✺ Capítulo 5 ✺
"¿Dónde está mi jodida música de fondo?"
Someone to you- BANNERS.
Jasper:
Rita jodida Jones.
Mi paz era de corta duración de por si.
La llegada de Rockstar a mi vida ayudó a que comenzara a trabar en ello, y me esforzara en tratar de no ser un idiota con los demás veinticuatro siete, pero ¡Vamos! Que la paciencia no era gratis.
Creí que tener a Mark por los mismos pasillos ya era lo suficientemente jodido, añadir a la chica con la que le ponían el cuerno a Mallory, bueno, el universo los mandaba y ellos se juntaban.
Rita se encontraba recargada en mi moto, como si fuera la diva del lugar tratando de demostrar su poder al acercarse a nosotros con tanta confianza.
Tendría que lavarla con ácido al llegar a casa. O venderla y comprarme otra, lo que se me hiciera más fácil.
Rose era una excelente chica, engreída y molesta a veces, sí, pero no acostumbraba a hacer menos a las personas; y su trabajo como capitana del Sur era más que aclamado.
¿Pero Rita?
Me sorprendía que todavía no hubiese armado un complot para sacar a Rose de la escuadra. Era un asco de persona, una rompe pelotas de primera, y una jugadora excelente cuando se trataba de joderle la vida a alguien.
Izan, Ander, Griffin y Harvey detrás, me flanqueaban como si la diminuta persona que estaba enfrente estuviera a punto de hacerme daño. O peor, fuera a hablar estupideces de Mallory.
La mierda iba a explotar feo si a ella se le ocurría no cuidar sus palabras.
—Compórtense. —susurré.
—¡Pero si son los reyes del Sur! —canturreó enderezándose para caminar hacia nosotros—, contigo quería hablar.
—¿Y sobre qué?
—Es respecto a Hindsley.
—¿La noviecita de Mark? —pregunté tratando de restarle importancia—. ¿Qué hay con ella?
Tendría que memorizar toda la conversación para después contársela a Mallory, lo último que necesitaba era que Jones cambiara mis palabras y corriera a decirle a Rockstar que su mejor amigo estaba tirando mierda de ella.
Aunque Jones no supiera que yo era su mejor amigo.
—Se que son cercanos.
—¿Disculpa? —preguntó Ander mirándome con el ceño fruncido.
Mis chicos sabían fingir a la perfección. Era alucinante saber que podían leerme la mente en cuestión de segundos.
—¡Ay vamos! No se hagan los tontos conmigo, he estado siguiendo sus pasos desde que comencé a follar con Mark, no sé muy bien por qué o cómo, pero estoy segura de que la protegen de alguna forma.
Traté de mantener el rostro en blanco, si hacía algún movimiento brusco, toda nuestra fachada se iría a la mierda.
Los chicos me miraron, para que después nos partiéramos de la risa, confundiéndola y haciéndola retroceder.
—¡Dios, Jones! Te hemos dicho que fumar de la barata no te llevará a ningún lado, ya estás alucinando de nuevo.
—¡Por supuesto que no!
—No tenemos ni puta idea de quién coño sea Hindsley, aparte de saber que cree que su novio le es fiel. —contestó Harvey negando con la cabeza.
—Pero si te preocupa mucho que la princesita se entere de tus actividades con su novio, más vale que ofrezcas algo bueno. —dijo Izan cruzando los brazos.
—Necesito que la alejen de él —confesó apretando los labios—, no puedo competir contra ella.
—No creo que alguien aquí pueda —contestó Ander arqueando una ceja—, es un iman de miradas.
—No necesito que me digan lo que ya se —Se apartó el cabello rubio feo del costado para rodar los ojos después—, necesito que la quiten de mi camino.
—¿Y nosotros como por qué deberíamos ayudarte? Solo nos has dado problemas, no creas que no se que tú fuiste quien les abrió la puerta a los imbeciles para que hicieran su desastre en el gimnasio —añadí entrecerrando los ojos—, Rita, deberías de preocuparte más que se sepa que tienes afición por el rey del Norte.
—Ya les dije que yo no lo hice.
—Y seguimos sin creerte una palabra. —afirmó Griffin alzando los hombros con desinterés.
—Les pagaré. —Sacó de su bolso un fajo de billetes que, si fuéramos personas interesadas, probablemente tomaríamos.
Tomé el fajo de dinero para mirar a los chicos, asentí, dejándolo caer al suelo, parpadeó perpleja unos segundos para después levantarlo.
—No necesito el jodido dinero de Mark Birk, si quiere terminar con su novia, que lo haga el mismo.
—¡No puede hacerlo! —La angustia en su voz llamó mi atención, y si antes no estaba interesado, había cambiado de opinión—, no lo entienden.
—Información completa Rita. ¿Qué sucede realmente con Birk y Hindsley?
—Está como obsesionado con ella, no es amor y mucho menos cariño, es cuestión de estatus y poder.
—Al ser el capitán, le sube peldaños estar con la capitana —murmuró Izan a mi lado, los cinco miramos a Rita quien comenzaba a ponerse nerviosa.
—No debería estarles diciendo esto.
—Ya empezaste, ahora termina. —ordenó Harvey con mala cara.
—Mallory no lo quiere, quizá lo aprecia, ha estado mucho tiempo a su lado, pero Mark solo está obsesionado, y se corre el rumor de que tú irás tras ella por vengarte de él.
—Yo no haría algo así.
Cincuenta cincuenta.
Por supuesto que desearía con todas mis fuerzas que ella no estuviera con él, y que se diera cuenta lo mucho que merece. Pero no alimentaria la sed de cotilleo de las personas en Weston solo por venganza. Mallory era tan fan de la atención fuera de las rutinas como yo de su novio.
Y la apreciaba lo suficiente para saber que tendría que decirle la verdad de Mark y Rita, antes que alguien se me adelantara.
—No importa si lo haces o no, o si tienes planes de aprovechar tu tiempo como su tutor, podría importarme menos, quiero que Mark se de cuenta que no está bien manipularla de esa manera.
—No me hagas reír Rita, la única razón por la que estás aquí, es justamente porque quieres quitarle algo, no es por Mark o por lo que crees que sientes por él, es para poder decir que le ganaste en algo a la chica dorada.
—Me atraparon —Su fachada de remordimiento y preocupación se esfumó tan rápido como apareció, la estudié de pies a cabeza con la mirada—, no me mires así, el Sur no es de jugar limpio.
—Me parece que estás pasando por alto lo más importante —Miré a los chicos para después alzar el mentón y mandarlos a casa, esto tenía que arreglarlo solo, asintieron y se esfumaron de allí en cuestión de segundos—, esa chica es la protegida del sector Norte, y no me refiero a su novio.
—¿Y qué con eso? Yo soy la más temida del Sur.
—¿No aprendiste nada de las caricaturas Rita? Te temen, sí ¿Pero te respetan?
—No necesito el respeto de nadie.
—Por lo visto tampoco el propio.
—Vete a la Mierda, Henderson, te estoy ofreciendo mil dólares solo para jugarle la cabeza ¿Tan difícil es para ti decir que sí?
—Tengo algo que se llama valores Jones, no se si en tu casa se saltaron esa lección, pero no hay nada peor que jugar con los sentimientos de una chica que nació para ser líder, no te vayas a pisar la cola cuando regreses por donde viniste.
—Te vas a arrepentir de esto Henderson, te juro que si, odias a Mark tanto como yo la detesto a ella, las dos partes ganan, tu le quitas la obsesión y yo me quedo con él.
—Déjame hacerte una pregunta —Me acerqué aún más, podía jurar por Dios que estaba tratando de jugar con mi paciencia, y en cuanto dijera su nombre de nuevo, perdería la cabeza—. ¿Qué pasará cuando pierda a Mallory? ¿Crees qué seguirá contigo o que hará todo por volverla a tener?
Silencio, desvío la mirada que de ser posible, me enviaba al núcleo de la tierra por el rencor que emanaba.
—Le estás dejando las cosas muy fáciles.
—Eso no es cierto —gruñó, sus fosas nasales se dilataron y entonces el odio tan característico en ella iluminó sus ojos cafés—, ese chico es mío.
