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6 | «La persona equivocada»

Durante los últimos veinte minutos he estado aquí dentro del baño con el celular en la mano y su número digitado en mi pantalla, pero no me atrevo a hacerlo, no me atrevo a llamarla y decirle que estoy bien, que no morí, o que sí lo hice, pero no de la forma en que todos creen. Hace dos días, cuando compré el celular, las ganas de escuchar su voz y el alivio en ella al saber de mí me abrazaron y me sentí más fuerte que nunca, pero no encontré un momento a solas en el cual poder llamarla y ahora que finalmente tengo la oportunidad el miedo me retiene.

—Vamos, Melody —me digo a mi misma volviendo a ver la pantalla.

Lleno mis pulmones de aire por cuarta vez en menos de un minuto, cierro los ojos y aprieto el botón de llamar para después llevarme el celular a la oreja. Cuando el leve pitido inconstante comienza a sonar mi corazón se acelera como si estuviera marchando a mi veredicto final en la horca. Que no responda en los primeros segundos me hace sentir aún peor; ya ha sonado más de cinco veces y mis esperanzas han quedado tiradas por el suelo, pero justo cuando bajo el celular dispuesta a colgar la llamada veo que los segundos en línea comienzan a correr y pronto escucho una voz a través de los altavoces.

—Hola —reconozco a la tía Eri, mi madrina, y me quedo muda—. ¿Hola?

Debí haber pensado en esto antes. ¿Qué se suponía que iba a decir? «Mamá, estoy viva, fingí morir para hacer sentir culpable a todos los que me desearon la muerte por redes, pero en realidad me escapé al otro lado del país para intentar comenzar mi vida desde cero porque descubrí que amo la música, pero que no quiero la fama, no quiero la parte mala de ella y no estoy preparada para lidiar con nada que tenga que ver con eso».

—¿Hola? —vuelve a repetir mi madrina, pero no soy tan valiente como para responder así que cuelgo.

Algunas lágrimas de impotencia corren por mi rostro y lanzo el celular encima del lavabo del baño con rabia. 

No debí hacer esto. Soy estúpida e inmadura, no sé que creí, ¿qué esto iba a resolverlo todo? ¿Me creí rebelde? ¿Lista? ¿Una vengadora? No sé, pero lo que si tengo claro es que esto fue una estupidez y que soy una idiota que no sabe absolutamente nada de la vida.

—¿Dakota? —La voz de Abraham se hace presente al otro lado de la puerta acompañada por unos suaves toques en la madera—. Mi vejiga va a explotar si no me dejas entrar ahora mismo.

—¡Ya salgo! —grito a la vez que me pongo de pie y abro el grifo para mojarme la cara.

Intentar que no se note que he llorado es inútil, tengo los ojos y la nariz demasiados rojos y nada de maquillaje como para poder ocultarlo. Tiro de la cadena del inodoro y vuelvo a tomar mi celular para luego salir del baño con la cabeza gacha buscando que Abraham no note mi rostro, pero es en vano porque en mí es en lo que menos presta atención ya que directamente se mete al baño y cierra la puerta a mis espaldas.

Camino hacia la habitación golpeteando mis dedos contra mi pierna al ritmo de la melodía que los chicos están tocando en el garaje. No es una melodía dulce como las que estoy acostumbrada a escuchar, no, todo lo contrario, tiene fuerza y admito que me gusta. Las ganas de bajar al garaje y quedarme escuchando me abrazaron muchas veces desde que comenzaron a tocar, pero Giulia me dijo que estaban componiendo una nueva canción y sé lo raudo que puede ser el proceso así que es mejor no entrometerme.

Me dejo caer encima de la cama y miro la pantalla de mi celular otra vez. La curiosidad se despierta en mí y como quien no quiere la cosa otra vez busco mi nombre en internet. Hay muchas fotos, quizá demasiadas, periódicos de los que nunca he oído hablar tienen mi nombre en sus titulares y una que otra revista de chismes asegura el lanzamiento de una nota inédita que supuestamente me habrían hecho días antes del accidente, cosa que es totalmente mentira. Diría que la policía y los medios son idiotas por no darse cuenta de que yo no iba en ese auto, pero viendo el estado en que quedó la chatarra comprendo que den por sentado que estoy muerta. Uno de los periódicos publicó una foto del auto en donde está completamente aplastado debajo del camión, lo que claramente habría reducido mi cuerpo a nada. Aún así, quizá sean un poco idiotas.

Estoy viendo una entrevista que le hicieron a Robin con el volumen mínimo cuando alguien golpea la puerta de la habitación y del susto y en el apuro por sacar la entrevista termino subiendo el volumen al máximo. Quien sea que esté fuera vuelve a tocar y ya al borde del colapso opto por nada más bloquear la pantalla y esconder el aparato debajo de la almohada.

—¡Entra! —grito acomodándome el cabello a la vez que me pongo derecha.

Abraham asoma su cabeza, entra en la habitación y cierra la puerta detrás de él.

—¿Pasa algo? —pregunto frunciendo el ceño.

—¿Quieres venir a tocar con nosotros? —sonríe mostrándome todos sus dientes—. Seguiremos con la nueva canción mañana, pero queríamos tocar una de las nuestras antes de marcharnos.

No puedo reprimir la sonrisa boba que se forma en mis labios cuando termina de hablar. Asiento repetidamente con la cabeza y me pongo de pie siguiéndolo fuera de la habitación y escaleras abajo hasta llegar al garaje en donde están todos los chicos.

Lena es la primera en acercarse y darme un abrazo que me deja sin aire. Luego camino hacia Mike y me agacho a su lado para saludarlo con un beso en la mejilla, él me sonríe desde el suelo y con las cejas señala a Phebe que está frente a él. La saludo con normalidad también dándole un beso en la mejilla y volteo hacia Mike rodando los ojos divertida. Saludo a Harry con otro beso y disfruto viendo su sonrisa al revés al alejarme.

—¿Qué instrumento toco? —pregunto alzándome en las puntillas de mis pies.

—Canta —dice Harry haciendo un pequeño movimiento con su cabeza hacia adelante.

—¿Dakota canta? —pregunta Lena abriendo la boca exageradamente—. Ahora tienes que cantar sí o sí, estás obligada porque todos aquí queremos escucharte.

Asiento con mi corazón latiendo demasiado rápido y mientras ellos se acomodan con los instrumentos yo me acerco a Harry con el ceño extremadamente fruncido y una pregunta clara en mis ojos.

—¿Cómo sabes que canto? —¿Acaso sabe quien soy? ¿Sabrá que Dakota es una farsa? ¿Sabrá...

—Dijiste que compones así que supuse que deberías de cantar bien —se encoge de hombros—. No me digas que tampoco vas a dejar que te escuche.

Niego con la cabeza y vuelvo a alejarme para tomar el micrófono que me tiende Abraham.

—¿Segura que quieres cantar, Dakota? —pregunta Phebe y atrae las miradas de todos—. ¡Ay, no me miren así! No lo digo de mala gana, es que tengo las expectativas altas en que lo hará bien y ya saben...no quiero llevarme decepciones.

Yo le sonrío amablemente mientras ladeo la cabeza y aprieto el micrófono en mi mano por la impotencia. Si ella supiera quien soy, si tuviera siquiera la mínima idea de mi trayectoria y de la relevancia de mi nombre seguramente se mordería la lengua con su propio veneno.

—No he cantado jamás delante de nadie —comienzo a mentir y me detengo cuando ella suelta aire repentinamente y luego ríe.

—No tengo duda de que serás maravillosa entonces —suelta mirándome de arriba abajo.

—Déjense de hablar y comencemos de una vez —dice Mike rodando los ojos—. Los celos son poco profesionales, Phebe.

—No eres el más indicado para hablar de profesionalismo, Mike, así que mejor cállate.

Mike abre la boca para contestarle, pero antes de que formule alguna palabra Harry golpea sus baquetas contra los platillos y comienza a tocar, pronto Lena se le une con el bajo y es entonces cuando Abraham me pasa su celular con algunas partes de la letra subrayada. Dejo que él cante las primeras estrofas y luego le hago compañía con confianza, como siempre segura de mi misma y de lo que hago.

