro, pero no lo hice. Ni ella volvió, ni yo la busqué. En lugar de eso me llegó un mensaje de Nora que pedía vernos. La ignoré, sí, no me sentía bien, pero cuando me recuperé, acepté. Dos semanas después, fui hasta casa de ella, quería ver si estaba, quería ver si ya no estaba molesta. Fui con flores, fui con una sonrisa y un traje de corbata que a ella le gustaba. Fui y descubrí que se habían mudado. Unos días después me llegó un correo recordándome aquello que yo ya sabía, que ella no llegó a mí y yo no supe cuidar de ella. Contesté el mensaje agradeciéndole por el tiempo vivido, diciéndole que vaya, que viva y que ojalá alguien la amase como yo no sabía. Ahí comenzó. 

Jamás había vivido el amor, así como jamás había tenido contacto cero y, como supondrás, jamás me había visto en la necesidad de superar a alguien. Lo hice bien, eso quiero pensar. 

El 99% de mí la olvidó, se volvió a ilusionar, volvió a escuchar y dedicar canciones. Volvió a besar, a sentir, a rozar de forma intencional, a sentirse nervioso y a cruzar miradas a la distancia. 

Pero, un 1% está aquí, contándote esto, recordándola y mostrándote todo aquello que anheló con ella. Tal como ella me enseñó. Porque ella me enseñó que el amor es para todos, pero no por eso todos saben cuidarlo o entenderlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro