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✺ Capítulo 7 ✺

"Cool kids"

Living la vida loca- Patent Pending.

Mallory:

Jasper no mintió.

Weston subió el comunicado a la página de la escuela sobre la cancelación de labores a las siete de la mañana.

Era cierto. No tenía ni puñetera idea de cómo se manejaba el sur, pero por lo poco que me contaron a la hora del desayuno, seguir las reglas no es algo muy común en la comunidad.

Era supervivencia más que rebeldía.

Griffin relató que muchos de los chicos de su sector estaban metidos en cosas de pandillas, carreras clandestinas, venta de alcohol y otras cosas que probablemente no eran nada buenas. Pero no parecía demasiado extremo. Era un tipo de diversión distinta, así lo llamaban ellos. El norte era tranquilo, relajado, la mayoría de los adolescente venían de familias bien acomodadas y adineradas, así que los permisos no es que fueran un problema. Las fiestas tampoco eran escasas y menos las cosas ilegales, pero al ser personas de dinero, conocer el peso de la ley no es algo normal o que repercuta realmente en sus vidas.

Cegados. Privilegiados.

No tenían idea de lo que era pasar hambre o no tener un lugar en el cual dormir por las noches. Y no era su culpa, por supuesto, sus padres les estaban dando la vida que ellos creían sus hijos merecían. Lo que si entraba en las cosas que decidían ignorar, era la forma grupal en la que se descartaba la humildad y los buenos modales.

M. A. L. S:
Salma:
¿Qué fue lo qué pasó?

Laura:
Molly ¿Ya no estás con Mark?

America:
El tipo está hecho un caos.

Laura:
James me dijo que terminaron anoche. Mark se fue a beber después con el equipo, ahora están aprovechando el día libre para arreglar a su capitán.
No me ha dicho nada más.

America:
Carlo tampoco ha sido tan explicito con el tema. Solo dijo que Mark estaba muy mal.

Salma:
¡Mallory con un coño! Responde los jodidos mensajes.
¿En donde estás?

Mallory H:
Viva aún, soltera y con mucho sueño.

Laura:
¿Qué fue lo qué pasó? ¿Estás bien?

Salma:
Fuimos a buscarte, pero no nos dejaron subir al edificio.

America:
¿En donde pasaste la noche?

Mallory H:
En casa de Jasper Henderson.

Laura:
???

America:
???

Salma:
Necesito signos de interrogación más grandes.
???????????????

Mallory H:
Estoy bien, nos veremos mañana en la escuela.

Laura:
¿ESTÁS LOCA?

America:
Por supuesto que no Molly, vamos por ti.

Salma:
¿No nos necesitas?

¿Lo hacía? No tuve tiempo de pensar en lo que realmente importaba hasta ahora que ellas lo mencionaron.

Me habían engañado.

Mi novio de dos años de relación. Decidió que ponerme el cuerno y pagarle a otra chica para guardar silencio era algo que no debía importarme.

¿Qué fue lo que dijo? Que no significó nada.

Maldito gilipollas engreído.

Necesitaba... ¿Qué? ¿Llorar? Nunca había llorado por un chico, creo que ni siquiera llegué a considerar que eso era lo normal, no había nada que hacer, se terminó y listo.

Se terminó...

Laura:
Molly ¿Quieres estar sola?

America:
Si es así haznos saber, pero por favor, dinos algo.

Salma:
A cómo se te ocurra no responder, soy capaz de pagar por saber en donde mierda vive Henderson.

Laura:
Envía un punto si estás secuestrada.

Mallory H:
¿Pueden verme en una hora en mi edificio? Voy a mudarme.

Salma:
Llevo la camioneta.

America:
Y yo cafés y pañuelos.

Laura:
Llevaremos a Valerio y Tommy también, necesitaremos muchas manos.

Los chicos no home permitieron darles dinero para ayudarme con la mudanza.

Tercos.

Ibamos camino a los edificios Birk. Griffin, Harvey y Ander en la camioneta de Izan y yo con Jasper, en su Harley Davidson Breakout cromada. Bonita moto la verdad.