En mi cabeza suena demasiado egocéntrico decirlo, pero tengo una voz estupenda, mamá dice que fue la mejor cosa que pude haber heredado de papá y la forma en que la he trabajado para perfeccionar mi técnica durante todos estos años es algo de lo que estoy extremadamente orgullosa. Por eso, ni Phebe ni nadie, va a hacerme dudar de mi talento, no importa cual sea mi nombre.

Continuo cantando mientras me muevo por el garaje y entremedio de los chicos con el sentimiento latente en mi corazón de que estoy en un escenario, de que soy la estrella que alguna vez fui, esa a la que todo el mundo amaba y muchos habrían dado hasta su vida solo para asegurarse de que estuviera bien. 

Acá, cantando con ellos sin ninguna preocupación en mi mente, me doy cuenta nuevamente de que la música es lo que me da vida y alimenta mi alma. No necesito un nombre, ni fanáticos, ni la vida ajetreada de escenarios, tours y giras. Necesito esto.

Cuando la canción termina estoy junto a Mike que me sonríe con las cejas alzadas y levanta la mano para que le choque la palma.

—Nada mal para una principiante —ríe de forma boba—.  ¿Cuándo pensabas decirnos que también cantas?

—Cuando me lo preguntaran —me encojo de hombros.

—Me ofende que Harry lo supiera antes que yo —Lena me mira con los ojos entornados—. Ustedes ya tuvieron algo, ¿no?

Mi ceño se frunce a la vez que mis ojos viajan a Harry para encontrarlo sonriendo sin darle mucho caso a la acusación de Lena.

—¡Claro que tuvieron! —chilla señalándonos a ambos.

—¿Qué? No...Nosotros no tuvimos nada.

—Sí, sí, nosotros te creemos, Dakota —dice Mike rodando los ojos—. ¿Nos vamos, Abraham?

Abraham asiente y desconecta el micrófono para guardarlo en su estuche color negro mate.

—Podemos llevarte si quieres, Phebe —le ofrece Mike, pero ella no responde, nada más sale del garaje y se sube en el auto de Abraham cerrando la puerta de un golpe—. Parece que no le ha caído bien la noticia.

—Es que no hay ninguna noticia. Harry y yo no tenemos nada —suelto agrandando los ojos.

Phebe no me cae bien, no me gustan sus actitudes ni muchos de sus comentarios, pero no quiero llevarme mal con ella, menos por un chico con el cual no tengo nada.

—Quizá no te conocemos a tí, pero conocemos a Harry —Abraham pone su mano en mi hombro—. Hasta luego, Dakota.

Miro a Harry en busca de ayuda, pero él solo ríe y niega con la cabeza.

—Nos vemos, chicos —se despide Mike y camina hacia el auto con Abraham siguiéndole el paso.

—¡Harry! —me quejo viéndolo con los ojos como dos platos.

—¿Qué quieres que diga? —ríe—. Me conocen y saben que si fuera por mí ya habría pasado algo entre nosotros, nada que salga de mi boca los va a hacer cambiar de opinión, pero tú y yo sabemos que no tenemos nada.

—¿De verdad no se han enrollado todavía? —Lena nos mira a ambos frunciendo el ceño—. No lo pregunto de pesada ni con intención de molestarlos, pero es que de verdad no puedo creerlo. Harry es el «amigas con derechos tres mil» y juré que a esta altura ya se habrían dado aunque sea un beso.

—No ha pasado nada —asegura él asintiendo con la cabeza.

—Estás perdiendo tu encanto, Harry —dice Lena mientras me da un beso de despedida—. Tienes que hacer algo antes de que esto afecte tu reputación.

Un deja vu llega a mí apuñalando mi corazón. Mis ojos se dirigen a Harry en un intento de apartar la imagen de los mensajes de Dylan de mi cabeza; él no dice nada, solo alza apenas la cabeza y luego se muerde el labio inferior comenzando a salir de detrás de la batería.

—Anda, vete de una vez, Lena —dice él y alza el brazo para bajar la puerta del garaje—. Que conociéndote es tu reputación la que se pone en juego si llegas tarde a casa.