—Deja de estar con personas qué te tratan como la segunda opción, Rita. Ni siquiera tú mereces algo tan bajo.
Le di la vuelta dispuesto a subir a mi motocicleta y largarme por fin. Tan solo había pasado una semana de la orden de restricción que le dió Mauro a Mallory respecto a Mark, y Rita estaba aprovechando su mal humor por no estar con ella, que la hacía creerse más importante de lo que desgraciadamente era.
No había nada que detestara mas aparte de los infieles, que las mujeres cayendo por un idiota que no las valoraba.
Jones era así, encontraba a alguien con quien obsesionarse, y hacía de todo con tal de arruinarle la vida, solo por malicia. Esto no era por Mark, no tenía un problema con Mallory por él, era mucho más que una pelea por un chico.
Y era para tener cuidado.
Rockstar:
Ya estoy en la cafetería. ¿Sigues en el entrenamiento?
Yo:
Voy en camino, no te muevas.
Rockstar:
Muero de hambre, pediré la comida ya, apresúrate.
Yo:
Tres hot dogs y un agua.
Rockstar:
Entendido.
La cafetería Carmín era una mezcla entre los gustos de Barbie y Barney juntos. Todo el lugar era de tonalidades rosas. Las paredes de uno claro, pegando al pastel, la barra era más bien fucsia, mientras que las sillas acolchonadas con forma de corazón le pegaban al coral. El piso de mosaicos blancos con malva te hacían sentir en una pista de baile de los años setenta.
Era precioso, y por supuesto, a Mallory le fascinaba. Decía que las bebidas de zarzamora con piña eran las mejores del mundo. Nunca en mi vida hubiera creído que la junta de esas dos frutas supiera tan bien, y lo seguía creyendo, tenía gustos pésimos.
—Treinta minutos tarde.
—Problemas al terminar el entrenamiento, ¿Ya ordenaste?
—Sí, pregunta rápida ¿No se supone que tienes una dieta estricta?
—Sí, pero me muero de hambre y dudo mucho que en este lugar vendan pollo a la plancha, con verduras al vapor y un kilo de pasta con mantequilla y salsa de tomate.
—Tu dieta es mucho más fea que la mía.
—Nunca juegues al básquet —Estiré la mano para tomar la pata de la silla en la que ella se encontraba y acercarla a mi—. ¿Cómo estuvo tu día?
—Sin incidentes, no he visto a Mark desde el fin de semana, y puede o no empezar a perder la cabeza si seguimos sin contacto en el colegio.
—Apenas van siete días, ¿Tan poca paciencia tiene? —pregunté importándome muy poco la respuesta—, mejor ni me digas. ¿Qué veremos hoy?
—Equilibrio químico.
—Fácil —La mesera llegó entonces con nuestra orden, ella había pedido un sándwich de carne y lechuga con forma de flor, la bebida de zarzamora y una orden de papas fritas.
—Necesito preguntarte algo.
Comencé a esparcir la Ketchup sobre las salchichas de los hot dogs para después colocarles trozos de tomate, cebolla, mostaza y rodajas de habanero.
—Es sobre Rita Jones —Alcé la mirada bruscamente—, y creo sospechar que sabes algo que yo no.
—¿Por qué la curiosidad?
—Porque no soy estúpida Jasper, se que algo sucede con ella y que ustedes están enterados, la semana pasada vi como se tensaron cuando la chica entró a la oficina de Mauro.
—Rockstar...
—Sí sabes algo que yo no, debes decírmelo.
—Te juro que quiero hacerlo, lo deseo con el alma, pero no puedo.
—¿Y por qué carajo no? —preguntó cruzándose de brazos—, si está pasando algo que me involucre, tengo derecho.
—Lo tienes, pero no soy el indicado para hacerlo.
—¿Y quién si lo es?
—Mark.
Frunció el ceño para después concentrarse en su sándwich y permanecer en silencio por más de treinta minutos.
Me jodía ser la persona con la que se enojaba, sabía que no era su intención, Mallory no sabía expresar sus sentimientos con los demás, y a mi me tenía la suficiente confianza como para hacerlo con la libertad de saber que no le reclamaría por ello.