Mi mejor amigo se ofreció a llamar a todo el equipo para ayudarme a cargar cosas, pero me negué rotundamente. Ya era demasiado lo que estaba haciendo por mi como para añadir también un favor grupal.

Cuando la moto se detuvo detrás de la enorme camioneta de batea naranja de Salma, saltaron y corrieron sin esperar a que pusiera un pie en la acera.

La atención me abrumó por lo que tuve que parpadear para evitar el dolor de cabeza.

—¡Mierda Molly! Estábamos preocupadisimas —Laura me tomó del rostro cerciorándose que no hubiera rastro de ningún rasguño, me estremecí un poco incomoda ante el contacto repentino—, está intacta.

—¿Qué fue lo qué pasó? El equipo está hecho un caos —confesó America pasándose una mano por la cara.

—¿El equipo a quién coño le importa America? ¿Qué fue lo que te hizo Molly? ¿Qué pasó? —preguntó Salma con los brazos cruzados.

Fue entonces cuando las tres se dieron cuenta de la presencia de Jasper y de la camioneta de Izan que ya estaba aparcando detrás de la moto.

—Más te vale haber cuidado de ella —sentenció Salma apuntando a Jasper con un dedo—, porque te juro que si no fue así, haré que tu cuerpo duela de...

—¡Buenooooo! Veo que el buen humor como porrista perdura aquí —interrumpió Jasper bajando de la moto—, iremos, no sé, a perdernos un rato en lo que te pones al día.

Se agachó un poco dejándome un beso tronado en el hombro, para después dar la vuelta y caminar con los chicos hacia el pequeño parque de la esquina. Cuando regresé mi atención a ellas, Valerio y Tommy también se alejaban siguiéndolos para darnos privacidad.

—¿Desde cuándo eres tan cercana a Henderson? —preguntó America sin quitarles la mirada de encima—, están buenos ¿No? Debería ser como anormal que todos se vean bien.

—Son jugadores de Basketball, por ley están guapos —afirmó Laura—, y yo tengo novio así que probablemente debería abstenerme a opinar.

—A mi todos los hombres me parecen unos idiotas —contestó Salma—, pero esa es mi opinión, acepto las suyas porque no todos pueden ser sensatos en esta vida.

—Vale, maestra de la perfección, hora de cerrar la boquita —ordenó Laura rodando los ojos—. ¿Quieres subir? ¿O prefieres hablar aquí?

—Te traje un Frappuccino de vainilla —America alzó la pequeña bandeja de cartón en donde solo quedaba mi vaso—, supusimos que lo necesitarías.

—También unas McDonald's, sabemos que son tus favoritas —dijo Salma con una mueca, el pecho se me calentó un poquito, sonreí.

—No hacía falta que vinieran chicas, pero agradezco el apoyo.

—No digas tonterías, ¿En dónde más estaríamos si no?

—Laura tiene razón, Molly, cuando nos llamó para decirnos lo que James ya le cotilleó, nos preocupamos, se supone que tú y Mark estaban bien.

—Lo estaba Ame, o al menos eso creí yo. —Decidí llevar la conversación a un lugar más privado, el portero era trabajador de la familia Birk y por lo tanto, era alguien del que tenía que cuidarme.

Una vez en el departamento, caminé a la pequeña habitación, saqué las maletas que tenía debajo de la cama y comencé a meter la ropa sin cuidado, las chicas hicieron lo mismo, sin preguntar si podían, simplemente se pusieron a la labor.

—Me engañó con Rita Jones.

Las manos se detuvieron y las cabezas se alzaron, me hice pequeña en mi lugar, tanta atención era demasiada como para soportarla sin ponerme a llorar, solté un suspiro largo y di media vuelta.

—Si las miro y se que me están mirando, me dará un ataque y no necesito eso ahora mismo.

El silencio duró quizá unos tres minutos, supuse que se encontraban decidiendo quién hablaría primero o que me dirían.

