Capitulo 10
Mientras el eco de sus palabras se desvanecía en las paredes frías del sótano, el silencio se volvió abrumador. La chica, aún inconsciente, estaba completamente a merced de su voluntad. Se acercó a ella, el palpitar de su corazón resonando en sus oídos, y acarició el borde de la mesa con una mano temblorosa de anticipación.
Observó cada detalle: el delicado contorno de su rostro, la forma en que la luz se reflejaba en su piel pálida. Era perfecta, pensó. Perfecta para la obra que había estado planeando durante tanto tiempo. Su mente se llenó de imágenes, de colores, de texturas. Visualizaba cada corte, cada trazo, cada cambio que haría para transformarla en algo sublime.
En un rincón del sótano, las herramientas esperaban, brillando como cuchillas de un cirujano. Hizo un gesto con la mano, y una risa suave, casi maníaca, escapó de sus labios. Este era su momento, su oportunidad para trascender la mediocridad de su vida cotidiana.
Se detuvo un instante, el aire cargado de tensión. Un pensamiento inquietante cruzó su mente: ¿y si ella despertaba? La idea lo perturbó, pero también lo excitó. ¿Qué pasaría si la chica abría los ojos y se encontraba con su creador? ¿Con el monstruo que había decidido convertirla en su arte? La posibilidad lo atraía, como un imán.
Desenfrenado por la emoción, se acercó a su mesa de trabajo, donde las herramientas brillaban con una fría promesa de transformación. Comenzó a prepararlas, su mente un torbellino de ideas. No solo se trataba de alterar su cuerpo; también quería capturar su esencia, su alma. Necesitaba que su creación respirara, sintiera, viviera.
Finalmente, tomó una respiración profunda y se volvió hacia ella. Sus ojos se encontraron con los de la chica mientras comenzaba a despertar, la confusión y el miedo en su mirada. En ese instante, un escalofrío recorrió su espalda. La obra estaba a punto de comenzar, y él era tanto el artista como el espectador.
-No tengas miedo -dijo con voz suave, aunque un tono de locura se filtraba en su timbre-. Estás a punto de ser parte de algo grandioso.
La obra maestra de su vida estaba a punto de cobrar vida, y no había vuelta atrás.
Mientras la chica comenzaba a recobrar la conciencia, sus ojos se abrieron lentamente, parpadeando contra la luz tenue del sótano. El horror y la confusión se reflejaron en su rostro cuando se dio cuenta de su situación. Intentó moverse, pero las ataduras de acero la mantenían firmemente sujeta a la mesa.
Tae observaba su lucha con una mezcla de deleite y frustración. La desesperación en sus ojos era un espectáculo que lo excitaba; era una reacción pura, casi primitiva. Pero no quería que se desvaneciera tan pronto. Quería prolongar el momento, hacer que cada segundo contara. Después de todo, el sufrimiento era una forma de arte.
-Vamos, relájate -susurró, acercándose más a ella, su voz suave como la seda pero cargada de una amenaza latente-. Esto es solo el comienzo.
Se dio la vuelta y caminó hacia su mesa de herramientas, donde un frasco de vidrio contenía un líquido amarillento, burbujeante. El ácido era un compuesto poderoso, y él había aprendido a manejarlo con precisión. Cada gota era una obra maestra en sí misma, capaz de transformar el dolor en algo indescriptible.
Regresó a su lado, observando cómo la chica intentaba entender su nueva realidad. Ella lo miró con incredulidad, y un escalofrío recorrió su cuerpo.
-¿Qué me has hecho? -su voz temblaba, pero había un destello de valentía en sus ojos.
-Todavía no has visto nada -respondió Tae, levantando el frasco, dejando que la luz se reflejara en su contenido-. Esto es solo el primer paso hacia tu transformación.
Con cuidado, vertió una gota de ácido en una pequeña cuchara de metal y se acercó a su piel. La chica contuvo la respiración, sus ojos ampliándose en un instante de pura terror. Tae sonrió, disfrutando de su miedo.
-Voy a mostrarte cómo el dolor puede convertirse en belleza -dijo, y con un movimiento rápido, aplicó la gota en su brazo.
El ácido hizo contacto, y un grito desgarrador llenó el sótano, resonando en las paredes de concreto. La piel comenzó a burbujear y a cambiar de color, como si una obra maestra estuviera gestándose en su carne. Tae observaba con fascinación, sintiendo que cada segundo lo acercaba más a su objetivo.
-Siente esto -le dijo, su voz casi un susurro, mientras ella se retorcía en agonía-. Siente cómo el dolor se convierte en parte de ti.
La chica luchaba contra las ataduras, su rostro distorsionado por el sufrimiento. Pero en medio de su agonía, Tae notó algo: la resistencia. A pesar del dolor, ella no se rendía. La admiración creció dentro de él. Esa chispa de lucha era lo que él necesitaba para llevar su arte a un nuevo nivel.
-No te preocupes, querida -explicó con un tono casi paternal-. Este proceso es necesario. Cada gota de ácido, cada corte, te acercará a la perfección.
Vertió más gotas, cada una creando un patrón de dolor y transformación en su piel. La chica gritaba, pero en su mirada había algo más, una lucha interna entre el miedo y una fuerza que ella misma no entendía. Tae se sintió inspirado.
-Veo que tienes espíritu -dijo, sus ojos brillando con locura-. Eso es bueno. La resistencia solo hace que el proceso sea más hermoso.