Eso no era lo que me rompía los nervios, era el hecho de saber que su novio merecía menos de lo que recibía.
—Escucha, hagamos esto, pregúntaselo, y si decide no decirte, lo haré yo.
—No entiendo el punto —respondió aún sin mirarme—, no es tu culpa y ya dijiste que no eres quien para decirme, entonces ¿Por qué ofrecerte en hacerlo aún así?
—Tengo el presentimiento de saber que no te dirá nada, pero al menos al ver su cara cuando le preguntes, sabrás que yo no lo planeé.
—¿Estás seguro?
—Te lo prometo Rockstar, ahora, empecemos con la tutoría antes de que se haga más tarde ¿Sí?
—Vale maestro, enséñeme —arqueé una ceja para después comenzar a reír—, seguro ya comenzaste a pensar porquerías.
—Tienes suerte de que te respete, porque de no ser así, ya estuviera arrancándote la ropa aquí mismo.
—Eres asqueroso.
—Solo contigo.
Después de explicar la parte teórica, entramos a un callejón sin salida de procedimientos inútiles que ella no lograba entender.
—Mañana hablaré con Mauro para ver si existe la posibilidad de prestarnos un laboratorio de química, quizá te ayude más la práctica o la explicación al estar viendo el proceso.
—Puede funcionar.
—Larguémonos de aquí, muero de sueño —Coloqué un billete debajo del servilletero para que se cobraran y se quedaran con el cambio—. ¿Quieres que te vaya a dejar?
—No, iré caminando, necesito tomar aire.
—Te sigo.
—No Jasper, estaré bien, te aviso al llegar a casa —fruncí el ceño para detenerla—. ¿Qué sucede?
—No vayas a buscar respuestas hoy Rockstar, por favor, es tarde, mañana puedes hablar con él.
—No lo haré, puedes quedarte tranquilo.
—Confió en ti. No te pongas en riesgo por él, no lo vale.
—No lo haría.
El reloj del móvil decía que eran las doce de la madrugada, y no, no era mi imaginación, alguien me estaba llamando.
—Espero que alguien esté muriendo o ya esté muerto para que perturben mi sueño de esta manera.
—Jasper... —Me puse de pie de un salto cuando escuché los sollozos al otro lado de la línea encendiendo todas mis alarmas.
El sueño y cansancio se evaporaron de mi cuerpo instantáneamente.
—¿Mallory? ¿Qué sucedió? ¿Estás bien? ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando?
—Puedes... ¿Puedes venir por mi?
—¿En donde estás?
—A las afueras de la privada Weston North —El corazón comenzó a palpitarme con fuerza, ella había ido a ver a Mark después de la maldita tutoría, hizo exactamente lo que le dije que no hiciera, iba a matarla—, yo... se que no debería pedirte esto y que probablemente me quieras matar por no hacerte caso, pero...
—Cállate de una vez Mallory, voy en camino.
Tomé un pantalón de chándal, me coloqué rápidamente las zapatillas de deporte y me sumergí en una sudadera que tenía en la pila de ropa a un costado de mi cama.
Si esto estaba yendo como pensaba, Mallory tendría que salirse de su casa mañana por la mañana, y de ninguna jodida manera dejaría que hoy durmiera allí.
Al bajar las escaleras y abrir la puerta de entrada, encontré a Harvey e Izan recargados en la camioneta fumando cigarrillos, la preocupación inundó sus rostros en cuanto vieron el mío que probablemente reflejaba todo, menos calma.
—Voy por Mallory.
—¡¿Qué?! —preguntó Izan lanzándome las llaves de la camioneta—, ni se te ocurra ir en la moto, te vas a matar, vamos contigo.
—¡No! Esperen aquí, probablemente necesitemos ir por sus cosas en la mañana, así que tendremos que faltar a clases.
—Haré café. —Harvey entró disparado a la casa mientras Izan me escaneaba con la mirada.
—Hermano, ¿Seguro puedes manejar así?
—Sí, pendiente al móvil por si necesito que me alcancen.
—No dejes que se quede con él.
—Ni de puta coña.