—No tienes que decirnos nada si no te sientes lista Molly —dijo Laura y por el tono que utilizó, estaba segura de que la preocupación no se iría fácil.

Era mi pequeño equipo.

No me di cuenta que al igual que Jasper, yo tenía personas que me respaldaban. Fui tan desapegada y ciega que no noté lo importante que era para ellas y lo mucho que les interesaba mi bienestar. No estaban aquí por Mark o por lo que se supone debía pasar ahora con nuestro círculo. Estaban aquí por mi, para apoyarme, consolarme y aconsejarme.

Eran... ¿Amigas?

¿Así se sentía?

—Nunca me agradó —soltó Salma de pronto, escuché un pequeño golpe y luego una protesta, di la vuelta encontrándome a Laura a punto de meterle un calcetín en la boca mientras América intentaba separarlas y todo esto en silencio—, lo siento.

—No te disculpes, a nadie le agradaba.

—Bueno, en eso tienes razón —America asintió en mi dirección. El cabello corto rubio remarcaba su rostro ovalado a la perfección.

Tenía unos ojos cafés preciosos, un poco rasgados, la nariz puntiaguda y los labios gruesos. El cuerpo lleno de curvas que cualquier persona en su sano juicio envidiaría. Era muy bella. Todo el tiempo se la pasaba sonriendo y preocupándose por los demás.

Laura tenía el cabello castaño cobrizo, pegándole al pelirrojo claro pero sin llegar a él. Ondulado natural y con una pequeña trenza de lado que la hacía parecer de menor edad. Pequeña y delgada, rostro afilado. La flyer de la escuadra y la más graciosa de las cuatro, aunque centrada cuando los temas eran serios. Era un desastre con la escuela y por ello se esforzaba mucho más en los entrenamientos, sin beca deportiva decía que no podría ir a la universidad al menos que sus padres pagaran. Tenía una relación de un año con James Cox, el mejor amigo de Mark y la verdad es que James era un excelente chico.

Digno del amor y cariño de Laura. Aunque ella se negara en público que le encantaba recibir toda la atención de su chico en cualquier lugar en el que estuvieran.

Salma, bueno, ella no necesitaba descripción. Fuerte, independiente, luchadora y un poco borde cuando se lo proponía. Con una piel morena que llamada tanto la atención como su cabello rizado. De esas bellezas que te golpeaban.

¿Y yo? Yo no sabía en donde encajaba con ellas.

Creí que ser la amiga relleno era mi función, pero en ese momento ya no lo tuve tan claro.

—Ya que estamos siendo honestas, nunca creímos que Mark fuera realmente una persona que te mereciera —desveló Laura, incómoda—, no dijimos nada porque no sabíamos si te agradaría que lo hiciéramos.

—Yo pensé en hacerlo varias veces la verdad, pero ellas no me dejaron —declaró Salma alzando los hombros con desinterés.

—Los chicos lo odiaban antes de esto y ahora parece que lo único que quieren es acabar con su vida, me aterra lo que puedan llegar a hacer cuando lo vuelvan a ver.

—¿De dónde salió eso? Tu siendo amiga, como, amiga, amiga de los populares del Sur, joder, no nos esperábamos eso —confesó America jugueteando con las puntas de su cabello rubio—, parecen más que recién conocidos.

—Hace meses se dió, soy amiga de Jasper desde el verano, el me los presentó.

—Mira, quien lo diría, con razón nunca estás aburrida Molly teniendo a cinco chicos del Basket a tu lado, ya me imagino cómo te entretienen.

—¡Laura! —Se escandalizó America—, deja de pensar siempre en follar ¿Quieres?

—¿Entonces son amigos y no enemigos? —preguntó Salma arqueando una ceja.

Iba a responder cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y la melena rizada de Tommy apareció.

—Tienen que venir a ver esto.

Las cuatro nos observamos alarmadas para salir disparadas del lugar y bajar las escaleras de dos en dos, pudimos habernos matado definitivamente. Nos detuvimos en seco cuando James, Luc, Carlo y Mark aparecieron en nuestro campo de visión, frente a ellos Jasper y los demás.