Ella lo mira fingiendo estar ofendida y sale del garaje, apenas da un paso fuera cuando Harry tira de la puerta y la baja hasta quedar completamente cerrada.

—Si en serio te molesta que los chicos crean que nos enrollamos hablaré con ellos, sino no haré nada porque no quiero tener que darles explicaciones de por qué aún no me he metido contigo porque creo que para ambos es más que obvias —mi cabeza se ladea a la vez que mi ceño se frunce sin comprender absolutamente nada—. Eres muy linda y claramente mi tipo, pero hace rato me di cuenta de que yo no soy el tuyo y que probablemente lo que yo busco no es siquiera semejante a lo que tú quieres.

—Yo no quiero ni estoy buscando nada —niego con la cabeza—. Y sí, me molesta que crean que tuvimos algo y que cuando les digo que no pasó nada entre nosotros salgan con que sí.

—Bien, hablaré con ellos y ya está, no tienes que estresarte —dice y asiente repetidamente—. ¿Vamos dentro?

No espera a que responda y se encamina hacia la casa sin mediar más palabra.

—¿Fuiste tú el que le dijo a Mike que dejara de ponerme apodos asquerosos? —pregunto pisándole los talones.

—Puede ser —se encoge de hombros—. ¿Hay algún premio a cambio?

Me mira por encima de su hombro sonriendo hacia arriba, lo que nuevamente se me hace extraño. Mi ojos solo pueden asimilar el rostro de Harry con su sonrisa al revés, cualquier otra posición de sus labios se me hace extraña, como si no le perteneciera.

—Un gracias —sonrío—, nada más que eso.

—Me conformo fácil —dice metiéndose en la cocina.

—¿Ya terminaron de ensayar? —pregunta Giulia al verlo entrar y luego sus ojos van a mí—. Creí oír a Lena decir que ustedes tienen algo...

Nos señala con el índice pasando de uno a otro con rapidez.

—Antes de que entres en pánico —Harry alza las manos en el aire como inocente—. No follamos, no nos besamos y no estuvimos haciendo nada más que tocar con el resto del grupo durante la última media hora así que cualquier idea loca que tengas en la cabeza hazla desaparecer tan rápido como llegó.

—Wow —Giulia abre los ojos sorprendida—. Es la primera vez que te veo molesto porque sospeche de que estás enrollándote con alguna de mis amigas, siempre te ríes y me haces poco caso.

Él camina hasta la heladera y saca una bebida. No siento que el tono con el que habla Harry sea uno de molestia, más bien es uno divertido, como si ya de antemano supiera que su familia y amigos iban a pensar que algo pasaría entre nosotros.

—Sabes que no soy capaz de meterme con ninguna de tus amigas porque todas son mucho menores que yo y no estoy molesto porque me estés involucrando con Dakota, es a ella a la que no le gusta que mi nombre esté en la misma oración que el suyo, así que basta con eso.

—¡Acabas de perder, Giuli! —grita Emily desde el sofá—. ¡Giulia lava los platos durante toda la semana!

—¿Qué apostaron? —pregunto yo riendo.

—Nada —dice ella mirando a Harry.

—Algo sobre nosotros, está claro —mira a Giulia alzando las cejas y luego sale de la cocina encaminándose hacia la sala para plantarse frente a Emily—. ¿Qué apostaron?

—A que tan pronto como pudieras ibas a intentar algo con Dakota —confiesa ella—. Yo dije que no, pero ella aseguró que sí.

—No ganaste una mierda entonces, madrina —sonríe mirándome por encima de su hombro—. Que le pida a Giulia o a mis amigos que no molesten a Dakota diciendo que nos liamos no quiere decir que no esté esperando con ansias que eso pase.

Emily lo mira de boca abierta y pestañea varias veces antes de reír.

—Nos vemos el domingo, madrina —Se despide Harry antes de voltearse hacia mí y cuando lo hace yo señalo la puerta con mi cabeza.

Él asiente y comienza a caminar conmigo detrás. Ya estando afuera se recuesta en el capó de mi camioneta palmeando suavemente la lata a su lado para indicar que lo acompañe.

—¿Qué pasa? —pregunta frunciendo el ceño.