Subí rápidamente a la camioneta, arrancando sin mucho cuidado, el chirrido de las llantas en el asfalto al salir del estacionamiento me regresaron a la realidad. Una en donde tenía que apresurarme para llegar a ella. Para mantenerla a salvo. Para asegurarme que estaba bien. Para alejarla de él.
Iba a destruir a ese idiota. Iba a jodidas destruirle la puta vida.
Si el acaso se atrevió a ponerle un dedo encima, iba a dejarlo tan mal que se vería obligado a pedirle perdón de rodillas por haberle hecho derramar siquiera una maldita lagrima.
Weston North de por si estaba lejos, la privada de gente rica en donde vivía Birk se encontraba aún más retirada, pero a pesar de que normalmente me haría cuarenta minutos de trayecto, con doce ya estaba dando la vuelta hacía la entrada de la residencial.
Allí estaba mi mejor amiga, discutiendo con el imbécil más grande del mundo, mientras forcejeaba para que la soltara. El sonido de la camioneta frenando hizo que ambos miraran en mi dirección; y si esto hubiera sido una película me llevaría el premio a la mejor entrada del año.
Mallory ocupó la distracción para safarse del agarre y alejarse de él, en cuanto salí de la camioneta volé a su lado, observé detenidamente su cuerpo en busca de rasguños o moretones, o cualquier indicio de alguna marca que el idiota le hubiese dejado. Pero no, estaba limpia, estaba bien.
Solté una bocanada de aire de alivio.
—¿Qué coño está pasando Mallory? ¿Qué hace este imbécil aquí?
Sorpresa Ken de imitación.
—¿Estás bien? —pregunté ignorando los cuestionamientos estúpidos de Mark a mi derecha, tomándola del rostro con cautela para que su mirada estuviera en mi—, sube a la camioneta Rockstar, yo me encargo aquí.
Asintió mientras se agachaba al suelo para recoger su pequeño bolso pero antes de alcanzarlo, Mark lo pateó al otro lado haciéndolo volar, esparciendo su contenido en el suelo.
Vi rojo.
Me acerqué a él a zancadas y lo agarré de la camisa con fuerza, la valentía y narcisismo que normalmente acompañaban su rostro de nene de mamá se esfumaron en un santiamén, de no ser porque de verdad apreciaba mi libertad, en ese momento estaría apretándole la puta garganta y no la maldita camisa.
Y porque claro, tenía que pasar algo más, la cereza del pastel vino en forma de Rita, quien salía de la privada pareciendo todo menos arrepentida, hasta que chocó con mi mirada.
El shock que le provocó verme allí fue tal, que retrocedió sacudiendo la cabeza.
Sorpresa, sorpresa.
Así es cielo, yo siempre he estado con ella.
—Si te vuelves a acercar —dije en un tono de voz nivelado pero cargado de furia—, si te veo tan solo a pocos metros de ella. Mirándola, tratando de hablarle, diciendo su nombre, lo último que verás de tu carrera como Quarterback, serán los videos de la preparatoria, imbécil, ¿He sido jodidamente claro?
—Ella es mía. —respondió con la voz temblorosa intentado zafarse de mi agarre.
Solté una fuerte carcajada áspera, el viento helado chocó contra mi piel y fue lo único que me mantuvo consciente y pegado al presente.
Un movimiento en falso que hiciera el idiota hacia ella y era capaz de romperle el cuello.
—La perdiste campeón, está conmigo ahora —Agarró fuerzas del aire y comenzó a forcejear—, deja de moverte como un puto animal, te voy a soltar hasta que te escuche pidiéndole perdón.
—¡Jasper! No vale la pena. —Mallory ya tenía su bolso en la mano, no había rastro de lágrimas solo la urgencia de largarnos de allí.
Tomó todo de mi poder liberar a Mark.
Lo solté con fuerza para que perdiera el equilibrio y cayera de culo, no le regale ni un gramo más de atención, caminé hacia Mallory intentado fingir que no estaba con ganas de regresar a patearle la cara.
—Decidiste mal Hindsley —Me detuve abruptamente y ambos lo miramos, tirado en el suelo con una sonrisa de idiota en la puta cara. Joder, odiaba al tipo—. Rita no significa nada, la follo por aburrimiento, estás exagerando.