¡Mierda!

Valerio estaba preocupadamente enojado, nunca en mi vida lo había visto así. Era el gracioso de la escuadra, la persona a la que nunca nos imaginamos ver furioso. Pero su metro ochenta ahora parecía mucho más amenazante que con el uniforme de porrista. Ni siquiera noté cuando Salma, Laura y America saltaron hacia Mark, pero ahora se encontraban gritándole y empujándolo para que se alejara.

Jasper me miró expectante y fui incapaz de reaccionar, si hacía un movimiento en falso que pudiese tomar como luz verde, los golpearía, si no hacía nada, también lo harían, así que tenía que actuar rápido.

Cuando caminé hacia Mark, las chicas se hicieron para atrás, uniéndose en una fila detrás de mi, flanqueando mi retaguardia como si fuera una especie de pelea a punto de iniciar.

—¿Qué haces aquí?

—Molly, él quiere...

—Tú cállate James que a ti no te preguntó —ordenó Laura, el chico se hizo pequeño en su sitio en cuestión de milisegundos.

Sonido de latigazo.

—¿Entonces? —Volví a preguntar con los brazos plantados en cada esquina de la cadera.

—No respondías los mensajes, necesitamos hablar, sacaste de contexto lo que sucedió anoche.

—¿En serio? Mira, pues no me parecía que estuvieras planeando un evento cuando vi tu pene dentro de Rita ¿Qué hacías exactamente?

—¡Mierda! —susurró Carlo buscando la mirada de America, quien se negaba rotundamente a regresarsela.

Eran mejores amigos desde el jardín de niños hasta donde yo sabía. Lo último que quería era dividir a las chicas y alejarlas de ellos. Pero no pareció molestarles estar de mi lado.

—Vale, si, estábamos follando, pero no puedes culparme.

—¿No? —La ira que permanecía dormida comenzó a despertar—, por supuesto, fue mi culpa por no tocar la puerta antes de entrar a tu habitación, mis modales ¿Cierto?

—Mallory, no seas exagerada.

—¿Exagerada? No, si solo estoy jugando tu juego, eres el rey del drama.

—Eso no es cierto, ya te dije que no significó nada.

—¿Y se supone que debo creerte?

—Tienes, no se supone, soy tu novio.

—Ya no.

—Se termina cuando yo lo diga, no cuando tu quieras.

—Yo lo mato —Salma estuvo a punto de saltarle encima pero Izan se movió con rapidez para llevársela lejos.

Pobre, terminaría golpeado.

—No te quiero ver y si no quieres que mis chicos te lo hagan saber de una manera nada calmada, más te vale largarte.

—A sí, tus obras de caridad del mes —añadió despectivo—, Henderson y su pandilla de ratas callejeras ahora se supone que te protegen ¿Verdad?

—Cuidado, Birk, te recomiendo que empieces a cuidar tus palabras. —La voz de Jasper se escuchó aún más gruesa de lo normal, di la vuelta para señalar las escaleras con la mirada, él asintió, guiando a los chicos al apartamento.

No sin antes darme una última repasada, precavido.

—Estaré al pendiente por si necesitas ayuda —murmuró Valerio antes de desaparecer por las escaleras del edificio detrás de los chicos.

El portero no estaba. ¿Ahora en donde mierda se metió? Justo cuando lo necesitaba decidía dejar de ser un cotilla.

—Tu no te vas a ir de aquí, arreglemos esto, déjalo pasar Mallory, me equivoqué, pero todos lo hacemos. —Intentó acercarse y fue Tommy quien dió un paso al frente.

—Retrocede.

—¿Disculpa?

—Si vas a hablar con ella, hazlo con cinco pasos de distancia.

—No te metas idiota llorón, mejor ve a ponerte tus mallitas, callado pareces más hombre.

Iba a responder cuando una bebida se lanzó directo a la sonrisa de satisfacción de Mark.

América.