La tortura continuaba, cada gota de ácido una nota en una sinfonía de sufrimiento. La habitación estaba impregnada del aroma del metal y el formol, mezclado con el sudor y las lágrimas. Pero para Tae, todo era parte de su creación.
Mientras la chica seguía gritando, él se dio cuenta de que, a pesar de su sufrimiento, ella estaba empezando a transformarse. No solo físicamente, sino también en su esencia. El dolor estaba esculpiendo algo dentro de ella, algo que él podría moldear.
-Pronto, serás perfecta -murmuró, mientras la frialdad del sótano se cerraba a su alrededor, y el arte de su tortura se convertía en una danza macabra, donde el dolor y la belleza se entrelazaban en un abrazo mortal.
En su mente, cada grito se convertía en un verso de su sinfonía, y cada lágrima, en un color que pintaría su obra maestra final
-¿Ves? -dijo, inclinándose hacia ella-. El arte requiere sacrificio. Este es solo el primer paso en tu viaje. Pronto entenderás que el dolor puede ser liberador, una forma de trascender lo mundano.
Ella respiraba con dificultad, su mente tratando de escapar de la realidad. Pensamientos caóticos la inundaban, pero en medio del horror, una chispa de rabia comenzó a surgir. No iba a permitir que la destruyera sin luchar.
-Eres un monstruo -logró articular, su voz un susurro tembloroso pero firme.
Tae se rió suavemente, como si esa revelación fuera algo nuevo para él.
-Quizás, pero recuerda que todos llevamos un monstruo dentro. Solo que yo lo he abrazado. Tú también tendrás esa oportunidad.
Con un gesto, hizo que el frasco de ácido brillara de nuevo a la luz tenue. La chica se dio cuenta de que su mente estaba trabajando a toda velocidad, buscando una forma de escapar de su inminente destino.
-No me vas a romper -dijo, su voz ahora más fuerte, mientras se esforzaba por mantener la calma-. No permitiré que me hagas esto.
Tae se detuvo, intrigado por su resistencia.
-Interesante -murmuró-. Tal vez no seas tan fácil de moldear como pensé.
Se giró, dejando a la chica con sus pensamientos. Caminó hacia un rincón del sótano, donde había un lienzo en blanco, listo para recibir su obra maestra.
-El sufrimiento es solo una parte del proceso -gritó desde la distancia-. ¿Vas a ser mi musa o simplemente otra víctima?
Ella cerró los ojos, tratando de bloquear su voz, buscando dentro de sí una chispa de esperanza. Sabía que necesitaba un plan, una forma de liberarse de las ataduras que la mantenían prisionera.
Mientras Tae se concentraba en su lienzo, la chica empezó a observar su entorno. Había herramientas esparcidas por el suelo, algunas tan afiladas que podrían cortar las cuerdas que la mantenían sujeta. La desesperación se estaba convirtiendo en determinación.
-No me subestimes -murmuró para sí misma, una nueva resolución creciendo en su interior.
Con cada segundo que pasaba, su mente se llenaba de ideas, y el deseo de sobrevivir se apoderaba de ella. No iba a ser solo una víctima; iba a luchar.
Taehyung miró a la chica con desprecio mientras la risa aún resonaba en sus oídos. Ella, desesperada, suplicaba con lágrimas en los ojos que la dejara ir, que haría lo que fuera necesario para salir de esa situación.
-Por favor, no me hagas esto,- decía, su voz temblorosa, pero él solo se burlaba de su impotencia.
-Nadie sale vivo de aquí,- respondió, sus palabras cargadas de una fría certeza que la llenó de terror. Con un movimiento rápido, levantó el frasco que contenía el ácido, listo para desatar el caos que había planeado. Pero justo cuando estaba a punto de actuar, su teléfono sonó, rompiendo la tensión del momento.
Era un guardia de la prisión, la voz del hombre era grave, pero Taehyung sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando escuchó las palabras que no esperaba.
-Tu padre está en libertad, -dijo el guardia. El mundo pareció detenerse por un instante, y mientras la chica seguía suplicando, él no podía concentrarse en ella; su mente estaba en otro lugar.
Con el teléfono pegado a su oído, escuchó la voz de su padre, más fuerte y clara que nunca.
-Hijo, salí en libertad. Necesito tu ayuda, -decía con una mezcla de desesperación y determinación. En ese momento, una sonrisa siniestra se dibujó en el rostro de Taehyung.
La idea de su padre libre, después de todo lo que habían pasado, lo llenó de una energía oscura y renovada.
-¿Ayudarte? Claro que sí, -murmuró, desatando un torrente de pensamientos maliciosos. La chica, que aún estaba a su merced, no se dio cuenta de cómo su destino había cambiado en un instante.
-Lo siento, pero parece que tengo otros planes ahora,- le dijo a la chica, dejando caer el frasco de ácido al suelo, donde se rompió y empezó a burbujear. El aroma ácido llenó el aire, y ella retrocedió, horrorizada. Taehyung, sin apartar la mirada, se giró y empezó a caminar hacia la salida, ya no le importaba su súplica.
Mientras se alejaba, la voz de su padre resonaba en su mente. Había una oportunidad, una nueva dirección que tomar. La chica, olvidada, quedó sola, atrapada en su propio miedo, mientras Taehyung se adentraba en la oscuridad de su nuevo futuro, con una sonrisa que prometía venganza y un deseo ardiente de recuperar el control sobre su vida.
Les traigo un nuevo capítulo
Que ideas tendrá taehyung o peor la chica escapará?
Eso lo veremos después 🫣🫣
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