La cara de Jones era un cuadro feo, del tipo que las personas solían vender como abstracto a los pringados que querían verse interesantes. Sentí lástima.
Aunque no me agradara la chica, sabía que ni ella ni nadie merecían una humillación cómo esa. Mark era un imbécil, con o sin novia. Esa no era culpa de nadie más que de sus padres.
—Ahora puedes hacerlo sin ocultarte, ya no necesitas pagarle a nadie por su silencio. —contestó Mallory con la voz entrecortada.
Mi pequeña...
—Mírate, ¿ahora que harás? ¿Te follaras a Henderson para que te de asilo? —Antes de que yo pudiera reaccionar, Mallory se me adelantó.
Y fue cuestión de segundos para ver su pierna estirada siendo disparada directamente hacia la boca del estómago de Mark, para después golpearlo en la frente con la punta del pie y tirarlo al suelo. Otra vez.
¡Mierda!
¿Qué comían las animadoras hoy en día? Definitivamente algo que mi entrenador no sabía que existía.
Mallory no era realmente pequeña, llegaba quizá al metro setenta, músculos definidos en sus brazos, un abdomen marcado y unas piernas gruesas y largas contorneadas como si toda su vida hubiese hecho ejercicio. La buena genética tío, bendita fuera la buena genética.
Un puto sueño erótico hecho realidad.
He incluso en ese momento, cubierta de pies a cabeza por ropa deportiva holgada, se veía sensacional.
Concentración. Respiración. Exhalación. Agua fría también o un golpe.
—Si vuelves a dirigirme la palabra, te romperé la garganta —Esa era mi maldita Rockstar—. Qué no se te olvide quien soy Birk, acabas de perder lo único malditamente bueno que tenías en tu vida y espero que te mantengas alejado de mis chicos también.
—¿Tus chicos? ¿Quién te crees?
¿Ella lo iba a hacer? Imposible...
—Veintiocho, nueve, dos ¿Te suena de algo? —preguntó y Mark solo tuvo que unir los puntos para dar con las respuestas, sus ojos se abrieron con sorpresa e incredulidad. Y cuando me miró, no pude evitar sonreír con satisfacción—, lo repito, mantente lejos de mis chicos.
Ella lo hizo.
Y mierda si no se sintió bien.
Nunca en mi vida me sentí tan jodidamente feliz porque alguien se escuchara tan defensor a mi lado, porque me reclamara así y lo gritara sin miedo. Pero era algo que supuse ninguno de los dos idiotas que teníamos en frente hubiera creído que sucedería. Porque Mallory no era así.
Porque jamás había tenido algo tan valioso como para pelear por ello. Para defenderlo.
Pero entonces entramos nosotros a su vida, entré yo...
Mi preciosa Rockstar, tan jodidamente brillante e impredecible como siempre.
Se enderezó para alisarse la sudadera y recuperar la compostura, dio media vuelta y me tomó la mano para caminar hacia la puerta del copiloto que rápidamente abrí.
No se dijo nada más, arranqué y nos alejamos juntos dejando a Mark y a Rita aún parados en su sitio.
Los primeros cinco minutos de trayecto fueron preocupantemente silenciosos, hasta que vino a mi mente la imagen de Mallory pateando a Mark y me eché a reír.
—¿Te parecen graciosas mis desgracias, imbécil? Porque yo no me estoy riendo para nada.
—¡Dios lo siento! —Negué con la cabeza aun riendo—, no sabía que podías defenderte así.
—Hay muchas cosas que todavía no sabes de mi Henderson. —La forma en la que dijo mi apellido, atropellado y arrullador, casi me hizo perder la cabeza.
Concéntrate.
Mierda. Esa maldita mujer...
—Deja de decir mi apellido de esa manera si no te harás cargo de lo que causas en mis pantalones.
—¡Eres repugnante! —gritó golpeándome un hombro para después comenzar a reír también—, es la primera vez que agredo así a alguien.
—Decepcionado estoy de ti, esperaba que mínimo le hubieras escupido durante tus años soportándolo.
—Ganas no me faltaron.
—¿Estás bien? ¿Te duele?