Carlo retrocedió ante el acto de su mejor amiga y sólo bastó que Laura se acercara para que James también se alejara, la pequeña Lau le pisó el pie haciéndolo doblar el cuerpo hacia abajo. Y fue en donde reaccioné, alejé a las chicas que estaban a punto de enterrarle las uñas en los ojos.

No necesitaba que él se fuese contra ellas.

—No vuelvas a meterte con mi escuadra y mucho menos conmigo, hemos terminado Mark, asúmelo.

—¡Mark carajo! vámonos de aquí. —Le ordenó Luc, pero él no se rendiría tan fácil, lo conocía de sobra.

Montaría un maldito show digno de obra de teatro, llamaría la atención para que todo el edificio se enterara, para que creyeran que era la víctima y no el culpable.

—¡Estás loca! ¡Tú eres mía! estuviste de acuerdo cuando comencé a pagar tus estúpidas cosas y te di un jodido lugar en donde dormir.

—¡Cierrenle la boca antes de que vaya yo a hacerlo! —El grito de Salma rompió el aire, seguía apresada por Izan a quien se le estaba complicando retenerla entre sus brazos.

¿Cómo es que un tipo de uno ochenta y tantos no era capaz de contener a alguien una cabeza más pequeña que él? Los hombres no servían para nada.

—Me debes más que un acostón de vez en cuando Mallory, lo sabes muy bien.

—No te debo una mierda y ya he hablado con tu madre, he depositado todo el dinero que se descontó por estar saliendo contigo, así que cierra la boca de una maldita vez.

Quiero golpearlo, quiero hacerlo llorar, hagámoslo llorar.

No fue fácil, mi madre estaba molesta, mi padre todavía no lo sabía, pero esperaba que no se lo fuera a contar. Eran unos pocos cientos de dólares, pero me sentó fatal tener que hacer que mi madre gastase un dinero que no tenía previsto, en mí.
Estaba a dos de explotar por los nervios y lo último que me faltaba, era perder la cabeza y terminar rompiéndole el craneo contra el pavimento.

Mi madre podría apelar por mi si llegaba a juicio, pero mi carrera se arruinaría, así que mantener las ilegalidades a raya fue primordial.

Hasta eso, tenía suerte el cabrón.

—No lo voy a repetir, desaparece.

—Vienes conmigo. —Intentó tomarme del brazo pero fui más rápida y lo enganché haciéndolo gritar de dolor—. ¡Suéltame! ¡Suéltame, Mallory!

—Pídeme perdón —grité ejerciendo presión en la llave que mi padre me enseñó cuando cumplí catorce años, su cuerpo de dobló hacía enfrente—, si luchas te lo vas a romper.

—¡Suéltame maldita loca! —Puse más fuerza hasta que escuché que tronó, entonces lo solté.

—Ni un minuto más aquí, fuera.

Quería un espectáculo. Se lo di.

Creía que esto se solucionaría como estaba acostumbrado. Estaba equivocado. Di media vuelta para después escuchar insultos que me imaginé fueron por parte de las chicas.

Cuando llegué al departamento, los chicos ya habían levantado todo y estaban a punto de bajar.

—Quiero irme de aquí.

—Vale, subimos las cosas a la camioneta y...

—Jasper, ahora.

Asintió, pasándole la caja que tenía en las manos a Izan quien a zancadas entró al lugar, le di las llaves a Harvey para que se las entregara al portero y no miré atrás ni una sola vez. Valerio y Tommy dieron una última repasada al lugar cerciorándose de no haber olvidado nada. Bajamos las escaleras en silencio y cuando llegamos al aparcamiento, Mark y los demás apenas se subían al lujoso auto en el que perdí la virginidad un año atrás.

Merecía mucho más que eso.

Mucho más que sobras. Que interés de vez en cuando. Mucho más que ser la pareja trofeo del capitán del equipo de Americano.

Tomé el casco que Jasper me ofreció, subí detrás de él abrazándolo por la cintura y nos esfumamos del complejo habitacional Birk, dejando una gigante nube de humo detrás.

Las escenas de las películas en donde dos grupos totalmente diferentes de personas se ven en la necesidad de juntarse en un solo lugar, siempre me habían parecido graciosas.