—Solo para que quede claro —lo miro a los ojos—. Lo que dijiste sobre estar esperando con ansias a que nos liemos es mentira, ¿no?

—Era para librar a Giulia de tener que lavar los platos, pero, ¿por qué lo preguntas? —La forma en que me mira de arriba abajo me pone un tanto nerviosa—. ¿Quieres que sea verdad?

—No. No sé qué sea lo que buscas tú, pero tienes razón al decir que no se asemeja a lo que yo quiero, porque de verdad no quiero nada. Ahora mismo mi cabeza no puede admitir ningún otro chico ni todo el drama que lo acompaña; ya tengo más que suficiente de eso en mi vida.

—¿Otro chico? —sonríe divertido—. No me digas que tienes un amor sin superar.

—Algo así.

Aunque quizá para Robin no sea igual, yo sigo siendo su novia. Jamás terminamos, nos llevábamos increíble y a pesar de lo que estaba dispuesto a hacer todavía lo sigo queriendo. No como antes, pero el sentimiento sigue ahí.

—Cuando te rompen el corazón es bueno alejarse un tiempo del amor —tira el humo del cigarrillo en dirección contraria a mí—. ¿No?

—¿Lo dices por experiencia? —Yo sé la respuesta a esa pregunta.

—Podría decirse que sí —se encoge de hombros y yo alzo las cejas esperando a que continúe—. Cuando tenía quince años cometí el error de enamorarme de la persona equivocada. Me arruinó la idea del primer amor que mi padrino construyó en mí durante años y me quitó las ganas de querer volver a intentar darle todo de mí a alguien. 

—Mi novio era perfecto, sabes. De esa clase de chico con la que planeas un futuro, una casa, un perro e incluso la cantidad de hijos que tendrás y los nombres que le pondrás a cada uno.

—Esos tipos dan miedo —comenta agrandando los ojos y no puedo evitar reír.

—Yo no siento que sea así, Robin me quería, y estando con él no sentía el peso del futuro sobre mis hombros. 

En mis estúpidas ilusiones creía que lo de nosotros sería eterno, que nada podría separarnos y que podría contar con él sin importar qué, pero claramente la vida quiso abofetearme.

—La seguridad no es lo mismo que el amor, Dakota —lleva el cigarrillo a sus labios y le da una gran calada—. Estar con alguien solo porque te asegura un buen futuro a su lado es bastante cobarde.

—No puede hablar de cobardía quien tiene miedo a enamorarse —ruedo los ojos.

—No tengo miedo a enamorarme, mi psicóloga me ayudó a entender que no hay nada malo en eso.

—¿Entonces? ¿Por qué no haces oficial lo que tienes con Phebe? Porque es claro que algo tienen.

—Una vez hice oficial las cosas con Phebe y ella es la razón por la que ahora me da pereza ser lindo con alguien.

—¿Phebe te rompió el corazón? —pregunto como si no lo supiera—. Es ilógico, teniendo en cuenta la forma en que te busca y como te cela.

—No sé qué pretende con eso porque así solo logra alejarme más —niega con la cabeza—. Su actitud me tiene cansado hace un largo tiempo y no sé cuánto más voy a seguir soportándola.

—La soportas porque quieres, Harry, bien puedes explicarle lo que sientes y alejarte.

—Phebe sabe que lo que tenemos no es amor, alejarme de ella solo nos va a traer problemas a la banda así que prefiero ignorarla y fingir que en un mundo paralelo me gusta su forma de actuar.

—Eso suena a que sigues estando con ella porque es seguro y la seguridad no es lo mismo que el amor, Harry —suelto imitando su voz y él me empuja suavemente por el brazo moviéndome del capó.

—Cuando superes a tu ex puedes bromear sobre mi vida.

Lo miro entornando los ojos.

—Tú tampoco has superado a Phebe.

—Claro que sí —lanza la colilla del cigarrillo a la calle y guarda sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans—. Ya te he dicho que lo que tenemos no es amor.

—Claro, y por eso subieron juntos a una habitación el otro día. Ah, no, Phebe iba a buscar su arete, ¿no? ¿El mismo arete que no había perdido?