—Un poco, pero supongo que con hielo se pasará —Se recargó en mi hombro y en el momento comencé a sentir todo lo que ella tiene en la mente en ese preciso instante.
Era como si nuestra amistad fuera más allá de palabras bonitas y gestos tiernos. Teníamos una conexión que probablemente se me haría difícil explicar si me lo preguntaban. Nunca sabía que palabras ocupar cuando se trataba de describirla, a ella o a nuestra amistad en general.
Si es que se podía llamar así.
Tenía un poder sobre mi que en mi vida había sentido. Ni siquiera en las relaciones que tuve en el secundario, o con mis rollos regulares al iniciar la preparatoria, ella era más.
Solo que no sabía cuánto más.
Me estaba jodiendo la mente. Eso estaba mal.
Los problemas de las últimas semanas probablemente lograron que me olvidara un poco de lo que realmente me preocupó al principio de nuestra amistad. Y ella lo sabía jodidamente a la perfección.
No quería confundirme y creer que su atención era una forma de darme entrada.
Los comentarios guarros y el juego de meterme con ella en cualquiera de cambio eran solo mi forma de ser, pero después de sentir la adrenalina corriendo por mis venas cuando vi a Mark jaloneandola... Esto no podía estarme sucediendo, definitivamente era la falta de sueño la que jugaba en mi contra.
Tenía que ser.
—Entonces lo sabias —susurró jugando con los cordones de mi sudadera—. ¿Quién más?
—Los chicos. Los encontramos a mediados de octubre en una fiesta de Rose, sabíamos que Mark tenía novia, pero no estaba enterado de que ella eras tú, por obvias razones.
—¿Y qué sucedió cuando lo supiste? Cuando descubriste que yo era la novia a la que le ponían los malditos cuernos.
—Izan me detuvo, creyó que quizá podrías estar trabajando con Mark para bajar nuestra guardia —confesé sin quitar la vista del camino, bajé la velocidad, ya no había motivos para llegar rápido a casa, ella ya estaba conmigo, segura—, es paranoico.
—¿Tú lo creíste?
—Intenté no pensar en eso, pero si me llegó a cruzar por la cabeza.
—Fue todo tan rápido...
—Ayer por la noche, al salir del entrenamiento, Rita estaba buscando ayuda justo para esto.
—¿Para qué? —preguntó enderezándose en el asiento, recostándose en la puerta sin dejar de mirarme, coloqué el seguro que antes había olvidado poner—. ¿Quería que yo me enterara?
—Realmente quería que sufrieras, Jones es así, vio en ti todo lo que nunca ha podido tener, fuiste un blanco fácil para ella, supongo.
—¿Blanco fácil? —Desvíe la mirada unos segundos para encontrarla con la nariz arrugada, comencé a reír.
—No digo que lo seas Rockstar, así te vió ella. Ya sabes, la princesa del Norte, la capitana del equipo de porristas que ha ganado más victorias que Mark y yo juntos, popular, una vida de en sueño.
—Mi vida está lejos de ser así.
—Pero al menos en Weston no se nota, Rita se obsesiona con lo que no puede tener, y meterse con Mark fue el primer paso para encontrar un camino fácil que dañar con el.
—¿Se supone que ese camino soy yo? —preguntó con sarcasmo—, menuda estupidez.
—Me ofreció mil dólares para jugar con tu mente y alejarte del camino.
—¿Los aceptaste?
—Por supuesto que no.
—De haber sabido que hoy me enteraría, lo hubieras hecho —comenzó a acariciarme la mano que tenía puesta en la palanca de cambios, los músculos se me tensaron y ella lo notó, la apartó después, incómoda—, al menos ahora tendríamos para gastar en tonterías.
—Los trabajos que involucran el corazón de una chica nunca salen bien Rockstar, y no estaba dispuesto a que ella creyera que me urgía tanto vencer a Mark.
—Creo que ni siquiera hará falta su dinero para que logres eso —El semáforo rojo que teníamos en frente me dio la libertad de voltear la cabeza por fin y mirarla, sus ojos ámbar brillaron a la luz de la luna, y un destello de algo mas apareció.
Quería vengarse.
—Te escucho.
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