Y esta no era la excepción.

Las chicas sentadas en el sillón largo pegado a la pared del salón de Izan. Mientras Jasper y los demás de pie, frente a ellas, incómodos.

—¿Aquí es la guarida de los Tigres entonces? —preguntó Laura rompiendo el silencio—, creí que estaría tapizado de posters de mujeres desnudas y esas cosas.

—¡Laura! —susurró America pellizcándole el brazo—, está bromeando.

—Yo creía que vivían en un basurero para ser honesta —confesó Salma recostándose en el sillón para ponerse más cómoda.

Valerio y Tommy decidieron volver a sus respectivas casas después de traer todas mis cosas, dijeron que nos darían espacio para hablar y que mañana en la escuela debíamos ponerlos al día o se saldrían de la escuadra.

No fue broma, era una amenaza real.

—¿Qué nos creíste? —preguntó Griffin confundido—, por supuesto que tenemos un hogar limpio y cómodo.

—Eso es gracias a mi —dijo Harvey con una sonrisa—, la suciedad me molesta.

—¿Y por qué vives con cuatro chicos que claramente se bañan una vez al año? —preguntó Laura alejando rápidamente el brazo del costado de America que estaba dispuesta a volverla a pellizcar—, que te calmes mujer, es una broma.

—Yo si pienso que no se bañan —Volvió a añadir Salma, como si se necesitara más confirmación de lo poco que se fiaba de ellos.

—Nos bañamos, vivimos en un lugar limpio, sabemos fregar trastes, ocupar una lavadora y cocinar, somos seres totalmente funcionales —aseguró Jasper lanzándome una sonrisa—, aunque si a ustedes les va la mugre, yo no me meto.

—¿Han pasado mucho tiempo pensando en donde vivimos? —preguntó Ander subiendo y bajando las cejas—, soy irresistible, pero eso me parece más a acoso.

—Tengo novio —aclaró Laura—, y no, no te creas tan importante, solo nos da curiosidad, como a cualquier persona en el planeta.

—Pues a mi no me...

—¡Ya entendimos Salma! A ti nada te gusta, nada te agrada, todo te molesta, todo te estresa —America hizo que todos abriéramos la boca con sorpresa—, no he comido, y esta ya me puso de mal humor con sus quejas.

—Esta tiene nombre.

—Ya la hiciste enojar estúpida —susurró Laura alejándose de America quien ahora parecía mucho más peligrosa—, hoy no quiero morir, así que personas que dicen ser funcionales ¿Algo que darle a la bestia rubia?

—Dejé bandejas de carne descongelándose antes de irnos, en quince minutos alimentamos a la pequeña puddle gruñona —Griffin entró a la cocina seguido de Laura, y Salma, al ver que las cosas estaban aburridas en el salón, decidió seguirlos.

—¿Qué lugar ocupas tu en el grupo? —preguntó Jasper abrazándome por detrás.

Olía a a desodorante masculino y hierbabuena. La barba incipiente que crecía en su mandíbula me hizo cosquillas en los hombros, me removí para alejarlo, pero no dejó de abrazarme.

—Honestamente no lo sé —admití mientras observaba cómo Ander intentaba hacerle un truco de magia a America con una moneda.

Harvey estaba más atento al truco que ella, e Izan, bueno, él ya se había dormido.

—¿Cómo que no sabes? —preguntó America con el ceño fruncido—, esto me ofende.

—Es que nunca he sabido en qué categoría entro en los grupos.

Rockstar, eso es muy triste —respondió Ander haciendo puchero con la boca.

—Dinos America, ¿Quién es Mallory? —cuestionó Jasper atento—, aquí es la que pone el orden y nos calienta, las dos cosas a partes iguales.

—¡No seas guarro!

—Pero si estoy diciendo la verdad.

—Es cierto —Harvey sintió la necesidad de confirmar las estupideces de Jasper.

—En el grupo, yo soy un poco tímida.