—Ese día subimos a hablar y en todo caso, que tenga sexo con ella no quiere decir que no la haya superado —se encoge de hombros—. Lo hice en el momento en que me di cuenta de que no era la chica correcta.

—¿Ahora vas en busca de la chica correcta? —río negando con la cabeza—. Déjame decirte que no te veo muy entusiasmado en tu búsqueda.

—Estoy esperando a que ella me encuentre y mientras lo hace para no aburrirme me entretengo con todas las que aparezcan en el camino.

—¿Te has acostado con muchas chicas? —Yo solo he tenido sexo con Robin y sinceramente no me veo haciéndolo con nadie más.

—Eso es algo que no puedo responderte, Dakota.

—¿Por qué? —pregunto riendo—. ¿Ya perdiste la cuenta?

Ahora que lo digo en voz alta, suena raro pensar en que se pueden contar parejas sexuales como si fueran ganado esperando a ser marcado dentro de un tubo y el hecho de que Dylan tenga una lista con cada persona con la que ha tenido sexo me hace ruido en el cerebro.

—Claramente no, pero antes de saber algo como eso primero debes de invitarme a una cita o algo...

Ahora la que lo empuja soy yo y él forma una sonrisa boba en sus labios.

—Debería irme ya —dice señalando la puerta con la cabeza—. ¿Vas a entrar o prefieres congelarte aquí afuera?

—No evadas mi pregunta, Harry Bianchi.

—¿Por qué quieres saberlo? —sonríe clavándome los ojos en los míos—. ¿Quieres saber qué tanta experiencia tengo antes de probarme? 

—No, pero sí la clase de chicos con los que me junto —me encojo de hombros sintiendo como se acerca a mis espaldas.

—Si te tranquiliza saberlo, en toda mi vida tuve sexo no con más de diez chicas.

—Creí que serían muchas más.

Abre los brazos a la vez que ladea la cabeza y cierra los ojos.

—¿Tú?

—Solo uno —digo encogiéndome de hombros.

—¿El ex perfecto? —pregunta y yo asiento con la cabeza—. Debo admitir que creí que también tendrías una lista más amplia. ¿Llevabas mucho tiempo con el chico?

—En marzo cumpliríamos cuatro años —Mi corazón parece hacerse una bolita dentro de mi pecho—. Cortamos la relación y bueno...Ahora estoy aquí.

—¿Quieres hablar de lo que pasó?

—¿No tenías que irte? —entorno los ojos.

—Me gusta escucharte —se encoge de hombros.

—Tendrá que ser otro día —Estoy de buen humor y no quiero tirarme los ánimos abajo pensando en Robin.

—Entonces supongo que debería irme —pasa su brazo por encima de mi hombro y me da un beso en la mejilla—. Hasta luego, Dakota.

—Adiós, Harry —sonrío viéndolo caminar hacia su auto.

Dos horas después estoy acostada volviendo a dar vueltas y vueltas en la cama. Este insomnio se ha vuelto rutinario y ya comienza a molestarme, tengo algo en mente, sé que es y qué necesito hacer para que mis pensamientos se calmen, pero no quiero. No quiero sacar fuera esa melodía que ronda mi cabeza desde que salí de aquel bar ni tampoco escribirle una letra porque esta vez no podré ir corriendo a la sala a mostrársela a mamá, ni hacerle una llamada a mi madrina y la tía Camille para que la escuchen, no podré pedirle a mi padrino que me pase a buscar para enseñársela, Oliver no me va a acompañar con las palmas, Robin no me va a mirar con orgullo y papá... él siempre va a ir conmigo dondequiera que esté y solo por eso bajo de la cama encendiendo la pantalla de mi celular y comienzo a escribir.

Hola caras de bolaaaaaa

¿Cómo andan? Espero que la vida los esté tratando bien.

Quiero agradecer por el apoyo a 《Una canción no fue suficiente》, todavía no caigo en que haya llegado a 100k lecturas, les juro que es super wtf y todavía toy sentada se culo sin creerlo.

Son grosos todos ustedes, tkm, beso en la colacha al que se saque la bombacha tss ts ts ts (inserte sonido de cumbia) 💋

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