—¿Un poco? —La voz de Laura llamó nuestra atención—, eres demasiado mentirosa, eso si, se los explico brevemente, America es la risueña, yo soy la graciosa y Salma es la odia al mundo tres mil ¿Quién falta?

—El centro —dijo Ander—, falta lo impredecible, lo que no se espera, la que apoya y reconforta pero a su vez lidera y organiza.

—La extrovertida con el mundo pero reservada también. Eres la chica dorada Rockstar, no me extraña —Contestó Jasper con una sonrisa.

—¿La qué? —pregunté confundida.

—Sin Molly hubiéramos perdido la cabeza en nuestro primer año —Salma se unió a la conversación dejándose caer en el sofá en donde Izan estaba durmiendo, ahora solo la veía con ganas de querer patearla, gracias al cielo no lo hizo—, yo no me hubiera animado a entrar a la escuadra, America no sabría que su sonrisa ilumina a todo el mundo y Laura hubiera repetido el primer año.

—¡Idiota! Eso no se dice —Laura le lanzó el cucharón que tenía en la mano pero Salma fue más rápida y este dio justo en la frente de Izan.

—Uy... —Harvey y Ander se pusieron de pie, alejándose de la gran explosión que se avecinaba.

Esto terminaría muy mal.

—Ustedes tienen un puddle gruñón si no come, nosotros, bueno —Jasper me colocó detrás de él, y Ander tomó la sabia decisión de jalar a Salma y sacarla del salón—, un pitbull que si tiene sueño te persigue hasta dejarte sin cabeza.

Y dicho eso, todos salimos disparados a la cocina, cerrando la pequeña puertecita mientras Izan la pateaba para vengarse de todos.

—¡Tengo el aceite prendido! Lárguense de aquí —Ordenó Griffin preso del pánico.

—¡Nos va a matar! —Gritaron Salma y America.

—¡Mierda Laura! Tienes pésima puntería —puntualizó Ander dejando caer todo su peso en la puerta para que no la pudiera abrir el asesino que se encontraba del otro lado.

—¡Pero si Salma fue la culpable!

—A mi no me tires la bolita idiota, que yo no hice nada.

—¡Tengo el aceite prendido, que se vayan de aquí! —Volvió a decir Griffin cubriendo con su enorme cuerpo la estufa para que nadie se quemara.

—¡Va a tirar la puerta! —Advirtió Harvey apoyando toda su fuerza en los brazos.

—Esto será tan divertido —susurró Jasper con una sonrisa que indicaba travesura pura.

—¡No se te vaya a ocurrir! —Ordené aún apoyando la espalda en la puerta, pero en cuanto nos despistamos, Jasper abrió la que se encontraba a lado del pasillo, e Izan apareció entonces.

Con cara de perro lleno de rabia y sed de sangre.

Todos gritamos. Griffin apagó la llama para que nadie se quemara. Harvey abrió la puerta que antes deteníamos dejándome caer de culo al suelo, por poco y me aplasta, Ander saltó a la barra de la cocina para esquivar las manos de Izan, Laura se cubrió la cabeza con un plato, America saltó mi cuerpo con facilidad y desapareció del lugar, Jasper reaccionó entonces alzándome con rapidez y dejándome caer en sus hombros cargándome como si fuese un costal de papas, alcancé a ver cómo Griffin le quitaba el plato de malas maneras a Laura y la empujaba hacia el salón, y Salma, al ser la única al alcance de Izan, tomó la llave del fregadero y le mojó la cara, despistándolo para salir ilesa.

Y la guerra se desató.

De pronto las chicas estábamos con un sillón volteado utilizándolo como escudo, y los chicos detrás de las paredes, con comida en las manos.

¡Una maldita guerra de comida!

Salma se ahogaba de la risa, America hacía bolas de carne para pasárselas a Laura y yo mantenía los cojines alzados para después soltarlos y comenzar a disparar por todos lados.

Y allí, en medio de ellas, y en una lucha contra ellos, supe que había encontrado mi lugar.

El juego había comenzado, lo difícil ahora era mantenerme en el.

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